Partida Rol por web

Vamos muchacho, seguro que podéis algo mejor..

 Digo lanzandome al ataque, otra vez, nos golpeamos los dos, y , otra vez, ambos caemos...

"parece a proposito"

 En la caìda me doy la cabeza con el suelo lanzando un grito de dolor, alrrededor de esta arena, se está congregando la gente, y lanzan emotivas exclamaciones, parece que disfrutan de los golpes...

Asì mismo, Ían al caer se tuerce un brazo...

Ian aunque ya no avergonzado, si se siente frustrado por el fracaso cometido hasta el momento, ambos han caído en dos ocasiones y no pareciera que hubiese un claro superior en este instante, sin embargo, Ian siempre se caracterizó ante sus hermanos por ser alguien que no se rendía jamás - Demonios!!! - gritó al impactarse su brazo que ahora le dolía bastante - Sir Rufio, sois un formidable adversario. Sabía que no me defraudaría con vos y espero que no os defraudeís conmigo, un intento más si vos lo aceptas - dice esto montando nuevamente su corcel y alistando su lanza - y definiremos, quien de nosotros es el mejor, pero la gracia del Señor está con ambos y con vos mi gentil oponente así que...levantaos y enfrentadme con el coraje que se nota en vuestro rostro y demos al público LA MEJOR LUCHA DE TODAS

Al caer siento el dolor recorrer mi cuerpo, pero me levanto con una sonrisa, este es el tipo de combate que me gustan, ante las exclamaciónes de Ían, respondo con una sonrisa, mientras me subo a mi caballo, y vuelvo a la carga.

Ya mi cara no denota humor, ahora está concentrada, con la vista clavada en los ojos del adversario, esta vez era la última, lo sabía por el dolor... esta vez logro mi cometido, doy en el peto de su armadura a Ían quien sale despedido de su caballo, cae por tierra con un gran estrépito... parece que se lesiona cada vez más, pero no importa, no podrá continuar, gané el combate.

La gente ya era mucha alrrededor, y gritaba enardecida, parece que el combate de James no había terminado todavía...

Sir Erkebrand anima a su hermano James desde las gradas improvisadas: ¡Vamos James, échalo al suelo! grita todo lo que puede por encima de los gritos de la gente.

En ese momento uno de los organizadores se acerca y comenta la situación del horario por lo que valientemente, Ian reta a otro de los participantes. Ánimo Ían, demuéstrale de que pasta estamos hechos. Dice el caballero.

Parece ser que la justa de James va despacio y ha habido un parón durante unos minutos, pes un perturbado se ha contagiado de la emoción del momento y ha accedido a la arena, por lo que aErkebrand provecha para acercarse a la otra arena y observar a Ían. En verdad que el combate ha sido duro e impresionante. Los embites han sido fantásticos y es impresionante observar cómo Ían y el otro caballero han aguantado. Tras el desenlace de la justa se acercó rápidamente hacia Ían y ayudándole a salir de la arena le pregunta: ¿Os encontráis bien hermano? Debéis tener la resistencia de un león. Vaya embites que habéis intercambiado. Le comenta admirado, mientras le revuelve el pelo y le da una palmadita en la espalda con cariño.

Ian se levanta ayudado por su buen hermano - Vaya, quizá la resistencia de un león Erkebrand, pero seguramente tengo el equilibrio sobre un caballo de un colibrí, sin embargo - sacude ligeramente su cabeza denotando el dolor que siente en todo su cuerpo - debo admitir que ha sido un gran combate, si me disculpaís Erkebrand - acto seguido, se alejó de su hermano y se acerco a su digno rival a quien hizo una reverencia - Señor Rufio, gran señor, me habeís vencido en un durísimo y largo combate, soy nuevo en estas lides y el día de hoy, vos me habeís enseñado más de una cosa, aspiro en el futuro ser tan grande y digno como vos - pone su mano derecho sobre el hombro izquierdo de Rufio - espero volver a cruzar mi camino de justas con vos, mi señor

De verdad creo, por cómo te expresas, que serás más grande y digno que yo - Digo en una amplia sonrisa mientras me bajo del caballo, las dos caídas anteriores se hacen notar, y en mi caminar se nota el dolor, mas no en mi cara.

Me encantó este combate Sir Ían, es para esto para lo que quise venir hasta aquí desde mis tierras, espero que otro torneo nos enfrente, pero ahora debeis disculparme mi señor, que tengo que descanzar para el proximo combate, tus golpes no fueron suaves sabías?

Y dicho esto me alejo a la zona de combate, y espero saber mi siguiente oponente.

En la zona de descanzo, unos médicos del pueblo me atienden, asiendome sentir mucho mejor.

Desde el papel de espectador que siempre mantuvo, una postura frígida y seria, que nunca revelo expresión alguna, o comentario posible. Su presencia era física pero tal vez y por razones desconocidas por la propia persona siempre tuvo su mente en el vacio.

Tres duras justas ya han dado a lugar a esta enorme fiesta, es la hora de demostrar que tan templado esta el acero que me cubre y los músculos y huesos que me componen, espero contar con el coraje suficiente y la bendicion del supremo para tal labor.

Espero no dar un espectáculo deshonroso a mi rival y al que fue mi tutor durante tanto tiempo, creo que esa era mi mayor preocupación, pues mas que una festividad esto es para mi como una prueba, en donde se mediria la altura que se supone que poseo frente al titulo que me han otorgado.

Desde el palco me pongo de pie y me dispongo para la justa, aun callado, espero que me den las indicaciones del que será mi rival y del lugar en donde será.

Un criado se acerca al palco donde se encuentra Íleo, quien está muy cerca de Sir Piet, y les dice a ambos:

Disculpen mis señores, ahora deben si así es su deseo, presentarse en la arena donde acaba de terminar la justa entre Rufio e Ían, espero que no os indisponga que sea la arena secundaria, pero el combate en la otra arena todavía no ha terminado-

Miro serio todos los combates, y ante la petición del criado, un color rojo sube a mi cara:

Cómo os atrevéis, criado de pacotilla, a referirte a tu señor Sir Ían McTosh, sin llamarlo de la manera correcta para un caballero como él, nunca, pero nunca! debeis faltar el respeto así a tus superiores, Diciendo esto desnfundo una espada corta que tengo a la cintura, y levanto el brazo en un teatral gesto, ante la aterrorizada mirada del criado, En nombre del Dios que me dió esta autoridad, por su gloria y merced, he de castigarte!

A pesar de que sobre mi espalda pesa el titulo de señor, en mi crianza siempre se me infundio el respeto hacia los superiores pero aun mas a los subordinados.

Ante las palabras  de Íleo el criado se queda petrificado, mirando los pies de Sir Piet, como esperando su aprovación.

Mi expreción de severa ira se apaciguó ante el discurso del joven caballero tan rápido como se había enrojecido,

Yo estoy aquí en calidad de invitado señor, y no es mi intención insultar su casa, solo actuaba como se debe frente a estos criados que no saben donde es su lugar, pero si tu intención es perdonarle la vida a este bastardo, solo debéis decirlo y yo, no por misericordia sino porque es tu derecho, no lastimare a tu criado, lanzo una severa mirada al horrorizado plebeyo, vete antes de que me arrepienta! el criado sale corriendo en dirección a la Iglesia ahora si vamos al asunto que nos atañe, espero que esto no influya en la Justa señor, que Dios te acompañe

Dicho esto me retiro, y ya con mi caballo y lanza me presento en la arena, listo para el combate.

Lo mismo hace Íleo, aliviado por no tener que enfrentarse en un duelo.

Una vez llegado el momento, ámbos se lanzan al ataque.

Ileo monta en su corsel, se ajusta la armadura, enfocando en el yelmo, prepara la lanza, mide su peso y observa al adversario.

He visto muchos accidentes y yo no sere parte de ellos. Que Dios me otorgue la gloria, pues la gloria es unica de su grandeza.

Unos golpes con el talon en el estomago del animal y con la furia de un trueno se lanza al ataque.

Al momento del impacto, pierdo la concentración y no llego ni a bajar la lanza, cuándo la lanza de Íleo me dio de lleno, aunque por suerte dio en el centro de la armadura, el lugar más duro de la misma, por lo que el golpe no es tan duro, aunque casi me tira del caballo, luego de dar un rodeo con mi corcel, comento

Perdón, estaba pensando en la insolencia del criado, ahora entre en clima gracias a tu certero golpe Intento parecer tranquilo, pero se nota que la sangre está empezando a hervir en mis venas.

Íleo se hace con otra lanza, y comienza la segunda corrida.

Tal a sido el certero golpe, que el joven caballero se llena de confianza, la adrenalina recorre pos sus venas.

Ahora sin contemplación, esta será la definitiva.

Otra vez en el momento justo pierdo concentración, o más bien, en un movimiento muy certero, Íleo se me adelanta, y me golpea de lleno en el pecho, tirándome del caballo con espectacular velocidad, al caer se siente un agudo dolor.. todo se vuelve negro, y me desmayo...

Íleo es el vencedor! aclama Yvennus desde el palco, solo falta que termine el combate de James, y se continuará en la segunda ronda

Dirijo al corsel sobre la arena, levanto lo poco que queda de la lanza y a viva voz girto:

"La gloria es de Dios todo poderoso"!!!!

Vaya no e sufrido daño alguno, tal vez se suerte o bendicion divina, debo esperar por mas ayuda divia si quiero salir vencedor en la siguiente ronda.

Dios te prometo una misa si me concedes la victoria.

Es el momento de Ileo y Erkebrand no quiere perderselo, pues James aun no termino su enfrentamiento.

Cuando Erkebrand se gira para seguir a su hermano se da cuenta del enfrentamiento entre ambos caballeros. Ileo inteligentemente consigue solucionar el altercado y su hermano sonrie. Aun no esta acostumbrado a ser llamado como corresponde, por lo que la falta grave del criado no ha sido tenida en cuenta por el y parece ser que de igual forma por su hermano, por lo que alaba su actitud.

Una vez que Ileo y su contrincante se encuentran en la arena, Erkebrand anima a su hermano: Animo Ileo, demuestra tu valia, hermano.

Erkebrand no pierde detalle de la justa y salta emocionado ante la victoria de su hermano: ¡Eso es hermano, asi se combate! Erkebrand celebra la victoria como propia y se alegra por su hermano. ¿Lo habeis visto padre? lo ha tirado al suelo sin problemas. Dice mientras sonrie.

Retiro la bisagra del yelmo. Luego de haber escuchado la voz de mí hermano dirijo el caballo hacia las gradas.

Tras un reñido combate, Sir James pierde su justa, aunque por muy poco.

El caballero vencedor se burla airadamente del pobre James, quien, avergonzado, se va de la arena, a algún lugar donde poder meditar, bajar la fiebre guerrera que se estaba apoderando de él... quería matar al maldito caballero..