Partida Rol por web

Ígneas profundidades

Un mundo diferente

Cargando editor
14/12/2008, 22:15
Master Indio

Cargando editor
14/12/2008, 22:30
Master Indio

Fue un único paso, pero un extraño agotamiento hizo presa de ambos cuando atravesaron aquella puerta que les alejaba de su mundo, produciéndoles un cierto mareo que, por unos instantes, les impidió centrar la mirada y observar lo que les rodeaba.

Sabían que existía luz al lugar donde habían llegado, puesto que esta se esforzaba por atravesar sus párpados y alcanzar sus pupilas.

 

Poco a poco abrieron los ojos y alzaron la mirada, encontrándose con un paisaje desconcertante.
El cielo aparecía fuertemente iluminado, mas aquella luz no era natural sino que era emitida por cientos de luces que se encontraban en el firmamento, aunque estaban tan alineadas que era imposible no ver que no eran estrellas.

Tras ellas sólo podía vislumbrarse la más profunda oscuridad, pero no podían aventurar nada más, puesto que la distancia existente entre ellos y los focos era de unos cientos de metros.

 

Cuando bajaron la mirada encontraron más fuentes de luz, pero estas provenían de los enormes edificios que configuraban una inmensa ciudad.
Ellos se encontraban sobre lo que parecía una azotea, por lo que podían dejar que su visión se extendiese durante kilómetros enteros, y aún así no podían ver dónde finalizaban las construcciones. Tan sólo más oscuridad en el horizonte.

 

Tras ellos, en el lugar donde debía encontrarse la puerta por la que habían accedido a aquel mundo, únicamente encontraron una pared de piedra con un montón de tuberías que la atravesaban.
Era como si la puerta se hubiera cerrado para impedirles el regreso. Se encontraban aislados en un lugar desconocido por completo. Lo que sí sabían con seguridad es que no existía una ciudad así en el mundo de donde procedían. 

Sea como fuere, ahora parecía que se encontraban atrapados en aquel lugar. O al menos así era hasta que encontraran la puerta que les permitiera volver.....si existía tal puerta.
Por el momento, al menos, no se encontraban ante ningún peligro.

Cargando editor
15/12/2008, 14:06
Gabriele Muti

Gabriele apuntó hacia todas partes con la pistola, aún cuando su visión no se había adaptado por completo al nuevo entorno, dando una sensación total de desorientación.

Cuando logró distinguir mínimamente lo que le rodeaba, el cañón del arma se paró sobre una figura humana, ¡era Nadine!, le tranquilizaba pensar que había alguien tan desesperado y con tanto desprecio hacia la vida como él.

Los dos habían cruzado aquella puerta, uno tras otro, y ambos se encontraban ahora en aquél desconocido lugar.

Sobre sus cabezas, en lo alto, un millar de potentes luces ofrecían iluminación, pero bajo sus pies continuaban extendiéndose luces y más luces en un vasto océano de construcciones, que sobrecargaban los ojos de los espectadores como el cuadro de un pintor con horror vacui.

-¿Dónde coño estamos?...

Preguntó lentamente, sin esperar una respuesta concreta, ya que seguramente Nadine no tenía ni puta idea de qué era todo aquello, pero lo que estaba claro es que no iban a tardar en averiguarlo.

Sabía que estaban sobre algún tipo de edificio, ya que aquellas vistas privilegiadas de lugar no podían sino confirmarlo. Muti avanzó unos pasos, acercándose al borde que tenía ante él y echando la vista hacia abajo.

Estaba acostumbrado a las alturas, por lo que a pesar de medir sus pasos, su figura se antojaba despreocupada de poder caer al vacío.

Notas de juego

¡Que intriga!

Cargando editor
15/12/2008, 18:54
Nadine Corbett

Durante unos escasos instantes, en aquel viaje impreciso en que se había visto inmersa por propia voluntad, al atravesar aquel portal, había perdido hasta tal punto la noción de la realidad circundante que se había imaginado a sí misma transportada 24 horas atrás, llamando a la puerta de la casa de sus padres en Toronto, e inútilmente al sentir de nuevo el suelo bajo sus pies, había pensado que al abrir los ojos vería a su hermana Janie, recibiéndola en el umbral paterno con su expresión habitual. Aquel espejo interdimensional había puesto del revés de un zarpazo todo lo que le había sucedido en las últimas horas, revistiendo su percepción de deseo.

En una jodida caja de zapatos… respondió, mientras por fin regresaba a la verdad circundante y vislumbraba el deslumbrante entrono que les había recibido, todavía con el estómago revuelto y aquella sensación de pérdida que se apoderaba de uno, acompañando a la decepción de haber alcanzado otra cosa diferente a la esperada. Le había dado tiempo a comprobar cómo tras ellos se había cerrado el portal.

Había sido recibida a punta de pistola por un Mutti que había apartado el cañón algo confundido por el entorno y que posteriormente se había acercado al borde del edificio. Por lo menos la vista desde allí hacia abajo no debía ser decepcionante. Luces cegadoras y una inmensa ciudad, extendiéndose hasta donde la vista se perdía. Esperemos que tenga tapa que levantar… o se quedarían allí encerrados en aquel "otro mundo" para siempre. Se refería al hecho de encontrar otro portal de regreso, ya que, por lo visto, habían perdido el de acceso, y de pronto se dio cuenta de que de eso estaba segura. Por supuesto que la había, sino toda la estrategia de aquel asesino que habían dejado atrás carecería de sentido. Otra cosa bien distinta era que la hallasen.

Mierda… masculló entre dientes, mirando hacia el cielo, ¿eso son focos?... ¿De dónde colgaban? Todo aquel alumbrado no era natural, ¿estaban amparados por una especie de manto de estrellas artificial? Será mejor que nos movamos de aquí, Gabriele, comprobemos donde hemos puesto el pie… su mirada buscó una puerta, una trampilla, una escalera por la que descender.

Notas de juego

Cita:

¡Que intriga!

Bis... jajajajaja

Cargando editor
16/12/2008, 14:20
Master Indio

El borde del edificio era altamente llamativo para el trapecista, acostumbrado desde hacía años a realizar cabriolas a varios metros de altura, mientras los mentones de los espectadores se elevaban para poder observarle.
No le intimidaban los lugares elevados, pero seguramente no habría esperado la visión que le aguardaba tras la cornisa.

Se encontraban en la parte superior de un edificio enorme.....tanto que casi no podía vislumbrarse el suelo que seguro debia aguardar allí abajo.
Y para colmo, no era la construcción de mayor longitud de todas las que veían. Aún existían otros edificios que superaban con creces el lugar donde habían aparecido.
Aquello era como una macrocolmena, donde los individuos se apiñaban tanto a lo alto como a lo ancho, no dejando ver ningún espacio libre de construcciones por los alrededores.

Nadine observaba atentamente el lugar donde debía haberse encontrado el cielo, pero este era completamente artificial, lo que impedía que pudiera utilizarse para orientarse, ya fuese horaria o posicionalmente.
¿Sería de día? ¿De noche? Imposible saberlo de una forma normal, y quizá incluso el reloj no fuese del todo útil, porque este marcaba la hora de su mundo, no de aquel al cual habían llegado.
Porque una cosa estaba clara. Aquel lugar no se encontraba en ningún lugar de la Tierra, eso seguro.

Volvió la mirada para intentar localizar un acceso que les permitiera descender de aquel edificio.
No era una tarea difícil, puesto que cerca del lugar donde habían hecho acto de aparición, se encontraba una puerta metálica, pero esta se encontraba cerrada, por lo que no podían ver lo que les esperaba al otro lado.

Cargando editor
16/12/2008, 20:26
Gabriele Muti

-Joder...- fue lo único que dijo el trapecista cuando sus ojos percibieron la brutal caída que había desde aquella azotea-

Después, cuando consiguió despegar la mirada de aquél infinito vacío, retrocedió un par de pasos y miró al cielo, entrecerrando los ojos para no quedarse ciego.

-Si que parecen focos...pero no tiene sentido...

¿Y esque acaso algo lo tenía desde hacía unos días? No, que va, el sentido había abandonado a aquél grupo de desdichados, que ahora se resumía en ellos dos, y nada ahora tenía explicación.

Asintió a las palabras de Nadine, mientras se encaminaba tras ella hacia una puerta metálica que seguramente conduciría al interior del edificio...o no, porque visto lo visto, uno no podía estar seguro ya de nada.

A la vez que enganchaba su pistola entre el pantalón a la altura de la espalda, Muti no pudo evitar preguntar algo:

-Por cierto, ¿y los demás?.

No es que tuviese especial interés en aquellos desconocidos, pero hasta hace escasos segundos formaban un grupo de acción...patético e infructuoso, pero grupo al fin y al cabo.

Cargando editor
16/12/2008, 22:28
Nadine Corbett

Mutti, es como si esto tuviera techo, el cielo parece artificial… miraba de nuevo hacia arriba y no sonaba confusa, sino contrariada, focos y techo… repitió, se sintió de nuevo atrapada, como en el apartamento de Jack, encerrada dentro de un espacio controlado. En realidad efectivamente todo se reducía a una sola palabra, controlada. Se humedeció los labios y después los apretó con suavidad. Odiaba aquella sensación, desinformación y ausencia de posibilidad de intuir el resultado de sus propios actos.

¿Los demas? Por el otro portal, detrás de Bernard… sonrió a Gabriele, no me dio la impresión de que tuvieran muchas ganas de venir por aquí... Ahora que sabía que por lo visto todos eran hermanos, se sentía aún más extraña si cabe cerca del resto, como si en vez de tener un punto al que aferrarse en común, fuera un motivo más de discordia. Era como si aquel hecho en concreto le hubiera sentado francamente mal, como si la hubiera cabreado a conciencia interiormente.

Se aproximó a la puerta con decisión, mientras observaba cómo Gabriele guardaba su arma. Entonces recordó que la suya se hallaba casi exactamente en el mismo lugar desde hacía bastante rato además. La última vez que la había empuñado, había sido ante el conductor de un vehículo que la había mirado aterrorizado. ¿Hubiera llegado a disparar? Devolvió la mirada al frío metal que se hallaba ante sus ojos y extendió la mano hacia a él, tendiendo un puente hacia lo desconocido. Despacio. Incertidumbre y silencio.

Vamos, venga… Janie en el umbral de la puerta de sus padres, irrumpiendo en su cabeza inútilmente, rompiendo el silencio, resonando de nuevo en su interior, haciéndola estremecer, derribando unos muros que intentaban consolidarse otra vez. Pensó en todo aquello que daría por volverla a ver, por volverla a sentir, por escucharla de nuevo frente a ella, por abrazarla, por discutir con ella una sola vez más. ¿Qué daría exactamente? ¿Qué? A la mierda con todo… asió la manilla y la abrió.

Notas de juego

Si es que se puede... o si es que tiene manilla... jajajaja

Cargando editor
16/12/2008, 23:39
Master Indio

La puerta se abrió sin poner ninguna resistencia, aunque decidió quejarse por la intrusión con un chirrido metálico que inundó toda la azotea y prosiguió su camino más allá de la cornisa. No cabía la menor duda de que necesitaba un buen engrase. Se notaba que se encontraba bastante descuidada....sensación que se vió ratificada cuando dejó por fin que los recién llegados observaran lo que ocultaba al otro lado.

Tras la puerta se asomó un pequeño rellano y unas escaleras que comenzaban a descender, aunque no podían ver qué había más abajo.
Lo que sí saltaba a la vista es que la mugre había ganado la batalla en aquel lugar, así como la humedad.
La pintura de las paredes había conocido mejores momentos, pues ahora se encontraba desconchada en algunos lugares, y en los que no...hubiese sido mejor correr la misma suerte que los anteriores, pues la pared se encontraba casi completamente cubierta de moho, lo que le daba una impresión aún más malsana.

Pero no parecía haber otra forma de salir de aquella azotea que bajando por aquellas escaleras. Tendrían que esquivar la herrumbre de la barandilla y al mismo tiempo la pobredumbre del suelo y las paredes.
Parecía una tarea harto imposible.

Cargando editor
17/12/2008, 20:22
Gabriele Muti

Gabriele miró el camino que se extendía ante ellos, lo miró con asco, haciendo una mueca de desagrado levantando el lado izquiero del labio y frunciendo el ceño.

Parecía un niño al que no le han traido lo que esperaba por navidad, parecía que de un momento a otro se daría media vuelta y saldría corriendo a su casita...sólo que su casita no estaba en aquél mundo.

Se adelantó a Nadine y se sumergió en el pasillo de mugre.

-Cuanto antes crucemos mejor... joder, seguro que si te quedas media hora aquí te cubre la roña...

Míralo, metido en aquellos líos y aún afloraba algún que otro comentario jocoso...quizá empujado por la soledad, intentando ser un parche, una excusa para volver a ver a alguien sonreír y borrar por instantes esas macabras imágenes que golpeaban su mente segundo tras segundo.

Notas de juego

Y ahí va el valiente principito :).

Cargando editor
17/12/2008, 22:55
Nadine Corbett

Habían ido a parar a un mundo que se oxidaba y se enmohecía, al menos si lo descuidaban, como bien era el caso. Al igual que los sentimientos. Se empobrecían, se desvirtuaban, se retorcían hasta perderse en la nada, dando paso al hastío, dejando una estela amarga, o hasta convertirse en un arma con la que poder defenderse. Un escudo, un objeto afilado.

Extraña, perdida en un mundo con techo, focos, moho y herrumbre.

Sonrió de nuevo a Gabriele, casi imperceptiblemente, resultaba que el hecho de que a uno le cubriera algo no era tan desechable, verse arropada aunque fuera por moho, no parecía tan malo, al menos aquellas paredes tenían algo enraizado en ellas. Desde que había perdido a sus seres queridos, había ganado bien poco o nada, aparte de aquella furia interna y un sentimiento de abandono que a ratos todavía se le antojaba en gran medida ajeno. Siguió al italiano escaleras abajo en busca de algún lugar menos solitario, menos podrido, más entero, sabiendo que nada de lo que hallase la ayudaría a mantenerse en pie por muy estable que pudiera parecer.

Si ves un ascensor, me avisas… bromeó ante el recuerdo de la altura del edifico, mientras se mordía el labio inferior y el pelo le avanzaba por el rostro, acompañando el movimiento de su cuerpo, recordando todo aquello que fue y que no sabía si había perdido. ¿Se había perdido? Perderse exteriormente carecía de importancia, lo importante era no perder lo que uno llevaba dentro, lo que era por dentro. ¿Lo llevaba? Por más que indaga, era incapaz de averiguarlo.

Pintura desconchada, de igual modo que ella se sentía. Dejó de mirar a los lados, o al frente, o a la espalda de Mutti que le precedía, y se centró en el suelo. Cuidado con dónde pones el pie o bajarás rodando… apretó el paso para no quedarse atrás, en pos del conocimiento, sus manos agarrando las asas de su mochila en vez de la barandilla, no era por asco, sino por desidia, por falta de deseo interior de mezclarse con un mundo al que en realidad no deseaba pertenecer.

Cargando editor
17/12/2008, 23:54
Master Indio

Solo tuvieron que descender un primer tramo de escaleras hasta encontrar el hueco de otra puerta.....y sí, únicamente estaba el hueco, pues el objeto que debería rellenarlo no se encontraba en su lugar. Tan sólo permanecían las visagras a las que debería haber estado unido.
Justo a la derecha del marco pudieron observar cómo había allí un número que costaba distinguir tras tanta suciedad, pero si se esforzaban lo suficiente encontrarían el valor 155. No era necesario adivinar que se trataba el piso en el que se encontraban.

Las escaleras seguían descendiendo, y eso podían observarlo con inclinarse levemente sobre la barandilla. Los peldaños continuaban hasta introducirse en la oscuridad que reinaba bastantes pisos más abajo.
Pero tenían otra posibilidad para afrontar el descenso, simpre y cuando no les apeteciera hacer demasiado ejercicio.
Justo al otro lado de la puerta inexistente podían ver parte de un pasillo, igual de mugriento que el tramo de escaleras que acababan de descender. En la pared contraria a la que se encontraban, dos pares de puertas metálicas aguardaban completamente cerradas, aunque estas eran por completo diferentes a la que guardaba la salida a la azotea.

¡Ascensores! Por supuesto era algo que no debía sorprenderles, pues de otra forma sería casi imposible llegar a la parte superior del edificio.....claro que, nada indicaba que hubiese nadie más allí, por lo que existía la duda de su funcionamiento.

Cargando editor
18/12/2008, 19:46
Gabriele Muti

-Ahí tienes tus ascensores Nadine.-Dijo a la vez que señalaba con el dedo aquél par de puertas metálicas- Pero no los llames...vamos a bajar algún piso más haber si el edificio entero está en el mismo estado o es sólo esta zona.

No sabía por qué, pero algo dentro de él quería investigar un poco antes de descender hasta abajo y encontrarse con una realidad que no comprendiese.
Además, que Nadine hubiese sido la única que le siguiese era algo de agradecer puesto que seguramente ya no tendrían que pararse tras cada decisión para debatir los pros o los contras, no, ella parecía menos enfadada con el resto de gente, no solía meterse en las discusiones a no ser que le quedase otro remedio, asi que simplemente continuó descendiendo las escaleras con cautela para ver que se encontraba en el piso de abajo.

A pesar de que debía desenvolverse como pez en el agua en esto de las alturas, aquella mirada por el hueco de la escalera no le había sentado nada bien, la distancia era apabullante, sólo pensar en una caída por allí hacía que a uno se le erizase el vello de los brazos, por lo que intentó no pensar demasiado en ello, sino en cómo reaccionar si por casualidad se topaban con algún habitante de aquél edificio mohoso.

Cargando editor
18/12/2008, 23:08
Nadine Corbett

La verdad es que ni siquiera tengo muy claro que nos convenga subirnos a unos ascensores de un edificio que esté de arriba abajo en estas condiciones, pensó en voz alta, mientras asentía tras las palabras de Mutti y echaba un vistazo rápido a su entorno, como repasando, imaginándose la estampa de ambos, colgados dentro de uno de aquellos elevadores, hubiera sido algo hilarante, cruzar hasta allí para quedarse atrapados en una caja metálica. Una caja dentro de otra, metal dentro de un techo con focos. Sí, echemos un vistazo primero... acordó.

Acto seguido, le siguió de nuevo escaleras mohosas abajo, pensando en cómo serían los habitantes de aquella extraña ciudad que se los había tragado de golpe, en cómo pasarían sus vidas, en qué medida diferirían de las suyas, preguntándose de paso qué aspecto tendría aquel maldito objeto de poder que no sabían ni dónde buscar, y entonces aceleró un poco el paso, colocándose justo detrás del italiano.

Su mano se aproximó a él con un gesto rápido e impreciso, casi falló en su alcance, pero no, en última instancia sus dedos rozaron el hombro de Mutti, posándose en él, murmurando "escúchame" en un lenguaje suave, carente de imposición, al que inmediatamente se sumaron unas palabras que lo verbalizaron, no vayas muy rápido, quizás hallemos algo que nos dé alguna pista... después apartó la mano que volvió a su posición inicial, asiendo una de las asas de su mochila, y a partir de ese momento Nadine se concentró en observar el entorno a medida que iban descendiendo de planta en un intento de encontrar algo que les permitiera comenzar a deshojar aquella margarita.

Cargando editor
20/12/2008, 01:50
Master Indio

El descenso continuó piso a piso, sin que lo que les rodeaba se convirtiese en un entorno más amigable. Cada paso que daban dejaba un rastro de aquellos que estaban descendiendo, por lo que era de suponer que hacía tiempo que nadie utilizaba aquellas escaleras desde hacía bastante tiempo.
Tampoco escuchaban ningún sonido que pudiera indicar la presencia de alguien, al menos en los pisos por los que habían pasado hasta el momento, porque esa situación cambió cuando se encontraban en el piso 140.

Fué entonces cuando la percepción cambió para ambos. De repente un sonido metálico llegó hasta ellos, aunque aún sonaba bastante lejano y parecía provenir de los pisos inferiores, aunque no pudieran definir exáctamente la distancia a la que se encontraba el origen.
Para eso hubiesen debido conocer qué había producido el sonido y con cuanta fuerza, cosa que, por el momento, era imposible.

Tal y como había sucedido en todos los pisos superiores, la puerta que hubiese debido encontrarse en los marcos que separaban las escaleras de los pasillos donde se encontraban los ascensores, no aparecía, por lo que seguían manteniendo la misma visión que habían tenido hasta el momento.
Unas par de puertas dobles, metálicas, que parecían pertenecer a ascensores, y por otro lado, la escalera que seguía descendiendo hacia la oscuridad.

Cargando editor
20/12/2008, 18:21
Gabriele Muti

Entre mugre y moho, Gabriele asintió a las cautelosas palabras de Nadine, reduciendo el ritmo del descenso y fijándose más en todo aquello que le rodeaba, aunque no sabía qué pistas podría encontrar en un sitio como aquél...era un pozo de mierda.

A fin de orientarse un poco, pasó la mano sobre la plaquita metálica que había junto a una puerta, bueno, realmente junto al umbral en el que debía encontrarse esta, ya que parecía que habían saqueado aquello tan a fondo que no quedaban ni puertas... 140, eso era, estaban ante la puerta número 140, cuando escucharon un ruido metálico que resonó desde abajo, filtrándose por el hueco de la escalera hasta llegar a sus oídos.

Se detuvo, se quedó en silencio mirando a Nadine, como si esperase una explicación, después se asomó con cuidado hacia el hueco de la escalera, para no ver nada nuevo, ni siquiera sabía de qué piso había venido el ruido, pero lo que tenía claro era que si utilizaban el ascensor serían descubiertos...¿por quién? no lo sabía aún.

Se acercó un poco más a la mujer, susurrando en mitad de aquellas frías escaleras:

-Creo que lo mejor es que sigamos bajando a pie, si usamos el ascensor quien quiera que esté ahí abajo sabrá que estamos aquí...

Quizá se estuviese emparanoiando demasiado, al fin y al cabo quien quiera que estuviese allí abajo no tenía por qué ser hostil, aunque otra cosa era cómo explicar su presencia en aquél edificio herrumbroso, por eso prefería ir con cautela y poder examinar aquél mundo extraño y a sus habitantes, antes de que ellos pudieran examinarlos primero.

Cargando editor
21/12/2008, 20:29
Nadine Corbett

Una sensación insulsa la invadía a medida que sus pies descendían paso a paso por aquella escalera que, al menos en aquel tramo, se le antojaba carente de sentido. La certeza de que, peldaño a peldaño, se le complicaba un poco más si cabe la existencia. Alzó la vista del suelo, sí, algo que ya no cumplía su función y quedaba relegado al desuso, a la nada del olvido, en cierta forma abandonaba eso, su sentido.

Un sonido la hizo estremecerse, quizás por lo que albergaba de inesperado o por la inquietud que siempre infunde lo inesperado.

Quince pisos, habían descendido quince pisos cuando Gabriele se detuvo, estaba acostumbrada a andar, pero al aire libre, allí dentro se le agotaba el aire y la humedad se le pegaba al cuerpo, perlándole la frente. A lo largo de aquel descenso, no habían cruzado palabra alguna. Un silencio, interrumpido tan solo por el leve sonido de sus respiraciones entrecortadas, había ganado la partida a las palabras. Sin embargo, todo aquello había llegado a su fin en el piso 140 con aquel ruido procedente de pisos inferiores.

El italiano se le acercó y le habló en susurros, mientras dentro de ella aquel sonido metálico retumbaba, como si su esqueleto se hubiera transformado en una auténtica caja de resonancia. Ella tampoco estaba por la labor de usar los ascensores al menos de momento. Asintió con un gesto. En apariencia este mundo… murmuró mientras observaba la barandilla, las puertas, los ascensores, recuerda al nuestro… ¿se había esperado otra cosa? La verdad era que ni siquiera lo había pensado.

Echó un vistazo hacia abajo, asomándose un poco por la barandilla de la escalera. Estaba de acuerdo, sí, pero por otra parte… seguía buscando, incapaz de creerse que aquellas gentes, fuesen como fuesen, no hubieran dejado constancia de su paso en el entorno, al igual que ellos lo estaban haciendo en aquellos instantes, ya que peldaño a peldaño las plantas de sus pies iban inexorablemente dejando evidencia de su existencia, de su certera presencia. ¿Y si entramos a investigar en alguna de las plantas?... Volvió a mirar hacia abajo, hacia aquel hueco que se oscurecía hacia el fondo. Me refiero a antes de alcanzar el lugar del que ha provenido el ruido...

Cargando editor
22/12/2008, 13:47
Gabriele Muti

-De acuerdo, vamos.

El plan de Nadine parecía sensato, saciar la curiosidad que tenían y poder examinar con mayor detenimiento aquél mundo extraño antes de ser descubiertos... realmente se asemejaba bastante al suyo propio, lo que le hacía comenzar a sentirse a gusto y a darse cuenta de que quizá un grupo reducido como aquél era mejor que el anterior, ya que se reducían las posibilidades de confrontaciones.

Sin descender ni un piso más, echó la vista hacia atrás, al primer umbral de puerta que tenía cerca y se dirigió hacia él intentando no hacer mucho ruido.

Cargando editor
27/12/2008, 19:27
Master Indio

Piso 140. Ese era el primer contacto real con el lugar al que habían accedido al atravesar aquella puerta, dejando atrás todo cuando era conocido, porque ¿qué habían visto hasta ahora? Una azotea con una vista privilegiada de una ciudad bajo un cielo completamente artificial y unas sucias escaleras que parecían no haber sido usadas desde hacía mucho tiempo.
¿Quién habría vivido allí? ¿O aún vivían? Pronto lo descubrirían.

Atravesaron el hueco dejado por una puerta inexistente, accediendo a un pasillo que había visto tiempos mucho mejores.
Para empezar, sus pies pisaban un suelo tan sucio y en desuso como el de las escaleras que habían descendido hasta el momento.
Olía a humedad y a viejo. Un olor incómodo que hacía incluso que la nariz picase un poco, al respirar el mismo polvo que levantaban con cada paso.

El pasillo se extendía en ambas direcciones, mostrando cuatro puertas tanto hacia la derecha como hacia la izquierda de la misma pared de la que ellos habían surgido.
Así mismo, existían dos puertas más a cada lado de los ascensores, justo en la pared contraria.
Todas las puertas eran iguales, al menos a simple vista, lo cual no era decir mucho, pues la iluminación era bastante pobre, ya que procedía únicamente de dos ventanas que se encontraban en cada extremo del pasillo, y que permitían el paso de la luz exterior.

Por el contrario, la posición de las puertas no era exáctamente igual, pues podían distinguir que la que se encontraba justo a su derecha y aquella que se encontraba al fondo del pasillo de la izquierda, en el lado de los ascensores, no estaban completamente cerradas, sino que había un palmo, más o menos, de distancia entre el marco y el borde de la misma.

El sonido, procedente de los pisos inferiores, volvió a reproducirse llegando hasta ellos amortiguado, pero esta vez fue acompañado de un crujido seguido de un ruido extraño, como el que se produce cuando alguien teclea en un ordenador rápidamente, aunque más leve......y ese había sonado mucho más cercano.

Cargando editor
27/12/2008, 19:48
Gabriele Muti

Nuevamente ruidos, nuevamente quieto y nuevamente mirando a Nadine... el último ruido había sonado mucho más cercano, como si procediese del mismo piso en el que estaban. Algo le decía que tras alguna de aquellas puertas había alguien,o algo, ya que no tenía muy claro que encontrarían allí, a pesar de que por la arquitectura vista hasta ahora, todo parecía una copia a su mundo.

Tras unos segundos perplejo, mirando a su compañera con cara de niño al que se le acaba de caer el jarrón de porcelana de la abuela, Muti comenzó a acercarse hacia la puerta que tenían a su derecha, echando un vistazo desde fuera, sin tocarla siquiera, a fin de no tener que soportar el eco de un chirrido que ya se le antojaba inevitable.

Si había alguien allí, pronto sería descubierto por los dos intrusos.

Cargando editor
28/12/2008, 21:51
Nadine Corbett

Un pasillo con puertas a los lados, tan sólo una diferencia sutil con aquellas que formaban parte de su memoria reciente, algunas de éstas no estaban completamente cerradas. Aquella escena actual traía a su memoria demasiadas cosas que estaban mejor almacenadas, puesto que resultaban demasiado cercanas como para planteárselas con el suficiente desapego, ese que permite recordarlas con un simple dolor narrativo interno.

Avanzaba por el pasillo junto a Gabriele en vez de delante de él, eso también cambiaba los términos, aunque fuera de manera simplemente anecdótica, aún así en cuanto se hallaron ante una de aquellas puertas a punto de comprobar su interior, los nudillos de Nadine que seguían apretando las asas sobre sus hombros, habían cobrado un color blanco que indicaba la tensión interna que aquella secuencia de acontecimientos inevitablemente le producía. ¿Qué esperaba encontrarse? ¿Imágenes similares a las de su pasado? No tenía ningún sentido, de manera que sin saber cómo consiguió bloquearlas en su memoria, agarrándose a aquella absurda realidad que ahora la envolvía, sacada íntegramente de la imaginación de un loco, desechando esa porción del ayer que le impedía un avance coherente.

Su mirada se detuvo brevemente sobre el suelo, aquel lugar no parecía haber sido transitado recientemente, así que lo más lógico, a pesar de los ruidos del entorno, era no encontrarse a nadie allí, sino más bien algo que comenzara a aclararles exactamente a qué se enfrentaban. Sin embargo, aquellos sonidos circundantes, que parecían avanzar en el espacio, acercándose, la inquietaban, o más bien la mantenían alerta.

Se colocó a un lado de la puerta entreabierta ante la que se había parado el italiano, simplemente asintiendo, sosteniendo la mirada que éste le brindaba, dispuesta a seguir formando parte de aquel espectáculo que debía continuar, mientras Gabriele se disponía a atisbar a través de la abertura antes de pasar al interior. Ella por su parte vigilaba ambos lados del pasillo y el rellano de las escaleras con idea de anticiparse a posibles visitas inesperadas.