Sin casi darse cuenta había pasado casi una hora entera cuando Brosten dió al fin el visto bueno a sus relucientes botas, había sido un día extraño pero al fin llegaba el momento de descansar, Brosten se recostó en su cama hasta que el cansanció acabo cerrando sus ojos...
Mientras esperaba al rezagado Pendrick se dispuso con la colocación de las cortinas. Tomó su tiempo en los pliegues de las mismas y revisó que todo estuviera limpio para por la mañana. No quería tener que dedicarse a ello por la mañana, aunque si bien, no le habían comentado que tipo de reunión sería, por lo que supuso que no sería demasiado importante. Unas terminaciones sencillas serían lo correcto para una reunión cotidiana, se anotó mentalmente avisar a lady Olenna para la compra de unas nuevas cortinas o que las costureras se encargasen de ello. Siempre venía bien tener una decoración preparada para colocar en el momento adecuado.
Sigo con el sueño.
Prima: Por favor Plumby ¡ayúdanos! No nos dejes que muramos de sed.
- Pero ¿por qué tú no puedes sacar agua?
Prima: No puedo la cuerda se me resiste.
Me acerqué y tiré de la cuerda no podía dejar a mi prima y al aprendiz que murieran de sed, pero ésta no cedía seguí intentándolo pero fue imposible. Me subí a los bordes del pozo para mirar la rueda que se hallaba encima de éste, miré detenidamente en una parte pero no vi nada, bajé del pozo di la vuelta y subí nuevamente para ver la otra parte, esta vez sí, encontré un trozo de astilla que presionaba los laterales de la rueda impidiendo mover la cuerda, saqué mi cuchillo y empecé a apuñalar la astilla hasta que ésta se rompió y volvió otra vez a ser útil.
Extraje el agua y mi prima y el aprendiz bebieron hasta saciarse
- Prima y aprendiz: ¡Gracias! Nos has salvado la vida el agua es la vida...
PRIMERA MADRE DE LA PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
TRANSCURRE TODA LA NOCHE.
PRIMERA MADRE DE LA PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
TRANSCURRE TODA LA NOCHE.
Me levanté con los primeros rayos del amanecer, dejé la habitación igual como la encontré antes de acostarme después abrí la ventana para que se ventilase hasta la noche. Me aseé y bajé a la cocina buscando fruta para desayunar, comí hasta coger las fuerzas necesarias para empezar a trabajar en la herrería.
/Al patio.
El alba pregonaba la salida del sol en el horizontee cuando Brosten se calzaba sus botas, se lavó la cara conel agua fría de la jacena antes de salir de su habitación, su hacha asomaba en el cinturón dispuesta a dar cuenta de algunos árboles. Tras tomar algo rapido para templar su cuerpo, Brosten se dirige hacia fuera.
\al patio
Vesania siempre era una de las primeras en el Castillo en levantarse. Afuera de sus aposentos siempre esperaban las sirvientas más diligentes. Las más perezosas serían despertadas con severos golpes de vara. No soportaba que llegaran tarde y, normalmente, se permitía el lujo de perder un poco de tiempo en dichos castigos. Realmente pensaba que funcionaban.
Todo debía estar listo para cuando los Señores se levantasen así que Vesania impartió las primeras directrices antes de desayunar ella misma. Desayunó junto a Brosten y Plumby, un desayuno frugal, no necesitaba más. Al menos eran madrugadores. Cuando Brosten partió, vio que llevaba las botas extrañamente limpias, lo cual la sorprendió. Habría que fijarse cuando volviera del bosque. No dijo más que los buenos días y partió también en dirección al patio, en la mano la vara de roble, en busca de sirvientas incompetentes.
Al patio.
Después de las oraciones matutinas, y de dedicar un rato a la lectura de la Estrella de Siete Puntas, el Septón sale de sus aposentos con paso lento, en dirección a la sala de audiencias de su señor. Poco hay que le apetezca menos hoy que una tediosa mañana de reuniones administrativas... pero es su deber servir a los Siete, y si el medio es a través del servicio a Ser Hadder... todo sacrificio es poco, pues.
"Bueno, tal vez sea divertido. Veamos cómo puedo hacer para llevar a estas ovejas de vuelta al redil."
Tras cerrar la puerta tras de sí, Eulocis se dirige pausadamente a la sala de la silla feudal.
PRIMERA MADRE DE LA PRIMERA LUNA, AÑO 140 D.A.
MEDIA MAÑANA.
- Plumby, Brosten y Vesania Oakenshaf salen de la Casa Señorial y se dirigen al Patio de Armas.
// Salen de escena: Plumby, Brosten, Vesania. - Siguen en: Patio de Armas.
Al despertar lo primero que pensó fue en la reunión con ser Hadder.
- Me pregunto qué es lo que querrá - murmuró mientras se lavaba la cara en una palangana y escogía un par de piezas de fruta.
Probis debía supervisar, como cada mañana, las tareas de los sirvientes, aunque hoy dejaría que Vesania cumpliera la tarea de completar el escrutinio y castigar a aquellos que no se hubieran despertado diligentemente a sus horas.
Más de la mitad deben de tener una buena resaca, pero el deber es el deber. Será mejor que compruebe que Russ, Tobías y Din estén presentables para la reunión.
Decidió que iría a buscarlos personalmente para comprobar que se acordaban de las órdenes recibidas.
/Al patio
Haudrey se levantó algo más tarde de lo que le hubiera gustado, probablemente cansado por todo el jaleo del día anterior. Algo enfadado consigo mismo por haberse permitido perder tanto tiempo, el chico salió de la cama, y tras arreglarse, se dispuso a salir al patio. Quizás aún no llegaba tarde para las lecciones del maestre Ammon, o podría hacer algo de provecho aún. Para lo que sí sería tarde es para desayunar, así que decidió reservarse a la comida.
Al patio.
- Probis y Haudrey salen al Patio.
- Ser Hadder llega al Gran Salón y de ahí a la parte Norte del mismo, la Torre del Homenaje.
// Salen de escena: Probis, Haudrey. - Siguen en: Patio.
// Entra en escena: Ser Hadder. - Procede de: Estancias privadas del señor feudal y su familia.
- Llegan al Gran Salón el Maestre Ammon y Ser Otter Crakehall, procedentes del Patio de Armas. Ambos se dirigen a la parte Norte del Gran Salón, a la Torre del Homenaje, donde está la sala de ceremonias y la silla feudal de Ser Hadder Tully.
// Entran en escena: Maestre Ammon, Ser Otter. - Proceden de: Patio de Armas.
Ser Hadder entra en el Gran Salón con energía. Disipada la torpeza del reciente despertar, en su cabeza ya se agolpan las mil y una ideas que tiene para el día de hoy. Al llegar al salón, no encuentra allí a ninguno de sus consejeros, ni de sus audiencias. Con disgusto, arruga el entrecejo.
"¿Nadie? ¿Será posible que sea el Señor del castillo el primero en llegar a su propia sala de audiencias? Muchas cosas van a cambiar aquí, me temo."
Decide esperar unos instantes antes de hacer llamar a Probis, y se sienta en su silla señorial con parsimonia.
Ser Otter entra en la Gran Salón... para ver que su señor ya se encontraba allí. Maldice en silencio su torpeza. Había calculado mal el tiempo -o eso, o su señor había madrugado mas que de costumbre- para llegar a la sala.
Empezamos bien el día- piensa- al menos no soy el único en retrasarse- poco consuelo para él.
El castellano camino hasta donde se encontraba Ser Hadder e inclino su cabeza respetuosamente- Disculpad el retraso, mi señor- dijo- no hay escusa para ello.
El Maestre Ammon entra junto a Ser Otter a la sala y se acerca a la silla del Ser.
-Buenos días, Ser Hadder -dice, inclinando la cabeza-. Habréis de disculparme: he debido sortear conversación tras conversación en el patio de armas. Todo el mundo quiere saber acerca del incendio y no respetan estas canas, ni el hecho de que haya pasado la noche en vela trabajando en los restos de la improvisada pira... ¿Puedo tomar asiento, mi señor? Estos huesos viejos ya no están para noches en vela...
Ser Hadder observa al Maestre enarcando una ceja.
"¿Incendio? ¿De qué narices habla?" Resuelve hablarlo con el Maestre en cuanto despache a Ser Crakehall. Fija su mirada en éste último y relaja un poco la dura expresión en su rostro.
-Supongo que la fiesta de ayer ha tenido sus consecuencias. -Dice, ante la excusa del caballero. -Es comprensible. Espero que no se convierta en un hábito en el verano que tenemos por delante. De hecho, hay muchas cosas que espero que cambien en cuanto a la relajación de la disciplina. La actuación de ayer de algunos de sus hombres, Ser Crakehall, es intolerable en hombres de armas. Es intolerable y punto. Espero que adoptéis medidas disciplinarias hacia los implicados. Nada demasiado severo. Nada de calabozo ni privación de comida. Me permito sugerir privación de vino y cerveza, así como doblar sus turnos de guardia durante algún tiempo, para reforzar la determinación de los hombres.
Tras una pausa para permitir que sus palabras calen en su interlocutor, el Señor de Aguasclaras prosigue:
-La disciplina en este castillo se ha relajado desde que los hombres no entran en combate y, o tomamos medidas, o corremos el riesgo de no salir tan bien parados del próximo. Tal y como yo lo veo, el problema es que hemos crecido mucho, y no tenemos ningún tipo de jerarquía militar. Somos poco más que una banda, en este momento. Esto se va a acabar ahora mismo.
Otra breve pausa, meditando las palabras que va a pronunciar a continuación:
-A partir de ahora, vos, como Castellano del castillo, tendréis directamente bajo vuestro mando a Ser Baltrigar, Ser Trycian y Ser Madrigal. Aunque normalmente este mando será efectivo tan sólo en situaciones de combate, pues como caballeros tendréis pocas situaciones militares dentro del castillo. Además, responderán directamente ante vos Din, el Forestal, Royne Ríos y -si acepta- Russ, el Matatoros.
Din, seguirá oficialmente en el cargo que ha ostentado hasta ahora: Jefe de los Forestales. Como conocedor de estos bosques y tierras, toda situación que se desarrolle fuera del castillo y que implique armas, ya sea la caza o el combate, es su responsabilidad. A su cargo estarán Pik Pyke y Dregg, de momento.
Royne Ríos queda como líder -aunque sin liderazgo real- de las espadas juramentadas, como primer espada. Sus labores serán únicamente de entrenamiento, defensa y combate, nada de guardias.
Por último, quiero nombrar a Russ como jefe de la guardia del castillo. tanto él como Caster y Edder llevan conmigo desde hace 15 años. Son mis más veteranos. Caster ya me ha manifestado en el pasado su reticencia a ostentar ningún tipo de mando. En el caso de Edder... no le veo en un puesto de mando... En cuanto a Russ... lo tiene todo. El respeto, buen luchador, una leyenda temible por detrás, años de probada lealtad... Bajo él estarían, pues: Caster, Edder, Armase, bethan, Darién y Tarmall, si no me equivoco. Sus labores: guardar el orden, hacer guardias de noche y de día y entrenar para estar preparados.
Por otra parte, creo que es insostenible y muy poco efectivo -además de vergonzoso- un sistema como el actual, en el que cualquiera entrena a cualquiera, los novatos a los veteranos, hay peleas, nadie entrena a los niños... Pretendo crear el puesto de Maestro de Armas, ya sabréis quién, si acepta. Él entrenará a todo el mundo, separando los grupos.
¿Habéis comprendido?
El Castellano escuchaba con atención las palabras de su señor, centradas principalmente en la actuación de ayer de sus hombres y en el posible castigo que debían recibir. La noche en el calabozo no se la quitaba ya ni a Armase ni a Bethan. Al fin y al cabo, nada mas regresar al castillo el día de ayer, les mandó directamente al mismo. Claro que solo sería por una noche. Nunca tuvo intención de hacerles pasar mas noches allí. La privación de comida e hoy era otra de las medidas que dispuso para que la tropa aprendiera, pero la sugerencia de Ser Hadder le hacía pensar que quizás había sido excesivamente duro con sus hombres.
Tras reflexionar esto, Otter asiente cuando Ser Hadder habla sobre la posibilidad de elaborar una jerarquía militar en el castillo. Una medida mas que aceptada dadas las circunstancias. Por el momento ya tenía bajo su mando a varios nuevos hombres, y aunque solo fuera en situaciones de combate, era algo que sería beneficioso para la seguridad del castillo. Din se mantendría como Jefe de los Forestales, y ahora Royne sería el líder de las espadas juramentadas, con unas tareas bien concretas
Finalmente, llegó a la parte que mas le interesaba a Ser Otter: Russ sería jefe de la guardia del Castillo. Si bien era cierto que para él la mejor opción era Caster, era verdad que el soldado siempre había mostrado su reticencia a ocupar algún cargo que pudiera darle el mando. Lástima porque consideraba que sería un buen líder. Desde luego, seguiría contando con los consejos de aquel soldado.
Y para colofón un nuevo cargo: maestre de armas. Estaba bien encargar a alguien para entrenar a los soldados nóvatos.
Si, señor. Perfectamente- responde finalmente- comunicaré sus órdenes a todos los implicados mi señor.