Partida Rol por web

Nada más pasar por aquel lugar, uno puede abrir la boca a gusto, lo que antes parecía ser un patio interior, la desidia o el gran trabajo que este suponía hizo que lo que antaño eran hierbas y plantas bien cuidadas y recortadas se volviera una auténtica jungla/bosque/selva salvaje. El techo de cristal no hizo otra cosa que propiciar que aquellas plantas exóticas y tropicales pudieran crecer en demasía y reproducirse por todos lados. La tasa de humedad también era elevada, un ambiente sofocante para los que entraran abrigados.

En cuanto a la distribución de aquella sala se podía ver 3 puertas principales, una que daba acceso al Gran Salón, y otras dos cerradas a cal y canto. No parecía haber alguna forma de abrirlas. En otro orden de cosas había una escalera de Caracol de metal, pero el follaje y la hiedra habían comido la parte central y superior de la misma, haciendo inaccesible su pasaje. Esta llegaba hasta una pasarela de metal pintada de blanco, que daba hacia una nueva puerta elevada, la cual se encontraba entreabierta.

En aquella sala había pocas cosas que el follaje dejaba ver; algún banco por algún lado, una fuente vacía por otro lado, una caja de metal con dos tubos blancos en una esquina de la estancia, un pequeño estanque repleto de tortugas y justo a su lado unas placas de metal bajo un suelo de cristal.

Por lo demás todo eran palmeras y otras plantas tropicales y algunas autóctonas, pero nada de mayor relevancia.

Miro el lugar y me quedo asombrado. Examino de forma superficial el entorno a ver si algo llama mi atención.

Amonet se encontraba distraído deambulando por la estancia hasta que el sonido del agua al moverse llamó su atención; del interior del estanque un pequeño compendio de tortugas comenzaron a correr a velocidades casi sobrehumanastortugas mientras abrían y cerraban sus poderosas fauces. Por suerte para Amonet, fue lo suficientemente ágil como para esquivarlas.

Al parecer sería imposible acercarse al estanque o incluso llegar al otro lado de la habitación sin recibir algún que otro mordisco, quizás demasiado grande como para poder volver a hacer una vida normal nunca más.

Antonio se subió encima de Jedediah y estos dos, al medir ahora lo mismo que un adulto, se pusieron muy cerca de Amonet, MUY CERCA, mirándole a la cara por un lateral. - ¿Eres uno de los asesinos de esta casa? - preguntó Micaela con los brazos cruzados.

 Esperanto ve como Amonet era casi mutilado por las tortugas y no puede evitar echar una pequeña risa. Entendería que a sus compañeros les pudiera causar miedo o impresión un grupo de tortugas mordedoras; pero para una flowe-power-nature-friendly como la bruja aquellos seres no eran más que otro resultado del interminable amor y compasión de su deidad verde.

- No deben preocuparse, queridos hermanos... pues yo soy una amiga íntima de la Madre Tierra y de todos los seres que ella deja vivir en su naturaleza. Seguramente estas tortugas me aceptaran con sus aletitas danzando de felicidad.

 Tranquila de cuerpo y alma, Esperanto comenzó a acercarse al estanque con la paz propia de una persona que no tenía nada que temer. Solo las tortugas decidirían si su confianza en recíproca.

-¡Oh, qué bichos tan horrendos! - La dama rusa se estremeció haciendo unos teatrales aspavientos con las manos. -¿A quién se le ocurrió liberar tan horribles y salvajes criaturas en esta estancia tan maravillosa? Parecen estar guardando la habitación al otro lado, cual cerberos infernales. Igual si las distraemos... -comentó, dando por inútil el intento de la señorita Esperanto, pues solo cabía sorprenderse de cuanto iba a salpicar la sangre. Madame maslova confiaba en que no demasiado.

-Niños, dejad al señor poseído un momento, ¿no teníais un pedazo de filete? Se lo podríamos echar a las tortugas, parecen hambrientas de sangre -dijo, asintiendo con la cabeza. Ella, experta en reptiles y reptilianos.

Calev, haciendo mientras reza un salmo, lanza el cacho de carne hacia las tortugas. Mientras las tortugas se meriendan el filete, Antonio sigue increíblemente cerca de la cara de Amonet, esperando una respuesta por su parte.

Las tortugas se abalanzaron sobre Esperanto, con sus fauces dispuestas a desgarrarla hasta dejarla en el suelo en un charco de su propia sangre y vísceras; por suerte para la joven "bruja del bosque", o vegana de nivel 2, un trozo de carne voló por los aires y cayó en el estanque, haciendo que las tortugas giraran sus cabezas hacia el fondo rojizo del mismo, y como si fueran capaces de oler la sangre, se abalanzaron hasta el fondo, desgarrando y peleando entre ellas por aquella carne.

הצבים האלה הם השטן! אנחנו חייבים להרוג אותם ולקרוע את ראשיהם בשם אלוהים! - gritó Calev al ver aquél espectáculo. Antonio es estaba impacientando y cada vez estaba más y más cerca, tanto que Amonet podía sentir la respiración de este en sus mejillas.

¿Qué cojones miran estos críos, alguien me lo puede clarar?

A ver niño repulsivo numero 2, deja de respirarme en la cara joder.

Casi me mata una jodida tortuga... ¿Qué demonios pasa en esta casa?

Niña repulsiva número 1 ¿Qué tal si empezáis a decir por qué cojones me tenéis tanta manía, ¿Es sólo por el nombre? Eso tendría sentido, mis padres no me querían y de ahí el jodido nombre...

Tras las palabras de Amonet, Antonio le dio un lametón en la cara y rápidamente se bajó de encima de Jedediah para decir en voz alta. - Anto... ¡Anto An An Anton An An Antonio! - los niños se miraron entre ellos muy sorprendidos, aunque entendieron que los demás no debían haber captado ni papa. Micaela procedió a relatar lo que había pasado. - Antonio a probado el sudor de la cara de Amonet... y literalmente ha dicho "Este... ¡Este es el sabor de un mentiroso!" - los niños hicieron corro y hablaron entre ellos, finalmente Micaela, la portavoz, se giró y habló una vez más. - Como no es sudor de fantasma, la especialidad de Antonio, no estamos seguros del todo, pero hemos decidido declarar a Amonet persona non-grata.

¿Pero que cojones? El lametón me saca de quicio y le doy una patada en el culo al primero de los niños que me cruce en mi camino hacia la salida más cercana.

Edgard entró en el lugar lamentando el abandono. Aquel podía haber sido un sitio con clase, ideal para dar una fiesta con sus amigos. Una ultima fiesta de las de verdad. Sonrió para sus adentros.

Caminó con aire distraído hacia la caja de la que sobresalían dos tubos, para examinarla con más detalle cuando las tortugas hicieron su acto de aparición. Después, la bruja lechuga estuvo a punto de ofrecerse a si misma en holocausto para calmar el hambre atroz de aquellos monstruos cretáceos, pero tuvo suerte gracias a la intervención de los niños.

Algo en su instinto de periodista la hizo tomar la cámara para fotografiar con detalle el enfrentamiento entre el señor Vobiscum, o como se dijera, y la retahíla de niños odiosos. Después del lametón en la cara los niños afirmaron que el tipo era un mentiroso.

- Como si aquí alguien dijese la verdad -comentó en voz alta.

Después siguió tirando fotos hasta que el tal Vobiscum estuvo a punto de lanzar un puntapié a uno de los críos.

- ¡Eh! ¡No importa como de molestos sean, agredir a un niño está fuera de lugar, malnacido!

Tras el incidente, Edgard retomó la calma y volvió su atención a la caja.

La escalera de caracol y la pasarela llamaron rápidamente mi atención. Parecía un lugar abandonado lo cual encendía mi curiosidad y mis ganas de investigar. Sin embargo, era imposible llegar hasta allí.

- Oye, garrulo - miré con cara de malas pulgas al tipo del cigarro - deja a los nenes en paz, con lo ricos que son - dije dedicándoles una sonrisa.

Me acerqué a ver las placas de metal bajo el suelo de cristal para determinar si podía usarlos para pasar a las tortugas.

Usando esta lógica digna de un aventura gráfica para PC (aunque ninguno de estos términos juntos tengan un significado para Alexandra), la princesa aprovecha el escaso tiempo que las tortugas estén distraídas y que el resto del grupo anda metido en alguna riña que ni le va ni le viene, para agarrarse los faldones del vestido para no mancharse con tanto hierbajo y acercarse a aquella misteriosa fuente vacía para examinarla más de cerca.

-No crea, sir Richstone. Un poco de disciplina y mano dura a tiempo es lo que se necesita para convertir a un niño en alguien de provecho, a mi parecer -dijo, mientras se alejaba, paseando por aquel delicioso patio. Sin duda, arquitectónicamente, aquella es una de las estancias de mayor consideración en el castillo. Si el viejo caserón familiar allá en la Madre Patria aún estuviera en pie, quizás consideraría añadirle un invernadero o dos...

 Esperanto se aleja ligeramente espantada por la actitud agresiva de aquellas tortugas. No se esperaba algo semejante de criaturas de su Madre Tierra, pero suponía que todavía no estaba tan elevada cómo creía estarlo. Lo que sí estaba segura era de que los niños la habían salvado de unos próximos mordiscos poco placenteros. Acercándose a los niños, realiza una pequeña reverencia.

- Estoy profundamente en deuda con ustedes. Lamento haber dudado de su bondad, pequeñas criaturas misteriosas. Madre Tierra os tenga en la gloria natural...

Fox estaba maravillado con aquellas carnívoras tortugas que desfallecían por un trozo de carne que a esas alturas era evidente que estaba ya pasada.

-Que increíbles criaturas, me pregunto si son autóctonas de la tierra o traídas de otras, pues no se parecen a las pacificas que veo todos los días en mi casa a pie de playa. -Sí, Tsuokalos no sabia mucho de los quelonios y sí, dio un dato curioso de su vida sin que nadie le preguntara.

-¿Cree que esos tubos son para transportar la caja? Simulando el Arca de la Alianza vaya. Ojala estuviera a qui el tal Himmel igual pudiera darnos una pista de que demonios es todo esto. -Dijo cerca de Edgar

Tras lograr abrir con suma facilidad la caja puedes observar tras una placa de cristal todo un enjambre de engranajes, el último parecía ser un marcador, y bajo este había dos sensores uno rojo y otro verde. El único engranaje que puedes modificar es el primero, ya que tiene un pivote negro que sale por encima del cristal, pues ahí hay un pequeño agujero.

El problema es que todos estos engranajes y tal y como están distribuidos, el menor movimiento hacia un lado u otro haría sin lugar a dudas que el marcador se decantara por una de las dos opciones.

¿Moverás el engranaje? ¿En sentido horario o anti-horario?