Partida Rol por web

¡Hora de aventuras llegó, coge a tus amigos y vámonos. Con Jake el perro y Finn el humano, lo pasaremos guay, Hora de Aventuras!

¿Qué mejor día que El Día del Pícnic para reunirse con antiguos colegas de aventuras? ¡Pues hoy es ese gran día! Y todos vosotros habéis decidido ir al famoso Claro Clareado de El Bosque Verde.

-Vamonoooooo de nic pic, vamonoooooooooooooo de nic picc. Kachulo, yoooo, Lobombeeee, yooooo Misculitooo y yoooooo.- Don Moniato intenta cantar una canción dirección al super picnic amistoso de la amistad pero como siempre ni entona, ni lleva el ritmo ni se entiende lo que dice. Por lo que podéis apreciar Don Moniato es un tanto peculiar y por supuesto su grupo lo es más, ¿quién diría que alguien como el iba a juntarse con este tipo de personas? Pues nadie, pero este es el encanto de Ooo, que criaturas de todo tipo se unan en armonía... O no...

-¡Amigo! ¿Qué traido habéi? ¡Yo agua!- dice sacando de entre sus pliegues una cantimplora algo pringosa. -¿Os queréis? Yo doy.

Los andares de Don Moniato son lentos pero da grandes zancadas a la vez que mueve sus brazos e intenta seguir tarareando la canción que solo se compone de la primera frase del texto.

Volaba con fuertes aleteos por encima del grupo. Ibamos camino del Claro Clareado en el Bosque Verde, la vista desde arriba era agradable. Descendí sobre Don Moniato al escuchar mi nombre - Otra vez... ¡Es Cazulu! - Aclamé, desesperado porque nadie fuera capaz de pronunciar correctamente mi nombre, aunque muchas veces a mi mismo me costaba en el idioma de aquel lugar. - En fin, no, guardemos las cosas para el picnic. - Añadí, siguiendo a pie por el camino.

- Yo invocaré un par de cosas necesarias para el picnic, ya sabéis, unos sofas y una mesa... algo así. Las sacaré de por ahí, qué más da. - Respondí, ya que muchas veces no sabía de dónde salían las cosas que invocaba. Sabía que no las creaba, yo las llamaba, y aparecían. A lo mejor alguien las echaría de menos, o no ¿Qué más daba?

Mientras K'zulu pensaba en como decorar el picnic y Don Moniato cantaba feliz por la reunión; cuando todos comienzan a escuchar unos gritos de socorro.

- ¡Ayuda, ayuda!

Por desgracia, ninguno de vosotros puede saber a ciencia cierta de donde provienen.

¿Habrá alguien en peligro?

Musculitos había traído una buena cesta de comida para la ocasión, y saludo a sus compañeros nada mas verlos. Le apetecía enormemente realizar aquel picnic. Hacía un buen día para pasarse el día zampando sandwich y bollos. Sin embargo, nada mas dejar la cesta en el suelo el grupo empezó a oir gritos de socorro.

Creo que los gritos vienen de allí- dice Musculitos mientras se dispone a ir en esa dirección.

-¡Guta me tu nombe Kachulo!- dice Don Moniato ante la correción de K'zulu. Eso sí, otra vez lo pronuncia mal para no variar.

Don Moniato mira sin parar deseoso la cesta de Musculitos, ¿qué llevará en ella? Seguro que está rico y delicioso. Bocadillos de acelgas, pastelitos de albaricoques o golosinas de harina de trigo. -¡Icoooo!- exclama sin venir a cuento sorprendiendo a sus compañeros.

Pero su voz se ve sustituida por un grito aún más fuerte. No sabría decir quien es, si está en peligro o si es que hay una fiesta. Lo que sí sabe Don Moniato es de donde viene.

-Vamo vamoooooo- dice siguiendo a Musciulitos y animando al grupo a que les sigan.

Me giré en dirección a los gritos, entrecerrando los ojos con un atisbo de enfado en mi rostro, aunque en realidad casi siempre parecía enfadado, aunque no lo estuviera. - ¡Vaya! ¡Parece que se acabó el día de tranquilidad! - Exclamé tratando de averiguar de dónde procedían aquellos gritos de auxilio.

- Vayamos a ver, tal vez alguien necesite de unos avezados aventureros. - Añadí, volando junto a Moniati y Musculitos en dirección a los gritos.

Sin duda el ser que grita debe de ser Trompi, una elefantita especialista en hacer tartas de manzana. Recuerdas que una vez te convocó porque necesitaba manzanas de un árbol al que no llegaba, ¡Y fue tan maja que te regalo un trozo de uno de sus famosos pasteles de manzana!

Miro con admiración a K'Zulu.

-Kachulo héroe mío- me pongo las manitas en mi carota.

Lobombre había preparado un montón de trucos y aparatitos nuevos para el super nic pic con sus amigotes, pero antes de poder deleitarles con sus nuevos descubrimientos escucharon aquellos gritos de auxilio.

¡Auuuuuuuuuuuuuuu! – aulló Lobombre para responder al grito que todos habían escuchado-. Vayamos a ver qué ocurre, ¡pero con cautela!

Cuando seguís los gritos de auxilio llegáis a un claro donde podéis ver a Trompi llorando desconsolada mientras seis criaturas la acosan sin piedad.

Esas criaturas, de piel verde y orejas alargadas al igual que su nariz y del tamaño de un niño de 10-12 años son sin dudas unos crueles duendes.

- ¡Que alguien me ayude! ¡Por favor! - Grita desconsoladamente Trompi mientras uno de sus duendes tira por el suelo su cesta dejando ver que en su interior lo único que hay son manzanas.

- ¡¿Y quienes son esos?! - Exclama a la par uno de los duendes mientras señala hacia vosotros.

-Toooooompiiiiii- grita Don Moniato a la vez que va al rescate de su gran amiga. Si, la Señora Trompi es muy buena amiga de Señor Moniato porque 1, es una animala y a el los animales le encantan. 2, porque hace tartas de manzana y tiene pasión por la comida y 3, porque es todo ternuda. Justas razones para salir corriendo moviendo los brazos como tornados y sacando panzota para retirar a todos los enemigos de su amiga.

-Ninoninoninoninoooooooo. Man Moniatoooooo a ataqueeeee- canturrea antes de intentar embestir a los duendes.

Musculitos no lo duda: en un abrir y cerrar de ojos saca su cachiporra y carga como un poseso hacia uno de aquellos duendes.

¡¡¡Me estais joribiando el picnic!!!- grita mientras intenta dar un buen porrazo a uno de los duendes en la cabeza.

Reconozco la voz de Trompi al oír el grito y apresuro mi vuelo hacia la petición de auxilio. Al llegar, observo como unos duendes parecen estar molestando a nuestra amiga. Recuerdo la vez que me llamó solo para que la ayudara a alcanzar una manzana que estaba demasiado alta como para que pudiera alcanzarla. No iba a dejar que esos duendes le hicieran daño.

- ¡Alto ahí! - Grité, sobrevolando la escena. Alcé mi espada iridescente, preparándome para lanzar un conjuro sobre los goblins. Entoné un cántico en una lengua antigua, y un orbe naranja se formó en la punta de la espada y salió disparado hacia el duendecillo más cercano, encerrándolo en su interior y quedando este como petrificado dentro, igual que un mosquito en una piedra de ámbar.

Al ver cómo sus compañeros se preparaban para defender a Trompi, Lobombre no fue menos, se quitó lentamente su bata blanca, y la dejó perfectamente doblada en el suelo. Hizo lo mismo con su traje y sus gafas. Apenas un instante después, se puso con las patas delanteras en el suelo, se le erizó todo el pelo y con una cara de sanguinario dijo:

- ¡¡Nadie estropea mis presentaciones de nuevos descubrimientos!!!

Os lanzáis al ataque sin pensarlo siquiera.

Los duendes, diestros en combate, consiguen evadir la mayor parte de ataques pero al ver como Lobombre se abalanza sobre uno de ellos dejándolo inconsciente en el suelo y otro queda inmovilizado como una estatua, el resto de cobardes duendes sale huyendo hacia el bosque en todas direcciones.

- ¡Retirada, retirada! - Es lo último que llegáis a escuchar mientras corren y los perdéis de vista en la maleza del bosque.

Justo en ese instante, Trompi corre hacia vosotros con los ojos aún húmedos por el mal trago a la par que os da las gracias una y otra vez.

- ¡Gracias, gracias, gracias! Pensé que me iban a robar todas las manzanas. - Dice la elefantita con un tono un tanto triste aún. - Vine a recoger algunas manzanas de una variedad muy especial para una nueva receta de pastel de manzana cuando los encontré... -

Mientras Trompi habla, el hechizo de K'zulu parece llegar a su fin y el duende cae al suelo con un grito agudo como el de un niño asustadizo.

No hay de que trompi- responde Musculitos. Aquel combate había sido coser y cantar, nada que el grupo no pudiera hacer frente- ¿una nueva variedad para una nueva tarta? Eso si que es interesante...- a Musculitos la lucha le había abierto el apetito, y hablar de un nuevo pastel de Trompi (famosísima por sus tartas) hizo que su estómago sonase exigiendo comida. 

-¡¡Tompi!!- exclama al huir los duendes y estar su amiga a salvo. Coge a la pequeña y la achucha como si fuera un peluchito, incluso le da un besito en la mejilla de forma muy cariñosa. -¿Tas ben? Don Moniato te potegerá.

Nuestro héroe pasa por alto el hecho de que el último duende está ahí con ellos, seguramente el resto hará con el lo que Don Moniato no es capaz.

-A mí guta la mansana. ¿Nueva? ¿Sabe a colifló?- cuando Don Moniato habla denota, además de no saber hablar, cierta ¿incultura? ¿Inexperincia? ¿Estupidez? Dejemoslo como falta de intelecto. -Yo llevo a mansana ¿vae?

Acto seguido suelta a Trompi y recoge todos los frutos que quedan por el suelo. Echa una mirada al duende, podría esperarse fría y agresiva pero no, es cálida y generosa, casi como invitándole a comer una manzana.

-¿Ta bien?

El duende, paralizado al ver a todos los héroes y ninguno de sus compañeros empieza a correr en la misma dirección por la que fueron el resto de sus compañeros a la par que grita de miedo y parece incluso que llora.

Una vez el duende ha desaparecido de vuestras vistas, Trompi os agradece nuevamente el rescate.

- Gracias Don Moniato, eres muy amable por llevar las mazanas. - Trompi parece mucho más tranquila e incluso ahora sonríe.

- ¿Os importaría acompañarme a casa? No quiero encontrarme de nuevo con esos duendes malos. ¡Además os daré un pastel como recompensa! - Dice mientras le guiña un ojo a Musculitos y luego sonreía para el resto del grupo.