Partida Rol por web

Quenya se niega a abandonarte y tener que irse junto a los iluminadores, así que decide recoger sus armas y se adentra contigo en el bosque.

Empezáis a andar y os adentráis mucho más de lo que lo habíais hecho antes, pero entonces el camino se pierde y la espesura os envuelve. Continuáis andando y andando pero no hay ni rastro de las amenazas ni de las advertencias que os dieron.

A medida que vais avanzando notáis como si los árboles se movieran con vosotros, cada vez es mayor la espesura del bosque y la escasa luz que había ya de por sí en el cielo hace que todo el bosque se encuentre en penumbras. 

De pronto algo os llama la atención, colgada en una rama hay restos de algún ropaje, cuando te miras te das cuenta que coincide con la misma tela que llevas puesta y que sin darte cuenta te debiste se debió de desgarrar. 

Ya habíais pasado por allí antes, estabais andando en círculos.

Rezando a Heironeous por mi salvación y porque me guíe hasta mi destino, avanzo por el bosque con paso decidido. La espesura puede derrotarme, pero si él está conmigo no debo temer nada.

Iba de mala leche. No debí acompañar a aquél santurrón. Al ver las ropas, me giré a él y le susurré

No seamos idiotas. Me parece muy bien que creas que tu dios te protege, pero no hay honor ninguno en morir de esta manera tan estúpida. Podemos reunirnos con ellos y ser más. Ahí reside el honor, en darse cuenta de que se necesita a los demás

Para mi, eso no era honor. Pero me iba a ir con él o sin él, y antes de que nadie me echara las culpas, tendría que intentar que se viniera

-Tienes razón.-Susurro abatido emprendiendo la marcha hacia la taberna.-Volvamos con los demás.

Menos mal pensé victoriosa ante su actitud

No te sientas mal por esta decisión. Mejor mantenernos vivos y útiles que morir a manos de un enemigo... Bueno, no moriríamos, nos convertiríamos en ello y lo más probable es que no pudiéramos luchar contra esa maldición. Y lo que haríamos sería algo bastante lamentable