Partida Rol por web

Irina...

Capítulo XIII: Día 8: El Castillo de Strahd, en busca de la luz de la espada.

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10/11/2016, 11:11
Alese

- Bueno, hacia arriba es ir al castillo, supongo, hacia abajo a las catatumbas. Y si no me equivoco, la espada estaba abajo... Yo descendería, aunque no sepamos por donde vamos, supongo que eso nos dejará más cerca de nuestro objetivo.

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11/11/2016, 11:51
Director

Los aventureros descendieron dejando de lado la posible pista que Igor había encontrado. Era algo extraño lo que había visto, aunque tampoco había nada de normal en aquel lugar. 

Finalmente decidieron en lugar de seguir subiendo, tomar las escaleras de vuelta y seguir bajando, hasta que llegaron a una nueva sala que estaba por debajo ya del piso bajo, debían encontrarse en los sótanos o en las catacumbas del castillo.

La sala en la que se encuentran actualmente es un caos total. Muebles destruidos se amontonan contra las paredes. Huesos quebrados yacen esparcidos junto a pedazos de armadura abollados y oxidados. Escudos y espadas sobresalen de los muros, como si hubiesen sido incrustados allí por una fuerza tremenda. Hay una puerta en el centro de la pared del norte, así como otra en el centro de la pared del sur. Una oscura arcada ofrece una salida en el muro del este.

En la sala a parte de dos puertas que llevan hacia la derecha y vuestra izquierda, se hallan también algunos nichos con gente que parece estar sollozando de dolor.

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14/11/2016, 22:14
Quenya

Me refería a regresar y bajar, no a que conociera estos caminos replicó Quenya a Igor, cuando al final tomaron la decisión de otro camino que seguia siendo desconocido.

Con la sensación de que se había expresado fatal y no se había hecho entender, la semidragona se dejó llevar por los demás hasta el sótano del lugar.

Con el arma desenvainada, se dedicó a echar una ojeada sin moverse mucho del sitio. No se fiaba si por allí habría una trampa o no, pero tampoco podría descubrir nada allí parada.

Hasta que escuchó los sollozos. Su rostro se giró hasta identificar el lugar del ruido y se acercó, perdiendo la precaución.

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17/11/2016, 23:06
Director

Tras algunos días sin comer prácticamente nada y beber lo justo, de pronto escucharon unos pasos que se acercaban hacia ellos. Probablemente sería el sirviente de Strahd que venía a traerles algo de agua para alimentarles. Sentía cierto escozor en el cuello, pues la herida aún sangraba y habían podido sentir como algunas noches, Strahd bajaba para absorber parte de su sangre. 

De pronto, una mujer de piel verde y aspecto dragonil alcanzó la sala donde les tenían custodiados y retenidos. Las cadenas les apresaban pies y manos y apenas tenían fuerza para poder escapar por su cuenta. Pero aquella mujer daba aspecto de venir a salvarles, a ella no la habían visto nunca, y no parecía estar corrompida por la oscuridad que rodeaba al castillo.

Notas de juego

Vamos a ir roleando, porque aún tardaréis algo de tiempo en entrar en combate, así que podemos ir aplazando lo de las fichas. Sin prisa pero sin pausa. Lo que sí, poneros nombre y avatar y a partir de ahí empezaremos a rolear.

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17/11/2016, 23:09
Director

Al escuchar los sollozos que había más adelante, Quenya se adentró para ver de qué se trataba. Ante ella había cinco víctimas encadenadas, famélicas, probablemente estarían desnutriudas y sedientas. De sus cuellos brotaba algo de sangre. Y su piel estaba muy pálida.

Estaban apresadas de pies y manos.

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18/11/2016, 02:52
12 Muerto - Elsbeth

Apenas podía abrir los ojos. La debilidad se había apoderado de mí, lo suficiente como para arrebatarme las ganas de luchar, aunque en un cruel castigo no lo bastante como para permitirme abandonar del todo esa vida de pesadumbre.

Y la debilidad física no era lo único que lograba arrebatarme las ganas de seguir viviendo. Todo mi mundo se había derrumbado a mi alrededor. Todo lo que había conocido, apreciado, a lo que me había acostumbrado y por lo que había luchado, había quedado en un incierto pasado que no regresaría. Mi compañero, mi colega de armas, mi hermano... muerto, lejos del alcance de mis tenues artes nigrománticas para siquiera despedirme. Da igual, supuse, dado que tarde o temprano estaba destinada a reunirme con él al otro lado. Mi señor, mi padre, había renunciado a mí. A pesar de sus buenas palabras, yo veía la verdad tras sus ojos muertos e inmortales. Veía la decepción, la lástima, la decisión de recomenzar. Mi puesto sería ocupado por algún otro, y con él se irían mis promesas de futuro. Nunca portaría la gran armadura de la Guardia, ni blandiría la espada sangrienta. Estaba condenada a vagar por el mundo fuera de sus murallas, lejos de la colmena que había sido mi único hogar, con la esperanza de regresar y ostentar mi lugar si lograba ennegrecer lo suficiente mi corazón, si aprendía a odiar con toda mi alma.

Una tarea que se me antojaba imposible.

Mi alma era un perpetuo gris, no había lugar para el odio ni para el amor, extremos enlazados según mi señor, pero que yo desconocía.

Aún ahora, abriendo mis labios resecos y sedientos, no estoy segura de cómo llegué a verme aquí. Fui capturada, sí, una emboscada. Era una joven bien armada que vagaba sola por los caminos, y estaba lista para plantar batalla, pero apenas les vi caer sobre mí. Ni siquiera se lo que eran, aunque uno de ellos chilló con el alarido previo a la muerte antes de me hicieran claudicar.

Cuando desperté ya carecía de armas y equipo, y me encontraba semidesnuda y encadenada de pies y manos, con mi pálida piel resplandeciendo bajo la escasa iluminación de aquel lugar, muy parecido a una mazmorra. Ya entonces me sentía débil, lo bastante como para desistir de emplear mi magia. Mi cuello ya escocía por esas punzadas con las que me di cuenta de que soñaba por las noches, sueños casi febriles en que veía a un hombre abrazado a mí, besando mi cuello y alimentándose de ese falso cariño que me arrebataba la voluntad y la vida.

Las primeras noches estuve totalmente sola. Más tarde fui trasladada, compartiendo celda con otros prisioneros. Apenas pude ver sus rostros en mi mente, me sentía muy débil, no prestaba atención, no me importaba. Fueran quienes fueran, morirían. Como lo haría yo, si tenía suerte.

Me removí en mi asiento, en una esquina de la celda, apoyada de costado contra la dura y fría pared de roca. Tenía sed, hambre, sueño. Las muñecas y los tobillos me dolían, aunque también estaban entumecidos. Sólo quería que todo aquello terminase. Alguien se acercaba. Pensé que sería el hombre de mis sueños, que había sucumbido al cansancio y permanecía en una vigilia que mezclaba la realidad con la ficción del reino de los sueños. Pero no, la mujer que se presentó allí, de piel verdosa y aspecto reptiliano como los escasos pobladores de este mundo con la suficiente sangre de dragón en sus venas como para desvelar ese aspecto en su cuerpo, no parecía acudir a ofrecerme el consuelo final.

A-agua... -Musité entre dientes, y la voz me tembló al tiempo que un escalofrío recorrió mi espalda. Quizás tuviera suerte, y esa mujer se apiadase de mí. O tal vez tuviera la tarea de mantenernos con vida. Me daba igual. Sólo pensaba en la posibilidad de beber unas gotas de cristalina agua.

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18/11/2016, 10:36
Zz - Out - Frosty Lemoly - (Helmen)

Vuelvo a despertar, vuelvo a la vida, los párpados pesan -Ahhhh- Suelto un pequeño gemido, la cabeza me da vueltas debido a la falta de agua, la deshidratación hace mella en mi. Me llevo la mano al cuello para ver si han desaparecido las marcas Joder ¿Porque no es una ilusión? Abro los ojos y veo otra figura a mi lado Una mujer, Helmen ¡levántate! no seas estúpido Me incorporé lentamente, sentandome en el frío suelo de piedra, lo toco con mis manos y esbozo una ligera sonrisa, forzada y con la cara algo temblorosa- Ho-Hola, he pasado noches mejores...- Me llevo ahora la mano a la cabeza, el dolor es terrible, nada comparado con el autentico placer que he sentido cada vez que él me sujeta, se posa sobre mi cuello mientras la sangre es extraída. Después llega el clímax y finalmente la resaca y el dolor ¿Realmente siento que me gustaría que volviese a hacerlo? Siendo 2 todo será más sencillo ¿No crees? Ante mi una bella mujer y ya comienzo a decir estupideces, desprovisto de todas mis pertenencias con el rostro magullado, sujeto el agua que nos han acercado, primero con una mano y rápidamente con las dos, para evitar que mi nueva acompañante note como me tiemblan las manos, algo que es difícil si ha visto como he derramado el agua -Las resacas son duras en esta parte del mundo- Sorbo con ansia el liquido que va aliviando mi dolor de cabeza. Observo la habitación, no veo ninguna forma de salir de esta situación y sino la veo yo... Helmen, ese es mi nombre, saldremos de esta... Confia en mi

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18/11/2016, 13:51
13 Muerto - Aalis Dragomir

No recordaba con claridad cómo había llegado hasta allí, del mismo modo que mis recuerdos sobre los últimos días eran escasos y confusos. Viajaba a caballo por una oscura senda, pensando que lo hacía a solas, pero alguien o algo se me vino encima, no podría decir realmente el qué. Y de repente me encontré cautiva, encadenada de pies y manos y ataviada con una especie de túnica raída tan corta que mostraba gran parte de mis blancos muslos, mientras la parte superior de esta se ceñía en demasía a mis senos. Había sido desprovista de mis ropajes y armadura, de mis arma, y una inmensa debilidad se había apoderado de mí, pero aquello no era lo peor de todo.

No sabría decir cuántos días pasaron. El tiempo pasaba demasiado despacio cuando me encontraba despierta y no tenía forma de saber en qué momento del día me encontraba. El cansancio se mezclaba con momentos de semi inconsciencia que confundía con sueños en un primer momento, pero que terminé por pensar que de verdad estaban sucediendo. Las marcas en mi cuello me lo hicieron saber. En ocasiones, todo mi cuerpo se veía sacudido por una extraña sensación. Era aquel ser el que la producía, rodeando mi cuerpo para hacer suyo mi cuello, en una mezcla de dolor y excitación que hacía que me sintiera corrupta. Aquel ser me había profanado, y continuaba haciéndolo cuando deseaba, pero a pesar de contar con el valor necesario, no poseía fuerzas suficientes como para hacerle frente.

Decidí esperar, hacer acopio de todo el valor de mis entrañas, cual fiel seguidor de Heironeous, y guardar fuerzas. No me quedaba más remedio que esperar un giro de los acontecimientos, si debía salir de aquella, si los dioses consideraban que debía continuar velando por el bien, así sería. Continué sobreviviendo, sufriendo y gozando aquellos confusos encuentros, sintiéndome corrupta pero esperanzada; hasta que sucedió.

Ese día, no era el mismo hombre que siempre venía a alimentarnos y traernos agua quien se presentó ante nosotros. Se trataba de una mujer, de piel verdosa y aspecto dracónico, que a todas luces no se encontraba envuelta en la maldad propia de aquel lugar. Me arrastré algunos centímetros hacia delante, dispuesta a tomar el cuenco con la poca agua que aún reservaba, tratando de coger fuerzas antes de dirigirme a ella; cuando comencé a escuchar voces.

Mientras bebía, oí a la mujer de mi lado musitar por agua. Llevaba días allí con ella, pero su presencia era casi imperceptible, en ocasiones había llegado incluso a pensar que había muerto. Mas allá, un hombre comenzó a hablar, al parecer mucho más entero que la mujer. Parecía dirigirse a esta, sin haber reparado en mi presencia, así que me asomé para que pudiera verme.

- Tres… Creo que somos tres, al menos. – le dije, agradecida por ese entusiasmo.

Tomé mi cuenco con agua y me arrastré hacia la mujer, tirando de aquellas cadenas que hacían mella en mis muñecas para acercar el agua a ella.

- Beba, mi señora. – le dije, dejando que el cuenco tocara sus labios e inclinándolo ligeramente, permitiéndole beber. – Mi nombre es Aalis. – les dije tanto a ella como al hombre, mirando después a la mujer de piel verdosa. - ¿Y usted? Viene a ayudarnos, ¿Verdad? – le pregunté con un halo de esperanza, devolviendo de inmediato la mirada a la mujer a la que había cedido parte de mi agua y que bebía con ansia.

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18/11/2016, 14:12
Alese

Alese no se paró a preguntar. Si estaban encadenados eran enemigos del señor del castillo, y los enemigos de sus enemigos eran... bueno, posibles aliados.

 

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19/11/2016, 00:42
Kara

Kara se despertó con ojeras y cansancio, el drenaje continuo de su vitalidad había minado su bello cuerpo, pero su alma se mantenía incorruptible. La elegida de su Orden se fijo en que no estaba sola, ya que más figuras comenzaban a moverse a su alrededor ante la aparición de la mujer de piel verde y aspecto draconico, la cual estaba creando revuelo.

Revolviéndose e intentando incorporarse, adoptó una postura más digna, presentándose al resto;

Mi nombre es Kara! Exclamó con nostalgia, al recordar que era lo que la había traído a este lugar.

Vine en busca de Haiayel el Resplandeciente, preocupado esté por los extraños sucesos que ocurrían aquí, envío una misiva a la "Orden del Alma del Sol" de Lathander.

Nunca llegamos a saber más de él.

Fui enviada por la Inquisición de mi Iglesia para investigar que era lo que estaba sucediendo aquí.

Lo último que recuerdo, es que fui atacada por una especie de hombres lobo, destruyendo y llevándome por delante a varias de estas criaturas, hasta que fui superada en número y fuerza, recibiendo un fuerte golpe, quedando inconsciente.

Mirando las caras de los allí presentes, continuo hablando;

No se quienes sois, pero puedo ver bondad en vuestras auras.

Alguno de vosotros ha visto a Haiayel? Lo conoceís?

Que sucede aquí? Que mal habita aquí?

Donde estamos? No recuerdo nada.

A continuación se dirigió a la mujer de piel verde. Quien eres, ayúdanos a salir de aquí!

 

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20/11/2016, 21:56
12 Muerto - Elsbeth

Apoyé la cabeza en la pared, obligada a elegir entre las zonas duras y secas de la roca, que laceraban mi piel, y aquellas que cubría el musgo con su húmedo y aún más frío contacto. Había desistido de usar mis manos como escudo o almohada entre el muro y mi cabeza, pues el peso de los grilletes terminaba tirando de ellas más de lo que mis exiguas fuerzas podían soportar.

La voz de un hombre resonaba cerca de mí. Hablaba de ser dos, de hacer las cosas sencillas. Por un breve instante pensé que se trataba de un carcelero, dispuesto a aprovecharse de mi debilidad para satisfacer sus apetitos carnales. Cerré los ojos con fuerza ante tal idea, sabiéndome incapaz de resistirme en mi estado. ¿A ese punto había llegado? Yo, que había sido respetada y reverenciada incluso entre las hordas orcas, convertida en furcia de un mero guardia.

Total, ya era el alimento de su señor...

Sin embargo, esa idea se esfumó cuando el desconocido, que decía llamarse Helmen, habló de salir de allí. Trataba de ofrecerme esperanza... ¿Por qué? ¿Era un preso como yo? Entonces, sólo se trataba de un incauto. En aquel lugar no había cabida para la esperanza. ¿Confiar en él? ¿Como podía confiar en nadie? ¿Por qué iba a querer ayudarme?

Una nueva voz se sumó a la lucha contra el silencio que reinaba en aquella mazamorra. Una mujer, acompañada del sonido de cadenas repiqueteando por el suelo. Anhelé que esa mujer fuera suficiente entretenimiento para que el tal Helmen me dejase en paz. No quería esperanza, no estaba dispuesta a soportar más desilusiones.

Pero algo rozó mis labios resecos, haciendo que diera un respingo aún sin poder abrir los ojos. Simplemente me aparté, temerosa, sintiendo un escalofrío. Hasta que me di cuenta de la humedad en mi labio superior. Era agua. Mis labios temblaron, necesitados, sedienta como estaba hasta la extenuación. Volví a inclinarme hacia delante, sintiendo el contacto de aquel cuenco y el líquido que se adentraba en mi garganta, mientras la mujer me lo ofrecía hablando con sumo respeto. "Mi señora", hacía mucho que nadie me llamaba así. Con desesperación, llevé mis manos hasta el cuenco, deseando sostenerlo y beber más. Mis manos temblorosas se encontraron, no la superficie dura de un simple recipiente, sino el contacto de otras manos. Abrí los ojos, descubriendo por primera vez esa mirada clara y abierta, un rostro lleno de pecas rodeado de un cabello cobrizo. Esa mujer era todo lo opuesto a mí, de mirada rasgada y sibilina, con el rostro pálido sin mácula alguna y el cabello negro como las alas de un cuervo. Me fijé en su exigua vestimenta, que apenas cubría su cuerpo, la de una prisionera como yo. ¿Por qué se molestaba en ayudarme? ¿Por qué malgastaba su agua en una desconocida? No alcanzaba a comprenderlo.

E-Elsbeth... -Me presenté ante aquella mujer, Aalis, que preguntó a la recién llegada si su intención era ayudarnos. Cerré los ojos de nuevo, negando apenas perceptiblemente con la cabeza. ¿Por qué vendría nadie a este inmundo agujero a ayudarnos?

Otra mujer comenzó a vociferar. Había vivido con orcos menos escandalosos, y en mi estado hice una mueca de molestia al oírla alzar la voz de aquella manera. Explicó su historia personal, como si a alguien pudieran importarles nuestras vidas anteriores a este cautiverio- Abandonad ya toda esperanza... No hay lugar para ello en este lugar... -Dije mientras mi voz se iba apagando, soltando suavemente las manos de Aalis, lo único agradable que había sentido en mucho tiempo.

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21/11/2016, 08:44
Igor Olivero *

Igor, acompañado de Ocaso, había seguido a Quenya y a Alese, que se habían lanzado en pos de los lastimeros gemidos sin precaución alguna. 

Cuando las alcanzó la situación era poco mejor de la que cabía esperar, cinco personas encadenas1, harapientas, escuálidas, balbuceando palabras, quizá delirando alguno de ellos, y a juzgar por las marcas, convertidas en poco más que alimento del señor del lugar. 

Un destello de ira cruzó sus ojos fruto de la inquina que sentía hacia Sthard, sin embargo no era el momento para ello, sabía de los efectos de la mordedura del vampiro, sabía que había absorbido no solo el líquido elemento que corría por sus venas, sino también su voluntad y esencia vital. 

- Alese, Envy, Quenya, estas personas necesitan agua y toda la ayuda que podamos proporcionarles dijo acercándose a una al azar2 e inspeccionando la forma en la que liberarla de sus grilletes. - 

- Tranquila, la ayuda ya está aquí. Aguanta un poco más, dijo tocando su frente y haciendo un rápido examen médico3. Alese, tus curaciones tendrán que esperar, le advirtió. Si Sthard les ha drenado hemos de restaurar antes su constitución para que cualquier tipo de sanación pueda tener efecto.-

Mientras hablaba y todavía con la mano puesta en la frente de la joven susurró una palabras a Osiris - Dios de los muertos, tu que velas por la santidad de la muerte, ayúdame con esta criatura a la que todavía no le ha llegado su hora. - concentrando su poder para purificar4 su cuerpo de la influencia del vampiro.

- Tiradas (2)

Motivo: Azar

Tirada: 1d10

Resultado: 7(+1)=8

Motivo: Restaurar puntos de habilidad

Tirada: 3d4

Resultado: 4, 1, 3 (Suma: 8)

Notas de juego

1 Aunque no he visto post de Bon Demarcus imagino que también está ahí en la misma situación que el resto.

2 Elsbeth te ha tocado recibir la ayuda de Igor.

3 No sé si tendrán niveles negativos (posiblemente sí, lo que justificaría que no puedan usar poderes) pero si les han chupado la sangre, tendrán los puntos de constitución bajo mínimos (por encima de 0 o serían vampiritos). Se pierden 1d4 puntos de constitución por asalto en el que te chupan la sangre.

Gasta 7 expulsiones para que recupere 4 niveles negativos y 8 puntos de constitución (si no hace falta tanto ya dirás).

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21/11/2016, 10:11

Desperté tras otra de las muchas pesadillas que me habían atormentado desde que mi amada mujer falleció. Cada noche mi alma se desgarraba y ponía a prueba mi fe.

Esta vez algo era diferente, ¿Quizá aún estaba dormido? Por unos instantes desee que así fuera... ojalá estuviera con ella - pensé cuando tras unos instantes recordé que era cautivo en este lugar.

Me había mantenido en silencio los últimos días. Cuestionando los caminos que el destino había elegido para mí, observando con detenimiento a mis compañeros de cautiverio y rezando para que esta pesadilla se acabara.

Hoy había un motivo para la esperanza. Esa mujer de piel verde. Su alma era pura, su aspecto era embriagador. Era como un lucero resplandeciente en la más siniestra de las noches.

- Mi nombre es Bon Demarcus...- hablé titubeante al fin. Pronunciar mi apellido, propio de una familia acomodada me hacía sentir escalofríos, casi vergüenza al ver cómo había acabado aquí. 

Las palabras de Igor confirmaron esa llama luminosa y me acerqué todo lo que mis cadenas me permitían para atender a sus palabras y con suerte ser bendecido por sus poderes.

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21/11/2016, 12:49
Alese

Alese estaba sorprendida, asustada, y enormemente enfadada. No era de esperar que el señor del castillo tratase bien a los invitados, pero aquello era excesivo. Evidentemente los quería con vida para alimentarse de ellos. Pero tenerlos así... 

- Quenya, a ver si puedes hacer algo con esas cadenas, necesitamos liberarlos. Igor... tienes toda la razón, aunque no solicité bendiciones para tanto daño a tanta gente. La prudencia me dice que debemos antes de nada liberarlos y salir del castillo, e intentar recuperarlos en lugar seguro, aunque en su estado no sé si llegarían al pueblo... Será muy difícil luchar si hemos de protegerlos simultáneamente. 

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21/11/2016, 20:44
Quenya
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Fuerza

Tirada: 1d20

Resultado: 7(+3)=10

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21/11/2016, 20:46
Quenya

Quenya se había quedado un poco bloqueada al ver la situación. Más que bloqueada, extrañada. Esas marcas en el cuello... ¿Eran mordeduras? Esos hombres habían servido de alimento, estaba claro. Y, casi con toda seguridad, al señor del castillo. ¿Habrían pasado a su lado y era todo una trampa?

Debía ser la única que pensaba aquello, quizá ya acostumbrada a que la maldad nos rodeara. Pero, ante la petición de Alese, no pude decir un "no" directo.

Me acerqué a Kara y cogí los grilletes entre mis manos. Comenzó a hacer fuerza para reventar las cadenas, que estaban oxidadas.

¿Haiayel? Bueno... volvió a hacer otro esfuerzo Fue parte de nuestro grupo. No sobrevivió

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22/11/2016, 11:25
Kara

Tenía razon! Un gran mal habitaba estas tierras! Exclamó con congoja y cansancio.

Vengaré su muerte! Gracias a vosotros, podré hacer realidad mi misión!

Pero primero debemos recuperarnos, sí y saber todo lo que ocurre aquí!

Animando a Quenya a romper sus grilletes y liberarla de sus cadenas.

Gracias por salvarnos, gracias! exclamaba al resto del grupo que acompañanaba a la mujer de piel verde.

 

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22/11/2016, 11:49
Zz - Out - Frosty Lemoly - (Helmen)

Termino con desesperacion el agua, la cabeza continúa doliéndome, miro a mi alrededor y veo el error en el que estaba. Somos más, varios, hombres y mujeres con diferentes aspectos. Me pongo en pie y trato sin éxito de romper los grilletes, aferro la cadena y tiro -Hummm, voy a necesitar un poco de ayuda- En una situación como esta soy de poca ayuda y eso me molesta ¿Que hacemos aquí? No comprendo mi situación, no tengo el control y encima he tenido que pedir ayuda -Ayudemonos y salgamos de este maldito lugar- Alguien va a tener que pagar por todo esto...

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23/11/2016, 20:15
13 Muerto - Aalis Dragomir

La mujer de cabello azabache hizo el amago de alejarse cuando hice que el cuenco rozara sus labios, pero no tardó en volver a acercarse, llevando sus manos hasta el recipiente. Estas se toparon con las mías, dando cuenta de lo frías que se encontraban, tanto, que su contacto provocó que se me erizara el vello. Me presenté mientras ella bebía, y por fin abrió sus ojos, unos ojos oscuros , felinos, casi hipnóticos; de los cuales sólo pude apartar la mirada cuando conocí su nombre, necesitando preguntar a la mujer de piel color verde si venía a ayudarnos.

No recibí respuesta alguna de la mujer que después descubriría que se llamaba Quenya, y el lugar se llenó de la voz de otra mujer presa, que a voces se daba a conocer. Casi de inmediato había vuelto a mirar a Elsbeth, para seguir auxiliándola con el cuenco, pero esta hizo algo más que beber. Finalmente se pronunció, algo más aparte de su bello nombre, pidiéndonos que abandonáramos toda esperanza, pues no había lugar para ello en aquel sitio.

Mientras su voz se apagaba, sus frías pero suaves manos se separaron de las mías. Fruncí el ceño, tomando nota de aquellas palabras, dispuesta a no permitir que aquello fuera así, a librarme del mal que no sólo nos había arrebatado la salud y la libertad; sino incluso la esperanza a algunos de nosotros.

- No diga eso, mi señora, saldremos de aquí. Le doy mi palabra de que haré cuanto esté en mi mano para que así sea. – respondí a la mujer, reuniendo cuantas fuerzas me quedaban para resultar convincente y darle algo de esperanza, antes de que esta volviera a cerrar sus ojos.

En ese momento más personas comenzaron a entrar en el lugar, aparentemente dispuestos a ayudar. Me aparté del lado de Elsbeth para que aquel hombre que parecía un clérigo pudiera socorrerla, mientras la mujer de piel verde hacía lo mismo con Kara, y otra mujer sopesara en voz alta nuestras opciones.

Sthard… Así que ese es el nombre del maligno.

Vi como Helmen se ponía en pie, solicitando ayuda, pero tratando de zafarse de las cadenas tirando de ellas. No podía permitirme aquello. Ya había tirado suficiente tiempo atrás, y mis muñecas ya se encontraban algo doloridas, así que continuar tirando no era una opción para mí. Si me dañaba más las manos, no podría manejar mi arma.

- Si alguien tuviera a bien ayudarme con estos grilletes, se lo agradecería... – dije a los presentes, esperando que alguno de ellos pudiera liberarme, mientras volvía a dejar reposar mi cuerpo contra la dura roca.

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24/11/2016, 22:51
Director

Notas de juego

3 No sé si tendrán niveles negativos (posiblemente sí, lo que justificaría que no puedan usar poderes) pero si les han chupado la sangre, tendrán los puntos de constitución bajo mínimos (por encima de 0 o serían vampiritos). Se pierden 1d4 puntos de constitución por asalto en el que te chupan la sangre.

Están con la ficha normal y todo a tope. Agotados pero de forma narrativa para no ponerle más pegas. No son vampiros. Porque eso sería si les hubiera mordido un vampiro XD No demos por hecho cosas :)

No es necesario hacerles nada. Salvo un poco de agua, comida y buscarles armas, porque están con lo puesto, y no es mucho precisamente.

10- Los posts, a ser posible, serán en tercera persona y en pasado. Lo digo así porque creo que es la forma más sencilla. 

Es para que todos sigamos un orden narrativo y sea más lógico a la hora de leer.


Con algo de esfuerzo, y entre todos, al final rompéis los grilletes de todos. Podéis seguir roleando.