Partida Rol por web

-No te preocupes, mañana mismo me pondré con ello-le aseguró Grongar. Pero De pronto cuando Ameiko sacó aquel extraño papel se agachó y lo recogió- vaya, esto si que no lo había visto-dijo desenrrollándolo para leerlo.

Grongar elevó la voz mientras leía, en voz alta, la nota.

Cuando terminó, se fijó en la fecha. 4687... Es decir, hace 24 años. Eso explicaba el estado de los cuerpos que lo estaban protegiendo.

Ameiko abrió mucho los ojos.

- Ro... Rokuro... Kai... Kaijit... tsu... 

Debbe escuchó el relato sumamente interesada. Siempre la habían gustado mucho las historias que contaba la gente, pero no los bardos, que por lo general adornaban demasiado las historias. A ella la gustaban las historias de miedo que su hermano y Sandru la contaban para asustarla y las leyendas locales. Por lo general las historias que contaban los bardos estaban llenas de exageraciones y contradicciones pero aquella carta era realmente curiosa... ¿Porqué la llevaría el esqueleto? Acaso sería el guardían de aquella carta. En todo caso, todo había ocurrido antes del nacimiento de la chica, y no tenía ni la más remota idea de que podía tratarse.

—¿Lo conoces, Ameiko?¿Conoces ese nombre?

Grongar la miró extrañado tratando de averiguar es lo que quería decir Ameiko

Drommbar escuchó la lectura de aquella carta con sumo interés, reflejando su rostro su sorpresa creciente a medida que Grongar leía. ¿Qué demonios habían encontrado en aquella cueva? Así, no era de extrañar que aquél esqueleto hubiera sido un rival tan formidable.

Todo el contenido de la misiva era muy misterioso y atrayente, pero Drommbar se había sentido especialmente interesado por la parte que hablaba de una caja que por lo visto guardaba grandes tesoros. Tal vez habían salido buscando orejas de goblin y se habían topado con algo muchísimo más valioso.

- ¿Quién es ese tipo? -preguntó por fin, dándose cuenta de que Ameiko parecía conocer el nombre. Si había tesoros de por medio, Drommbar quería saber todo lo posible.

Kevan miro con atención la carta, pero sin entender mucha referencias.

Mientras Kevan se daba cuenta de que en la nota, una marca de agua en el papel permitía intuir una imagen de un castillo y la palabra Brinewall; Ameiko respondió al resto del grupo.

- Rokuro Kaijitsu era... era... mi abuelo - se quedó ensimismada y volvió a leer la carta - Asi que se la escribia a su hijo, mi padre. Lonjiku Kaijitsu. Por... por eso mi padre nunca hablaba de mi abuelo. Se habia enfadado con él y yo... yo no entendía nada.

Releyó de nuevo.

- Tsutamu era el devoto guardia personal de mi abuelo. Eso si que me pareció entenderlo alguna vez. Pero, entonces... hay un tesoro en el castillo. Un tesoro que pertenece a mi familia. - os miró con los ojos encendidos. - Tengo que ir a recuperarlo. - hizo una pausa, leyó de nuevo la nota - ¿enemigos de la familia? Pero... ¿Qué esconde ese tesoro? ¿Qué... qué significa esto? No entiendo nada. Tengo que ir. Ya mismo. Yo... no puedo perder tiempo. 

Grongar se rascó la barba, dio un trago de cerveza y se la volvió a rascar.

-Esta bien, no he entendido gran cosa pero si tan importante es recuperar ese tesoro iré contigo-dijo seguro de si mismo- Drommbar, no querrás perderte un viaje como este ¿verdad?-le dijo a su amigo que pese a las heridas sabía que iría con él, sobretodo cuando la única parte que había quedado clara era la del tesoro.

Drommbar se quedó de una pieza al oír todo aquello. Sabía que Ameiko era una persona con contactos y hasta cierto punto importante en Sandpoint... pero ser la heredera de un tesoro era harina de otro costal. La miró con ojos de sorpresa y se pasó una mano enguantada por el pelo rojo.

- Es decir, que el montón de huesos que estuvo a punto de acabar con nosotros... era el guardaespaldas de tu abuelo -dedujo, sin cuidarse de llamar "montón de huesos" a Tsutamu.

Luego Ameiko dijo aquello de ir a buscar el tesoro que le pertenecía, a ese lugar llamado Brinewall, y Grongar se ofreció a que el grupo la acompañara. La sola mención de partir a la búsqueda de algo valioso bastó para que un brillo se encendiera en los ojos del enano. Agarró el hacha y la alzó por encima de su cabeza.

- ¡Exacto! -bramó con una sonrisa, animado otra vez-. ¡No te preocupes por enemigos, Ameiko! ¡Te acompañaremos y acabaremos con todos, a menos que nos dejen campo libre hasta el tesoro! ¡Partiremos aún más cabezas y seremos aún más ricos!

La perspectiva de una buena lucha, recompensada por un montón de oro al final del camino, animaba de tal forma a Drommbar que ni siquiera se paró a pensar que Ameiko no les había ofrecido acompañarla ni nada parecido... Pero cuando el enano se entusiasmaba con algo, no solía preocuparse de minucias como esa.

Buen guardaespaldas —murmuró Debbe mientras pensaba que la familia de Ameiko debió de haber sido tremendamente rica para tener aquel tesoro y poder permitirse incluso tener guardaespaldas. Seguramente procediese de alguna familia noble o algo así.

Pero dime... ¿Qué pasará con la taberna? No sería mejor que contrataras a alguien para investigar donde está el castillo, limpiarlo de posibles monstruos, trampas y...— Debbe calló dandose cuenta de que parecía estar ofreciendo un acuerdo comercial. Claro, que despues de haberse gastado todo el dinero curandose las terribles heridas no la vendrían mal unas monedas. En aquel momento la joven se hallaba en una encrucijada. Si seguía a los enanos formarían un grupo estable o algo similar y eso era algo que no había pasado nunca por la cabeza de la chica y además, parecía que Sandru no estaba por allí, probablemente se hubiese marchado mientras ella estaba de viaje.

¿Qué tienes pensado hacer?

- Entonces Ameiko ... ¿Tu familia viva en el castillo Brinewall?

Ameiko miró a los enanos, y también a Debbe.

- No me importa ahora mismo la taberna. Conozco gente que se puede encargar de ella. Es más importante para mi descubrir mi pasado. - miró a Kevan esta vez - Nunca conocí a mi abuelo, creo que murió antes de que yo naciera. Y yo nunca he vivido en Birnewall, asi que no se decirte, Kevan. - Y de nuevo se dirigió a los enanos - La verdad es que sin vosotros no sabría nada de esto. Si habeis conseguido llegar hasta el cofre, derrotando incluso a Tsutamu, habeis demostrado lo competentes que sois. Por supuesto que podeis venir conmigo, sois vosotros los que habeis iniciado todo esto. Os estoy muy agradecida.

Parecia muy nerviosa y excitada. Jugueteaba con el pergamino en su mano y cambiaba constantemente el peso de pie.

- Pero no voy a ir sola. Como sabeis, yo no he estado siempre aqui. Yo he sido aventurera antes que vosotros, y tengo ciertos amigos que podrían venir con nosotros. Pienso llamarles ahora mismo. Sandru creo que está a punto de llegar a la ciudad según me dijo en la última misiva. De hecho, creo que lleva aqui ya un día.  Solo tendía que avisar a Shalelu y a Koya y seríamos un grupo más que suficiente.

Se mesó la barbilla. Tenía ganas de un poco de acción después de tanto tiempo.

Oh no...oh no....

La chica palideció al escuchar aquello. En primer lugar Sandru nunca permitiría que se uniese a un grupo de aventureros...en segundo lugar le había prometido que no se uniría a un grupo a hacer locuras... bueno, lo había prometido con las menores palabras posibles y de la forma más enreversada para que no tener que incumplir la promesa. Lo único que faltaba es que apareciese por alllí en aquel momento. O peor aún acompañado de su hermano. La pícaro tenía un mal presentimiento respecto a aquello pero no dijo nada.

-Creo que he visto a alguno de ellos por aquí alguna vez aunque no los conozco. En cualquier caso ¡bienvenidos sean!-dio un nuevo trago de cerveza- como suelen decir en Janderhoff cuantos más seamos más cerveza a repartir. Que bien pensado no se si eso es bueno o malo... bueno, pero lo que deberíamos es prepararnos. No es lo mismo ir a unas cuevas a unas horas de camino que ir hasta Brinewall, a saber que nos encontraremos. ¡Ésta vez estaremos preparados!-la sed de aventuras y la promesa de un gran tesoro, sumado al alcohol, hacían que Grongar estuviese dispuesto a salir ahora mismo si hiciera falta.

Yo............ yo creo que voy a dar un paseo hasta la tienda para cambiar unas armas, y ya de aso podiamos vender esas joyas— repuso la joven

Drommbar torció un poco el gesto cuando supo que al viaje se les uniría más gente. Como bien decía Grongar, cuantos más fueran serían más para repartir cerveza... y tesoro. Pero no dijo nada. Respetaría la decisión de Ameiko, porque al fin y al cabo, el tesoro la pertenecía. Y los enanos respetaban la propiedad. Aunque Drommbar confiaba en que le tocara una parte por ayudarla a recuperarlo.

- Yo también creo que me vendría bien echar un vistazo en la armería -dijo, mirando su hacha-. No quiero volver a tener que enfrentarme con un montón de huesos y que mis filos no les hagan nada...

Así que se preparó para acompañar a Debbe.

- Yo tambien debo visitar la armería ...

Ameiko os miró sonriente, contenta de que finalmente hubierais decidido ir con ella. No os dijo nada con respecto a que gastarais el dinero del cofre, aunque bien sabiais que si se trataba de su abuelo y de su guardaespaldas, tanto la espada como el resto del cofre le pretenecian realmente.  - Haceis bien, pero no os gasteis todo el dinero que habeis conseguido. Voy a ir a hablar con Sandru. Espero que esté dispuesto a dejarnos la caravana. No es un viaje fácil y mis viejos compañeros de aventuras seguro que pueden ayudarnos.

¿ya? ¿Tan rapido?

Mierda mierda mierda... que no me vea con la ropa manchada de sangre o me mata...

Eh....bueno,  vamos a vender estas cosas