Partida Rol por web

-Ya pensaba que era una encerrona... -dijo, con una media sonrisa pícara en su rostro. Miró alrededor para tratar de distinguir a más gente, pero imaginaba que estarían su curso y el superior... lo habitual. Se dirigió a la mesa con él y jugó un poco con el borde de la jarra mientras él decía aquello- Vaya... supongo que tengo que pensar que tú has intentado ponerte en contacto, ¿no? -le miró a los ojos, guiándole rápidamente uno antes de sacarle la lengua- Bueno, he estado algo ocupada... mi hermano y yo estábamos investigando algunas cosas y... bueno, puede que consiga un trabajo como becaria el verano que viene el Ollivander's... y si acabo los E.X.T.A.S.I.S. bien el año que viene... lo habré conseguido -comentó, bebiendo un largo trago de la jarra; no necesitaba más explicaciones, él sabía a lo que se refería.

Aprovechó aquellos instantes para repasar las facciones del joven: su mirada brillante, su perfecta mandíbula cincelada, e incluso ese pelo perfectamente despeinado. En cierto modo, se sentía afortunada, que se hubieran citado allí implicaba que, después de todo, ella no era una más.

-¿Y el tuyo? ¿Te han dejado un poquito en paz o todo sigue igual? -comentó tratando de romper el hielo, y conociendo a la familia del chico. Alzó la jarra y le propuso brindar- Por las familias elegidas

Caminas por el Segundo vagón buscando un hueco de tranquilidad, pero casi todas las  secciones están llenas de gente bulliciosa. Los más tranquilos son el 2-A donde se encuentra Cielo Lovegood y el 2-D que sólo está Dakota Tonks. Puedes seguir buscando o entrar en alguna de las secciones.

Él no deja de sonreír durante toda la conversación, pendiente a cada palabra que sale de tu boca.

Eso sería genial, puedo imaginarte allí. Iré a visitarte seguido, pero tienes que hacerme descuento.- Responde juguetón. Alza su jarra de cerveza para brindar contigo.- Y por la copa de las casas, Ravenclaw la ganará este año.- Tras eso dar un largo buche a su cerveza, dejando un poco de espuma blanca  en su labio, la cual lame provocador.- Hablando de eso, ¿Sabes qué me he enterado? Dicen que Christian Weasly y Evan Miller están preparando una fiesta juntos, ¿No es increíble? Han hecho una especie de tregua durante unos días. Seguro que cuando te escojan prefecta, que lo harán por tus increíbles notas, hablarán contigo sobre el tema.

Hace una pausa y repasa las personas de vuestro alrededor con la mirada mientras da otro trago a su cerveza. Ese es uno de los múltiples problemas de Nathael, el alcohol. Era famosa su fama de bebedor, muchas veces ha sido echado de Las tres escobas, al borde de un coma etílico.

-Si, y seguro que querrías que te enseñara el almacén, señor curioso -agregó riéndose. Aparentemente, también estaba levemente preocupado de que alguien les viera, y ya estaba bebiendo a su ritmo... Pendergast y ella bebían bastante, pero lo cierto es que Nathan llegaba a tener una melopeas como ninguna otra persona que ella conociera.

-Relájate, tigre... todavía nos queda mucho viaje por delante, ¿no? -murmuró, acercando su pierna por debajo de la mesa hasta la de él, como intentando llamar su atención y distraerle de la bebida- ¿Y qué tipo de fiesta? ¿Miller y Weasley? Ninguno me ha dicho nada...

"De lo que se entera uno, y nuestro Christ hablando con Evan" pienso y mientras suelto una breve risa de incredulidad. Christian Weasley, desde mi primer año había sido como una especie de mentor para mí, evitaba que me metiera en problemas y yo sentía un gran aprecio por el. Evan en cambio, no es que sienta ningún tipo de pica con el, pero el hecho de que siempre esté en desacuerdo con su hermano Aristoteles, me hace verlo como un chico algo creido.

Pasé a sonreír al ver y escuchar la música de Abi, un ukelele agradable y alegre de estar aquí y de verme. Podía ver la mochila/hamburguesa, tan simpática la mochila. ¿Habría alguna mochila que tuviera forma de nota musical? No pude encontrarla, y mis padres dijeron que era mejor que llevara una normal, pero no sabía por qué era eso. - Si, por fin. Tengo muchas ganas de ver en que casa quedo, pero sobre todo las músicas del lugar. - Dije con una sonrisa, pasando a sentarme en el lugar y dejar el baúl que portaba en su sitio donde debía colocarse, dando pataditas al asiento escuchando la música de Abi, aunque ella seguramente no pudiera escucharla. ¿Debería aprender el ukelele para mostrarle su propia música? Sería interesante.

Mis pensamientos pasaron a ser interrumpidos por la aparición de una mujer con música agradable, y cargada de dulces variados. - ¿Cuanto cuestan tres ranas de chocolate, una tarta de melaza y el zumo de calabaza? - Pregunté, pasando a revisar el dinero que tenía. Quería tener algo para el viaje, pero también quería guardar algo de dinero. ¡Seguro que había algo en Hogwarts que pudiera comprar! Aparte, también había escuchado sobre un banquete, y quería tener un buen estómago para poder atiborrarme ahí.

- Abi, cuidado con las grageas de todos los sabores. Lo dice literal, hay sabor a vómito... Y nada agradable mezclarlo con el de pimienta... - Dije, recordando una vez que mi padre me compró eso, y bueno... el coger dos grageas que tenían colores que eran malos no fue una buena idea. Desde entonces esas grageas no eran mi dulce preferido. 

Tras revisar mi móvil una sonrisa se dibuja en mi rostro, sabía perfectamente a donde ir, un año nuevo, una aventura nueva, Altair iba tan enfurruñado como siempre, pues odiaba el transportín, pero no podía soltarlo en pleno King Cross ya lo dejaría salir en el vagón.

Una vez cruzada la barrera, me despido de mis padres y me encargo de subir mi equipaje al tren, no sin antes ayudar a unos chicos de primer año subir al mismo.

Luego recorro los vagones saludando a todos los chicos con los que me cruzo, salvo a uno que otro bully de turno, tenía claro cuál era mi destino el vagón 9-A

En el camino me crucé con Tate.

Hola Tate, voy a ver a Christian está en la sección A del vagón 9 ¿Vienes conmigo colega? - pregunto con el mejor de los ánimos.

Tras mi breve intercambio de palabras con Tate, continúo mi camino hasta el vagón 9 en busca de Christian y su hermana.

Al llegar a la puerta del compartimento llamo a la puerta para poder pasar.

El tren daba indicios de que iba a comenzar su marcha, por lo que me adentro a este y sigo la búsqueda de mis amigos entre los vagones. Recorro los pasillos y ojeo cada uno de los compartimentos, a veces viendo nuevas caras y otras encontrándome con algunos conocidos, e incluso llegue a entrar por error en el compartimento de unas chicas Hufflepuff que cotilleaban en su compartimento, y que reaccionaron de manera violenta al verme husmear. -Perdón, perdón, fue error mio- me disculpo mientras me abalanzaba hacia el pasillo, intentando esquivar la avalancha de bolsos y cuadernos que lanzaron sobre mi.

En ese preciso momento me encuentro con Artemis -Hey Artemis. Mmm... Ignora eso- Le digo, mientras me recomponía de nuevo. Vamos, te acompaño. También le estaba buscando-.

¿Empezamos rompiendo corazones tan pronto? - pregunto conteniendo la risa.

No me digas. No llamaste antes de entrar. - comento divertido, mientras avanzo por el corredor. - Míralo por el lado amable, al menos no eran Alexa y sus cortesanas.

Qué bueno era haberse encontrado con Marcus en el tren: eso corroboraba que en Hogwarts no habría niños malos. Aunque aquella niña de Callejón Diagón... seguro que fue porque tenía un mal día. Y siguió disfrutando de todo lo nuevo. Y además el comentario sobre la música le recordó que estaba al lado de una persona que percibía las cosas de una manera tan diferente a la suya, y eso la hacía sentirse muy integrada, por irónico que fuese. La hacía sentirse compartiendo. 

Por otro lado, no entendió aquello de las casas. Judith solo le contaba las cosas cuando preguntaba, y no podía preguntar sobre algo que no sabía que existía. Se rascó la cabeza con el lápiz, pensativa, y preguntó: ¿Como, las casas? ¿No viviremos todos en el mismo sitio?

La curiosidad tuvo que esperar un poquito, porque otra cosa digna de ser dibujada desde varios ángulos se acercó junto a la señora que tenía la suerte de vivir con aquel carrito. Los ojos de Abi se abrieron como la puerta del mundo de Full Metal Alchemist ante tantas golosinas mágicas... Todavía no dominaba del todo el cambio de moneda, y tuvo que tomarse un momento para saber cuanto dinero tenía. Es mejor si me sobra dinero... y si compro menos cosas que Marcus no podré compartir tanto como él... Además, uy, nono, entonces no quiero grageas... pero es impresionante... Miró a la señora como si estuviera delante de una gran sabia. Perdone, ¿como hacen para que tengan todos los sabores?

Entonces encontró la estrategia perfecta para complacer todos sus objetivos: él se pide tres ranas, si yo me pido solo una como es lo mismo no hace falta compartirla, y entonces otra cosa que no se haya pedido él y un zumo, seguro no es mucho dinero. Y... una rana, un zumo, y uno de esos - señaló los rock cakes - ¿cuanto cuesta?

Paro un momento en el vagón. Me quedo mirando las mesas de Cielo y Dakota. Ambos sitios me valen, pues ninguno de los dos me cae mal. Estoy pensando en sentarme con Dakota, pero luego caigo en la cuenta de que Cielo no está con su hermana. ¿No viene con ella? Decido sentarme con ella al final, con suerte hasta puedo sacarle algo interesante que haya estudiado durante las vacaciones.

Antes de sentarme, me acerco a su sitio y pregunto primero, quizás tenga el asiento reservado para su hermana que está en otra parte del tren y volverá enseguida. Se me ocurre cuando ya me he parado delante suya, así que ya no tengo más remedio que preguntar si no quiero parecer idiota.

-¡Hola! ¡Buenos días! ¿Está libre el asiento?

-Bueno, si hubiera sido el compartimento de la reina víbora, no creo que hubiera salido tan bien parado... O por lo menos no en una pieza- Se rasca la mejilla y expresa una risa socarrona. Recordaba haberle puesto ese apodo a Alexa Malfoy cuando la conocí, al darme de cuenta de su "agradable" personalidad un tanto petulante y prejuiciosa.

Me quedo esperando, junto a Artemis, en frente del compartimento en donde creíamos que estaba Christian y su pequeña hermana.

Me siento al lado de Evan con una sonrisa tras separarme de Alexa, la conversación deriva a temas mas interesante como los cotilleos de Evan.

Alexa cariño, me da a mi que nuestro querido señor prefecto se nos va hacer interesante y mientras nos hace sufrir le abandono y me voy contigo. Comento divertido con una sonrisa sentándome con Alexa y dejando a Hugo en mi lugar, Señor Prefecto deberás conformarte de momento con Hugo.

Por extraño que parezca con ellos podía ser extrovertido y permitirme sacar un lado menos estricto. Bromear con ellos era una parte mas de la amistad y con ellos si podía bromear de verdad.

Estaba realmente entusiasmada, pues me esperaba todo un año de aprender sobre la magia y de estar con otros magos. Pero mi ánimo decayó cuando vimos que no teníamos ni idea de cómo llegar. Sabíamos que el tren salía desde el andén nueve y tres cuartos, pero nadie nos había explicado cómo se accedía a él. Por suerte, tras un buen rato dando vueltas preguntándonos  qué teníamos que hacer, o si nos habíamos equivocado, un señor se nos acercó y nos lo explicó.

Tras cruzar por fin, miré alrededor, buscando alguna cara conocida, pero enseguida me di cuenta de que era imposible. El andén estaba lleno de gente, casi toda mucho más alta que yo, y sólo había llegado a conocer a otros dos alumnos.

Me despedí rápidamente de papá y mamá, emocionada por estar a punto de embarcarme en un viaje a un mundo mágico, pero al mismo tiempo triste porque no vería a mis padres, a mi hermano o a mis amigos en mucho tiempo. Cuando fui a dar un abrazo a Jamie, se apartó.

«Así que todavía sigue enfadado, ¿eh?» pensé, apenada. «Bueno, espero que se le haya pasado la próxima vez que nos veamos».

Por insistencia de papá y mamá, al final dejó a regañadientes que le diera un abrazo y un beso en la mejilla, aunque no me los devolvió. –Adiós, Jamie. Espero que te vaya genial en el colegio –le dije a modo de despedida.

Con ayuda, conseguí subir mi baúl y la jaula de mi lechuza, Silvermoon. Ahora sólo me quedaba encontrar un sitio donde sentarme. Con un poco de suerte me encontraría con Ovlac o con Dulce.

Sin equipaje ya, pues había llegado un par de días antes y administrado todo para estar preparado, llegué con muy poco tiempo al andén. Odiaba aquello, llegar tarde, pero mil inconvenientes habían surgido. A la par nació una sonrisa -que suerte que me preparé con antelación-.

Encima solo tenía mi varita, un pequeño bolso y la mismísima ropa. Un viaje tranquilo, eso era algo deseable tras tanto bullicio, bullicio que fue incapaz de evitar.

Sabía el lugar en el que encontraría asiento. Vio la inconfundible cabeza de Artemis ingresar a otro vagón, parecía más alto. También buscó sin éxito a los que se había cruzado antes, los niños rechonchos. No le dió demasiada importancia y accedió al vagón 6-B y encontró a Hugo sobre un asiento: señal inconfundible de que Isma se encontraba allí.

-¡Otro año más en que no te come un cerverus! A este ritmo voy a tener que invitarte una cerveza o algo- bromeó -¿Cómo fueron las vacaciones Isma?-.

Al mismo tiempo que acababa la pregunta apoyaba su trasero en el asiento frente a su compañero.

Al principio frunce el ceño por tu manera indirecta de decirle que deje de beber, pero su expresión se relaja a los pocos segundos.

- Es bonito que te preocupes por mí, Sophie, pero no deberías.- Su tono de voz es cada vez más serio y bajo.- Recuerda que de algo hay que morir.- A pesar de que sonríe, sabes perfectamente que habla en parte en serio.- No he oído nada más sobre la fiesta, pero pienso ir. Quizás en el banquete te lo contarán. No puedo imaginar una conversación entre ellos dos.- Hace una pausa, te guiña el ojo mientras intenta contener una risa.- Mira se van a volver todos locos... ¡Viva Ravenclaw!- Grita de golpe levantando su cerveza de mantequilla, varias personas del tren siguieron sus gritos coreando su última frase.

- ¡Hufflepuff ganará este año!- Grita Dean Thomas con una sonrisa juguetona.

- ¡Slytherin tiene a Snape, no os engañéis idiotas!- Grita Li Chang desde su asiento.

- Vuestro equipo de Quidditch no vale nada, si no fuese por Miller, seríais los primeros descalificados.- Devuelve el golpe Dean.

- Me encanta sembrar el caos...- Murmura para tí Nathael.- Son como marionetas. Bailad para mí.

Y tiene razón, en apenas unos segundos una fuerte discusión rompe en el restaurante, mientras cada uno de los estudiantes ensalza su casa con miles de explicaciones banales que no les dará ningún punto ni convencerá a la persona contraria.

- ¡Entrad!- La voz de Christian es tan imponente como siempre, al abrir la puerta os sorprende ver como ambos hermanos tienen su varita en las manos.- No es tan difícil, mira... ¡Lumos!- Con solo agitar suavemente su varita, una luz cegadora aparece en la punta de ésta.- Ahora tú, tranquila...

- Vale...- Iris cierra los ojos e inhala todo el aire que pueden sus pequeños pulmones.- ¡Lumos!- Su muñeca se mueve con suavidad, imitando los gestos de su hermano y el hechizo se realiza sin ningún problema.- ¡Lo hice!

- Eres genial, Iris. Serás la mejor bruja del mundo.- La felicita su hermano con dos palmadas en su cabeza. Para acto seguido clavar sus ojos en ustedes por primera vez desde que entraron.- ¡Hola, chicos! Estábamos ensayando algún que otro hechizo de primero, para ayudarla a repasar.

- ¡Chicos!- Iris se levanta de su asiento y abraza a ambos con cariño, mientras Chris la imita y también os saluda con un abrazo y dos o tres palmadas en vuestra espalda.- Os eché mucho de menos, ¿Qué tal vuestro verano?

La mujer se queda sorprendida por la pregunta que Abi le ha hecho sobre la procedencia de las grageas.

- Pues no lo sé bien, cariño. Lo único que sé es que fueron creadas por un mago llamado Bertie Bott. Y hay más de cincuenta sabores diferentes, ¡Una vez me tocó una de café! Era deliciosa.- Ella sonríe todo el tiempo incluso se puede notar un tono maternal en su voz.- A ver las ranas de chocolate cuestan un Sickle y cincuenta Knut. La tarta dos Sickles y el zumo de calabaza sólo por cincuenta Knut. Los rock cackes os lo regalo, pero no se lo digáis a nadie, eh.- Murmura lo último mientras guiña un ojo divertida.

Cielo despega la vista de la ventana y te observa curiosa.

- ¿Te gustan las hadas?- Pregunta directamente sin responder a tu pregunta.- Los Muggles desde siempre han tenido una gran debilidad por las hadas que aparecen en montones de historias y leyendas para niños. Pero, ¡Cuidado! Nunca te fíes de ellas. No son malas, pero les gusta mucho llamar la atención.

Evan acaricia la cabeza de Hugo con suavidad, el hurón no parece molestarle su tacto ya que está acostumbrado. Alexa, en cambio, frunce el ceño notablemente.

- ¿No somos tus mejores amigos?- Pregunta caprichosa, sabiendo su respuesta.

- Claro que lo son, Alexa.- Refunfuña el prefecto.- Pero le prometí a ese estúpido león que antes de contarlo lo debemos hablar con los otros prefectos cuando sean elegidos.

- Todos sabemos que esa tal, ¿Sara? ¿Sonia?

- Sophie...- La corrige Evan ante la mirada sorprendida de Alexa.

- Esa chica será la prefecta de Ravenclaw, pero nadie sabe quien liderará este año a los inútiles de los Hufflepuff.- El desprecio hacia las otras casas es notable en su voz.- Ninguna casa está a nuestra altura, pero Dumbledore tiene cierta debilidad por los leones, lo que puede acarrear ciertos problemas.

- Aún no ha empezado la competición y ya está pensando en ganar. Eres muy fastidiosa.- Murmura serio Evan mientras saca una caja de cigarrillos de su bolsillo, agarra uno y se lo lleva a la boca.- Mierda el mechero.

- Idiota.- Alexa saca su varita y la agita con suavidad.- Incendio.

Una pequeña llama roja aparece en la punta de su varita, Evan se acerca y enciende su cigarrilo mientras le da una potente calada.

- ¿Quieres?- Pregunta tirando el paquete hacia tía. De pronto, alguien entra en la sección...