Partida Rol por web

Correr por los pasillos creados por aquellos largos setos eran una sensación de lo más extraña. Sabía que un mal giro podía llevarme directamente a una trampa, o a un oponente peligroso. Más todavía, una mala serie de giros podía conseguir que me perdiera y empezara a caminar en círculos, lo cual era una de las peores situaciones en las que me podía llegar a encontrar. Precisamente para evitar eso al principio había tenido una alternativa en la cabeza: Crear mi propio camino. Nada aseguraba que los setos fueran necesariamente resistentes a la magia, después de todo.

Pero incluso si finalmente decía poner en acción ese plan, no era conveniente hacerlo todavía. Estaba en un sitio al que inevitablemente llegaríamos los cuatro aspirantes, y si funcionaba, podrían verlo y seguir mi ejemplo. Sí, pese a todo, tenía que pensar en ellos como competidores. Lo mejor era caminar un poco más, hacer algún giro intentando mantener clara la orientación hacia la que se encontraba el centro, y probar suerte cuando supiera que tenía las espaldas cubiertas.

Y eso significaba decidir. Así que decidí. Con un asentimiento para mi misma, tomé la salida de la izquierda.

Estaba inquieta, nerviosa, cada vez sintiéndose más y más encerrada. Tenía que seguir avanzando, no podía detenerse. De pronto percibió movimiento en el suelo, y su cabeza fue de inmediato a las clases de Herbología.

Lazo del Diablo.

Con un jadeo, Amelie retrocedió y apunto la varita hacia el suelo. -¡Lumos Solem!- La punta de su varita se iluminó para producir una luz incandescente, aunque no alcanzaba a ser tan fuerte como otras veces que realizara el hechizo.

Esperó que eso fuera suficiente para poder alejar las lianas de ella y poder seguir corriendo.

Hiro caminó por aquel pasillo rodeado de altos setos que parecían moverse, como si tuviesen voluntad propia y quisieran algo de él. Andaba con paso decidido y rápido, pero en guardia, siempre en guardia. Aquel laberinto podía esconder cosas que desconocía y tenía que estar preparado.

El eterno pasillo al fin llegó a su fin y tuvo que tomar su primera decisión. Tras dudarlo, decidió que la mejor opción era ir hacia la derecha, así que así lo hizo. La soledad de aquel pasillo, el constante murmullo lejano que parecía oír de vez en cuando y la incertidumbre de no saber a ciencia cierta hacia donde tenía que ir lo ponían nervioso.

Sin embargo, nada era comparable al escalofriante susurro que le llegó de pronto, dos veces. Miró hacia atrás, hacia los lados y finalmente hacia adelante. Algo no iba bien. ¿O tal vez eran sus nervios? Los nervios, la soledad y unos ruidos podían jugar malas pasadas... pero Hiro no pensaba que fuese eso. Había algo más.

Respiró hondo y siguió su camino. Fuera lo que fuese lo que o el que hubiera susurrado aquello estaba equivocado. Hiro no pensaba morir aquel día. Pensaba ganar. Levantó la varita y continuó, listo para lo que fuese.

De alguna manera logras sortear de forma dificultosa aquel instante  en el laberinto pero sabes que de tanto correr, el cansancio comienza a hacer mella y necesitas tomar un respiro. Justo en ese momento donde le das oportunidad a tu cuerpo para reponerse, puedes ver de reojo como una luz se acerca a ti con la intención de impactarte. No sabes de donde provienes, pero está claro que es un conjuro directo a ti. 

¿Qué harás?

El camino optado te brinda la monotonía de un largo pasillo donde todo está demasiado tranquilo, tienes el sol como referencia y curiosamente durante un corto trayecto, puedes decir que es un paseo de lo más normal. La cuestión es que de repente escuchas pasos a tu alrededor, si te centras puedes asociar que se trata de dos personas en diferentes direcciones y quizás, solo quizás, se trate de tus compañeros. 

El sonido es claro, son hojas que al ser pisadas crujen en el suelo aunque tú estás en una parte donde no hay árboles, donde el suelo es de tierra y pasto. Lo cual si haces un análisis muy rápido, hay ciertas cosas que no encajan pero aún así se acercan más y más. Esto influye en el movimiento de las paredes que rápidamente comienzan a encerrarse a tu paso y sabes lo que significa, ya que como quedes encerrada... Pierdes el juego. 

¿Esperas a comprobar o avanzas? 

Lo descubres a la perfección, es el lazo del diablo  y no te cuesta nada el recordar su efecto. Así que actúas muy rápido, pese a que la potencia del conjuro no es la mejor que conoces de ti, te ayuda a superar ese obstáculo con alguna que otra marca en los tobillos debido al agarre de la planta. 

Te toca seguir y da la impresión de que esas paredes se cierran en un constante movimiento que cambia de dirección a los que están allí dentro. Son secuencias de tantos minutos, lo cual da la impresión de que el tiempo para ti es en verdad lento, pero no para quienes están fuera del Laberinto. 

En medio de la incertidumbre, notas como de repente quedas encerrada y sabes que de mantenerse, el juego se termina para ti. Así que de alguna manera cuentas esos minutos, no son muchos pero lo suficientes para no quedar fuera y cuando pasan, una nueva salida surge, eso sí. No es la mejor. 

Lo ves, es oscuro y lleno de arañas que van tejiendo sus telas de lado a lado del pasillo. Tienes que elegir, perder o superar ese obstáculo. 

Aquel susurro desaparece o tal vez se escucha más lejano, como sea no inquieta tanto como debería. Además te has convencido de que no será así tu destino. ¿Eres quien lo crea, verdad? Así que mientras avanzas a paso firme descubres que surge una pequeña constante o patrón dentro del laberinto, los setos van cambiando de posición cada tantos minutos y estos otorgan nuevos pasillos para recorrer. 

Pero como todo tiene su desventaja y da la impresión de ser una cuestión de azar porque se reflejan despejados de momento. ¿Y si sucede lo contrario? La duda está presente, pero en ese avanzar que te propones el sol sigue siendo tu guía, hasta que de repente un denso aroma se impregna en tu nariz, es algo realmente extraño. 

¿De dónde proviene? ¿Qué efectos tendrá en mi?

No se evidencia nada alrededor, pero lo sientes. Cada vez más fuerte. 

Ese movimiento constante hacía complicado intentar recordar por donde había venido y hacia donde se dirigía. Cuando de pronto no hubo más camino, se debatió nerviosa, pero manteniendo suficiente el control para no perder la compostura. Contó entonces los segundos, respirando a un ritmo suave y en calma.

Cuando se abrió el camino sintió escalofrio. Pero no tenía tiempo para perder, tenía que avanzar. Mantuvo la varita en alto y comenzó a caminar, intentando no tropezar con las telas de araña.

La decisión es clara, no puedes quedarte allí dando por perdido todo. Representas a tu colegio, eres una bruja capaz de enfrentar cualquier peligro que tienes delante y esta prueba, es la idónea para que todos sepan de qué estás hecha. Ya Fleur no había dado una buena imagen, te toca limpiar aquello, redimir a Beauxbatons. 

Y decides dar aquel paso hacia delante, hacia ese pasillo oscuro donde el sol ya es tiempo pasado y las paredes están llenas de arañas. Conoces el hechizo, tienes la fortaleza para hacer frente a esto y a medida que vas caminando por allí, te sientes muy observada como si ese silencio que se corta con una tijera, sea la antesala del caos. Pero continúas caminando, paso a paso y las arañas bajan al suelo. 

Logras esquivarlas como si nada, si no te tocan no es problema. No obstante el pasillo se oscurece cada vez más y más, esos ojitos siguen pendientes de ti y cuando quieres acordar, allí está. Ella, una acromántula que no ha llegado al cúlmen de su madurez pero sabes perfectamente que pese a su tamaño mediano, no deja de ser peligrosa. 

De inmediato sientes que debes hacer algo, es ahora o nunca así que conjuras aquel hechizo. Surge con potencia de la varita y logras deshacerte de ella, sólo que... todas las pequeñas arañas que antes observaron la escena comienzan a buscarte, tienes que salir corriendo de allí o hacer algo. El pasillo está por cambiar, los setos se moverán. El tiempo te juega en contra. 

¡Protego Totallum!

Bramó al mismo tiempo que se lanzaba al suelo para tomar cobertura

Te vas a enterar

Buscó al origen de aquel hechizo mientras se protegía de otro posible impacto. En su escuela la enseñaron bien a pelear contra otros magos, es verdad que el honor primaba, pero los trucos sucios estaban y eran utilizados, con demasiada normalidad. Había tenido suerte de poderlo ver venir justo a tiempo

Hiro percibe el aroma y frunce el ceño. Sin embargo, sigue hacia adelante, cubriéndose la boca con la ropa. ¿Alguna planta? Piensa, mientras intenta no inhalar la sustancia. Caput bullae. Susurra, creando una burbuja que le proporciona aire puro alrededor de la cabeza.

Siguió avanzando, con la burbuja de aire puro mágico alrededor de su cabeza, confiando en que aquello impidiese que la sustancia entrase.

Hiro tenía la mente puesta en el objetivo, aunque aún no sabía la forma en la que llegaría a él si el laberinto cambiaba cada escasos segundos. Por suerte, tenía el sol para guiarse y sabía que tenía que dirigirse al centro. Siguió adelante con la burbuja de aire puro hasta que notase que la sustancia se hubiese disipado. Solo entonces quitaría el encantamiento.

El protego totalum funciona como esperas, aunque tarda en formarse una pequeña cúpula invisible a tu alrededor mientras estás en el suelo. El asunto es que cuando miras hacia el lugar de origen, no hay nadie a simple vista y el bombardeo de conjuros, es impresionante. Tanto que son minutos dónde se intenta derribar esto que has creado, pero de momento les ha resultado imposible. 

De alguna manera sin poder ver aún quien es el culpable de tanta traición, la calma llega de repente y puedes escuchar pasos que se alejan dando la impresión de que no seguirán fastidiando tu prueba. Aunque no tienes la certeza si fueron tus compañeros, un efecto del laberinto o una ilusión de tu parte. Salvo que esto último es un poco imposible considerando que ese protego te ayudó prácticamente a sobrevivir al ataque. 

El silencio ahora es lo único que hay... 

Sin dudas eres muy astuto y ese conjuro ahora mismo te ha salvado de alguna que otra consecuencia que sin dudas podría poner en riesgo tu participación en esta prueba. No estás al tanto debido gracias a tu acción si este aroma nauseabundo ha desaparecido en verdad. Pero al menos por lo que sea que dure el hechizo, te mantiene a salvo. 

Y mientras continuas avanzando por ese pasillo que de momento no se cierra, notas unos pasos acercarse y de repente al mirar de soslayo, puedes ver cómo una luz se dirige hacia ti. Está claro que alguien está lanzando un hechizo en tu contra. 

¿Que haces?

Hiro no tuvo demasiado tiempo para reaccionar. Notó que alguien le lanzaba un hechizo e hizo lo que le habían enseñado. Protego! Mencionó, mientras trataba e interceptar el proyectil y se preparaba para contraatacar. El contrincante había sido muy poco noble, lanzando el hechizo sin que Hiro estuviese preparado. Se las haría pagar caro.

Desmaius! Profirió, molesto con su contrincante, sin saber muy bien hacia donde apuntaba, tratando de dirigir el hechizo hacia el lugar del que había venido la luz.

-¡ARANIA EXUMAI!- Había gritado Amelie al ver a la gigantesca criatura, tal fue su terror que pudo sentir como la magia salía de sus manos con gran potencia, impactando a la criatura y haciéndola escapar. El sonido de las pequeñas arañas a su alrededor comenzó a aumentar, y la rubia entendió al instante que debía salir de allí, a como de lugar.

Comenzó entonces a correr en la dirección del pasillo que se estaba abriendo frente a ella, con la varita preparada por si se daba de bruces con otro obstáculo, intentando respirar de forma controlada, y no hacer demasiado ruido.

Se había ido, se había desvanecido aquello que le había intentado dar caza y dejarla fuera de combate. No sabía quién había podido lanzar aquella magia, pero desde luego no iba a dejar pasar la oportunidad de atacar antes de tiempo si fuese necesario.

La mejor defensa es un buen ataque, ¿No Markus?

Vió su varita y aquel rastro que aún seguía, y viendo cómo el bosque volvía a moverse comenzó a aligerar el paso de nuevo, aunque notaba como esta vez cada paso le costaba más que antes

Me repetí a mí misma que la monotonía no era necesariamente algo malo, pero como todas las cosas en la vida, se trataba de una cuestión de balance.

Demasiados encuentros en poco tiempo significaría más probabilidades de fracasar, y la falta de ellos podría interpretarse como que estaba dibujando círculos o siguiendo un camino sin salida. En cualquier caso, dudaba que fuera posible alcanzar la copa sin no tener ninguno.

No podría comprobar esta última teoría, porque me encontré en mitad de un dilema. Pasos, quizás amenazantes. Paredes que se cerraban. ¿Correr a una trampa, o perder? ¿O una oportunidad de probar la teoría de que un hechizo podría abrirme un camino?

Resoplé. No había tiempo para pensarlo demasiado.

—¡REDUCTO! —exclamé apuntando a una de las paredes.

Si el hechizo resultaba ser eficaz contra ellas, aprovecharía los caminos que podía hacerme con él. Y si no... Correría. Un buen mago también tiene que estar en forma.

El protego sin dudas ha sido eficaz ya que al impactar con fuerza sobre ese escudo invisible, no tuvo efecto alguno y como es de esperar intentas devolver el gesto, sólo que el hechizo se desvanece apenas sale de la varita. Aunque claro, no tienes a alguien delante de ti para atacar y en parte, es conjurar a la nada. 

¿Quién se atrevió a jugar tan sucio?

No lo sabes, lo bueno es que puedes avanzar y justo detrás de ti la pared se cierra para dar paso a nuevo camino. Uno que ahora se encuentra en penumbras y al caminar por el suelo, escuchas el crujir de algo. No logras identificar si son hojas, huesos o vaya a saber qué. La cuestión es que de repente algo respira de forma muy agitada y una sensación de miedo comienza a recorrer por tu cuerpo. Si, lo sabes... 

El frío se apodera de aquel rincón oscuro mientras que a lo lejos puedes comenzar a ver de qué se trata, ese espectro oscuro, aquel mal que cualquier mago teme porque es capaz de robar cada momento feliz con tan solo una mirada o un beso. Un dementor hace acto de presencia y va hacia ti.