Por suerte todos ellos salieron del lugar, con una única excepción... Giuseppe Mallone, el cual se encontró sorpresivamente con su pierna derecha congelada al suelo, al igual que le había pasado antes a Oliver Ripley cuando se quejó a viva voz del arte de Sander Cohen. Dejando a este hombre atrás mientras sus gritos se ahogaban con su propia sangre a medida que las hoces iban atravesando y rasgando su piel y músculo... el resto pudo escapar.
Lo único que quedó de Giuseppe Mallone fue una pequeña tarjeta, de origen y utilidad desconocida, manchada con la propia sangre de aquel hombre que recién acababan de asesinar y el fortuito destino hizo que esta saliera volando hasta quedarse pegada en el cabello de la Dra. Pamela Ishley.
Motivo: Azar
Tirada: 1d20
Resultado: 16 [16]