Partida Rol por web

-Sera un placer.- Dijo mientras se acercaba a su padre y le daba un rápido beso en la cabeza, antes de tomar asiento.-Pero me intriga usted, señor Tower. Mi padre es un hombre muy decidido y aún así está pensando su propuesta.- Anwen hacía gala de muy buenos modales, quizá mejores que los que usó la primera vez que se encontró con Tower. ¿Que tendría que proponerles aquel hombre?

Alzó ambas cejas, aguantando una sonrisa ante la respuesta de Eileen. Interesante. Aquella chica era realmente interesante. Sopesó la idea de dormir o comer, decidiendo que lo primero ya no sería posible:

- Bajo a comer.

Juntas bajaron a la cocina, donde Audrey ya había preparado a su hija unas tostadas. Al ver a las dos juntas se llevó las manos a la boca:

Audrey:- ¡Me olvidé de que estabas durmiendo, Zoey!

La rubia hizo un gesto de no darle importancia y se puso a preparar también unas tostadas y un café para ella.

Zoey:- No tiene importancia. Además, así he conocido ya a tu hija. - apartó la vista del bote de mermelada y miró a EIleen para decir lo siguiente- Tenías razón, es simpática y agradable.- obviamente estaba bromeando en parte. Pues la primera parte del primer encuentro no había sido realmente amistoso.- ¿Alguien quiere?- ofreció de la mermelada. 

Audrey.- Come bien, Eileen, que te veo algo delgada. Tu padre y tu hermano estarán al caer.

Que hubiera la presencia de otra chica en su casa y que esta no fuera Emily era extraño. Pero estaba tan empeñada en apartar a su rubia amiga de su mente que no le dedicó más de un segundo a aquel pensamiento, apartándolo de inmediato mientras baja pesadamente los escalones, guiada por el olor de las tostadas hasta la cocina.

La mirada se le iluminó al ver la comida y no tardó en sentarse con una sonrisa radiante. Nadie hacía mejores tostadas que su madre aunque eso podía deberse simplemente a quién las preparaba.

- ¡Gracias, Mamá! - ya tenía la primera tostada en la boca cuando Zoey hizo aquel comentario que logró que alzara ambas cejas en un gesto que pretendía ser divertido. Sí, no había sido precisamente maja. Pero tampoco iba a arrepentirse por ello -. Yo, gracias - estaba devorando la primera tostada mientras ponía mermelada a la segunda cuando su madre dijo que al veía delgada -. ¿En ferio? - preguntó con la boca ocupada por la primera tostada, que mantenía sujeta entre los dientes -. Puef fera mi conftitufión.

Los padres de Ian parecían agradables. Le sonreí al comentario. Me parecía increíble que con los que eran, estuvieran encantados de tener a uno más, si yo fuera el señor Stone hacía tiempo que me había tirado por la ventana.

Ayudé a Ian con las maletas y le seguí escaleras arriba. Entramos en su habitación, una típica habitación de un Gryffindor. Me quedé mirando sus fotos en el escritorio.

Me vas a hacer dormir en una habitación tan gryffindor como esta? Le pregunté con tono de broma y una medio sonrisa. Tengo aquí varias banderas y bufandas de slytherin. Le dije abriendo mi maleta, para coger las cosas y ducharme. Creo que las voy a sacar y las voy a colocar por tu habitación. Reí divertido, sabía que nunca me lo permitiría. Saqué una bandera de Slytherin y se la enseñé, alzando la ceja, como diciendo “voy a hacerlo”

Después saqué mi ropa limpia para llevármela al baño y vestirme allí, una vez me duchara. Busqué algo de “menos estirado” en mi maleta, saqué unos vaqueros oscuros y un jersey. Todavía era algo “estirado” pero era lo que había. Se lo enseñé a Ian. Es lo menos estirado que tengo. Le dije alzando una ceja y con una sonrisa divertida.

Miré a mi madre, completamente alucinado. No entendía muy bien a qué venía aquello y mucho menos que yo pudiera ser la solución al problema. Pero el plan no terminaba de convencerme.

-¿Y después qué? ¿Acaso pretendéis casarme con alguien a quien ni siquiera conozco? -estaba flipando. Si me pedían aquello es que definitivamente se les había ido la cabeza. Y el tema este de la cena olía a encerrona desde kilómetros a la redonda. 

De mi padre no me sorprendía nada ya... pero de mi madre me estaba doliendo.

Seguí al casero por la casa realizando los "ooooh" y "aaaah" de turno cuándo convenía. Era una casa bastante bonita a decir verdad, y relativamente grande. No debía ser barata tampoco. Cuándo por fin se fue pudimos dejar de hacer el paripé y Sean se puso de inmediato en "modus: misión Tower".

Miré la carta y miré a Sean tras su pregunta. Examen. Palabra clave para mí. Miré de nuevo la invitación y me quedé unos segundos en silencio, pensando, tratando de dar la mejor respuesta. Empecé a explicar mi razonamiento cuándo lo tuve más o menos claro. Miré a Sean esperando no cagarla mucho nada más empezar.

- Cualquiera pensaría que no ir es lo más inteligente, pues estamos aquí para espiar a los Tower y no querríamos que reconociesen nuestras caras si descubrimos algo. Por otro lado, eso sería también contraproducente. Tenemos que salir de aquí sí o sí, aparentar vida normal, pues basándome en que tenemos una invitación y cómo funcionan esta clase de barrios residenciales... Todos conocen a todos y todos hablan de todos. Sospecharían si no nos ven. Basándonos en eso, diría que lo mejor es ir a la fiesta y jugar nuestro papel. Ver a los Tower cara a cara tal vez, confraternizar con los vecinos para poder charlar y descubrir cosas sin que sospechen. Eso obviamente pone nuestras caras al descubierto, pero de momento no somos una amenaza para nadie. Otra opción sería un ligero disfraz, claro. Seguramente saben que somos una pareja joven y apuesta - dije bromeando un poco - pero no cómo somos. Aunque la pareja de antes y la anciana nos han visto...

Me quedé un par de segundos más en silencio.

- Deberíamos ir. Ser la pareja que les queremos hacer creer, no levantar sospechas innecesarias. Y nos deberíamos preparar bien nuestra historia, claro. - concluí finalmente. Miré a Sean buscando aprobación, y tragué saliva esperando saber si era absolutamente idiota o no.

La señora Morgan miró con regañina a Eileen:

- No hables con la boca llena, Eileen.- siempre lo decía. Esa chica comilona nunca aprendería.

Zoey se sentó al lado de Eileen, observando cómo comía y la cara de Audrey con diversión. Por su parte empezó a comer pero con bastante tranquilidad en contraste con la otra chica.

Audrey:- Mi madre también me dice que estoy delgada.- comentó- creo que es cosa de madres.

En ese momento la puerta de la calle se escuchó. Las voces de Jeremy contándole sobre Kegan y el gran partidazo que hizo se escuchaban desde la cocina. Entonces no tardaron en aparecer por allí tanto el hermano de Eileen como su padre. 

Tenía el mismo aspecto de siempre, quizás algo más demacrado y delgado, pero sonrió ampliamente al ver a su hija y le pegó un abrazo que la levantó junto a la silla:

Señor Morgan:- ¡Aquí está mi pequeña e inteligente comilona!- Sí que estaba de buen humor.

Jeremy por su parte dio un beso a su madre antes de saludar con algo de vergüenza a Zoey.

Señor Morgan:- ¿Pesas más?

Eileen le dirigió una mirada airada a su madre, una que Audrey conocía muy bien y que traducida a palabras vendría a ser algo así como un "¿Y entonces para qué preguntas?". Aún así se limitó a poner los ojos en blanco y a seguir comiendo, sin dejar de notar la extraña presencia de Zoey en la mesa. Era algo desacostumbrado. Y tenía la sensación de que si la perdía de vista aquella melena rubia pasaría a ser la melena rubia de Emily. Tenía que mantener sus pensamientos bajo control y no pensar en lo que a esas horas estaría haciendo la chica con Pullap.

¡Fuera Emily!

- Madres, tan ciegas e inocentes - comentó Eileen en respuesta a lo dicho por Zoey, esta vez con la boca vacía, mientras miraba al techo con falsa resignación, divertida en realidad con la cálida familiaridad de los reproches.

Fue entonces cuando llegaron su padre y Jeremy, anunciados por el nombre de Kegan. ¡Kegan, Kegan, Kegan! ¿Es que su hermano no sabía hablar de nada más? Por lo menos había cogido una admiración enfermiza por un chico responsable y modélico y no por alguien como Max. Quizás saldría algo bueno de todo aquello. Quizás.

Sin embargo, poco importaba porque pronto apareció su padre por la puerta, dándole un abrazo que la dejó sin respiración y con una sonrisa tonta en la cara, un abrazo que correspondió con más efusividad de la habitual. La última vez que había visto a su padre estaba demacrado, consumido por la culpa y llevaba grilletes. Verle ahí en aquel momento, sonriente, era casi un milagro.

- Eh, poneros de acuerdo, Mamá dice que estoy delgada, tú que peso más...Estoy como siempre - más paliducha y con experiencias desagradables a sus espaldas, pero eso era algo que no iba a compartir con su familia, que ya tenía bastantes preocupaciones como para añadir una más -. ¿Me vas a bajar o esperas que te diga que tú estás más fuerte?

Se sonrojó con lo primero y rió algo nervioso, pero no añadió nada al respecto. Luego cuando comentó sobre su comida favorita.

- ¡Woooo! ¡Gracias! - respondió emocionado, tras eso le ayudó un poco con la tienda y esperó a la hora de la comida.

Durante la comida, pensaba en cómo sacar el tema, y se decidió por un método directo, pondría sus cartas sobre la mesa.

- Oye papa, quería hablar de un tema importante contigo. Queria que, me contaras de mamá.

Tras eso colocó una de las fotos de su madre sobre la mesa.

- Sé que se llama Jane, que es Auror y que se encuentra en paradero desconocido. No te enfades porque haya investigado por mi cuenta pero… es mi madre, tengo derecho a saber sobre ella.

Tragó saliva, serio, esperando a que su padre pensara sobre lo que le acababa de decir.

- Y voy a encontrarla. Sé que tú también quieres encontrarla, así que ayúdame. Ya no soy un niño, tú mismo lo has dicho antes, así que cuéntamelo y no me lo ocultes más o me mientas por favor, estoy decidido a no parar hasta que la encuentre.

Rió divertido y la bajó de nuevo para que siguiera devorando. Después dio un beso corto a su mujer en los labios y se sentó a su lado, frente a Zoey que parecía sentirse cómoda entre la familia Morgan. 

- ¿Has visto que hija más guapa tengo, Zoey?

Zoey:- Sí que lo es. - afirmó la chica con naturalidad- Tiene a quien parecerse. Ojalá mis padres fueran tan atractivos.

Jeremy:- ¿Entonces eres adoptada?

Todos miraron a Jeremy que, al darse cuenta, miró hacia su plato. Zoey se rió divertida ante el atrevimiento del chico. Gryffindor. Claro estaba.

Zoey:- A veces lo pienso.- bromeó.

Audrey:- ¿Qué tienes pensado hacer hoy, Eileen?

Tuvo que hacer un esfuerzo por hacer desaparecer la sonrisa bobalicona de su cara pero lo cierto era que se sentía de buen humor y feliz por primera vez desde que se declaró a Emily. Era maravilloso e increíble, porque hasta hacía unas horas daba la sensación de que nunca más pudiera regresar a aquel estado natural en ella. ¡Pero si Eileen era una persona alegre y bromista! ¿Cómo podía haberlo olvidado?

Tercera tostada y última, más que nada porque su madre no había preparado más. La mermelada embadurnaba sus labios, que no dejaba de limpiar con una servilleta y la propia lengua mientras la conversación seguía. Hizo caso omiso a los piropos que le dirigieron, pensando en lo ciego que era el amor de un padre y en lo fácil que parecía para Zoey ser cordial.

Y hubiera seguido así, comiendo feliz cuando Jeremy verbalizó lo que ella había pensado para su intimidad, haciendo que se atragantara por la risa. Casi medio minuto después, por fin pudo dejar de toser, luchando por ocultar la sonrisa con los ojos lagrimeantes.

- Que idiota eres - y toma colleja. Desde luego, estaba de buen humor. Antes de que su madre le echara en cara el gesto hacia su hermano o que éste emprendiera una guerra verbal con ella se apresuró a responder -. Pues no sé, estaba pensando en ir a la Biblioteca o a curiosear por el registro de El Profeta - dijo en un tono casual que no tenía mucho de natural -. Han venido alumnos de intercambio a Hogwarts de un nuevo colegio Australiano y estaba pensando en curiosear sobre el tema, saber más sobre la vida de su director. Dicen que ha hecho un gran trabajo de acogida a niños huérfanos - comentó con vaguedad.

Y que es un hijo de puta sádico que está iniciando una cruzada contra los sangre limpia sin un motivo claro.

Benjamin continuó comiendo sin darle importancia a la colleja que Eileen le había pegado a su hermano, mientras que Audrey la miró con su cara de "Eileen...que me lo vas a dejar tonto". 

- Y así es mi hija. Nunca se está quieta.-  comentó con orgullo Benjamin- Si lo quisiera podría llegar a ser Ministra de Magia.

Jeremy:- Con lo bruta que es acabaría creando una guerra mundial- comentó Jeremy aún tocándose la zona donde la chica le había golpeado.

Audrey:- Jeremy... tengamos la fiesta en paz.

Jeremy:- ¡Pero si es verdad! Y se haría una casa con las calaveras de sus víctimas.

Zoey observaba al pequeño Jeremy con diversión. Intentaba no reírse por respeto, pero le hacía gracia la forma en que veía a su hermana.

La expresión relajada de Adam se tensó al ver la foto de Jane. Se puso tan serio como acostumbraba y miró a Kegan, en silencio. Entendía que el chico quisiera saber sobre su madre. Comprendía que estaba lleno de preguntas sin respuesta y que él, en parte, era el culpable. Siempre había actuado en silencio, pero había un motivo muy importante por el que continuar con el secreto. 

- Olvídate de ello, Kegan.- le comentó entonces.- No es bueno que investigues en eso. Sé que es duro y que no lo comprendes, pero olvídalo. Y guarda esas fotos donde nadie pueda verlas.

No esperaba menos de ella. La escuchó con atención, encontrando sus propios razonamientos en las palabras de Emily. Bien. El razonamiento no tenía ni una grieta. Debían ir, aparentar normalidad, conocer a los vecinos, a los Tower si era necesario e investigar con el máximo cuidado.

Le dedicó una sonrisa de satisfacción cuando acabó, se cruzó de brazos y se apoyó en la encimera:

- Muy bien. Como veo que se te da esto genial, te dejo inventarte la historia.- y se la quedó mirando. ¿Qué clase de historia crearía la imaginativa Emily Van Dyck?- Soy todo oídos.

No se sentía especialmente cómoda mintiendo a sus padres pero hizo un gran esfuerzo porque la sonrisa no desapareciera de su rostro, obligándose a sacudir la cabeza cuando su padre la puso por las nubes, siguiendo con la conversación normal.

- Pero qué exagerado eres - el orgullo de padre estaba bien cuando no había nadie más en casa pero, ¡delante de Zoey! Iba a pensar que era una creída o algo así. La miró de reojo un segundo antes de acabar con su plato y levantarse para llevarlo hasta la encimera -. Ves, Jeremy tiene razón. Las calaveras son gratis y seguramente harían de buen aislamiento térmico. Bien pensado, chaval. No te preocupes, la tuya tendría un rincón especial como candelabro - le dedicó una sonrisa macabra a su hermano antes de sacudirse las migas de pan y continuar como si tal cosa -. Pues creo que me voy ya, vendré para la hora de comer, espero. ¿Tengo que hacer algún recado?

Le dedicó una tranquila sonrisa a la chica, mientras cedía la palabra al señor Rhys para que la pusiera en antecedentes:

Señor Rhys:- El señor Tower se ha convertido en uno de nuestros mejores clientes de los últimos meses. Gracias a sus encargos hemos podido incluso ampliar el negocio y nos hemos convertido en los número uno dentro del negocio de las Pociones.- le explicó como descripción del misterioso hombre que tenían frente a ellos- Sin embargo, el nuevo encargo es algo... distinto. Quiere que creemos una poción, muy semejante a la matalobos, pero con ingredientes algo distintos. Es decir, que no llegaría a ser poción matalobos sino algo adulterado del que solo él, y solo es mi conocimiento el que habla, sabe los efectos que pueden tener. 

El señor Tower observaba con la misma tranquilidad que el principio. Y solo abrió la boca para añadir:

Señor Tower:- A cambio de un dineral que podría hasta jubilarles.- dijo- Y los ingredientes los traigo yo. Ventajas de viajar tanto. ¿Qué opina, señorita Rhys?

La señora Scofield estaba perdiendo la paciencia. Su hijo era demasiado rebelde y parecía imposible hablar con él sobre asuntos importantes sin que él hiciera preguntas y más preguntas. Así pues le miró con dureza:

- Se acabó. Vas a ir porque te lo digo yo, te lo dice tu padre y porque es tu deber como Scofield. Subirás a tu habitación, te arreglarás y a las siete en punto quiero verte en el salón. ¿Entendido?

¿Por qué siempre tenían que acabar discutiendo?

Rió divertido ante la broma sobre la habitación y le señaló con un dedo "amenazante":

- Guarda eso ahora mismo o te enteras de lo que es bueno, Scott.- pero bromeaba, siguiéndole el rollo. Luego observó la ropa que le mostraba, acercándose para verla mejor. Puso cara de "no está mal" y contestó.- Vale. No está mal.

Volvió a su sitio para sacar las cosas del baúl:

- Tú primero para la ducha. Está al final del pasillo. Hay toallas y todo ahí. ¡Ah! Y ten cuidado con las mellizas.

Jajajaja, vale vale…. Le respondí mientras guardaba las banderas y las bufandas de slytherin. Espero que al menos las sábanas de la cama no sean rojas y amarillas. Bromeé, poniendo cara de circunstancia.

Cogí la ropa y las cosas para la ducha. Por qué tengo que tener cuidado con ellas? Le pregunté curioso antes de salir.

Esperé su respuesta, y después me fui a la ducha, hacia donde me indicaba.

Sin pensarlo ni un segundo me abalancé hacia Aengus y le di un apretón en modo de abrazo. No tuve en cuenta el hecho de que estaba en una cama de hospital y, posiblemente, dolorido. 

- He venido a verte, te echo de menos ¡Eres tonto!- Digo rápidamente cambiando de humor. -¿Qué pasó, Aen? ¿Cómo acabaste... así? 

No pensaba en lo que decía ni tenía empatía hacia él (hablando de que no me daba cuenta de que quizás las preguntas repentinas le molestaran). 

- Te queda bien el pelo largo.