Partida Rol por web

Qué buen rato estaba pasando Abi. Chucherías mágicas, gente simpática, tren mágico, preámbulo a escuela mágica... 

Hasta luego, Marcus. Yo creo que me pondré la túnica encima de la ropa normal... 

Miró a Dulce con una sonrisa tan grande como sus ojos. Solo había una imagen que podía llenar ese nombre tan pop culture. 

Dulce Princesa... ojalá se llamara chicle de apellido. ¡Tu nombre mola mucho! Se preguntó si sería tan lista como la imagen que tenía en la cabeza, a pesar de que no conocía la máxima latina de nomen est omen que llevaría a tal conclusión. Luego volvió a mirar a su rana, y decidió guardarla en la hamburguesa. Quizás la liberaría en los patios, quizás se aseguraría de que no estaba viva antes de comérsela... en todo caso no quería pensar en un tema tan complicado como la frontera entre la vida y la no-vida de un animal de chocolate animado. Hablar de fiestas era mucho mejor.

Hmmm... bueno, si no nos dejan ir, podríamos hacer nuestra propia fiesta. Además si hay muchos niños mayores no sé si quiero ir, es que a mi también me dan miedo... no le gustó mucho el silencio incómodo que se generó. ¿Sería que como no estaba Marcus se notaba que nadie escuchaba música? Tengo muchas ganas de llegar, y empezar a aprender magia!

Marcus te internas por los pasillos repletos de personas, que hablan y cotillean todo. Al parecer pronto llegarán a su destino, pero sigues tu camino hacia el baño. El aseo más cercano es mixto y está cerrado. Oyes murmullos en el interior del pequeño habitáculo, es una voz femenina.

- La sangre de unicornio alimentaba al señor oscuro.

Depende de lo competitiva que sea la persona. Yo, mientras no se metan en mi camino, todo irá bien.- Algo está claro, Liz no miente en su afirmación.- No sabes que es Hogsmeade, ¿En serio? Vaya, desde luego no eres una Ravenclaw.

Lo siento, pero no lograrán convencerme.- Suelta Aristoteles ante los intentos de Máximo y Sophie.- Odio estar al aire libre, ¿Por qué creen que nunca voy a ningún partido de Quidditch?

Eres un friki.- Suelta Alex algo molesto. Ambos hermanos son muy cercanos entre ellos pero siempre acaban discutiendo porque Alex intenta obligar a Aris a hacer algo que no quiere hacer.- Bueno, cuenta con Maximo y conmigo. 

Y tú también eres un friki, mira tu pelo.- Masculla señalando el cabello rosado de su hermano.

Aunque suene interesante tu apuesta, Sophie.- Comenta Nathael divertido por la propuesta.- No entro en una apuesta que sé que no voy a ganar. Vas a ser la prefecta, todos lamerán tu precioso trasero muy pronto.

Así que Evan, Chris y Nathael van a ir... La fiesta os va a explotar en la cara.- Añade Arístoteles como si el blondo no se encontrara presente.

Como por arte de magia, una mujer aparece con un enorme carro lleno de golosinas de todos los colores y tamaños. Ranas de chocolate, tarta de melaza, gragea de sabores, Rock cakes, caramelos de limón, zumo de calabaza, galletas de cario y varitas de regaliz.

¡Un verdadero banquete, al alcance de sus pequeñas manos!

- ¿Quieren algo niños?- Pregunta la mujer amable.

- Deme cuatro ranas de chocolate para los presentes, yo invito.- Añade Chris sacando su cartera.- Hay que cuidar de las nuevas generaciones. Y también un paquete de grageas. La abriremos alguna de estas noches, para no aburrirnos. 

Oh, me has descubierto.- Dice volviendo a sentarse correctamente en su asiento.- Aunque primero tengo que averiguar donde está ubicado... ¿Me ayudarás a encontrarlo? Podremos repartir el botín que encontremos.

Su propuesta te sorprende, es extraño que alguien como Cielo haga ofrecimientos tan inesperados. Siempre está tan sola e inmersa en sus pensamientos, como en su propio mundo, que es raro verla tan sociable.

— ¿Perdona? —respondí, ofendida—. Hace dos meses no sabía ni que existía la magia. Creo que es normal no saber todo. No tienes que ser tan borde.

Le hizo una peineta con los dedos a Nath ante su comentario, aún sonriéndole, y luego volvió a centrar su atención en sus tres nuevos interlocutores.

-Bien, entonces dos personas interesantes y... -se detuvo un momento mirando a Aristóteles, tenía que conseguir hablar con él en privado- A decir verdad... no creo que ninguno de los tres me suponga ningún problema -comentó, encogiéndose de hombros y sacando la varita, arrogante- El profesor Flitwick y la profesora McGonnaggall dicen que estoy capacitada, incluso, para presentarme a los E.X.T.A.S.I.S. este año -dijo, fardando, antes de volver a guardar la varita y apartando levemente a Alex para sentarse junto a él- ¿Cómo ha sido vuestro verano, chicos? ¿Has ido a algún museo, Aristóteles? Apuesto a que te encanta el arte moderno muggle, a mi me chifla, aunque no tanto como su música... -comentó, encogiéndose de hombros- ¿Y tú, Max? Por favor, no me obligues a quitarnos puntos este año...

El baño al parecer estaba ocupado, y por el camino la música era alegre y nerviosa al mismo tiempo en algunos puntos, seguramente por estar a punto de llegar a Hogwarts. Sin embargo, la puerta cerrada al baño para cambiarme no era bueno... Y menos las palabras que había escuchado. ¿El Señor Oscuro? ¡Sangre de unicornio! Eso sí que es raro contexto de conversación... Quizás si escuchara un poco más podría saber más, aunque igualmente tenía que esperar a que abriera la puerta para poder entrar a cambiarme... ¿Debería llamar? Bueno, esperaría un par de minutos y si no abría, pasaría a llamar en caso de ser necesario. 

La generosidad de Chris dibujo una gran sonrisa en mi rostro, pues me hacía mucha ilusión compartir una rana de chocolate con mis amigos.

Sin embargo, cuando Chris pidió las grageaas, algo me hizo palidecer, pues nunca había tenido mucha suerte con esas golosinas, por lo que intentaría pasar de ellas lo más que se purda.

Gracias Chris eres el mejor. - digo con una sonrisa sincera mientras busco mi túnica en mi mochila para tenerla mano, para cuando tuvieramos que cambiarnos.

¿Chicos tienen a mano las túnicas? No vaya a ser que lleguemos a Hogsmeade y no las encontremos por el apuro, ya saben que a Snape le encanta quitarnos puntos por cualquier cosa. - comento mientra coloco mi mochila bajo mi asiento.

Era evidente que quería ir. Lo que me resulta extraño es que me lo haya contado para que la acompañe, cuando ella siempre lo hace todo sola... ¿Acaso tendrá miedo? No. No creo. Será simplemente que soy el primero que ha mostrado un poco de interés por sus historias.

Me quedo pensando un momento.

No me hace mucha gracia ir por ahí infringiendo normas, y justo al empezar el curso. Un momento, ¿de verdad puede haber un lago oculto del que no se hayan dado cuenta los profesores hasta ahora? Ella lo cree, está claro. Pero es más probable que haya escuchado mal la conversación, y se habrá hecho ilusiones. Lo más probable es que acabe vagando por ahí sola hasta que se canse de buscar y vuelva a su habitación. He de reconocer que no me hace mucha gracia saber que está vagando sola por, a saber dónde, mientras yo estoy descansando en mi habitación. Ahora que sé lo que va a hacer, me siento un poco responsable. Bueno, supongo que la acompañaré, aunque sólo sea para evitar que se meta en líos.

-Claro. Puedes contar conmigo. ¿Cuándo tienes planeado ir?

Qué demonios. Quizás hasta sea divertido.

-Bien! gracias hombre- Cojo la rana de chocolate con un poco de dificultad, se escurría entre la palma de mi mano y estaba a punto de saltar cuando, con un rápido impulso, la meto en mi boca.

Me limpiaba las manos con el estrecho del jersei negro -Bueno, como dice Arti, puedes contar con nosotros para lo que quieras-.

El gran expreso seguía con su largo recorrido e ininterrumpible, decidido con su propuesta de atravesar Gran Bretaña, como lo hacía todos los años, para llevar a sus pasajeros a la estación del frío y pintoresco pueblo de Hogsmeade. Hace rato que habíamos perdido de vista el bullicioso andén y dejado atrás el industrializado centro de Londres. Ahora, por la ventana, se divisaban grandes árboles que pasaban en una rápida intermitencia, tras de ellos se veían los extensos y verdosos campos rurales de Escocia.

-Hfmp- Hago un gesto de disgusto cuando Artemis menciona el nombre de Snape. El profesor de pociones era muy poco tolerante con los estudiantes y, además, se podría decir que sentía cierto deleite al hacerme la vida miserable. Yo era, por así decirlo, la representación de todo a lo que más le disgustaba; era Gryffindor, no muy bueno en pociones y, a palabras de el mismo, irresponsable e incorregible.

Me encojo de hombros y busco, en el bolso que llevaba encima, la túnica negra y vino que mostraba el orgulloso escudo del león dorado. Me la coloco fácilmente deslizándola entre mis brazos. -Piensan entrar al equipo de Quidditch este año?- Pregunto sin mas, solo para buscar conversación.

Dulce asiente a cada palabra que sale de la boca de Abi, mientras mira curiosa la extraña forma de su mochila. Quiere una igual, pero no lo expresa en voz alta. Aún no conoce bien a Abi y no le gustaría molestarla con algún comentario inoportuno. Aunque el entusiasmo de su nueva amiga se le contagia con facilidad. Ella también quiere aprender magia, lo supo desde el mismo momento en que su hermana mayor le contó por primera vez su cuento favorito, las reliquias de la muerte.

Yo también estoy deseando aprender magia, pero mi hermana mayor me ha explicado que hay maestros muy duros. Como Snape.- La última parte la murmura, cautelosa que alguien pudiera 

Liz frunce el ceño y se cruza de brazos a la defensiva.

Seré una Slytherin, acostúmbrate. No vas al país de las maravillas, Alice, sino a Hogwarts. Si eres débil no durarás ni una semana allí, muchos alumnos no pueden con la presión del primer año. Sólo soy sincera.- Pero sus palabras cesan y se levanta de su asiento sorprendida, como si hubiese descubierto algo sobre Alice que no esperaba.- Un momento, ¿Eres una sangre sucia?

Antes de que Aristoteles responda a la pregunta, Alex lo hace por él.

¿Un museo? Lo que ha estado encerrado en casa jugando a la play como un loco.- Bufa negando con la cabeza sin parar.- Nos hicimos un maratón de Star Wars, eso sí moló mucho.

No soy mucho de museos, aunque creo que he estado más tiempo metido en un cine o las recreativas.- Sin duda, Nathael pensó que Aristoteles era un bicho raro. Es muy raro encontrar un mago que odie tanto el mundo mágico, y encima prefiera estar jugando a la videoconsola todo el tiempo.- Como voy a echar de menos los teléfonos y el internet cuando lleguemos a Hogwarts.

Nathael se levanta del asiento vuelve a coger su cerveza, ya no tan fría y se la bebe de un trago mientras mira su teléfono, ya sin cobertura.

El pequeño Marcus espera un tiempo prudencial, pero cual es su sorpresa cuando la puerta se abre y una chica con el pelo negro, rasgos asiáticos y vestida de muñeca (Nina LoveGood) sale con un libro negro del interior. Curiosa mira al chico y le dedica una sonrisa, que lejos de ser amable resulta un poco macabra.

Siento haber tardado...- Dice con una risita pequeña mientras camina lejos de él.

Iris se coloca deprisa la capa, mientras abre su rana de chocolate que salta deprisa lejos de su alcance. Chris, con ayuda de sus reflejos, la consigue agarrar al primer salto y se la entrega a ella. En el interior de la caja hay una carta de la profesora McGonagall. 

No hay de qué chicos, pero que no se os escapen.- Brama algo burlón, pero algo cauteloso de que posiblemente se les escape alguna a sus amigos.- Esas ranas son peor que las pixies.- Bromea recordando como estudió esas molestas criaturas con Hagrid.- Claro, yo siempre soy el capitán, este año no será diferente. El año pasado nos ganaron los Hufflepuff, pero este año será distinto, ¿Ustedes se apuntarán?

Cheguro que gaman...- Añade Iris pero apenas se le entiende al tener toda la boca llena de chocolate.

¡Eso es genial!- Sorprendida por la afirmación del joven, Cielo agarra sus manos cálidamente en un apretón suave.- Primero debo averiguar donde se encuentra, cuando lo haga te mandaré un mensaje de alguna forma. Será tan... Emocionante. 

Los altavoces que hay instalados por todo el tren comienzan a sonar, silenciando a todo el mundo.

Quedan diez minutos para llegar a la estación de Hogsmeade. Por favor, agarren sus túnicas y no olviden nada. El Expreso no se hace responsable de los objetos perdidos. Gracias.

Si cualquier alumno mira su teléfono móvil, la cobertura ya ha desaparecido, al menos hasta que estén de regreso dentro de nueve meses.