Partida Rol por web

El domingo pasa lento y aburrido. Prácticamente adelantas temario gran parte de la mañana y durante la tarde estás tan harto que prefieres dedicarla a otras cosas. Alrededor de las 5 Akito y te llama y charláis un rato. El resto del día lo pasas en la tele, o cocinando (o en lo que te parezca).

Finalmente, llega el lunes de nuevo. Otro día de instituto más. Por la mañana, la rutina habitual. El sonido seco en las paredes de la casa de tu derecha, que ahora sabes de donde provienen, Kyoya esperándote delante de su casa, el tren, donde encuentras a Lylia y al tío trajeado con un maletín delante suyo, y más tarde en la sala del consejo, con Kyoya. Ha sido un día... monótono. Nada atípico.

Vamos como siempre a la sala del consejo, Kyoya tiene que adelantar faena y decido echarle una mano.

La sala del consejo está vacía durante todo el rato (a parte de vosotros) y no recibís visita. No tenéis noticias de Lylia.

Miro a Kyoya y le digo:

- ¿Crees que deberíamos ponernos en contacto con alguno de los de la reunión?

Kyoya termina de escribir una frase en una hoja en la que estaba haciendo un ejercicio, pone el punto, y levanta la cabeza.

- Sí, quizá debamos hacerlo. Me mosquea un poco que Lylia, estudiando en nuestro mismo instituto, no diga nada. Aunque después de la última vez ya no me sorprende mucho. ¿Llamamos a Lylia, o mejor a Saki?

Pienso un momento...

- Supongo que mejor a Saki...

Kyoya saca su teléfono móvil y busca el contacto. Tras pulsar en la pantalla un par de veces más, se pone el teléfono cerca de la oreja y espera una respuesta.

Kyoya finalmente asiente hacia Akito y empieza a hablar.

- Ehhh, hola Saki. ¿Cómo va todo? Te llamaba porque creímos que estaría bien contactar con alguien de la reunión, y eres la más implicada sin duda.

Se detiene un momento y luego sigue hablando.

- Puesto que ya no podemos confiar en Mei, ¿qué crees que tendríamos que hacer ahora? Ponerle el nombre a los Arcanos era un paso, pero realmente no me veo teniendo una agradable conversación con mi Arcano. ¿Se te ocurre por dónde empezar? Akito y yo estamos algo perdidos en el tema... aunque bueno, ayer montamos ambos en Ayoik. Es un pasote. A ver si algún día lo pruebas también.

- Vale... entiendo...

Kyoya deja de hablar unos instantes, y luego continúa:

- Debí imaginarlo. Realmente tuviste suerte con Tsukihime, al poder hablar en nuestro propio idioma y tal. Supongo que con otros Arcanos no será tan fácil. Pero eso de las emociones tiene sentido. Creo que cuando mi espada se mueve de un lado para otro es porque siente algo. O siento algo. No sé. Quizá deba intentar comunicarme con ella entonces.

Finalmente Kyoya da las gracias y se despide, y finalmente cuelga.

- Bueno, no me ha dicho gran cosa nueva. Aunque me ha dado una idea. Si su manera de ser es su forma de comunicarse... ¿por qué no espero a que la espada esté balanceándose de un lado a otro para intentar comunicarme? Son los únicos momentos en que hace algo diferente.

Le miro y pienso durante un rato.

- Cuando hicimos el examen, al principio se balanceó tantísimo que temí que fuera a caersete encima, pero luego se calmó. Quizás eso tenga algo que ver con el porqué ha aparecido... - le miro, como diciéndole si quiere añadir algo, pero antes digo - Sigo sin comprender que puede simbolizar Ayoik...

- Sep. La espada salta a la vista. Pero un jabalí gigante... ¿Quizá sea algo relacionado con que no te deje pasar? O que te eche hacia delante. Porque es lo único que hace realmente.

- Pero no es como si yo viviera en el pasado... - me quedo callado - ¿Tú crees que vivo en el pasado? ¿O alguna cosa así?

- Quizá no sea cuestión de pasado, si no de presente.

Kyoya se encoge de hombros.

- Sinceramente, no acabo de entender a estos bichos. Ni sus métodos para mejorar nuestra vida.

Kyoya se queda pensativo unos instantes, y entonces levanta brevemente la mano.

Se mantiene unos segundos suspendida en el aire, delante de su pecho, y finalmente vuelve a moverla hacia arriba, intentando alcanzar la espada.

En el ambiente se notaba la tensión. Akito mantenía la respiración, expectante. Por la cara que ponía, Kyoya también la mantenía.

La mano la alcanza... y la toca. La toca y no ocurre nada. Absolutamente nada.

Bueno, por cuestiones puramente físicas, la espada se mueve un centímetro hacia un lado, y al mover la mano de vuelta, vuelve a su posición original tras zarandearse levemente.

Nada sorprendente. Nada espectacular.

- Si no estuviera tan acojonado por lo que acabo de hacer, intentaría agarrarla del mango.

- No sé si sería buena idea... ¿Crees que Ayoik y la espada se puedan entender? A lo mejor Ayoik nos puede ayudar a entender qué quiere... Aunque quizás sería mejor Tsukihime, a ella al menos SÍ que la entendemos...

- Quizá podamos aprender a hablar en jabalino. Ya sabes. - Kyoya hace sonido de cerdo y posteriormente se echa a reir - ¿Por qué nos tocan los Arcanos menos comunicativos? Seguro que hasta la oscuridad de Watanabe se comunica con él.

Tras alguna que otra divagación más, Kyoya se pone en pie y dice:

- Tío, ¿vamos tirando? Me gustaría pasar por el super antes de ir a casa.

- Claro, vamos. Mañana tal vez podríamos acercarnos a la biblioteca a ver si Tsukihime está colaborativa... 

Vais hasta un super después de salir del tren de vuelta. Kyoya sale con una bolsa de patatas que come por el camino, y una bolsa que lleva en el brazo con algunos artículos para su cena de hoy.

Tras ofrecerle una patata a Akito, Kyoya hace la coña y levanta una patata hasta la espada como si se la ofreciera. Después de unas pequeñas risas, vuelve a ponerla a la altura de su boca y se la come.

Entonces lo oyen:

- ¿Qué, te crees muy importante, chulito?

Kyoya y Akito miran alrededor confundidos, deseando en gran parte que sus sentidos les estuvieran engañando. Tras comprobar que efectivamente no había nadie cerca, miraron a la espada (Kyoya como pudo, mirando exactamente hacia arriba).

- Sí, soy yo. ¿Nunca habías visto hablar a una espada? No, claro que no. Porque soy única. ¡ÚNICA! ¿Entiendes lo que te digo? - si, efectivamente hablaba la espada. ¡Hasta tenía boca y ojos cuando hablaba! - Primero me acusas, luego me pones nombre sin mi permiso, hablas de interactuar conmigo y parece que ni siquiera lo intentes de verdad, y cuando lo haces me tocas sin mi permiso. ¿Qué imagen crees que tengo de ti, eh?

Kyoya y Akito... flipaban. Flipaban bastante. Aunque pareciera que el mundo de los Arcanos no pudiera impresionarles más, cada vez lo conseguía.

- En fin, has conseguido "interactuar" conmigo. Difícil, ¿eh? Y ahora ¿quiere algo, mi señor?

Su tono era claramente burlesco. ¿Que clase de Arcano era ese? Kyoya mira a Akito confundido. La lectura mental de Kyoya que Akito había hecho le decía claramente: "Tío, ¿qué narices le digo?".

Me cuesta no echarme a reír, es demasiado, una espada que habla y con aires de grandeza. Me aguanto como puedo y miro a Kyoya con cara de: ¿Y yo qué sé? Al final decido lanzarme y le pregunto:

- ¿Por qué has decidido empezar a hablar ahora de golpe? Si no te gusta el nombre - o las patatas, pienso - podrías haberlo dicho el otro día ¿no?