Partida Rol por web

Ígneas profundidades

Un mundo diferente

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14/01/2009, 18:44
Nadine Corbett

¿En nuestro idioma?... Susurró. No entendía la razón por la qué se extrañaba tanto, no tenía sentido crear unos mundos con sus correspondientes accesos, que era lo que se suponía había hecho Bernard Roster, en los cuales se hablase un idioma que no pudieras entender. Recordó a Drumlak, él también hablaba en su mismo idioma. Sí, sobre todo en el de Bernard Roster…

Entonces empezamos bien… sonrió, eso claramente les facilitaba la búsqueda. Tenía que comentar un par de cosas respecto al objeto en cuestión con el italiano, un par de asuntos que le rondaban la cabeza desde el trayecto del ascensor, aunque no sabía si era mejor esperar a salir de aquel edificio y no arriesgarse a hablar allí dentro al respecto.

Si con sector sur se refieren a una zona en la que todo tiene esta misma pinta, echó un vistazo rápido de nuevo a su entorno, no me extraña que intenten salir… murmuró, aquello parecía un gueto, o a lo mejor hasta lo era. En muchas ocasiones se había movido por sitios complicados, o en suburbios más allá del hermoso mundo que les vendían las multinacionales en el lugar del que provenían, y aquello se le parecía bastante. Las personas que allí residían, en el mundo de Gabriele y Nadine, también deseaban salir, o lo que era lo mismo, que cambiara su suerte.

¿Recuerdas los focos y la ciudad que vimos desde la azotea? ¿A qué se referirán exactamente con el sector sur?... ¿A una parte de lo que habían visto o a todo aquel lugar? Hablaba en voz baja, casi para sí, haciendo cábalas mentales, mientras Muti le comunicaba lo del interfono y, acto seguido, comenzaba a hablar por él, buscando una respuesta del otro lado. Nadine se mantuvo en silencio, a la espera, estática, ¿sería posible establecer contacto?

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14/01/2009, 23:06
Master Indio

El silencio fue toda la respuesta que encontró Muti tras hablarle al interfono. No había sonido de estática, ni de comunicación interrumpida......únicamente silencio, una dolorosa ausencia de todo.

El tramo de escaleras, en el que se encontraban ahora, se encontraba igual de sucio que aquellos que habían descendido andando, pero en este no se notaba la misma capa de polvo que en los superiores, señal inequívoca de ser utilizado con bastante continuidad.
Otra circunstancia, que ahora podían apreciar, era una mayor sonido ambiente que ascendía por el hueco de las escaleras hasta donde se encontraban.

Allí abajo había algo o alguien.

Notas de juego

Perdón. Me confundí en una cosa y vosotros no habéis podido hacer otra cosa que hacer caso al master, que pese a ser infalible ha "decidido" equivocarse, XDDDD

El sector que Muti escuchó nombrar fue el sector norte. Más que nada es para mantener la coherencia con la ambientación que he ido creando.

Muchas gracias.

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15/01/2009, 14:23
Gabriele Muti

El italiano permanecía en silencio, tan centrado en escuchar cualquier sonido a través del interfono que apenas había prestado atención a las palabras de Nadine.

Pero a pesar de su interés, nada se había escuchado por el aparato, absolutamente nada, ni interferencias ni chisporroteos varios, sólo un profundo silencio que fue interrumpido súbitamente por un murmullo que ascendía por el hueco de las escaleras.

Guardó el interfono en el bolsillo de la cazadora y se dirigió a su compañera:

-¿Ascensor y hasta abajo?.

Esperaba una aprobación para poder abandonar aquél edificio que se moría, y enfrentarse al mundo que les aguardaba allí afuera.

Notas de juego

Jeje no problem, sector norte o secta del norte ;).

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15/01/2009, 23:11
Nadine Corbett

Cuando vio cómo el italiano se guardaba el interfono en el bolsillo, no hizo falta que le dijera que no había oído nada, estaba claro que había sido un buen intento, pero infructuoso, y, aunque por un segundo les hubiera mantenido en vilo, en el fondo ambos ya intuían lo que iba a suceder. Expulso el aire de nuevo con fuerza, a pesar de todo, decepcionada. No importaba lo clara que fuera de antemano la respuesta a una pregunta, aún así parecía inevitable que el ser humano albergara ciertas esperanzas.

Respondió a la pregunta de Muti con un simple cabeceo, asintiendo como única réplica, se giró, regresando sobre sus pasos, encaminándose directamente hacia el ascensor, pero procurando hacer el mínimo ruido posible. Desde abajo se percibían claramante sonidos que les habían llegado amplificados cuando se encontraban en el rellano de las escaleras. Quizás pudiera ser simplemente ruido procedente del exterior, pero aún así no le apetecía en absoluto que les sorprendieran.

Volvió a pulsar el botón de llamada al ascensor, preguntándose si todavía se hallaría en aquella misma planta, al fin y al cabo no habían escuchado sus chirridos de nuevo al desplazarse, mientras simultáneamente observaba de refilón a su acompañante, tenía que hablar con él y, sin embargo, en última instancia desvió de nuevo su mirada hacia el frente, esperando la apertura de las puertas, con idea de introducirse dentro y alcanzar cuanto antes la planta baja.

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17/01/2009, 00:48
Master Indio

Las puertas se abrieron de inmediato, como si hubiesen estado esperando a que aquellos incautos volvieran a hacer uso del ascensor.
Parecía mentira cómo eran los seres humanos, pues pese a los avisos que habían recibido durante el descenso, volvían a introducirse en aquella caja metálica que quizá ahora dejase las amenazas a un lado para dejarse caer con su preciado contenido.

Pero tenían prisa por descender, así que no habían vuelto a plantearse el uso de las escaleras pese a que se encontraban en el octavo piso y el descenso no hubiese sido para nada extenuante.
Simplemente entraron y pulsaron el botón de la planta baja, cerrándose las puertas y disolviéndose la última posibilidad que podrían haber tenido para abandonar el ascensor.

Volvieron los chirridos y gemidos del mecanismo mientras descendía de la misma forma que lo había hecho antes......pero aguantó. Quizá no le quedase mucho tiempo ya, pero Nadine y Gabriele habían sido de los afortunados que conseguían salir con vida de él. El próximo puede que no tuviera tanta suerte.
Las puertas se abrieron y descubrieron un vestíbulo amplio, con grandes columnas que le hubiesen dado un aspecto majestuoso en caso de estar bien iluminado y limpio.
Pero ese no era el caso. Aquel era un edificio enfermo y sin curación posible, al igual que las gentes que encontraron ante sí.

Frente a ellos, un grupo de cuatro hombres se encontraban reunidos junto a la pared izquierda del vestíbulo, separados del ascensor por una distancia de unos quince metros.
Hablaban entre ellos, haciendo suponer que de ahí provenían las voces que habían escuchado por el hueco de las escaleras.

- ¿Habéis ido a ver lo del Emperador? Ha sido horrible. Dicen que los Hijos del Sol están detrás de todo, pero yo no me lo creo. - decía uno.
- ¿Y por qué no? ¿Acaso te crees esa patraña de que quieren ayudarnos? - respondía otro.

Sus ropas se encontraban completamente deslucidas, de hecho podrían considerarse harapos, pero ellos no parecían darle la mayor importancia.
Entonces volvieron la mirada hacia las puertas del ascensor, encontrándose de frente con los recién llegados.
El aspecto físico era exáctamente el mismo, pero sus ojos estaban fijos en las ropas que llevaban Muti y Nadine.....sobretodo en las de ella.

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18/01/2009, 16:17
Gabriele Muti

Mierda.

Ese había sido el primer y único pensamiento que había surcado la mente de Muti cuando las puertas se abrieron y les mostraron lo que había en la planta baja del edificio.

Allí estaban los causantes de las voces y ruidos que habían percibido anteriormente. Parecían un grupo de mendigos hablando sobre cosas que nada significaban para los recién llegados a aquél mundo.

Su esperanza de salir del edificio sin llamar la atención parecía haberse esfumado en cuanto aquellos tipos fijaron sus miradas sobre Nadine y Muti. No era la típica mirada que le echas a las puertas de un ascensor cuando se abren y quieres saber quién saldrá de él... no, estaba claro que eran miradas de extrañeza. Algo en ellos dos había hecho que no pasasen desapercibidos ante los habitantes de aquél mundo desconocido.

Los miraban como a intrusos de su mundo, localizados antes si quiera de haber pisado las calles, un par de cucos en el nido de otras aves.

Pero Gabriele lo tenía claro, continuaría con el primer objetivo que se habían planteado: abandonar aquél edificio en ruinas, y si las cosas se ponían mal, los cañones de sus pistolas intentarían despejar el camino.

Era una opción, algo que podía suceder y que había que tener en cuenta, pero no por ello tenía que ocurrir nada fuera de lo normal. Por eso el italiano comenzó a caminar con intención de cruzar el salón sin decir ni una sola palabra a no ser que aquellos harapientos se dirigiesen a ellos.

Aunque era obvio que no habían colado como unos más del montón, no se le ocurría nada mejor que continuar fingiendo.

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18/01/2009, 18:51
Nadine Corbett

Cuando aquel ascensor achacoso abrió sus puertas de nuevo, les mostró algo a lo que ya estaban acostumbrados, un vestíbulo y gente en él. En concreto, cuatro personas de aspecto similar al suyo que hablaban sobre Hijos del Sol y Emperadores, nombres grandilocuentes que inmediatamente le recordaron a Nadine civilizaciones antiguas, que en su día habían brillado en el mundo del que ellos provenían. Aquellos individuos que charlaban sobre temas de actualidad, amparados por aquella entrada deslucida, giraron sus ojos hacía los recién llegados de golpe y allí los dejaron clavados sin más, echándoles en cara con sus miradas y su silencio que les eran ajenos.

Era previsible que su apariencia les llamase la atención, más aún teniendo en cuenta la simpleza de la que constaba la suya, pero la forma en la que miraron sobre todo a la canadiense, como si hubiera roto algún canon de estética natural o sencillamente como si se hallase en el lugar equivocado, la hizo alertarse y la llevó a fijarse en que aquello que observaban más concretamente era su indumentaria. En la vida hubiera pensado que se pudiera llamar la atención con aquella ropa puesta, completamente corriente, vestimentas escogidas por Bernard Roster a mansalva y que Nadine había tomado casi al azar de una caja, simplemente pensando en que le cupieran y en su comodidad. Realidades distintas. Se hallaban en un mundo desconocido, pero el caso era que por encima de todo la que parecía chocarles más era ella, quizás allí las mujeres vistiesen de verde, jamás llevasen pantalones o a lo mejor era mucho más sencillo, no salían de casa, fuera lo que fuese, no tenían más que asomarse a la puerta principal para comprobarlo y eso era lo que estaban a punto de hacer.

Echó un vistazo a Muti, salió del ascensor tras él y avanzó por el lado derecho de aquel vestíbulo, acompasando sus pasos a los del italiano, desviando su mirada de aquellos cuatro hombres que les miraban como si estuvieran viendo un par de extraterrestres, cosa no muy alejada de la realidad, aunque no lo supieran, sin dirigirles la palabra, porque para intentar integrarse primero había que observar, aprender y en todo caso responder, y permitiéndose unos segundos de frivolidad al preguntarse cómo la hubieran mirado si hubiera llevado puesto el vestido que le había regalado su hermana el día anterior.

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19/01/2009, 23:09
Master Indio

Los pasos de ambos resonaron en el silencio que acababa de establecerse en el vestíbulo del edificio, acompañados por las miradas de los cuatro desconocidos, que parecían cubrirles como una segunda ropa amoldada a las curvas de sus cuerpos.
Ellos no sabían el por qué de ese interés en ellos, aunque si se hubiesen fijado un poco más, se habrían dado cuenta que sus ropas eran de mayor calidad que las de los cuatro hombres, pero sobretodo, por encima de cualquier otra cosa, es que parecían fuera de contexto debido a su limpieza.
Allí todo se encontraba extraordinariamente deteriorado, tanto el lugar como sus habitantes......excepto ellos.

No escucharon ni una sola palabra dirigida a ellos, así como tampoco unos pasos que les siguieran. Les habían dejado en paz, o eso parecía.
Llegaron sin problemas a la calle, y entonces pudieron observarla claramente por primera vez, ha que la visión desde la azotea no les había dado casi ninguna información.
Por lo que podían ver, todos los edificios que tenían ante ellos se mostraban en un estado similar. Eran altos....enormes, pero casi parecían a punto de derrumbarse sobre sí mismo, esparciendo cascotes hasta conseguir que ni el suelo pudiera verse.

El cielo, si así podía llamársele, se encontraba a tal altura que no podía vislumbrarse con claridad, debido sobretodo a la luz de innumerables focos que competían por el honor de ser el "sol" más luminoso del firmamento.
La iluminación que otorgaban se antojaba extraña ante quien está acostumbrado a la existencia de un día y una noche, confiriendo la idea de estar inmerso en los mayores grandes almacenes existentes.

Pero lo interesante no se encontraba en las alturas, sino al mismo nivel que ellos mismos. La calle se extendía a ambos lados desde el edificio donde surgieron.
Era un terreno asfaltado, tal y como lo estaban las avenidas que ellos mismos conocían. Era bastante ancha, y aunque en aquel momento no circulaba ningún vehículo, podían calcular que existían unos tres carriles para cada sentido.
Aquí y allá, tanto en su lado de la calle como en el de enfrente, diversos grupos de personas, muy semejantes a los vistos en el interior del edificio, daban algo de vida a una calle que, por otro lado, parecía muerta.

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21/01/2009, 19:49
Gabriele Muti

Se quedó quieto nada más salir del edificio, observando todo aquello que les rodeaba, con cara de asombro.

Dos cosas habían llamado su atención en un primer momento:La enorme anchura de la calle y la vestimenta de los transeúntes.

En cuanto a lo primero, se preguntaba para qué demonios querían unas calles tan enormes si apenas había coches...o al menos no los había visto aún, pero aún así, ¿3 carriles para cada sentido?... o estaban en la calle principal de la urbe o allí lo hacían todo a lo grande, a juzgar por los altísimos edificios.

Respecto a la vestimenta de la gente, poco tardó en percatarse de que era similar a la de los "mendigos" del vestíbulo del edificio del que habían salido. A pesar de que el físico de aquellas gentes y el de los dos viajeros intermundiales era similar, no había que ser excesivamente listo para darse cuenta de que no tardarían en llamar la atención, como les había sucedido hacía escasos segundos.

Por ello, Muti se dirigió a su compañera en voz baja, intentando que sólo ella le escuchase :

-Creo que aquí la moda contrasta bastante con la nuestra... tenemos que encontrar un sitio apartado para intentar hacernos pasar por unos más del montón.

Con la mirada, comenzó a buscar callejones o al menos calles menos anchas que aquella en la que ya se encontraban.

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22/01/2009, 23:28
Nadine Corbett

Un rápido vistazo a un lado y otro de la calle, la llevaron a irse cerciorando poco a poco de los parecidos y las diferencias, que al final resultaban no ser tan sutiles como le había parecido a primera vista. Asfalto sin coches, edificios en ruinas, pero... ¿y los establecimientos? ¿Las tiendas? ¿Quizás no habría en aquella zona en concreto? ¿O aquel mundo no estaría organizado así? Necesitaban enterarse de lo que acontecía en aquel enclave alumbrado artificialmente, ¿existirían medios de comunicación parecidos a los del mundo del que provenían? Parecían nimiedades, pero eran cuestiones importantes en aquellos instantes, cuanta más información tuvieran del entorno, en mejores condiciones se hallarían a la hora de integrarse y no llamar la atención.

Muti se lo recordó también con sus palabras, es una buena idea, murmuró, asintiendo, buscando con la mirada, no un callejón, de eso supuso que se encargaría el italiano, sino algo relacionado con lo anterior, con el día a día de aquellas gentes. Gabriele… hablaba continuamente en un susurro, ese objeto, aunque sea tan sólo una parte, tiene que tener en sí mismo algo de poder, de hecho, Roster, le costaba pronunciar su nombre, sin adornarlo con los claificativos pertinentes, acaba de decirnos que con conseguir dos partes ya le bastaba, no sé exactamente para qué, eso es lo de menos, quizás para encontrar el resto, se encogió de hombros, pasaba de los planes de un hijo de puta déspota y megalómano, me refiero a que no puede ser tan fácil que pase desapercibido, al menos para ellos, los que abrían los portales, recordaba unas palabras concretas “quieren ser encontrados”, unidos de nuevo.

Durante unos instantes la mirada de la candiense pareció descentrarse, si de verdad pudiera darle a uno lo que desea... Se le escapó, respiró hondo y tragó saliva, lo sé… ahora clavó los ojos en Gabriele, no tiene sentido pensar en ello… no sabía hasta qué punto podía conversar con aquel hombre y era lo que estaba haciendo, no lo conocía, ni siquiera sabía si le molestaba, de manera que se calló y se volvió a concentrar en los detalles, publicidad, papeles por el suelo o la ausencia de ambos, cualquier cosa le valía, mientras una sensación extraña la invadía, no sabía porqué, pero quedarse quieta en aquel lugar, entre aquellas gentes no le daba buenas vibraciones.

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23/01/2009, 12:18
Gabriele Muti

-Haber si es verdad...

Gabriele contestaba a su compañera sin demasiado interés mientras intentaba localizar un lugar apartado donde adaptar su vestimenta a la moda del lugar.

Sin embargo, no podía evitar pensar en aquello de lo que Nadine hablaba: el objeto.

-Con que llame la atención la mitad de lo que nosotros la llamamos, me basta.

Entonces la mujer dijo algo que a Muti le iluminó el interior, aunque no lo demostrase:

si de verdad pudiera darle a uno lo que desea... lo sé… no tiene sentido pensar en ello…

-Ya...

Contestaba sistemáticamente, para rellenar hueco, mientras por dentro daba mil vueltas a sus palabras.

¿Y si pudiese dar a uno lo que desea?,¿y si pudiese hacer que nada de esto hubiese ocurrido?, ¿y si podía volver a abrazarla de nuevo?... aún en los momentos más críticos, perdida toda razón y sentido, la esperanza pujaba por imponerse frente a la venganza, o al menos, por complementarla.

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27/01/2009, 08:04
Master Indio

Muti no tardó en encontrar lo que buscaba, aunque había que reconocer que era necesario cierto esfuerzo para conseguirlo, pues las pequeñas calles transversales, que partían de la calle principal, parecían irrisorias comparadas con los enormes edificios entre los que se deslizaban.
Había varias de ellas, tanto a derecha como a izquierda. Eran como pequeñas cicatrices que se abrían paso entre las construcciones, aunque desde su posición no se podía saber si desembocaban en otra calle similar o si eran meros callejones sin salida.

Lo que sí podían comprobar desde allí era que, debido a la altura de los edificios, la luz difícilmente llegaba hasta estas calles.
Puede que realmente sí estuvieran iluminadas, pero de ser así no tenía nada que ver con la luz que recibían en aquellos momentos de los focos superiores.

Por otro lado, pudieron percibir que comenzaban a llamar la atención de los grupos que se encontraban más cercanos a su posición, pues algunos rostros ya se encontraban vueltos en su dirección.
Todo era silencio, ni siquiera la brisa se atrevía a emitir el más leve susurro, claro que.....puede que allí no existiera la brisa.

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27/01/2009, 14:57
Gabriele Muti

Ahora sabía cómo se sentían un par de hormigas que se habían equivocado de hormiguero. Allí destacaban como la mancha de vino sobre la camisa, y no es que no estuviese acostumbrado a ser el centro de atención, pero bajo la carpa, no en aquellas circunstancias en las que deseaba ser el menos llamativo...

Se deslizó hasta el callejón más cercano junto a su compañera, y allí, al amparo de una semipenumbra, entre enormes bloques de hormigón que impedían una correcta iluminación, el italiano comenzó a ensuciar su vestimenta frotándose con disimulo contra las paredes cuando algún curioso andaba cerca, revolcándose por los suelos cuando la calle parecía vacía, y por último, buscando algún objeto puntiagudo para rasgarse un poco el pantalón.

-Vamos, no te quedes ahí.

Parecía un cerdo invitando a una cerda a revolcarse y disfrutar de la pocilga, pero aquello era muy serio, cuestión de supervivencia, por muy repugnante que pudiese parecer.

Notas de juego

No se si entré en un callejón sin salida o en una callejuela, de cualquier forma intento disimular cuando vea que alguien anda husmeando, y cuando no, aprovecho para revolcarme a lo spiderpig.

Intento buscar cualquier cosa afilada, trozo de hierro, de cristal o lo que sirva para rasgar el pantalón.

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27/01/2009, 15:45
Nadine Corbett

Parada en medio de una ciudad que parecía desbordada por la negligencia, por el abandono, o quizás en una parte de la misma especialmente marcada por la despreocupación de aquello que ya no importa a los que importan, o quién sabe si en un “sector” transformado en una caja de deshechos para el reciclaje, como su corazón, repleto de contenidos obsoletos desde el día anterior, atestado de personas muertas o vivas, pero en otra dimensión, de sentimientos contradictorios, amor, ira, deseo, furia, en su plenitud o incipientes, desordenado y agotado. Se preguntó si alguien compraría alguna pieza del contenido en un rastrillo. Claro que no, tan sólo ella les encontraba utilidad.

Había repasado la calle en sí misma y sus márgenes, se giró, observó el edificio del que habían salido y los de su entorno, intentó enmarcarlo todo en una imagen mental del lugar del que partían, aunque tenía la impresión de que aquel portal les había vomitado allí a posta, en medio de despojos. Su mente divagó pensando con qué se habrían encontrado los que en teoría habían atravesado el otro portal y se acordó de Fred, tal y como lo había visto entrar a la sala en la que se encontraban los portales, cuando parecía haber perdido la sonrisa. Hecho que lamentó interiormente.

Clavó de nuevo sus ojos en Muti, había pasado de estar acompañada por dos personas que no paraban de hacer partícipes al resto de sus pensamientos, Kane y Leonard, a desenvolverse junto a alguien mucho más reservado. Sí… “ya”… murmuró, sonriendo al italiano ante su respuesta anterior, no se arrepentía de haber expresado lo que sentía, aunque procuraría comedirse en un futuro, no era cuestión de incomodar, así que sin molestarse en ocultarlo lo más mínimo cambió automáticamente de conversación de manera obvia, mientras le seguía hacia una callejuela lateral, aquí no veo ni un solo establecimiento, ni un cartel indicador de absolutamente nada, ni siquiera hay un jodido papel en el suelo al que poder echarle un vistazo... observaba la calle de nuevo de arriba a abajo. Mal asunto o bueno, según se mirase. A lo mejor hasta hemos ido a aparecer en el culo de este mundo… se encogió de hombros, intentando recordar las palabras que había escuchado su compañero, en ese sector norte del que algunos quieren salir… respiró hondo, o quizás sea todo entero de cabo a rabo así…

Su compañero la conminaba a apresurarse mientras los ojos de Nadine iban de sus espaldas hacia el frente, observando la calleja y el lugar del que provenían, intentando prever que les hubieran seguido, ya que no le habría extrañado lo más mínimo que alguien se hubiera querido hacer con sus vestimentas. Por último y sin más preámbulos se puso en cuclillas de espaldas a la pared, posó las manos sobre el suelo y los restos de cascotes y se ensució la ropa que llevaba a conciencia, se quitó la chaqueta y tiró de las costuras de las mangas hasta que éstas se rasgaron. ¿Habría contenedores de basura o similar? Alzó la vista de inmediato y echó un vistazo de arriba abajo, buscando restos de lo que fuera.

Notas de juego

Nadine sigue a lo suyo, buscando pistas, deformación profesional, jajajaja...

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27/01/2009, 16:09
Gabriele Muti

Esforzándose por conseguir un buen camuflaje, el italiano se siente menos salvaje cuando Nadine acepta colaborar en la nada agradable tarea.

Al fin y al cabo, la única parte de humanidad (si esque aún podía llamársele así) que le quedaba, estaba a flote debido a la presencia de la mujer, sino tan sólo caminaría junto al silencio, pegaría la oreja a las puertas con el temor y se rasgaría las ropas al lado de la paranoia. Y ahora todos ellos se mantenían moderados, intentando disimular su presencia ante Nadine, aunque malamente se lograba.

-Si, todo esto es de lo más raro... - contestaba mientras esparcía la suciedad por sus ropas- parece un vertedero.

Si, eso es lo que parecía, un vertedero, pero no tan sólo de residuos inertes, sino también de deshechos humanos, puesto que aquella gente, a juzgar por su forma de comportarse, tenía pocas probabilidades de que algún día alguien les llamase seres humanos. Aunque quizá tampoco deseasen llamarse seres humanos, puesto que aunque su apariencia externa era muy similar a la de un humano, nada aseguraba que realmente lo fuesen...

Dejando a un lado las paranoias sobre alienígenas, Muti continuó pensando en qué forma tendría el objeto tras el que todos andaban y en qué deberían hacer para conseguirlo.

-Cuando acabemos, lo mejor será que tiremos por las calles apartadas como esta, la general me da mala espina.

Y mira que era difícil, puesto que aquellas callejuelas laterales eran a buen seguro la pasarela de desfile de toda clase de delincuentes y drogadictos... pero eso era en su mundo , quizá aquí no, quizá era más seguro escabullirse por callejones oscuros en lugar de enfrentarse a la inmensidad de la calle principal, con esos focos sobre tu cabeza, con esos seres tan incomprensibles, con ese silencio tan inquietante...

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27/01/2009, 20:04
Nadine Corbett

Sí, no está de más movernos por lugares más apartados… asentía a la sugerencia del italiano, aunque ambos eran conscientes de que tampoco podían aislarse, tenemos que permanecer atentos a los movimientos de la gente… y no se refería al hecho literal en concreto de lo que hacían cada una de las personas de aquel pedazo de mundo reducido a escombros, sino a las líneas generales de los acontecimientos. Había algo rondándole la cabeza, la ausencia de comercios y este entorno… señaló hacia el techo, le dan a uno en qué pensar… apretó los labios mientras seguía rebuscando con la mirada entre las ruinas de aquella callejuela y charlaba entre susurros.

Se encogió de hombros y añadió, por ejemplo, ahora mismo me estoy preguntando si apagarán la luz cuando sea hora de dormir... lo cual parecía una tontería, pero en realidad no lo era. Eso suponiendo que durmiesen, que todavía no había visto una cama, aunque por alguna razón seguramente absurda daba por sentado que sí. Otra cosa que tampoco había percibido era a nadie que pareciese estar “trabajando”.

Acompañando a aquella sugerencia, señaló hacia el techo, repleto de focos, porque si es siempre de “día”, pues bueno... desvió la mirada hacia su compañero, ¿pero y si ahora de repente le dan al interruptor de apagado?... Alzó ambas cejas, tampoco sabían si la franja horaria de costumbres era la misma y menos aún las costumbres en sí mismas.

Se quedó un poco pensativa y sin más echó un vistazo disimulado al reloj. Su vida había estado en muchos aspectos supeditada al tiempo y, sin embargo, desde hacía 24 horas en realidad había pasado a importarle bien poco. De repente era como si se moviese a impulsos de pura necesidad biológica.

Notas de juego

Por cierto, ¿qué hora es? XD

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01/02/2009, 17:29
Master Indio

Tras su intenso coqueteo con el suelo y la mugre del lugar, el aspecto que mostraban ambos era algo digno de ser relatado, pero eso sería en un futuro si podían regresar a su mundo y tener oyentes que les prestaran su atención. Por el momento, simplemente sentían que así podrían pasar más desapercibidos en un lugar donde parecía primar la suciedad sobre cualquier otra cosa....excepto la luz.

Mientras tanto, la callejuela elegida por Gabriele aparecía completamente desierta. Tampoco ningún rostro apareció en la entrada, que habían utilizado, para interesarse por lo que estaban haciendo aquellos dos individuos. Mejor, así podían ensuciarse a gusto sin público que pudiera apreciar, o no, su actuación.
Sin embargo, la presencia de curiosos no era lo único que interesaba a los escrutadores ojos de ambos, sino que intentaban descubrir cualquier cosa que pudiera darles información sobre el lugar.

La estrecha calle donde se encontraban en aquel momento, mostraba otra salida similar a la entrada que habían utilizado.
El lugar se encontraba atestado de basura, y como no, de sus fieles acompañantes las ratas, de las cuales pudieron ver casi una docena en los pocos minutos que utilizaron para "acompasarse" con el paisaje.
Tambien había un par de contenedores que, en otros tiempos, podrían haber sido completamente funcionales, pero que ahora se encontraban en tan mal estado como todo lo demás.

El suelo tampoco les aportaba ninguna información interesante, excepto quizá la presencia de tres alcantarillas separadas entre sí por unos cinco metros, lo que daba a entender que bajo las calles debería existir un sistema de túneles para conducir los desechos de un lugar a otro, ya que algo les hacía intuir que allí el agua de lluvia era algo inexistente, teniendo en cuenta que la ciudad parecía recubierta por un techo invisible.

No cabía duda de que aquel lugar era bastante diferente del lugar de donde procedían, o al menos la parte que habían visto hasta el momento.
Lo peor de todo era no tener información alguna de lo que debían hacer a continuación, puesto que, en un lugar tan extraño, dificilmente serían capaces de localizar el objeto que buscaban, ya que por mucho que este se estuviera haciendo notar, ellos no eran los idóneos para discernir las diferencias entre el ahora y el antes.
Llegado el momento tendrían que intentar acercarse a alguien, o escuchar a escondidas alguna conversación que pudiera darles una pista, pero eso ahora parecía una labor prácticamente imposible. Quizá cuando se sintieran algo más seguros.

Nadine dejó que sus ojos descendieran al tiempo que su brazo se elevaba para enfrentar la mirada con la esfera del reloj que portaba en su muñeca......nada, ni siquiera de allí podrían sacar algo de información, puesto que el tiempo parecía haberse detenido tras la cubierta que protegía el mecanismo del reloj.

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01/02/2009, 23:59
Nadine Corbett

Alzó los ojos de su reloj y los posó sobre Gabriele, aunque su mirada en realidad se hallaba perdida. Se ha parado el tiempo, susurró, mientras se humedecía el labio inferior, tenía sed, aquel lugar polvoriento, devastado, le secaba la garganta, me refiero al nuestro… palmeó dos veces sobre la esfera de su reloj para indicarle al italiano a qué se estaba refiriendo, eso puede significar varias cosas, o bien simplemente aquí nuestra tecnología directamente no funciona, cosa perfectamente probable, si sumaban el intento anterior de Gabriele con el intercomunicador, o bien de verdad el tiempo en sí mismo en ambos espacios tiene un discurrir distinto que no tiene porqué ser paralelo… agitó la cabeza de lado a lado como si pasase de ahondar en ese tema y abordó directamente otra cuestión.

Comenzó a moverse hacia los contenedores sin poder evitar continuar vigilando la calle, no quería sorpresas, y de camino le dio una patada a una de las bolsas de basura circundantes, por ver si al menos aquellas gentes comían parecido a ellos, otra opción para usar a la hora de movernos dentro de este entorno en un momento dado, es decir, si las cosas se ponen mal, sería esa… su dedo índice de la mano derecha señaló el alcantarillado, aunque ya sabes el tipo de inquilinos que nos vamos a encontrar, recogió un cascote del suelo, lo lanzó hacia la zona del contenedor para que las ratas se dispersasen y una vez a su altura, probó a abrir la tapa para echar un vistazo, preguntándose si no se quedaría con ella en la mano debido a su estado. Esperaba no encontrarse a nadie muerto o viviendo dentro, aunque eso no era en absoluto sorprendente, era algo que ya pasaba en algunos rincones del mundo que conocía.

¿Avanzamos por el otro lado entonces?... Se refería al otro extremo de la callejuela, ¿e intentamos enterarnos primero de cómo funciona este lugar por el sistema de oír, ver y callar?... Sonrió, pero seguía murmurando, evitando ser oída por alguien más que no fuera su compañero, ya que, a pesar de que justamente allí parecía no haber nadie, no podía deshacerse de la desconfianza y la inseguridad que le provocaba lo desconocido, será cuestión de pararnos charlando al lado de uno de esos grupos de personas que pululan haciendo corrillos por todas partes, frunció ligeramente el ceño, es curioso... parece como si tuviesen absolutamente todos el mismo horario de trabajo... se encogió de hombros ligeramente y añadió, o no tuviesen que trabajar... cosa que quizás no fuera tan buena como sonaba en primera instancia.

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03/02/2009, 14:12
Gabriele Muti

Nadine era extraña, o al menos así se lo parecía a Muti.

Era asombrosa la facilidad con que la mujer se fundía en el entorno, como un camaleón, mirando y aprendiendo, amoldándose a las particularidades de aquél mundo a cada paso que daba, como si estuviese acostumbrada a ello.

Otro detalle de su compañera, que quizá hace algunos días hubiese sido considerado por él como una cualidad, era su facilidad para hablar, hablaba de todo tipo de temas variados, pero aunque ahora no le resultaba molesto en exceso al italiano, se veía desbordado por la cantidad de frases a medio acabar que debía continuar, y las preguntas que había de responder.

-...Igual que con el interfono... - fue lo único que se le ocurrió contestar tras las reflexiones de Nadine, incomprensibles para él tras aquella máscara forjada con jerga tecnológica.

Cuando aún estaba sopesando la nada agradable posibilidad de tener que recorrer el subsuelo de la ciudad, la mujer ya estaba preguntándole haber si seguían por el callejón o no.

-Ehmm, si,si, vamos por ahí atrás y aver si nos enteramos de algo...

Oye al final quizá no fuese tan malo que su compañera no parase de hablar, al menos, de cada montón de palabras salía alguna frase interesante que al italiano no se le hubiese ocurrido jamás, como la técnica de acoplarse a los grupos de mendigos para sacar información... aquella mujer estaba hecha para obtener del entorno lo que necesitaba... se puso en pie y sacudió sus rasgados pantalones, más para arrugarlos que para quitarles el polvo, había que volver a ponerse en marcha,además quizá de aquella forma se enterasen de quién era el cantante de moda o de lo que costaba pasar la noche en Vertedero City.

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03/02/2009, 23:08
Master Indio

Basura...más y más basura. Eso fue lo que Nadine encontró en el interior del contenedor al que se había acercado. Por suerte no había allí nada que se moviera o que se hubiese movido en algún momento de su pasado. Simplemente un cúmulo de desperdicios, algunos de los cuales eran difícilmente reconocibles, pero otros se podían identificar sin dificultad. Restos de comida, embases, utensilios que ya no volverían a ser necesitados....un poco de todo, tal y como se podía encontrar en la basura de su propio mundo.
Al menos eso indicaba que aquella gente comía, pero si algo podía hacerles parecer más cercanos al ser humano era, sin duda alguna, el hecho de que eran consumistas.
En algún lugar deberían existir comercios donde se compraran todas aquellas cosas.

Tras este pequeño gran descubrimiento, comenzaron a avanzar en dirección a la salida contraria de la callejuela en la que se habían introducido para apartarse de miradas curiosas, al tiempo que hacían lo posible para no desentonar con el resto de la fauna dominante.
Nada más comenzar a andar se dieron cuenta que la estrecha calle era más larga de lo que habían supuesto en un primero momento.
Quizá hubiese sido un error de apreciación al encontrarse entre edificios de tanta altitud, pero ahora eso no importaba, pues otra cosa diferente estaba llamando su atención.

Desde el lugar elegido como destino, comenzaba a llegar el rumor que solía acompañar a una gran ciudad.
Voces de personas diferentes, aunque no eran capaces aún de reconocer palabras en los sonidos, y.....¡extraordinario! Podrían jurar que eso que escuchaban podía ser incluso un claxon.