Partida Rol por web

Al ver acercarse a la dama con la emoción pintada en el rostro, Enzo no pudo ocultar una cálida sonrisa. Tras escuchar su agradecimiento, el bufón le hizo una reverencia elegante pero muy exagerada.

 -Milady, no tenéis que agradecer nada. El mero hecho de saber que he conseguido acabar con la bestia del tedio que os acosaba es más que suficiente para mí.

Cuando se incorporó, sus ojos brillaban como los de un chiquillo.

 -No obstante, recordaré vuestro generoso ofrecimiento. Si necesito de un voluntario para cualquiera de mis trucos, pensaré en vos.

Lady Katherine se había acercado a hablar con Enzo antes de que éste llegara a la mesa de nuevo y, viendo cómo ella aplaudía y cómo él se inclinaba en una reverencia, no era muy difícil imaginar que la noble estaba felicitándole por la actuación.

Cuando terminó el intercambio de palabras entre ambos, el bufón llegó a la mesa para coger una pieza de fruta de uno de los cuencos allí dispuestos, pero la fría mirada de la Reina atrajo toda su atención.

 -¿Qué sucede majestad? ¿Acaso ha habido algo en mi actuación que os haya disgustado? ¿He desafinado? -miró a las personas a su alrededor y empezó a gesticular dramáticamente- ¿Se trata de eso? ¡Porque si he fallado en algo tan sencillo merezco que me arrojen por la ventana!

Enzo dio la vuelta a la mesa para ir a arrodillarse al lado del asiento de la Reina.

 -Y si eso hace que nuestra Reina nos regale su maravillosa sonrisa, yo mismo saltaré al vacío.

No me pasó desapercibida la seriedad mostrada por la reina frente al divertido espectáculo que había ofrecido el bufón. Alargué mi brazo para tomar mi copa y bebí el vino, degustando su delicioso sabor. Comparado a la cerveza agria que solíamos tomar en la guardia, aquel vino era un auténtico néctar de los dioses.

Si se trataba del Néctar de Baco que había traído Ivan O'Connell, sin duda tendría que felicitarlo por tan exquisita bebida.

-Me has pillado... normalmente preferiría una gran fiesta en la plaza de la ciudad a una remilgada celebración en palacio... pero el rey es el rey y como seguramente sepas " Si no puedes con ello, únete" es mejor para el negocio....

- Ahora no me regales los oídos, zalamero hijo de perra; no me darás menos asco por humillarte, ni me darías más asco del que ya me das aunque te revolcases en tu propia mierda como los gorrinos - pensó Anne para sí.

- Tu única función en esta Corte es mantener entretenido al gandul calenturiento y borracho que tengo por hijo, y al necio con el que para mi desgracia me casaron. Cuando me haya librado de ellos, desearás haber cumplido tu promesa arrojándote por la ventana.

- En fin: el idiota sabe muy bien en qué terreno juega, y que en público no me puedo mostrar ofendida por su cancioncita; tendré que tragarme el sapo poniendo buena cara, y hacer gala de la mejor hipocresía palaciega.

- Pero esta te la guardo...

- Enzo, debo pediros dos cosas que atentan contra vuestros deberes como bufón de la Corte: que no seáis tan dramático, y que no prestéis tanta atención a vuestra Reina - dice Su Alteza con un gesto divertido.

- Me encontraba enfrascada en mis propios pensamientos, y ni siquiera he reparado en vuestra canción.

- Os mandaría repetir vuestra interpretación - añade -, mas no quisiera aburrir a nuestros invitados con algo que ya han disfrutado.

- Algún día - y Su Alteza sonríe mientras señala a Enzo con el dedo - tendréis que volver a cantarla en privado, sólo para vuestra Reina.

- Y veremos qué tal tocas el laúd con los dedos rotos. - Añadió Anne para sí.

-¿Amistad? No, nada más lejos. Debo confesaros algo, alteza -continuó susurrando la joven con la segunda hija del rey.- Hablaba con el Maestre para pedirle que me recomendara algún aceite con un olor agradable. Mis padres quieren verme casada -el rostro de Eleanor era serio y hierático, como acostumbraba. -No es lo que deseo. Pero, ¿quién acaso puede hacer lo que desea?

Sonrío y le contesto también en susurros.

- ¡Oh entonces solo era eso! Me alegro de qué así sea, veo que os preocupáis bien, fijáos hay muchos caballeros esta noche, ¿habéis visto todos los nobles que han venido?, querida mía, os sugiero que vayáis escogiendo alguno, ya que tenéis que casaros al menos elegid un buen partido, y ya sabéis si necesitáis que hable con alguien o que mueva algún hilo, aquí me tenéis.
 

Susurro a Lady Katherine, no es una conversación para todos los públicos.

- ¿Cuidado? Oh, no, no creo que nadie aquí presente vaya con malas intenciones hacia nadie, lo que si puedo sugeriros es que no hagáis nada que pueda cabrear a mi padre, el Rey, su ira es bien conocida, y no dudará en mandar azotar a una señorita si le pareciese adecuado. Por lo demás, no conozco bien a todos, pero he de decir que no guardo rencor a ninguno de los aquí presentes, ¿y vos querida? ¿habéis venido buscando algo en particular?, ¿un posible marido quizás?.

Mi mentora la Sra. Weston es lo que quiere, sin embargo me temo que soy de muy baja cuna y mi dote es muy escasa para encontrar un marido en esta corte. Por otro lado anhelaría un matrimonio por amor y no por conveniencia, yo no conocí a mis padres y no tengo referencia de ellos pero ¿como es el matrimonio de vuestros padres? ¿ellos se aman? y vos alteza? buscáis el amor? la posición? la libertad?

El rey era amante de las historias, más que de las canciones y disfrutó de la primera, asintiendo en varias ocasiones como dando veracidad de lo que narraba el bufón.

Después escucho con una ceja levantada la conversación entre él y la reina y puso los ojos en blanco.

-Un día voy a retirar ese carro con heno que dispones bajo la ventana y así acabar con tus teatrales amenazas- le dice el rey con un levísimo asomo de sonrisa, que desaparece tal como llegó- deja a la reina y entrentén a los invitados, Enzo- cuando dice su nombre es que algo le ha molestado y más vale hacerle caso.

Se levanta buscando un poco de silencio para hablar a toda la sala y cambiar de tema.

-Señores, señoras, a lo largo de mañana, como deferencia especial a estos festejos, recibiré entrevistas privadas con todo aquel que lo solicite, escucharé demandas, ruegos y peticiones- hago una pausa pues esto es realmente fuera de lo común- no tendré en cuenta su nacimiento, podrá hablar conmigo desde el más rico noble al más humilde de los sirvientes. La reina me insiste que debo conocer los problemas de mis súbditos y estas fiestas me dan la oportunidad perfecta. Mi capitán de la guardia Kurr- lo señala ahora que está sentado a la mesa- tomará vuestro nombre y os asignará una hora.

Me vuelvo a sentar en mi sitio.

- Definitivamente, el viejo repugnante ha terminado de perder la cabeza. ¿Recibir en audiencia a los criados y los sirvientes...?  Debes conocer a la plebe, como un pastor conoce a sus ovejas, ¡no recibirles como si fueran dignatarios! ¡Impotente, idiota!

Debo hacer algo. Este imbécil, o su hijo, cualquiera de los dos, son perfectamente capaces de hundir el Reino.

Y encima pone a ese bruto, Kurr, a hacer las funciones de chambelán...

Hasta ahora, he logrado que muchos en la corte, nobles y plebeyos, me debieran gratitud por ser el oído al que debían hablar para que el Rey les escuchara. Este cambio me perjudica. Si no viniera de Uthor, creería que lo ha hecho a propósito.

Su Alteza la Reina contempla con admiración a su esposo, y cuando termina su alocución, alza su copa sin decir nada, mirando con una sonrisa expectante a los invitados.

Antes de que el bufón pudiera contestar a la Reina, su majestad Uthor IV le echó la primera bronca del día. Enzo se inclinó aún más en señal de respeto pero sin dejar de sonreír.

 -Por supuesto majestad, siempre a vuestro servicio majestad.

Y antes de levantarse miró a la Reina para decir:

 -Recordadme que os debo una canción, mi señora.

Dicho esto, el bufón se levantó de un salto y escuchó el discurso del Rey en silencio. Luego, al ver que la Reina alzaba su copa, cogió la primera que encontró sobre la mesa y la alzó también para participar en el brindis.

jejeje, antes creía en lo de "unirse", pero en este negocio me a enseñado que a los de arriba no les gusta que se les compare de la misma forma que como a cualquier campesino- al oír las palabras del rey- bueno, esta es mi señal, un gusto sus palabras estimado-abro un poco la camisa dejando ver un conjunto de placas de un lustroso color plateado colgando de manera ordenada de las cuales retiro una y se la entrego en sus manos - si necesita algún ,trato puede acercarse a nuestros bosques sera bien recibido, pero claro siempre y cuando lleve puesto el amuleto, a mis vecinos y empleados no les gusta los invitados no deseados - acto seguido me retiro de la mesa con una copa en mano.

Y nosotros aceptamos con toda humildad la decisión de nuestro benevolente rey- a la vez que me levantaba de la mesa y levantaba la copa en mano, tomo algo de aire - Larga vida al rey!!!, Larga vida a Uthor,el sabio!!!- cuales palabras fueron replicadas por todas las de mas personas en las distintas mesas.

aprovechando la alabanza general hacia nuestro rey, me retiro de la mesa y me desplazo hacia la persona que nuestro anfitrión había indicado como quien tomaría los turnos para hablar con el rey, el antes nombrado Capitán de la guardia Kurr.

Es usted, el señor Kurr conocido como el capitán de la guardia ?- aun cuando el rey lo había nombrado, desde la distancia aveces cuesta reconocer hacia quien apuntan las palabras de rey- Mi nombre es Ivan O'Conell, y me interesaría poder tener uno de los turnos para poder tener unas palabras con su majestad, claro si, si no es mucha la molestia.

El príncipe alza la copa como uno más mientras se pregunta si eso pone fin al banquete y ya son libres de moverse.

Como tanteo de la situación, cuando el brindis termina, me levanto de mi sitio, me acerco a las mesas de los invitados y paseo por ellas, dando la bienvenida a todos los presentes y agradeciendo su presencia. Siempre con una palabra amable para los hombres y una sonrisa cálida para las mujeres.

Interrumpo mi conversación con Lady Katherine al ver a mi padre levantarse, me sorprenden un tanto sus palabras, no suele recibir a todo el pueblo tan a la ligera, pero me alegra ver que aún queda algo de ese padre amable, de ese buen Rey preocupado por su pueblo que era...

Cuando acaba alzo mi copa, como también veo que hacen mi hermano y mi madre y sonrío con siceridad. Veo que Dionysos baja a ver a los invitados, yo de momento esperaré, no voy a dejar a Lady Katherine con la palabra en la boca, asi que vuelvo a sentarme y le susurro...