Me alivia ver que el rufián ha creído lo que le dije. Escucho a Ignacio complacido por su pronta reacción y sus acertadas palabras, sin apartar la vista del hombre armado. Mi expresión es serena. Espero que entre la opción de los dineros y la de ser perseguido por crímenes escoja la primera.
Mis acciones serán un ataque y un bloqueo con mi arma.
El desgraciado matón sonríe satisfecho.
-Veo que sois omnes de seso et atendéis a razón. Mas non creáis que soy idiota. Non vos molestaré más, mas tampoco os dejaré marchar sin pagar. Me quedaré aquí en la puerta, vigilando. En cuanto terminéis vosotros y vuestros amigos del puente con lo que tengáis que facer os veré aquí et se realizará el pago.
Adso, Tomás no lleva nada encima aparte de sus bonitos ropajes.
Para entonces ya estaremos los cinco juntos y nos servirás de merendola. Pienso mientras mantengo la cara de farol.:
-Bien compañeros, y no creeis que ahora debieramos denunciar este malvado acto a las autoridades? Haciendo creer que este alarife, nos secuestro por que intentamos hacer fracasar sus planes de destruir el puente?
Pregunto a mis compañeros mientras agarro las ataduras del alarife para que no se escape.
Adso negó con la cabeza. Se levantó del lado del alarife tras registrarlo y no encontrar nada y por ello le pegó otra patada... por eso y por que no se levantara y saliera corriendo.
- No Ignacio- dijo con rotundidad-. Éste personaje es un tipo influyente que tiene montones de amigos en todos los sitios de aquesta ciudad. No- dijo pensativo mientra miraba el puente- Tenemos que facer algo, algo que nos exculpe de todo et que no deje cabos sueltos- dijo cabeceando en la dirección del matón y del alarife tendido en el suelo.
- Bien amigo Adso, y qué tienes tu en mente? por que, si no es esa idea, yo estoy en blanco.
-Yo propongo ir con Tomás, bien cogido, al encuentro de nuestros amigos. Creo que es hora de reunirnos los cinco y ver en qué condiciones se encuentran.
- Si, yo también creo que será lo mejor. Y así ver si podemos ayudarles.
¿Salís entonces en busca de Lázaro e Isidro?
Si Adso está de acuerdo sí.
Motivo: Disparo
Tirada: 1d100
Dificultad: 60-
Resultado: 13 (Exito)
Motivo: Disparo Localización
Tirada: 1d10
Resultado: 8
Motivo: Disparo Daño
Tirada: 1d10
Resultado: 7
Motivo: Disparo Daño Bonus
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Motivo: Secuela?
Tirada: 1d10
Resultado: 5
Disparo a H3 gastando una acción y recargo gastando la otra. Confio en que mi buen amigo de cuenta de H2 ;)
- Sí, vayamos. Así me dará tiempo a pensar en algo... algo que nos libre de este asunto para siempre- dijo el goliardo pensativo.
Actúa Isidro y luego los hombres de Tomás.
El hombre de Tomás se queda vigilando la puerta a la ciudad, por si acaso volvieran los guardias que la vigilaban hace poco tiempo, y por si intentáis escapar por ahí sin pagarle su parte.
Despacio, y con Adso agarrando al alarife, os dirigís al puente.
Arnau, Adso e Ignacio aparecen de la puerta de la muralla, con Tomás retenido por el goliardo. El hombre se retuerce de vez en cuando, como intentando zafarse.
Pueden ver a Lázaro y a Isidro combatiendo a los hombres de tomás, que están cruzando, en fila india, el estrecho andamiaje para llegar a la plataforma central donde se encuentran los saboteadores. Sobre sus cabezas, las llamas despiden humo cada vez más denso, consumiendo el pilar.
Podéis gritar para hablar entre los dos "grupos", incluso los que estáis combatiendo sin que esto os cuente acciones ni nada parecido: pero eso sí, recordad que estáis inmersos en un combate, tampoco soltéis una parrafada ;)
En cuanto veo la situación me preocupo. Nuestros amigos deben abandonar la plataforma lo más rápido posible antes de que inhalen demasiado humo o tengan un grave accidente.
-ALTO AHÍ! -grito refiriéndome a los hombres de Tomás. Acerco el filo de mi espada a su cuello con gesto firme y decidido, procurando que sienta que esto va en serio y que sus secuaces vean bien en qué posición se halla el que les ha de procurar las monedas.
-Ordenad a vuestros hombres que emprendan retirada. Ahora mismo! -digo a Tomás- Os recuerdo lo que os dije y no bromeaba: Correréis su misma suerte, si no peor.
Dábame igual si aquellos villanos deponían sus armas o non. Bajaríales yo a flechadas de aquel puente, brindado a las aguas del Tajo bonitos cadaveres...
Mientras cruzamos la puerta, y viendo que Adso porta su paquete, cojo del brazo a Gabriel y le ayudo a levantarse:
-Ahora empezais a comprender todo? le pregunto sin esperar respuesta. Y sin desatarlo, le llevo con nosotros, mientras contemplo el panorama al otro lado del puente. Mis otros dos compañeros de viaje luchando con los hombres de Tomás. Algo había que hacer, pero en las lides de combate, yo era menos útil, que nuestro anfitrión como alarife.
-...Gracias, monje. Os juzgué mal -se limita a decir Gabriel, incorporándose, medio paralizado por el miedo.