Partida Rol por web

-Estaré encantado de compartir mis resultados con usted, Sor Sturzo, con la venia y el mecenazgo del Vaticano.- aceptó el angloriental el trato -Sin embargo, mucho comienzo a temerme que puede que el profesor no se presente a esta agradable velada. Resulta extraño, tras el énfasis de su ofrecimiento de anoche e incluso de muy mal gusto, si se trata de una broma. An así, me niego a creer que no habría enviado a un mensajero a avisarnos de cualquier retraso o cancelación, por lo que me inclino a pensar que hay razones suficientes como para preocuparnos. Me temo que una visita a la vivienda del Sr. Smith no estaría de más. No todos quizá, pues podría aparecer mientras nos ausentamos, pero me parece inadecuado no confirmarlo, dada la espera a la que nos estamos viendo sometidos.- propone Alexander, evidentemente demasiado activo como para estarse quieto más tiempo, y con pocas ganas de hablar del asunto del periódico, al parecer.

Irina contempló a sus acompañantes sin entender muy bien por qué se impacientaban tanto. Sí sólo hace dos minutos que dieron la medianoche...Alzando el manguito en gesto que llamaba a la calma comentó.

-Señor Bruswell...me parece un poco precipitado ¿no cree? Sólo hace escasamente dos minutos que dieron la medianoche y ya piensan que le ha pasado algo...a lo mejor simplemente se está retrasando y no ostenta la tradicional y mítica puntualidad inglesa-esbozó una sonrisa irónica mientras se encogía de hombros.

Regi escucho las campanadas que anunciaban la media noche, y casi acompañadas de ellas a unos escasos minutos vió como Mr Bruswell empezó a preocuparse por Mr Smith.

Esta claro que estas historias de Fantasmas han calado hondo. Es increíble como estas historias, al igual que las semillas de mala hierba echan rápido raices, y parece que en ellos ya han encontrado buena tierra

No deben preocuparse tan solo hace un momento que es medianoche. la niebla es espesa y hay muchas razones que podrían hacer que se retrasara

No me extrañaría en absoluto que nos pudiera estar incluso fotografiando para utilizarnos en su siguiente exposición. - indicó Connely con una cierta sonrisa irónica - Imaginen los titulares...."El auge de la parapsicología. Cómo puede atraer a gente de distinta raza, credo y posición".

Mientras hablaba, James había ido abriendo los brazos, y los mantenía ligeramente levantados, como si quisiera presentarles lo que su imaginación le hacía ver de forma tan clara. Un gran e iluminado cartel que presenta una función.

Tras aquellas palabras intentó recuperar la compostura - Esto no se me hubiese ocurrido hace un par de día, pero viendo el drástico giro que han tomado las investigaciones del profesor, me hace suponer que es una alternativa bastante factible.

Se arrebujó más en su abrigo, pues la espera en el interior de la espesa bruma, estaba consiguiendo que todo el cuerpo comenzara a sentir el frío húmedo que reinaba en las calles.

A pesar del rechazo que le inspiraba el político Irina no pudo evitar soltar una risita cantarina que en seguida quedó amortiguada por la niebla espesa. A través del tejido del abrigo empezaba a notar cómo la humedad le calaba en los huesos y hacia rato que no sentía los pies por lo que taconeó varias veces sobre el empedrado intentarndo hacerlos entrar en calor.

-Desde luego...serría algo muy divertido si así fuese...-comentó estremeciéndose ligeramente-Lo qué si está claro es que esté llegando tarde o no el señor Smith, aquí nos estamos congelando y vamos a cogerr un resfrriado. Crreo que bien podríamos subirnos al coche y resguardarnos de esta odiosa niebla-mirando a todos con actitud interrogante se dirigió hacia el carruje y sacando una mano enguantada del manguito asió la manija de la portezuela y la abrió. Con agilidad trepó y entre suspiros de alivio se arrebujó en uno de los sofás del vehículo-¡Oh, mirren hasta hay una mantita de lana escocesa para entrrar en calor!-su voz entusiasmada llegó desde el interior ligeramente amortiguada.

Mientras Irina hablaba desde el interior del coche y los demás comentaban el retraso de Mr. Smith, Mia miraba alrededor tratando de grabar en su memoria todos los detalles de aquella noche. Finalmente, rompió su silencio y se dirigió a su primo. -¿Entramos?

La Hermana Sturzo, que hace ya rato estaba planteándose esperar al Sr. Smith dentro de uno de los carruajes, sube detrás de Irina, y se sienta, frotándose las manos para despistar al frío.

-Bueno, no creo que tarde, sabe que estamos esperándole con este frío. Aunque la verdad es que me extraña que no haya llegado aún. Desde luego, ustedes los ingleses, y lo digo como un cumplido, son los mejores anfitriones en lo que a etiqueta se refiere. Por tanto, lo lógico es que el Sr. Smith hubiera llegado antesde la hora prevista...

En mitad del silencio se oyeron cascos de caballo golpear los adoquines de la calle y el sonido fue aumentando rápidamente. La niebla impedía ver quién o de dónde provenía el coche pero no tuvieron que esperar demasiado. Un hansom tirado por un corcel negro como la noche apareció a pocos metros de ellos, parando frente a los dos coches donde estaba esperando impaciente el grupo.

El caballo relinchaba y todos pudieron ver como el vaho escapaba de su nariz y su boca para mezclarse con la niebla, más espesa si cabe. La niebla, la hora del día, el frío y el aspecto amenazador del caballo estaban empezando a recordar al hansom del profesor que les mostrara ayer durante la conferencia.

Finalmente el conductor salió de su mutismo y con una voz exageradamente aguda rompió el espejismo dirigiéndose a ellos.

-Disculpen, caballeros. ¿Alguno de ustedes es Lord James Connely?

No esperaba escuchar su nombre a través de aquella bruma...más bien todo lo contrario, pues James se había girado al escuchar el caballo que venía hacia ellos, pero esperando encontrarse con el rostro sonriente del profesor, dejándole un poco extrañado la situación que acababa de producirse.

Ese es mi nombre - indicó adelantándose hacia aquel hombre que venía en su busca.

Sentía un cierto nerviosismo apropiandose de él, quizá derivado de todo un conjunto de cosas diferentes, y que por separado no tendrían la menor relevancia.
Sin embargo, rodeado por la niebla, a altas horas de la noche y con la perspectiva de poder vislumbrar algo que podría hacerle cambiar su opinión sobre ciertas cosas, Connely sólo encontró consuelo en su fiel bastón, el cual aferró con fuerza.

Al oir la confirmación a su pregunta, el conductor metió la mano enguantada en el bolsillo interior de la chaqueta y sacó un sobre algo arrugado que entregó a James.

-Esto es para usted -dijo sin más y quedó a la espera.

El sobre estaba cerrado y James pudo reconocer con claridad el sello del profesor Smith en la cera. Recordaba haber visto la noche anterior un anillo con el mismo dibujo en su mano izquierda mientras le intentaba convencer sin éxito acerca de fantasmas, encantamientos y sandeces por el estilo.

James abrió la carta sin pensarlo, habituado a recibir este tipo de correspondencia aunque en situaciones menos siniestras. En el interior solo encontró una tarjeta de visita con una dirección de Cheapside, zona de clase baja de Londres donde Smith jamás pondría un pie. Al darle la vuelta vio garabateadas las siguientes lineas:

Venid de inmediato. No me queda mucho.
Por el amor de Dios, no dejéis que nadie os siga.
J.A. Smith

Connely pocas veces era un hombre dado a los impulsos, y esta vez no iba a ser diferente.

Con tranquilidad, tomó en su mano el sobre que le tendía aquel hombre, y observó atentamente ambas caras, donde descubrió una clara señal de su procedencia - Es del profesor. - indicó abriendolo sin más preámbulos. Ese sello sólo podía ser de Smith, pues lo llevaba en su dedo la noche anterior.

El contenido del paquete recién entregado, no era más que una simple tarjeta, la cual leyó James antes de tender la mano y entregarla a aquel que se encontrara más cerca.

Debo ir de inmediato a esa dirección - comentó señalando la tarjeta - pues si se fijan bien, verán que en la parte trasera hay unas frases escritas por el profesor, y parece bastante apurado.
Lo que realmente me extraña es que Arthur jamás se acercaría al barrio de Cheapside.

Algo no encajaba, pero el profesor siempre había sido una persona a la que tenía en gran estima, por lo que no le dejaría abandonado a su suerte.

James se acercó al coche, en el cual ya se encontraban sentadas dos lugares ocupados, y se introdujo en él. - Quien quiera acompañarme que suba.

Irina se había asomado por la portezuela al oir el ruido de cascos de caballo mientras sentía que los nervios se adueñaban de ella. Qué bien...ya era hora de que llegase. Pero en lugar de al profesor sus ojos se detuvieron en un hombrecillo enjuto que cuando habló lo hizo en tono estridente y ligeramente escalofríante. Mientras veía como el Lord Connely hablaba con el hombre y luego leia detalladamente la tarjeta un mal presentimiento se fue extendiendo por su interior.

Cita: pues si se fijan bien, verán que en la parte trasera hay unas frases escritas por el profesor, y parece bastante apurado.
Lo que realmente me extraña es que Arthur jamás se acercaría al barrio de Cheapside

Viendo que el hombre tenía intención de encaramarse al carruaje se echó a un lado y tomó de nuevo asiento.

-Esto no me gusta nada, Lord Connely...si  no le importa le acompañaré-dudaba mucho de que si el profesor se encontraba en problemas pudiese hacer nada pero su curiosidad primaba por encima del sentido común. Bajo el sombrero oscuro su rostro se veía pálido y serio.

La respuesta a la inquietud que se estaba apoderando de todos llegó con la nota que el lacayo había entregado a Lord Connely.

-¡Cielo Santo! Pues yo también le acompaño, si me lo permite. Puede que ese hombre necesite ayuda espiritual, por desgracia sus palabras parecen indicar que está en una situación límite. ¿Habrá quizá sufrido un accidente, y estará casi agonizante...? ¡Dios no lo quiera...!

Sacude su cabeza, con lo que la toca se ladea, y la recoloca rápidamente. Añade:

-Aunque... ¿no le parece a usted extraño que recalque en esa nota que nadie debe seguirle...? Eso habla de otro tipo de situación... de otro tipo de peligro...

-Dada nuestra reciente relación con el profesor, todos deberíamos ir. Son días inciertos en Londres y están pasando cosas extrañas en la ciudad. Vayamos al lugar que indica el mensaje y veamos de qué se trata.- dijo Wan, antes de girarse hacia su acompañante -Sr. Rigby, me temo que sus imágenes acaban de cambiar de cariz.- añadió cediñéndole el paso al fotógrafo.

Cuando el caballo negro como la misma noche hizo sus aprición en medio de la espesa niebla de la noche Tirando del hansom, Lord Regional miro a sus compañeros con la seguridad de que algunos de sus compañeros tensos como estaban, y predispuestos por las historias de fantasmas que tenían en la cabeza, estuvo seguro de que mas de uno se debió imaginar que era el mismo diablo. Eso hizo arrancar una sonrisa de Lord Reginal.

Pronto la sonrisa se trsnsformó en precaución cuando el pèrsonaje enjuto que iba en el hansom le dio la nota a Lord Connely

Cita:
Venid de inmediato. No me queda mucho.
Por el amor de Dios, no dejéis que nadie os siga.
J.A. Smith

Es curioso, me pregunto que hace el profesor en ese barrio de Iralndeses y de judios, no perdamos tiempo. Sera mejor que vayamos en el mio ese Hansom es demasiado pequeño para todos

Reginal espero a que sus compañeros fueran subiendo, el corazón se le aceleró y sus sentidos se agudizaron a casusa de la adrenalina que le recorría ahora el cuerpo