-¡...!
No consigo pronunciar palabras ningunas. Mi cuerpo se arquea, mientras observo con los ojos entreabiertos, que el de ella también. Nuestros cuerpos a bocajarro se vuelven a tocar. Exhausta y al ver que ella ha llegado al orgasmo, me reposo en el lado derecho de la cama. Observo la hora, aún nos queda un poco para continuar con la siniestra aventura.
Me recuesto sobre mis brazos y observo su cuerpo. Respira profundamente, parece una cría. Pudiera ser que después de todo, ella se ha escondido en una coraza y ,ahora, bajo la luz de la luna... se está dejando ver. He sido yo/ Soy yo, quién la está observando en su plenitud.
Le acaricio suavemente con ternura el rostro. Apago la luz de la mesita de noche. La luz de la luna y la vela... nos alumbra.
-Te cielo... -susurro casi para mí-, descansa.
-¿Crees que me lo he ganado? -le pregunta Inara, divertida, pero pensando que si alguien se merecía descansar, era Eider, porque se había ganado no solo su confianza, sino mucho más; un sentimiento que iba más allá de lo que a veces las palabras podían expresar.
Cuando su mano acarició su mejilla, Inara cerró los ojos y dejó que todos sus sentidos se estremecieran por el suave contacto, y en el momento en que volvió a abrirlos, una sonrisa imposible de detener asomó de sus labios, dirigida hacia quien había conseguido que durante unas horas, se sintiese de nuevo hermosa, por dentro y por fuera, pero sobre todo, importante para alguien.
-Gracias por esta noche, cariño. -le dice finalmente, mientras ella apaga la luz. La luna ilumina su rostro y sus ojos, sus bellos ojos, son los último que ven antes de dejarse arrastrar por un sueño que jamás pensó fuese a ser tan dulce.
Inara se despierta prácticamente en la misma posición en la cual se durmió y lo primero que ve al abrir los ojos, es el dulce rostro de Eider.
Sin poder (ni querer) evitarlo, sonríe. En un lugar en el que la gente muere, sin saber por qué, y las personas que caminan a su alrededor proyectan grandes sombras sobre sus intenciones, haber encontrado a alguien con quien poder compartir miedos, momentos de confusión... y también cariño y emociones genuinas, es algo que no puede valorarse. Inara no es capaz de ponerle precio a algo así, porque se trata de un sentimiento de los que suelen requerir toda una vida para lograr encontrarlo.
Durante un tiempo que es incapaz de determinar con precisión (son varios segundos, pero a Inara le parecen que pasan minutos e incluso horas), intenta adentrarse en el hermoso rostro de Eider, como si fuese capaz de encontrar en ella aquello que la convertía en una persona tan especial. Mirarla a ella es como mirarse a sí misma, piensa, porque la genuina suavidad de los contornos de su rostro, la dulzura de sus labios y la sinceridad de su sonrisa cuando ambas se miran directamente a los ojos, expresan todo lo que cualquiera esperaría de alguien que abre su corazón y lo ofrece sin contemplaciones. Pocas personas son capaces de expresar tanto... usando únicamente una mirada o una palabra cariñosa.
Lentamente, para intentar no despertar a su compañera, Inara retira con suavidad la sábana y se pone en pie. El suelo está frío, pero no le importa demasiado. Ya está acostumbrada a estar desnuda en lugares desconodios... y por alguna extraña razón (no tanto, en realidad) aquella habitación le resulta ya bastante familiar, así que no se siente incómoda.
Sus ojos recorren su propio cuerpo de abajo a arriba, como si acabase de verlo por vez primera; después mira de nuevo a Eider... y vuelve a sonreír. No puede evitar sentirse bien... ni tampoco mostrarlo exteriormente.
Finalmente, con discreción y movimientos cuidados, Inara comienza a vestirse, intentado pensar en cuáles debían ser sus movimientos en aquel nuevo día y volviéndose a poner una coraza que fuese capaz de protegerla a ella... a las dos.
La luz del Sol penetra por la pequeña vidriera de la ventana, lo cual indica que ya era de día. Me desperezo y palpo el lado contrario de mi cama, en busca de un cuerpo yasciente.
-¿Se ha ido...?
Rápidamente me incorporo en la cama. Estoy de espaldas, por lo que no me percato de la silueta de Inara vistiéndose.
-Entonces... ¿Se ha ido?
Suspiro apenada. Al parecer resulta que es como aquellas personas que se van y no vuelven. Solo una noche y al alba... se esfuman. Me bajo de la cama y al girarme observo sorprendida a la joven que se está vistiendo. En consecuencia, un leve brillo lloroso aparecen en mis ojos:
-Se ha quedado...
Sonrío. Me he equivocado. Ahora me siento culpable.
-Buenos días.
Le sonrío desde mi posición, ando también vistiéndome. Supongo que tendremos que bajar.
-Elige el sitio, querida. Tenemos asuntos pendientes -acto seguido, le guiño un ojo, vistiéndome con rapidez-.
Una Inara sonriente y profundamente complacida, al ver la reacción de Eider nada más despertarse, al pensar que se había marchado, le responde desde el otro lado de la cama.
-No, no me he marchado, como puedes ver.
Inara se acerca a Eider con el vestido todavía abierto por atrás. Subir la cremallera siempre es una tarea complicada para que lo haga una sola. Cuando llega hasta donde está, la rodea entre sus brazos y la besa. Es un beso tierno, de esos que se dan cuando te despiertas una mañana sintiéndote mucho mejor que cuando te acostaste, sobre todo porque no lo hiciste sola, sino acompañada de alguien que te importa... y a quien pareces importarle.
-Ahora sí son unos buenos días -le dice Inara, cuando termina de besarla y se separa.
Después, se aleja unos centímetros para observar su reacción y hablar con ella.
-Creo que deberíamos explorar alguna sala que no hayamos visto todavía, como la cocina o el patio. Dando por hecho que el patio ya fue explorado por el doctor, quizás debiéramos inclinarnos por la cocina. ¿Tú qué opinas? -le pregunta a Eider, usando su tono más sensual y cariñoso, sobre todo porque en estos momentos, no es capaz de utilizar uno diferente con ella.
Por si acaso aviso que en la cocina no hay puzzles
Gracias. Ya que estamos, ¿quedan puzzles en todas partes o en dónde?
-Gran Salón (2)
-Patio de Cristal (1)
-Gran Recibidor (1)
La cuestión es; ¿Puedes resolverlos o necesitas algún objeto?
Sonrío ante el acto de Inara. Le ayudo a abrocharse el vestido y camino a su lado hacia la puerta.
-Bien, iremos al Patio -comento con miedo y curiosidad a la vez. Esta zona lo ha hemos explorado aún, por lo que...-. A ver qué se cuece por ahí.
Decidme por privado si lleváis algo (INVENTARIO) o si dejáis algo en la estancia antes de iros.
Llevo la grabadora, nada más :3
Yo aparte de la llave que conseguí en el despacho no tengo nada, así que eso es todo lo que me llevo.
Ambas mujeres vuelven a este lugar, Eider es tirada de la mano por Inara hasta aquí.
¿Hasta aquí? Pensaba en ir hacia el comedor...
¿Lo has decidido tú?¿ Es que quieres más escenitas?
Ahora podemos ir al comedor. Lo primero era salvarnos.
Me voy con Eider al COMEDOR
Si os movéis al comedor, ahora sí, gastaréis el viaje. Eh?.
Lo sabemos. De todas maneras, espera a que lo confirme Eider. Cuando lo haga, nos mueves.
Al comedor :3
Eso, nos MOVEMOS AL COMEDOR, MASTER
Inara y Eider entran a la habitación de Eider.