Partida Rol por web

Mitsu disfrutó del ritmo compartido, de la forma en que todos parecían entenderse con el cuerpo, sin necesidad de palabras. Incluso con sus movimientos más mesurados, el coyote se dejó llevar por la energía del grupo, aunque el cansancio ya pesaba en sus músculos. A esas alturas, cada paso le recordaba lo mucho que habían entrenado. No le molestaba; al contrario, sentía la satisfacción de haber dado lo mejor de sí.

El resto de la mañana transcurrió entre ensayos, repitiendo pasos, afinando voces y dejándose moldear por Shizuka y NaNa, que parecían decididas a hacerles brillar. Hubo risas, correcciones y algún que otro intento de entrevista en el que Mitsu se encontró improvisando respuestas sin saber muy bien qué esperaban de él. Aun así, fue entretenido… aunque en su cabeza empezaba a rondar otro pensamiento: hambre.

Por suerte, el grito de Satoshi llegó en el momento justo. Mitsu suspiró con alivio y ayudó a despejar la mesa, siguiendo la dinámica en cadena sin pensarlo demasiado. Al pasar junto a Naomi y ver su guiño, comprendió la lección oculta: el grupo funcionaba porque se apoyaban mutuamente, cada uno aportando algo al conjunto.

Pero cualquier reflexión se desvaneció cuando un aroma inconfundible llenó el aire. Mitsu se detuvo un segundo, su nariz tembló apenas y su estómago respondió con un rugido traicionero.

- Huele increíble… -murmuró, siguiendo con la mirada el cuenco que Wannabe servía con dedicación. Luego, ladeó la cabeza con cierta curiosidad- ¿Es picante?

Le encantaba el curry, pero tenía una relación complicada con el picante. Y, a juzgar por la expresión de Shizuka y Naomi, aquello prometía ser memorable.

Seguimos con la lección, me lo estaba pasando muy bien bailando con los demás. Cuando vivía en Kyoto, normalmente estaba solo durante mis prácticas de baile, así que era agradable compartir esta experiencia con los demás. No puedo evitar sonreír con algo de orgullo ante las palabras de Shizuka. Que una idol de su calibre reconociera mi esfuerzo me hizo sentir que todo el trabajo estaba dando sus frutos e iba en la dirección correcta.

Sonrío a Mitsu y a Akari, contento de ver como ellos también estaban siendo reconocidos por nuestra mentora. El resto de la mañana estuvimos con diversos entrenamientos, la verdad es que todavía estaba algo nervioso con las entrevistas, pero habíamos comentado muchas veces, era cuestión de tiempo que fuese cogiendo más confianza.

Finalmente cuando parece que ninguno podía seguir, Satoshi nos avisa que es la hora de la comida. Respiro aliviado por el bien merecido descanso tras las intensas lecciones. Ayudo a los demás a preparar la mesa y pronto nos encontramos con platos llenos de curry. Olía que alimentaba.

Mis orejas se mueven ante la pregunta de Mitsu. La verdad es que el picante y yo no nos llevábamos bastante bien, así que esperaba que no picara mucho. Pero no quería quejarme ni parecer un quisquilloso, contando con que Satoshi había preparado este festín para nosotros. -Muchas gracias, qué aproveche-respondo con una pequeña sonrisa al perro.

Agradecida con mis compañeros, continué practicando durante toda la mañana motivandome más cada vez que tocaba cantar, pero dejandome llevar en general por el grupo. Poco a poco las dinamicas que teniamos parecían más fluidas, pero quizás por el hecho de que nos estabamos adecuando. Al irnos acostumbrando los unos a otros, seguro que entrenabamos mejor y probablemente llegaramos a ser un tanto mejores con un poco de tiempo, pero eso era algo del futuro.

La verdad según avanzabamos más y más en los entrenamientos, sentía como poco a poco el agotamiento y el hambre iban venciendo, hasta tal punto de que las energías que tenía se sustituyeron por musculos cansados y hambre en gran medida. Pero por suerte la mañana acabó en el punto de preparar la mesa. - Estoy agotada - Dije con una sonrisa muy grande antes de ayudar a la cadena de preparar la mesa sintiendome bastante feliz a pesar de todo.

Cuando ya todo estaba listo, mis sentidos estaban enfocados en el olorcillo que venía de la cocina. Sin duda lo que olía era delicioso e hizo que mi estomago rugiera, pero al tenerlo ya en la mesa, mis ojos brillaron - Curryyyy - La boca se me hizo agua, la verdad es que aquel plato al tener de todo y en especial zanahorias, me encantaba. - Mu-Muchas gracias WannaBe-san - Y tomando los correspondientes cubiertos y con mucha euforia mostrada en una sonrisa aclamé - Itadakimasu - antes de lanzarme a comer para sosegar mi hambre con aquella delicia

Una vez termina de servir Satoshi, se sienta y el trío hace lo propio, lo mismo que hizo el resto:

- Itadakimasu!!! - y empiezan a comer, cada uno a su estilo. Naomi es la más bestia al ingerir, que cuando os queréis dar cuenta, le falta medio plato. Shizuka es más calmada y disfruta cada cucharada como si fuera la última, con la cola alzada de alegría y placer. Antes de empezar a comer, el perro se queda con una cucharada en la mano, para contestarle al coyote.

- No, es suave. A mi no me gusta muy picante - dice y, tras una sonrisa encantadora, se lleva la cuchara a la boca - Umai...* - y comienza la comida. NaNa y ChikaChika hablan entre ellas de sus hobbies y se ríen, aunque también comentan por encima vuestros resultados y creéis escuchar a la gata decir "Con un poquito más de entrenamiento, estarán listos". 

- ¡Y decidme! ¿Qué habéis hecho hoy? He oído música mientras descargaba todo del coche y mientras me duchaba - comenta Satoshi. Eso hace que la gata se ponga colorada y la comadreja sonríe ligeramente.

Mitsu se sentó a la mesa, con la vista fija en el plato que Satoshi había preparado. El olor del curry llenaba el aire y su estómago rugió como respuesta. La energía del entrenamiento se desvaneció rápidamente, reemplazada por una sensación de satisfacción anticipada. Había sido una mañana larga y agotadora, pero la idea de un buen almuerzo era el incentivo perfecto para seguir adelante.

Escuchó las palabras de Satoshi sobre el picante y, aliviado, sonrió con una ligera mueca de gratitud. Sabía que no le gustaba nada el picante, así que un curry suave era todo lo que necesitaba. Su mirada pasó a Naomi, que devoraba su comida con entusiasmo, y luego a Shizuka, que disfrutaba cada cucharada con una calma que él admiraba.

- Qué bien huele…

Murmuró, sin poder evitarlo. Aun así, no dejó que su hambre lo dominara completamente. Observó cómo Akari, con una energía que contrastaba con su cansancio, ya estaba inmersa en la comida, y no pudo evitar sonreír al ver su entusiasmo.

- ¡Itadakimasu!

Dijo finalmente, sin más ceremonias. La euforia de la comida lo invadió, y sus ojos brillaron al probar el curry. La textura y el sabor eran perfectos, justo lo que necesitaba para recargar energías.

Mientras comía, se permitió relajarse por un momento, disfrutando de la compañía y la charla entre NaNa y ChikaChika.

- Hoy ha sido un día largo, pero lo hemos hecho bien -comentó, mirando a sus compañeros-. Creo que con un poco más de práctica, podemos hacerlo aún mejor.

Me alivia el escuchar que el curry no era picante, así que podía disfrutar de la comida sin problemas. Además de que aquel plato olía muy bien y tenía mucha tras toda la mañana practicando. -¡Que aproveche!-digo contento antes de empezar a comer el curry. Se me iluminan los ojos tras el primer bocado. Estaba realmente delicioso. 

Seguí devorando aquel plato de delicioso curry y escucho a Mitsu. -Sí, estoy completamente de acuerdo. Hemos trabajado duro y progresado bastante bien. Yo también creo que con un par de semanas más de entrenamiento estaremos completamente listos para todo-digo con optimismo y asintiendo con la cabeza.

Estaba contento de ver que los tres estábamos en la misma honda y pensábamos lo mismo. El entrenamiento seguiría siendo duro, pero el resultado sería completamente satisfactorio. Además de que los tres nos llevábamos muy bien. Ante la pregunta de Satoshi asiento. -Sobre todo hemos estado practicando bailes-respondo algo más relajado antes de volver a comer.

Sin duda me encantaba aquella comida, y la muestra estaba en que no paraba de comer desde el Itadakimasu, aunque claro, por ello no significaba que no fuera a hablar. Si algo me ha enseñado tener 8 hermanos es que interacciones siempre hay. Pero el tipo de curry era lo que menos importaba de los temas de conversación, criandome para comer de todo, era obvio que dulce o picante, lo iba a agradecer, pero aquel curry estaba bueno de otra manera, quizás porque no hemos parado de hacer ejercicio.

Tragué una buena porción de comida y asentí a lo dicho por mis compañeros - S-si... mucho movimiento hemos tenido bailando sin parar... Jeje... L-los te-terremotos fueron cosa mía, l-lo siento. - Dije exagerando un poco de manera comica lo patosa que era. - Pero al menos, ha sido divertido y entretenido, aunque sigo diciendo que no es lo mio el baile... - Obviamente una cosa no quitaba la otra.

Las chicas os miran mientras comen para luego mirarse y asentir. No podéis verle las espaldas, pero están moviendo la cola, entusiasmadas. Satoshi toma otra cucharada de su delicioso curry y después de paladearla, se la traga. Y os sonríe.

- Me alegra oír que os ha ido bien - os dice el perro, con una cucharada llena, cerca de la boca.

- Y - es Shizuka la que interviene - sobre todo, que hace nada, habéis aprendido cómo funciona un grupo. Al poner la mesa uno ponía el mantel, otras se encargaban de los platos, los vasos, los cubiertos... Parece que no, pero actividades cotidianas como esta ayudan a la dinámica de grupo.

- Además - habla Naomi - lo habéis hecho perfectamente. Me he fijado en cómo trabajabais a la hora de poner la mesa. Perfectamente coordinados. Diréis "Bueno, pero es que es una actividad cotidiana". Entonces yo os diría ¡MENTIROSOS! - os sorprende la energía que desprende con la última palabra - Os conocéis de apenas dos días. No sabéis nada de vuestros compañeros. Y sin embargo, habéis colaborado como si fuerais hermanos. Habéis puesto la mesa en tiempo récord, sin dejaros un solo fallo. ¡Coño, si hasta el mantel está liso! Yo cada vez que comía lo hacía manchando la mesa - ChikaChika se alarma ante esto y le da un ligero puñetazo en el brazo, a lo que NaNa sonríe cómplice - Eso es la diferencia entre trabajar en equipo y trabajar solo... - eso sí que parecía haberle dolido, porque baja la mirada, la gata la abraza desde el lateral, a lo cual contesta la comadreja con una sonrisa y un beso en la frente. Pero tras esto, os mira a cada uno, sonriente.

- ¿En un par de semanas? Hayato, te equivocas. ¡En menos de una semana estaréis colaborando como estos dos colaboraban hace tiempo! - señalando con su cuchara al perro y a la gata, que alzan las orejas con sorpresa - No va a ser fácil, no os lo vamos a dar en la mano... Pero nosotros tres os convertiremos en idols, ¡cueste lo que cueste! ¡¿Qué decís?! - y pone una mano en el centro de la mesa, a la cual le siguen las manos de Satoshi y Shizuka, sonrientes - ¿Idols for Free?

Mientras seguía comiendo, Mitsu escuchaba atentamente, con los palillos en pausa a medio camino. El ambiente se sentía distinto, como si algo invisible se estuviera tejiendo entre todos en esa mesa. Cada palabra que decían resonaba con una calidez inesperada. No eran solo cumplidos, sino algo mucho más profundo: reconocimiento.

Al principio solo sonreía, tímido. Pero a medida que las voces seguían, con esa energía y pasión que no se podía fingir, sintió cómo algo se removía por dentro. Habían visto su esfuerzo. El de todos. Habían notado detalles que ni siquiera él habría considerado importantes. La coordinación, la entrega, las ganas.

Una punzada en el pecho le hizo bajar la mirada. No era tristeza, ni cansancio. Era algo parecido a cuando uno escucha una canción que parece haber sido escrita para él. Las lágrimas se acumularon poco a poco, brillando en sus ojos sin llegar a caer.

Y cuando sintió que había llegado ese momento en que se esperaba un gesto, una mano al centro como las demás, hizo justo lo contrario.

Se levantó sin decir nada, retrocedió un paso y se inclinó profundamente, con las manos firmes sobre el suelo y la cabeza baja, mostrando un respeto que solo se reserva a aquello que realmente toca el alma.

- Arigatou gozaimasu...

Murmuró, la voz temblorosa.

Se incorporó con los ojos húmedos y una expresión sincera.

- Sí... -dijo entonces, mirando a todos con una mezcla de decisión y emoción- ¡Sí!

Y esta vez, sin dudarlo, puso su mano sobre las demás.

Iba a intervenir cuando mencionaban que poner la mesa era una actividad para resaltar en trabajo en equipo, pero entre que Naomi no paraba de insistir de manera exagerada sobre ello y... que me hizo recordar a como ayudaba a mis padres en las tareas de la casa, preferí callarme y sonreir, reir y comer sin más.

Eso si, el comentario de Hayato me pareció poco acertado... Pero no por que fuera poco tiempo, o demasiado como opinaban los expertos, sino porque creía que no podría igualarme a ellos... Sin embargo, los tres teniamos un talento que podía cubrir al resto, y era cuestión de tiempo que, trabajando en equipo, nos cubrieramos mutuamente con ello. Fue en ese momento que pusieron las manos juntas invitandonos a unirnos y convertirnos en un futuro no muy lejano en Idols de pleno derecho.

La alegría me inundaba, tanto que en ese mismo momento, un gran calor se generaba en el centro de mi corazón y se extendía, casi como si estuviera en casa. Mitsu, para su parecer actuó de manera exagerada y por supuesto reí ligeramente ante ello - Para eso está la familia ¿No Mitsu-kun? Aunque me parece que ni siquiera aquí dejaré de ser la hermana responsable - Más calmada por mi tono de voz les aseguré a todos, pues realmente me gustó estar en ese tipo de familia y quería quedarme y llegar a ser una Idol de verdad con ellos - Juntos seremos capaces de todo - Aproximé mi mano a las del resto y miré a Hayato - ¿Te unes verdad?

Las palabras de nuestros mentores me sorprenden mucho. Nunca pensé en que el realizar tareas comunes como poner la mesa fuese una señal de nuestra compenetración en equipo, pero la verdad es que era una perspectiva curiosa. Oír sus palabras de ánimo me llenaron de confianza y optimismo. Agradecía mucho la fe que tenían puesta en nosotros tres.

Y no parezco ser el único. Miro algo sorprendido a Mitsu completamente conmovido por el apoyo que nos habían dado y no puedo evitar sonreír. Escucho también a Akari y mi sonrisa aumenta más. No sólo éramos compañeros de equipo. Ahora nos habíamos convertido en una familia.

Todo esto me recordaba el hecho de que no estaba solo en todo esto. Tenía gente en la que podía confiar, de la que podía recibir apoyo y podía darlo de vuelta.

-Sí! Idol For Free!-digo contento mientras junto mi mano con las de los demás. Hoy era el comienzo de algo grande para todos, podía presentirlo.

Mitsu no decía nada. Los palillos se quedaron quietos en el cuenco, y por un momento, ni siquiera pestañeaba. Aquello que acababan de decir... era hermoso. Dolorosamente hermoso. Como una canción demasiado perfecta para el grupo de idols que, en el fondo, sabía que quizá nunca llegarían a ser.

Con un movimiento lento, se puso en pie. No sonreía. No lloraba. Solo miraba al frente, serio, con la sombra del atardecer dibujándose en el borde de sus ojos.

Y entonces, sin previo aviso, lanzó la cabeza hacia atrás y aulló.

Largo, claro, tembloroso. Como un lamento. Como un canto. Como un eco dirigido a un futuro que tal vez no fuera suyo. Era un saludo al ocaso, un reconocimiento feroz a lo que habían compartido… y lo que quizás solo quedaría en eso: una promesa suspendida en el tiempo.

Un último acto. Un último rugido del grupo de idols que nunca llegaría a ser.

Y luego, volvió a sentarse, tranquilo. Sin explicaciones. Solo con ese brillo extraño en la mirada de quien ya lo ha dicho todo sin palabras.