Partida Rol por web

Frank estaba sobrepasado por la situación. Aquello no era un grupo de borrachos liándola en el bar de Mark ¡aquello era un apocalipsis zombie en toda regla!

—Vale. ¿Cuánta gente tenemos aquí? ¿Vehículos? Tenemos que evacuar a todos los que no hayan sido... infectados. Emitid en señal de radio libre para ver si podemos contactar con la gente que necesite ayuda. ¡Dadme un jodido cuadro de efectivos!

Mientras hablaba Frank fue al armero y sacó las escopetas repartiéndolas entre todo aquel que supiera usarlas. Si Tom sabía apretar un gatillo y había una para él también la tendría: necesitaban toda la fuera de fuego que pudieran reunir.

Los únicos agentes que hay en la comisaría son Amy, Lou, Thomas, Steve y Wedneday.
Hay 8 civiles y uno de ellos está apunto de morir.

Además de vuestro coche sólo hay otro disponible. La emisora de radio y los móviles carecen de señal.

Los lamentos de aquellos que son atacados y devorados resuenan en el exterior, apena por encima del rugido constante de los asesinos caníbales.

Pues si no se puede hacer nada más toca darse a la fuga. Me voy para un coche indicando a los demás que me sigan e intento salir del pueblo.

¿Evacuar? ¿Evacuar?! Miró al Sheriff atónito. Tiraría del herido- Hay alguie muy grave, uno de los coches debería de irse directamente al pueblo cercano donde esté el médico, y el otro que se encargue de sacar a gente. Hay que avisar al resto de zonas!- No aceptó el arma de fuego, el no iba a matar a nadie. 

Quédese usted y un par de sus hombres aquí en el pueblo, pero el herido está grave, necesita ayuda hospitalaria de inmediato- Se plantó delante. 

Frank se encaró a Roland:

—¡Si quisiera su puta opinión le habría dado la jodida placa!

Después lo agarró de la solapa para acercarlo a su cara y decirle en un tono más bajo, que no oyesen los demás:

—No va a sobrevivir. Mire la puta herida. Mi tarea aquí es tomar las decisiones que otros no querrían tomar y es lo que voy a hacer. Si sobrevivimos a esta locura seré yo quien lleve el peso de esa muerte sobre mi conciencia, pero si puedo salvar a alguno de ustedes habrá valido la pena. Lo demás déjelo para películas baratas.

Empujó rudamente al profesor mientras se dirigía de nuevo al resto.

—De acuerdo. Yo salgo primero y abro fuego. Los demás corriendo a los vehículos. Si por cualquier motivo ven que no puedo seguirles ¡no esperen! Ya me buscaré la vida.

Miró al herido de muerte. Meneó la cabeza.

—Intentaremos traer ayuda para rescatarlo, pero ahora mismo no podemos hacer nada más. No podemos llevarlo a los coches y tampoco esperar aquí un milagro.

Se encaminó hacia una de las puertas que llevaban al parking donde estaban los vehículos.

—¡Y ahora muévanse antes de que esas cosas decidan organizarse de alguna manera!

-¡Joder Sheriff! ¡Así se habla!

El agente sale el primero y abre fuego.

- ¡Putos caníbales! ¡Me podéis comer los huevos desde el culo!

Mientras los supervivientes resguardados en la comisaria salen al exterior, abriendo fuego y dejando atrás a un moribundo, la horda de hambrientos ciudadanos se abalanza sobre ellos.

Tras la marabunta, subida a un coche estrellado contra una farola y cuyos ocupantes no ya no están en el mundo de los vivos, podéis ver a la doctora Parker. Parece una reina ensangrentada que dirige a sus soldados hacia la batalla final.

El hedor de la muerte es acompañado por el graznido de los cuervos que sobrevuelan el lugar.

Por algún motivo Frank sentía que todo lo que estaba pasando allí estaba hilvanado a la doctora Parker. No sabía el motivo pero lo intuía. Así que hizo un gesto a los suyos:

—¡Corred a los coches! ¡Vamos Lou! ¡Tú y yo acabaremos con esto!

Diciendo esto se intentó acercar a aquella especie de 'reina zombie' para presentarle sus respetos en forma de plomo.

Un sonido gutural rasga el aire. La reina portadora de la desgracia ruge y sus lacayos avanzan más lento, aceptando el desafío que se puede leer en el rostro del sheriff. Los demás agentes tienen el tiempo suficiente para que todos los que quieran irse entren en los vehículos disponibles.

Amy os mira con aprobación, pues estáis dispuestos a sacrificaros para poner fin a toda esta locura. Cierra la puerta del coche y arranca el motor.
Lou le lanza un beso y le guiña un ojo. Después clava su mirada en la Doctora Parker y escupe al suelo.
- Prepárate para sangrar perra del infierno.

La Doctora salta al asfalto y corre a cuatro patas, zigzagueando como una bestia cruel e inteligente, hacia aquellos dispuestos a morir enfrentándose a ella.

Frank no estaba para sutilezas. Abrió fuego contra la reina zombie sin pensárselo dos veces.

—¡Come plomo maldita perra infernal!

Le quedaba la satisfacción de saber que, pasase lo que pasase, los otros podrían ponerse a salvo.

La escopeta escupe su letal munición. La reina caníbal salta como un gran felino sobre los agentes en el último momento, logrando esquivar la mayoría de los perdigones.

Cae, como ángel vengador desde el cielo, sobre Lou y con sus dedos descarnados terminados en garras hiere al ayudante del sheriff. La sangre brota del abdomen del hombre y las entrañas amenazan con derramarse a través de los jirones de ropa.

Cuando ella se dispone a morder a su víctima y a devorar un pedazo de su carne cruda, el moribundo reúne sus escasas fuerzas y dispara a bocajarro contra su enemiga.

La doctora Parker apoya una rodilla en el suelo, cuando el estruendo del disparo se desvanece, y Lou deja caer su arma para agarrarse su maltrecho cuerpo.

—¡Noooo! ¡Looooou!

Frank gritaba mientras continuaba disparando contra la canibal.

Frank sabe que no puede perder a nadie más y menos a Lou. La reina caníbal se gira hacia él en el mismo instante en que abre fuego. El ruido de la pólvora al detonar apenas logra sobreponerse al lamento de la doctora al caer al suelo, ensangrentada tanto por sus crímenes como por sus heridas.

La multitud compuesta por sus seguidores detiene su actividad, asombrados por lo que acaba de ocurrir, dando la impresión de que han conseguido recuperar su raciocinio.

La doctora Parker aún respira, aunque con dificultad. Los lugareños que la siguen comienzan a gruñir y a adoptar posturas más propias de bestias que de personas. Se encorvan, algunos tanto que llegan a tocar el suelo con las manos, aúllan, olisquean el aire e ignoran a las víctimas más cercanas. Aquellos que estaban a punto de ser devorados reúnen sus escasas fuerzas y huyen. Algún superviviente, fuera de sí a causa del estrés y del odio, ataca a los hambrientos sin que centren su atención de nuevo en una presa tan fácil.

Todos los caníbales lo tienen claro. Ahora la prioridad es salvar a su reina y devorar lentamente a aquellos que han intentado asesinarla.

Estaba con Amy y algunos mas en el vehículo mientras se habían alejado ya lo suficiente del barullo central. Supuestamente iban a por refuerzos- ¿A cuanto está el pueblo más cercano?!- No dejaba de mirar hacia atrás, esperando a que en cualquier momento algo les persiguiera.

La imagen del bosque venía una y otra vez a su cabeza. Pero aquello solo eran tonterías, paparruchas, no podía funcionar ¿Verdad?