Partida Rol por web

 Escucho a los demás, como suele ocurrir en estos casos el miedo y la tensión se apoderan de algunos y se convierten en agresividad

-calmaos, el templo es seguro y mientras los que estamos dentro permanezcamos unidos no caera, hemos de organizar una defensa eficaz y aprender a convivir ya que el sitio puede prolongarse varios dias. Una vez termine ya podréis zanjar vuestras diferencias-

Al ser un simple liberto no espero que me hagan caso, pero con que me escuchen deberían captar la sensatez de mis palabras

Espartaco siempre ha sido de naturaleza humilde. Siempre menos ahora, que se le ha subido la fama de gladiador a la cabeza.

-¿No osarás desafiarme sin enfrentarte a mi cuerpo a cuerpo después de eso? Porque decir mucho y acobardarse después es de nenazas, ¿o me vas a decir que "tu" Eirene es más hombre que tú? Yo solo quería divertirme un rato, pero ahora tengo que partirle la cara a un idiota.

Pullo le recordaba a Crixo. Se creía el más chulo de todos pero al final consiguió derrotarle, antes de convertirse en aliados. Dejó su espada en el suelo y miró desafiante al brebucón.

-Venga, te dejo que des el primer golpe, ramera- dijo acercándose a Tito- que el último seré yo quien lo dé.

Le guiñó un ojo a Eirene, y se relamió. Quizá la cataría después de machacar a su chulo.

-Ya veo que el plan es matarnos unos a otros o sembrar la desconfianza.- Exclama Ciceron al ver la desordenada situacion. -No todos somos guerreros ungidos por el dios Marte como vosotros, Cesar y Pompeyo, que solo veis la situacion desde los ojos sedientos de sangre de un soldado. Tal vez lo que debais vigilar es que no cunda el desorden. -Y dicho esto señala la escena que protagonizan Tito Pulo y Espartaco.- Como ha intentado Marco Antonio. En lugar de amenazar a honorables miembros de la Republica... -Baja la voz. -Y luego irse aparte con extravagantes reinas extranjeras. -Solo los mas cercanos a el consiguen escuchar eso ultimo.

La tensión esta en auge y eso que solo llevamos encerrados unas horas, no quiero pensar cuando haya pasado más de un día. Me aproximo al grupo en discordia para intentar calmar el ambiente.

Tranquilizaos todos, quien tenga fuerzas para discutir que las guarde para cuando tengamos que proteger este templo de los bárbaros, todos aquí somos hijos de roma por lo que debemos permanecer unidos.

Observo a mi alrededor buscando apoyo a mis palabras en los demás refugiados.

Demasiada barbarie imperaba en el templo. Si era sagrado para los romanos, ¿por qué se comportaban así? Costumbres de un pueblo supuestamente civilizado...

Eirene se apartó un poco de Tito Pullo. Sabía que cuando su hombre se enfadaba, no era aconsejable permanecer cerca suyo. Mientras no bebiese alcohol, se controlaría y no se olvidaría de ella.

Podía mostrar vergüenza o sentirse dolida ante los comentarios de Espartaco, pero él no era el primer hombre que hablaba de ella de aquella forma. ¿Por qué los hombres pensaban con el bajo vientre? Y si estaban bebidos, ¿por qué pensaban con los puños? Peor aun, ¿por qué se comportaban como animales para demostrar su superioridad?

Agradeció las palabras de Marco Antonio, que intentaban aplacar el terrible humor de su marido y se sorprendió al ver como Tito Pullo se controlaba ante un esclavo. Eirene agachó la cabeza para esconder una sonrisa.

Oh aunque digais que nada tenemos que temer, yo temo, dicen que los barbaros les hacen cosas terribles a las mujeres. Pienso dentro de mi. Ojala haya suficientes provisiones de agua y comida en el templo.

¡¡ CALMAOS HIJOS DE ROMA Y SIMPATIZANTES !! - dijo Porcio Caton mientras se ponia en mitad , entre Espartaco y Tito Pullo -

¿Habéis olvidado que nos acecha ahí fuera?,es de necios luchar entre nosotros dentro de un templo consagrado...,¿acaso no teneis suficiente con los bárbaros que quereis enojar a los Dioses, mancillando su templo? - dice con voz tajante , severa, con un tono de voz tan autoritorio de cuando dirigía legiones -

Ya es de todos sabido las barbaries que esos bárbaros pueden hacer, sabemos lo valerosos que son nuestros legiones y soldados, la fortaleza de algunos esclavos en la arena, pero no es cuestion, de aplacar esas ansias violentas, dentro de un templo al que todos hemos acudido por gracia de los Dioses, ¿acaso no pensais que los Dioses nos acojen en su templo para protegernos?,¿por qué queréis mancillar su templo con peleas, improperios y demas faltas de respeto?,¿acaso quereis ver la furia de los Dioses? - dice explicando a los presentes -

Hemos hecho lo que de palabra de Cesar nos ha ordenado, hemos fortalecido las defensas, puesto barricadas, de momento aqui dentro estamos seguros, lo mínimo que podemos hacer es convivir, mostrar respeto al templo y a los que bajo su techo nos refugiamos, mientras los hijos de Romas, tan valientes y agraciados por Marte se enfrentan contra esa horda de bárbaros, debemos de estar unidos aqui dentro, vigilar las barricada y fortificaciones, para que esos bárbaron no entren para mancillar este sagrado templo y a los hijos de Roma y simpatizantes, como bien han dicho, el templo es enorme, encontraremos a mucha mas gente si buscamos, habrán hecho lo mismo, bloqueando las entradas por las que entraron para sentirse seguros, no es plan de luchar, pelear, insultarse entre nosotros, tenemos que estar junto en esto. - dice con un tono de voz, como un padre explicando y recriminando a su hijo que ha hecho mal -

A Levi todo aquello le venía demasiado grande para él, que siempre había sido un esclavo. No sabía que hacer y, por supuesto, no podía decir nada, pues eraun simple esclavo.

De todas formas miró a ese tal Espartaco. Decían que era un esclavo que se liveró a sí mismo y montó la de los dioses contra la propia Roma.

mmmmmm

Dijo Levi sonriendo. Pues este esclavo había llegado a ser tan respetado como cualquier otra persona.

Disculpa, señor Espartaco. Me presento, soy Levi, un simple esclavo. Me han dicho que usted fue un esclavo como yo y ahora es respetado y temido. eso ¿cómo se consigue?

Preguntó Levi al guerrero.

La desconfianza que se estaba creando en la sala no aportaba nada a los refugiados. Por suerte, allí se encontraban altos mandatarios y guerreros que podrían guiar con buena mano la situación, por lo que Gaius decidió mantenerse en un discreto segundo plano. No había mucho que hacer, se encontraban atrapados hasta que fueran rescatados por el ejercito romano que, supuestamente, estaba de camino, así que tomó asiento aun lado de las escaleras, sacó su carboncillo y comenzó a dibujar algo en un trozo de papel, obteniendo como inspiración la belleza de una de las esclavas que allí se encontraban, Eirene.

Pullo sujeta con fuerza el gladius y va a responder al insolente esclavo con un golpe cuando Pompeyo interviene tratando de poner paz y Caton se interpone en su camino dando una arenga en favor de la colaboración contra el enemigo común. - Tienes suerte, tracio. - dice antes de darse media vuelta visiblemente molesto y se marcha con su mujer pensando que tal vez fuera esa la opción correcta. La última vez que mató a alguien por ella, Eirene se lo tomó bastante mal... tendría que hablar con Voreno de eso, ya que él tenía más experiencia como marido y mucho más sentido común.

Espartaco, hombre brabucón valiente donde los haya, esperaba a que la gallina hiciera algo más que hablar. Sin embargo no fue así y Quintus habló para tranquilizarlos.

-¿Hijos de Roma? Yo era tracio hasta que me secuestraron, mataron a mi poblado, vendieron como ramera a mi esposa y luego la mataron. Si sigo defendiendo este imperio es porque me han dado fama, dinero y buenas mujeres- dice guiñando a Jocasta- Si no, de qué...

Iba a asestar el primer golpe a Pullo cuando un esclavo de buenos modales se le presentó. Él era valiente y no quería dejar la pelea para más tarde. Pero los esclavos eran como unos hermanos para él.

-Se consigue de forma fácil. Primero te tienen que escupir, dar latigazos y minar tu voluntad con todas las torturas posibles. Luego tienes que causar revoluciones y destripar a otras personas en la arena. La décima vez que asesinas a un guardia porque te ha mirado mal, empiezan a temerte. Aunque cuando por fin te ganas una fama de luchador todo son ventajas, hasta algunos combates están amañados para que sigas ganando. Es algo muy noble.

Servillia observa con cierto cinismo la escena entre los hombres, especialmente entre los dos soldados.

-Hombres, tan fuertes y tan necios en sus palabras... Más les valdría usar ese exceso de energía cuando realmente lo necesitemos, cuando las murallas sean traspasadas por los bárbaros que quieren colgar nuestras cabezas en las puntas de sus lanzas. Hasta entonces, harían bien en tomarse las cosas con algo más de calma o alguno acabará con la cabeza metida en el barreño de las defecaciones.

Miro a cada uno de los implicados en la contienda, con una frialdad terrible. Nunca dejes el trabajo de una mujer a un hombre. Son terriblemente débiles.

Marco Antonio ardia con furia pero Cesar le habia dado una orden y tenia que respetarla...al menos por ahora, se acerco a Pullo Legionario ven conmigo y dile a tu esclava que ayude a atender a los heridos ni bien termina de decir la orden, no espera la reaccion de Pullo y se acerca a Pompeyo y le susurra al oido

Spoiler (marca el texto para leerlo):

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Cuando termina de hablar con Pompeyo vuelve hasta Pullo ¿Listo legionanrio? sigame y sin mediar palabras sale con paso rapido de la estancia.

 Niobe estaba en un rincón viendo todo lo que ocurría alrededor, habían sido muchos sucesos en un momento, y aun estaba conmocionada por tener que salir corriendo por la invasión barbara.

Pero se recupero como buenamente pudo, ahora lo realmente inmediato era curar a los posibles heridos, ya que sin ellos aun estarían más perdidos, aunque tampoco rezaba mucho por salir de allí, sabia que no había muchas posibilidades, aun así miro a las demás mujeres.

Miro a Eirene y a Vorena y sonrió preguntándoles -Vosotras dos, podéis ayudar aquí con los heridos?- más bien para ocuparlas, por la cara que tenían las dos.

Bruto entra tambaleante, lleva la mano en un costado y un reguero de sangre se filtra entre sus dedos. Da tres pasos y se derrumba de rodillas a los pies de Cesar. – Roma victix – balbucea antes de caer inconsciente.

Por eso quería tanto a aquel hombre. Como esclavo insultando a un Legionario, Tito Pullo tenía todo el derecho de matarle. Pero con la invasión de los bárbaros, un brazo fuerte más podía suponer una diferencia enorme, aunque ese brazo perteneciese a un hombre arrogante.

Silenciosa, le dio un beso en la mejilla a Tito Pullo y se marchó para ayudar a Niobe, su antigua ama, con los heridos. Debía intentar ser útil, aunque fuera rescatando a aquellos que la habían repudiado por ser una salvaje. Intentó mantenerse siempre a la vista, no quería que Espartaco cumpliese su amenaza, tomándola en alguna esquina oscura...

Levi escucha atento las palabras de Espartaco. Luego se mesa la perilla y contesta:

Hombre, lo de  ser escupido, darme latigazos y minar mi voluntad... eso está conseguiso... varias veces. El problema lo veo en lo de causar revoluciones y destripar a gente en la arena. Y es que, como puedes ver, mi físico me detesta, así que aunque los combates estén amañados perdería fijo.

Dicho esto Levi rio escondiéndose su rsa con la mano por si lo veían, gajes de ser esclavo.

¿Podrías enseñarme a ser algo más fuerte de caracter y ser respetado? La verdad, me gustaría poder ser igaul que los demás.

 Agradezco que Catón esté con nosotros, una voz a la que se la escucha con la suficiente experiencia como para parar la fuerza sin sentido de la sangre joven. Sólo faltaba que estando los bárbaros a las puertas les facilitásemos el trabajo matándonos entre nosotros, eso puede estar muy bien en la arena, pero no en un templo. Sigo sirviendo a quien me llama o a quien parezca que lo necesite, pero dejo el trabajo de tratar a los heridos en manos más hábiles. Entre idas y venidas, me acerco a hablar con el hombre que antes me contestó, incluso desde su humilde posición parece más sensato que muchos de los que se hacen llamar hijos ilustres de Roma.

-¿Qué nos matará antes, los bárbaros o nosotros mismos? Soy Posca, es bueno ver que hay alguien sensato y con la ideas claras aún en momentos difíciles.

Timón, nunca había estado tan cerca de morir como ahora en manos de tan terribles bestias como llamaba a los barbaros, este templo ha sido mi salvación y por tanto honro a los Dioses que me guiaron hasta él y al Dios al que pertenezca tan sagrado recinto, que ahora se convertía en mi hogar al menos de forma temporal hasta que acabaran con los barbaros o mi muerte llegara por los mismos.

Intento buscar a Atia entre los pasillos del templo sin mucha suerte. Me dirijo a constatar que pasa con el bullicio que logro escuchar no muy lejos de mí, al parecer los barbaros no eran los únicos que deseaban matar romanos, aquellos pocos sobrevivientes ahora querían resolver sus diferencias con mas sangre de la que ya se ha derramado, pero era aceptable que en medio de tanta tensión los instintos se apoderaran de la razón.

Observando a los hombres que fortalecían el templo para estar mejor resguardos me disponía a ayudarlos, cuando mis ojos notaron la presencia de los hijos de Atia, de inmediato fue a ver si sabían algo de su madre. 

Tras despedirse de Eirene, Pullo se gira hacia Marco Antonio - Si, preparado. Vayamos a ver esas defensas, no sea que quede algún hueco por el que se pueda colar un bárbaro en mitad de la noche.