Partida Rol por web

-Vaya, sinceramente no esperaba que llegara tan pronto y de manos de los impulsivos. -Saludo Alan a su manera -Y no se preocupe, que DaVinci de lo único que es culpable es de formar parte de la tripulación asesinada por su colega Fleming. -Asintió solemnemente.

Christoph negó con su cabeza.

—Ningún impulsivo, señor —explicó con certeza—. Estoy completamente seguro de que he sido objetivo de una habilidad, posiblemente la de Copérnico, alguien a quien preferí no poner en la lista de sospechosos para acortar la incertidumbre pero evidentemente fue un error, pues pongo mi mano en el fuego al decir que es un nazi. Por cierto; Fleming hizo todo lo que estuvo en su mano y aunque el asesinato a Da Vinci no fue un acierto menos acierto aún fue lo que hizo Da Vinci al morir, delegándole su habilidad a un fascista.

Christoph se peinó su fantasmagórico cabello.

—Ahora que los bandos y las enemistades ya no importan... Cuénteme, Stern, ¿cómo es ser un alien? ¿Esa era su verdadera forma? ¿De dónde viene? ¿Cómo es su planeta? ¿Para qué vino? —dependiendo de las respuestas, quizás y sólo quizás el alien podría llegar a competir en asombrosidad con Christoph. Aún así, posiblemente no diese la talla.

-Vaya vaya, parece que Copérnico ha movido ficha. El Asombroso había evitado ponerlo en su lista de sospechosos para acotar las posibilidades, pero fue un error. De todos modos el resultado final había quedado escrito en piedra en el momento en que Da Vinci hizo heredero a un nazi. Y sí, Copérnico, eran y son tontos -dijo con una sonrisa torcida-, el problema fue que algunos inocentes tampoco se quedaron atrás -analizó, observando a Wilhelm y a un par de científicos más-. No sé qué sentido tiene seguir actuando si el resultado es ya fijo. Aunque bueno, Servet podría cambiar las cosas con un poco de suerte, pero visto lo visto es algo que dudo mucho... En fin —dijo cerrando los ojos y mostrando una sonrisa serena—. A los inocentes restantes: alégrense. Tendrán la oportunidad de deletirarse con mi magnificencia espectral en el más allá. De hecho, ahora mismo estamos haciendo un duelo de asombrosidad con Stern que spoiler —susurró—, ganaré yo —dijo con una guiñada dirigida al para nada asombroso Wilhelm—. Nos vemos luego.

1.-Da Vinci no hizo nada de lo que usted dice.

2.-Soy tan humano como cualquier otro de los presentes.

—¿Que Da Vinci no hizo nada de lo que digo? ¿Cómo puede afirmar eso? —preguntó el Asombroso—. Y usted de humano tiene lo que yo tengo de no-asombroso: nada. Vamos, conteste sin miedo. ¿Cómo es Marte? —le preguntó al marciano.

-Con esa respuesta me demuestra una vez mas que nunca ha sabido nada... Supongo que los del otro lado ya sabían de eso y prefirieron mandarte aquí. -Se encogió de hombros.

-Y por si tiene dudas, yo quería ir a Pluton no ha Marte. Pluton es lo mejor, seguro que si y así podría cerrarle la boca al listillo de Neil Degrasse, pero prefirieron acabar con mi inocente tripulación y un servidor. Sinceramente, con mi muerte los científicos han perdido su mejor baza para ganar. -Nego con la cabeza tristemente.

Luego miro a Pasteur. -¡Anímate hombre! Al menos lo has hecho lo mejor posible.

—Sus creencias no son demasiado relevantes, Stern. Y... me apena que no sea usted un alien, pensaba que por fin habría alguien capaz de competir en asombrisidad conmigo, pero me equivocaba —comentó el Asombroso, algo desepcionado—. Como sea, sigue sin mostrarme sus supuestas pruebas por las cuales Da Vinci no habría hecho lo que sugiero que hizo.

Lo único bueno que me trajo la muerte fue librarme de una vez de la absurda verborrea del Helmchen, pero no... el cruel destino me iba a seguir penalizando con eso hasta en el más allá...

Señor Helmchen, lo que está demostrado es que usted no se calla ni muerto, resulta asombroso... eso si he de reconocérselo. Ya que sus padres, al parecer, lo vacunaron con la aguja de un tocadiscos, sería tan amable de responder a una pregunta... ¿fue usted quien obligó a los lobos a matarme?

Por otro lado... yo nací inocente, calé profundamente a Heim y a Maxwell antes de que este último me convirtiese... ¿qué le pareció mi defensa de Steinkopf? Sabía que no era nazi, y usted se empeñaba... ¿cumplí mi objetivo de sembrar la duda en usted?

—Ah... Los científicos asombrosos como yo no hemos nacido para callar, Wattson, hemos nacido para triunfar y exponer nuestras mangíficas ideas incluso después de la muerte. No fui yo quien obligó a los nazis de asesinarle; de hecho, me sorprendió gratamente que esto sucediese. La única teoría que barajo es que además del de Fleming, Da Vinci haya tenido la suerte de haber copiado mi poder, y el nazi heredero de este poder lo haya usado en usted. ¿Por qué? No lo sé, no me pregunte. Quizás no es un nazi sino otro miembro más de un tercer bando. En cuanto a Wilhelm: ciertamente caló una profunda duda en mí, pero la actitud del hombre no encajaba en absoluto con la de un inocente. Ahora mismo considero que es más posible que sea un inocente a que sea un nazi, pero como dije antes: con inocentes así quién necesita nazis. De hecho creo que si alguien hubiese intentado convencerme con palabras de su nazismo hacerlo mejor de lo que lo hizo Wilhelm habría sido imposible.

— Me parece que esta muy equivocado en mi persona señor yo no legue a nadie nada, ni nazi ni inocente como un servidor. En lo que si estoy de acuerdo es en que Copérnico es un Nazi.

— Señores, esos bastardos nos han ganado por la mano y tienen esta situación controlada por desgracia.

El asombroso Christoph levantó las cejas. Uno pensaría que si se seguían levantando de esa forma acabarían saliéndose de su rostro. Pero no.

—Usted no... ¿no heredó nada? —preguntó claramente confundido—. ¿Por qué no? —La mirada de Christoph pareció perderse por unos momentos, mientras reflexionaba—. Bueno, si usted no delegó nada hay demasiadas incógnitas en juego que, la verdad, no tengo idea de cómo responder.

Alan sonrió ante las ultimas palabras que escucho por parte de Helmchen.

¿Es en serio? ¿Acaso no basta con tener que soportar a ese farsante en el otro mundo, que también tengo que aguantarlo aqui? - digo con hastío mientras salgo de las profundidades del infierno bastate contrariado.

Esos malditos nazis me pusieron aquí y ahora usan mi cuerpo como marioneta de ventrílocuo. Pardiez, sí que me ponen de malas. - añado mirando todos los presentes.

Christoph sonrió un poco y miró hacia un lado.

—Bueno, sí... Ehm —El Asombroso se aclaró la garganta—. Quizás exista la posibilidad de que no hayan sido los nazis sino algún hombre sumamente asombroso que ande suelto por ahí, capaz de usar sus habilidades incluso después de la muerte... S-si existiese alguien tan asombroso como para poder hacer eso, claro —dijo distraídamente mientras limpiaba sus lentes fantasmas y comenzaba a silbar.

¡Agárrenme porque a este nazi lo remato aquí mismo! - grito mientras intento atrapar con mis manoa fantasmales a Helmchen bastante cabreado.

Christoph miró a los lados. No veía a ningún nazi participando de la conversación, ¿Se refería a él? ¿Al mismísimo Christoph Helmchen? ¿Al Asombroso?

—Mire, Pasteur, le podría dar mil y un razones que hacen obvia mi inocencia pero le daré la más simple en la que puedo pensar ahora mismo: Si fuese un nazi debería rendir culto a Hitler... Heh, ¿Me imaginan? ¿A mí? ¿Rindiéndole culto a otro hombre? Pff... Quizás si fuese un clon mío mejorado biónicamente lo alabaría incluso cuando fuese un pequeño Christophito Helmchen, mas ni siquiera en ese caso le rendiría culto pues ninguna copia barata podrá jamás equipararse al original. El original es, sencillamente, irremplazable. Yo soy irremplazabe. ¿Lo entiende, Pasteur? Pregunto porque de hecho no me sorprendería que no fuese capaz de apreciar mi asombrosidad; hace falta un CI demasiado elevado para lograrlo que no se ofenda pero dudo que usted posea.

Era una verdadera sorpresa que Pasteur estuviese vivo y muerto a la vez, en ambos planos. Desde luego los nazis les habían ganado la tostada, en especial porque Helmchen había estado confrontando incansable a Steinkopf y dirigiendo las acciones de una inmensa mayoría que no había sabido actuar con criterio propio. Alexander suspiró, ya creyendo que las probabilidades de que los científicos inocentes lograsen la victoria eran minimas.

- Copérnico y Franklin, ellos dos son los nazis infiltrados que restan con una altísima probabilidad. - sentenció Alexander con la tranquilidad de quién ha hecho un buen trabajo en general, pese a que no se haya logrado el objetivo. A estas alturas, ya no hay dudas de que Maxwell era uno de los lobos originales, y que al inicio transformó a Schrödinger. Mi elección eliminando al señor de los gatos fue acertada, y tras la muerte y posterior resurrección tanto de Pasteur como de Maxwell, debí dudar de inmediato de que era científicos inocentes. ¿Teniendo yo la habilidad de resucitar a alguien, iba a haber otro inocente realizando la misma función? Creí que quizá había copiado mi poder un inocente, y que quería mantener el anonimato, pero eso estaba muy lejos de la realidad...

¿Quién es la especialista en ADN, quién podría secuenciar las habilidades de los muertos y usarlas en su favor? Claramente la señora Rosalind Franklin, la cual estoy completamente convencido de que fue quién resucitó a Maxwell y Pasteur, y quién recientemente ha aprendido a sintetizar mi hongo letal.

Copérnico realmente jugó bien sus cartas, alegando que solo estaba desviando los ataques no letales que recibía, lo cual pienso que en verdad no mintió en cuanto a su habilidad, pero si en cuanto a su naturaleza. Fue francamente inteligente.

Para Alexander ya todos los roles habían sido desenmarañados, restando ver la resolución de los acontecimientos.

- Señor Stern, solo resta una duda en mi cabeza que me gustaría que me resolviera con sinceridad. ¿De quién era el objeto en forma de luna que me eliminó? ¿Suyo en venganza por desenmascararle como el secuestrador? ¿O realmente era inocente, y que se yo, quizá el señor Galileo Galilei realizó una última acción desesperada en pro de los suyos, siendo desenmascarado otro nazi? Aunque bueno, cabe la posibilidad de que usted  simplemente fuese un tercer bando neutral con sus propios intereses, ¿le gusta el arte de la música, señor Stern? ¿Nunca ha sentido esas ansias de ser el "flautista" o "violinista", acaparando la atención de los presentes?

Señores pertenecientes al grupo de los científicos NO nazis... ¿qué les parece un juego? Ya que tenemos que estar aquí, en esta especie de purgatorio dantesco, y sin más remedio que seguir oyendo al señor Helmchen... ¿Por qué no lo hacemos más interesante?

Comencé a exponer a la ver que llenaba un vaso que por arte de birlibirloque había aparecido en mi mano de aguardiente infernal... no porque tuviese alta graduación... si no porque ardía de lo caliente que estaba... puagh... mmmm... rico.

Como decía, ¿y si hacen una porra? Señores "inocentes"... quedan 7 científicos en juego... ¿cuales son nazis y cuales no lo son? Quedan: Noether, Pasteur, Jalon, Servet, Copernico, Franklin y Steinkopf.

Obviamente yo no voy a votar, pues se.

—Mi confrontación a Wilhelm fue totalmente razonable —le dijo a Fleming, quien al parecer no sabía que en el más allá pensar era lo mismo que hablar—. Si el hombre hizo todo lo posible y más para pasarse por nazi y llamar mi atención no es mi culpa —se defendió con los ojos cerrados—. En cuanto a las posibilidades de victoria... Sí, bueno, son nulas. Quizás si Servet hubiese actuado a tiempo podríamos haber tenido alguna posibilidad, pero ahora ya es demasiado tarde. —La magnífica mirada de Helmchen se posó sobre Watson—. Si con "sin más remedio que" se refiere a "con el privilegio de", estoy de acuerdo, ciertamente tienen el enorme privilegio de poder seguir escuchando mi dulce voz. En cuanto a los nazis restantes... Al igual que Fleming pienso que Copérnico y Franklin son nazis. El tercer lugar se lo lleva Noether o Jalón, aunque no sabría decir cuál de los dos.

Al parecer el infierno era real tal y como el bien sabía y allí fue a donde llegó Manuel Jalón por sus actos en contra de Dios. ¿Enserio?. ¿A quien se le ocurre tratar de hacer "Data Mining" con las cosas que ha hecho?. ¿Acaso no podía aceptar un "Es así porque así lo ha decidido Dios"?. No. Al parecer no, tenían que ir por ahí preguntando, estudiando, experimentando... ¡Qué vergüenza!.

Y también Louis Pasteur, Aribert Heim, Richard Fyenman, Alfred Nobel, Michael Faraday, Erwin Schrödinger, Santiago Ramón y Cajal, Jane Goodall, Robert Alexander Watson-Watt, James Clerk Maxwell, Alan Stern, Gregor Mendel, Hipatia de Alejandría, Galileo Galilei, Leonardo Da Vinci, Alexander Fleming, Socrates y Christoph Helmchen.