Partida Rol por web

-Buenos días -saluda Copérnico a sus compañeros nazis mientras alza el brazo derecho. Con el izquierdo está en esos instantes atusándose el cabello-. Mi nombre es Nicolás Copérnico, astrónomo y playboy. Llámenme Mr. Copérnico. Aunque ustedes dos -les dirigió una seductora sonrisa a Hipatia de Alejandría y Rosalind Franklin- pueden llamarme Copi. Es un placer conocerla, señoritas. ¡Por el Führer!

El físico respira hondo, preparado para cumplir su cometido y observa a los presentes. Levanta su brazo derecho para hacer el característico saludo nazi.

Hola, damas y caballeros. Soy James Clerk Maxwell, dispuesto a servir al Reich.

Al oír los coqueteos de Copérnico, el científico le comenta serio.

Por favor, señor Copérnico. Centrémonos en nuestra misión, luego habrá tiempo para la diversión.

-Buenos días, señores...señorita -comentó Hipatia de forma educada.  Bien... ¿tenéis pensado a quién eliminaremos hoy?

Rosalind levantó una ceja ante el coqueteo de Copernico. 

- Encantada de conoceros, soy Rosalind Franklin, - dirigiendo la mirada a Copernico esbozó una media sonrisa - te tomaré la palabra, Copi,  puedes llamarme Rosalind, definitivamente no Rosie - comentó torciendo el gesto al recordar a un antiguo compañero.

- Por el momento no tengo muy claro a quien deberíamos eliminar, mas creo que tendríamos que empezar por los que parezcan más peligrosos.

Rosalind comenzó a escribir algunos datos en un papel. Tras unos momentos analizando cuidadosamente el papel miró a sus compañeros.

- Si actuamos bien, tal vez podamos librarnos de más de uno en las votaciones. Por el momento tanto Sócrates como Erwin tienen 3 votos y Aribert Heim, Emmy Noether y Manuel Jalón tienen dos votos. Si provocamos un triple empate es posible que nos libremos de tres al mismo tiempo. Tanto Hipatia como Copérnico como yo hemos votado, por lo que tendremos que jugar con los votos de los señores Galileo y Maxwell. El problema es que todavía sólo se han emitido 17 votos y podría pasar cualquier cosa. ¿Qué les parece señores y señorita? ¿Alguna idea?

-Creo que Galileo podría arriesgarse a votar a Aribert Heim, y Maxwell con Emmy Noether. Jalón parece haberse quedado totalmente mudo, por lo que quizá no merezca la pena centrarnos en él. Si nadie más votase, podría salirnos muy bien. Lo importante y fundamental en las votaciones es que no pongamos todos los huevos en el mismo saco. Es decir, que no votemos lo mismo para no delatar que somos aliados.

- Somos de la misma opinión, Copi, yo también creo que repartir los votos es la mejor idea. Votar al señor Jalón ahora mismo no sería muy productivo, ya que tu también votaste por él, de todas maneras parece que ha despertado y ha votado por Socrates, ya veremos como siguen las votaciones y si podemos modificarlo de alguna manera para al menos conseguir librarnos de 2 de ellos.

Entiendo vuestro intento de eliminar a cuantos más mejor pero debemos comprender que nuestros enemigos no son meros mentecatos. Una vez Sócrates ha mencionado que puede sobrevivir y los votos a él han subido, hacer que se igualen justo con el segundo más votado sería muy sospechoso. Sobre todo a estas alturas de las votaciones.

Podemos ver si lo que dice es cierto. Si lo es, podríamos encargarnos de él. 

- A estas alturas mi plan no es factible exactamente por lo que dice, señor Maxwell, una lástima, pero podemos ver de intentarlo en las próximas votaciones. En mala hora despertó Jalón para emitir su voto. Por suerte, ninguno de nosotros está en riesgo de que salga votado.

-Compañeros, puede que solo sea una impresión mía, pero creo que deberíamos encargarnos esta noche de Alexander Fleming. No ha intervenido mucho, pero cuando lo ha hecho, ha sido para ofrecer buenos razonamientos y una gran facilidad de palabra. Ahora no tienen datos, por lo que sus palabras solo son eso, palabras, pero cuando empiecen a tener datos o sospechas... Fleming puede mover a mucha gente.

-También habrá que librarnos en algún momento de Sócrates y Miguel Servet, aunque ambos parecen enlazados, como si se profesasen un gran cariño. Siendo unos inocentes confirmados, es posible que esta noche les estén protegiendo, por lo que no nos trae a cuenta matarlos aún.

Sieg Heil!

Algo extraño ocurre, en una de las visitas al baño mixto, que es en donde se encuentra vuestra "base de operaciones secreta", Rosalind Franklin no aparece. Al parecer también ha desaparecido de la velada sin dejar rastro alguno.

-¡Nos roban a nuestras mujeres! ¡Malditos demócratas!

No me parece mal la idea de Copérnico. Los inocentes confirmados son seguramente sujetos de protección ahora mismo. Además dependiendo de como salgan las nuevas votaciones, pueden ser muy útiles.

Después el científico se fija en la desaparición de su compañera.

¿Maldita sea, quien es el responsable?

El astrónomo notaba que después del secuestro de Rosalind Franklin, los otros sabios se estaban mostrando un tanto reservados. Pero aún tenían que decidir a quién iban a matar esa noche. Que para algo les pagaba el Führer, si es que les pagaba, claro...

-Señores, señorita... -Copérnico miró a Hipatia con ojos de deseo-, se nos está acabando el tiempo. ¿A quién votamos eliminar esta noche? ¿Alexander Fleming?

Estoy de acuerdo con la opción de Fleming. Al fin y al cabo, si acaban saliendo uno de esos dos de líderes, ya sabemos por donde podemos tirar.

Después de eliminar al joven Fleming deberíamos esperar por que nuestra refinada compañera aparezca o tratar de encontrar al bribón que atacó a la refinada Rosalind- Trabajar para el Führer daba incluso risa pero no quería filosofar al respecto.

Tambien deberiamos ver como logramos que las próximas votaciones resulten a nuestro favor pero si todos votamos por la misma nos veremos descubiertos- peinaba mi barba tratando de filosofar la mejor forma de actuar para que nuestros propósitos fueran llevados a su auge.

Algo extraño ocurre, en una de las visitas al baño mixto, que es en donde se encuentra vuestra "base de operaciones secreta", Rosalind Franklin aparece. Al parecer había vuelto a la velada nuevamente.

-¡Franklin! ¿Dónde has estado? ¡Temí que esto fuera una conspiración para dejarnos sin mujeres!