Partida Rol por web

Por alguna razón, todo estaba oscuro. Una ténue luz que venía de a saber dónde iluminaba a Lylia caminando por la calle, pero todo daba muy mal rollo.

Era prácticamente imposible decir cuándo se había puesto tan oscuro. Había sido tan sutil... Aún se podía ver, pero no era una iluminación propia de una tarde de verano en absoluto.

Además, algo comenzaba a dar muuuy mal rollo. Demasiado.

Un sonido, un aura, un algo que venía de detrás de Lylia, a lo largo de la calle. Lylia conocía esa sensación, y no le gustaba nada lo que implicaba.

https://www.youtube.com/watch?v=09ENkQYyQ3Q

A lo lejos, una figura enorme, y debajo de ella una mucho más fina y además muy oscura se acercaba a toda velocidad.

El Samurái.

Justo cuando Lylia iba a empezar a correr, de un salto aparece, interponiéndose entre ella y El Samurái, Tsukihime. O Saki. No sabría decirlo bien.

El ambiente estaba extraño.

Tsukihime también lo notaba. Bueno, eran la misma persona, al fin y al cabo.

La calle estaba más oscura que de costumbre. Era una tarde de venano, debería hacer un sol que derritiera el asfalto. Aún así, la iluminación consistía únicamente en una luz ténue que no se sabía de dónde venía.

Un ruido se comenzaba a oír de alguna parte. Un aura extraña también se podía comenzar a notar en el ambiente.

Al poco, el sonido se notaba más. Venía de detrás de Lylia. Ella también pareció darse cuenta, por lo que se giró.

https://www.youtube.com/watch?v=09ENkQYyQ3Q

Entonces lo veis.

Una figura que parecía hecha de oscuridad se dirigía corriendo (o deslizándose, pero a mucha velocidad) hacia Lylia. Consistía en una especie de samurái gigante hecho de oscuridad con una katana en cada mano, y a sus pies, una figura que iba sobre el suelo, también muy oscura, y prácticamente imposible de distinguirle rasgos.

Estaba claro que Lylia estaba en peligro.

Entonces Tsukihime, sin consultar a Saki, da un salto y se pone entre Lylia y el samurái.

Saki estaba algo confusa y desorientada, y el instinto animal dentro de ella hacía que sus acciones sólo respondieran a un propósito: Defender a Lylia. Aún así, sabía que su parte más racional había escuchado antes lo de un Arcano con forma de samurai (Saki ya da por hecho que es un Arcano), pero no conseguía recordar donde.  

Saki se mantiene en posición, a punto de saltar si es necesario o empujar a Lylia. Antes de atacar tenía que saber hasta que punto llegaba la fuerza de su adversario. 

Cuando paso a Saki freno de golpe. Casi cayendome en el suelo. Me giro y miro a Saki mientras maldigo en ruso. 

- охуеть! -

El Samurai se acerca a una velocidad increíble, y a unos segundos de llegar, cruza las espadas para lanzar un corte cruzado.

En vista de la velocidad y las pocas ganas de negociar, Tsukihime da un salto para esquivarlo y, para quitar la atención de Lylia y centrarla completamente en ella, le da una patada en la cara, con la que se da algo de más impulso y acaba al otro lado de El Samurái. El Samurái se gira entonces, quedando a espaldas de Lylia, y comienza a perseguir a Tsukihime en la otra dirección.

No han pasado ni dos segundos, que lanza un corte cruzado al aire, y una ráfaga de una energía violeta sale disparada hacia Tsukihime.

Tsukihime queda estampada contra una pared del final de la calle tras un fuerte impacto de esa energía. Se han roto hasta unas cuantas piedras de la pared.

Tsukihime está... ¿inconsciente?

Saki ha tomado el control de cuerpo, aún con las cualidades físicas de Tsukihime, aunque el cuerpo está débil y está sangrando por alguna parte de la cabeza.

En el momento en que ese samurái fue a dar el primer corte cruzado... Tsukihime y Saki pudieron ver en parte el rostro de la figura de sombras bajo el samurai.

Con lo poco que vieron era suficiente como para ver de quién se trataba.

Era Mei.

Saki, aún en la pared, comienza a murmurar algo. Primero bajo, pero después en un tono más alto. 

- ... _{Mei Mei Mei} Mei Mei Mei Mei Mei Mei Mei MEI MEI MEI ¡MEI! ¡MEI! ¡MEI! ¡MEI!

Cuando Saki levanta la cara ya no es ella. Su rostro está desencajado, su ojos desprenden ira y se están volviendo negros, su boca muestra una largos colmillos, era un monstruo, era un animal salvaje. Su aliento expulsa bocanadas de vapor a intervalos regulares... Sus garras se apoyan en la pared y sus piernas se flexionan. Parece a punto de impulsarse.

-  ¡MEI! - Aquella ya no parecía su voz. 

Y cuando acabo de decir ese nombre de nuevo se impulsó desde la pared y se abalanzó de nuevo contra el samurai. No tenía un plan, no tenía ninguna estrategia de ataque... Su instinto animal sólo quería matar. Zarpazos, agarres, golpes... Cualquier cosa que pudiera hacer daño. El samurai la rechazaba, pero ella volvía a subirse. En su cuerpo solo aparecían más más heridas. Pero Saki, si a aquel ser se le podía seguir considerando Saki, no perdía las fuerzas. 

Saki y El Samurái tienen una pelea encarnizada. A lo largo de toda la calle se oye con claridad a Saki gritar: "MEI!"

Saki da un golpe, El Samurái va a devolvérselo, pero Saki salta antes. Y así sucesivamente, pero no parece immutarse demasiado. De vez en cuando, Saki recibe un golpe leve, al no poder esquivar a toda la velocidad que hubiera querido. En esos momentos, del mismo impacto Saki acaba siendo impulsada varios metros.

Alguna vez El Samurái vuelve a lanzar ondas de color violeta, que van a parar a diferentes lugares: Paredes, tejados... una de esas veces, Lylia consigue esquivar una de esas ondas por los pelos.

En un instante de confusión, Saki va a dar otro salto para esquivar, pero se da cuenta en ese momento que la figura en sombras de debajo del samurái la tiene agarrada de un brazo.

Saki, inconsciente del peligro, lo que hace es agarrar también el brazo que la esta agarrando. En parte para aguantar el golpe, y si era posible, que la figura en sombras saliera despedida junto con ella. Pero también con la intención de escalar por el brazo y llegar hasta la cabeza de la figura en sombras. 

Tenía agarrada muy fuertemente a Saki y a esta le fue imposible escalar por la figura. Un golpe llegó sin previo aviso. Saki pudo agacharse, pero ese golpe peinó a Saki. Un único pelo de su cabeza se podía ver ondeando por el aire. Tras ese ataque, Saki consigue acercarse a la figura en sombras lo suficiente como para estar a salvo de los ataques del samurái de arriba.

Esto no parecía tener fin. Si seguían así un rato más, Saki no podría aguantar el ritmo.

Saki intenta acercarse lo máximo que puede a la figura e intenta estrangularla y arañarla. En caso de que no sea efectivo, intenta tirarla al suelo. 

Estando en el suelo mirando la escena después de haber rodado un par de veces para esquivar los ataques grito. 

- EH! Samurai! - 

Cuando lo hago voy corriendo hacía el samurai como si empuñara una espada. 

Corro con la esperanza de que la niebla me ayude en esta. No tengo para nada claro que lo vaya a hacer pero si estoy corriendo hacía delante es que confio en ella. 

Lylia sale corriendo hacia el samurái, y cuando llega, da un tajo con... ¿su mano?

Durante un segundo, parece que no pase nada, mientras Saki forcejea con la figura que está bajo el samurái. Pero cuando los intentos de Lylia parecían inútiles, una fuerte ráfaga de aire impacta y desestabiliza al samurái.

Parecía que el samurái fuera físico, pues caía junto a la figura como si todo el enorme samurái pesaba. Ayudada con la gravedad, Saki, que estaba intentando arañar a la figura, le hace un gran corte en la mejilla a la figura de debajo del samurái.

ROJO

Ahora la figura no era negra completamente. Un gran tajo rojo, del que manaba sangre, había surgido en su cara.

La figura gritó. Era un grito de rabia y dolor. Y una fuerte energía estalló desde el samurái, impactando en Saki y Lylia y lanzándolas hacia atrás.

Saki se dió por segunda vez en menos de un minuto con la pared, quedando casi inconsciente. Lylia cayó amortiguada por la niebla y no sufrió ningún daño.

Cuando se levantaron, no estaban ni la figura ni el samurái. Tras escuchar un sonido vieron a la figura con el samurái aún encima en un tejado. Las miraba. Se giró, y desapareció, y apareció en el tejado siguiente. Y volvió a desaparecer, y esta vez ya no vieron donde estaba.

Iba en dirección al templo.

Saki apenas podía moverse ensartada en la pared, pero la rabia aún hervía en ella. 

- Mei... Hay que ir a por ella, hay que... Acabar con ella. - Estaba agotada, casi parecía que se fuera a derrumbar ahí mismo. - Hay... Hay que terminar esto... - Su determinación perdía fuerza por segundos. 

Me acerco a Saki corriendo y pregunto. - ¿Puedes levantarte? - 

La agito un poco para que no se desmaye del todo. 

Saki se levanta a duras penas, tambaleandose. Se tiene que apoyar en una pared, pero al cabo de un rato se puede mantener en pie. Es evidente que no está bien. 

- E-estoy bien. Sólo... Solo deja que me recupere y... - Se vuelve a apoyar. - Me recuperaré e iremos a por ella. 

La sostengo y pregunto. - ¿Qué pasa con Mei? - 

Saki abre mucho los ojos.

- La sombra dentro del samurai... Era Mei... ¡Era Mei! - Saki recupera parte de su rabia, y intenta moverse inutilmente. 

Cuando ambas chicas miran hacia la dirección por donde se fue Mei, ven algo que las deja atónitas.

Una gran nube negra, con el centro en el templo, comenzaba a extenderse. Cuando cubrió un espacio suficientemente grande, que abarcaba gran parte de la zona residencial, las nubes se detuvieron. Habían relámpagos y no daba buena espina.