Partida Rol por web

Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció en un principio. - Parte II.

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07/01/2014, 11:32
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA XII: AÑO 137 D.A. (DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON).

Taberna “El Ciervo y el Jabalí” en Solaz del Soldado: Din el Forestal.

Din dio una vuelta alrededor de la Taberna. Sus ojos captaron poco movimiento. Ventanas y postigos cerrados y una puerta trasera que comunicaba con los establos. Bronhart podía haber huido por cualquiera de ellas. Había estado jugando con ellos y a pesar de que Din había esperado fuera de la posada era probable que el cazarrecompensas hubiera avistado al Forestal. El cazador se maldijo a sí mismo por permitir que Caster le arrastrara a tal misión. Si quería cazar a alguien y no estabas en tu terreno debías estudiar primero el entorno, no acudir a un encuentro sin saber qué podías encontrarte.

Si lo hubieran estudiado bien primero, era más fácil que hubieran podido sorprender a Bronhart, sin mediar palabra. Sencillamente Din podía haber esperado fuera escondido y haber seguido en solitario al cazarrecompensas. La conversación del interior de la Taberna había alertado al cazarrecompensas. Y con Caster y Armase era imposible ocultarse. Din podía haber dado con Kurst siguiendo a Bonhart y todos sus problemas se habrían resuelto, pero no había sido así.

El hombre era bueno en su trabajo, había sabido desaparecer sin dejar rastro. Din no podía negar aquello. Iba a ser una tarea mucho más difícil que seguir a una presa herida. Pero a cualquier cazador se le podía escapar una liebre. Y una vez que ésta se da a la fuga comienza el baile. Si hubiera al menos podido realizar un disparo con su arco. Pocas situaciones en la vida pueden resultar tan frustrantes para un cazador de ley como saber que ha herido a su trofeo y no poder hallarlo, y una vez iniciado el juego sólo resta una alternativa; seguir el paso de la presa. De abandonar la justa ni pensarlo. Y aunque en esta ocasión Din no había herido a Bonhart, era igual de frustrante. Pues aquel hombre estaba jugando con ellos.

Junto a los diferentes rastros que la presa podía dejar a su paso, el cazador debía echar mano de otros elementos de su coleto que le resultarían de ayuda en la tarea. Perseverancia, razonamiento lógico y observación. El conocimiento llegaría después.

La pregunta era clara: ¿hacia dónde se dirigiría Bonhart? Si podía prever sus movimientos sería más fácil dar con algún rastro o seguir a aquel hombre sorprendente. Si le hubiera herido la cosa sería más sencilla, pues podía limitar sus posibles movimientos antes de que tuviera que pararse a descansar o curar sus heridas. Pero no era el caso. ¿Que haría alguien como Bonhart en aquella situación?

Y Din lo tuvo claro. Apostaría su vida a que Bonhart estaba todavía allí. Escondido, observándoles. No estaba herido, no tenía motivos para temer a aquellos tres hombres y no debía informar a Kurst inmediatamente. ¿Para qué huir a su refugio cuando podía quedarse e investigar a aquellos hombres enviados a por él? No, Bonhart seguía en las inmediaciones, observando y seguramente decidiendo si matar a aquellos tres tipos que habían enviado a por él o a por su amigo.

Disimuló como pudo y el Forestal decidió que era hora de marcharse. Si quería salvar la vida de Caster y Armase, e incluso la suya propia, debían marcharse. Ya cazaría a Bonhart en otra ocasión, pero era una cuenta pendiente que Din no pensaba olvidar.

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07/01/2014, 11:34
Ser Baltrigar "el Traidor".

VIÑETA XII: AÑOS 137 D.A. (DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON).

Castillo de Aguasclaras: Ser Baltrigar Tormenta.

Interacción: Maestre Ammon.

Mención: Ser Trycian de Dorne.

Ser Baltrigar agradeció las noticias cuando Ser Trycian fue encontrado. Seguía vivo a pesar del ataque y no recordaba nada de lo sucedido. Sabiendo que no debía molestarle debido a su estado de salud, esperó a que el Maestre Ammon acabara de tratarlo por primera vez y luego se dirigió a los aposentos del maestre.

- Buenos días Maestre Ammon. - saludó Baltrigar inclinando la cabeza respetuosamente.

- Buenos días, Ser. - respondió el maestre. - ¿Qué le trae por aquí? -

- Tengo muchos asuntos que atender pero me gustaría que le transmita mi apoyo y el de mi familia a Ser Trycian. Las noticias de su aparición y su posible recuperación nos han traído felicidad y gozo en estos tiempos oscuros. Bien hallados sean los Siete. - Ser Baltrigar explicó el motivo de su breve visita al maestre. - Cuando Ser Trycian se encuentre mejor avíseme para que podamos hacerle una visita de cortesía. - habló en plural pues planeaba ir con su esposa e hijos.

Ser Baltrigar se despidió y se alejó de los aposentos del maestre. Pensamientos oscuros sobre la investigación que habían realizado en Solaz del Soldado ocupaban la mente del caballero. No le gustaban nada las historias sobre el señor del crimen, Kurst. Y que Ser Hadder no pudiera hacer mucho al respecto crispaba el temple del caballero.

Ademaś ahora corrían los rumores acerca de que una rama menor de los Lannister había comprado una mansión fortificada en el mismo pueblo. Por la mente se le pasó la evidente pregunta acerca de si los Lannister y los Lefford habían tenido algo que ver con el ataque a Ser Trycian. Por orden del rey no debían molestarlos pero si pudiera probarse que habían estado tras el ataque, o que lo habían orquestado. Baltrigar apretó el puño cerrándolo sobre la empuñadura de su espada. Ya pensaría en ello más adelante, ahora ése no era su cometido.

Sus pasos le guiaron hasta uno de los patios de entrenamiento. Su escudero, Orsey Crakehall, esperaba impaciente las lecciones.

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07/01/2014, 13:45
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA XIII: AÑO 138 D.A. (DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON).

Bosquecillo de Aguasclaras. Din el Forestal.

Los pasos de Din le guiaron por el bosque de Aguasclaras. Se movía silencioso y apenas dejaba el más leve rastro a su paso. Conocía aquel bosque como la palma de su mano. A ser Hadder le gustaba cazar en aquel bosque y Din se encargaba personalmente de que nadie perturbara el ritmo que la naturaleza imponía allí. Toparse con un ciervo era algo altamemente probable, e incluso ya no era tan raro encontrar algún jabalí. Liebres y otros animales eran de lo más común y el bosquecillo estaba libre de bandidos desde hacía ya tiempo.

Din venía a ese lugar a despejar su mente, relajarse y pensar con claridad.

El Forestal pensaba en su vida en el Castillo y recordaba de vez en cuando pequeñas cosas de su vida en Orilla Azul. Cosas que echaba de menos. Una vida más tranquila y sin tanta muerte alrededor. Pero en esos momentos le volvían a venir a la mente todos los ataques de bandidos. Tantos familiares y amigos muertos sin motivo aparente. Y recordó el por qué se había converitdo en quién era hoy. Por qué le apodaban el Cazahombres y por qué suscitaba miedo en los corazones de la mayor parte de la gente.

Agachado entre unos arbustos, junto al tronco de un árbol más alto, Din llevaba sumido en sus pensamientos varios minutos. Los animales de aquel bosquecillo se habían acostumbrado a su presencia y a pocos metros de él pudo observar cómo una cierva y su cervatillo que apenas tendría unos meses, buscaban sustento. Din ni pestañeó. Aguantó la respiración en silencio, estaba habituado a ello. Se deleitó en lo que la naturaleza le mostraba y una vez relajado volvió a sumirse en sus pensamientos.

Bonhart. Desde aquel día en la Taberna “El Ciervo y el Jabalí” Din no tenía otra cosa en mente que no fuera atrapar a aquel tipo. Sabía que el hombre era bueno, mejor incluso que el propio Din, así que sólo le restaba mejorar él mismo y usar su inteligencia. Eran tiempos de paz, qué mejor momento para planear un ataque... o una cacería. Aunque fuera humana.

En Solaz del Soldado ahora se encargaba un tipo llamado Sanguedor de mantener a los bandidos a raya. Y a juzgar por el número de ahorcados lo hacía bastante bien. Pero eso no quitaba para que Din tuviera en mente volver a pasar por allí.

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07/01/2014, 14:10
[RIP] Pik Pyke, Cazador.

Año 138 de la Dinastía Targaryen. Castillo de Aguasclaras. Bosque de Guarda Real.

¿Qué diferencia hay entre cazar y cazar?

Mi trabajo no cambia mucho, y mi trato con mis nuevos compañeros de caza tampoco. No parecen mala gente y Din el Forestal me trata como a cualquier otro, aún sabiendo los rumores que me adjudican un cerebro distorsionado por la locura.

Tal vez sea que con los años y la experiencia mis escrúpulos cada vez son menores si considero que mi objetivo es ético, o si considero adecuado enseñar a los maleantes las consecuencias de sus actos.

Esta segunda parte es la que transcurre en mi relato de hoy, he aprendido otras maneras de cazar que me suponen un gozo aún mayor que aprovisionar al Castillo de comida.

Era una mañana blanca, aunque no excesivamente fría. Din, como era habitual me había encargado traer comida, y como le expliqué que hoy en el lago sería complicado hacer una buena pesca, me encomendó el buscar conejos y cualquier cosa que echarse a la boca. Tampoco urgía la comida puesto que este año la harina no nos faltaba, y el panadero le faltaba tiempo para hornear pan.

Me introduje en el bosque, como cada día. Incluso en los días libres me alejo del Castillo para descansar mis cansados hombros, mi cansada mente y mi agotado espíritu.

No ansío una vida de riquezas, ni siquiera de excesiva buenaventura. No. Solo ansío la calma que proporciona este paraje, y lo muerte a todos los bastardos que me han jodido la vida.

Puse las trampas como siempre, y mientras esperaba, rastreaba el bosque para matar dos pájaros de un tiro. Tal vez por eso Din siempre me ha dejado un poco a mi libre albedrío, porque mientras cazada revisaba que ningún enemigo penetrara los Dominios de Ser Hadder.

Pasaron las horas y ya había reunido un buen botín en forma de conejos, ardillas y un jabalí. Hoy, con el jabalí, la vuelta será agotadora. Lo envolví en una gran manta que siempre llevo conmigo por si, como hoy, la fortuna me sonreía.

La manta tenía en sus extremos unos pequeños agujeros por donde una cuerda gruesa y resistente los traspasaba, usando la manta más como carruaje sin ruedas que como lo que representa que sirve. Así podré arrastrar el cuerpo del jabalí, sin necesidad de coger los sesenta kilos de carne que puede tener una hembra.

Mientras volvía escuché un grito femenino, cerca de las afueras del bosque por la parte alejada de la zona del Castillo. Instintivamente dejé la caza en un lugar escondido, saqué el hacha y me dispuse a ir a investigar. Me caería una buena regañina si ignorara estos hechos en las tierras que representa que tengo que defender, aunque represente que solo soy un cazador de animales.

Cuando llegué vi como un hombre estaba obligando a una mujer. Esta gritaba, harañaba y golpeaba el rostro de su agresor, el mismo que no dudaba en abofetearla y tirarla del pelo para que se volviera sumisa. En otros tiempos mi ira iría creciendo hasta llegar al colapso, y posteriormente me lanzaría por su espalda para cortarle la jodida cabeza. Pero ya no me comporto así, al menos no generalmente. Ahora soy extremadamente frío.

No me preocupé excesivamente del sigilo, puesto que con el rifirafe no se percataría de mi acercamiento. Me acerqué tranquilamente aferrando fuerte mi hacha y esperé que instintivamente la mujer, una vez más intentara zafarse de su agresor apartando con sus manos el rostro de este, y una vez lo hizo, bajé con furia mi hacha abriendo su cabeza como un melón. De una patada lo aparté de la joven. Era una chica de unos quince años, morena con unos ojos grandes y castaños. He de reconocer que la chica era una plebeya espectacular.

Me saqué la parte de arriba y se la di para que se tapara de los jirones de ropa que le quedaron después de la reyerta y la acompañé conmigo hacia el Castillo. No sin antes pasar por donde dejé la caza, la cual la chica, muy amablemente se ofreció a ayudarme a transportar. Una vez llegamos, fui a dejar las presas y a explicarle a Din lo ocurrido para evitar problemas en el futuro, aunque la historia cambió en el momento de explicar la muerte del pobre desgraciado, en vez de decir que lo asesiné, simplemente dije que cacé un cerdo blanco para aprovechar su carne si fuera menester.

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07/01/2014, 15:44
[RIP] Blantel, Maestro Carpintero.

VIÑETA XIII: AÑO 138.

Aguasturbias, aquel asentamiento en el nací, parece ahora prosperar. 

Estos años de paz junto a este invierno que estamos teniendo hacen que haya un ambiente de armonía y prosperidad bastante bueno. Dod parece interesado por la carpintería, y el último encargo que tenemos le ha animado aún más. Tenemos que ayudar a construir las gradas que servirán para que podamos sentarnos y ver los torneos. Deben ser firmes y de buena calidad, ya que quieren que perduren.

- Dod, ven aquí y tráeme el cepillo, te dejaste este listón mal igualado- le digo mientras compruebo otra vez con el nivel para asegurarme.

Voy - dijo y apareció al poco con el utensilio.

Mientras voy nivelando el listón se sienta en la mesa y observa la zona de justas. De vez en cuando le observo, no soy muy bueno en palabras, pero el brillo que le veo en los ojos me indica que debo hablarle.

- ¿Qué piensas con tanto entusiasmo? Estás muy callado.

Silencio.

- Mira, Dod, ahora mismo estarás pensando acerca de los caballeros que demostrarán su destreza en estas justas, a lo mejor te puede venir a la cabeza que nuestra vida comparada con la suya no es muy prospera, pero eso no es del todo cierto... - Me rasco algo nervioso la cabeza pensando en que decir a continuación. - La verdad es que no participaremos en grandes peleas ni haremos grandes hazañas, pero nos tenemos los unos a los otros y no correremos peligro alguno, bueno puede que alguna que otra astilla... o un error en un corte... pero vamos que no importa.

Más silencio.

Dod se gira y me mira.

- La verdad es que estaba pensando cuando volveremos a comer trucha asada con tocino de cerdo de Granjaclara. 

- Bueno pues ya veremos cuando terminemos este trabajo, aún nos falta mucho. Coge una regla y mide esos listones de allá.

Acto seguido de un pequeño salto se puso en el suelo y comenzó la tarea.

Lo dicho, no soy bueno en palabras. Pero en carpintería, soy el mejor, aunque no sé si tanto como mi padre.

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07/01/2014, 20:46
Dhur el Cazador.

AÑO 137 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Castillo de aguasclaras.

Dhur, hijo de Din el Forestal.

El bosque, temido por muchos y amado por otros. Dhur había empezado a amarlo a incluso desearlo cuando se encontraba mucho tiempo lejos de él. Su padre pasaba cada vez menos tiempo con ellos y dentro de poco él sería quien tendría que enseñar a sus hermanos. A él le habían empezado a dejar irse solo hacía no mucho tiempo. Decidió probar a trepar uno de los grandes árboles de allí, era enorme, sin duda.

Desde arriba vislumbró a lo lejos cómo un grupo de personas discutía por lo que parecía ser la venta de unas piezas de ganado, pero él era invisible. Aquel era su lugar, allí no podían encontrarle. Se quedó observando y finalmente se aburrió. Saltó a la parte baja del árbol con la suerte que tuvo de torcerse brevemente un tobillo, nada importante. Corrió, tan rápido como pudo, la noche apremiaba y era el momento de volver a su casa.

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08/01/2014, 23:06
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

VIÑETA XIII: FINAL DEL AÑO 138 DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON. Madrigal se encamina con parsimonia hacia la aldea de Aguasturbias aleccionado por su padre Otto, que se queda en Puenteamargo.

Durante el largo camino hasta Aguasturbias Madrigal había podido repasar a conciencia todas las indicaciones que le había dado su padre, Otto. El problema es que ni Madrigal confiaba a ciencia cierta en las historias que contaba su fantasioso padre.

- Totto.- Dijo hablando al enorme cuervo disecado de plumaje azul que permanecía sobre su hombro izquierdo.- Si fuera así, tendría que creerme que había nacido de un enorme huevo puesto por una desagradable urraca. ¿No crees?- Puede que de pequeño se creyera todas esas historietas pero ahora ya tenía casi diecisiete años y no era tonto. Aún así debía agarrarse a un clavo ardiendo y confiar en su padre, sino por él, por su abuela. Rememoraba perfectamente el momento de su despedida. Entonces había vuelto a ser su padre de siempre, cariñoso y dulce a la par que bromista.

- Sólo te daré tres consejos hijo mío. El primero: luce tu soberbia cabellera. - Le pasó la mano por el fino cabello.- Reluce como el oro de los Lanister. Eso despistará a los Lefford, te lo aseguro y no cabe duda de que llamará la atención de Ser Haddder. Hazme caso lo conozco bien.

Madrigal debía creer a su padre cuando éste le contaba que había sido escudero del mismo Ser Hadder. Al parecer solía meterse con su padre cuando entrenaban por llevar el pelo largo y liso, como el de una mujer. Madrigal no tenía problema con su hombría y era algo vanidoso, así que no le importó cuidar su largo, dorado y rubio cabello.

- Segundo: Un caballero debe saber lidiar con las damas además de con las espadas. Deberás dedicarle tu triunfo a la más bella dama de entre el público. Sé osado hijo mio, tu sonrisa podría arrebolar a cualquier muchacha, por muy noble que sea y muy perdida que esté tu ascendencia. Tienes la picardía de tu padre ya ha perdido. Aprovecha tu juventud y no hagas como yo eligiendo una fea urraca. Elige un cisne.- Para más sorna su padre aseguraba que por sus venas corría sangre de los Lefford y de que ahí derivaba su seductora belleza.

- Tecero: Da que hablar. Muestra a Totto. Llévalo con orgullo en tu hombro todo el tiempo. Ese cuervo es el legado que te ha dejado tu abuela. Más vale que hablen de ti, ya sea para ridiculizarte, a que nadie se fije en ti. Las justas son un espectáculo y tú debes darle al pueblo lo que quieren.

Obviamente todo debía estar bajo la premisa de que ganara el concurso. Era fácil decirlo pero, ¿cómo lo conseguiría? Tenía claro que no era el más fuerte, ni el más listo pero en una justa pocos eran tan hábiles como él. Además había entrenado mucho haciendo que su monta fuera un verdadero espectáculo, no sólo por la potencia, control y velocidad de sus golpes y galope, sino por la estética. Su padre lo definía como arte ecuestre. Aún así en un torneo era muy difícil quedar el primero. Sólo de pensarlo le costaba tragar saliva.

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09/01/2014, 19:23
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

VIÑETA XIIIAÑO 139 DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON: Madrigal gana el torneo de Agusturbias.

Interacción: Ser Hadder, Lidya Tully, Ser Otter Crakehall, Ser Baltrigar Tormenta.

Cuando llegó a Agusturbias lo hizo luciéndose como un pavo real. Totto permanecía impasible en su hombro izquierdo, como no podía ser de otra forma. Quizás pareciera altanero y soberbio pero era así como debía hacerlo pues su padre lo había planeado todo. Sin embargo por dentro temblaba como un flan. Los niños de la aldea se acercaban a ver a aquel caballero misterioso de cabellera rubia que llegaba con un cuervo posado en el hombro. Después de un rato, muchos se iban desilusionados, pues era evidente que el cuervo no estaba vivo, a pesar de estar disecado de manera muy real. Además, Madrigal no era demasiado corpulento y tenía rasgos delicados, por lo que los desilusionados chiquillos iban dejando su hueco en las filas a chicas, más animadas que ellos.

- Eh, tú, tu caballo parece tan muerto como tu pajarraco. - Le dijo un joven de unos catorce años de aspecto amenazante.- No pensarás participar con eso, ¿no?- Madrigal suspiró hastiado antes de entablar conversación con el matón de la aldea. Ya tenía diecisiete, pero el chiquillo no se amedrentaba. Madrigal tampoco lo haría. Un futuro caballero tenía que saber lidiar con ese tipo de gente.

- De donde vengo es de buena educación presentarse antes dirigirse a alguien. - Sabía que el chico no era un plebeyo cualquiera hijo de un campesino.

- Pfff, mi padre participará en el torneo. Te machacará como a una mosca.

- Encantado. Mi nombre es Madrigal y vengo de las tierras del Dominio. Ardo en deseos de lidiar con él entonces. ¿Verdad que sí, Totto?- Hablaba al cuervo posado en su hombro.- Una lástima que tú no participes. Ahora debo descansar. - No quería dar pie al joven a comenzar una pelea, así que se dio la vuelta y se fue acariciando el plumaje azulado de Totto. Debían estar en perfectas condiciones para el torneo.

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El Corazón le latía a gran velocidad. El sudor caía por su frente debajo del ajado casco de la armadura. Se acercó hacia el escudero que antes le había mostrado una mirada de desprecio, cuando le había pedido que guardara a Totto a buen recaudo, junto al resto de sus cosas. Ahora el chico, después de haber derribado a un Lefford, le miraba con admiración y mostraba una mejor predisposición a hacer su trabajo.

Hardinald Lefford había caído en la justa por su prepotencia y altanería. Como había dicho su padre, se habían dejado deslumbrar por el brillo de su dorado pelo rubio. Más bien se habían dejado engañar por las apariencias. Madrigal llevaba el equipo todo mellado y un caballo medio, muy por debajo del equipamiento de los Lefford.

El caballero se había echado hacia delante en la montura demasiado pronto, momento en el que Madrigal había aprovechado para disminuir la velocidad, afianzarse en la montura y, simplemente, dejar fija la lanza. Prácticamente el chico se había ensartado solo en ella. Lo cómico había sido que en su caída casi se agarró a un mechón de su pelo, que llevaba suelto debajo del casco.

- No es oro todo lo que reluce, Lefford. Eso era mi pelo.- El público entero estalló en risas.

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El destino había querido que le enfrentaran finalmente a un caballero más experimentado, Ser Otter. Ahora el factor sorpresa de su mediocre equipamiento había desaparecido. Tomó la lanza y salió al galope hacia su contrincante. Cuando logró recuperarse del tremendo choque y se acostumbró a los aplausos del público, dio unas palmaditas a su caballo en el poderoso cuello. Pasó por delante de las gradas donde estaba el hijo del caballero que le había importunado a su llegada a la aldea.

- No está mal para un caballo muerto.

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Había logrado llegar a la final. Ser Baltrigar sería su último contrincante. Ya casi acariciaba su sueño con las manos. Si lograba desensillarlo pondría en práctica el plan que su padre le había organizado. Lanzó su montura contra la del otro caballero, soportando el dolor en el brazo que sujetaba la maltrecha lanza. El “tam tam” de su corazón se mezclaba con el ensordecedor ruido de los cascos al galope y los vítores del público. Vio el hueco en el último momento. No le daría tiempo a dirigir con precisión la punta de la lanza. Rezó por que su caballo aún tuviera fuerzas y presionó ligeramente con la pierna izquierda en la ijada del caballo. Como si de un solo cuerpo se tratara, el caballo reaccionó al estímulo modificando su trayectoria ligeramente a la derecha. En ese momento parecían un solo ser, un centauro. Cerró los ojos y dejó salir toda la tensión en un sonoro grito.

Al abrirlos de nuevo vio que había ganado el torneo. Se acercó al trote hacia el escudero y tomó a Totto en sus brazos para colocarlo en su hombro. Se quitó el casco y dejó al aire su larga cabellera dorada, empapada por el sudor. Todo el mundo esperaba ahora que presentara sus respetos a Ser Hadder y hacia allí se encaminó. El caballo trotaba de una manera diferente, como si el suelo estuviera en llamas y sus patas no pudieran permanecer mucho tiempo sobre su ardiente superficie. Había entrenado ese estético trote muchas veces, todo era cuestión de compenetración con el animal. Al llegar frente a las hijas de Ser Hadder, obligó al caballo a sostenerse sobre sus patas traseras dejando las delanteras al aire. Así lo mantuvo mientras arrancaba una de las más preciosas plumas de Totto y se la regalaba a Lydia Tully, la hija mayor de Ser Hadder.

El momento fue tenso, pero logró sacar una encantadora sonrisa hacia la chiquilla, que no debía tener más que siete años. Al llegar frente a Ser Hadder puso cara de niño bueno y se dirigió a él con una reverencia realizada por jinete y montura.

- Un caballero debe saber lidiar con las damas además de con las espadas.

Esa misma frase se la había dicho Ser Hadder a Otto, el padre de Madrigal, durante su entrenamiento. Si su padre mentía, puede que ahora Madrigal fuera hecho preso. Debía confiar en él y esperar que Ser Hadder reconociera al hijo de un antiguo escudero suyo.

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10/01/2014, 14:11
[OUT] Lady Olenna Crakehall, viuda de Ser Hadder Tully.

VIÑETA XIII: AÑO 139 DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON: Torneo de Agusturbias.

Interacción: Lady Olenna, Ser Hadder, Lidya Tully, Vesania Oakenshaf, Madrigal.

El Torneo de Aguasturbias se estaba desarrollando con total normalidad, era una buena opotunidad para observar los caballeros que participaban, puede que alguno de ellos se quedara en el castillo. El resultado fue algo desconcertante, un tal Madrigal fue el vencedor, pero eso no era lo que llamó la atención de Lady Olenna. Lo que realmente aturdió a Lady Olenna fue la dedicatoria de la victoria a Lydia Tully. Aquello simplemente podía significar un pequeño guiño de confianza hacia una de las hijas de Ser Hadder, pero Olenna también sabía que confiar en las coincidencias no le había llevado hasta su actual posición, siempre debía velar por los suyos posicionandose en el peor de los escenarios. Lydia pronto sería una hermosa dama a la que habría que buscar un marido, y por supuesto que ese caballero no era suficiente para su hija.

Lady Olenna llevaba tiempo planeando el futuro de sus hijos, incluso del bastardo, y no podía dejar que se cruzara ninguna piedra en el camino, por lo que debía estar atenta a los acontecimientos.

Tras la ceremonia de victoria se levantó y dirigió sin perder tiempo hacia sus aposentos. No era una mujer que dejara las cosas al azar, así que inmediatamente hizo llamar a la ama de llaves Vesania, aunque su relación nunca había sido cercana, Lady Olenna sabía que Vesania era la mujer adecuada para ciertos trabajos que por discreción ella misma no podía realizar, y este era uno de esos.

Cuando la ama de llaves entró en la sala Lady Olenna presentaba una visible cara de concentración y pocos amigos. Vesania sabía perfectamente que en esa situación lo mejor era permanecer en silencio y no iniciar largos diálogos.

-A su servicio mi señora - dijo suavemente la ama de llaves.

-Ese caballero, el tal Ser Madrigal, quiero saber todo acerca de él, quién es, de dónde viene, su edad, todo, y por supuesto cualquier otra cosa que deba saber - levantó la mirada - ya me entiendes. Ahora sal y empieza con tu tarea.

Antes de que Vesania saliera de allí, Lady Olenna volvió a reclamar su atención - Vesania, que no se acerque a ninguna de mis hijas.

Lady Olenna aún permaneció largos minutos pensando en el futuro que había diseñado para sus hijos, sin duda todo parecía ir por buen camino.

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11/01/2014, 00:26
Lady Lidya Crakehall, esposa de Ser Orsey.

AÑO 139 DE LA DINASTÍA TARGARYEN.

Interacción: Ser Madrigal, Ser Hadder, Lady Olenna Crakehall.

Grito emocionada con cada golpe, me emociona mucho ver los combates. Es raro en una niña, aunque me gusta pensar que no soy cualquier damita. Estallo en risas cada vez que alguien sale volando, se supone que es peligroso, pero sus caídas son muy cómicas.

El último combate. No quiero que se acabe el torneo, pero ver quiénes son los últimos lo hace más interesante. Me acerco lo más que puedo, casi en silencio, atenta a todo lo que hacen. Cuando los caballos comenzaron la carga apreté la madera, sin pestañear, hasta que con un gran golpe vencieron a Ser Baltrigar.

Fue tan bueno el golpe que salté de la emoción. Aplaudo más al ver el caballo, es como si estuviera bailando, me gusta mucho como trota, no era algo que hubiese visto antes. Observo admirada como lo encabrita, guardando de nuevo silencio, pasando la mirada por el cuello enorme del caballo hasta que me pasa la pluma.

Sonrío de oreja a oreja. Miro fascinada la pluma, más larga que mi mano, de un negro brillante, más que cualquier encaje. La sostengo con las dos manos, es dura pero sus bordes casi son suaves.

- Un caballero debe saber lidiar con las damas además de con las espadas.

Giro la cabeza hacia él, ahora admirándolo más. Pone un rostro muy dulce.

Una sensación extraña me hace voltear al otro lado, cerca de mi señor padre. Escondo la pluma en los pliegues del vestido. No me gustó la manera en que lo miró mamá…

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11/01/2014, 18:34
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Año 139 de la dinastía Targaryen

Torneo

A penas era un crío, las piernas me colgaban en mi asiento de madera. Mi lugar estaba en la tarima principal de madera, junto a mi madre y mi hermano, que estaban cerca de ser Hadder y mi tía Olenna, así como sus hijos. Pero mi vista no se dirigía hacia los que estaban sentados expectantes, todos engalanados de fiesta, al igual que yo mismo, que mi madre me había vestido con mis mejores prendas. Mi vista se posaba en los caballos que piafaban, el destello de las armaduras y las capas al viento, el entrechocar de las lanzas contra los escudos y la emoción de las justas.

Era emocionante, los pendones al viento y los caballeros enzarzándose en sus nobles contiendas. No comprendía muy bien los blasones, a quién pertenecía cada uno, ni sabía muy bien diferenciar quién lo hacia mejor o peor, pero sin duda quería imitarlos, quería llegar a ser como ellos un día, un caballero de brillante armadura y lanza radiante a la luz del sol. Veía como les rendían honores y como las damas cuchicheaban entre ellas y les entregaban prendas.

Permanecí atento durante todo el torneo, observando los envites. Cada uno tenía sus favoritos, aunque me dolió ver caer a mi padre incluso. Sabía que era un magnífico jinete y me sorprendió verle caer en el torneo. El que le venció debía ser un caballero fabuloso. 

La mañana transcurrió, y aquel fue sin duda un evento inolvidable, cientos de personas se habían congregado allí para verlo, y reinaba un ambiente festivo. Sin duda yo no podría olvidar el día en que decidí lo que quería ser, quizá no estuviera llamado a ser un señor, pero algún día me juré que me convertiría en caballero.

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11/01/2014, 23:17
Los Siete: El Desconocido.

FINALIZA EL AÑO 139.

Es el último Año de un suave Invierno.

En el último día del Desconocido del Año se reflexiona sobre todo lo acontecido ese Año y se recuerda a los muertos, a los que ya no están.

Este invierno no han habido hambrunas, e incluso ha sobrado algo de grano en los graneros de todas las aldeas y señoríos del feudo de Aguasclaras.

Si las cosechas del próximo Verano son buenas, como espera todo el mundo, el próximo Invierno tampoco pasarán hambre las gentes del Tridente. Para propiciarlo, se celebran festivales en honor a los Siete en buena parte de los Reinos de Poniente.

Notas de juego

// SE CIERRA LA ESCENA.