Partida Rol por web

- acaso un mogollon de zo,bis no es problema del resto de ciudades y naciones ... mmm que curioso, y viendo como lo solucionabais , que no teniais ni idea y nosotros lo hemos echo en un rato, solo la gatita cayo un poco herida, unos rasguños ... - miro a Bastia de forma divertida

- ¿Dónde en el sur exactamente? Tenemos intención de llevarlo hasta allí nosotros mismos. Ahora ya sí es un asunto de los Exploradores Grises, en parte debido a tu impericia aunque nos hubiéramos entrometido igual, claro está.

- A Eldara(1), por supuesto - contesta - Pero será mejor que nos encarguemos nosotros del transporte. La Nación os lo agradece intensamente, pero a partir de ahora, nos encargaremos nosotros del asunto.

Es ahora el turno del alcalde de levantar la ceja.

- Nadie os ha dado permiso para ir a ningún lado. Sois aún prisioneros de Rybalka - comenta con una tranquilidad muy poco tranquilizadora.

Norm directamente asintió a las palabras del alcalde. —Queda por supuesto la resolución de ese incidente.

Y luego meditó. 

—Es curioso. El "emperador" Harkon se ha enterado y está hasta dispuesto a hasta reconocer la existencia del Nuevo Estado Libre a cambio del objeto. Es decir, a evitar una guerra y entregar una parte no pequeña de su reino por él. Y vosotros nos decís que simplemente os lo entreguemos y que muchas gracias. 

Miró a sus compañeros. —Como de costumbre, aquí nadie cuenta toda la verdad. Devolvedle a su celda, haremos lo que tengamos que hacer. 

Grendalin negó con la cabeza despacio cuando escuchaba hablar a Myhal.

Desde luego los modales no son el fuerte, tampoco, de éste contingente. O por lo menos de su lider. Lo habrán echado a suertes espero. Porque si esto es lo mejor que tienen están perdidos.
Los demás ya lo estaban poniendo en su sitio de la manera adecuada, por lo que no necesitaba endulzar las cosas. Además tampoco le apetecía después de su comportamiento.
La prepotencia de Myhal no tenía medida, el alcalde le recordó su situación.

Visto lo visto no podríais encargaros ni de pastorear un campo de alcornoques. Como bien dice el Alcalde Leonid sois susprisioneros. Sobretodo debido a cómo habéis manejado la situación de manera tan horrorosa.
Así que serán los Exploradores Grises los que os saquen las castañas del fuego. Si te portas de la manera adecuada y lo pides correctamente a lo mejor intercedemos por tí ante el pueblo de Rybalka y aún salis de esta por vuestro propio pie. Aunque por las tonterias por momentos que dices lo dudo.
Ahora dinos cómo pensabáis volver a Eldara y quién os espera allí para que le déis el artefacto y éste se lo de a la Reina. Dudo mucho que a alguien como tú le dejen acercarse mucho en su presencia.
Aunque claro, lo mismo hasta eres pariente de la Reina, eso explicarías cómo has logrado estar en una posición tan importante dentro de la misión.

El elfo se pone rojo furia cuando Grendalin comenta que no puede ver a la reina, pasando inmediatamente al rojo tomate en cuanto menciona su parentesco.

- Soy el Protector de la Hoja, por supuesto que tengo acceso a la reina. Bajaremos navegando por el lago y luego el rio Dragón - contesta antes de que intervenga Norm

- Algunos de vosotros la meno habéis jurado proteger los Reinos. No podéis darle ese objeto a la llama. Pertenece al pueblo elfo - protesta mientras los guardia, siguiendo ordenes de Norm lo arrastran de vuelta a su celda.

- Alcalde, ¿qué posibilidades tenemos de salir del pueblo por agua sin ser detectado por el plenipotenciario? Creo que deberíamos llevarnos al elfo de salvoconducto. Pero sólo a él, los demás pueden quedarse aquí como prisioneros.

Norm meditó. —Si nos vamos, los elfos no durarán aquí ni un día. Creo que lo ideal sería un acuerdo con los elfos, más bien la nación élfica para defender Rybalka a cambio del objeto. Su simple ayuda, combinado con las fuerzas del Estado Libre, podría hacer pensar al "Emperador" que un ataque aquí no serviría de nada, porque podríamos atacar a las fuerzas que enviara en dos frentes mientras que él tiene todavía la casa sin barrer con el otro contendiente. 

—No ayuda de todas formas que el Emperador parezca saber todos nuestros movimientos un instante después de que los hagamos. 

—Alcalde... ¿Cuantos hay a favor del Imperio... o del emperador en la ciudad? 

Grendelian no entendia la actitud de Myhal si había sido de lo más comedido.

En fin. Hay gente que no sabe estar.

Cuando escuchó las opciones que se daban no había ninguna que realmente fuese conveniente.

Me preocupa el pueblo de Rybalka. Pero quizás haya una posibilidad para que no entren en conflicto con el Imperio. Al menos de momento.
Por lo que habéis contado del embajador plenipontenciario Storm, está claro que lo que quiere es el Menalpaur. Si nos vamos con el y se lo hacemos saber es muy probable que nos persiga y deje en paz al pueblo.
No es ninguna garantia pero es mejor que quedarnos peleando aquí mientras los no muertos asolan las tierras elficas.

Si decidimos no dejar a los elfos defendiendo el pueblo, pueden pagar su castigo generando una distracción de cara al capitán ese. - sugirió Bastia. - Si el alcalde hace saber al pueblo que hemos abandonado la ciudad dirección norte con los elfos y ven a un último grupo de éstos en esa dirección, el espía les hará saber eso a los imperiales.

Bastia se impacientaba, sabedora que se les acababa el tiempo de ventaja que tenían.

Nosotros saldremos dirección sur y, de ser localizados, el imperial tendrá que decidir cuál de los dos grupos es el que va a perseguir.

El alcalde mira pensativo a Abbot.

- La verdad no tengo ni idea. Podéis intentar salir camuflados en un barco pesquero, o de mil maneras. - contesta - El problema es saber de quien podemos o no fiarnos. Tendría que ser una tripulación pequeña.

Ante la pregunta de Norm asiente, como si le pareciera importante.

- Es difícil decirlo(1), pero bastante gente. Quizá una cuarta o quinta parte de la población se podría considerar pro-imperio. De ellos solo una minoría estaría dispuesto a involucrarse. Y ese segundo grupo se dividiría entra ambos emperadores... Aún así tenemos demasiados espías potenciales. Pero no debemos caer en la paranoia de pensar que están en todos lados.

El plan de Grendalin resulta un éxito inesperado. No solo es descubierta su ilusión, sino que lo hace el propio Yuri, que rápidamente avisa a los soldados del campamento.

Convencidos abandonan el campamento hacia el bosque, mientras que Yuri reune a un grupo de leales para crear un segundo grupo perseguidor.