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El Nacer de un Inmortal
Todos los Inmortales nacen como humanos comunes y corrientes, de una madre y un padre humanos. Son de todas las rasas, de todas las religiones y de todas las clases sociales.
Cuando nace un Inmortal, nada pasa, es como un niño normal. Puede enfermarse, puede hacerse heridas y demora tanto como un hombre normal en curarlas. No tiene poderes de ningún tipo y no se siente distinto del resto. Incluso si llegase a morir de causas naturales nada pasaría, moriría. Lo único extraño, por así decirlo, es que son infértiles. La inmortalidad en estos seres solo se gatilla mediante una muerte violenta. Una vez que ha muerto por primera vez de forma violenta, comienza un proceso extraordinario en el Inmortal.
Se dice que todos los humanos tienen una energía vital, que es como la llama de la vida. En los Inmortales esta llama
es mucho más grande, incluso los Pre-inmortales (que aun no han gatillado su inmortalidad) esta llama es casi cien veces
más grande que en los mortales normales. Pero esto no es perceptible por personas normales.
Cuando el Pre-Inmortal muere por primera vez esta llama muere lentamente, pero no se agota. El cuerpo parece muerto para cualquier ser que trate de examinarlo, pero luego de unas horas, o días incluso, dependiendo el sujeto, esta llama explota de manera increíble y arde como nunca antes había ardido, ahora es millones de veces mas grande que la de un mortal común. Debido a esta explosión de poder todas las heridas son curadas instantáneamente, los defectos físicos como cojeras o deformaciones son curadas (en el 99% de los casos) y el cuerpo despierta. Ahora es un Inmortal.
El entrenamiento
Luego que el Inmortal ha nacido como tal, debe enfrentar millones de problemas. Generalmente despiertan en la morgue, en su velatorio o ya enterrados en el cementerio, por lo que la primera tarea del Inmortal es desaparecer con el menor rastro posible y dejar a todos creer que en realidad está muerto. Esto, en teoría. No todos los Inmortales son tan inteligentes de hacer eso, y algunos vuelven a sus familias o son atrapados en su escape. Generalmente estos Inmortales pasan un muy mal rato escapando de doctores que tratan de hacerles mil y un exámenes, y dando entrevistas a diarios de dudosa reputación. Pero su real problema comienza cuando atraen el interés de gente inadecuada, como magos o vampiros. Afortunadamente o no, junto con atraer a esta gente, atraen también a otros Inmortales.
Aquellos que logran escapar sin llamar la atención, tarde o temprano encuentran problemas al tratar de rehacer una vida normal, teniendo que pasar en la calle muchos años, hasta que encuentran a otro Inmortal, tarde o temprano.
Pero también cabe la posibilidad de que en el momento en que despiertas de tu primera muerte, haya en las proximidades otro Inmortal. Este sentirá la explosión de energía como si fuera un golpe fuertísimo en la cabeza, y casi con seguridad sabrá de qué se trata.
Sea cual sea la situación, hasta que no te encuentres con otro Inmortal, no sabrás a ciencia cierta que eres, o porque no puedes morir. De hecho, generalmente este primer Inmortal que encuentras, tomará la tarea de enseñarte las reglas, decirte que si te cortan la cabeza mueres para siempre y que esa energía que te mantiene vivo se llama Quickening, y puede hacer un montón de cosas interesantes. Le consigue una buena espada y le enseña a usarla, y generalmente le ayuda a conseguir una identidad nueva y legal, con los contactos que tiene. Generalmente se hacen amigos, y una vez que no tiene nada más que enseñar, el mentor toma su propio camino.
Pero los Inmortales no tienen la obligación de enseñar a otro nada, los que lo hacen, lo hacen por caridad, porque no pueden tener hijos, o porque son buenos. Pero es casi una tradición, ya que casi todos los Inmortales han tenido un mentor, entonces éstos sienten que es un deber, por así decirlo, cuando encuentran a un nuevo Inmortal, enseñarle.
Una vez que el mentor se va, es cuando la vida del
Inmortal realmente comienza, ya que desde ahora en adelante deberá enfrentar solo a los Inmortales que encuentre en su camino.
La maldición
Una de las primeras cosas que el mentor le enseña al discípulo, es que los Inmortales han sido malditos, por alguna razón misteriosa, a pelear unos contra otros. Solamente luchando contra los de tu misma especie, y ganando, podrás
ser más fuerte, y tener alguna posibilidad de saber la verdad. Ningún Inmortal sabe de donde proviene su especie. Ciertamente no es una mutación, ciertamente no son Dioses, aunque Hércules y otros famosos antiguos fueron Inmortales.
Los Inmortales están destinados a vivir una vida en las sombras de la humanidad, en el límite de ser humano y ser sobrenatural. Tienen apariencia completamente humana, la misma que tenían en la primera muerte, no necesitan comer o dormir, pero les da hambre y sueño, gozan de perfecta salud siempre y ningún veneno les daña o debilita. Si se hieren, pueden recuperarse en tiempos increíbles, si mueren, resucitan, amenos que les maten por decapitación.
Por esto, son seres solitarios. El involucrarse con humanos les significa un dolor terrible ya que saben que los verán morirtarde o temprano, pocos son los Inmortales que tienen amigos dentro de su especie, y menos aún los que siquiera saben de la existencia de otras criaturas sobrenaturales. Además, cada vez que “mueren” por alguna razón, deben migrar a otra parte del mundo, para que no sospechen de ellos.
Las Reglas
Los Inmortales tienen reglas de encuentro, estas reglas son tradiciones, basadas en el sentido común, y la mayoría de los Inmortales las siguen. Estas reglas están muy relacionadas con el Quickening y el correspondiente proceso de decapitación.
La regla dorada para los Inmortales es que nunca pelearán en terreno sagrado. Nadie, en su sano juicio, violará esta regla, debido a que tienen mucho que perder. Por esto el Terreno Sagrado se ha convertido en un santuario para los Inmortales, un lugar donde pueden esconderse cuando se enfrentan a un oponente imposible. No está bien claro por qué es esto, ya está demostrado que es físicamente posible que dos Inmortales luchen en terreno santo, pero nunca nadie ha decapitado a uno en tales condiciones. Algunos dicen que la misma Tierra Santa no permitiría la muerte de un Inmortal y que cualquiera que decapitara a otro sería tragado por ella, pero esto suena extraño considerando que los mortales pueden ser libremente asesinados en Tierra Santa. Otra teoría es que cuando el Quickening del Inmortal es liberado al ser decapitado, en vez de pasarse al vencedor, la Tierra lo absorbe, junto a una parte del Quickening del vencedor.
La segunda de las dos reglas principales es que los Inmortales siempre deben pelear uno a uno. ¿Por qué? Si un par de Inmortales con sus siglos de experiencia podrían trabajar de manera bastante efectiva si unieran fuerzas. La respuesta a este acertijo yace en la manera en que el Quickening se traspasa de un Inmortal decapitado al vencedor. Si dos Inmortales derrotan a un tercero, solo uno de ellos recibirá el Quickening, aquel que corte la cabeza. Y no solo eso, sino que además obtendrá parte del Quickening de su pareja. Este robo de Quickening no es nada agradable para la pareja que ayudó a derrotar a ese Inmortal. Es por esto que la segunda regla fue creada. Solo Inmortales altamente inescrupulosos o altamente ignorantes podrían siquiera pensar en violar estas reglas. Todo lo demás es válido.
El Encuentro
La leyenda del Encuentro ha pasado de Inmortal a Inmortal durante milenios. El Encuentro es el nombre que suele darse al momento en que queden sólo unos pocos Inmortales. Entonces ellos sentirán una irresistible tentación a dirigirse a un lugar alejado de la civilización, para pelear por el Premio. En cuanto a esto respecta, los Inmortales tienen un destino predeterminado, el cual es pelear hasta que solo quede uno. Se dice que ya han habido varios Encuentros pequeños, preludios del grande y definitivo que seguramente está muy cercano.
El Premio
Los Inmortales luchan por el Premio, sin importar si lo desean para ellos mismos o para evitar que caiga en manos malvadas, ya que si ese fuera el caso, la humanidad sufriría una “Eternidad de Tinieblas”.
¿Que es el premio? No es realmente necesario definirlo en términos de juego ya que quien ganase el Premio se convertiría, en esencia, en un dios. Lo único que está claro acerca del Premio es que el ganador poseerá todo el conocimiento y las experiencias de todos los Inmortales que alguna vez pisaron la tierra, y se convertiría en el ser más poderoso del planeta.
Por otro lado puede que el Premio y el Encuentro sean sólo un cuento y nuevos Inmortales sigan naciendo por siempre, asegurando que nadie nunca sea el único Inmortal vivo. En este aspecto el Encuentro vendría siendo como el Apocalipsis o la Gehena, algo en lo que nadie realmente cree o como dicen los Garou, algo que “ocurrirá en las futuras generaciones”. La gran diferencia es que un Inmortal puede vivir por siempre. Para un Inmortal importa muy poco si el Premio es o no una leyenda, ya que de todas formas tendrá que pelear por su cabeza, ya que si no lo hace, la pierde.
Terreno Sagrado
Hemos hablado de terreno santo y no lo hemos definido. Se trata de ciertos lugares especiales, en los cuales hay energías predominantes y fuertes. Estos lugares son más abundantes de lo que se piensa, pero no son fáciles de identificar. Una iglesia, por ejemplo, es un caso típico de terreno santo, de cualquier religión. Otro ejemplo es un Túmulo Garou, o un Claro de Changellings, un Nodo de Mago, etc. Todo esto es terreno sagrado, pero también lo son cementerios y lugares de importantes batallas, casas embrujadas o alguna antigua biblioteca oculta.
Afortunadamente todos los Inmortales pueden saber con certeza cuando están parados sobre terreno sagrado, gracias al Flujo Sentido nivel 1 que todos los Inmortales poseen sin excepción, sin embargo, esto funciona sólo cuando tienen los pies sobre el terreno, y no les sirve para identificarlo a distancia.
Otra “gracia” que tiene el terreno sagrado para los Inmortales, es que en él, ellos pueden curar sus heridas agravadas a la velocidad de las letales, pero no pueden usar su Quickening para curarlas como si fueran letales.