Partida Rol por web

Me separo de Abrel tenerus cuando termina el tango y me coloco el traje mientras digo, Que tiempos aquellos en argentina... Ojalá volvieran de nuevo, le choco las cinco de forma amistosa y le invito a unirse a mi en la barra.

¿Te puedo invitar a un vodka-martini mezclado no agitado? Al llegar puedo ver a Agnes molesta y le presento a mi amigo.

Agnes, te presento a Abrel Tenerus, Abrel te presento a Agnes Mary Extravanganza Corpiño de Libramorte, él fue mi profesor de baile en argentina hasta que se hizo un hueco en la policia y abandonó la enseñanza.

Encantado señorita Agnes, es un verdadero placer que Abbadon me presente a la mujer más guapa de toda la fiesta. Extiendo mi mano pidiendo permiso para estrechar la suya y besarla suavemente.

Me quedo viendo todo lo que pasa como si fuera un culebrón de mediodía.

Y me empiezo a plantear que carajo hago yo aquí.

Sonreí al intento del hombre de remediar la situación, y acompañe a la joven hasta la mesa que ocupabamos con la señorita Schmidt, apartandole una silla antes de regresar a mi propio lugar afortundamente tan vacio como lo había dejado.

-Un placer conocerla, Lili. Mi nombre es Amanda Sasher, y la señorita aquí presente es Victoria Schmidt

Nos presenté acercandole el tercer vaso que muy correctamente había adquirido vaticinando un futuro dueño.

-Oh no, no creo que esa haya sido su intención en lo absoluto. Más bien creo que estaba intentando hacer de esta noche algo más agradable para alguien tan joven como usted

Tome un trago de mi bebida, cruzando las piernas bajo la mesa, y dando un vistazo a la francamente diversa habitación, antes de regresar la atención a mis interlocutoras.

Debía ser muy crédula para creerme tal elogio pero ahí estábamos, aunque no era mujer de segundas oportunidades era fácil convencerme –el gusto es mío señor Tenerus- mire a Abbadon una vez más para luego guiñarle el ojo.

-Así que es instructor de baile, entonces concédame esta pieza – tome la mano del señor Tenerus, mientras con una mano indicaba a los músicos que colocarán una buena pieza musical para el baile.

Jason miraba de reojo la escena mientras mareaba su copa, sabia que no solía beber, que el alcohol no le sentaba bien porque embotaba sus sentidos, y este brebaje con su 92% de alcohol, era capaz de tumbar a cualquiera, menos a los que habían estado en el infierno de la guerra puesto que era lo que bebían para calmar el miedo, el miedo de todos aquellos fantasmas que le perseguían día y noche y le hablaban, por lo que no era raro oírle hablar solo en la barra una conversación consigo mismo... no mi teniente, esto no es una escaramuza del enemigo, estoy aquí como invitado, mi tarea no es matar a toda esta gente, eso ya no son mis menesteres, ahora me dedico a salvar almas, no ha extraerlas de los cuerpos, no, no le voy a obedecer, no me han hecho nada, si, la niña es repelente, pero no por eso he de sacarla el bazo por la boca, si, ya sé que fue muy divertido con los chinos, pero no, la enseñaré modales y no mi cuchillo de caza, teniente es usted muy pesado, no voy a matar a nadie, estoy de permiso...

Acto seguido se bebe su bebida de un trago y se puede ver como cambia de color, ese líquido producto de una mente enfermiza le empieza a recorrer por el cuerpo y hace q ponga caras raras hasta q finalmente se desploma su cabeza contra la barra con un sonoro golpe.

Al los pocos segundos levanta la cabeza, la mirada esta perdida y hace señas al camarero para q le ponga otra... pero esta vez que ponga a su lado otra copa y dice brindemos teniente

mis observaciones  me convencen cada vez mas de que esto esta lleno de pacientes potenciales, que dolor me causa saber que en el mundo hay tanto desequilibrio, es una tristeza  todas las perdidas que esto causa

Viendo todo el revuelo en este lado de la barra, cojo mi bebida y voy al otro lado por el bien de mis oídos y me siento al lado del señor que mira con expresión de vergüenza ajena (Fabrice De Viega). Mirando toda la escena creada por la niña, el rubio y compañía, me giro a Fabrice y le comento:

Veo que no soy el único que se queda sin comentarios viendo a algunos invitados en esta fiesta.

- Tiene toda la razón esto antes, esto tenia una clase propia de la alta sociedad, ahora parece un mero culebrón de media mañana o algo peor, hacia donde va esta sociedad.

Me giro hacia el joven que se a puesto a mi lado (Dalibor Alexander) y digo:

- Pero donde están mis modales, mi nombre es Fabrice De Viega.

-Buenas noches, un gusto, soy Victoria Schmidt, si ha leído correctamente, la anterior conversación, supongo sera innecesaria la replica, palabra que en este momento quiere decir que estoy citando algo anteriormente escrito en una charla que nos precede y que me encuentro haciendo consciencia sobre mi posición como personaje dentro de un juego sanguinario -tras acabar mi frase espero el silencio incomodo-. Perdón, ultimamente he ido mucho al teatro y eso de romper la cuarta pared me parece algo muy vanguardista, sólo esperemos que mi comentario no sea alguna especie de ironia dramatica -doy una especie de risa viendo que probablemente espantaria a mi compañía con mis comentarios escupidos por mi inseguridad -mejor, cuentenme mas sobre ustedes.

Le miro con una cordial sonrisa.

Me llamo Dalivor Alexander, encantado. 

Aunque también creo que no todos los neofitos de aquí manchan el nombre de la V.F.D. Por ahí veo a gente con los modales y actitud adecuada para una velada como ésta.

Digo mientras voy mirando a los diferentes lugares donde se encuentran Xavier Rossentthon, Amanda y las demás y finalmente Sharik Ebouaney. Luego contemplo la escena en la que Jason habla solo y comento:

Y en en el caso de ese pobre hombre, no creo que sea cuestión de modales.

Sonrío y miro el baile de Agnes con Tenerus, ya sabía que mi antiguo maestro era muy sensual bailando así que no me sorprendió ver sus típicos movimientos nada más empezar el tango, la mano derecha era su especialidad, a mitad del baile me acerco y relevo a Tenerus para bailar igual de sensual con Agnes, luego nos vamos turnando hasta que acaba la música, si alguien ha visto teatro, podría parecer una discusión entre tenerus y abbadon por el amor de Agnes. Al acabar la música beso el cuello de Agnes a la vez que digo susurrando: ¿Seguro que hay que esperar al final de la noche para irnos a la habitación? Podemos ir los tres si te place...

Y fue en ese mismo momento. En ese momento y no otro, en que el joven Howerd Thonctot (que originalmente no se llamaba así pero que actualmente se hacía llamar así y que, por tanto, podía ser considerado su nombre real , o al menos, tan real como cualquier otro que decidiese usar) escuchó algo que desencadenó toda la serie de sentimientos que anteriormente habíamos avanzado.

Y es que el último sonido que a sus oídos llegó disparando esta eventualidad, provocó que el joven callera fulminante e inevitablemente enamorado. Y aunque aquí pudiera entenderse que lo último que oyó fuera la voz masculina y grave de un apuesto hombre de color (de color negro, para ser más exactos), o quizás el susurro del ligón rubio (que parecía luchar por hablar simultáneamente a Howerd), en realidad esto no llegó a sus oídos porque se quedó eclipsado por el vibrante sonido anterior: la armoniosa y sincera risa de una joven dama. Bien pudiera ser que no fuera armoniosa, e incluso que no fuera sincera. Es más, es probable que apenas pudiera ser considerada risa, pero en cualquier caso, así fue como Howerd la percibió.

Levantó la mirada por encima de la multitud, cual suricata, mientras la especie de risa llenaba sus tímpanos y su corazón de alegría, y entonces la vio.

Victoria Schmidt, aunque Howerd aun no conocía su nombre, la aprendiz de burócrata que se apropiaría del corazón de nuestro joven amigo. Fue un flechazo.

En su interior, el corazón y el alma de Howerd saltaron dichosos

Cuando habló, lo hizo sin ser muy consciente de lo que proponía.

¡Ey, Ethan! ¿Por qué no vamos a sentarnos un poco más lejos de la barra? ¿qué tal cerca de aquella mesa? - Dijo señalando con un gesto de barbilla la mesa donde la mujer que habitaba en sus sueños se había materializado.

- Es un placer conocerle, señor Dalibor. 

Pego un trago.

- Aunque, realmente espero que esto no se descontrole mas de lo que ya esta, aunque solo sea por respeto a los niños presentes. 

Aunque viendo como van las cosas mas que una reunión esto va a ser una bacanal, empieza a darme algo de vergüenza estar aquí.

¿Usted que opina de como van las cosas?

Jason oye las palabras un tanto indignado sobre lo que comentan sobre él.

Sr. Dalibor, no es cuestion de modales u otros menesteres vanales, es cuestión de fé... Usted en que o quien cree?

Además probablemente le podria dar cuestion de modales y moralidad, por ejemplo:

su corbata no es la más adecuada: La corbata roja es la corbata del poder, los rojos más oscuros, como el bermellón, pueden ayudar a construir confianza, es usted una persona que ansia el poder? o que busca que confien en usted porque esconde algo? Quiero creer que no caballero... tengo fé en usted, aunque usted no la tenga en mí, es más tengo fé en todos los presentes, ninguno puede ser tan mala persona como lo he podido ser yo en el pasado, pero si yo gracias a la fé he podido redimirme, podreis todos vosotros.

Jason no esperaba respuesta alguna...

Me giro y miro a la persona que ha interrumpido nuestra conversación (Jason):

- No cree usted señor, que, para dar lecciones de moral, primero debería aplicar esas lecciones en usted.

Y antes de que se vaya le diré una cosa, está bien que lea y se informe apropiadamente, porque usted ha tenido la descabellada idea de hablar de la teoría de "Mark Woodman", sin haberla entendido para nada.

Tiene razón en que a las corbatas rojas se las llama corbatas de poder, pero su significado no es ese; significa que se tiene fuerza y pasión, pero en el sentido de que uno se ha hecho a uno mismo y ha llegado a triunfar.

Y ya que a leído la teoría de "Mark Woodman", no debería aplicarse esa teoría a sí mismo, para no meterse en fregados como estos, la arrogancia es la virtud de las prendas negras. Aunque yo también me incluyo cuando me refiero a la arrogancia y me costó caro.

¿Y qué esperabas que te trajeran si pides veneno? ¿Cianuro? - dijo sorprendido al ver la reacción de Lucas al recibir la Cruzcampo - Pues lógicamente te traen el veneno que has pedido. Anda pidete algo decente y que no asesine a nadie tras la ingesta.

Observó con ojos golosos al bombón que había aparecido en escena, pero por lo visto el chico que tenía al lado le había puesto los ojos encima y de hecho le había propuesto acercarse algunas mesas. - Está bien, está bien, veo por donde vas. - le hizo un gesto con la cabeza, incitándole a seguirlo y finalmente llegaron a la mesa donde se encontraba Victoria Schmidt, a la cual le dio un par de toques en el hombro y al girarse esta pronunció de manera firme - Hola ¿conoces a Howerd? - y tras decirlo se alejó como si nada, volviendo a la barra junto con Lucas y observando el pequeño escenario que había creado para su compinche.

Jason mira al ojo bueno del Señor De Viega, porque es descortes mirarlo como si tuviera un mono en la cara al tener que cubrir parte de ella.

Sr. De Viega, disculpeme si he sido grosero y arrogante, su amigo ha insinuado algo sobre mi persona prejuzgandome, solamente he querido puntualizar un dato, no he dicho que fuera verdad, solo una mera insinuación, para que vea que todos podemos prejuzgar a la gente, y obviamente, sobre usted podría hacerme una idea preconcebida, pero no quiero, tengo fé en que usted y su compañero de la corbata roja, sean buenas personas, la fé mueve montañas.

Mateo 17:20 Jesús dijo: “Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “trasládate de aquí para allá”, y se trasladara. Para ustedes nada será imposible.”

La fé mueve montañas, el amor mueve universos y yo movía almas al averno, pero ya no. No teniente, ya no, ya no soy el de antes, callese que es de mala educacion interrumpir.

Disculpemen si les he ofendido, por favor acepten una bebida, haciendo una seña al camarero le pide que sirvan dos Bruichladdich X4 Perilous más.

Y como dato, no voy de negro, voy de luto.

Jason sentia que como siempre la habia cagado por hablar más de la cuenta, no era un hombre de oratoria, se caracterizaba por ser un hombre de accion...

Entonces sacó del bolsillo un cubo de rubick, y se dispuso a deshacerlo y volverlo a hacer a velocidad de vertigo, eso le relajaba, le mantenia entretenido, concentrado y lo más importante, con la boca callada...

No había duda de que la tía Agnes y yo nos llevaríamos muy bien. Cogí el dulce y me fui dando saltitos mientras me iba comiendo la paleta. Miré alrededor en busca de algo para entretenerme. Durante las fiestas de mis papás acostumbraba a jugar con otros niños, o más bien me dedicaba a darles órdenes, pero allí sólo había aburridos adultos. Vi un par de niños y sonreí traviesa, unas vícti... unos amigos perfecto para que jugaran conmigo a ''Darla es la reina''. Sin embargo, llamó mi atención un hombre que hablaba sólo con un vaso. 

- ¿Niña repelente? Pobrecita, seguro que no ha sido bendecida con una encantadora presencia como la mía - miré alrededor en busca de aquella pobre alma desgraciada. Y fue entonces cuando me di cuenta de que... allí no había ninguna niña más.

Molesta en un grado que podríamos catalogar como enfadada, me di la vuelta y me acerqué al hombre que en aquel momento estaba hablando con otros dos hombres más.

- Disculpe, señor (Jason), acaso le parece que esta adorable carita puede ser repelente - con un gesto de indignación señalé mi rostro.