Partida Rol por web

Quenya limpió el arma de Don Urik con su propia ropa, mirando a la entrada de la caverna Me temo que cerrar los ojos no funcionará dijo. Le hubiera gustado contar con algo de magia de apoyo, pero no era lo suyo. Intentaré lanzar mi magia cuanto antes. Si me quedase ciega, intentad guiadme. Apuntad donde esté la criatura para que consiga algún tipo de éxito

El veterano clavó su espada en la tierra y se sujetó sobre ella tratando de no caer. El esfuerzo contra los licántropos había pasado factura y, aunque todavía duro, el cada vez más marchito cuerpo del anciano se resentía.

Se incorporó de nuevo, tratando de disimular su debilidad, pero un ataque de tos hizo que hincara una de sus rodillas en tierra. Con dificultad se quitó el pesado casco y se tapó la boca con el dorso de la mano. Al retirarla un esputo sanguinolento se encontraba en su mano.

Alzó la mirada hacia sus compañeros, sabía lo que significaba aquello, no duraría mucho. Volvió a ajustarse el casco y logró de nuevo ponerse en vertical.

¿Y bien? No hagamos esperar a nuestra anfitriona.

- Yo preparé magia más para los licántropos que para esto. Las cuchillas funcionaron muy bien y la tormenta, pero ahora no tengo magia demasiado decente para este ser. Ayudaré como pueda. 

Alese solo mira a la punta de sus pies, y cala la capucha de la capa para no ver más que eso. Una cosa es que no ver la mirada de su terrible enemiga y otra distinta es tropezar a cada paso.

Quenya sabía que cerrar los ojos era absurdo. No le quedaba otra que estar preparada. En cuanto apareciera la figura, tendría que atacar inmediatamente.
 

Con todos preparados, el explorador dio la orden a su compañero animal que había de servirle de guía en el combate - Adelante Ocaso, guíame hasta el combate. -

Pese a estar precavido, siento que no me he preparado lo suficientemente bien.

Wolkot alzó el escudóy trató de prepararse para lo que le venía.

Con una sonrisa te recibo, Muerte, pero venderé caro mi pellejo.

Al final resultó que la técnica de cerrar los ojos había dado resultado. Era muy simple, a la par que peligrosa, pero mientras no la mirasen directamente a los ojos, no habría problema, así que lo mejor era mantenerlos cerrados para no sufrir esa tentación. Y así lo hicieron todos menos Alese, incluso para evitar sufrir la tentación. La pequeña de todas fue capaz de mirar a los ojos a la hermosa hada que había frente a ella. Y a pesar de su hermosura y de que irradiaba belleza en cada poro de su ser, también irradiaba oscuridad. La maldad que extendía Strahd por todo Barovia había infectado hasta los seres más puros de aquellas tierras.

Había que derrotarla, encontrar la espada y salir de allí lo antes posible. 

Pero entonces, el hada atacó en primer lugar a la pequeña, lanzando un potente chorro de fuego que le quemó parte de su brazo.

Quenya vio el fogonazo de luz y cerró los ojos con más fuerza. Aún así, notaba cómo seguía intentando deslumbrarles, sabía que si abría los ojos quedaría cegada y no podría hacer nada.

¡Alese! ¡Protégete y dinos dónde podemos lanzar nuestros ataques! gritó a la muchacha, sabiendo que le había pasado algo por el calor que notó al pasar por su lado.

Igor siguó la carrera de Ocaso hacia el interior de la caverna en dirección hacia el hada impía. Estaba esperando que su fiel compañero se parase para poder atacar, sin embargo, el enemigo parecía estar bastante lejos, así que se dedicó a recortar la distancia que le separaba de él.

Envy iba a ciegas como el resto, apenas algo mas orientada por su olfato. Esto no le ayudaba aun, debido a la distancia que se encontraban de la fata. Solo sabia que estaba en la direccion de la cueva correcta.

Con lo cual aprovechando las orientativas indicaciones de Alese, hizo lo mejor que se le ocurrio, marcando el contorno de una esfera imaginaria junto a ella, la cual se creaba a la distancia que calculaba segun los dicho por Alese. Esta era una gran esfera hecha de fuego, que a sus ordenes empezo a moverse de lado a lado, buscando quemar a la criatura.

Los ataques mágicos pillaron al hada desprevenida pues pensaba que no iban a ser capaces de localizarla, afortunadamente esquivó ambos en el último momento, pero algo del fuego y de los cristales le dañaron. Los demás, simplemente se limitaron a recortar distancias hacia ella. Y entonces un nuevo ataque mágico lanzó contra Alese, sabía que ella estaba haciendo de guía, así que debía ser ella la primera en caer.

Ocaso e Igor, que a la carrera trataban de acercarse a su enemigo, notaron de pronto cómo el suelo se desnivelaba y se llenaba de obstáculos y primero el animal y tras él su compañero humano tuvieron que minorar la marcha.

Sabiendo de lo importante que era alcanzar a su enemigo, a ritmo algo más lento, trataron de alcanzar a su enemigo.

El anciano elevó su enorme escudo y siguió los pasos de Igor y su mascota. Sus pasos eran lentos, pero seguros y sabía que aquellos dos se acercarían los suficiente a la criatura para que él llegara hasta ella.

Escuchó cómo su cuchillo de hielo se estrellaba, a saber contra qué fue. Lo que tenía claro es que no había acertado. ¡Maldita sea! Era tan complicado atacar de esa manera que serían capaz de dañarla.

Quenya renunció a los conjuros que requerían de precisión para lanzar alguno que fuera certero. Movió la mano con velocidad, apuntando en la dirección que Alese parecía indicarles, y unos dardillos de fuego aparecieron entre sus dedos, juguetones. Con un movimiento más, se lanzaron a por el ser maligno.

-Si no fuera por la amenaza constante de morir de una forma horrible, este hubiera sido un juego divertido- Exclamo Envy mientras con las nuevas indicaciones de Alese (que supongo doy por hecho). Arreglo el movimiento para volver a desplazar la esfera de fuego hasta el hada.

Alese frenó un momento su avance para curbrirlos a todos con su familiar luz anaranjada y cálida como un sol del atardecer en un hermoso día de verano. Sus propias heridas comezaron a cerrarse lentamente. Después continuó caminando hacia su enemiga, mientras indicaba a los demás como andar sin tropezarse y donde estaba situado aquel antinatural ser.

Desafortunadamente para todos, Igor, Wolkot y Ocaso que tenían intención de enfrentarse cuerpo a cuerpo con la fata cayeron al comprobar que el suelo bajo sus pies estaba en pendiente y lleno de guijarros. La poca luz del lugar, sumado a que no veían nada y a la tensión de la situación provocó la caída de los tres, aunque afortunadamente no sufrieron ningún daño, de momento.

Quenya fue más inteligente y decidió recurrir a una magia un poco más precisa, y gracias a ella, un par de proyectiles impactaron de gravedad a la fata. A pesar de lo en contra que tenían la situación, poco a poco iban logrando vencerla. ¡A ese paso pronto recuperarían la espada que debía estar allí escondida!

Mientras tanto, Envy continuaba moviendo su esfera por donde la joven clérigo le indicaba, logrando así herirla poco a poco. 

Y entonces Alese decidió recurrir una vez a su magia de apoyo y logró que todos se fueran curando poco a poco. Pero eso no hizo que el hada bajase la guardia, y por tercera vez lanzó un conjuro que fue directamente contra la muchacha.