Partida Rol por web

Sumida en aquellos momentos del pasado pasaste la mayor parte del viaje, fueron tristes los momentos de la despedida y recordarlo ahora, pero posiblemente también fue el mejor verano de tu vida.

Finalmente el avión tomó tierra en Bangor, la luz del firmamento anunciaba la pronta salida del sol, tocaba decidir si descansabas unas horas en esta ciudad o tomabas ya un taxi en dirección a Derry, en un sitio u otro debería reservar un hotel pues apenas habías pegado ojo y necesitabas descansar para estar en condiciones para la cena, según te había dicho Michael, Ben y el resto estarían allí.

Decidí llegar hasta Derry y ya descansar allí, así solo tendría que ir a hotel, tratar de dormir un rato y comer algo. Después solo era ir al lugar de encuentro.

Sin embargo, al llegar a Derry, no pude evitarlo, no solo no tenía sueño, sino que los recuerdos y la curiosidad pudieron más.

Primero fui a echar un ojo a mi antigua casa, otra familia la habitaba ahora y además habían reformado y retocado la vivienda.

Sonreí con tristeza, recordando todo lo que sucedió allí.

Después me dirigí al árbol en el que Ben escribió mi nombre, por algún motivo quería verlo antes de verle a él.

Paseé por el camino que llevaba a la cabaña, mientras despuntaba el día y poco a poco los recuerdos y el sol salieron a mi encuentro.

Ya que el taxi pasaba cerca del camino de los Barrents le indicaste al taxista que esperara un momento entes de entrar en la ciudad, bajaste a aquel mágico lugar ya con el sol fuera, no había cambiado mucho el lugar, pudiste localizar el árbol en el que estaba la cabaña, de la que ya no quedaba rastro y aquel del que se hacía referencia en la carta.

Miraste bien, no parecía haber nada pero con más detenimiento… había una vieja marca, se había agrandado y difuminado, más que tu nombre aquello era… parecía… “B & B” Dentro de un corazón ¿O eran imaginaciones tuyas?

Había un poco de niebla y refrescaba, decidiste volver al taxi, el hotel estaba cerca de donde tu vivías así que ya pagaste al taxista y te quedaste mirando la fachada, no había cambiado tanto, estabas mirando la fachada cuando una mujer mayor con una bolsa de pan salió precisamente de la casa y te dirigió la palabra al verte mirar en su dirección.

- Usted no es de aquí, pero su cara me resulta familiar – Te dijo la mujer

Tenía el corazón en un puño cuando vi o creí ver las marcas que hizo Ben, era... era... un corazón... ¿no? Dios cómo no intentó contactar con él... suspiró y volvió al taxi.

Al rato estaba de nuevo consternada por ver de nuevo mi antiguo hogar, aquel que tantos recuerdos me traía.

Una señora mayor salió de la casa y me habló: Disculpe, cuando era pequeña vivía aquí y hoy que he vuelto pues, lo lamento, solo quería ver mi antigua casa. Le sonreí tristemente.

La mujer te dedicó una sonrisa amable y cuando le dijiste aquello fue como si cayese en la cuenta de algo - Oh… entonces… ah… Tu debes de ser la hija del señor Mash…  nada que lamentar querida…

- Ya veo, te debe de traer muchos recuerdos, se me ocurre… ¿Por qué no pasas? – Abrió la puerta invitándote a entrar - ¿Te apetece un té? No recibo muchas visitas…

- Oh no, no quiero molestar, solo venía a verla antes de ir al hotel a descansar, estuve toda la noche de viaje. Muchas gracias. dije sonriente.

No sabía quién era, pero al parecer ella sí sabía quien era yo. Disculpe, ¿me conoce usted? no quería ser curiosa, pero me parecía extraño.

- Oh… no es molestia cielo… ya te he dicho que estoy un poco solo y las visitas son bien recibidas… - La verdad es que la mujer sonreía mucho ¿Demasiado?

Y fue cuando le preguntaste sobre si te conocía cuando te agarró del brazo, su cara se arrugó como una pasa… se había transformado en lo que podría ser el cadáver de tu padre – CLARO QUE TE CONOZCO BEBY, TE HE ECHADO MUCHO DE MENOS… PERO VETE, SOIS VIEJOS AHORA NO ME PODÉIS HACER DAÑO, VETE O SERÁ TARDE… - De simple tirón pudiste soltarte, “aquello” había perdido fuerza, se estaba esfumando, desapareciendo hasta desaparecer y entonces te diste cuenta de que la fachada de la casa estaba con tablones clavados para que nadie entrara, llevaba años así, había sido todo una alucinación ¿Intencionada?

- ¿PERO QUÉ? no pude evitar darme un buen susto, aunque ya no era tan influenciable como cuando era una niña, pero aún así el ver la cara de mi padre o lo que fuera no me gustó nada.

- ¡MALDITO SEAS! NO PIENSO DEJAR QUE ME INTIMIDES OTRA VEZ.  grité a la casa, ahora totalmente desolada, pues no había vivido en ella nadie más.

Ojalá pudiera contactar con Michael ahora, o con Ben... y no tener que esperar a la noche.

Poco a poco te fuiste tranquilizando ante tan horrible visión, pero era fuerte ahora, eso demostrabas.

Te alejaste pensando en que podías hacer, sabías que Michael trabajaba en la biblioteca, ir allí era una posibilidad, el hotel de la ciudad era otra posibilidad, donde te alojabas, habían hostales, pero era el único hotel, quizás alguno de los chicos ya estaría alojado allí, que hacer con lo que te quedaba el resto del día era tu decisión, una siesta tampoco te vendría mal pues apenas habías dormido en toda la noche.

Hay varias posibilidades, desde la más sensata a la más atrevida. Opté por la más sensata.

Me fui al hotel y una vez en mi habitación traté de descansar, al menos pude dormir un par de horas, o quizás más, pero luego solo di muchas vueltas y no dejaba de pensar en Ben.... y en Tom...

Así que me di una buena ducha, me cambié de ropa y fui a echar un vistazo por el hotel, a ver si veía a alguien, sino iría a la biblioteca.

Fuiste al hotel y después de que te dieran la llave subiste a descansar un rato, la verdad es que te sentó la mar de bien, te despertaste hacia las doce, tendrías que darte un poco deprisa, seguramente la biblioteca cerraría al medio día, a todo esto tú comenzaste a tener algo de hambre.

Después de vestirte bajaste al hall y miraste a tu alrededor, pero… ¿Cómo serían? En tu mente seguían siendo unos chiquillos, pero debían de haber cambiado, el tiempo moldea los cuerpos y también las mentes.

Sin reconocer a nadie saliste del hotel camino de la biblioteca, era de esos edificios que no habían cambiado, seguía prácticamente igual y allí estabas, delante de la puerta del edificio, sentías un hormigueo en el estómago.

Me imaginaba que reconocería a Michael, aunque luego pensé que quizás no tanto. También habría cambiado como todos, ella misma no se parecía tampoco mucho a aquella niña escuchimizada con trenzas.

Suspiré profundamente varias veces y entré, mi estómago estaba encogido y hambriento, pero si me iba a comer tardaría demasiado y no pillaría a Michael trabajando.

Abrí la puerta con más nervios de los que podría explicar.

Abriste la puerta, era un día entre semana y no habían muchos lectores 4 o 5, en la zona de préstamos una mujer mayor y en la sala, tras un ordenados un hombre de color, más o menos de tu edad… debía de ser él… si, tenía algunas facciones que…

El hombre levantó la mirada al darse cuenta que no le quitabas ojo, su miraba volvió al ordenado y de nuevo a ti, se levantó para acercarse a ti, cuanto había cambiado… - ¿Beberly Marsh? – Te dedicó una tímida sonrisa a la espera de que le confirmaras que efectivamente era tú

Mi sonrisa lo dijo todo, no pude evitar acongojarme un poco, era una sensación entre alegría y añoranza, entre melancolía e ilusión... No quería montar un numerito, pero me alegré tanto de verle, era como si tuviera la oportunidad, ahora que mi padre no estaba, de volver a empezar.

- Hola Michael. ¡Cuánto me alegro de verte! - dije poniendo un brazo sobre su hombro, era mi forma de abrazarle, ya que nunca, debido a mi padre, había sido una mujer demasiado cariñosa.

Su sonrisa se hizo un poco más grande, en el fondo había alegría de volver a verte, aquellos años de la infancia os habían marcado a todos, como por lo negativo, pero también por ser el mejor verano jamás vivido, tan intenso, tan puro.

El depositó un único beso en una de tus mejillas, un gesto cordial, quizás un poco suave como el tuyo, pero con el tiempo… - Y yo, me alegro mucho de verte Beby ¿Qué tal el viaje? – Había tantas cosas que contar, de las recientes y de las que pasan poco a poco a lo largo de los años, que no sabía muy bien por donde comenzar - ¿Quieres que…? Me puedo tomar el resto del día libre, vamos a tomar algo – Frotó tu otro hombro y espero a comprobar su con tu lenguaje corporal le indicaba que te parecía bien.

Me relajé un poco, era como si no hubiera habido un vacío de 30 años entre nosotros. Sonreí mucho más natural, aceptando tanto su beso como su gesto.

- Estaría genial, pero no quiero que te busques problemas por mí. Estoy bien, algo cansada del viaje, pero bien. deseaba con todas mis fuerzas preguntarle por Ben, pero me aterraba la posible respuesta, seguramente estaba casado y era feliz con su familia. Yo en cambio... al pensar en familia recordé lo que había ocurrido en mi anterior casa. Mi rostro cambió: Eso sí, tengo que contarte lo que me ha pasado al llegar. Así que si puedes, te invito a tomar algo y charlamos. Me di cuenta lo hambrienta que estaba, seguramente porque había tenido encogido el estómago hasta ahora. Me muero de hambre. reí divertida y natural. Me alegraba mucho de estar allí.

- Oh, no… ¿Sabes la de años que llevo trabajando aquí? Soy el máximo responsable y Lucía seguro que pueden prescindir de mi por unas horas… - Te aseguró y frotó tu espalda.

- Claro, tenemos mucho de que hablar – Primero te dijo con alegría, pero notó algo raro, no lo habías dicho si fueras a contar la típica anécdota – Venga vamos – Se despidió de la mujer y salisteis del edificio – Aquí a la vuelta de la esquina hay un bar tranquilo y menús a precios asequibles – Claro, el sueldo de un bibliotecario seguro que quedaba muy lejos del tuyo.

Entrasteis en el local, el típico restaurante americano, con sofás a un lado y una barra al otro, Michael se sentó en uno de los sofás y una simpática camarera acudió para limpiar la mesa y atenderos.

Sonreí cuando se llamó máximo responsable, me alegraba que le fuera bien.

Después acudimos a un bar para comer algo. Me senté en el sofá de enfrente, para poder hablar con él cara a cara.

- Me gusta este sitio, es agradable. Quizás me plantee volver más por aquí. ¿Quién más vive todavía en Derry? no podía resistirme necesitaba saber de Ben, quizás indirectamente...

Pedí tortitas para comer, además de gaseosa y patatas fritas. Solo me apetecía comer cosas extrañamente que me recordaran a mi infancia.

La camarera se apuntó esas tortitas y demás, Michael se pidió tarta de manzana alegando que no tenía mucha hambre.

- Derry siempre ha sido tranquilo, al menos desde dentro parece que no pase nada… - Suspiró y apoyó la espalda contra el sofá sin perder la sonrisa, negó con la cabeza - Nadie más, al menos si te refieres a los nuestros, sólo yo me quedé aquí… - Era curioso, Michael se quedó casi como una especie de centinela, te diste cuenta que no recordabas todos los detalle de lo que sucedió aquel verano, pero volver te hacía recordar todo a pasos agigantados.

- Bueno ¿Y tú que tal, como te ha tratado la vida? – Se cruzó de brazos y en ese momento llegó la camarera para depositar sobre la mesa lo que habíais pedido.

Me desilusionó saber que Ben no estaba tampoco por allí, pero en parte era comprensible, todos nos marchamos de aquel lugar tras los acontecimientos, el que no lo hacía por la familia, lo hacía después por voluntad propia.

Fue el mejor verano de mi vida, pero también el más terrorífico.

Sonreí a Michael cuando dijo que solo se quedó él, el guardián, supuse que fue duro de llevar.

- Bueno, no voy a quejarme. Pero... ahora eso no importa tanto. He ido a mi antigua casa... y he visto un espejismo, además me han dado un mensaje... Ese horrible payaso ha vuelto ¿verdad? no tengía ganas de contar cómo me costó aguantar a mi padre, y cómo mi juventud fue un ir y venir del hospital con él, además de peleas por llegar tarde y castigos por salir con chicos... Era agotador contarlo ahora. No tenía fuerzas... Encima Tom, seguramente me odiaba ahora mismo tanto que estaba dejando mi negocio y mis cuentas en las últimas, quizás debía ir al banco a comprobarlo. Pero por muchas razones, ahora era más importante concentrarme en Derry.