Partida Rol por web

De nuevo el calor de las calles de Mos Shuuta os golpea como la turbina de un impulsor de un YT-3000 arrancando a escasos metros de vuestra cara. No tardáis en ver el gran edificio de argamasa en cuyo interior se encuentra el hangar, a juzgar por la gigantesca letra "Aurek" pintada en la pared. Cuando os acercáis, a través de las puertas abiertas vislumbráis el cavernoso interior, donde aguarda un carguero ligero herrumbroso con la rampa de carga bajada.

Dos droides de seguridad igual de herrumbrosos custodian la entrada al muelle, cuando os ven llegar a lo lejos, no parecen haceros mucho caso, manteniendo la posición sin moverse ni un ápice. 

Cuando querías chicos :)

Observamos la situación. Dos droides vigilan la entrada al hangar.

- Ne-necesitamos una excusa para que nos dejen entrar o in-intentamos encontrar una entrada trasera. Si logramos entrar yo podría blo-bloquear las puertas para que no entre ni salga na-nadie hasta que hayamos despegado.

Espero espectante la opinión de mis compañeros orgánicos.

Más droides de seguridad. ¡Mierda! Pienso al ver los que custodian la entrada del hangar. Miro a mi alrededor mientras Vex propone algo o pregunta. - Quizás Pash y Oskara puedan entrar tranquilamente con esos flamantes trajes, incluso tú, pero yo me temo que tendré que buscar alguna otra alternativa. - Digo sin levantar mucho la voz o los gruñidos que salen de mi boca, mientras miro al rededor por si veo algo que pueda servirme o me dé alguna idea. ¿Quizás los tejados? Pienso al ver que hay un edificio relativamente cerca.

Los droides daban pena, igual que el carguero. Le hubiese gustado que la herrumbrosa nave estuviese en mejores condiciones, pero Pash no se sorprendió, puesto que en Tatooine todo tenía un aura de desgaste considerable.

-Entremos todos juntos, como si tal cosa -propuso restando importancia a la presencia de los droides. Había observado que a pesar de detectarlos, ninguno había reaccionado. Si entraban con seguridad, como si debiesen estar allí, era posible que no les hiciesen ninguna pregunta, y si la hacían, fácilmente se podían conformar con la respuesta que tenía pensada-. Oskara y yo podemos caminar solo un paso por delante y los trajes hablarán por sí solos.

Caminamos una vez más en las acalorada calles de Mos Shuuta. Pero está vez esperando sea la última.
Llegamos al hangar y no puedo estar más inquieta por la nave que supone es nuestra vía de escape. Sería un milagro que esa chatarra no se partiera a medio camino. Dos droides custodian el sector y mi primera reacción es tomar mi blaster para darles fuego. Mas Lowhhrick me recuerda que traigo un traje que me podría ayudar a pasar desapercibida.
-Estoy con Pash. Puede que estos trajes sean nuestro pase de entrada.-

Pash está convencido que sus disfraces y una actitud firme y segura nos permitirán pasar. Yo no estoy tan convencido de ello.

- De-de acuerdo, Pash. Te seguimos. Lowh y yo podríamos intentar pasar co-como técnicos que van a reparar el mercante en el ca-caso que pidieran alguna explicación.

Cojo el módulo y me coloco al lado del wookie como si fuera su droide de apoyo. Observo a Lowh por detrás y no tiene mucha pinta de mecánico pero confío en el sexto sentido de Pash.

Cuando os acercáis a la entrada los dos droides fijan sus receptores de imagen en vosotros, haciendo un escaneo estándar. Uno de ellos se adelanta.

- ¡Alto! - Dice con su metálica voz - Esta es una zona restringida, solo propietarios de aeronaves y personal autorizado pueden acceder a las instalaciones. Identifíquense - 

Miró al droide que se adelantó. ¿Por qué no le bastaba con ver los trajes?

Exhaló y recordó que Vex tenía la tarjeta que él le había dado, aunque a su ver quedaba bastante raro que no la llevase él mismo encima, así que hizo un poco de teatrillo.

-Venimos a instalar el módulo -explicó como si el droide ya supiera de qué estaba hablando. Enseñó parcialmente el módulo que sujetaba mientras rebuscaba con su mano derecha en el bolsillo del uniforme, como si tratase de coger algo-. Agh! ¿Dónde he metido mi tarjeta? Estoy seguro de que la tenía aquí -dijo con fastidio y miró a Vex con complicidad para que se la pasara y poder mostrársela al droide.

- ¡Se-señor! ¡Me dijo que le guardara la targeta y e-eso es lo que he hecho! - intervengo captando la hábil improvisación de mi compañero y le tiendo la acreditación para que se la pueda enseñar a los guardias.

Me estoy empezando a cansar de tantos problemas e impedimentos. El calor abrasador de los dos soles me esta friendo las pocas neuronas que me quedan. Espero con impaciencia que esto se solucione mientras por lo bajo murmullo. - ¿En serio? Si no quieren que les arreglemos la dichosa lata que nos lo digan y así no nos damos estos paseos tan agradables. - Quizás así consigamos convencer a los dos guardias.

De reojo miro a Oskara. Quizás su paciencia es menor que la mía y por si desenfunda, estoy alerta para acompañarla en machacar a los "problemas" metálicos.

El escollo que nos presenta el droide de seguridad me pone algo nerviosa.

-sigue con el plan, sigue con el plan- me digo esperando poder cumplir con mi cometido.

-Oh vamos!! que no tenemos todo el día. Esto está visado por la Supervisora Brynn. Si quieren pueden explicarle a ella la demora en la puesta a punto del carguero...- agrego blofeando, mientras apunto con mi pulgar derecho hacia la torre que dejamos atrás.

-Gracias -respondió a Vex. Cogió la tarjeta y la mostró al droide esperando que tener identificación y dejándole ver el módulo no tendrían más problema en entrar.

Los droides no reaccionan durante unos segundos, hasta que finalmente el que se había adelantado da un paso atrás regresando a su posición inicial.

- Adelante, pueden pasar - 

Camináis por el hangar, podéis ver algún soldado imperial que hasta ahora no habíais visto hablando en una esquina, y algunos operarios haciendo lo que parecen trabajos de mantenimiento a unos droides de carga. Llegáis a la entrada de la nave, los dos droides que merodean por allí no os hacen demasiado caso, al igual que el resto de personal del hangar hasta ahora.

Podéis ver el interior de la nave. No es una nave nueva, ni tampoco parece demasiado limpia; pero parece en buen estado para poder volar y despegar. De repente veis como ante vosotros aparece un trandoshano vestido con ropas gruesas. Su piel es amarilla y cubierta por una especie de escamas, como la mayoría de su especie. Al veros se detiene extrañado.

- ¿Qué hacéis ahí parados? ¿Que es lo que queréis? - 

El finde no es obligatorio el posteo, pero me gustaría recordaros que el mensaje lo dejé el miércoles pasado :)

Caminó por el hangar tras recibir la aprobación de los droides. Se percató de la presencia de los imperiales pero no fijó su mirada en ellos, pues no quería llamar su atención. Sus pasos lo acercaron lo suficiente a la nave para poder ver su interior. Servirá -pensó tras echar un vistazo rápido pero preciso.

De repente su mirada se dirigió al trandoshano que se interpuso entre su posición actual y el asiento de piloto y sin pensárselo dos veces, movió la capa que cubría el módulo de arranque para mostrárselo. Su gesto fue tranquilo y confiado, no quería parecer nervioso.

-¿Capitán Trex? -supuso que lo era, y si no saldrían de dudas- venimos a instalar el módulo de arranque -respondió con un tono profesional. Seguramente el tipo se extrañaría, pues ni les conocía a ellos ni la razón que explicase por qué tenían la pieza que él había encargado. Un desfile de trolas desfilaba por la cabeza de Pash a toda velocidad, porque a su ver había dos opciones: que se tragase una mentira o que se liaran a tiros, algo que prefería evitar- cortesía de Teemo el Hutt -añadió con amabilidad pero serio, sin pasarse- está en palacio, espera que accedas a reunirte con él -concluyó asertivo.

El Trandoshano se queda parado, pensativo mientras os mira. Da un vistazo al módulo y acaricia el arma durante unos segundos observándoos a todos; y deteniéndose en el wookie. Sonrie y saca su lengua relamiéndose la parte derecha de los labios.

- No tardéis. No quiero que se quede olor a wookie vivo dentro de la nave - 

Sin más da un salto bajando de la rampa y comienza a caminar hacia el exterior del hangar... parece que la nave es toda vuestra.

Conseguimos burlar a los dos androides de seguridad y entramos en el hangar, como no, gracias a Pash. El contrabandista era un auténtico mentiroso y conseguía que todo el mundo le creyese. En ese momento me doy cuenta que eso quizás puede volverse en nuestra contra, aunque él se había ganado mi confianza, no se si yo me he ganado la suya.

Andando por el hangar, rápidamente localizamos el carguero. No es muy difícil dar con él. Es un autentico montón de chatarra sucia que ocupa casi la totalidad del edificio. También veo unos soldados imperiales que hablan distraídamente en una de las esquinas y algunos operarios más haciendo su trabajo. Los androides de seguridad merodean también por el hangar, pero nos hacen caso omiso.

Nos acercamos a la rampa de acceso a la nave mientras me fijo más en el carguero. Por su aspecto, podríamos decir que ha tenido épocas mejores, pero me da igual, solo espero que me saque de este caluroso y polvoriento agujero, con eso me conformo y no voy a tener queja si lo consigue. Desde donde estamos  se ve algo del interior de la nave que esta en el mismo estado que el exterior o peor.

Peor para mi, cuando aparece el que debe ser el maldito Trex. Un puñetero Trandoshano. Con ese nombre tenía que habérmelo figurado. ¡Maldita sea! Pienso intentando calmar mis nervios. Miro a mi alrededor para no tener que ver aquella asquerosa cara reptiliana y no lanzarme directo a cortarle la cabeza de un hachazo. Intento controlar mi ira mientras aprieto con fuerza los puños e intento disimular mi estado alterado.

De nuevo Pash, consigue otro paso a la libertad. Una buena cara, unos gestos comedidos mientras otra de sus mentiras afianza toda la historia que se ha inventado. El maldito reptiliano nos deja pasar mientras parece que se aleja hacia el palacio del Hub, no sin antes dejar una perlita que casi me saca de quicio. Me encantaría partirlo en dos con mi poderosa hacha, pero consigo controlarme y pensar en mis compañeros. Tenemos que salir de aquí y estamos a nada de conseguirlo. ¡Vamos! Me ánimo mientras subo por la rampa.

El trandoshano capitán del carguero se aleja sin averiguar nuestras verdaderas intenciones. Miro con perpleja admiración la capacidad improvisadora del ingenioso Pash. Noto muy tenso a mi amigo wookie seguramente por el desagradable comentario del pirata al despedirse. Conozco la ancestral animadversión de ambas razas y, en especial, de Lowhhrick por una traumática y trágica experiencia con esos lagartoides. Me acerco a mi amigo y le cojo del brazo para ayudarle en su autocontrol.

- Con-contrólate Lowhh. Estamos muy cerca de lograr nuestra libertad y a-avandonar este inmundo planeta. Creo que le hará más daño sa-saber que te has llevado su medio de vida que si-si le dieras 200 palizas.

Luego recojo el módulo de arranque. - Vo-voy a cambiarlo. En cuanto esté instalado le aviso… ¡ca-capitán! - remarco el cargo dirigiendome al contrabandista. Me imagino la ilusión que le hace volver a comandar una nave “propia” después de tanto tiempo. Asiento con la cabeza a modo de saludo hacia Oskara y Lowhhrick, y me pongo manos a la obra para instalar el componente.

Éste es un momento lárgamente ansiado por parte de los cuatro fugitivos. Particularmente es un momento muy especial porque habré logrado librarme de la servidumbre. Definitivamente seré libre para tomar mis propias decisiones, buenas o malas, y responsabilizarme por ellas. Lo que para la mayoría de los orgánicos es lo normal para los droides como yo, desgraciadamente, es inaudito... excepcional. Tendré que tener mucho cuidado pues no mucha gente lo entenderá y tendré que defender mi libertad. Espero contar con la ayuda de mis tres compañeros y amigos. Es obvio que soy un droide muy afortunado.

En el último momento las cosas casi se salen de control. Mas contamos con el ingenio de Pash que nos hace salir airosos de la situación.

Estoy algo nerviosa. Voy cerrando el grupo, con mi mano en mi blaster mas no esperando ocuparla.

El carguero no parece nada seguro, mas es nuestra única opción para salir de aquel lugar e intentar comenzar nuestras vidas en otro lugar.