Partida Rol por web

Hubo un instante durante el que me pareció que las escamitas rozando contra mis yemas eran agradables. Un instante muy, muy corto. Al final sí que resultó que uno de ellos me eligió a mi... Con sus dientes.

—¡Ay! Ay, ay, ay... —Sentí cómo se me enlagrimaban un poquitín los ojos, pero conseguí mantener la compostura y sonreir un poco. Menos mal que al menos la Guardiana se aseguró de que no me achicharraba la palma— Eres peleón... ¿Eh? Haremos buena pareja...

Hébrido negro. No sabía más de la cuenta sobre dragones, pero me sonaba a que, dentro de lo malo, no había tenido mala suerte... Aunque todo dependía del temperamento del adulto. Si me mordía ese iba a derramar algo más que unas pocas lagrimas.

Con cuidado, intenté calmar a la cría con la otra mano, utilizando las puntas de los dedos para acariciar su espina, caminando en pequeños círculos para olvidarme del dolor en la punta del dedo.

—Preparados y nerviosos, director. No son excluyentes.  —sonreí.

Y mientras caminaba en círculos, aproveché cierto momento para dejar de acariciar y examinar a la criatura para, en su lugar, hundir la mano en el bolsillo y sacar la nota, desdoblándola e intentando leer rápidamente lo que ponía, antes de que nadie tuviera tiempo a darse cuenta.

El Hébrido negro que tiene Lorelei entre sus manos ahora da la impresión de estar calmado y refleja en sus pequeños ojos cierto halo de arrepentimiento. Al menos esta cría de dragón es más dócil, pero indudablemente al ser una especie de las más violentas junto al Colacuerno Húngaro, nunca se sabe. Por su parte hablando de éste último Dragón, Amelie puede observar que su comportamiento es fluctuante, por momentos lanza pequeñas llamitas a todo lo que se acerca y es difícil atraparlo cuando alza el vuelo. Muy inquieto en apariencia. 

El Galés se queda mirando a Visna detenidamente, dando la impresión de que algo le distrae de la chica y busca su atención, sólo que aquello dura en verdad muy poco ya que la Guardiana saca un objeto parecido a un silbato pero de madera y creado por ella. Al hacerlo sonar de una forma melodiosa, los dragones pequeños alzan su cabeza y en cuanto desvían la mirada hacia la mujer, alzan el vuelo con la intención de regresar hacia su dueña. Claramente aquello era un tiempo de espera, conocimiento y una pequeña ayuda por parte de Peter para todos los concursantes. 

—Ser astutos—responde con una sonrisa Hamilton—. Bien dicho, pero sin nervios no hay sentido de la conservación. Es lo que desata el instinto y lo que marcará la diferencia en esta prueba.

Tras dar aquellos consejos se retira de la tienda con la intención de ir hacia el palco, quedando los cuatro participantes del Torneo solos. En ese interín uno a uno comienzan a ser llamados, siendo la primera Visna, luego Lorelei, Amelie y por último Hiro.

Hiro observó al pequeño dragón que tenía en su hombro y trató de acariciarlo. Tú eres especial dentro de los dragones, ¿verdad? Le dijo con amabilidad y ternura, al no reconocer a la especie.

Trató de jugar con él mientras en su mente se formaban mil ideas para enfrentar aquel desafío. Estaba nervioso, por supuesto, jamás se había visto en una situación parecida, pero no iba a demostrarlo. Cuando los dragones alzaron el vuelo siguiendo el pitido de la adiestradora, lamentó no disponer de más tiempo para conocer al dragón.

Da igual. Sabes cómo tratar con estas criaturas.

PRUEBA I: LOS DRAGONES

—Bienvenidos al Torneo de los Tres Magos que hoy se celebra en mi Colegio, Hogwarts. Luego de décadas esperando la llegada de este maravilloso evento, uno que trajo muchas alegrías pero también dolor y tristeza. Aunque claro esto ya es parte del pasado y hoy tenemos delante de todos una nueva generación de magos y brujas que darán lo mejor de sí—comenta Peter, ilusionado—. Por esa razón y otras tantas otras. ¡Damos comienzo al Torneo de los Tres Magos!

Tras decir aquello todo el mundo desde las gradas victorea con fervor los nombres de cada representante, desde la tienda puedes sentir la adrenalina y todo lo que conlleva el hecho de estar allí. Una vez eres nombrada por el Director de Hogwarts con algarabía, con una digna presentación de la cual eres merecedora, abandonas la carpa en donde te encuentras con el resto de los concursantes sólo para tener delante de ti, el Campo de Quidditch completamente convertido en un Estadio lleno de gradas y el suelo, repleto de rocas donde un Galés verde común te espera atado a una cadena un tanto inquieto y porque no decir, furioso ante el griterío y la sensación de estar encadenado. 

Tu objetivo claramente y por lo que ha explicado el Director de Hogwarts es atrapar el huevo dorado que está junto a la criatura mágica. Hay total libertad de acción y eres tú quien debe decidir la forma en que puedes obtener aquel objeto sin caer preso de una potente llamarada o entre las fauces de un dragón bastante furioso. 

El momento ha llegado, todo el mundo grita tu nombre pero sabes que se encuentra la persona que más quieres allí, expectante, nervioso e impaciente. Es hora de poner a prueba todo lo que has aprendido, todo lo que sabes. 

PRUEBA I: LOS DRAGONES

—Bienvenidos al Torneo de los Tres Magos que hoy se celebra en mi Colegio, Hogwarts. Luego de décadas esperando la llegada de este maravilloso evento, uno que trajo muchas alegrías pero también dolor y tristeza. Aunque claro esto ya es parte del pasado y hoy tenemos delante de todos una nueva generación de magos y brujas que darán lo mejor de sí—comenta Peter, ilusionado—. Por esa razón y otras tantas otras. ¡Damos comienzo al Torneo de los Tres Magos!

Tras decir aquello todo el mundo desde las gradas victorea con fervor los nombres de cada representante, desde la tienda puedes sentir la adrenalina y todo lo que conlleva el hecho de estar allí. Una vez eres nombrada por el Director de Hogwarts con algarabía, con una digna presentación de la cual eres merecedora, abandonas la carpa en donde te encuentras con el resto de los concursantes sólo para tener delante de ti, el Campo de Quidditch completamente convertido en un Estadio lleno de gradas y el suelo, repleto de rocas donde un Hocicorto Húngaro te espera atado a una cadena un tanto inquieto y porque no decir, furioso ante el griterío y la sensación de estar encadenado. 

Tu objetivo claramente y por lo que ha explicado el Director de Hogwarts es atrapar el huevo dorado que está junto a la criatura mágica. Hay total libertad de acción y eres tú quien debe decidir la forma en que puedes obtener aquel objeto sin caer preso de una potente llamarada o entre las fauces de un dragón bastante furioso. 

El momento ha llegado, todo el mundo grita tu nombre pero sabes que se encuentra la persona que más quieres allí, expectante, nervioso e impaciente. Es hora de poner a prueba todo lo que has aprendido, todo lo que sabes. 

PRUEBA I: LOS DRAGONES

—Bienvenidos al Torneo de los Tres Magos que hoy se celebra en mi Colegio, Hogwarts. Luego de décadas esperando la llegada de este maravilloso evento, uno que trajo muchas alegrías pero también dolor y tristeza. Aunque claro esto ya es parte del pasado y hoy tenemos delante de todos una nueva generación de magos y brujas que darán lo mejor de sí—comenta Peter, ilusionado—. Por esa razón y otras tantas otras. ¡Damos comienzo al Torneo de los Tres Magos!

Tras decir aquello todo el mundo desde las gradas victorea con fervor los nombres de cada representante, desde la tienda puedes sentir la adrenalina y todo lo que conlleva el hecho de estar allí. Una vez eres nombrada por el Director de Hogwarts con algarabía, con una digna presentación de la cual eres merecedora, abandonas la carpa en donde te encuentras con el resto de los concursantes sólo para tener delante de ti, el Campo de Quidditch completamente convertido en un Estadio lleno de gradas y el suelo, repleto de rocas donde un Hébrido Negro te espera atado a una cadena un tanto inquieto y porque no decir, furioso ante el griterío y la sensación de estar encadenado. 

Tu objetivo claramente y por lo que ha explicado el Director de Hogwarts es atrapar el huevo dorado que está junto a la criatura mágica. Hay total libertad de acción y eres tú quien debe decidir la forma en que puedes obtener aquel objeto sin caer preso de una potente llamarada o entre las fauces de un dragón bastante furioso. 

El momento ha llegado, todo el mundo grita tu nombre pero sabes que se encuentra la persona que más quieres allí, expectante, nervioso e impaciente. Es hora de poner a prueba todo lo que has aprendido, todo lo que sabes. 

PRUEBA I: LOS DRAGONES

—Bienvenidos al Torneo de los Tres Magos que hoy se celebra en mi Colegio, Hogwarts. Luego de décadas esperando la llegada de este maravilloso evento, uno que trajo muchas alegrías pero también dolor y tristeza. Aunque claro esto ya es parte del pasado y hoy tenemos delante de todos una nueva generación de magos y brujas que darán lo mejor de sí—comenta Peter, ilusionado—. Por esa razón y otras tantas otras. ¡Damos comienzo al Torneo de los Tres Magos!

Tras decir aquello todo el mundo desde las gradas victorea con fervor los nombres de cada representante, desde la tienda puedes sentir la adrenalina y todo lo que conlleva el hecho de estar allí. Una vez eres nombrada por el Director de Hogwarts con algarabía, con una digna presentación de la cual eres merecedora, abandonas la carpa en donde te encuentras con el resto de los concursantes sólo para tener delante de ti, el Campo de Quidditch completamente convertido en un Estadio lleno de gradas y el suelo, repleto de rocas donde un Colacuerno Húngaro te espera atado a una cadena un tanto inquieto y porque no decir, furioso ante el griterío y la sensación de estar encadenado. 

Tu objetivo claramente y por lo que ha explicado el Director de Hogwarts es atrapar el huevo dorado que está junto a la criatura mágica. Hay total libertad de acción y eres tú quien debe decidir la forma en que puedes obtener aquel objeto sin caer preso de una potente llamarada o entre las fauces de un dragón bastante furioso. 

El momento ha llegado, todo el mundo grita tu nombre pero sabes que se encuentra la persona que más quieres allí, expectante, nervioso e impaciente. Es hora de poner a prueba todo lo que has aprendido, todo lo que sabes. 

Me has caído bien chiquilla, un poco de ventaja para ti. 

(El bolígrafo en su interior contiene sangre)

Ya sabes lo que debes hacer si quieres ganar. 

Visna mira al dragón, no se quedó parada, sino tomó una actitud dócil y tranquila mientras mantenía su varita apuntando hacia el suelo, pegada a su dedo índice, el dragón conocería las varitas, y no sabía si en algún momento le habían podido resultar agresivas o no. 

Debo superar todas aquellas voces, y atraer su atención directamente a mi.

Con su varita apuntando hacia al suelo sin resultar amenazante probó con el hechizo que aprendió hace poco.

Recuerda aquel verano con Utz en aquellos campos verdes mientras jugábamos a las peleas mientras madre miraba...

Expecto patronus...

Notó como el cuervo se materializaba, aunque seguía siendo simplemente una pequeña bola de luz, alguna de sus alas y su forma se podía suponer, el patronus se posó en su hombro como le había ordenado mentalmente.

Esto le traerá una buena energía desde mí, quiero hacerme su amiga.

Volvió a tensar la mano agarrando su varita.

Relájate, ha sido simplemente un error tonto, y este es un hechizo demasiado nuevo aún. Ahora toca que mi voz supere la de todos los demás.

Sonorus...

Notó como en gargante nacía una cierta fuerza y electricidad comenzaban a subir, no sería demasiado fuerte, pero serviría.

Mientras preparaba los hechizos vió a Lorelei sola, preparándose, al igual que ella, y no con cierto miedo decidió acercase a ella.

Oye, disculpa... El hébrido negro es bastante grande, mide como unos 9 metros, ah, le gustan mucho los animales grandes de cuatro patas, como los ciervos o las vacas.

No te ha pedido ninguna información, tonta.

Piensa para sí, castigándose en cierto modo, había tenido suficientes problemas en Durmstrang por ser una sabionda.

Suerte.

Le da con el puño en el hombro como lo haría con cualquier otro compañero de su colegio, y se despide con una sonrisa. Vuelve a su sitio, preparando y repasando sus hechizos

El público de repente se mantiene en silencio cuando inicias la prueba, expectante por lo que vas a hacer mientras el Galés verde es muchísimo más grande de lo que te imaginas. No sólo por el tamaño en sí, sino que se muestra muy intimidante, al punto de que al pronunciar el conjuro del Patronus, tu voz sale temblorosa, débil y la varita no responde con total ejecución logrando que efectivamente ese patronus se convierta en algo extraño, similar a un cuerpo. 

Ya sobre tu hombro, el dragón gruñe con fiereza haciendo que un escalofrío te recorra entera mientras descubres que el huevo dorado está a su lado y debes tomar una decisión. Pero son esos nervios que te consumen y te quitan un poco de determinación a la hora de actuar ya que otro conjuro sale un poco dudoso, debido a el tono de voz y como tiemblas sin poder evitarlo. 

Al estar atado el Galés, tironea con fuerza de las cadenas y sabes que si continúa de esta forma puede romperlas con la intención de ir directamente hacia ti. No tienes muchas opciones, es hora de reaccionar. 

Traga un poco de saliva, aún nerviosa, pero hace acopio de valentía, y con su hechizo aún saliendo por su boca comienza a cantar una canción de cuna que le cantaba su madre a Utz cuando aún era pequeño, ella la aprendió en ese entonces, él se calmaba con bastante facilidad, y quería intentar calmar al dragón con la misma técnica de su madre.

Intentaba mantener un tono dulce, aunque aún notaba como su voz temblaba con cierto nerviosismo, aunque seguía avanzando de frente hacia el dragón con paso tranquilo.

Aflojarle las cadenas va a ser algo complicado. 

Aunque intentaba aparentar estar tranquila, no pensaba que su magia fuese a jugarle una mala pasada.

Vamos, debo ser valiente, si esto no funciona, tendré que correr hacia el huevo

Cuando visna se me acercó, estaba dándole una y otra vuelta a lo que tenía entre manos, sin encontrar la respuesta que necesitaba. Escuché los pasos de alguien acercándose, y no tardé en saber que era Visna, así que alcé la cabeza y la dediqué una sonrisa amable. Pero lo que me dijo sí que me pilló con la guardia baja, sorprendiéndome, hasta el punto de que me quedé pasmada un rato antes de responder.

—Muchas gracias, Visna —dije con sinceridad— Si salgo de ahí de una pieza, te lo deberé a ti al menos en parte. Ojalá pudiera ayudarte también, pero los dragones... No son exactamente mi fuerte. Quizá te puedo devolver el favor en alguna otra prueba. ¡Suerte!

Y guiñé un ojo. Lo cierto es que, después de eso, me había quedado mucho más tranquila.

Llegó mi momento, en tercer lugar.

Cerré los ojos, tomé una profunda bocanada y me preparé para abandonar la carpa. En cierto modo, iba a hacer honor a los dos campeones de Hogwarts. Crearía una distracción, y utilizaría accio... Solo que haría ambas cosas de una manera bastante diferente. Estaba sacando a relucir mis partes Ravenclaw y Slytherin.

Dicen que ningún plan sobrevive a la batalla. Y eso mismo sentí cuando llegué ahí fuera. No era que no me fiara de los instructores, pero bastaba un paso en falso para que ese animal me hiciera trizas con las garras y dientes o dejara solo cenizas con su fuego. Precisamente por eso, mientras pudiera, evitaría acercarme más de la cuenta. De hecho, si mi plan salía bien... Casi hasta lo podría haber hecho desde dentro de la carpa. Bueno, no. Primero tenía que verlo.

Y lo vi. Moviéndome entre las rocas, detecté el huevo dorado. Así que era hora de ponerme en acción.

—¡Oppugno! —exclamé con un movimiento de varita.

Y de pronto, las rocas que había en el extremo contrario del estadio empezaron a moverse, formando algo que podrían haberse llamado de una manera muy rudimentaria golems. Se movían, hacían ruído, se destruían a sí mismos para lanzar los pedazos que les formaban hacia el dragón. Esencialmente, eran un pequeño ejercito que, esperaba, mantendría su atención lejos de mi.

Ahora venía lo bueno. Me llené los púlmones, miré una vez más mi objetivo, y grité...

—¡ACCIO HUEVO DORADO!

Por supuesto, mi miedo había sido que el objeto estuviera encantado de alguna extraña manera que hiciera eso imposible. Pero se movió. Solo que las cosas... No iban a ser tan faciles.

La francesa salió de la carpa con su uniforme para la prueba. En su mano, había guardado 6 pequeños bocadillos de carne, metiendo en cada uno de ellos un pétalo. Cuando se dio el pitido de inicio, la joven respiró fuerte. Puso los seis bocadillos en el suelo frente a ella, y los apuntó con la varita. Su idea era transformarlos en ratoncillos, que fueran hasta el dragón y éste, si todo iba bien, se comería unos cuantos, o al menos se sentiría tentado a intentarlo por su olor.

Eso era lo que planeaba. No siempre los planes funcionan.

-Snufflifors.- Pronunció, moviendo la varita en dirección a los bocadillos...

El estadio está lleno de gente, pero todo aquel griterío y el entusiasmo se ve silenciado de repente ante el rugido de aquel imponente dragón. El tamaño de este Hebrido negro es impresionante y podría decirse que acojona en todos los sentidos. Tanto que pareces una pulga pequeña ante un imponente adversario que no piensa ponértelo fácil. 

Allí sobre las piedras y encadenado desde el cuello se encuentra aquel dragón de color negro. A su lado puedes detectar el huevo dorado que es el objetivo de la prueba. Aunque claro, no será tan fácil quitarlo de ese lugar cuando esa cadena que lo mantiene quieto amenaza con romperse ante un movimiento más de la criatura mágica. 

Ya obviando la trampa que Alice te había dado para obtener una ventaja, decides ganar por ti misma lo cual es un acto muy noble y propio de los colores que llevas puesto. Así que con varita en mano conjuras el primer hechizo que será la distracción de aquel dragón, solo que la mano tiembla demasiado y el movimiento de varita no es tan precioso. Esto sucede cuando esos enormes ojos te miran con todas las ganas de devorar cada parte de ti para degustación personal. 

No obstante esos pequeños golem van tomando vida un tanto deformados, no son lo que esperas ya que se ven pequeños pero el movimiento distrae un poco al dragón mientras se debate entre tú y esos golems. No obstante el temblor que tienes logras encauzarlo brevemente y te propones conjurar aquel hechizo que sería lo ideal para superar la prueba. Solo que esos golem poco a poco vuelven a ser piedras y el dragón gira bruscamente para ver qué haces, momento en el cual ese huevo se mueve del lugar y comienza a avanzar hacia ti. 

Todo parece ir bien, estás segura de que lo vas a lograr pero en medio, el Herido negro le da un coletazo tremendo y sale disparado hacia el otro extremo del estadio, solo que el efecto de tu conjuro lo obliga a retornar mientras te tiembla la mano con la varita apuntando al objetivo. 

Esos minutos son los peores de tu vida, podría decirse que fueron eternos porque mientras el dragón quiere lanzar alguna que otra llama en tu dirección a sabiendas de que a más movimiento, rápido se romperá la cadena. Estás al límite, es que llegue a ti o vaya a saber cuál puede ser tu destino. 

No obstante el huevo llega a tus manos y Peter conjura un hechizo para calmar al dragón. 

—¡PRUEBA SUPERADA PARA HOGWARTS!—grita feliz, indicando que puedes regresar a la carpa. 

Tu situación no es la mejor y el ambiente lo percibe ya por su silencio impenetrable. Todos se mantienen bajo un halo de incertidumbre, sin entender lo que harás ahora mismo cuando ese dragón parece enfurecerse con el correr de los minutos. 

Se mueve constantemente y las llamaradas que va soltando puedes esquivarlas dentro de lo que puedes. Pero con aquel sonorus que has ejecutado comienzas a cantar al principio se escucha bajo, como si fuera un murmullo que no llega a más. Pero de repente esa voz va cobrando fuerza mientras el Galés verde común no para de atacarte, haciendo que en medio de esa hermosa melodía, recibas una quemadura en la pierna derecha. 

Nada grave ya que has podido salvarte de ello, aún así, molesta un poco. No obstante sigues deleitando con tu voz, y de alguna manera tras varios minutos de tensión, de esquivar llamas que se dirigen hacia ti, escuchas como la cadena se rompe de repente. De alguna manera sabes que este es tu final, no obstante sigues cantando, esperanzada de que surta efecto incluso cuando el dragón está libre de sus cadenas. 

La enorme bestia alada avanza sobre ti, rostro con rostro, aliento con aliento, mirada con mirada. Pero tú sigues entonando la última estrofa de aquella melodía, que llega al alma del dragón y se acuesta delante de ti completamente relajado, bajo el efecto que produce esa Nana. 

Ya no tienes al dragón como impedimento, solo te resta coger el huevo. Estás encaminada.