Partida Rol por web

Verano de 1958, vives con tu padre en una casa humilde de Derry, tu madre os abandonó hace muchos años, eso te ha marcado un poco que te hace sentir vulnerable.

Tu padre tiene mucho carácter y a veces te pega, cuando está bebido lo mejor es que no se acuerde de ti, te encierras en la habitación y miras por la ventana, te gustaría tener amigos, las niñas te rechazan porque no se quieren juntar con la hija de un camarero, te sientes un poco sola.

Te despiertas, es lunes, hay que ir al colegio, a clases de verano, eres brillante y no lo necesitas, tu padre insistió en que fueras para mejorar y tenerte ocupada con algo.

Hay que darse prisa, tienes que preparar el desayuno a tu padre, coger las cosas e ir al colegio.

Me paré un momento a mirar por la ventana, como cada día, para hacerme consciente de que había despertado, de dónde estaba y lo más útil, de qué día hacía. Así podría anticiparme si llovía o si hacía sol.

Después como siempre, me encargaba de hacer el desayuno para mi padre, era lo principal, si le hacía un buen desayuno y a la hora exacta, me dejaría tranquila durante la mañana.

Luego ya me encargaría de mí misma...

Había alguna nube en el cielo, pero lo predominante era lo azul, no parecía que hoy fuese a llover.

Después de asearte te pusiste manos a la obra en la cocina, aparte de tus deberes te tocaban hacer algunas tareas que le correspondería a una madre, como limpiar, lavar y cocinar, aunque por suerte la casa era pequeña y tu padre más que comer se dedicaba a beber cerveza.

Preparaste su desayuno y le diste una voz desde la cocina, tomaste tu sándwich y saliste de casa para comértelo por el camino, mejor no cruzarte con tu padre y además, te gustaba estar al aire libre.

Como hoy hacía buen día y no tardaste en llegar al colegio, te sentaste en tu sitio con mirada distraída hasta que llegó la profesora, hoy se había retrasado un poco pero pronto te diste cuenta del motivo.

Llegó con un chico nuevo, tenía algún quilito de más, pero con una de esas caras que sabes que se trata de una buena persona, lo agarró del hombro para presentarlo, el pobre tenía las mejillas sonrojadas seguramente por la vergüenza – Un poco de atención chicos, os presento a Ben Hanscom, se ha mudado a la ciudad y compartirá clase con nosotros…

Le miré tranquilamente, no es que me cayera mal, ni siquiera le conocía aún, pero me daba igual. Yo estaba allí para no estar en casa, me daba igual que viniesen alumnos nuevos o no...

Parecía tímido y algo pardillo, sería causa de burlas en cuanto la profesora no mirara, ella estaba acostumbrada a eso, sabía lo mal que se pasaba. Simplemente le dio pena.

Conocías muy bien a tus compañeros y no era difícil saber que iba a pasar, Henry, un par de años mayor que tú era el abusón de la clase y de toda la ciudad no tardó en hacer de las suyas, comenzó a reírse y la profesora que no se lo tragaba no tardó en saltar.

- ¿Qué le ocurre, Henry Bowers? Hay que ser educado con la gente nueva.

Henry sin poder contenerse la risa se puso en pié – Estaba pensando en si donde estaba no encontraba fácilmente ropa de su talla y por eso se ha mudado aquí… - más risas

- ¡Henry! Te espero en la biblioteca el sábado, así tendrás tiempo de recapacitar sobre tu comportamiento

- ¡No señora! Tengo que ayudar a mi padre.. oh Dios, me va matar cuando se entere… - Ahora desde luego ya no se reía

El chico que ya estaba azorado bajó la mirada más aún y cuando la profesora le dijo que se podía sentar caminó por el pasillo hasta que encontró el hueco que le dejaste sin dejar de mirar abajo.

Se sentó a mi lado tras las risas de Henry... pssss es un tonto dije en voz baja... no le hagas caso.

Era como siempre, Henry aprovechaba para hacerse notar y reírse de cualquiera, pero ya estaba acostumbrada y cuando dejabas de hacerle caso solía olvidarte hasta que se volvía a aburrir.

De todas formas, era mucho más inteligente que él y lo comenzaba a saber dentro de mí misma, lo que comenzaba a darme algo más de seguridad.

Henry que se sentaba dos pupitres más a la derecha apuntó con el dedo a Ben – Eres hombre muerto, gordito… - El chico se estremeció y como dijiste trató de ignorarlo.

- Ya, parece que no pude comenzar con peor pié… - tuvo que reconocer - ¿Cómo te llamas?

Pero la profesora ya comenzó con la clase y no pudisteis hablar mucho más, Ben te mirada de vez en cuando, era la que le habías hecho caso, en una de esas miradas lo sorprendiste y se ruborizó.

Sonreí a medias y seguí con la clase, realmente no me importaba aquel chico, tenía suficiente conmigo misma y con mi padre.

Aun así por alguna razón le esperé al terminar las primeras clases.

Ben sonrió al verte al finalizar las clases y se acercó a ti – Gracias por dejar que me sentara a tu lado…

Hizo una pausa, la verdad es que se te veía un poco rara, pero el chico se esforzó por caerte bien y es que siendo nuevo no conocería a nadie - Aún no me has dicho tu nombre… ¿Vas hacia la ciudad? – El colegio estaba casi en el campo, había una carreterita de tierra que prácticamente era el único camino

- Soy Beverly, dije sencillamente, no era una chica muy expresiva, pero amable sí. De nada, además podías sentarte donde quisieras... Sí, voy para la ciudad. suspiré... ¡Qué remedio! No tengo a otro lugar al que ir, ojalá hubiera otro lugar...

Comenzó a caminar junto al chico nuevo de camino a casa.

- Encantado Beverly – Te sonrió y comenzasteis a caminar por el camino de tierra, a la izquierda del camino había un terraplén que bajaba hacia una zona arbolada, la temperatura era más bien alta pero sin llegar a ser molesta.

- ¿Conoces a la señora Bradford? Es con quien estamos viviendo mi madre y yo - Te sonaba aquella mujer, no habías tenido mucho contacto, pero tenía una hija de tu edad que era bastante repelente, se las creía de algo y no te trataba bien, no, tu tampoco tenías amigos.

Por delante de vosotros apareció Henry Bowers y sus dos amigotes Belch y Victor - ¡Vaya, pero quien tenemos aquí…! – Dijo Henry interponiéndose en vuestro camino – El gordito que tiene la culpa de que me hayan castigado y la señorita piojosa…

La conversación con Ben se interrumpió con el chico malo de clase en busca de gresca.

- ¡Déjanos en paz Henry! ¡Iros a molestar a otros! Ya tengo suficiente con... me callé pero la mayoría teníamos problemas en casa como para saber a qué me refería.

Traté de seguir mi camino evitando al chico.

Henry achicó los ojos cuando le dijiste eso – Ahora ajustaremos cuentas contigo, niñata, pero ahora tengo que saldar la cuenta con el cerdito… - Sus colegas se rieron

Agarró a Ben del cuello de la camisa - Belch inmovilízalo, Victor, no permitas que la piojosa pase…

El chico trató de evitar que lo agarraran, pero ellos eran más, Belch le sujeto los brazos a la espalda mientras Henry le levantó la camiseta y sacó una navaja, Belch pareció asustarse - ¿Vas a pincharle, tío?

Victor en previsión de que trataras de impedir algo se plantó delante de ti dispuesto a hacerte un placaje en caso de ser necesario.

- ¡DEJALE IDIOTA! ¡TE VAS A METER EN UN LÍO PEOR! siempre había sido una niña responsable y sensata, algo aburrida y solitaria, pero sabía cuando había problemas graves.

No me gustaba cómo se veía aquello, traté de driblar a Victor para escaparme y pedir ayuda.

- Tranquilaaaa… - Dijo Henry relamiéndose los labios, indicando así lo que estaba disfrutando con eso… - Sólo lo voy a marchar un poquito, quiero que tenga un recuerdo de mi….

- ¿Quieres un tatuaje gordito? – Y comenzó a acercar la navaja a la piel de su vientre

Pero antes de que la tocara Ben le dio una patada en el estómago pillándolos a todos por sorpresa, incluido al que le sujetaba por detrás que al perder el equilibrio lo soltó, bueno, Ben también lo perdió y desapareció por detrás del guarda rail del camino, había una pendiente llena de plantas y matojos, Ben cayó rodando por allí hacia la zona arbolada de abajo.

- ¡Maldito cabrón, conozco un camino que baja, vamos! – se olvidaron de ti y comenzaron a correr por el camino para tratar de encontrarlo.

Por un momento iba a correr en dirección contraria, pero algo hizo click en mi cabeza y comencé a correr tras ellos... ¡Maldita sea!

Tenía que alcanzar a Ben antes que ellos, pero no sabía bajar si no era por donde ellos iban, así que no tuve más remedio que seguirles y aprovechar después la sorpresa.

Corriste tras Henry y los suyos, pero esto era bastante peligroso, habrías corrido unos diez metros cuando recordaste algo.

Había una senda un poco escarpada justo en dirección contraria, te podría hacer ganar un tiempo, llegarías antes que estos chicos con ganas de hacer daño de verdad a alguien, sujetándote a algunas plantas pudiste bajar por el senderito y pronto estuviste en el lugar donde debía de haber caído Ben, pero allí ya no estaba…

Ya escuchabas los pasos de Henry y los demás y te pillarían aquí, entonces escuchaste un extraño aullido, te giraste en esa dirección para ver a la cabeza Ben asomar un poco  por una gran tubería horizontal de cemento, te hizo señas para que te escondieras con él, no había mucho tiempo para pensar.

No había mucho tiempo para pensar y aunque notaba que después me arrepentiría de aquello, me fui corriendo donde estaba Ben y me acurruqué junto a él para esconderme, ojalá no nos encontraran, sino íbamos a sufrir mucho más que en las palizas de mi padre.

Ben rápidamente te hizo un hueco para que te escondieses.

- Gordito… ¿Dónde estás gordito? – Y Henry silbó como si llamara a un perrito, las risotadas de sus compinches no se hicieron esperar.

- Vamos sal, tengo un pinchito para ti… - Estuvieron unos segundos buscando, pero no dieron con vuestro escondite hasta que…

- Eh allí hay alguien… - Ben abrió los ojos como platos, pero… escuchasteis como los pasos se alejaban, todo un alivio, pero convenía esperar un poco más