Partida Rol por web

-¡ALTO! ¿Nos están escuchando? Mierda esto no es bueno, el crio podrá hacer lo que quiera, pero yo no puedo. Tranquilízate Alex ya habrá tiempo de venganzas, tienes que solucionar esta mierda y seguir adelante. Eso es, adelantar a este par de vagos y maleantes y continuar pisando cabezas hasta estar en lo mas alto. Así que termina con esto y sigue adelante. -El joven ambicioso, parecía un tanto alterado y no solamente por el dolor de la espalda que empezaba a ser un simple cosquilleo, no así el de las manos que le empezaban a doler por momentos.

-Tienes suerte de que tenga mas ganas de terminar esta prueba que de partirte la cara. -Le increpo con le dedo acusador, una acusación sin fundamento, es verdad, pero que podría saber él sobre la verdad de lo sucedido, si los fantasmas no existían.

-Admito que la voz acojona. Muy logrado. -Comento con normalidad o al menos intentando aparentarla, cambiar de tema radicalmente a menudo le ayudaba para ordenar las ideas y prioridades. -Esa trampilla de la que hablan debe de abrirse con la llave. -Remarco, una vez mas, la importancia de su anterior descubriendo, antes de ponerse a buscar por la casa en busca de la mencionada "puerta".

-Eso es, cava tu propia tumba. -Se burlo de Joanne en silencio, cuando esta le ofreció su petaca al chico. En otro tiempo, un tiempo anterior al golpe del atizador, Alex le hubiera advertido del peligro de seguir los pasos de Simmons, pero en ese momento la parte amable de Dupont estaba dormida y solo quedaba la rabia que se agravaba con el dolor.

- Lo que me faltaba...

Fue lo que pensó el joven Andrew al ver que para una vez que tomaba la iniciativa, todo le salia del revés. Y encima el pocas luces de Ken no se había enterado de lo de la silla.

- Vale que no soy fuerte, pero si hubiera querido golpearte con un atizador de hierro por sorpresa, habria apuntado a la cabeza, prindgado...

Los hay que nacían con estrella, y otros estrellados, como él. Mientras remugaba entre dientes mascullando algo ininteligible, Simmons le ofreció la petaca.

- No muchas gracias, Simmons...

Dijo con su tono humilde y sumiso de costumbre mientras mirada alrededor de si mismo lo mas lejos posible de Alexander. Se fijo en los restos de la silla y en la puerta, intentando confirmar la peor de sus sospechas, si no hallaba ningún tipo de mecanismo o cuerda no haría mas que confirmar el peor de sus temores... y eso implicaría que estaban muy jodidos.

En aquel momento todas aquellas noches de pelis de terror de las que se reía a solas en su cuarto mientras sus amigas gritaban le jugaron mas de una mala pasada y su mente critica se fue al garete.

Andrew, a cada segundo que transcurría, y a cada cosa que pasaba, estaba mas seguro de que el origen de todo eso no era nada natural...

- Sera mejor irnos de aquí cuanto antes... con o sin trampilla...

Consiguió decir en un hilo de voz mientras se aferraba con fuerza al oxidado atizador...

Alex hizo gala de todo su autocontrol para serenarse. Le hubiera gustado partirle la cara de bobalicón a Andrew, pero se encontraba allí para algo más importante. Si salía airoso de la prueba, ya podía imaginar el ascenso que le darían. No iba a echar a perder su carrera por un mocoso irritante. Dejando a un lado el incidente se puso a buscar la trampilla.

Joanne se abocó a lo mismo, pero por motivos diametralmente opuestos a los del trepador. Estaba harta de su trabajo, harta de los humos de Dupont, harta de aquella maldita yinkana. Lo único que quería era acabar con aquel maldito desafío y largarse de una vez por todas, volver a la paz de su hogar.

Andrew fue el único que se preocupó por lo que había ocurrido instantes antes. Nadie habría podido arrojar aquella silla y hacerla volar como lo había hecho, no era físicamente posible. Si habían activado alguna especie de mecanismo al abrir la puerta, los restos de éste tenían que estar en el recibidor. Asustado, empezó a recorrer la pequeña estancia, alumbrando paredes, piso y techo en busca del resorte o lo que fuera que había disparado el mueble. No lo encontró[1]. Un sudor frío comenzó a bajar por su espalda.

No tuvo mucho tiempo para reflexionar pues un "la encontré!" de parte de Alexander se escuchó a sus espaldas [2]. Joanne, que se encontraba cerca de las escaleras, acababa de recoger un pequeño papel que contenía un extraño dibujo infantil [2].

La imagen era perturbadora, pero lo que más le extrañó fue que el papel era nuevo, una nota totalmente discordante con el estado de las cosas que se encontraban en el lugar. Sintiendo una fea sensación en el cuerpo se reunió con sus compañeros en el centro de la habitación.

Alex sabía que él iba a hallar la trampilla. Era el único realmente preparado para aquella tarea. Lo que no se esperaba al correr la vieja alfombra que decoraba el comedor, fuera que "la puerta" tuviera una simple anilla para abrirla y no una cerradura en la cual usar su hallazgo anterior.

Ocultó su desilusión y tiró de la anilla. Un vaho a humedad y encierro lo golpeó apenas la entrada estuvo despejada. Evidentemente, hacía mucho que no se utilizaba aquel lugar.

Una vez que se recompuso, la luz de su linterna le permitió ver una escalera de madera y metal muy antigua, carcomida por el óxido y recubierta de verdín que permitía acceder al sótano de la casa.

La construcción era muy profunda, la linterna no llegaba a iluminar el final de la escalera. Si querían ver lo que había en el sótano, tendrían que bajar.

Por supuesto tenía que ser el "boy scout" quien diera con la trampilla. Pero mientras escuchaba su triunfal grito de hombre de las cavernas por haber encontrado fuego, me fijé en un trozo de papel que había cerca de la escalera. Era demasiado reciente como para tratarse de escombros pertenecientes a la casa cuando se quemó, y el dibujo era realmente... imaginativo. Tenía que ser de la niña que había puesto para este juego. -Niños, ya sé como luce el monstruo del que tenemos que escapar para que no se coma nuestros corazones.- Dije con sorna, mostrando el papel.

-Tentáculos, tres bocas y varios ojos. ¿Qué ponen en los programas infantiles de TV hoy en día?- Me acerqué para mirar hacia las escaleras. No parecían muy seguras, pero realmente nada en esta maldita casa parecía segura. -¿Déjame adivinar, "Las damas primero"?- Pregunté a Alexander, y me adelanté a bajar las escaleras antes que él tratara de asumir la actitud de héroe valiente para bajar por delante. Con una mano sostenía la linterna y con la otra me aferraba del precario barandal, guiando la bajada.

Andrew se incorporo confundido, aun estaba intentando asimilar ala ausencia de hilos o mecanismos, mientras su mente iba abandonando los senderos de la razón y divagaba entre otras posibles causas menos naturales. En cuestion de segundos, para los ojos del becario, la instancia paso de ser una vieja sala de madera quemada y desvencijada, a uno de los ubicados descritos por la demente y huidiza mente de un amante del opio como podia ser Howard Philips Lovecraft.

- Maldito sea el momento en el que me ley todas sus obras ...

Musito para si mismo mientras agitaba levemente la cabeza y se dirigía a la trampilla apuntando con la linterna a todos lados. Ahora cada sombra de la cabaña representaba una amenaza para el joven Andrew...

- Simmons yo no baj...

Su queda vos se apagó cuando Joanne se dispuso a bajar las escaleras mientras que apuntaba con la linterna hacia el acceso que habia revelado la trampilla. Al menos la mayoría del tiempo, pues a cada ruido o sensacion que asaltaba al joven becario, este se giraba en redondo, con la certeza de que el ser que habia comentado su compañera podia asaltarle por la espalda.

- Venga chicos... volvamos al campamento... ¿No?

El pulso de Andrew perdía estabilidad por momentos, reflejándose en un temblequeo en el haz de luz de la linterna.
..

-La encontré! -Alex canto bingo al encontrar la menciona trampilla. -Esta gente no seria nada sin mi. -Celebraba su victoria mientras intentaba adivinar por donde tirar para levantar aquella puerta. -Empiezo a pensar que la maldita llave era una pista falsa... Esta gente tiene demasiado tiempo. -Dupont un tanto contrariado, guardo la llave en su bolsillo trasero antes de tirar de la anilla y abrir la trampilla, para después torcer el gesto por culpa de hedor que subió desde la oscuridad. -Joder, alguien se ha muerto hay abajo. -Intento describir, sin mucho acierto, el fuerte olor de aquel sótano.

Escuchar hablar a Joanne sobre nuevos hallazgos fue una sorpresa, pero al ver el dibujo de aquel perro mal dibujado solo le provoco risa. -¡Je! Parece que no le enseñan las proporciones a la criatura en el cole, ademas han cometido un fallo garrafal, este papel es mas nuevo que el tablón mas viejo de aquí. Creo que van a tener un par de sugerencias por mi parte cuando volvamos.

Con el trabajo cumplido y con una nueva sonrisa en su cara, alumbro los primero escalones con su linterna e invito a pasar al resto. -Las muj... -Pero esa amargada se adelanto a su divertido comentario. Sin embargo, pensó en terminar su frase.- ...y los niños primeros. -Invitando al asustado Andrew a seguir a mama ganso y de paso lo tendría vigilado.

-Venga, que no se diga que te da miedo la oscuridad. -Pero aquel becario de piernas gelatinosas y mano suelta no parecía siquiera escucharle. -Haz lo que quieras, pero mas te vale no volver a intentar nada a mis espaldas. -Le advirtió alumbrando su cara antes de devolver la luz a las escaleras y empezar el descenso detrás de las caderas de Simmons.

Simmons y Dupont siguieron adelante y se aventuraron por la desvencijada escalera hacia las profundidades del sótano de la cabaña, mientras un acojonado Andrew barría el comedor con la luz de su linterna. Su cerebro intentaba transmitirle algo, una pista que él creía de vital importancia, pero sus pensamientos no llegaban a materializarse en nada concreto. Sentía que la tenía ahí, en el borde de la consciencia y que los nervios no le permitían acceder a ella [1].

Sin preocuparse por la suerte del becario, descendieron con cuidado y alcanzaron el final sin inconvenientes. La habitación que pudieron ver con la luz de sus linternas estaba construida en piedra y se encontraba llena de polvo asentado por el paso de los años sin que ningún ser vivo la recorriera. Era rectangular, más larga que ancha y a todas luces había servido de depósito.

Numerosas cajas que antaño habían contenido alimentos, se encontraban desparramadas por el suelo, también restos de dos barriles y algunos utensillos de cocina. Hacia la derecha de la escalera cerca del final de una de las paredes largas, se veía una sólida puerta de metal. Uno de ellos se acercó a inspeccionarla y descubrió que estaba cerrada con llave.

Escuchaba un par de pasos detrás de mi, por lo que entendí que al menos uno de los dos no había bajado. Me giré para ver que se trataba de, por supuesto, Dupont; pero el becario se había quedado arriba. -Andrew, grita si ves que intentan otra vez dejarnos encerrados.- Grité en dirección de la trampilla. Si ya habían intentado bloquearnos la puerta de la cabaña como parte de su broma, no me extrañaría que intentaran dejarnos atrapados allí abajo con una escalera tan desvencijada. Se me ocurrió una idea peor: quedarme encerrada con Alexander. Ugh, sería una pesadilla.

Dejé atrás el sonido de mis pisadas en el metal cuando llegué al sótano, seguida de cerca por el niño pijo. Con la linterna barrí a nuestro alrededor. Despojos de cajas destrozadas, utensilios de cocina, esta sin duda era la bodega del lugar. El reflejo metálico hacia la derecha señalaba una puerta en la pared, a la que me acerqué primero al ir por delante. Pude ver el agujero de una cerradura. -Alexander, mira aquí: un hueco en el que igual cabe tu llavecita.- Dije burlona, apartándome para dejarle espacio para que probara con la llave que había encontrado arriba mientras continuaba revisando entre los escombros a ver si encontrábamos otra pista de la niña, pues comenzaba a sospechar que, como en Hansel y Gretel, eran migajas de pan.

Dejando al becario en el piso, Alexander no tardo en bajar las escaleras sin preocuparse en ir con cuidado o no hacer ruido, simplemente mantenía la linterna frente a él, alumbrando la baja espalda de Joanne, entretenido viendo como la mujer parecía tener problemas en bajar las escaleras y se tambaleaba a cada rato, así como discutiendo con un par de pensamientos sobre que parte de ella era mejor que otra.

Una vez abajo, nuevamente se sorprendió de la cantidad de polvo que había en aquel sótano sin luz. No llegaba a entender como eran minuciosos en algunas cosas y tan negligentes en otras. -Bueno, que mas da. -Pensaba, intentando no meditar demasiado en aquello, queriendo terminar de una vez aquel macabro juego; salir a la superficie y darse una larga ducha lejos de casas abandonadas, bosques llenos de molestos insectos y compañeros que no saben lo que es trabajar en equipo ni quieren aprender.

-¿COMO? -Pregunto el joven aun distraído en sus pensamientos al escuchar la voz de su "compañera".
-Ah vale, la puerta. -Dijo con sequedad al notar el tono de ella. -Ya me lo agradecerás mas tarde, cuando terminemos esto con nota. -Le respondió antes de pasar junto a ella, mientras sacaba SU llave del bolsillo trasero y probaba suerte con la cerradura.

-¡Vale niña! -Hablaba a voces. -Vamos a abrir tu puerta, espero no estar abriendo la caja de Pandora. -Bromeo girándose para mirar la cara de Simmons quien sin duda estaría riéndose de su ingenioso comentario.

- ¿Estáis de coña, verdad? ¿¡Verdad!?

La respiración se comenzó a acelerar como se revoluciona un motor cuando le pisas el embrague y no cambias marcha. Poco a poco, segundo a segundo, latido a latido, sus propias palpitaciones se le eran cada vez mas audibles, incluso podia sentir su corazón bajo su pecho. El aire de la cabaña cada vez le parecía mas denso, las esquinas cada vez mas oscuras, y en estas cada vez era mas difícil obviar los delirios de su imaginación. Era cuestion de tiempo que su cordura le abandonara por completo y fuera un amasigo de nervios. Ahí habia algo. Estaba seguro de ello. ¡Coño si le había hecho una foto y todo!

- ¡No pienso quedarme aqui solo!¡Ni loco!

Andrew guardo el atizador en la mochila, comprobó la brujula y usando ambas manos bajo las escaleras. No era que les tuviera aprecio, o que confiara en su criterio. Era simple cuestion de supervivencia. Las probabilidades de supervivencia en grupo eran muy superiores a las que tendría solo, y algo le decia al becario que si la trampilla decidía cerrarse, no estaría en su mano el poder impedirlo.

Cuando llego al piso inferior, hizo una barrida con la linterna para buscar a sus compañeros al tiempo que con la otra mano sacaba de nuevo el atizador oxidado, y cuando los hubo localizado, apretó el paso hasta poder alcanzarlos.

- Abrir es puerta cuanto antes y vayamonos de aquí para ayer... esto es demasiado "real"...

Sentenció a un volumen mas o menos alto en comparación a lo que eran normalmente sus susurros.

El miedo o la adrenalina hicieron que Andrew se decidiera a bajar. Como quería seguir en una pieza, a pesar de que la sensación de urgencia se incrementaba con cada segundo perdido, descendió con cuidado, mirando donde pisaba y sujetándose bien del barral para evitar una infortunada caída [1].

Cuando llegó al sótano vio que Joanne se encontraba revisando pisos y muros, no habiendo encontrado nada de interés entre las cajas y restos de pertenencias de los dueños del lugar.

Por su parte, Alex forcejeaba con la puerta. La llave había entrado y era evidente que correspondía a aquella cerradura, pero la larga falta de uso de la misma, había generado que se empastara y que no quisiera ceder. Tras luchar unos minutos, la condenada puerta se abrió.

El muchacho, satisfecho consigo mismo, dio unos pasos hacia el interior de la nueva habitación y comenzó a barrerla con su linterna.

El espacio que lo recibió había visto tiempos mejores, pero sin dudas era un lugar importante, transmitía solemnidad. Pesados tapices cubrían las paredes que el tiempo y la mugre hacían difícil de entender. Sin embargo, algo en su interior le decía que aquello era mejor así.

Largos bancos de madera se disponían en una doble hilera, enfrentándose a una especie de atril con un libro extraño que desde allí no llegaba a ver. Detrás de éste, una especie de altar entronaba una estatua de piedra de alrededor de un metro de alto. La estatua representaba una criatura obscena, imposible, totalmente antinatural.

La visión de la estatua lo llenó de terror y puso a prueba su fuerza de voluntad [2].

Ajena a lo que le ocurría al "trepa", Joanne se enfocó en la pared que enfrentaba al último escalón de la escalera que los había llevado hasta allí. Llevada por su instinto, la fue recorriendo minuciosamente hasta que dio con unos bloques ligeramente diferentes al resto. Al presionarlos, se activó un mecanismo que hizo que un pedazo de muro comenzara a desplazarse. Cuando terminó, su lugar lo ocupaba un agujero negro del tamaño de una puerta [3].

Aquel lugar era realmente un desastre. Mientras más miraba alrededor más me convencía que allí no íbamos a encontrar nada más, por lo que seguramente la prueba final estaba detrás de la puerta que Alexander intentaba abrir. -Ja ja.- Dije sin ganas, sin prestarle mucha atención a lo que estaba diciendo el "trepa". Fue cuando me pareció ver algo extraño en una de las paredes, la que estaba justo frente a los últimos escalones de la destartalada escalera. Había algo extraño, como si la textura de alguno de los bloques no fuera normal. Pasé mis dedos en ellos y efectivamente sentí que cedían un poco.

Al presionarlos, escuché un pequeño ruido mecánico, y de pronto la pared pareció abrirse hasta dejar un agujero por el que podríamos pasar sin problemas. Solté un silbido. -¡Miren esto! Tenemos una puerta secreta.- Dije, tratando de llamar la atención del otro par. -Esto parece mucho más elaborado que una simple excursión de "encuentra la bandera".- Levanté la linterna en dirección al agujero para ver si llevaba a algún pasillo o habitación más adelante. -Oye Dupont, ¿encontraste a la niña allá?- Pregunté desde mi hombro, sin girarme a ver en su dirección.

-Maldita sea... Como se rompa ahora, echo esta mierda abajo a patadas si hace falta. -Alex forcejeaba con aquella cerradura, como si fuera el filete mas duro que hubiera tenido que cortar. -Vamos joder... ¿Porque tiene que ser tan estúpidamente difícil? - Los nervios del joven estaban a flor de piel, claro que después del incidente con el becario y el cansancio acumulado de patearse todo el bosque no ayudaba a mantener la calma y eso le pasaba factura a la hora de tener que manejar una llave minúscula en un agujero igual de diminuto, o al menos así es como lo veía él; un gigante intentando ponerse el zapato de un humano promedio.

-Respira hondo y empieza otra vez... -Se aconsejo antes de hacer el ultimo esfuerzo y lograr girar la llave para lograr abrir aquella pesada puerta y ver en primera linea el premio a su dedicación. -¡Al fin!

Aunque tras alumbrar ese ansiado premio hubiera preferido mil y una veces, que se hubiera roto aquella llave y que lo que escondiera esa estrecha cárcel, de sombras y esquinas enmohecidas, con paredes tapizadas por papeles de un siglo maldito. Aquel recoveco oscuro parecía hacer guardia alrededor de un libro aun mas viejo y detrás de él la visión que le obligaría a soltar el grito mas agudo que su garganta pudiera realizar.

-¡¡HOOoooooostiaaaaaaa!! P.-Fue esa también la respuesta que obtuvo Joanne, antes de que se le cayera la linterna y chocara con su pie, alumbrando parte del atril y lo que deberían ser los pies de aquella criatura esculpida. -Su madre... -Se llevo la mano al corazón, antes de agacharse a que sus temblorosos dedos buscaran la huérfana linterna y volviera a sostenerla, subiendo desde su posición actual el haz de luz, empezando por los tentáculos, a los bulbos, pasando por la capa roída y las manos esqueléticas, hasta llegar a la cabeza que no era mas que un agujero infinito con el centro totalmente negro rodeado por un habito rodio. -Que... que cojones. -A esas alturas el miedo inicial de aquella estatua de pie, frente a él, mirándole desde su infinita espiral, solo era un terrible cosquilleo en cada extremidad desde los hombros y caderas, hasta las puntas de los dedos, pero al menos ya no gritaría mas, no si dejaba de mirarla rápidamente.

-Has.. ¿Has dicho otra puerta? Perfecto, vamos por allí, esta sala solo es una puta broma sin gracia. -Se giro tan rápido que sus mejillas apenas pudieran seguirlo. -Alguien a leído demasiada mierda de miedo por aquí. -Dio un paso al frente para salir definitivamente de aquella sala y buscar con la mano libre su paquete de cigarrillos donde también descansaba su mechero. -Y ni siquiera se parece al del dibujo. -Una vez mas su mente luchaba para mantener la calma, mientras sus manos no dejaban encenderse un simple cigarro por culpa del miedo que sus músculos aun recordaban pasar instantes antes de abrir aquella cámara del terror. -Venga ya Alex, que te pasa, es una puta estatua, una muy fea, solo eso. -Busco con la mirada le puerta que menciono Simmons para encararse a ella y continuar la marcha. -Vamos a terminar con esto y salir de aquí. -¡Joder porque no enciende esta mierda de mechero!

Cuando Andrew llego al pie de las escaleras Joanne estaba trasteando con lo que en primera instancia parecía una pared normal, y que para sorpresa del becario se acabo revelando como una entrada secreta. El joven tenia el gesto serio y contraído con los ojos ligeramente hendidos.

- Es lo que llevo intentando deciros todo el rato... No había mecanismo para cerrar la puerta o lanzar la silla... todo esto es completamente ... sobrenatural.

El becario barrio con la linterna mas alla del umbral de la trampilla descubierta por la "Barbie" mientras en la otra mano sostenía la barra de hierro oxidado con un ligero temblor. Escudriñó el interior como pudo intentando centrar su atencion en la zona iluminada, para asi evitar que su mente volviera a jugársela divagando e imaginando cosas irreales. Apoyo la linterna encendida en el suelo he hizo un par de fotos al interior de lo que había descubierto Joanne antes de recoger la linterna y el atizador, y volver a hablar de nuevo. Ahora además de hablar bajo, tartamudeaba ligeramente.

- De... de... beriamos ir... salir... largarnos de aqui... aquí... hay algo... antinatural... ¡lo se!

Por ultimo hizo un par de barridas rápidas hacia Alexander y luego hacia la escalera otra vez para asegurarse que en verdad estaban solos...

Alex había sobrevivido al horror que representaba aquella estatua. Seguramente el escultor habría estado loco para tallar tan horrible aberración pero eso al muchacho no le importaba. Lo único que quería era acabar con esa estúpida prueba de una buena vez y volver a su hogar, donde podría olvidar ese rostro... O la ausencia de él y el oscuro e infinito pozo que ocupaba ese lugar y que atraía su mirada con un morbo inexplicable [1].

Al escuchar que su compañera había dado con otra puerta, no lo dudó. Mejor seguir por ese camino que quedarse atrapado en aquella habitación junto al perturbador ídolo. Cuando llegó hasta allí, descubrió que tanto Joanne como Andrew habían comenzado la exploración.

Se trataba de una habitación extraña, llena de frascos, matraces, pinzas, sierras pequeñas, tenazas, y otros instrumentales de laboratorio, dispuestos en dos hileras de mesadas que parecían extenderse hacia la izquierda de la entrada. El resto de la habitación se perdía en las penumbras.

En todo ese lío, sobresalían una retorcida daga y una brillante y larga aguja que a Andrew llamaron poderosamente la atención. Estaba segura que las había visto antes pero debería esforzarse para recordar donde. El chico las tomó y continuó explorando junto a Joanne. Un poco más adelante dio con un medallón con forma de espiral, de un metal acerado pero que tenía un tacto aterciopelado y cálido, y un saquito de seda negra lleno de un polvillo tornasolado, que por algún motivo decidió llevar [2].

Hacia el final de la habitación, encontraron una nueva escalera que se internaba aún más en las profundidades. Era la única salida que había.

El gritito de niña que había soltado Dupont me hizo girarme a mirarlo un momento, con una ceja alzada y una media sonrisa de sorna. -¿Viste una rata o algo, bombón?- Dije, aunque mi atención se fue hacia el más joven que parecía tener los nervios en punta. -Andrew, no existe lo "sobrenatural". Un fantasma no mata, el hombre es quien te mata y te jode la vida, a veces sólo porque pueden y les parece gracioso.- Me llevé la petaca de nuevo a los labios, pero esta vez no la ofrecí al nervioso chico. En vez de eso, le pasé uno de mis chicles de menta. -Ten, masca algo y tranquilízate.- Le di una palmada en la espalda y entré a la habitación.

-Concuerdo contigo Alexander, alguien leyó mucho Stephen King al parecer.- Comenté mientras veía aquel lugar tan tétrico, más parecido a una especie de laboratorio en desuso. -¿Qué es lo que se supone que debemos hacer aquí? Dudo que haya ninguna niña metida en este sitio, todo se ve demasiado precario y peligroso.- Al final de la habitación había otra escalera. -Joder, ¿otra?- Solté con un bufido. -Voy a hablar con el puto organizador de toda esta mierda cuando terminemos. ¿No se supone que estas reuniones son amor, paz y kumbaya?- Seguí hablando y maldiciendo mientras seguía bajando la siguiente escalera, con cuidado, apuntando con la linterna para ver si lograba ver algo más adelante.

El Becario guardó el atizador en la mochila de nuevo, deposito la linterna sobre la mesa, alumbro hacia donde reposaban la daga y la aguja y realizo una foto de la mesa dispuesta con los objetos. Tomo la primera en sus manos prestando especial atencion a si quedaba marcas, ya fueran de polvo o humedad,  en la porcion de mesa que estaba anteriormente,  que le pudiera dar alguna pista de cuanto tiempo hacía que aquello llevaba sin usarse. Mientras, con sumo cuidado, investigo la daga de nuevo, absorto en sus pensamientos, completamente ajeno a lo que acontecía alrededor suya en aquella lúgubre sala.

- No puede estar pasando... no puede ser real...

Lanzo un par de miradas fugazes a su alrededor, como quien se siente amenazado por un depredador oculto en las sombras, con la daga en la mano procedió a centrarse en el otro objeto, la aguja. Tras revisar esta ultima busco a sus compañeros para dirigirse a ellos.

- Mira... algo sobrenatural o no... aquí hay alguien que se lo toma muy enserio y tiene este tinglado montado... los fantasmas no mataran pero los colgados que creen en ellos si lo hacen... Sacrificios rituales y esas cosas...¿Además como coño explicas lo de la puerta y la silla de arriba? ¡No había mecanismo alguno!

Andrew estaba completamente convencido de que lo que ocurría no era nada natural, y su mente cada vez estaba mas nublada por las nieblas del misticismo y el ocultismo.

- Tengo una idea... ¿y si volvemos por donde vinimos antes? Creo que sera mas seguro para todos....

Dijo mientras tomaba el chicle que le había ofrecido Simmons...