- NOCHE 3 -

El inicio de la Noche implicaba muchos peligros pero a su vez muchas oportunidades, y tan solo aquellas personas habilidosas, con recursos o con algún don particular que fueran lo sufiicentmente valientes o estúpidos harían algo aprovechando la nocturnidad y alevosía. ¿Qué es lo que pasaría esta vez?.

Akira Takahashi había sido aceptado por Ena Ahane para ser su compañero de habitación; por lo que deberían de tener cuidado a la hora de hacer sus cosas, pues convivir es algo bastante complicado de hacer, mucho más en un estado de paranoia en donde cualquiera puede ser tu enemigo... Así que tan solo queda una única pregunta lógica: ¿Se traicionarían mutuamente por ver quien se queda con la litera superior?.

Akira Takahashi se acercó a la Habitación α donde se encontraba Ena Ahane. El corazón le latía acelerado por la tensión que lo rodeaba, pero decidió fingir serenidad. Golpeó suavemente la puerta y, al abrirse, se encontró con la mirada sorprendida de Ena.

-Ena, necesitaba hablar contigo, dijo Akira con voz calmada. -La situación aquí me tiene preocupado y he decidido ir con alguien para sentirme más seguro. Agradezco el abrazo que me diste antes, me hizo sentir que puedo confiar en ti.

Ella lo había abrazado, pero esa muestra de afecto, en medio de la desesperación que les rodeaba, le daba cierta esperanza de que pudiera encontrar un aliado en ella.

-Espero que tú también puedas confiar en mí-, continuó Akira, buscando establecer una conexión con Ena. -Nuestra supervivencia depende de trabajar juntos y descubrir la verdad detrás de estos horribles crímenes. ¿Qué opinas sobre lo que está sucediendo aquí?.

El Joven mantuvo una mirada penetrante, esperando la reacción de Ena. Sabía que debía tener cuidado con sus palabras y acciones, pero también anhelaba encontrar a alguien en quien pudiera confiar en medio de este juego mortal. 

Fui hacía mi habitación tarareando una cancioncilla feliz. Esta noche iba a ser más divertida que la anterior con alguien con el que charlas, no más rebuscar en la habitación en busca de algo interesante.

- Kawaiko-chan, qué bien que hayas venido conmigo - dije animada mirándolo - ¿prefieres que te llame Akira-kun?

Escuché atenta lo que me contaba pensativa, asintiendo de vez en cuando.

- Mmmh yo también estoy preocupada, hay muchos malvados por aquí - en cuanto habló del abrazo se llevó las manos a las mejillas con gesto tímido - me vas a hacer subir los colores - dije con una ligera risilla.

Luego, lo miré fijamente con una sonrisa y una mirada algo más seria para hablar de lo que realmente importaba.

- Yo también quiero ayudar para que podamos capturar a esos asesinos y salir de aquí, pero no creo que pueda hacer mucho - puse cara algo desanimada - no soy policía ni héroe ni investigadora ni nada parecido, sólo soy una civil que quiere salir de aquí. Mis habilidades sólo me sirven para poder protegerme.

También creo que el viejito de las bragas es alguien normal como yo al que sólo le gusta coleccionar ropa interior femenina, pero no puedo garantizarlo.

-Ena-chan, puedes llamarme como tú gustes, que bueno encontrar alguien como tú, en este lugar. No me equivoqué al entrar a tu habitación. Cómo funciona tu protección?, Yo no tengo quirk pero también puedo protegerme a mi o a alguien. Deberíamos hacer caso al plan de hacer parejas cada noche para tratar de detener a los asesinos y no puedan actuar tan libremente. Hablaste también de un objeto maldito, que crees que haga? O por qué dices que está maldito?

por mi parte creo que estaremos a salvó mientras no salgamos está noche.

- Oh, pues me te llamaré Akira-kun, debemos ser serios, aunque de vez en cuando tal vez te llame Kawaiiko-chan - sonreí dando un par de pasos a un lado y luego hacia Akira - mi habilidad me protege por la noche de los ataques, aunque tiene límite de usos. Mi quirk prefiero no decirlo todavía ya que es mi as bajo la manga para sobrevivir, pero puedo decirte que no hace daño a nadie.

En cuanto al objeto maldito que te decía, o más que yo pensaba que estaba maldito, es ese - temblando señalé un objeto que había e una esquina tirado: una simple lupa rota, algo que con toda seguridad no estaba maldito ni nada parecido. En el mango se podía leer una inscripción hecha a permanente amarillo: "Propiedad de Mamoru Ai".

Aquel día no había terminado de la mejor forma posible, aunque no se había alargado mucho, la gente empezaba a caer en la paranoia y lo peor de todo, habían muerto más de los que deberían morir en los estándares de los "Battle Royale" que enseñaban en las escuelas de Sakurami City; si la cosa seguía así... era más probable que todos terminaran muertos o peor aún, teniendo que pagar impuestos... Pero bueno, eso ya lo pensaría mañana... ¡Los que podían y querían hacer cosas por las noches ya las harían!. ¡El resto a mimir!.

FIN DE LA NOCHE 3

- DÍA 3 -

Aquel nuevo día empezaría de una forma un tanto distinta a los anteriores en esta ocasión no hubo una aburrida alarma sonando, sino algo ligeramente más alarmante que dicha alarma; en concreto lo que hizo despertar a todos los que ya no estuvieran despiertos por el lugar fue... ¡Una explosión!.

Evidentemente el mejor sitio en el que una explosión debía ocurrir no era en el interior de un bunker cerrado a cal y canto aunque cuya única salida no estaba del todo bloqueada de por sí, salir iba a ser una condena de achicharramiento igualmente. El humo lentamente entraba en la estancia, y a no ser que la persona quisiera asfixiarse, lo mejor iba a ser salir del lugar y tratar de ver qué es lo que pasa.

- NOCHE 4 -

El inicio de la Noche implicaba muchos peligros pero a su vez muchas oportunidades, y tan solo aquellas personas habilidosas, con recursos o con algún don particular que fueran lo suficientemente valientes o estúpidos harían algo aprovechando la nocturnidad y alevosía. ¿Qué es lo que pasaría esta vez?.

De vuelta en la habitación mi mirada de curiosidad se centró en Akira-kun. Me acerqué a él observándolo intensamente como si quisiera descubrir sus más oscuros secretos.

- Akira-kun, ¿fuiste tú quien nos protegió la noche pasada? - pregunté finalmente.

Aquel día no había terminado de la mejor forma posible, aunque no se había alargado mucho, la gente empezaba a caer en la paranoia y lo peor de todo, habían muerto más de los que deberían morir en los estándares de los "Battle Royale" que enseñaban en las escuelas de Sakurami City; si la cosa seguía así... era más probable que todos terminaran muertos o peor aún, teniendo que pagar impuestos... Pero bueno, eso ya lo pensaría mañana... ¡Los que podían y querían hacer cosas por las noches ya las harían!. ¡El resto a mimir!.

FIN DE LA NOCHE 4

En medio de la noche un leve susurro y unas suaves pisadas te despiertan alertándote de la presencia de alguien en la habitación. Abres los ojos de golpe y lo primero que ves es una sombra que se mueve al fondo de la habitación como buscando algo. Te incorporas haciendo que el rechinar de los muelles te delate. La figura se vuelve hacia ti y se guarda algo en el bolsillo al tiempo que saca otro objeto. La tenue luz que se filtra por debajo de la puerta se refleja en la hoja de una daga justo antes de que el intruso te ataque.

Con rápidos reflejos, detienes un ataque que va directo a tu pecho enzarzándote en una pelea que dura poco. Con gran facilidad consigues zafarte del atacante y arrojar lejos el arma. Este no tarda en contraatacar sacando algo más del bolsillo e intentar golpearte con él. Consigues esquivarlo y se oye un ruido de cristal rompiéndose. Una esquirla sale volando y te hace una herida en la mejilla al tiempo que empujas al agresor lejos de ti.

Se oye un gruñido de dolor y la figura sale corriendo de la habitación llevándose con él su daga. Al abrir la puerta de la habitación con la tenue luz de fuera puedes observar que el atacante es de altura media, pero no consigues ver nada más. En la litera de arriba escuchas a Ena moverse medio dormida preguntándose que pasa.

Si enciendes la luz puedes ver que junto a ti caido a los pies de la cama hay una lupa rota con una inscripción en amarillo que dice "propiedad de Mamoru Ai".

- DÍA 4 -

Con el aviso de aquella pantalla, aunque simplemente fuera un pitido molesto; aquella persona secuestrada finalmente se despertaría, algo malhumorada debido a que había pasado la noche en un lugar hostil, sucio y probablemente plagado de bichos; aunque eso no era lo importante, sino el ligero dolor de estómago por el hambre... ¿Aún habría comida en la cocina? ¿Seguiría habiendo esos conejos?. Quizás salir era un riesgo, pero quedarse era una sentencia a morir de hambre... Por lo que, sin más remedio abandonó la sala, ya volvería a ella... o no...

- NOCHE 5 -

El inicio de la Noche implicaba muchos peligros pero a su vez muchas oportunidades, y tan solo aquellas personas habilidosas, con recursos o con algún don particular que fueran lo sufiicentmente valientes o estúpidos harían algo aprovechando la nocturnidad y alevosía. ¿Qué es lo que pasaría esta vez?.

Otro día más, otra úlcera más... Sin lugar a dudas, formar parte de un "Battle Royale" de verdad era mucho más exigente que los que enseñaban en las escuelas de Sakurami City, aunque al menos aquí si perdías te morías y no tenías que escribir una redacción del porqué te han matado... Pero bueno, eso ya lo pensaría mañana... ¡Los que podían y querían hacer cosas por las noches ya las harían!. ¡El resto a mimir!.

FIN DE LA NOCHE 5

Esta noche tienes un sueño muy extraño. Algo te despierta bruscamente pero al abrir los ojos y mirar alrededor no hay nada. Miras alrededor buscando aquello que te ha despertado, sin embargo, lo único que puedes ver es la tenue luz que se filtra por debajo de la puerta. Es entonces cuando te das cuenta de que la luz parpadea, proyectando diferentes colores en tonos suaves, como si al otro lado de la puerta alguien estuviera viendo la televisión. 

De pronto, se empieza a escuchar algo, un leve lamento que se escucha fuera, pareciera que alguien llora. Curioso, abres la puerta para encontrarte que hay alguien sentado en una de las destartaladas sillas del comedor. Frente a él una pantalla parpadea con una serie de imágenes pixeladas que apenas pueden reconocerse.

Con precaución, te acercas a la figura y lo tocas manteniendo una distancia de seguridad. Durante unos segundos no sucede nada. Después, la figura se levanta lentamente y se va volviendo hacia ti con la cabeza gacha. Entonces, oyes un gruñido y ves ante ti un gran lobo a dos patas que te mira con sus ojos inyectados en sangre. Con un fuerte aullido se lanza sobre ti. 

Lo siguiente que recuerdas es despertar en tu cama por la mañana sin ninguna herida.

- DÍA 5 -

Con el aviso de aquella pantalla, aunque simplemente fuera un pitido molesto; aquella persona secuestrada finalmente se despertaría, algo malhumorada debido a que había pasado la noche en un lugar hostil, sucio y probablemente plagado de bichos; aunque eso no era lo importante, sino el ligero dolor de estómago por el hambre... ¿Aún habría comida en la cocina? ¿Seguiría habiendo esos conejos?. Quizás salir era un riesgo, pero quedarse era una sentencia a morir de hambre... Por lo que, sin más remedio abandonó la sala, ya volvería a ella... o no...

- NOCHE 6 -

El inicio de la Noche implicaba muchos peligros pero a su vez muchas oportunidades, y tan solo aquellas personas habilidosas, con recursos o con algún don particular que fueran lo sufiicentmente valientes o estúpidos harían algo aprovechando la nocturnidad y alevosía. ¿Qué es lo que pasaría esta vez?.

Otro día más, otra úlcera más... Sin lugar a dudas, formar parte de un "Battle Royale" de verdad era mucho más exigente que los que enseñaban en las escuelas de Sakurami City, aunque al menos aquí si perdías te morías y no tenías que escribir una redacción del porqué te han matado... Pero bueno, eso ya lo pensaría mañana... ¡Los que podían y querían hacer cosas por las noches ya las harían!. ¡El resto a mimir!.

FIN DE LA NOCHE 6

- DÍA 6 -

Con el aviso de aquella pantalla, aunque simplemente fuera un pitido molesto; aquella persona secuestrada finalmente se despertaría, algo malhumorada debido a que había pasado la noche en un lugar hostil, sucio y probablemente plagado de bichos; aunque eso no era lo importante, sino el ligero dolor de estómago por el hambre... ¿Aún habría comida en la cocina? ¿Seguiría habiendo esos conejos?. Quizás salir era un riesgo, pero quedarse era una sentencia a morir de hambre... Por lo que, sin más remedio abandonó la sala, ya volvería a ella... o no...