Partida Rol por web

Sean y Charles viajaban junto a la profesora Lantford en uno de los primeros vagones del expreso a Hogwarts. Los dos primeros habían sido reservados de forma excepcional para trabajadores y profesorado del colegio; no para dar privacidad a estos, sino para que los alumnos pudieran vivir el viaje lo más normal posible. Era la primera vez que se obligaba a todo el mundo a ir en el tren junto a los estudiantes y eso había molestado, entre otros, a la profesora Lantford; y así lo había expresado desde el comienzo del viaje.

Aquel año era el primero para los dos y tanto ellos como el resto de profesores habían recibido avisos sobre algunos estudiantes. El más sorprendente era sin duda el de la incorporación de Alexander L. Matthews. Una estudiante que entraba directamente a tercero y que había estado cursando los estudios mágicos bajo la tutela del famoso William Vane, auror retirado hace algunos años. Al parecer la muchacha adquirió un permiso especial del ministerio, pero durante el verano ocurrió un incidente que obligó a replantearse la situación. La chica era una metamorfomago. Por ello fue obligada a matricularse en el colegio para que pudiera aprender a controlar los cambios sin causar sobresaltos entre los muggles.

El viaje estaba transcurriendo con bastante tranquilidad. Pasado la primera media hora, Meredith ya había dejado de quejarse y había tomado una postura mucho más calmada. Se había dormido. Por las ventanas del tren se podía apreciar un hermoso día. El sol brillaba y reflejos plateados salían despedidos hacia los árboles que rodeaban el lago sobre el que tren pasaba en aquellos momentos.

Fue cuando terminaron de atravesar el lago y se adentraron una zona boscosa cuando todo comenzó. La oscuridad del bosque no debía ser tan intensa de ninguna manera. Una gran nube negra había rodeado el tren por completo y mirando por la ventana casi no se podía apreciar ni los árboles más cercanos. Se escucharon golpes en el techo. Gritos en el exterior y en el interior. El tren se tambaleó durante unos segundos dando la impresión de que descarrilaría en la siguiente embestida y después... salieron del bosque. Por la ventana se volvía a ver el magnífico día; pero quien mirara rápido pudo ver unos jirones oscuros deshacerse en el cielo y desapareciendo...

Cuando el evento comienza miro a todos lados tratando de encontrar pistas que me revelen lo que está ocurriendo.

La oscuridad no es completa.

Golpes y más golpes.

¿Tratan de entrar? No lo parece.

Cierro los ojos, ahora casi inútiles en la penumbra y escucho.

Golpe, golpe, chirrido, golpe... sigue firme en las vías.

Algo trata de entrar desesperadamente - informo aunque sin sacar la varita -. Algo huye.

De pronto todo se clarea, disolvíendose como humo en el viento.

Nocturnos.

Algo ha entrado. Pero no sé el qué.

Lo cierto es que habría preferido viajar con el profesor Kuffner. El profesor Nash no me cae mal, pero tener que soportar a la profesora Lantford quejándose no estaba en mis planes. Afortunadamente se durmió. A mí no me ha molestado en absoluto tener que viajar en el tren, al fin y al cabo jamás viajé a Hogwarts de otra manera.

Qué interesante el caso de esta chica, nunca había escuchado una autorización de ese estilo del ministerio. Y tampoco a una chica llamada Alexander.

Mis pensamientos se interrumpen cuando algo pasa. No tengo la menor idea de qué fue, y por lo visto el Profesor Nash no está mucho más orientado. Solo tiene la seguridad de que algo entró. Saco mi varita.

_¿Vamos a ver?

Los profesores del segundo vagón están más cerca de los vagones de los estudiantes y ya deben haber ido a chequear. La quietud actual me hace pensar que ya está todo bajo control, pero me intriga saber qué fue lo que ocurrió. Avanzo en dirección al vagón siguiente para buscar respuestas.

— Aaaah !! —

La profesora se despertó dando un grito y agarrando su varita. Su respiración era agitada y miraba hacia todos los lados. Miró fijamente a Sean y Charles. 

— Perdonen perdonen. Creo que me he quedado dormida. — Parecía más avergonzada por haberse quedado dormida que por gritar al despertarse de su sueño.

No parecía haberse enterado de nada de lo que había sucedido en el vagón.

Tengo la impresión de que hemos sufrido algún tipo de ataque - informo -, que ha sido rechazado. Sin embargo, algo ha entrado en un vago que queda en dirección a la cola.

Miro a Charles.

Si necesita ayuda haga una señal y acudiré allí prontamente - sugiero -. Aunque no parece que sea una amenaza.

Si no, los nocturnos no hubieran atacado en primer lugar.

De no haber sido por lo ocurrido previamente, probablemente la reacción de Lantford me habría causado gracia. En ese momento estaba demasiado preocupado para reirme.

_No se preocupe, profesora.

Luego escucho sorprendido a Nash. ¿Cómo sabe todo esto? ¿Cómo sabe desde aquí lo que ocurre en los vagones de atrás? Y más sorpresivo es aún que no considere una amenaza algo que ingresa así al expreso.

_Bueno, gracias profesor Nash. Y puede tutearme si lo desea. Mi nombre es Charles.

Llego a la puerta que lleva al segundo vagón y la abro.

_Hola profesores. El profesor Nash cree que algo ha entrado en uno de los vagones. ¿Puedo ir a revisar?

Si bien estoy en el vagón de los profesores no soy uno, y no quiero extralimitarme.

Charles avanzó sin problema al siguiente vagón. En los pasillos que conectan los diferentes departamentos estaba de pie y algo tenso el profesor Kuffner. 

— Hola Charles. Que alegría verte por aquí. Ya me dijo el director Priskus que te unirías a nosotros este curso. Si. Algunos profesores han ido a ver que el resto de los alumnos se encuentra bien, ve con ellos también si quieres. —

Y tal cual llegó al segundo vagón cruzó al tercero. Allí se escuchaba revuelo dentro de los diferentes departamentos, pero parecía que los profesores habían indicado a todos que no salieran. Un profesor que no llegaste a identificar salía del último departamento y pasó al siguiente vagón. De uno de los departamentos, sin que se percatara de tu presencia salió un estudiante. Corriendo recorrió el pasillo pasando de largo los diferentes departamentos y siguiendo al profesor...

Meredith miró como Charles salía del vagón. Cuando se fue se quedó mirando a Sean, juzgándolo.

— ¿No debería ir a ver que ha pasado? Usted es el nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras ¿verdad?—

Rolo los ojos

Ya varios han acudido a ver y - le recuerdo - no podemos olvidar la posibilidad de que ese ataque haya sido una distracción para atraer a todos los adultos a otros vagones y asaltar este.

Sin embargo me levanto y acudo a ese otro vagón.

Pero si insiste quédese al cuidado del puesto mientras yo miro qué ha ocurrido - acepto -. Posiblemente sea una lechuza o algún alumno que se haya quedado rezagado y haya acudido al tren con Polvos Flu o algo así.

— Está bien. — Dijo la profesora Lantford agarrando a Nash por el brazo. — Creo que tiene razón. ¿Podría ser que quien esté detrás de esto tenga como objetivo los profesores de este vagon? — La mujer parecía asustada realmente.

— Muy bien... le acompaño para revisar este vagón si quiere. Será mejor asegurarnos que todo está bien. ¿Verdad? —

Parecía que finalmente no sería tan sencillo deshacerse de la profesora de Artimancia. Siempre había tenido fama de asustadiza, y ciertamente no parecía estar manteniendo la calma en esta situación demasiado bien.

Como usted desee - respondo sin darle mayor importancia y acomodando el brazo como si fueramos una pareja del siglo XIX paseando por mitad de Regent's Park -. Revisemos este vagón juntos.

Una enorme sonrisa se dibuja a lo largo del rostro de la profesora Lantford. No recordabas haberla visto nunca así en ninguna de sus clases de Artimancia. Te agarra el brazo con fuerza y coloca su mano bajo la tuya.

— Profesor Nash, no recordaba que fuera usted un caballero. Veo que la educación de Hogwarts hizo muy buen trabajo. —

Hinchada como una gallina comenzó un paseo quizá solamente de cortesía, puede que algo más peligroso.

Paseamos durante unos minutos por el vagón revisando que no se hayan lanzado nuevos hechizos que puedan resultar sospechosos. Ninguna novedad, solo algunos restos de magia de los nocturnos, posiblemente del cardumen que impactase sobre esta zona.

Deberíamos pasarnos por el siguiente vagón a comprobar la dispersión de los restos de los hechizos que detecto - sugiero mientras me encamino hacia allí paseando a la gallina.

Sin mayores problemas la pareja pasó al siguiente vagón. 

— Buenos días profesor Kuffner — Dijo Lantford al ver al anciano profesor mirando por la ventana. 

— Buenos días Meredith. Ah, veo que ya ha encontrado un apuesto caballero para que la acompañe. Profesor Nash, es un placer tenerle este año con nosotros. Estoy seguro que será un año maravilloso —

El anciano sonreía acariciándose su larga y blanca barba.

— Maehorn ha ido a revisar que los alumnos están bien. También he visto pasar al joven Charles. ¿Tiene alguna idea de que ha podido pasar Sean? En los años que llevo dando clase no había oído nunca que algo así pasara en el expreso a Hogwarts... —

Otros se han acercado hacia allí - le informo, aunque ya ha quedado claro que lo sabe -. Mientras, yo me he quedado atrás a cuidar de que si se produce un ataque en los primeros vagones no tengamos que lamentar que estén desprotegidos. De hecho venía por aquí a ver si todo está correcto y los restos del ataque pueden ser mejor detectados por esta zona.

Sospecho de alguna clase de ataque de una criatura, por lo que posiblemente se trate de una información que tenga más fresca la profesora Burton.

— En efecto la profesora ha sido la primera en salir corriendo. Pasó por el vagón como un buscador detrás de la snitch. Casi me tira incluso — El profesor Kuffner no parecía molesto al decir aquellas palabras, simplemente lo comentaba con cierta gracia.

— Siendo que ya está por aquí vigilando creo que entraré al vagón a descansar. Un profesor viejo como yo ya no está para estros trotes... — 

Sonrío de nuevo hacia Sean y su tiesa acompañante con un gesto cortes de la cabeza y regresó a su departamento con tranquilidad y parsimonia. En aquel lugar no parecía haber restos de los nocturnos o de ningún tipo de hechizo que pudiera ser identificado con facilidad... 

Ahhh, el Quidditch. Grandes recuerdos - comento con el profesor mientras sonrío, recordando mis tiempos como guardián, Dos partidos y dos derrotas.

Hago una ligera reverencia a mi colega cuando me indica que se dirije a su propio departamiento a descansar.

En ese caso seguiré paseando por aquí con los ojos atentos - respondo mientras giro en redondo acompañado por mi aviar acompañante.

Vuelvo a mi vagón no sin antes echar un último vistazo con ojos atentos para ver si algo se me ha escapado.

Charles abrió la puerta del vagón de profesores. El profesor Kuffner ya no estaba dando vueltas por los pasillos pero sí el profesor Nash y la profesora Lantford.

Al menos ya no están del brazo. No sé si habría resistido a esa imagen.

_Profesores, disculpen. ¿Alguno podría vigilar el vagón de al lado por mí? Me lo encargó el profesor Gaelos para que ningún alumno salga de sus camarotes y se fue con otro alumno que dice haber sido atacado al vagón donde supuestamente eso ocurrió. Sin embargo pasaron ya varios minutos de eso. Quisiera ir a revisar qué ocurre, sin dejar el vagón de los alumnos solo. Ya cuando llegué habían alumnos queriendo escaparse y no dudo que solos irán tras ellos también.

¿Nocturnos en el expreso de Hogwarts? No era para nada algo normal. Además parecía que algo había intentando si no derribar el tren al menos posar sus garras sobre el mismo. Desde la ventana del segundo vagón, y aprovechando el giro que estaba tomando el expreso; Sean pudo ver que unos vagones hacia atrás había unas marcas de garras. Desde luego no parecían de dragón pero eran lo suficientemente grande como para transportar a dos o tres personas. En cualquier caso, y dada la sucesión de los acontecimientos, parecía que los nocturnos habían sido convocados para encubrir a la criatura que había hecho esas marcas; pues la oscuridad llegó antes que el movimiento del vagón.

Nada más cruzar al primer vagón la profesora Lantford se soltó del brazo de Sean.

— Parece que todo está en orden. Volveré al vagón hasta la llegada al colegio. Gracias por la compañía profesor Nash. Es un joven muy amable y agradable —