Partida Rol por web

Equipo Viveres:

La escena en el supermercado Descuento era dantesca. Varias personas aporreaban la reja de metal como zombies en un Apocalipsis (un Apocalipsis zombie). La mayoría de los asaltantes son gente con, entre moderado y extremo, sobrepeso. Aunque también había un chico muy delgado que Roland reconoció del gimnasio, un chico que pasaba las horas en la bicicleta estática y que solo sabía hablar sobre calorías y dietas.  Tras la reja Kelly Sanders miraba la escena con cara de "flipo contigo tío". En sus manos portaba un bote de laca y un mechero. Por los cojones iba a dejar que esa gentuza le hiciesen algo. Había intentado salir por las puertas del almacén, el muelle donde el camión les traía las mierdas (oficialmente mercancías) pero lo que había visto allá afuera le había quitado las ganas de salir. Mejor verselas contra la orda.

Al lugar llegaron la otra kelly, portando un carro de la compra donde se apilaba una gravadora panasonic, la obra completa de Lovecraft y varios libros más sobre temas diversos. Por desgracia en la librería no tenían un diccionario "arameo antiguo-inglés moderno" ni siquiera un "arameo moderno-inglés moderno". Solo basuras como "deje de comer compulsivamente. Cambie comida por amor" o noveluchas sobre vampiros que se enamoran de brujas. Así que esperaba que "Historia de Palestina" y "Viaje al Libano" pudiesen darle alguna pista, porque era lo más culto que había en el centro comercial.

Jesse y Wyatt que planeaban lo que necesitaban para resistir vivos una semana mientras el ejercito venia a poner orden en este sindios que estaban viviendo. Por suerte Jesse había formado parte de los boyscouts con un preparacionista. ¿Quién hubiese imaginado que algo de lo que Paul Wright había vaticinado pudiese llegar a hacerse real?

Roland llego con una niña de la mano (Martha Springfalls). Ella ya se veía como la reina del instituto, aunque aun estuviese en la educación primaria. Pero, si la invitaba uno de los estudiantes del instituto al baile, podía ir ¿no? Tenia que informarse sobre las reglas. A lo mejor no hacia falta ser estudiante del instituto para que te propusieran a reina del baile.

-¿Y de qué conoces a la Kelly esa? ¿Sois muy amigos?- Preguntó con fingida indiferencia.

Al llegar junto a la chica que Roland le había señalado puso el tono de voz más amable que pudo. -Hola Kelly encantada de conocerte. Yo soy Martha.

Dos pasos más adelante se quedó paralizada al ver la escena del centro comercial.

-Oh mierda. Me da que hoy no probare si los doritos se pueden dipear en mermelada.

¡Doritooos! ¡Mermeladaaaaa!- gritaron los gordos (y el delgaducho de la bicicleta estática) zarandeando más fuerte la verja metálica. Uno de ellos se giro y se encaminó hacia el grupo. -¿doritos! ¿mermelada! ¡Donetes! ¡¡DONETES!! ¡¡DOOONEEETEES!!- gritó.

Martha se escondió tras Roland, mejor viuda que comida por un gordito caníbal.

Equipo exploración:

Candy y Holly se adentraron en las misteriosas y desconocidas entrañas del centro comercial. Pronto se decepcionaron al ver que los pasillos eran más bien anodinos y asépticos. Con conducciones de agua en una de las paredes laterales. Encontraron algunas salas vacías y otras donde se almacenaban cosas.

En una de las habitaciones escucharon algo de ruido un molesto zumbido. Sobre la puerta metálica alguien había grafiteado "Génesis 1:3-5" Había varias placas de "solo personal autorizado" y "peligro", pero no se resistió a la llave maestra.  Al mirar adentro vieron varios armarios metálicos con señales de peligro eléctrico. También había cuadros de mando industriales. Por suerte alguien se había molestado en etiquetar lo que hacia cada interruptor y en el lateral había instrucciones sobre la manipulación de los mandos que evitarían que cualquiera que las leyese hiciese algo incorrecto. Aunque solo había que tirar para arriba palancas e interruptores: el general y luego los de cada sección.

Y así fue como Holly y Candy hicieron la luz y vieron que la luz era buena.

Al regresar por donde habían venido escucharon musica en una de las habitaciones. Al asomarse a mirar vieron a un grupo de tres mujeres y dos hombres en la habitación. La sala era una especie de almacén de ropa. Dos de ellos bailaban, unos se apoyaba en la pared sonriendo a los demás, otra se retocaba el maquillaje frente a un espejo y la ultima revolvía entre las pilas de ropa. -¡Ey! Aqui está adoro este top, osea es lo más. lo posó sobre su camiseta intentando traer la atención de los demás. Uno de los hombres, el que estaba apoyado contra la pared, le aplaudió.

Los cinco eran insultantemente atractivos.

Equipo Refugiados junto a la fuente

Al, Arthur y Dorian, ayudados por Dannielle, empezaron a poner orden. Evidentemente afuera no se podía salir porque había un tío muy loco que decia que no y te podía romper un tablón en la cabeza si lo intentabas. Pero, conforme la información fue llegando, se fueron aclarando las cosas: afuera había un peligro y había que encerrarse hasta que llegara la policía.

Todos aceptaron irse hacia la fuente de Neptuno.Los que habían saqueado cosas muy grandes las dejaron tiradas por los pasillos y galerías o salieron corriendo por las otras salidas que había. Algunos frenaron a tiempo, otros pasaron a formar parte del enjambre. y se quedaron como pasmarotes viendo como el equipo de atrincheramiento formado por Juniper, Alvar y los dos paletos de la mesa cubrían con tela y muebles la puerta. -Es un arma química. que afecta a insectos y gente- concluyeron, dándose por satisfechos con la respuesta y centrándose más en que no hubiese ninguna rendija sin aislar por la que pudiese entrar el gas neurotóxico.

Alrededor de la fuente se formo una pequeña colonia de refugiados. Casi una ciudad en miniatura. Alguien se le ocurrió saquear velas y cojines de la tienda "Hogar" y todos se fueron poniendo más o menos comodos, otros se conformaron con sillas de la terraza. Las bebidas de la nevera de algunos bares empezaron a circular, así como bolsas de snacs y frutos secos.

A grandes rasgos Dorian y Arthur eran considerados los salvadores y amados lideres. Al, el tío loco que iba a liarse a palos con los terroristas si entraban a través de las barricadas. Y Dannielle la chica simpática que con una palabra amable o una sonrisa iba tranquilizando aquí y allá.

A los veinte minutos había surguido un grupo de creyentes que empezó a rezar porque todo acabase pronto. Por desgracia el grupo sufrió una escisión cuando alguien pidió por el alma del papa de roma. Tras un par de intenso intercambio de verdades absolutas el grupo se dividió en dos y a Jesús le llegaron los padres nuestros en estereo. Evangélicos por el oído izquierdo, católicos por el derecho. Entre el grupo que tomaba refrescos y snacs tirados en cojines hubo alguna mirada divertida y cuchicheo sobre el asunto.

Ahora el mayor drama era que no hubiese cobertura. ¿Qué coño hacia uno cuando el móvil no funcionaba? ¿hablar con la gente de al lado? Hacerle monerias al bebe que una señora llevaba encima fue divertido hasta que esta se apartó para cambiarle el pañal. Cuando regresase la señal, google recibiría como un millar de busquedas pendientes "noticias Daring city" "galerias neptuno" "¿que está pasando?"...

Alguien tragó saliba y miro a Arthur y a Dorian ¿Iba al que le iba a llamar zorra y dar ordenes de mala manera? ¿O al que le iba a decir verdades de manera larga y aburrida? Se decidió por Dorian. -Oye.- le dijo en tono inseguro- ¿Y si hasta que vuelvan los móviles salimos a la azotea y hacemos pancartas o señales de luz o de humo?

Equipo charlando con los ajenos

Cuando el equipo "atrincherar las puertas" dio por concluida su misión, se dividió. Los dos paletos de la mesa se fueron a la fuente de Neptuno. Alvar le hizo un guiño a Juniper y señalo con la cabeza hacia la puerta más alejada de la fuente.  Ambos chicos se marcharon hacia allí con discreción. Mirando a través de un agujero en la tela pudieron ver a su vieja amiga. El monstruo que vendía magdalenas a doce dolares la más barata en su panadería pija del centro.

Al mirarla, como si pudiese sentir la atención ajena mira hacia ellos. Malditos ojos, ¿por que no funcionaban bien? Por suerte podía ver a través del enjambre el agujero en la tela y oriento hacia allí la cabeza de la repostera. -¿Por qué no nos dejáis entrar? ¿Por qué todo esto?

Paralelamente busco información en la cabeza de su anfitriona. Ah si pestañear, vaya fallo de diseño tener que estar pestañeando de vez en cuando. ¿Para eso habían creado la realidad? ¿Para estar pestañeando varias veces por minuto?

De repente volvió la luz. Y con ella el hilo musical, el movimiento de las atracciones y los parpadeos intermitentes en los carteles. Aunque el centro del comercial se veia ahora raro. Algo desordenado y con muchas secciones vacías de gente

Dorian acompañó a los refugiados hacia "la fuente del tío cachas" mientras vigilaba a los que le rodeaban, ver que Al se encontraba cerca era curiosamente tranquilizador, durante mucho tiempo pensó que la lejanía con el matón era la mejor idea, pero en estos momentos resultaba al contrario y prefirió mantenerse relativamente cerca.

Mantuvo siempre a la vista a Danny profiriendole una sonrisa cuando viera que la necesitaba, el sabía ser el centro de mando, pero no la luz que iluminaba el camino, así que su sonrisa denotaba cierta angustia y una petición de auxilio.

No sé preocupó ni lo más mínimo por el joven rebelde, simplemente optó por no prestarle demasiada atención.

Al llegar a la fuente de Neptuno se subió a una de las mesas allí presentes para mirar al grupo que le acompañaba, manteniendo la mirada sobre el público mostró una agradable sonrisa y miró fijamente al hombre que le había preguntado

 -Oye.- le dijo en tono inseguro- ¿Y si hasta que vuelvan los móviles salimos a la azotea y hacemos pancartas o señales de luz o de humo?

Señalando con un dedo hacia el hombre se dispuso a contestar:

- Bien zorra, no es un mala idea, si supieramos de que se trata, pero teniendo en cuenta que el peligro está en el exterior y no en el interior cualquier opción que consista en salir fuera o dejar que algo entre la respuesta es no... - el joven Deveraux se quedó en lo alto, paralizado durante breves instantes, pero enseguida cambió su rostro "Venga, cómo una obra de teatro... ser o no ser..." - He oído más de una discusión entre los presentes, no voy...  - se detuvo un instante y miró a Al -  no vamos a permitir que se discuta por chorradas, no sabemos que pasa, pero nos necesitamos unos a otros, lo menos que podemos hacer es llevarnos bien, o que demonios, aunque sea ponernos buena cara y evitar las peleas ¿¡ENTENDIDO!? - su tono fué creciendo según se iba sintiendo cómodo con su disertación, al acabar le puso un gran énfasis.

Se bajó de la mesa después de hablar para mirar a su alrededor, "no hay móviles, pero habrá más formas de comunicarse" pensó antes de comenzar a moverse hacia Al - Es probable que las señales de teléfono estén cortadas, las de radio tal vez funciones, ¿crees que deberiamos ir a por alguna radio o walkie talkies? - En ese momento hace un gesto para que se acerque a Danny y a Arthur - Tambien tenemos que buscar un sitio donde meternos, he pensado en meternos en el cine, si funciona la luz podemos poner un plan de pelis y que la gente se distraiga, mientras podemos buscar más cosas para aguantar.

Cuando aquel hombre se nos quedó viendo y fue hacia Dorian no hice más apretar los labios y fruncir levemente el ceño, pero no iba a discutir por solo querer hacerle una pregunta a Deveraux el cual luego comenzó a planificar todo, pero una vez fue con Al y nos llamó a mí y a Danielle asentí con la cabeza.

-Dev tiene razón, los mejor es mantenerlos distraídos y que no piensen en lo que está pasando, después de todo nos sentimos más cómodos o nos distraemos con música o una película como dice. Lo mejor sería moverlos hacia la sala de cine y hacer una pequeña defensa, por cierto, tengo esto.- De la mochila que traía abrí esta y saqué uno de los pesticidas que recogí, para luego sacar de mi bolsillo un encendedor. -Por si vemos si algún desgraciado de los de afuera han entrado, con esto me aseguraré de que vayan "calentitos"... Lo mejor sería que nos armemos e ir buscando a los demás.- 

-Pero lo mejor sería que uno o dos vayan a buscar al resto. Yo puedo ir solo y ustedes 3 mantienen el orden por el lugar, o podemos ir todos para calmar las cosas por el supermercado y las bolas de grasa que piensan tirar todo abajo.-

A su paso por los pasillos subterraneos del centro comercial Candy estaba aún nerviosa, eran corredores en la oscuridad total y escuchaban ruidos extraños, ya ni había linternas de otras personas alrededor suyo, sólo la de su teléfono. Se encontraron el grafitti de un tal Génesis que se dejó a medias su número de teléfono. Esas cosas se escriben en las puertas de los baños, no ahí abajo donde no las iba a ver prácticamente nadie. Como sea, al menos Holly estaba a su lado y eso la hacía sentir un poco más de confianza.

Dió un grito de júbilo alzando los brazos con alegría cuando tras manipular los paneles de nuevo logró activar la corriente eléctrica del edificio- ¡Ya está! -ahora que todo volvía a estar iluminado se sentía más segura, sólo un poco, pero lo suficiente como para apagar la luz del teléfono movil, aunque seguiría grabando- Somos lo más... Ahora a la sala del segurata -allí habría cámaras y podría verlo todo, tanto para ayudar a Al si había megafonía como para encontrar la forma de salir, quizá hasta hubiera alguna cámara en el exterior para ver que diablos pasaba al otro lado del impenetrable muro de sábanas.

Al ir de vuelta encontraron a un quinteto de gente guapa y divertida saqueando uno de los almacenes. Candy suspiró, por un segundo le entraron ganas de zambullirse en la pila de ropa, aunque claro que no lo hizo. Si no fuera porque cosas sobrenaturales estaban atacando el centro comercial probablemente se uniría a ellos y hasta se encargaría de ayudar a esa chica a probarse todos los tops que quisiera, if you know what i mean. Se quedo en el pasillo asomada, apoyando el hombro en el marco de la puerta- ¿Que hay, gente? ¿Os divertís? -dijo interrumpiendo, alegre y nerviosa- Eh, tranqui, soy Candy, no la poli, así que seguid a lo vuestro... ¿Sabeis de casualidad donde queda la sala del tío de seguridad? -por preguntar no faltaría. Si se lo decían, genial, si no Holly y ella tendrían que seguir buscando ellas mismas por el centro comercial hasta dar con la sala.

La marabunta de gente que estaba asediando el supermercado no había logrado penetrar tras sus muros ni unos pocos centímetros. La centinela que guardaba las puertas con un arma deflagradora por delante, no parecía dispuesta a capitular ante el enemigo. Lo cierto era que esa Kelly, la cual tenía una pinta de chonaza que no podía con ella, tenía bastante bien controlada la situación. Difícilmente podrían traspasar las puertas des castillo si no utilizaban un... ¿Un Ariete?

- Chicos... - Les dijo al fin a Roland, Wyatt y a la otra Kelly y no tanto a la niña insoportable. - Tenemos dos opciones. Tratar de entrar a la fuerza, cosa que creo que va a ser difícil con ese perro de presa... - Señaló con la cabeza a la choni del spray y el mechero. - ...o buscar un sitio donde escondernos y leer todo eso... - Señaló esta vez con el dedo hacia el carro lleno de libros de terror. - Wyatt y yo tenemos las mochilas llenas de comida caducada. Supongo que con ella podemos sobrevivir unos días. Aunque tendríamos que buscar una nevera...

Jesse echó una rápida mirada a su alrededor buscando alguna puerta o escalera que diera hacia el sótano el supermercado. Ese sin duda tenía que ser un buen sitio donde esconderse y sin duda alguna tendrían neveras para guardar la comida que llevaban el y su colega en las mochilas, pero no... no vio nada que le indicara que podían llegar a tal sitio. No al menos en aquella zona. Tendría que buscar otra opción.

- ¿Y si vamos a algún restaurante? - Preguntó. - Allí tienen neveras...

De impedir que nadie salga a dejarme llevar por la gente. En algún momento escucho que Candy me llama, pero le hago un gesto para que aguarde un momento mientras termino de encargarme de aquél gentío.

Lo siguiente es un cambio de humor radical, con bebidas incluidas -me agencio una cerveza en menos de lo que tarda un pringao en temblar al escuchar mi voz- y algo de picoteo. No obstante decido quedarme algunos minutos más para asegurarme de que todo iba bien. No contento con ello la gente comienza a rezar como si aquello fuese a servir de algo, aunque debía reconocer que si aparecía un ángel a salvarnos me tatuaría en el pecho "¡Rezar funciona! ¡Que le den a la 100cia!" y saldría corriendo sin camiseta por ahí, o algo de eso.

Comienzo a buscar con la mirada a Candy para reencontrarme con ella sin demasiado éxito. Sin ningún éxito. No obstante las palabras de la arpía hacen que me gire hacia él con un gesto de ligera rabia contenida. Alzo el dedo como para decir algo, responder, cuando Arthur dice algo que consigue que salte, al menos un poco. Le tomo del pecho para acercar su rostro al mío.

Eh, un poco más de respeto a Deveraux. ¿Te ha quedado claro? Está haciendo lo posible por salvar tu trasero. Si no fuese por él...

No termino la amenaza, le suelto. El chico sólo quiere ayudar, pero yo estoy demasiado tenso y necesito un poco de orden. ¿En qué momento ha regresado la luz? No importa.

Iré yo a buscar a los demás. Después iré a los cines. La situación ya está más calmada y os será fácil guiarles. El Cine es una idea cojonuda, también hay comida y bebidas, así que todos estarán más calmados y dispuestos a ayudar. Pero he visto aún algunos grupos de saqueadores y mis nudillos claman violencia. Ale -me giro-: que os den.

Comienzo a alejarme en busca de los grupos dispersos. Imagino que se habrá ido con Holly y estará segura. El otro grupo tenía a Plissken, so en un principio no debería pasar nada raro.

Hablando de raros, hay dos raritos en la puerta que, en mitad de mi camino, me obligan a detenerme.

Largáos -impero al dúo en el que se encuentra el que sabe hasta latín-. Algunos irán al cine, será más seguro que jugar frente a la muerte, idiotas.

Pero no me detengo en ellos, sigo buscando, sin demasiado cuidado. Quería informar a los demás de dónde nos íbamos a desplazar y, para qué mentirnos, quería algo de acción. Mis pasos en algún momento me llevan a la típica tienda de copia de llaves, preguntándome si ahí estaría lo que necesitaban para que nos dejasen en paz. No, sé que no voy a encontrar la llave allí. Sigo buscando... aunque no sé bien a dónde me dirijo.

A pesar de que Al les había indicado que vayan con los demás a refugiarse al cine, Juniper prefirió seguir su corazonada. Irreverente y casi suicida, pues era casi como adentrarse a la boca del lobo. Todo le seguía pareciendo sumamente irreal y dantesco, como una escena onírica demasiado vívida. El muchacho siempre había tenido una imaginación demasiado activa, pero jamás pensó que tanta. Aún así, como sus mejillas sonrojadas atestiguaban, además de sangre trepidando velozmente en su cuerpo, también lo hacía la adrenalina. Hacía tiempo que el adolescente no se sentía tan vivo como aquella vez.

— Tenemos que saber qué es lo que quieren, qué es lo que son. — Le expresó a Alvar sus intenciones, y luego de que éste le indicase el camino a una puerta más alejada, Juniper decidió seguirle. 

La luz volvió de repente, al igual que aquel hilo musical que ahora se le antojaba terrorífico y los parpadeos decadentes de las marquesinas y vidrieras. Lejos de llenarle de tranquilidad, Juniper sintió nerviosismo; podía ver a lo lejos a la gente organizarse alrededor de la fuente de Neptuno, sin saber cuánto duraría aquella paz.

Volvió a escuchar la voz de la mujer, lo que le hizo desviar su atención y girar su cabeza hacia el ventanal cubierto. No sabía si llamarla así, siquiera, puesto a lo que habitaba en ella era de todo menos humano. — ¿¡Quiénes son!? ¿¡Qué es lo que quieren!? — Demandó saber el muchacho, forzando la voz para que la mujer le escuchase. Le dedicó un par de nerviosas al chico que le acompañaba. — ¿Tienes algo para defendernos? En caso de que decidan ponerse... — Juniper tragó saliva. — ...violentos.

-Pues conozco a Kelly del Club de Astronomía -se limitó Roland a responderle a la chiquilla, que parecía muy interesada en saber de qué conocía a la empollona-. Lo importante es que sepas que, si no estoy yo, ella te protegerá. ¿De acuerdo, Martha?

El rey del instituto observó aquella escena que se producía frente al supermercado. Era una escena bizarra cuanto menos, casi parecía sacada de una película de la Troma. Nunca había visto a tantos gordos juntos, gritando y exigiendo que les dieran donetes y mermelada. Lo peor es que, entre tanto gordo, camuflado entre los michelines, también se encontraba un tipo delgaducho al que Plissken conocía del gimnasio.

"¿Qué pasará si les da los donetes?" pensó Roland para sus adentros, intrigado, y sorprendido por la rapidez y la facilidad con la que aparentemente había perdido la cabeza aquel grupo de gordacos y el tirillas que les acompañaba. "¿Se quedarán más tranquilos?".

-Entrar a la fuerza va a ser complicado -le dijo Roland a Jesse, negando con un gesto de cabeza-. Dudo que esa choni ceda los alimentos sin luchar. Se me ocurre una idea, Jesse: los guardias de seguridad suelen tener siempre una garita con sus uniformes, equipamiento y cámaras. Podemos buscarla, meternos allí, tomar unos walkie talkies para estar en contacto si tenemos que separarnos y comprobar si hay algún restaurante o puesto de comida que esté despejado, abierto y a ser posible sin un puñado de gordacos aporreando la puerta.

Danny se había mantenido al margen de todo. Para variar, todo el mundo se movía a su alrededor pero a ella no parecía importarle nada. Hubieron discusiones, la gente iba y volvía y todo parecía estar en calma dentro del centro. No sabía durante cuanto tiempo. Probablemente no mucho si no venía nadie a ayudarles. ¿Y se iban a poner a ver una película? A Danny no le parecía buena idea, estarían encerrados y desprevenidos. No le parecía mala idea para entretener a los que serían inútiles si algo pasaba, pero taparse los oídos y cerrar los ojos no le parecía la mejor manera de protegerse de una bomba.

Decidió ir con el grupo más reducido: Al.

Te acompaño, si te parece bien. Dijo sin esperar respuesta, como siempre, pues esas palabras habían sido de cortesía e iría igualmente. Llevaba demasiado tiempo parada y le apetecía algo de movimiento.

Equipo Viveres:

Pareció que solo la más pequeña prestó atención al gordo que se dirigía hacia ellos bramando "doritos" "mermelada" y "donetes" como un zombie rumiaba "cerebros" en una película ochentera o una parodía del genero. La noche no solo era peligrosa, parecía sacada de la mente enferma de alguien que disfrutase con películas de la Troma y que hiciese todo aquello posible solo por obtener algún tipo de siniestra diversión en meterlos en apuros.

Los acontecimientos posteriores siguieron una proporción directa o "regla de tres":

-Oh mierda. Me da que hoy no probare si los doritos se pueden dipear en mermelada.

Fue a

-¡Doritooos! ¡Mermeladaaaaa!- gritaron los gordos (y el delgaducho de la bicicleta estática) zarandeando más fuerte la verja metálica. Uno de ellos se giro y se encaminó hacia el grupo. -¿doritos! ¿mermelada! ¡Donetes! ¡¡DONETES!! ¡¡DOOONEEETEES!!- gritó.

Como

-Wyatt y yo tenemos las mochilas llenas de comida caducada.
-(...)si hay algún restaurante o puesto de comida

fue a

El grupo entero dejo de aporrear la reja, se volvieron hacia el grupo y empezaron a caminar, primero a pasitos cortos y luego a la carrera. Michelines y mollas votaron al ritmo de las zancadas

-Puesto de comida- grito uno

-Mochila llena de comida- exclamo otro

-Dipear doritos en mermelada- se pronunció un tercero

-¡Restaurante!- grito una de las pocas mujeres del grupo.

El que iba el primero, por haber empezado antes a acercarse, se abalanzó hacia Jesse con la mano extendida, aunque por suerte no pretendía agarrarle del cuello sino que intentó alcanzar la susodicha mochila. El ecologista se apartó por los pelos de aquel agarre salvando sus preciados viveres caducados de la manaza.

El individuo se quedo en medio del grupo, resopló por el exceso de esfuerzo y trató de alcanzar de nuevo su objetivo. Desde la puerta de supermercado Descuento corrían el resto de sus compañeros.

En cuanto tuvieron cerca a aquel tipo, todos empezaron a sentir, además del posible susto o la tensión por ser asaltados, hambre. Como si hubiesen pasado dos o tres horas desde la hora a la que normalmente comían sin probar bocado.

Equipo exploración:

Los cinco miraron hacia la pareja de chicas que había interrumpido su peculiar reunión. -Oh vaya tenemos visitantes.- dijo una, aplaudiendo. Se acercó a ellas. -¡Me encanta!- Exclamó señalando el Crop top que la pelirroja llevaba. Ella llevaba una prenda que, si bien dejaba libres los hombros y enseñaba algo de abdomen, ni de lejos mostraba tanta piel como Candy. le acarició el brazo con suavidad. Candy pudo sentir que la piel de aquella chica era un poco fría pero extremadamente suave y sensual. -Me tienes que decir donde te lo has comprado. Es lo "ideal de la muerte".

La que estaba frente al espejo negó con la cabeza ante tanta efusividad de su amiga con las dos desconocidas, ella era la tipa dura del grupo y era más inaccesible. Se dio un ultimo ajuste y eligió uno de los collares que tenia ante si. Todos extremadame gruesos de tipo "choker" El chico que se apoyaba en la pared se acercó y caballerosamente le ayudó a ponérselo y le susurro algo que la hizo sonreír.

Los dos que bailaban al ritmo de "No Doubt - Don't Speak" pararon y se interesaron por las dos.
-Pues claro que sabemos donde está. Yo os acompaño encantado- dijo él. -¡Au!- Añadió cuando su excompañera de baile le dio un golpecito en el pecho con fingida indignación.
-No seas descarado. Seguro que ellas saben llegar si les dices el camino.- Se volvió hacia Candy. -Aunque le dejo que os acompañe si nos ayudáis elegir vestuario.

-Yo te cambio el Top por tooooda la ropa que quieras del montón. En serio.- Dijo ilusionada la que había tocado a Candy.

-La ropa no es solo tuya, ¿Sabes?- dijo la que se miraba en el espejo.

Candy de repente se dio cuenta de que Holly estaba sentada sobre un taburete mientras una de ellas le ayudaba a elegir entre un pequeño abanico de uñas postizas. El ambiente era literalmente encantador, unos minutos despues, tenía una cocacola fría en la mano y uno de los chicos le echaba unas gotas de una petaca con un guiño cómplice y intimo. La coraza de la del espejo se deshizo ante un comentario gracioso de Candy. Una vez se rió, dejo de pretender hostilidad frente a sus dos visitantes. Y el montón de ropa donde elegir a lo loco molaba bastante, aunque fuese toda de hacia mucho tiempo. Hasta los dos chicos parecían tener una insana obsesión por la moda y el aspecto.

Era todo muy de los 90, como sacado de una serie. Resulta que eran un grupo de pop-rock y que tenían una banda, en su furgoneta viajaban de un lado a otro dando conciertos y tenían fotos de un montón de sitios: en la playa, en la puerta de un club, en una cabaña de veraneo en la montaña, en un barco,...

En algun momento Holly se había quedado dormida sobre el monton de ropa arropada por su nueva chaquetilla vaquera con motivos florales bordados y forro interior de borreguillo. Cuando se despertase se sentiría como nueva, como tras un masaje y un dia de sauna y spa.

NOTA DEL DIRECTOR: Querida Candy. Evidentemente esta gente no es humana, pero tampoco pretende hacerte daño. El personaje no sabe porque, pero siente una simpatia por ellos, porque ellos solo pretenden "pasarlo bien mientras puedan"

Aunque la elección es tuya:

Puedes liberar al personaje de su encanto y decir "que coño, esto es raro, yo quiero ir a la garita del guardia, no hacerme las uñas"

Puedes quedarte con ellos y disfrutar un rato, tras lo que te diran donde está la garita del guardia. No lo alargaremos, en un post puedes ponerlo todo. No son especialmente sexuales, estan más volcados en reirse, posar ante la camara, mostrarse felices y tener un momento especial con palabras intensas o descubrimiento de secretos. Como si la vida fuesen solo esos momentos especiales que uno ve cuando contempla un anuncio o se cree que la vida de los miembros de una banda es todo  azúcar y espectacularidad. Pero mientras estés entre ellos el sueño es real

Opcional: En cualquiera de los dos casos me gustaria que aprovechases la oportunidad de mostrar algo de Candy, su sentido comun si decide irse o el porque de su afan por disfrutar el momento, alguna carencia que el pj sienta, un secreto, etc. Ellos se creen a si mismos humanos, pero inconscientemente saben que en unas horas se les acaba el tiempo en la realidad, de ahí su espiritu de carpe diem. Puedes poner doble post. Uno publicoy otro privado. Insisto en que es opcional, pero veo mucha relacion entre tu arquetipo de juerguista y estos seres que disfrutan su excaso tiempo eliguiendo no saber que en breves regresan a su sitio de origen. Creo que puede ser una oportunidad de oro para profundizar el personaje