Partida Rol por web

El cambio de parecer de Alesse y la aceleración en el restablecimiento de su fatiga, hicieron que Igor, a pesar de no estar del todo restablecido, saliera también a vigilar la zona para que sus compañeros pudieran descansar tranquilamente y restablecerse plenamente.

Así pues, en cuento se encontró mejor, salió con Ocaso al exterior. 

Wolkot no habia terminado de exponer sus sospechas   que los 4 supuestos barovianos ya estaban saltando con sus fauces abiertas  hacia nuestras gargantas .Pero es que  la maldad nunca descansa ?Acaso estos bichos no duermen .Pregunto mientras esquivo   casi de manera instintiva el ataque asesino .

El veterano en seguida sospechó de aquellos cuatro supuestos aldeanos, pero no estaba preparado para el horror que apareció cuando mostraron su verdadera naturaleza.

Envy luego de ese terrible golpe el cual la dejo gañiendo de dolor, esta se revolvió con furia gruñendo e intentando alcanzar al ser que la golpeo con sus fauces.

El objetivo de inspeccionar los alrededores era poder dar a sus compañeros el tiempo suficiente para que se recuperasen, así pues, lo que tenía que vigilar eran los accesos a la posada. 

Los aullidos de los lobos eran preocupantes, no obstante, mientras se mantuvieran alejados, todo iría bien. Al salir de la posada, se aseguró de que la puerta quedara bien cerrada y la rodeó para tratar de encontrar algún punto por el que fuera fácil acceder a su interior. 

Tras ello, buscó un punto elevado desde el que poder hacer guardia y controlar de la mejor manera posible los puntos de acceso al lugar donde sus compañeros se reponían de las heridas.

Urik no se esperaba aquello. Viendo a los lobos en las lindes del pueblo. Debería haber sido más precavido y haber cuestionad a los hombres que se habían acercado..

Ya era tarde y le habían cogido con la guardia baja, pagando con su propia sangre ese descuido. Sin detenerse en aquello, el caballero del cuervo desenvainó su espada y prestó su escudo y se preparó para atacar a su contrincante.

Salí tras Igor de la taberna. Me apetecía estirar las piernas. Al salir, saqué el espadón y di unas cuantas estocadas al aire. Me sentía renovada y sin ningún tipo de dolencia tras la mirada de esa bruja. Mis ganas de combatir habían vuelto, y estaba deseando que probaran el acero de mi espada de nuevo.

Igor y Ocaso dieron una vuelta alrededor de la taberna para ver que todo estuviera en orden, a los pocos minutos salió Quenya también y juntos decidieron ir a un punto alto del pueblo donde poder vigilarlo bien. En seguida escucharon que allí había sonidos de lucha, algún tipo de combate tenía que estar sucediéndose.

¡Alguien estaba en peligro!

E Igor notaba la presencia de muertos vivientes justo en ese lugar. Parecía que, una vez más, estaban atacando la Iglesia del pueblo.

Envy fue la única que logró hacer algo antes que los demás, pero aún así, aquellos engendros esquivaron aquel burdo intento de mordisco.

Así que, de nuevo, aquellas cuatro criaturas que habían aparecido justo en el momento en que se había puesto el sol, y que parecían Barovianos con colmillos demasiado largos, volvieron a atacar de nuevo. Pero esta vez con movimientos más torpes y lentos, y sin ningún tipo de efecto.

Esta vez ya no les habían pillado por sorpresa y el caballero pudo esquivar el ataque del lobo y contraatacar. Un brillo iluminó los ojos de Don Urik. Estaba preparado y resuelto para la pelea.

No es que fueran nuevos en este lugar  y aún así se habían vuelto a dejar sorprender menos mal que la gracia de Pelor les había  protegido de todo mal.Algo tiene este lugar que embota mis sentidos y hace que mis capacidades estén bajo mínimos .Mientras estoy en medio de esa reflexión  doy un paso hacia atrás   y lanzo dos patadas contra el engendro .

A pesar de haber recelado de aquellos supuestos aldeanos, la repentina transformación tomó al veterano por sorpresa.

Perfecto dije al escuchar los gritos Me ponen otra vez a prueba apreté con fuerza la empuñadura del espadón y di un par de pasos.

Igor, deberías mandar a Ocaso a avisar al resto.

Envy seguia gruñendo amenazadoramente a esos seres. Pero daba cuenta de que en su estado no podia ir simplemente por un ataque frontal. Con lo cual sin perderlos de vista retrocedio un poco. 

Para luego con una distancia prudencial y siempre atenta, rodearlos en una tipica estrategia de caceria de los lobos. Darles vueltas y rodearlos para mantenerlos ocupados de todos lados.

Se dirigían al campanario, pues como punto elevado no había mejor puesto de vigía, cuando, no solo escucharon sonido de combate, sino que Igor sintió la presencia de los no muertos.

Parecía que Quenya también lo había hecho, así que se lanzó a la carrera para enfrentarlos junto con Ocaso, desoyendo la sugerencia de la semidragona. Su cometido era precisamente el dejar que el resto pudiera descansar, así que les correspondía a ellos hacer frente a la amenaza. - Necesitan descansar Quenya, esto es algo que debemos resolver nosotros. -

Aparte, no había forma de que Ocaso pudiera hacer lo que sugería Quenya, aunque único en su especie no dejaba de ser un lobo. 

El caballero del cuervo invocó los poderes más primigenios de su orden. De pronto pudisteis ver como, tras él, aparecían las alas de un cuervo negro como la noche y visteis como su arma brilló por unos segundos. Y entonces, su espada atravesó el cuerpo de aquella mala bestia. El cuerpo cayó inerte al suelo. ¡Había acabado con él de un solo golpe! ¡O eso pensaba! Pues con un rápido gesto, aquel engrendo volvió a ponerse en pie. Estaba malherido, de eso no había duda, pero aún se resistía a dejarle en paz.

Fisteus dio un salto para lanzar una patada voladora, y no sabe muy bien como lo hizo, que ambas piernas se le enredaron, como si de un niño se tratase, y terminó tendido en el suelo y a merced de su rival.

Envy decidió tomar una sabia estrategia, parecía que en una lucha de iguales, no iban a conseguir nada. Así que, dando un rodeo decidió enfrentarse contra el mismo que atacaba al veterano. De esta manera, al estar ahora rodeándolo, Wolkot lo tendría más sencillo.

Finalmente, los cuatro muertos vivientes atacaron a los aventureros. El primero de ellos, estaba gravemente herido y no pudo hacer nada para enfrentarse a él. El segundo, al sentirse rodeado por Envy y Wolkot, no supo muy bien cómo reaccionar, y con tanto lío terminó por caer al suelo un tanto mareado. Y los otros dos, al ver al monje tirado en el suelo, lo vieron como una presa fácil y se lanzaron con sus colmillos a por él. Pero a pesar de estar ahí tirado, fisteus fue suficientemente ágil para esquivar a sus rivales y salir indemne de aquel encuentro.