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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció en un principio. - Parte II.

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25/12/2013, 23:06
[RIP] Jack "Pequeño Cuervo".

Año 135 de la dinastía Targaryen. El Norte. Último Hogar. Jack "Pequeño Cuervo"; su madre Soraya "la gata"; clientes

Eran cubículos pequeños llenos, eso sí, de pieles gruesas para soportar el frío que, incluso en verano, podía congelarte el cuerpo. Era un lugar sucio, feo, en donde los cuerpos se acoplaban por un precio, frecuentemente escaso, y donde la sensualidad y la belleza no tenían cabida. Se dice que no se guardan recuerdos de la primera infancia, sólo sensaciones. De ser así, en algún lugar de la mente y del espíritu de Jack siempre habría un rincón en donde hedía a semen y sexo, en donde se escuchaban gritos, tortazos y gemidos. En donde su madre lloraba o jadeaba o gemía, mientras follaba a escasa distancia de él.

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26/12/2013, 01:03
Ser Trycian de Dorne.

Año 135 de la Dinastía Targaryen, Las Marcas de Dorne.

Trycian de Dorne, exiliado de Lanza del Sol.

El fuego de las casas al incendiarse ilumina el campo de batalla mientras uno de los combatientes enemigos grita al momento de que mi lanza le atraviesa el cuello y le hace ahogarse en su propia sangre. Retiro mi arma de su cuerpo y cargo contra otro subversivo que me da la espalda. Mi lanza de caballería arranca su cabeza de su cuello, la cual se mece un segundo sobre mi arma antes de caer hacía un lado.

Las Marcas de Dorne son un lugar en tierra de nadie. Lanza del Sol reclama soberanía de ellas pero no es capaz de mantenerla en el exterior de las cumbres, cuyos poblados se sienten independientes del dominio Rhoynar. Esta aldea no tiene nombre, pero su gente se siente libre a pesar de la cercanía de familias poderosas. Una de ellas es la familia Tarly de Colina Cuerno. Quieren ejercer dominio sobre esta aldea, por lo que declararon su poder en ella, lo que no fue bien recibido por el alcalde, quien se levantó en una leva. Llevo poco menos de un año vagando en el exilio y fui atraído como el jinete libre que soy por el dinero que ofreció el Señor de Colina Cuerno para esta campaña de pacificación.

No soy nadie importante y mi apellido ha quedado atrás en el momento en que abandoné Lanza del Sol. En el momento en que me llevaron a rastras aún ensangrentado de mi hermano. No pensaba en nada, no sentía nada, estaba completamente anonadado y con la mente en blanco. Fui tirado en una mazmorra bajo Lanza del Sol hasta que vinieron por mí y me llevaron al salón del trono. El Príncipe de Dorne, mi tío, estaba allí junto a mi padre y el cadáver de mi hermano, que descansaba sobre una mesa cubierto de una fina tela blanca. Había sido lavado y perfumado para la ceremonia fúnebre. Intentaba no mirarlo ni a él ni a mi padre, así que fijé la vista en mi tío, que me miraba de forma severa.

Pronto comenzó a hablar. Me acusaron de matarlo para arrebatarle sus derechos de heredad y de intentar esconder el hecho como un accidente de caza. Llamaron a varios testigos y muchos de los guardias que viajaron con nosotros entraron y contaron sus versiones, indicando que había sido Tryller quien les dijo que no nos acompañaran, que vieron mis heridas, las de él y al jabalí. Muchos incluso dijeron oír parte de nuestros gritos y los sonidos del animal atacando. Mi padre de revolvía en su asiento cada vez que un argumento apoyaba mi inocencia, cosa que yo notaba aun sin mirarlo realmente.

Finalmente mi tío, quien siempre me ha apoyado con una mezcla de pena e indiferencia, se pone de pie y declara su veredicto. Declara que soy culpable de la muerte de mi hermano en un acto irresponsable, pero sin mala intención. Declara que no se me castigará con la muerte, sino con el exilio. Seré equipado con lo necesario para sobrevivir por lo menos unos años y que tendré derecho a buscar mi vida lejos de estas tierras. Que jamás podré volver a pisar Dorne y que jamás podré volver a usar el apellido Martell. Que no soy de esta familia y que si llega el rumor de que hay un Martell de nombre Trycian en algún lugar del mundo, será asesinado tarde o temprano sin ninguna contemplación.

Dos semanas después de eso, me sacaron de mi mazmorra para llevarme a una carreta con armas, armaduras, oro y otros objetos, completamente rodeada de jinetes que me escoltaron amablemente hasta el paso del Príncipe. Una vez allí, me vieron seguir sin decirme nada aunque algunos de ellos tenían tristeza en sus ojos pues yo siempre les traté mejor de lo que Tryller hizo.

El camino fue difícil y tuve que acostumbrarme a presentarme como Trycian a secas. Viví con el oro hasta que llegué a Colina Cuerno, donde el Señor Tarly buscaba jinetes libres y espadas que se pusieran a su servicio para pacificar una aldea en los pies de las Marcas de Dorne.

Marché junto con el grupo y el resto de los guerreros del Dominio. Mis cosas permanecieron en Colina Cuerno mientras viajo ataviado para el combate sobre mi caballo de las arenas, al que bauticé Nostalgia pues ha sido lo único que me ha acompañado desde mi partida.

Ahora el trabajo está hecho. He matado a más insurgentes de los que puedo recordar y hemos quemado casas. Ignoro la oportunidad de saquear y me alejo cuando veo como los mercenarios comienzan a violar mujeres. No me interesa esa clase de botín, sólo deseo mi paga así como acallar mi dolor.

El campamento es finalmente montado y los hombres celebran la victoria fácil que obtuvimos. Niego con la cabeza a sus palabras de grandeza, pues no hemos hecho más que acabar con un par de levas de campesinos, enemigos no entrenados y que no brindan ningún honor en su derrota. No me siento el guerrero que me crié para ser y no me enorgullece el haber hecho mi trabajo. Un mercenario con acento de norteño comienza a molestarme junto al fuego, diciendo que hay algunos que nos creemos importantes cuando no somos más que espadas de alquiler. Le ignoro mientras dice que debo ser una mujer pues ni siquiera tomé alguna para mí durante el saqueo, así como debo tener mucho dinero pues tampoco busqué botín. Finalmente se acerca desafiante y me dice que quizás obtenga buen dinero si me mata y obtiene lo que porto.

 - "Solo inténtalo, hijo de puta."

Saca su maza y me levanto con mi espadón. Un golpe descendente cae sobre mí y lo detengo con mi arma antes de que el norteño se aleje. Me mira con odio y yo sonrío. Luchar me da calma, lo que ya he descubierto en este tiempo. Veo que a mi alrededor se reúnen varios, entre ellos el comandante de los Tarly, quien no parece tener intención alguna de intervenir. Suspiro de resignación, pues hay gente que no entiende con palabras. Una nueva embestida con su maza, la que dejo pasar con un giro lateral y corto descendentemente su torso, partiendo sus costillas y columna. El tipo se debate un momento hasta que termina de expirar con una expresión de terror en los ojos.

Me siento nuevamente en mi lugar y bebo un poco de vino mientras limpio mi espadón de la sangre que lo mancha. Los hombres a mi lado me ignoran y evitan hasta que uno se sienta a mi lado. Le miro y resulta que es un viejo, uno muy anciano que siempre acompaña al comandante de los Tarly. El viejo me mira y dice que sabe quien soy, que reconocería mis facciones hasta cuando ya no tuviese ojos. Saco disimuladamente mi daga pues mi vida depende de que nadie jamás me reconozca como miembro de la Casa Martell. El hombre me dice que eso no será necesario, que nadie más lo sabrá.

Le miro a los ojos y no lo reconozco. Miro su blasón y veo reja negra con cadenas sobre campo amarillo. Es un Yronwood, vasallos de mi casa, siempre rivales. El anciano no debe tener menos de setenta años, pero aun así luchó hoy como si nada le quedase. Me dice que es Ser Grenn Yronwood, caballero de los Yronwood, exiliado igual que yo. Me dijo que participó en el sitio a Lanza del Sol hace ya cuarenta años, cuando la casa Yronwood mató al Príncipe Tryller I Martell. Me dijo que había sido exiliado después de ello mientras veía al resto de sus hermanos morir ejecutados por la insurrección. Desde entonces ha sido un jinete libre sin señor alguno hasta que llegó a Colina Cuerno y juró fidelidad al Señor. Me dijo que fue jinete libre demasiado tiempo y que sabe que no es una vida digna de alguien de noble nacimiento.

Le miro y veo mi futuro en aquel anciano. Le miro y luego miro a mi alrededor, donde los mercenarios comen y bromean de manera vulgar. Les veo y no deseo terminar como ellos, sin honor y sin otro motivo para continuar que la matanza del día a día. En el momento actual ya siento la calma en mi interior al momento de luchar contra el enemigo, pero no deseo que ese sea mi propósito de vivir. Deseo que mi vida signifique más y que mi legado no sea una vida miserable al servicio de cualquiera que pague por mi espada.

 - "Nada mejor que una vida mercenaria me espera. Ni siquiera soy un caballero."

El viejo me sonríe con una boca desdentada con unos pocos dientes podridos. Al día siguiente levantamos el campamento y volvemos a Colina Cuerno. Durante el viaje vuelvo a sentirme solo y acaricio la crin de Nostalgia para sentirme con alguien. Pienso en mi hermano y en el Lord que habría sido si no hubiese muerto aquel día. Pienso en mi padre y en cómo habría sido nuestra vida si hubiese tenido el tiempo y la madurez para hablar con él y hacerle entender que lo amo y que deseo ser su orgullo, aunque sea un poco. Luego pienso en las telas que cubrían el cuerpo de Tryller y en el largo viaje de ida que destruyó mi vida.

En el castillo de los Tarly reciben a los nobles en un banquete mientras yo me dirijo junto con los mercenarios y jinetes libres al campamento a las afueras. El viejo aparece sobre su caballo de una crin casi tan negra como la de Nostalgia, también un caballo de las arenas. Me dice que le siga y me guía al interior del castillo donde me invita al banquete. Como junto con ellos y bebo mientras escucho a los nobles hablar acerca de la campaña. La cena es gratificante, más de lo que he tenido en meses. Finalmente Ser Grenn me lleva al Sept.

Miro el lugar y recuerdo que nunca he sido especialmente religioso. Ni siquiera di ofrendas al Guerrero antes de la batalla, por no decir que nunca he rezado a ninguno de los otros Seis. No sé si soy digno de estar aquí, así como no sé si soy digno de lo que el viejo me dice a continuación. Me dice que me quiere dar un regalo. Dice que ha tenido una buena vida al servicio de Tarly, algo que le ha dado la satisfacción que no encontró al servicio de su Casa. Sólo le queda una cosa para estar en paz y es un intento de compensación por lo que hizo hace ya cuarenta años en contra de mi familia. Dice que lo hará sabiendo por lo que pasaré y que los nobles exiliados de Dorne debemos ayudarnos los unos a los otros.

 - "Ni siquiera he sido escudero. Mi padre jamás esperó nada de mí y no me educó para ser más que el hijo mimado de un gran casa."

Ser Grenn ignora mis palabras y me da las órdenes. Me pongo de rodillas y recibo la investidura frente a los ojos de los Siete. Recito las palabras y me vuelvo mucho más de lo que mi padre esperó para mí, mucho más de lo que yo mismo esperaba para mí. Me presentan como Ser Trycian de Dorne, un caballero que nació el día que fue nombrado como tal, sin pasado y con un futuro que aún debe encontrar.

Paso un par de semanas en Colina Cuerno antes de volver a marchar, con todas mis cosas, un nuevo título y una mirada más optimista hacía mi futuro, a lomos de Nostalgia, rumbo hacía el norte.

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26/12/2013, 15:00
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

VIÑETA XIAÑO 135 DE LA DINASTIA TARGARYENOtto y Ser Madrigal  quedan marcados por la muerte de Gwendolyn Caswell.

Madrigal asistió al funeral de su abuela con los ojos rojos, profundas ojeras y un tremendo dolor de cabeza por haberse pasado toda la noche velando su cuerpo y llorando su muerte. En su hombro reposaba Totto, el enorme y pesado cuervo disecado que su abuela le había regalado el día de su séptimo día del nombre. Habían sido una extraña familia, no se podía negar eso, pero una familia después de todo. El trabajo de su abuela le había hecho creer que ella sería inmortal. ¡Qué ingenuo había sido! Se sentía culpable por no haber pasado más tiempo con ella. Más que cuando le rompió dos costillas a su padre con la maza en un entrenamiento  y más que cuando, jugando en el despacho del Maestre de Puenteamargo, había roto sin querer la urraca disecada que según su padre era la que le parió.

Se había prometido a sí mismo dominar las técnicas de su abuela como profesión, acabar siendo un gran taxidermista. Pero el entrenamiento para ser caballero le llevaba todo el tiempo del que disponía. Ahora ya había perdido la oportunidad de que su abuela le enseñara y su padre, desde la muerte de la abuela, le entrenaba si cabe con más dureza. Estaba claro que El Desconocido había odiado siempre a su abuela. Él se llevaba las almas y Gwendolyn dejaba pedazos de ellas preservadas para la eternidad.

Sólo le pido al Desconocido que tenga piedad de ella.

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Otto había vivido sumido en la tristeza durante todo el año. La muerte de Gwendolyn Caswell, su muda madre, había sido el peor mazazo de su vida. Peor que el que su hijo le había dado en uno de sus entrenamientos, que le había dejado postrado en la cama con dos costillas rotas. Peor que la muerte de la urraca de su mujer que había dado la vida a su pequeño tesoro. Había superado crecer criado por una mujer como Gwendolyn, desconocedora de su linaje, muda, y con aquella cuanto menos extraña profesión.

La muerte les había rodeado desde que tenía uso de razón y eso le había dado una extraña relación con Ella. No le asustaba, pues siempre había creído que su madre podría detener el tiempo una vez pasara a mejor vida. ¡Qué ingenuo había sido! ¿Quién inmortalizaría ahora a su madre, a él y a su hijo? Se pudrirían como todo el mundo, su carne comida por los gusanos.

Ya no tenía fuerzas para reír, para hacer bromas. Lo único que podía hacer era entrenar a su hijo como no lo había hecho antes.

¿Acaso no ha trabajado bien para el Desconocido?

-¡DIOSES INGRATOS!

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27/12/2013, 09:28
Escudero Beldyr "hijo del Traidor" Tormenta.

VIÑETA XI: AÑO 135 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

BELDYR TORMENTA

Mi padre juró lealtad a Ser Hadder motivo por el que nos traladamos de Bastión de Tormentas al Castillo de Aguasclaras. Es ahí donde nació mi segundo hermano, Brocelyn, al poco de haber llegado.

Yo apenas cuento cuatro días del nombre, pero mi padre me apuntó a un Concurso de Heráldica para pajes. Lo gané demostrando así lo despierta que era mi mente. Para algunos eso no fué nada meritorio, pero también es cierto que hay quien ve la verdadera dificultad de lo que hice pues todos los pajes eran por lo menos dos años mayores que yo.

Así que en ese momento me gané la admiración de parte de la corte y la animosidad de parte de los pajes que vieron en mi victoria una humillación a su persona.

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28/12/2013, 18:06
[RIP] Ama de Llaves Vesania Oakenshaf.

VIÑETA XI: AÑOS 135 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Vesania Oakenshaf. 

Vesania se paró justo antes de cruzar las puertas del castillo. Sus ojos ambarinos observaron con solemnidad la estructura donde iba a pasar a vivir. Aquello era una indiscutible victoria para una mujer como ella.

- Castillo de Aguasclaras.- Sonrió ante el nombre que se le había ocurrido a su Señor. No es el que ella le hubiera puesto, eso desde luego, pero eso era lo menos importante. - Vuelvo a casa, Padre.- Realizó el símbolo de la Vieja antes de cruzar el umbral y desde entonces no tuvo un minuto de descanso en seis meses. Todo tenía que estar a punto.

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La gran fiesta que iba a celebrarse con la asistencia de diversos nobles de las Tierras de los Ríos la tenía atareada casi todas las horas de luz. Sin embargo aprovechaba el ocaso para tratar de enterarse de cómo llevaban Pendrik y Gwraidd el concurso de heráldica. Era lo que más le interesaba y de lo que Vesania más era sabedora. Había recibido una profunda educación al respecto cuando su padre aún vivía. Además aprovechaba las visitas que hacía a Lady Olenna para ver a Arianna. Aquella niña era una preciosidad y crecía muy saludable. Estaba claro que haber venido al mundo libre de las sucias manos de aquella comadrona había sido una bendición.

Después de su último encuentro con el pequeño Gwraidd Tully, éste parecía menos asustado hacia ella. Trataba de sonsacarle el tipo de formación que estaba recibiendo de su instructor, el maestre Aemon. El niño parecía aprender rápido, pero no fue suficiente. Ambos hijos de Ser Hadder no lograron ganar el concurso. Vesania mantuvo el rostro serio durante la contienda. Obviamente no podía mostrar otra cosa. Era un concurso para niños, pero el honor de la casa Tully estaba en juego allí, aunque no lo quisieran ver. Intuía que los métodos del maestre podían haber sido, siempre bajo su estricto y humilde parecer, demasiado blandos.

La letra con sangre entra.

Sin embargo, había visto muchas firmes manos que flaqueaban cuando debían aplicarse sobre hijos de Señores poderosos. Ya estaba acostumbrada. Suspiró hondo. Cuando tenía un rato y podía dejar de perseguir a las torpes criadas, descansaba la mirada en la pequeña Arianna. Al menos eso le traía algo de paz entre tanto estruendo.

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28/12/2013, 18:24
"Familia, Deber, Honor."

VIÑETA XII: AÑOS 136 Y 137 D.A. (DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON).

- Año 136: Bethan "Cara Torcida", hombre de armas de Solaz del Soldado, entra al servicio de Ser Hadder Tully. Tras un tiempo de cautiverio, se demuestra que realmente es inocente del ataque de Ser Geor Lefford contra Orilla Azul, que no estaba entre los mercenarios atacantes y tan sólo tuvo la mala fortuna de estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Bethan "Caratorcida".

- Año 136: Ser Trycian de Dorne, encargado del cobro de impuestos anual es aparentemente asesinado cerca de Solaz del Soldado, junto con varios mozos de la aldea de Aguasturbias que le acompañaban, y la recaudación robada por asaltantes desconocidos. La emboscada es especialmente espectacular, con una deflagración enorme en la que se usa tal vez una docena de barriles de aceite y se provoca un monumental incendio.

El Consejo de los Cuatro (Thibalt, Bonehome, Sarostose y Starus) que rige Solaz del Soldado culpa a los bandidos que asolan la región, comandados por Kurst el Señor del Crimen.

Ser Trycian de Dorne.

Las investigaciones por parte de Ser Hadder Tully y sus caballeros no sacan nada en limpio. En el futuro, los recaudadores de impuestos temerán este lugar.

Mountain Village by pokepetter Calles de Solaz del Soldado.

Debido a la muerte de Ser Trycian se suspende el torneo que iba a tener lugar este año en Aguasclaras. Ser Hadder se enfada con los señores de los Ríos, debido a su actitud despreciativa por la “muerte de un caballero de un país extranjero y enemigo del nuestro”.

En Solaz del Soldado, el Consejo de los Cuatro contrata a un mercenario, Sanguedor el Sanguinario, para que ponga orden en la población y controle a los bandidos y criminales que a veces se refugian en la localidad.

Capitán Sanguedor el Sanguinario.

- Año 137: Tarmall el “Pocas Ganas”, hombre de armas de Orilla Azul, e hijo del fallecido Trall el guerrero, entra al servicio de Ser Hadder Tully al morir su madre este año. Dicen las malas lenguas que su madre era la que lo mantenía, y que al morir ella se queda sin medios de subsistencia y por eso recurre a Ser Hadder. El Señor de Aguasclaras recuerda claramente el sacrificio de Trall para salvar a su primogénito y heredero Pendrik, por lo que acepta sin dudar a Tarmall a su servicio, pese a los rumores de que es un vago redomado.

Tarmall el "Pocas Ganas".

- Año 137: Ser Hadder oye hablar de Bonhart, un cazarrecompensas amigo del señor del crimen Kurst, que a veces visita Solaz del Soldado y a quien todos temen.

Din el Forestal tiene una sólida reputación como Cazahombres, y algunos de los guerreros de Aguasclaras comienzan a ser conocidos por las masacres de bandidos y otras hazañas. Es el caso de Armase Arena y de Caster "Pocas Bromas". Sin embargo, la reputación de Bonhart como cazarrecompensas ensombrece a todos.

Bonhart.

- Año 137: Nace Aaron, segundo hijo de Jeremyed y Aisa, en el Castillo Aguasclaras.

- Año 137: Ser Trycian de Dorne es encontrado, milagrosamente vivo, en el Bosque de los Ciervos (ahora llamado Bosquecillo de Aguasclaras). Apenas recuerda nada de lo sucedido tras el intento de asesinato, y su estado de salud es deplorable. Es tratado por el Maestre Ammon y la curandera Nana durante todo el año de sus heridas. Se recupera satisfactoriamente, aunque hay un debate acerca de si es gracias a la “ciencia” del Maestre o a la “brujería” de la Comadrona.

Los cuervos querían la carne de Trycian, pero no la obtuvieron.

- Una rama de nobles Lannister y Lefford (parientes del difunto Ser Geor) compran una mansión fortificada en Solaz del Soldado, de la que se dice antaño fue una posada de infame reputación: "Los Hijos del Trueno". Llega un cuervo de Aguasdulces ordenando que esos nobles no sean molestados por nadie a menos que haya una provocación previa de su parte. El Rey no tolerará más conflictos entre los Tully y los Lannister o sus vasallos en esta región.

- Año 137: En Desembarco del Rey nace Aegon Targaryen hijo de Viserys (hermano menor del Rey Aegon III e hijo de Rhaenyra).

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28/12/2013, 21:29
[RIP] Ser Hadder Tully, Señor de Aguasclaras.

AÑO 120 DE LA ERA TARGERYAN: EN ALGÚN LUGAR DE LAS TIERRAS DE LA CASA CRAKEHALL.

SER HADDER RIOS:

Los cascos del caballo habían comenzado a arrastrarse sobre el polvo del camino media legua atrás. El cuerpo del jinete se mecía con la cadencia del paso de un lado a otro, prácticamente libre de las cadenas de la consciencia, llevado a la deriva por el puro instinto de supervivencia animal. Ambos, jinete y montura, sudaban copiosamente por el esfuerzo, pero hacia ya mucho más camino que la montura se había convertido en señor de aquella travesía. Los labios del jinete se reunieron en una última orden.

- Fiuufiisiii – sonó prácticamente apagado el silbido. La montura azabache relinchó lastimeramente con los ollares de su hocico respirando sangre. Temblorosamente comenzó a plegar sus patas delanteras, tratando por todos los medios de no derrumbarse con su carga. Tras varios intentos, una a una todas sus patas comenzaron a trabajar al unísono y con un relincho teñido de orgullo y sufrimiento consiguió descender a tierra.

El hombre entregó una ligerísima caricia al animal y ambos se desplomaron en la tierra quedando sus miradas enfrentadas. El animal luchaba desesperadamente por respirar bocanadas cada vez más lentas y profundas, con unos ojos de vidrio oscuro esmerilado que empezaban a apagarse.

- Shibaz...- pronunció en tono quedo el hombre tratando de tranquilizar a su montura. La mano del jinete se arrastró lentamente hacia el cuello de su leal compañero, acarició la única superficie de cuero blanco que marcaba el cuerpo azabache de su caballo y sonrió. Los ojos del hombre tardaron algo más en cerrarse, pero pudo ver como el brillo de la mirada de Shibaz había desaparecido. Su lucha había terminado y la de Ser Hadder ya no dependía de su compañero.

AÑO 124 DE LA ERA TARGERYAN: CASTILLO DE AGUASDULCES.

Ser Hassler miraba fijamente la espalda de su sobrino y señor de Aguasdulces. Este se mantenía apoyado en el alfeizar del gran ventanal contemplando el discurrir de las aguas. Había visto aquel gesto en todos lo señores de la Casa Tully que había conocido, su padre, su hermano y ahora su sobrino. Había una única razón en aquel gesto, el señor estaba preocupado.

- ¿Por qué crees que se ha decidido ahora? - rompió el silencio Lord Tully.

- ¡Quién sabe! Ese hombre es impredecible – contestó su tío.

- ¿Tendrá algo que ver con su esposa? - preguntó Lord Tully.

- Tendría que ser la propia Amante para conseguir algo así, es igual de flexible que un yunque - contestó con sorna Ser Hassler.

- Dicen que embiste como tal. ¿Has oído que paso un año convaleciente en Refugio Quebrado? - comentó Lord Tully.

- Sí, se comenta que lo encontró el chico de los Crakehall apaleado en el medio de un camino. Y ni así ha muerto – contestó Ser Hassler. Lord Tully se giró y enarcó una ceja: - Supongo que Lord Jacob se sentía todavía en deuda, más le hubiese valido dejarlo en el camino. Seguro que lo pensó mientras entregaba a su hija – sentenció.

- Propio de él, conseguir una esposa por las armas – dijo casi sonriendo Lord Tully.

- Son maneras de mercenario – discrepó Ser Hassler.

- No debió parecerle así a Lady Olenna. Por lo que sé no la secuestró – comentó Lord Tully levantando las cejas.

- La mujer está estéril, de poco puede servir ya a su familia – dijo Ser Hassler.

- Todavía mantiene sus derechos dentro de los Crakehall – mencionó persuasivamente Lord Tully.

Ser Hassler abrió los ojos cada vez más. -¡No estarás pensando en aceptar su juramento! ¡Ese hombre te insultó a la cara! - levantó la voz.

- ¡Cierto! Pero su popularidad va en aumento – comentó Lord Tully manteniendo su compostura.

- ¡Hay bandidos que también son famosos, no por eso se les concede derechos! – dijo Ser Hassler.

- Este tipo de fama podría venirnos bien si sabemos sacarle provecho – dijo suavemente Lord Tully.

- Si crees que por jurarte fidelidad lo podrás controlar es que eres tan imprudente como él – sentenció Ser Hassler.

Lord Tully comenzó a pasear lentamente hasta una pequeña mesa, cogió una pequeña copa de vino y se la ofreció a su tío. Con un dedo indicó sobre un pequeño punto en un mapa del norte de las tierras de los ríos. Ser Hassler siguió su dedo con la mirada y levantó los ojos hacia su sobrino, había heredado la mente brillante de su padre.

- Podría funcionar – comentó el tío.

- Ambos son vasallos de Roca Casterly – mencionó Lord Tully.

- Eso no asegura nada – receló Ser Hassler.

- No, pero en caso de problemas, todos caen sobre el tejado de los Lannister – comentó su sobrino.

- ¿Y si comete una estupidez? - preguntó Ser Hassler.

- Eso obligaría a Lord Jacob a tomar partido – comentó Lord Tully.

- ¿Hacia qué lado se inclinaría la balanza? - se preguntó así mismo Ser Hassler.

Lord Tully miro a su tío – Es su hija – dijo como si la deducción fuera obvia.

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28/12/2013, 21:54
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

Año 135 de la dinastía Targaryen.

Castillo de Aguasclaras.

Haudrey Ríos.

Haudrey aún refunfuñaba a solas sobre su papel en el torneo. Estaba seguro de que su caída no había sido fortuita, que alguien había llenado de barro el poste antes de que se subiera, para que no fuera capaz de mantener el equilibrio durante el amago de combate y se precipitara al suelo. Sabía que muchos no le tenían simpatía por ser un bastardo, pero aquello le parecía indignante.

Sin embargo, ¿a quién se iba a quejar? Sólo tenía cinco años, y además era su palabra contra la de otros, que o bien eran mayores que él, o bien tenían un apellido o ascendencia limpia. 

Pero, al menos, pensó que con su maestro podría hablar. El maestre Ammon parecía un buen hombre, y se esforzaba en la educación de todos por igual. Incluso permitía al joven Haudrey ejercer a veces de su aprendiz, aunque el niño no tenía demasiado claro un futuro como maestre. Pero sabía que él le escucharía. Él le diría las palabras adecuadas, y si tenía motivos para sospechar de que le hubieran saboteado en el torneo... O sólo era una rabieta por un tropezón. 

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29/12/2013, 17:50
[OUT] Armase.

Año 136 de la dinastía Targaryen

Castillo de Aguasclaras

Ya había pasado un año desde que Armase entrara a servicio de Ser Hadder Tully. Recordó aquella conversación con el mismo Caballero en el mismo patio de reclutamiento. Allí Ser Hadder le habló al muchacho delante de personalidades como Caster, Darien, Russ, y Edder, además de que el jefe de servicio Probis y la ama de llaves estaba presentes. 

El Señor del lugar habló con voz profunda y poderosa, no dejando en duda su autoridad a todo aquél presente en el lugar:

- Creo que tu nombre es Armase. He oido que eres hijo de un soldado, que no conociste a tu padre. Me pregunto hasta qué punto serás capaz de defenderte. Si lo que he oído son rumores y exageraciones propias de los viajeros con ganas de una jarra a cambio de un cuento, estaría bastante decepcionado - mencionó dirigiendo una mirada a los compañeros de armas presentes.

Ser Hadder continuó, demostrando que se ocupaba personalmente de que todo lo que estaba bajo su control funcionaba como el engranaje de un reloj. No había duda en que conocía todos los resquicios de sus obligaciones y que a pesar de su siempre falta de tiempo, encontraba unos segundos para dedicarselos a un nuevo soldado.

- Nuestra buena Vesania me ha indicado que por tus servicios solicitas asilo y manutención para tu madre y para ti dentro de Aguasclaras. No tengo nada en contra de ello si respaldáis vuestras intenciones con trabajo. Como tendrás ocasión de comprobar, Vesania mantiene pocos remilgos para con los vagos y maleantes. Si estás de acuerdo tu madre y tú quedaréis ligados a este feudo. Vesania y Probis se encargarán de supervisar el trabajo de tu madre y de estabelceros. En tu caso, decidiré tu valía una vez sepa de lo que eres capaz. Creo que podrás aprender lo necesario de los presentes - dijo indicando con una mano a los jinetes libres.

Los jinetes miraron a Ser Hadder, con una muestra de respeto y lealtad que Armase nunca se hubiera imaginado que pudiera existir, muy a pesar de todas las historias conocidas de su padre y traspasadas a él de labios de su viuda madre.

- Encargáos de medir su habilidad y de compensar cualquier carencia que veáis necesaria.- Ser Hadder continuó dando órdenes, sin titubeo ni duda en su voz. Sabía qué decir y cómo hacerlo en cada momento -Turnáos en su instrucción y que os ayude en vuestras responsabilidades hasta que lo consideréis apropiado. Cuando llegue el momento, me encargaré de comprobar sus avances.

- ¿Estás conforme? - dijo finalmente el Caballero marcando a fuego una mirada sobre el recién joven soldado.

Conforme Señor... Armase titubeó un instante como si quisiera decir algo y finalmente levantó la mirada y dijo: No os arrepentiréis de ello mi Señor.

Desde entonces su entrenamiento había sido mucho más duro de lo que podía imaginar, pero aún así, en comparación con la vida que llevaba anteriormente, esta rutina era un paseo por un jardín de rosas. Los jinetes del Señor eran bastante firmes en sus órdenes y aunque algunas veces consiguió la aprobación de ellos demostrando su fuerza en combate, en muchas otras ocasiones recibía reprimendas y lamentos. Armase carecía de técnica e inteligencia en el combate y eso parecía molestarles a los jinetes, cómo si ello fuera un agravamiento personal en sus vidas. Parecía como si todos los actos del joven fueran responsabilidad de los jinetes.

"No los defraudaré" se dijo Armase.

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31/12/2013, 14:20
[RIP] Jack "Pequeño Cuervo".

Año 137 de la dinastía Targaryen. El Norte. Último Hogar. Jack "Pequeño Cuervo"; su madre Soraya "la gata"; clientes

Y los días pasaban, y los días se transformaban en meses, y los meses, en años. ¿Se puede juzgar o culpar a una mujer de su cansancio, de su vileza, de su tristeza? Soraya apenas contaba, ¿cuanto?, ¿dieciséis años? ¿Cómo sobrevive una cría de dieciséis años a ser poco menos que una esclava sexual vendida por su padre y a tener un crío de tres años y a ser follada cada noche por hombres a los que no vuelve a ver? Se endurece, y guarda siempre en la mirada prevención, sospecha y miedo.

Y su hijo Jack tenía tres. Y era un niño asustado de mirada inteligente, que había aprendido a esconderse, y a conseguir comida de donde fuera posible. Había aprendido de su madre tres cosas: desconfianza, miedo, y la urgencia de la necesidad.

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01/01/2014, 16:35
Cicatriz.

CASTER "Caracortada", hijo de Marcaw.

     VIÑETA XII. 

     Taberna "El Ciervo y el Jabalí", en Solaz del Soldado. Año 137 después del Desembarco del Rey.

     Interacción: Armase Arena y Din el Forestal. 

     Mención a Ser Hadder.

 

     El exterior de “El Ciervo y el Jabalí” estaba desierto a aquella intempestiva hora. Las callejuelas colindantes apestaban a orinas y vómitos tras la celebración del Día de la Doncella, y los tres hombres habían tenido que esquivar a más de un tipo borracho a quien, en condiciones normales, probablemente hubieran arrestado con la intención de interrogarlo.

     Pero hoy no buscaban información.

     Buscaban a un hombre.

     El que antecedía la marcha se aproximó a uno de los ventanales de la taberna y asomó la vista con cuidado, asintiendo a sus compañeros. Después se acomodó apoyando la espalda sobre las piedras del dintel y encordó el arco largo mientras los otros dos entraban con pasos tranquilos al lugar.

     "El Ciervo y el Jabalí” dormitaba resacosa como los contados habituales que aún quedaban por allí. El dueño, un individuo enjuto y calvo, rascaba unas adherencias sospechosas de la parte baja de una enorme pieza de carne ahumada que coronaba la gran barra tras la que se encontraban los toneles y botellas. Los dos hombres se acercaron a él.

     -Cerveza para mí -dijo el más joven, un muchacho de unos diecisiete años y aire resuelto-. A él le pones leche.

     -¿Leche? -preguntó el tabernero alzando malhumorado la vista. Al toparse con los ojos inexpresivos del gigante de la cicatriz enmudeció.

     -Leche -repitió el joven-. Ese líquido blanco que sale de las tetas de las vacas y las cabras, ya sabes. A ser posible, fresca.

     -Leche -dijo el tabernero, dirigiéndose con rapidez hacia la parte interior de la taberna.

     El más joven se acodó sobre la barra, tomando un sorbo de cerveza. Señaló con un cabeceo hacia una de las mesas, donde un hombre bebía con parsimonia de una jarra de vino. Sobre el tablero había una porción de pan, y un plato con queso y carne seca.

     -Es ese -dijo Arnase-. ¿Seguro que quieres…?

     Por toda respuesta, el hombre enorme de la cicatriz se aproximó a la mesa, tomó una de las sillas por el respaldo y se sentó sobre ella.

 

 

     -No nos conocemos -dijo el primer inquilino de la mesa mientras bebía un largo sorbo de vino-. Te recordaría.

     El hombre de la cicatriz observaba al otro sin disimulo, pestañeando con extraña lentitud y sin hablar.

     -Y no creo haberte invitado a sentarte ahí -dijo por fin el otro, apartando la jarra de vino y apoyando su peso contra el respaldo-. ¿Qué coño quieres, Caracortada? Porque debes ser ese a quien llaman Caracortada. Dudo que haya por ahí otro tan grande y tan feo.

     El tabernero apareció en ese momento, depositando sobre la mesa una jarra llena de leche, y después regresó tras su parapeto en la barra.

     -¿Eso de ahí es leche?

     El hombre enorme tomó la jarra y bebió el contenido de un solo trago. Un cerco blanco, que en otra persona hubiera resultado cómico, rodeaba sus labios. Luego tomó la hogaza de pan y arrancó un pedazo, que empezó a mordisquear.

     -Mudo -dijo el hombre del vino-. Eres mudo. O tonto. O ambas cosas.

     El hombre enorme avanzó el rostro, cruzado en su lado izquierdo por una profunda cicatriz.

     -Tú eres Bonhart -dijo con voz suave-. El cazahombres.

     -Ajá -respondió el otro, sonriendo-. Si no está mudo, mira tú por dónde.

     -Dicen que eres amigo de Kurst.

     -Dicen muchas cosas.

     -Mi señor, Ser Hadder, quiere que sepas que no tolerará más rapiñas en su feudo.

     -¿Eso dice?

     -Si te mezclas en los asuntos de Kurst, vendré aquí a buscarte, Bonhart.

     -¿Es una amenaza? -Bonhart lanzó una mirada canina al hombre de la cicatriz-. ¿Y por qué no lo arreglamos ahora? ¿Salimos ahí afuera?

     El hombre de la cicatriz se levantó, impasible. Se acercó a la barra y dejó unas monedas de cobre sobre la mesa.

     -Arnase -dijo-, pide una jarra de vino para el camino. Hoy hace frío.

     Después se volvió hacia la sala, donde los escasos bebedores habían hecho silencio, y miró de nuevo a Bonhart.

     -Yo nunca amenazo, Bonhart Cazahombres.

     Arnase guiñó el ojo derecho hacia el cazahombres, tomó la jarra de vino y salió a la noche precediendo a su compañero. Al salir alargó la jarra hacia Din, quien agradeció el vino caliente; tras dar un breve sorbo, el cazador se adentró en la oscuridad de las sombras que se multiplicaban por los callejones escondiéndose y aguardando.

     Al Forestal todavía le quedaba un trabajo que hacer.

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01/01/2014, 17:08
[OUT] Armase.

Año 137. Castillo de Aguasclaras.

Implicados: Darién y Caster

Ya hace casi dos años que Armase Arena estaba al servicio de Ser Hadder Tully. Meses de entrenamiento con los jinetes de Aguasclaras le habían proporcionado conocimientos suficientes para moldear su musculatura de campesino y convertirlo en una máquina de matar. Aquello era una fatídica visión para su madre, la cual entre los quehaceres del Castillo espiaba los progresos de su hijo.

A sus 17 años Armase ya se consideraba apto para cualquier forma de combate, no obstante, aún no superaba en los entrenamientos a Darién "Piel de Lobo". El muchacho tenía dos años menos que él, pero seguía siendo su maestro y aunque los dos progresaran juntos, Armase siempre sería su discípulo, pues así había sido estipulado.

Al joven Arena nunca le dolió que un chiquillo le diera lecciones, todo lo contrario. Después de la severidad de las lecciones de Caster "Pocas Bromas" era un alivio poder entrenar con otros jinetes. En una ocasión Caster lo desafió a un duelo de entrenamiento con armadura completa. Armase jamás había llevado una anteriormente y se quedó impresionado por el peso, pero no era nada que no pudiera aguantar. En el campo había cargado carros más pesados que aquellos trozos de metal.

El combate comenzó con Armase completamente entubado en una armadura de placas, con visor, escudo pavés y espada. Había entrenado con todo ello pero jamás combatido y, su maestro Caster, ni siquiera llevaba armadura. Tampoco tuvo la molestia de quitarse la capa para combatir.

El combate fue eterno. Tanto lo era que tuvieron que abandonar el castillo en medio de la lidia para dejar el patio libre para nuevos reclutas, aunque aquel día no hubo entrenamiento, pues todos se reunieron en el exterior para ver cómo Caster "castigaba" al pobre soldado. Armase no ahorraba energía en ninguno de sus movimientos, poniendo su fuerza bruta en cada ataque que hacía, mientras su maestro lo esquivaba una y otra vez, en otras ocasiones tan sólo bloqueaba sus ataques con su espada larga.

Tras cuatro horas de combate, Armase vio que se le nublaba la vista a través del visor. El joven soldado se quitó el yelmo, pensando que era el sudor de la frente que le caía como una lenta cascada, cubriendo su cuerpo desde los primero minutos del combate. No obstante, después de secarse con el pañuelo que alguien le ofreció su vista seguía estando empañada y quiso preguntar por un poco de agua, pero todo alrededor comenzó a dar vueltas y lo último que Armase vio fue cómo Caster dejaba sus armas y se acercaba a su posición.

Al despertar de la inconsciencia vio el rostro serio de Caster y el de toda la gente que se había agolpado para ver que sucedía. ¿Cómo disculparse ante el jinete? ¿Cómo lo iban a nombrar caballero, siquiera soldado, si se desmayaba en combate? Sus dudas no se solventaron cuando vio unas sonrisa en el rostro "siempre-serio" de Caster. Armase se giró y vio a Darién con otra sonrisa de satisfacción y que a su vez le hizo un guiño de complicidad.

- Enhorabuena- dijo Caster- Que yo sepa, ningún novato hasta la fecha había aguantado tanto tiempo embutido en una armadura de placas. Te has ganado un vaso de leche.

Armase titubeó durante unos segundos: ¿su maestro le estaba invitando a beber?

- Si no es molestia, prefiero cerveza Señor.

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02/01/2014, 13:59
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

VIÑETA XIIAÑOS 136 Y 137 D.A. (DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON).

Los dos años siguientes a la muerte de su abuela, Madrigal se pasó los días entrenando muy duro. Su padre Otto se había vuelto implacable. El resultado: el cuerpo de Madrigal se había desarrollado duro y correoso. ¿Pero cómo era Madrigal por dentro? Eso era un misterio. La muerte de Gwendolyn Caswell había agriado el carácter de Otto, que había perdido la calidez para con su hijo y su característico sentido del humor. Madrigal, por su parte, se había vuelto mucho más introvertido y había empezado a desarrollar una cierta rebeldía propia de la adolescencia. Aún así, aunque no lo demostraran, se tenían verdadera devoción. Cuanto más se alejaba su padre de su forma de ser anterior, más se parecía su hijo a él y se aplicaba al máximo en el entrenamiento.

Otto se había gastado gran parte de los ahorros en comprar equipamiento para su hijo y un caballo para que entrenase. Madrigal había sacado buen provecho de ello, desarrollando un extraordinario vínculo con su montura. Parecía obedecer sus órdenes al instante, siendo un espectáculo verlo montar.

Cuando Madrigal tenía tiempo libre le gustaba nadar en el río. Adoraba el contacto gélido de las aguas cuando bajaban claras de las montañas por el deshielo. Su cuerpo quedaba adormecido como atrapado momentáneamente por la Muerte. Allí, en la calma de la soledad, le gustaba observar a las aves. Estudiaba sus cadáveres, esperando aprender  espontáneamente lo que a su abuela le había costado toda la vida. Además, cuando nadie lo veía, hablaba con Totto, su fiel cuervo disecado, que llevaba al hombro la mayor parte del día.

- Mi pequeñín. Naciste de un huevo como yo, ¿sabes?- Miraba al ave con cariño mientras acariciaba su espeso plumaje.- No cambies nunca, mi Totto del alma. Pero de eso ya se encargó mi abuela, ¿no?- Rió desconsoladamente.- ¡Ay! Sería feliz si lograra encontrarte una buena hembra.- A él le era fácil eso, pues tenía labia, hacía reír a las chicas y , por supuesto, era guapo.

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02/01/2014, 15:44
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Año 135 de la dinastía Targaryen, Refugio Quebrado

Lord Jacob Crakehall y  Ser Dan Crakehall, padre y tío de Ser Otter Crakehall, respectivamente.

Mención a Ser Otter Crakehall y a Olenna Crakehall

La cara de Lord Crakehall parecía que fuera a estallar de rabia. Se había quedado mudo, caminando de un lado a otro por la estancia, con la carta arrugada en la mano. Lord Lefford nos la había mandado desde las tierras de Tridente, y no era nada reconfortante. Permanecí frente a él en silencio, esperando a que su arrebato de rabia se calmase un poco para poder hablar. Era sin duda un duro golpe para todos. Otter, el apreciado Otter, tan fiero como ninguno, acababa de rendir el castillo que había jurado proteger a un Tully bastardo, y  que además había ofendido a su padre tras darle cobijo ¿Cómo no iba a mostrarse así mi hermano? Entendía totalmente que estuviera colérico.

Ahora, Olenna y Otter estaban en manos de ese Tully bastardo, Olenna como su mujer y madre de sus hijos, Otter como el comandante de su castillo. Los Lannister no tardarían en pedir explicaciones y en cobrarse su deuda si no hacíamos algo. Era obvio lo que debíamos hacer, teníamos que desvincularnos de ellos, pero ese era un paso muy doloroso. - No puedo creer que mi propio hijo y heredero esté haciendo esto a nuestro nombre. ¿Qué se le ha pasado por la cabeza para rendir su castillo y entrar al servicio de ese bastardo? No, no podemos aprobar tal comportamiento. Lo se, tenemos que desvincularnos de sus acciones. Otter y Olenna ya no son hijos míos, quedan desheredados de cualquier título o pertenencia de la casa Crakehall. No aceptaré tal cosa, él debía defender el castillo. Y Olenna guarda más lealtad a su marido que a su apellido, de modo que si Tully quiere ser, Tully será. Los Otros se lleven a esos desagradecidos. - Bramó Lord Jacob.

- Su hermano menor, Roland, será nombrado caballero y heredará el título y las tierras, al menos él se mantiene fiel a su casa y a nuestros intereses, no a los de esos desagradecidos de las tierras de los ríos. Hazlo saber, manda cartas a los Lannister y al Trono de Hierro, será oficial. Y también a Otter, comunícale mi descontento. Me siento terriblemente ofendido, será mejor que no la escriba yo mismo o... o... no se lo que le pondría. - Terminó Lord Jacob, dejándose caer sobre su asiento, con aspecto achacoso y derrumbado por aquella gran decepción recibida por parte de su hijo. - Como desees, hermano. - Contestó Dan, siempre el fiel consejero, y se retiró a preparar las cartas y disponer su distribución, y se aseguraría de mandar la primera de todas en dirección a Roca Casterly, con un mensajero en lugar de un ave, para asegurarse de que llegaba. Después informaría al Rey, y por último a sus sobrinos. Era una lástima, todos los querías mucho, pero sus acciones... eran algo imperdonable. Si lo pasaban por alto, se jugaban la protección de sus señores, y estaban en mitad de las tierras de Occidente, donde los Lannister eran amos y señores, en lugar de lejos, en el norte, en la tierra de los ríos.

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03/01/2014, 01:59
[RIP] Olegg el Perrero.

-Pero, entonces, ¿estás segura de lo que vas a hacer?

Su confidente no creía que la muchacha las tuviese todas consigo de seguir adelante con lo que tenía en mente. En parte por lo bien considerado que estaba el hombre dentro del castillo, merced a su gran destreza en el oficio, y, en parte, porque tal y como le había expuesto a ella su relato, en todo aquel asunto las luces que más brillaban eran las de una torpe venganza de chiquilla caprichosa.

-¡¿Y para eso te cuento yo nada!? ¡Si llego a saber que te ibas a poner de parte de ese bruto, no te cuento nada? -le respondió desde el extremo opuesto de la calma de su propia interlocutora. ¿Era casual la repetición, en tan corto espacio, de las palabras “cuento” y “nada”? ¿O era ella una simple narradora de lo vacuo, más preocupada por cubrir al salvaje Perrero de represalias gratuitas que de informar objetivamente de un comportamiento potencialmente peligroso? ¡La próxima vez mejor hablo con Margareta! ¡Seguro que ella no ve normal que un bárbaro piojoso abuse de mí!

-No, no, yo estoy de tu parte, pero... ¿Pero qué, por el amor del Padre? Pero, a lo mejor, si se lo cuentas a ellos, a lo mejor no te creen... No sé. Su intención era hacerle ver a Totte que si después de exhibirse provocativamente a ese hombre delante de la mitad del servicio del castillo, y de consentir acompañarlo a su habitación con una sonrisa a cada lado del torso, corría a llorar ante el jefe de la guardia porque las cosas no habían salido del todo a su gusto, era posible -sólo posible- que no la tomaran en serio.

-Mira, ¡eso no es normal, y punto! Al principio vale, todo bien. ¡Pero te juro que en cuanto consiguió ponerme a cuatro patas empezó a aullar como un poseso! A mí hasta me dio un poco de miedo.

-¿Y por qué no hiciste nada, entonces?

-Además, con esas uñas mugrientas, tan largas, me hacía un poco de daño. Y como no paraba de mover las manos, para manosearme a su gusto, tengo más de un arañazo para demostrar que no miento. ¡Entre eso, y que la punta de sus barbas, o de sus bigotes, o de lo que fuera, no dejaba de hacerme cosquillas en la espalda, balanceándose al ritmo con el que el muy canalla se movía detrás de mí, parecía talmente que que me estaba follando a una especia de... bestia peluda!

-¿Y por qué no hiciste nada, entonces?

-Y, aunque no me creas, te juro que cuando uno de los chuchos se acercó a olerme, el loco ése me echó a un lado y se giró hacia el animal gruñendo. ¡Si hasta le ladró un par de veces, para que nos dejara en paz! Yo ahí ya no sabía si seguir o qué hacer...

-¿Y por qué no hiciste nada, entonces?

-Lo peor fue después, cuando todos los perros comenzaron a ladrar, uno tras otro, con timidez al principio, pero más fuerte y más aterradoramente según se iban animando entre ellos... Sentía los jadeos del bruto en una oreja, mientras por la otra me entraba el estrépito ensordecedor de toda la jauría. ¡Así, hasta que acabamos!

-¿Y por qué no hiciste nada, entonces?

Cuando el relato terminó ambas se encontraron mirándose fijamente a los ojos, con esos cuerpos de hambrienta juventud contraídos, atenazados por las garras del deseo, mientras las bocas se disponían a escupir a toda costa disimulos silábicos antes de que ninguna tuviera tiempo de estallar un suspiro que pudiera delatarla.

-Así que me da igual lo que digas, yo mañana sin falta voy a avisar a la guardia de que el Olegg está como una cabra, y que tienen que hacer algo. ¡Y te fastidias, porque ahora mi mejor amiga es Margareta! -con un corte de manga, así de cacofónicamente dio por finalizada la confidencia la menor de las muchachas. La otra en cambio, se quedó sentada en el suelo mientras su amiga se erguía con fingida resolución. Cuando se hubo quedado sola, se inclinó hacia delante con las palmas de las manos anhelando imitar a sus rodillas, las que, apoyadas firmemente sobre el suelo, dejaban a los muslos elevarse perpendicularmente hacia la curva de las nalgas, que tan tangencialmente notaban el roce de la ropa interior. Sus pensamientos, secantes, atravesaron los velos con que su amiga había intentado transfigurar los momentos pasados junto al ermitaño pelirrojo, y se internaron en la posibilidad de que esos aullidos se escuchasen detrás de ella, y que fuera ella la que, sin necesidad de esconderse entre falsos puritanismos, se sintiese jaleada por el estruendo de mil canes; el más rabioso, colosal y potente de todos ellos salivando encima suyo con gotas que, al aterrizar sobre su nuca, la estremecieran con la idea de ser un mero pedazo de carne a punto de ser devorado, desgarrado en mil pedazos entre aquellas fauces, sufriendo sobre su delicada piel la despótica mirada superpoblada que el Perrero le había dedicado el día anterior al lado de la herrería, tan sólo momentos antes de que esa caprichosa de Totte lo reclamara para sí, grosera, egoístamente, a golpe de sonrisas gargantuescas y pechos bailoteantes, sin dejarle a ella opción más que a convertirse en espectadora forzosa, primero, y confidente envidiosa, más tarde.

-¿Y por qué no hiciste nada, entonces?

Con los ojos apretados, la respiración contenida, y las uñas arañando una tierra igual de polvorienta como aquella sobre la que Olegg debió de haber tomado a Totte a sangre y fuego, la anónima doncella quiso dar por cerrado el capítulo desde en medio de ningún lugar, a la deriva en un mar de frustración, náufraga de su propia estupidez.

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04/01/2014, 15:23
Clarissa, esposa de Ser Baltrigar Tormenta.

AÑO 135 DE LA DINASTÍA TARGARYEN

El sol despuntaba al horizonte, dando fin a una noche negra como ala de cuervo, y amarga como las palabras que éstos solían transmitir. 

Clarissa había dado señales evidentes de estar de parto la mañana del día anterior, y desde el primer momento, sintió miedo. Era demasiado pronto para aquello. La preocupación con la que las parteras la llevaron consigo era una señal inequívoca de que algo no iba bien, y ella bien lo sabía, pero al despedir a su marido, sonrió, y acarició su mejilla poblada de densa barba- No te preocupes, la Madre velará por nosotros- dijo, sobreponiéndose a sus propios sentimientos, a sabiendas de que Baltrigar tendría que esperar, de lo nervioso que estaría ahí fuera.

Habría querido aferrarse a él, abrazársele para llenar el vacío que ya comenzaba a sentir, presa de un fuerte presentimiento, que casi se convertía en una evidencia si se tenía en cuenta que hacía dos jornadas que no había sentido nada en su vientre, como si de pronto se hubiese convertido en una tierra sin frutos. Pero se contuvo, concentrando el miedo y la pena que comenzaban a atenazar sus entrañas en aquel simple gesto. 

Lejos de la mirada de su bienamado esposo, Clarissa comenzó a deshacerse en lágrimas, conteniendo las ganas de sollozar, a sabiendas de que un llanto profundo sólo desviaría sus fuerzas hacia el lugar equivocado, y harían más larga aquella agonía que suponía padecer y sangrar por un hijo que había muerto antes de nacer.

Al principio, durante las horas de luz, a sabiendas de que Baltrigar se encontraría ahí fuera, procuró contenerse. Sentía mucho dolor, pero prefería morderse los labios antes que gritar y conminar a los hombres, a sus hombres, a rezar a la Madre. Pero su aguante se fue resintiendo, y a medida que la noche caía sobre el Castillo de Aguasclaras, su sufrimiento se volvió audible y casi palpable, y su llanto inevitable.

Durante lo que para ella había sido una eternidad agónica, Clarissa padeció, sangró, sudó y gritó, hasta al fin arrancar de su vientre el fruto muerto al que colocaron entre sus brazos, frío y carente de llanto. 

Observó sus pequeños ojos, su diminuta nariz, sus proporciones ínfimas. Una niña. Aquella iba a ser su niña. La luz de sus ojos. Pero jamás lo sería. 

Sus mejillas volvían a empaparse en lágrimas en el momento en el que Baltrigar entraba en la habitación, con la preocupación y el temor pintados en el rostro. Clarissa no levantó la vista de su hija nonata- Era una niña. Era nuestra hija…-dijo, antes de que su voz se quebrase. 

Sintió el fuerte brazo de su esposo rodear sus hombros cansados, y escondió el rostro sobre su pecho, con aquel bebé silencioso aún en brazos. No había nada que decir. No existían palabras capaces de consolar a Clarissa en ese instante, y aquello bien lo entendió Baltrigar, que incapaz de comprender cuán profundo era su dolor, se mantuvo abrazándola, en silencio, hasta que el esfuerzo del llanto terminó por adormecerla.

Cuando despertó, varias horas más tarde, encontró sus brazos vacíos. Debía ser mediodía, a juzgar por la cantidad de luz que entraba por las ventanas. Beldyr, su primogénito, asomó la cabeza por la puerta, asustado- ¿Madre?-preguntó, titubeante, sin saber si Clarissa aún descansaba o se encontraba ya despierta.

Al escuchar la voz de su hijo, la mujer esbozó una sonrisa cansada y entristecida- Ven aquí- dio un par de palmadas sobre el lecho, y el pequeño Beldyr corrió a su lado, superando el obstáculo que suponía subir a aquella cama casi tan alta como él con una gracia innegable. Clarissa abrazó su cuerpo de hombrecito menudo, y besó repetidamente una de sus mejillas. Aquel había sido su pequeño milagro. Beldyr, que había nacido enmudecido y falto de aire. La Madre ya había estado con ella en esa ocasión, y le había proporcionado dos hijos más.

Quizá, pedir que aquella niña diminuta hubiera salido adelante, era demasiado pedir. Y sin embargo, eso la habría hecho tan feliz…

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06/01/2014, 09:53
[OUT] Armase.

Año 137 Dinastía Targaryen.

Castillo de Aguasclaras.

Sirvienta Naneleth, madre de Armase Arena.

"La vida en el Castillo es casi tan dura como nuestra anterior etapa en el campo. Quizá en el campo las cosas eran más difíciles, pero al menos podías decidir qué hacer en cada momento. Aquí, los amos me dan órdenes, los sirvientes de los amos y los sirvientes de los sirvientes. Los soldados, los jinetes, los mercaderes... Me llaman -moza de labores- y con este título se supone que doy derecho a todos a que me den órdenes. El problema es que generalmente me dan más de una orden a la vez, cuando tengo aún otras pendientes.

En una ocasión, un nuevo recluta de soldado me ordenó limpiar todas sus armas. La faena era en realidad suya, pues es una obligación que tienen todas las unidades militares: tener cuidado de sus objetos marciales. Pero al ser una -moza de labores- no me pude negar. El problema vino cuando Armase vio como mis callosas y sangrantes manos se peleaban para limpiar los rincones del pomo de la espada y la vaina de uno de sus compañeros. Mi hijo me preguntó de quien eran. Nunca en la vida lo había visto enfadado, estaba... como conteniendo la furia. No estaba enojado conmigo, sino consigo mismo: Entrar en el castillo fue idea suya, decisión suya. Al verlo en tal estado no le dije de quién eran, podría haber una pelea que no pude evitar:

Armase cogió las armas y escudo y fue a la clase de cadetes. Sólo a ellos se les ocurriría hacer tal despotismo militar, dándoles las armas a un tercero para que las limpie. Interrumpió la clase de Darién de lanza tirando las armas al suelo y gritando a pulmón.

¿¡De quién coño son estas armas?! Nadie respondió, algunos pareciendo saber la respuesta dirigieron sus miradas al suelo.

Jinete Darién, ¿qué ocurre cuando un soldado pierde sus armas? Darién, que quizá debería estar molesto por la interrupción de Armase, contestó libremente, sabiendo que todo ello lo estaba haciendo por algún motivo, Armase siempre hacía las cosas por un buen motivo. Pues, que tendrá que pagarlas con su bajo sueldo. 

Bien, si estas armas no son de nadie, significa que me las puedo agenciar o darlas al castillo. Vuelvo a preguntar, ¿de quién son? Uno de los reclutas dio un paso en frente. Era Bryan Renthion, un estúpido bravucón y un chulo. Con pasos rápidos Armase se acercó al recluta que sin moverse de su posición colocó su lanza en posición defensiva. Darién se acercó desde atrás corriendo con su lanza para detener cualquier pelea, pero llegó demasiado tarde. Armase le arrebató la lanza al cadete, como si fuera un padre quitándole el palo a su hijo, y acto seguido le propinó un puñetazo en el estómago que hizo que el chaval cayera acurrucado sobre el barro. Quizá Armase hubiera seguido atizándole si no hubiera sido por Darién, quien se colocó entre los dos. Aunque el jinete tuviera sólo quince años se había ganado el respeto de todos los que lo conocían y su entrenado cuerpo y modales le otorgaban el respeto sobre aquellos que no lo conocían.

Por favor Armase, dirígete a las dependencias de Caster y comunícale lo sucedido, sin omitir detalles, no me obligues a hacerlo a mí.

Armase hizo una reverencia diciendo: Siento haberte interrumpido la clase. Luego partió hacia la sala de comandancia.

Temo por su actitud. La vida aquí es servidumbre y respeto. Él acata las normas por duras que sean, pero siempre que hay alguna injusticia protesta y eso le lleva a enfrentarse con los dirigentes, algo que jamás puede hacerse, aquí no. Esto va a ser mucho más duro para él que para mí. Debe entender lo que su decisión, hace dos años, sólo significaba una cosa: Obedecer por el resto de nuestras vidas.

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06/01/2014, 22:12
"Familia, Deber, Honor."

VIÑETA XIII: AÑOS 138 Y 139 DESDE EL DESEMBARCO DE AEGON:

Estos son años de paz en Poniente, aunque es una paz algo tensa, pues las heridas dejadas por la Danza de Dragones aún tardarán en cicatrizar, pese a los esfuerzos del Rey Aegon III por conciliar a los Negros y los Verdes, incluso a través de su propio matrimonio estratégico.

En las Tierras de los Ríos este está siendo un Invierno relativamente suave y clemente, hay mucha harina almacenada en todos los pueblos y aldeas, por lo que nadie pasa hambre ni necesidad.

Algunos caballeros Lannister se han asentado en una finca cerca de la población de Mercado.

Los familiares del difunto Ser Geor Lefford se han establecido en la antigua taberna de los Hijos del Trueno, reconvertida ahora en mansión fortificada, en Solaz del Soldado. Tanto el Consejo de los Cuatro como el Señor del Crimen los dejan en paz. Tampoco actúa contra ellos Ser Hadder mientras se mantengan tranquilos y en paz, y no busquen venganza por la muerte de Ser Geor.

En las afueras de Aguasturbias se ha construido un campo de torneos, con gradas permanentes de madera y un campo de justas, además de espacio de acampada para pabellones de caballeros y escuderos. Este campamento atrae a feriantes y comerciantes, por lo que a veces se forma un mercado y anualmente una feria en la que se vende algo de excedente de harina y se comercia con pieles.

El Bosquecillo de Aguasclaras, espacio protegido personalmente por Din el Forestal es el coto de caza personal de Ser Hadder y sus caballeros. Vuelve a estar habitado por ciervos e incluso algún jabalí.

La pesca es buena y abundante todo el año en el Lago Aguasclaras.

Sept de la Bahía vive principalmente de la pesca. Hace tiempo que no se producen ataques de los Hombres del Hierro. Su rasgo más distintivo es el Septo de piedra que domina el acantilado. El pueblo está gobernado por la comunidad religiosa del Sept, y estos años bajo el diligente gobierno del Septón Barnard Paege.

Campotrigo ha duplicado su producción de harina desde que se construyera el molino de agua además del viejo molino de viento. Esto ha enemistado, sin embargo, a los dos molineros, que también son concuñados. Ambos llevan a veces sus rencillas y disputas ante la corte de Ser Hadder para que las juzgue.

El Bosque de los Secretos está abandonado y deshabitado. Nadie sabe por qué se le denomina así, aunque el lugar tiene asociada una indefinidad reputación negativa que hace que la gente lo evite.

Orillita sigue siendo un puerto fluvial próspero gracias al comercio de trigo y harina.

Ambas orillas del Forca Azul están salpicadas aquí y allá por granjas aisladas y cultivos.

Granjaclara, junto al Lago Aguasclaras, se hace famosa por los estupendos cerdos que cría, aunque la pesca de truchas también es excelente. La trucha asada con tocino de cerdo de Granjaclara se convierte en un plato muy popular.

Orilla Azul está habitada por gentes estoicas y resistentes. El pueblo tiene buenas plantaciones de grano y estos años parece haberse especializado en la cría de buenos caballos, aunque también de mulos y asnos, que se venden en la feria anual de Aguasturbias. El Mayordomo Josemund mantiene una correspondencia con el Mayordomo Probis, aunque siempre sobre asuntos de rutina.

Villamanzano organiza concursos anuales de tarta de manzana. En esos concursos se bebe mucha sidra, por lo que el lugar acaba convirtiéndose en un lugar de gran festividad durante una semana cada año.

En Solaz del Soldado, pese a los esfuerzos de los hombres de Ser Hadder, las investigaciones acerca de lo sucedido a Ser Trycian de Dorne no fructifican. El Consejo de los Cuatro cumple su palabra y Sanguedor se encarga de mantener a raya a los bandidos. Dos docenas de ellos son ahorcados en Aguasturbias en estos dos años.

Thibalt el Magister.

Isaura Pyke, bandida, asesina y mercenaria.

En Casagrande, Bernadd Casagrande ha enviado a dos de sus hijos a Desembarco del Rey, con un enorme coste, para que se conviertan en escuderos y reciban una educación noble. Mientras, sigue presionando para obtener la consideración de heredero de los Oakenshaf.

El Bosque Viejo está abandonado estos años. Sus extrañas ruinas permanecen silenciosas, saqueadas siglos o milenios atrás.

Piedras Viejas sigue siendo un lugar siniestro. Ruinas de los primeros hombres donde el viento al soplar produce sonidos inquietantes. Sólo locos y criminales habitan allí.

Casa Amable es un lugar extraordinariamente acogedor y famoso por su hospitalidad con los forasteros, quienes, si permanecen suficiente tiempo en el pueblo, acaban enfrascados en las numerosas rencillas y enemistades entre las cinco principales familias del pueblo.

Corral de la Encina vende huevos a toda la región, pues tiene gallinas en gran abundancia.

En Casa de Brom, sigue gobernando el Anciano Brom, su fundador, pese a que se dice que tiene ya cien años de edad. Es el hombre más viejo que se recuerda y a veces incluso señores nobles visitan su casa, prácticamente una mansión señorial, para preguntarle por el secreto de su longevidad.

Los Bosques de Guarda Real permanecen relativamente tranquilos estos años, aunque siguen dando mucho trabajo a Din el Forestal y sus hombres, pues son una zona muy amplia que controlar y patrullar, llena de posibles escondrijos para furtivos o bandidos.

- Año 138: Soraya la Gata abandona el Norte con su hijo, el pequeño Jack, y finalmente encuentra empleo en el castillo de Aguasclaras, donde llega acompañada del Septón Eulocis (que ha estado viajando por todas las Tierras de los Ríos durante años como penitente), que intercede por ella para que Ser Hadder Tully le conceda empleo. Ser Hadder se apiada de ella y de su joven hijo Jack (que entonces tiene cinco años). El Septón Eulocis también entra al servicio de Ser Hadder como Septón de la Casa Tully de Aguasclaras. Poco después, el Septón Eulocis llama a su sobrino Eremiel para que venga desde Sept de la Bahía para convertirse en su Acólito en el pequeño Septo del Castillo.

Soraya la Gata.

- Año 138: Nace Carlysle, cuatro hijo de Ser Baltrigar Tormenta y Clarissa, en el Castillo de Aguasclaras.

- Año 138: Nace Cysa, hija de Russ y Bresa, en el Castillo de Aguasclaras.

- Año 138: Brosten el Leñador se traslada desde Villamanzano al Castillo de Aguasclaras y se pone al servicio de Ser Hadder Tully.

- Año 138: En Desembarco del Rey: Nace Aemon Targaryen, hijo de Viserys y sobrino del Rey Aegon III.

- Año 139: Llega a su fin el Invierno.

- Año 139: Ser Hadder Tully convoca un Torneo en la aldea de Aguasturbias para celebrar el noveno día del nombre de su heredero Pendrik y que este ya es escudero. Además del fin del invierno.

El guerrero Madrigal gana el torneo en el campo de justas y Ser Hadder lo nombra caballero, aceptándolo después a su servicio como caballero mantenido de la casa. Desde entonces será conocido como Ser Madrigal.

Los Lefford de Solaz del Soldado participan en el Torneo:

Ser Monte Lefford: Hermano del fallecido Ser Geor Lefford.

Ser Bryan Lefford: Hijo de Ser Geor Lefford.

Gorly Lefford: Segundo hijo de Ser Geor Lefford.

Hardinald Lefford: Sobrino de Ser Geor Lefford.

- Año 139: Nace Royle, hijo de Rolls el Albañil y de Celine, en el Castillo de Aguasclaras.

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06/01/2014, 22:21
Ser Baltrigar "el Traidor".

Solaz del Soldado. Ser Baltrigar Tormenta: año 136:

Baltrigar cabalgaba junto a Ser Hadder y otros caballeros. Esta vez se trataba de un asunto serio. No era una guerra, pero los bandidos de la región no cesaban de dar problemas. Lo último y más grave, habían atentado contra el recaudador de Ser Hadder, el caballero Ser Trycian. Baltrigar tenía aprecio por aquel hombre. A pesar de ser un dorniense se había defendido con furia y honor en el torneo hacía dos años. Había probado su valía, y Baltrigar le consideraba uno de los suyos y leal a Ser Hadder.

Aquellos desalmados le habían matado. Y ahora Ser Hadder y sus hombres, entre los que se encontraba Baltrigar, acudían a Solaz del Soldado para investigar.

Pobre de los culpables si daban con ellos, la justicia de los Siete caería sobre ellos rauda y veloz. Fulminante como el rayo que cruzaba el venado del emblema de Ser Baltrigar. Por el honor de su compañero caído Baltrigar no tendría piedad, y estaba convencido de que Ser Hadder era de la misma opinión.

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06/01/2014, 22:27
[RIP] Din el Forestal.

Taberna "El Ciervo y el Jabalí", en Solaz del Soldado. Año 137 después del Desembarco del Rey.

Din no paraba de darle vueltas al asunto. Aquel mercenario, aquel cazarrecompensas, Bonhart, tenía una fama merecida. Se había desvanecido de la posada como un fantasma, y el forestal no tenía ni idea de cómo. No le había visto salir aunque bien era cierto que no era capaz de vigilar todas las ventanas de la posada él sólo. Se le ocurrían varias formas en que podía haber huido, aunque tampoco había visto huellas.

Si hubiera podido disponer de algunos de sus hombres para situarlos en posiciones estratégicas alrededor de la posada todo habría sucedido de forma muy distinta. Caster debería haberle avisado de sus planes antes de arrastrarlo a aquella taberna en aquel pueblo.

Pero tampoco podía reprocharle nada. Caster era un soldado, un buen y leal soldado, y al igual que Din, ambos servían al mismo Lord. Armase Arena por el contrario era un completo desconocido para Din, habían hablado poco pero también tenía una reputación que le precedía.

Y allí estaban los tres. Tres hombres adultos con reputaciones temibles rascándose la cabeza sin saber qué hacer porque su presa se les había escapado de entre los dedos. Din arrugó el entrecejo, síntoma de que estaba furioso.

Ninguna presa se le escapaba. Ninguna. Bonhart no sería una excepción, pero debía ser inteligente. También debía tener en cuenta que Bonhart no era el objetivo, sólo un medio para llegar a un fin. Su cerebro comenzó a hilvanar un plan.