Partida Rol por web

La puerta del pequeño despacho de Charles se abrió una rendija, y por ella asomó la pelirroja cabellera de Gertudris Orleans. Alumna de 4º curso y perteneciente a la casa Gryffindor.

— ¿Charlie? Hola, ¿Puedo pasar? —

Ante la afirmación del tutor la muchacha entró y sacó de su mochila un sobre cerrado con el nombre de Charles Honnigan escrito a mano. En la parte de atrás el sello de la familia Orleans aseguraba que el contenido de la carta no había sido alterado o revisado.

— Perdone, pero mi padre me ha dado esta carta para usted. Se la hubiera traído el mismo, pero dada la actual prohibición para aparecerse en Hogwarts y algo de confidencialidad me ha pedido que se la entregue yo misma —

_¡Gertrudis! Claro, adelante, pasa.

Charlie tomó la carta que la chica le extendía, pero no la abrió.

_Por empezar, puedes tutearme. Hasta el año pasado éramos compañeros de casa, no es que sea un extraño para ti. Que hablando de eso... ¡Están por detrás de Hufflepuff! A ver cómo recuperan esos puntos. Quería matarte el otro día cuando te vieron tomando esos ingredientes. ¿Para qué los querías? Debes tener más cuidado. Si vas a meterte en un lugar donde no debes ser vista... bueno, no debes ser vista, claro.

Miró entonces el sobre, a ver si se transparentaba algo.

_Y esto me sorprende. Creo no conocer a tu padre. ¿A qué se dedica él? Agradécele el gesto de mi parte. Entiendo perfectamente los motivos por los cuales no vino él mismo.

El tutor no parecía tener intenciones de abrir la carta en presencia de la chica.

— Si Charles, perdona. La costumbre — Dijo ante la petición de tuteo. — ¿Mi padre?. Es el jefe del departamento de seguridad mágica por supuesto. —

Sonrío burlona ante el hecho de que Charles no conociera su apellido, o que no lo hubiera vinculado al señor Magnus Orleans. En cualquier caso era un apellido común.

— Procuraré seguir su consejo. ¡Gracias! —

La muchacha se fue y Charles se quedó solo con el sobre. En cuanto lo abrió se dio cuenta que no era una carta normal. El papel era mucho más rugoso que lo normal para una carta, y solo un texto escrito a mano se podía leer.

<<Soy Charles Honnigan, y quiero contactar con el señor Orleans, jefe del departamento de seguridad mágica>>

Charles respondió con otra sonrisa y se dio un golpecito en la frente con la palma de la mano.

_¡De modo que tú eres esa Orleans! ¿Cómo puede ser que no lo supiera? Lo tienes bien guardado. Bueno, gracias Gertrudis.

A Charlie le caía bien Gertrudis. De haber sido más grande, probablemente habría sido amiga suya y de Nicole.

Cuando tomó la carta y la abrió quedó paralizado por unos segundos. El texto no tenía ningún sentido, era como si hubiera sido él quien lo hubiera escrito. Miró a su alrededor y levantó una mano. La puso frente a su rostro y se contó los dedos. Recién tras eso pudo relajarse un poco.

Había temido ser hechizado, ser controlado de alguna manera al leer eso, mas no ocurrió. ¿El padre de Gertrude quería que le mandara una carta al ministerio, para un encuentro oficial? Eso era demasiado extraño. Sin embargo lo haría, llevaría la carta a la lechuzería para enviarla al ministerio y luego hablaría con Vane. Seguro conocía a Orleans, sería bueno tener referencias. Pero primero lo primero. Leer la carta en voz alta.

_Soy Charles Honnigan, y quiero contactar con el señor Orleans, jefe del departamento de seguridad mágica

En cuanto Charles pronunció la última palabra las letras se desvanecieron y apareció una especie de recuadro enmarcando una imagen totalmente en negro. Pasaron unos segundos hasta que la imagen se aclaró y apareció el rostro de Magnus Orleans. De alguna forma salía también sonido de aquella carta y el propio Magnus pareció saludarle.

— Buenos días señor Honnigan. Me alegra comprobar que mi hija pudo entregar la carta. No tenía dudas de que sabría que había que leer el texto para activarla. —

Magnus parecía encontrarse en un despacho con cientos de pergaminos a sus espaldas. 

— ¿Se encuentra usted solo? —

Lógico -pensé en cuanto apareció el rostro de Orleans-.

_Buenos días, Sr. Orleans, es un placer conocerlo. Sí, estoy solo. Por discreción, ni siquiera abrí la carta hasta que Gertrudis no se hubo retirado. De todos modos... ¡Imperturbable! -dije, apuntando con la varita hacia la puerta-. Creo que estamos todo lo solos que podemos estar. ¿A qué debo el placer de este encuentro?

— Verá señor Honnigan. Como sabrá la señorita Triss Vallence está haciendo una fuerte campaña para acceder al cargo de ministra de magia, y con ella todo su equipo. Por lo que sabemos de ella, si llegara a conseguir los apoyos suficientes, sería terrible para el país. Sus ideas son un tanto... extremistas. —

El hombre permanecía sentado en una silla, sin moverse de su posición y mirando a Charles.

— No podemos pasar por alto el nombramiento del profesor Nash como profesor de Hogwarts. Como sabrá es americano, y la señorita Vallence precisamente estudió allí. En el instituto de Salem. Creemos que pueda estar alineada con Nash y que esté obteniendo algún tipo de información. O quizá haciendo espionaje en el colegio. —

Levantó un periódico, mostrando la noticia de que el tren de Hogwarts había sido asaltado.

— Es la primera vez que esto ocurre. Nunca antes el tren había sido presa de un ataque... ¿Y justo coincide cuando Sean Nash empieza como profesor? — Cerró el periódico y negó con la cabeza. — No sabemos si el director Priskus pueda estar implicado. Sinceramente queremos creer que no, pero ahora mismo usted es en el miembro del staff del colegio en quien más podemos confiar. —

— Necesitamos que investigue a Nash y averigüe si tiene algo que ver como Triss Vallence y sus planes con el ministerio señor Honnigan. ¿Podemos contar con usted? —

A Charlie le llevó unos instantes poder responder; era mucha la información para procesar. Y por algún motivo, más que la cabeza le dolía el pecho, y se dio cuenta de que no estaba respirando bien. Sentía ambivalencia. Por un lado sentía orgullo de que el ministerio se hubiera fijado en él, pero lo ponían en una situación bastante incómoda.

Creo que responda lo que responda me meteré en problemas. Es un verdadero dilema.

_Sr. Orleans, por empezar quiero agradecerle por haber pensado en mí para una tarea de tal importancia, es un honor -respondió por fin. Era londinense, la cortesía ante todo-. Quiero que sepa que simpatizo con la causa. Adhiero a las ideas del actual ministro, y comparto su juicio acerca de las ideas de la Srita. Vallance. Pero no dudo que también se ha puesto usted en mi lugar. Le debo mucho al profesor Priskus por confiar en mí. Hace unos meses era tan solo un alumno más, y ahora hemos creado este puesto, en el cual no estoy hace más que unas semanas. Hacer esto a sus espaldas no solo me desagrada por el respeto que le tengo, sino que pondría en juego mi trabajo y reputación. Sería intolerable incluso que haga espionaje sobre un compañero. Y considerando la discresión que usted me pide, no creo que el ministerio salga a cubrir mis espaldas si alguien sospechara algo, dado que ni siquiera guardo relación alguna ni con su oficina ni con ninguna del ministerio. Veo que tengo mucho para perder, pero aún no sé qué tengo para ganar. ¿Qué tengo para ganar, Sr. Orleans, que pueda emparejar las cosas de alguna manera? ¿O qué tipo de protección y recursos me brindaría el ministerio si yo ayudara, de manera de no quedar tan expuesto si algo saliera mal?

— Entiendo que crea que esto es una negociación señor Honnigan, pero ni mucho menos. Lo que tiene para ganar usted es ofrecer sus servicios al ministerio de magia. ¿No es eso ya de por si un honor? Por supuesto que tendríamos en cuenta sus servicios en caso de que quedara... expuesto^[1]. En cualquier caso y dada la actual situación del colegio comprenderá que no podemos proveerle de más recursos de los que usted ya disponga allí^[2] —

Magnus recapacitó unos instantes y prosiguió.

— Entiendo su postura respecto a hacer espionaje de un compañero, es muy loable. Pero tenemos sospechas de que el señor Nash pueda estar trabajando para la señorita Vallence. De ser el caso acaso ¿No sería en realidad un servicio no solo para con el ministerio, sino hacia el colegio y al final al propio Priskus? En cualquier caso nuestras sospechas del director son difusas y como dije queremos creer que ha sido engañado por el propio Nash y su careta. —

Orleans desvió su mirada e hizo un gesto en el que parecía indicar a alguien que ahora no podía atenderle.

— Necesito una respuesta señor Honnigan. —

_No, señor Orleans, no me malentienda por favor -respondió Charlie, de forma suave pero firme-. No espero negociar y sí que considero que es un honor servir no solo al ministerio, sino a toda la comunidad mágica. Pero entienda que quiero tener las espaldas cuidadas. Si estoy de parte del ministerio, solo espero que el ministerio esté de la mía, nada más. Por supuesto que ayudaré. ¿Cómo estaremos en contacto?

— Dentro de una semana mi hija volverá a traer otra carta a la misma hora. Por ahora es el medio más seguro que he encontrado. Muchas gracias por su ayuda señor Hoonigan. —

La imagen del señor Orleans se fue difuminando rápidamente hasta que finalmente el papel quedó como un folio en blanco sin nada escrito en él...

Tras la charla con Orleans, Charlie se quedó unos minutos tamborileando sobre la mesa con los dedos y pensando cómo seguir. No traicionaría a Priskus, pero tampoco quería traicionar al ministerio. Sin dudas era una situación complicada, y tenía que tener avances en menos de una semana. Quizás tendría que ver cómo ganar tiempo. En cualquier caso quería ver a Priskus por otro motivo.

Una vez hubo llegado al despacho, golpeó la puerta. No obtuvo respuestas, sino que la misma se abrió. Al avanzar, escuchó la voz de Priskus.

_Adelante, Charlie. Puedes tomar asiento.

Charlie había escuchado la voz del director incluso antes de verlo a él. Ingresó a la habitación, saludando primero al director y luego a los antiguos directores. Algunos le respondían el saludo y otros lo ignoraban. Había estado en el despacho del director solo un par de veces en el pasado, y principalmente para recibir reconocimientos. Tomó asiento y comenzó a hablar.

_Buenos días, Delford. Perdón si no me corresponde, pero quería saber si está todo bien. En la ceremonia de selección dijiste que habías pensado en Sean y en mí para acompañar a los jóvenes que participan de las pruebas. Sé que hoy los estudiantes viajaron a Brasil, y quien fue con ellos es Vane. Pensé que quizás lo habías escogido por su experiencia como auror por algún temor que tuvieras, o por algún motivo por el que me necesitaras a mí aquí.

— Buenos días Charlie —

Delford miró a Charles y atendió a su pregunta.

— En efecto era mi intención. Sin embargo finalmente se ha decidido que para que los estudiantes realmente tuvieran la mínima ayuda posible solamente podría ir una persona como acompañante. En este caso y dado que la prueba tiene que ver con pociones estimé oportuno que fuera Vane, como profesor de pociones que es actualmente, quien los acompañara. —

Charlie se lamentó por dentro. De todas las escuelas de magia que participarían, si había alguna que habría querido conocer, ésa era la brasilera.

_Ah, entiendo. Bueno, me alegra, temía que fuera por algo malo. Vi que salió publicado en un diario el tema del ataque al expreso y temí que tuviéramos problemas de nuevo. ¡Esperemos que tengan suerte nuestros chicos! También he visto que uno de los colegios es al cual nuestra quizás futura ministra de magia asistió. No sé si vencerá Vallence o Studamaier, solo espero que no tomen a Hogwarts o Salem, o incluso lo ocurrido en el expreso, como medios para conseguir apoyo. Bueno, pero ése es un tema que en realidad no me incumbe y no quiero quitarte más tiempo, que por lo que vine fue por el tema del torneo. Gracias por tranquilizarme en ese sentido. Si no hay nada de lo que quieras hablar, me retiro.

— Me temo que en política si que vale todo. En cualquier caso no te preocupes. Por ahora diría que la situación está controlada. —

Priskus asintió

— Que tengas un buen día Charles —

Charles habría querido preguntar a Priskus por su orientación política, o al menos si a Hogwarts le convenía algún ministro y no otro, pero por un lado no quería hacer espionaje con él y por otro no quería parecer impertinente. Si bien ya era parte del staff del colegio, ocupaba ese puesto desde hacía apenas una semana y no quería tomar hasta el codo a quien le había dado la mano.

_Buenos días, Delford.

Se retiró de la oficina del director con un lío en la cabeza. No había podido conseguir nada de información, espiar a Nash no era algo que quisiera hacer, y sin conseguir algo de información no sabía ni siquiera qué podía plantear a Priskus o a Orleans dentro de una semana. Pero había alguien que conocía bien a Priskus, cercano a Charlie, que quizás podría ayudarlo, o al menos orientarlo.

_¿Tiene un momento, profesor Kuffner? -le preguntó tras golpear la puerta de su despacho. Era divertido hasta para el mismísimo Charles. Trataba a casi todos los profesores por su nombre de pila, menos a aquel que sentía casi su mentor, y a quien sin dudas sentía más cercano-.