Partida Rol por web

Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció en un principio. - Parte II.

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17/12/2013, 15:55
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA X: AÑO 129 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, CASTILLO DEL LAGO DORADO.

DIN EL FORESTAL, 28 años.

INTERACCIÓN: Mención de SER HADDER RÍOS

Otra de las flechas de Din voló directa hacia su objetivo y se clavó en el torso de uno de los soldados de las almenas. El asedio al castillo del Lago Dorado aunque no era parecido le recordaba a las escaramuzas contra los bandidos de los dos años anteriores. Bajo el mando de Ser Hadder había matado a muchos de los que otrora se habían dedicado a saquear su aldea natal y las aldeas vecinas.

Observó por el rabillo del ojo el avance de Ser Hadder. Era un guerrero temible y un líder inspirador. La verdad es que no envidiaba a quién se enfrentara a su espada. Ser Geor Lefford, el Comandante de las fuerzas del Castillo, había cometido numerosos errores tácticos durante la defensa y eso sumado a los aciertos y al ímpetu de Ser Hadder les estaba llevando a la victoria. Din no dudaba de que en poco tiempo rendirían el lugar.

Más tarde lamentaría sus pensamientos de victoria tan adelantados. No vendas la piel del oso antes de cazarlo, le había dicho su padre cuando era joven. Y cuánta razón tenía. Lord hoster Tully llegó con numerosas fuerzas y puso fin al asedio. Din y varios más de los leales a Ser Hadder tuvieron que retirarse y ver cómo éste era preso del Tully.

La rabia bullía en el interior de Din pero le pudo el sentido común y no intentó ninguna locura.

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17/12/2013, 15:56
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA X: AÑO 129 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, ORILLA AZUL, DESPUÉS DEL ASEDIO DEL CASTILLO DEL LAGO DORADO.

DIN EL FORESTAL, 28 años.

INTERACCIÓN: Mención de HERMANO EULOCIS, CASTER, EDDER Y EL DEVOTO NORMAN.

El Acólito Eremiel había llamado a su presencia a tres de los fieles de Ser Hadder. Caster y Edder ya habían llegado cuando Din entró en la cabaña. Los pasos de Din no sonaron cuando los demás se percataron de su presencia. Miró a los cuatro hombres reunidos allí. El cuarto era Norman.

- Hola. - saludó Din serio como siempre. Caster y Edder le devolvieron el saludo asintiendo con la cabeza.

Norman tomó la palabra. Había reunido dinero para pagar el rescate del hermano Eulocis. Una colecta entre los refugiados dijo. Din se sorprendió de ver la buena fe de la gente, y el dinero que habían conseguido en tan poco tiempo. Norman entregaría el dinero del rescate y necesitaría escolta. El forestal trabajaba bien con Caster y Edder, no era la primera vez que iban juntos a cazar bandidos y aunque ésta no fuera una ocasión en la que fuera a haber muertos, era mejor prevenir por si acaso.

Los tres se miraron y un mudo y tácito acuerdo aceptaron acompañar a Norman para hacer la entrega. Si los Hijos del Hierro planeaban alguna jugada sucia, lo pagarían caro.

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17/12/2013, 15:57
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA X: AÑO 130 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, ORILLA AZUL.

DIN EL FORESTAL, 29 años.

INTERACCIÓN: Mención de NANA la Comadrona

Después de tantos años cazando hombres a Din le venía bien un descanso. Llevaba los últimos meses viviendo su aldea natal. Cazaba de vez en cuando, esta vez pequeños animales, para tener provisiones y negociar con sus pieles, y de momento se mantenía bien y podía vivir en la casa familiar. Hacía poco que la había conocido, pero la sola presencia de Lumila relajaba al hombre en que Din se había convertido. Se olvidaba de sus ansias asesinas, de las ansias de venganza principalmente contra los bandidos, fueran cuales fueran. O incluso se olvidaba por momentos del agravio sufrido por Ser Hadder. Aquella mujer que se había trasladado al pueblo hacía apenas un año era un bálsamo relajante en la agitada vida del cazador.

Una tarde más, como cualquier otra, Din acudió a la casa de Lumila. Llevaba un tiempo cortejándola y esperaba proponerle matrimonio pronto. Cuando ella abrió la puerta de la casa Din abrió los ojos extrañado al ver a otra persona en el interior. Nana, la que hubiera sido ayudante de la comadrona durante el parto de Din, estaba allí.

- ¿Qué ocurre? - preguntó dejando caer a un lado el ramillete de flores que había llevado para Lumila.

Ella le miró, al principio con temor, pero luego con una sonrisa. - Estoy embarazada. -

La sorpresa hubiera provocado un infarto al corazón de Din si hubiera sido un poco más mayor, pero enseguida dio paso a la euforia. El hombre abrazó a la mujer y la alzó en brazos sonriendo y riendo a partes iguales. La hizo girar sobre sí mismo un par de veces hasta darse cuenta de lo peligroso que era en su estado. Momento en el que la bajó inmediatamente al suelo y puso una mano sobre su vientre.

- ¿Quieres casarte conmigo? - preguntó mirando a Lumila a los ojos.

Tras el sí, la siguiente en recibir el abrazo del forestal fue la propia Nana, que pese a sus esfuerzos por mantener al hombre apartado, no pudo sino aguantarse mientras éste la zarandeaba con cuidado presa de la felicidad.

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17/12/2013, 15:58
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA X: AÑO 132 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, ORILLA AZUL.

DIN EL FORESTAL, 31 años.

INTERACCIÓN: Mención de SER HADDER RÍOS.

Din se encontraba fuera de Orilla Azul cuando recibieron la noticia. Ahora cabalgaba de vuelta junto a Ser Hadder y unos pocos de sus hombres. Ser Geor Lefford había atacado a caballo y con antorchas Orilla Azul, feudo de Ser Hadder y hogar natal de Din.

En la mente del hombre estaban su esposa y su hijo. Si Ser Geor les había causado el menor daño con tal cobarde y despreciable ataque...

Ser Hadder se había pedido personalmente a Ser Geor, pero si su mujer o hijo habían sufrido algún daño Din no complacería a su Señor. Cuando llegaron a la aldea el espectáculo era desolador. Numerosas cabañas eran pasto de las llamas y bastantes cuerpos yacían sin vida sobre el suelo.

La ira pudo con Din y probablemente con otros muchos de los hombres de Ser Hadder. La escaramuza siguiente no duró mucho. Ser Hadder acabó con Ser Geor y el resto de bandidos cayeron o huyeron bajo el brutal ataque de las fuerzas de Orilla Azul.

Din corrió hasta su casa para comprobar con alivio que tanto su esposa como su hijo estaban ilesos. Sin embargo algo en sus rostros hizo que el corazón de Din diera un vuelco. Sus tres tías habían perecido en el ataque. Unas lágrimas cayeron por el rostro de Din. Si alguna vez su determinación había flaqueado ahora se veía reforzada. Ni un sólo bandido permanecería impune en las cercanías de su hogar mientras él siguiera con vida.

Dedicaría todo su tiempo y energías en volver a ser el Cazador de Hombres que una vez había sido.

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17/12/2013, 16:12
[RIP] Din el Forestal.

VIÑETA X: AÑO 133 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, ORILLA AZUL.

DIN EL FORESTAL, 32 años.

INTERACCIÓN: Mención de NANA la Comadrona.

Un año había pasado. Un año desde aquel fatídico ataque donde había perecido gran parte de su familia. Ahora Din era lo más antiguo que quedaba. Recordó a sus tías y rezó una plegaria a los Siete por ellas. Pero ahora de nuevo la vida se abría camino. Giró y volvió sobre sus pasos hacia su casa, con Dhur en brazos. Se sentó en el banco de madera junto a la puerta, y esperó fuera, tal y como le habían indicado.

Y aunque tuvo que esperar tres horas más, lo hizo lleno de felicidad. El llanto de un bebé rompió el silencio de la noche y Din levantó la cabeza sobresaltado. Sonrió a su hijo, le miró y le dijo. - Vas a conocer a tu hermanito. -

Depositó a Dhur en el suelo y le tendió la mano. El niño ya sabía andar y siguió a su padre hasta la entrada de casa. La puerta se abrió y el rostro de Nana apareció de nuevo. Comenzaba a ser una habitual en aquella casa.

- ¿Cómo ha ido? - preguntó Din que escuchaba el llanto de su recién nacido segundo hijo. Nana asintió. Todo había ido bien y Din y Dhur pudieron pasar a ver a la madre y al hijo.

- Gracias por todo. - musitó Din a Nana antes de entrar a ver a su esposa.

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17/12/2013, 23:00
[RIP] Jack "Pequeño Cuervo".

Año 133 de la dinastía Targaryen. El Norte. Último Hogar. Jack "Pequeño Cuervo"; su madre Soraya "la gata"; propietario del burdel de Último Hogar. 

La habían estado usando (la adolescente se resistía a usar otro nombre para lo que hacían con ella, para el modo en que la tocaban y la penetraban), sobre todo, hombres del muro. También otros hombres, esa era la verdad, incluso Drareg. Pero ella prefería pensar en los hombres del muro. Habían sido los más numerosos, y por algún extraño motivo, eran los más amables con ella. Al menos no solían pegarle demasiado. 

No pensaba, ni tampoco sabía, el motivo. Su vida era un infierno que se repetía con un ritmo lento, en el que la limpieza de los suelos, y las labores de costura, se sucedían con comer el escaso rancho, y ser usada por las noches por hombres que no conocía y a los que, generalmente, no volvía a ver.

No pensaba en sus padres, ni había vuelto a verlos. Tampoco hubiera podido decir nada sobre su pasado, sobre aquellos cuya sangre corría también por sus venas. De haberlos conocido, de haber podido hablar de ellos, seguramente tampoco hubiera dicho nada. 

Sobrevivía, y había aprendido la cautela y la actitud huidiza y disimulada de los gastos.  

Había estado trabajando hasta hacía un mes, pero ahora era sencillamente imposible. Se maravilló, sin embargo, con el hecho que Drareg no la hubiera matado, o obligado a abortar cuando se negó a deshacerse del crío que llevaba en las entrañas. Una de las putas del sur, le había asegurado que seguro que pasaba eso. Soraya pensó que tal vez en el norte había menos población y un crío, aún el crío de una puta, era más importante. 

Se acarició la enorme barriga y escuchó las voces airadas afuera. Drareg mercadeaba con la comadrona. Si no llegaban pronto a un acuerdo bien podría no haberla hecho llamar. La nueva contracción le hizo combarse de dolor y apretó los dedos como garfios a la cama sucia. Enormes gotas de sudor caían por su frente, y en algún momento había empezado a chillar y a resoplar. Sentía que su hijo estaba a punto de nacer y, en ese momento, tuvo una revelación: siempre sería el hijo de una puta, pero no iba a dejar que se criara en el burdel. Iba a escapar de allí, con él. Lo juraba por los dioses antiguos y por los nuevos.

Notó las nuevas contracciones y, en ese momento, la puerta se abrió y la comadrona se acercó a ella con desgana. No importaba. Ella y su hijo sobrevivirían a esto

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17/12/2013, 23:28
Haudrey Ríos, el Bastardo Rencoroso.

Año 134 de la dinastía Targaryen.

Orilla Azul.

Haudrey Ríos.

El joven niño se encontraba sentado en el exterior del dormitorio de su padre y lady Olenna, junto a Pendrick y Gwraidd, sus hermanastros, mientras escuchaba los gritos de la señora, y el llanto de su hermanastra Lydia, que estaba en su cuna, pues aún no era lo suficientemente mayor para jugar con ellos. El chico no sabía muy bien que estaba ocurriendo, pero a la señora parecía dolerle mucho, a juzgar por sus gritos. 

Aunque estaban jugando con un revoltijo de cuero con forma de pelota, los tres niños miraban nerviosamente hacia la puerta de vez en cuando. Parecía que tener hijos era muy doloroso, a juzgar por como gritaba la mujer, y no podía evitar preguntarse si a padre le dolía igual. Quizás fuera así, pero padre era un héroe, y aguantaría el dolor como tal. A ellos les habían mandado fuera a esperar, incluso a Pendrik y Gwraidd. Haudrey podía comprender su caso, ya que era un bastardo, y no era hijo de lady Olenna. Sin embargo, no entendía del todo porque sus dos hermanastros estaban fuera. ¿Les habrían castigado también para no hacerle sentir mal? 

-Parece que lady Olenna no lo está pasando bien-dijo Haudrey, más bien para sí mismo, aunque de todos modos no parecía que fuera a obtener respuesta. De repente los gritos cesaron, y a los pocos segundos se escuchó un llanto de bebe, que acompañaba al de Lydia. Parecía que el nuevo miembro de la familia había llegado al mundo. 

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17/12/2013, 23:39
[OUT] Bresa la Costurera, esposa de Russ.

AÑO 130. CAMINO DEL BOSQUE HACIA LA ALDEA DE AGUASTURBIAS.

MIRKA, COSTURERA.

BJORN, TENDERO.

BRESA, HIJA DE MIRKA Y BJORN.

RUSS, JINETE LIBRE.

Su madre había intentado hablar con ella suavemente, intentando hacerla entrar en razón.

- Pero hija, ¡Nadie se casa por amor! ¿Qué tonterías son esas? El amor llega con el tiempo, viviendo juntos, con los hijos...

- ¡Son esas estúpidas historias de caballeros y princesas que cuentan los juglares en el mercado! - Gritaba su padre, caminando nervioso de un lado a otro de la estancia. - ¡Esas historias estúpidas, Mirka! ¡Le han reblandecido el seso, te lo digo yo!

- Tu hermana se casó con catorce días del nombre, a los dieciséis ya tenía a tus dos sobrinos... - continuó su madre con voz suave.

- ¡Dieciséis días del nombre este año! ¡Dieciséis ya! ¿Qué va a decir la gente? - La ira de su padre crecía.

- Sé que Vorgis te parece viejo y feo, y habla raro, pero es un comerciante de buena posición, tendrás una casa en la que no pasarás frío y jamás pasarás hambre, ni siquiera en Invierno. - Su madre sonrió, sentada a su lado, intentando calmar los ánimos en la casa.

- ¡Ya basta de tonterías! - Dijo su padre, dando dos zancadas hasta ella y propinándole un sonoro bofetón. - ¡Solo las putas siguen solteras a tu edad... Y no se dirá eso de una de mis hijas! ¡Vorgis es un buen partido, y mañana por la tarde te casarás con él!

Bresa se levantó con toda la dignidad que pudo, intentando no llevarse la mano a su mejilla dolorida, cogió el cesto de las bayas y se marchó al bosque. Pasó la tarde recogiendo arándanos y frambuesas, sollozando por su futuro. Vorgis era viejo, feo e increíblemente gordo. Tenía una buena casa y no faltaba carne en su mesa, sí, pero cuando se dirigía a ella la trataba como algo a medio camino entre una yegua y una esclava. "Me darás muchos hijos y cuidarás de mi casa, sí" no paraba de repetir cuando estaba junto a ella. 

Ya caía la noche cuando Bresa emprendió el camino de vuelta a casa. Se sentía desesperanzada... ¿Qué hacer? ¿Huir? ¿Para qué? Probablemente se vería obligada a prostituirse, o a mendigar y morir de hambre. Y en esta última discusión su padre le había dejado claro que no iban a cambiar de opinión, se casaría. Se casaría mañana por la tarde con Vorg...

Un ruido la sacó de sus pensamientos. Unos palos rotos, unas hojas crujiendo bajo una bota de cuero y metal. Cuando miró a su alrededor, un hombre estaba frente a ella. Llevaba una armadura de cuero tachonado, ajada y algo desgastada, un casco de cuero raído y olía peor que una pocilga en un caluroso día de Verano.

- ¿Estás sola? - dijo sonriendo. - Sabes, las chicas decentes no caminan solas a estas horas de la noche...

Un bofetón que dejó a su padre al nivel de una caricia la tiró al suelo, y antes de que le diera tiempo a reaccionar, el hombre ya estaba sobre ella. Pudo notar su aliento acre sobre ella, mientras el hombre le sujetaba los brazos con una mano, e intentaba subirle las faldas con la otra. Por un momento, Vorgis no pareció tan malo... Pero ya ni él la tendría, no después de lo que iba a pasar.

El hombre terminó de subirle las faldas, y Bresa cerró los ojos con fuerza, pidiéndole al Desconocido que se la llevase pura. En ese momento, un pequeño gorgoteo de sangre salió de la garganta del hombre, que cayó a plomo sobre su cuerpo. ¿Habría hecho el Desconocido caso a sus plegarias? - pensó Bresa - Aunque no era un dios misericordioso... ¿Tal vez la Doncella intercedió por ella?

El ruido de una espada envainándose le hizo abrir los ojos, y en la oscuridad vio la figura de un hombre, que de un puntapie tiró el cuerpo del hombre a un lado y liberó a Bresa. Se agachó junto a ella y bajó su falda sin dejar de mirarla. - Parece que he llegado antes de que el daño fuera hecho - dijo tranquilo - pero no deberías andar sola a estas horas.

Era un hombre joven, pero muy alto y de brazos poderosos. Bajo su armadura de cuero se podía ver un cuerpo muy fuerte y fibroso, y sus manos eran anchas y rudas. Una espada colgaba de su cinto y un caballo pastaba unos pasos más allá. Era un guerrero, pero no parecía un bandido o un mercenario asqueroso como el que yacía muerto a su lado. Parecía uno de esos de las historias de los juglares, nobles caballeros que salvan princesas. Bueno, él no parecía un caballero, solo un guerrero. Pero ella tampoco era una princesa.

En ese momento lo tuvo claro. El Desconocido no había respondido a sus plegarias, pero la Madre lo había hecho. Había una salida, un camino honrado, pero que no la llevaba a Vorgis. 

- Tengo algo de queso y vino en mi cesta - dijo con su mejor sonrisa. - Hagamos fuego y compartámoslo, es lo mínimo que puedo hacer por ti. 

El vino no era suficiente para nublar el juicio del jinete, pero sí la juventud de Bresa, su belleza y su arte con la palabra. Le dijo que era joven, estaba sin tocar - en parte gracias a él - y era buena costurera: traería dinero a casa, cuidaría de él y le daría hijos sanos. Una mujer que pueda coser y ayudar con algunas monedas es mucho mejor que una que solo sepa parir, ¿no? Además era de familia decente, y asentada en el lugar. El jinete, que se llamaba Russ y le llamaban Matatoros - por alguna historia rara a la que Bresa no prestó mucha atención - llevaba un tiempo sintiéndose con necesidad de una esposa, y lo que había pasado parecía... Bresa tenía razón, parecía un designio de los Siete. 

Al alba se acercaron al sept y pidieron casarse. El septón sabía que ese joven apuesto no podía ser Vorgis, y que éste llegaría por la tarde, por lo que se negó a casarles... Hasta que Russ abrió su bolsa e hizo tintinear unas monedas. La arboleda tras el septo hizo de cama nupcial, y poco después llegó Vorgis, con la familia de Bresa.

- ¿Como está la doncella? - Preguntó Vorgis, intentando sonar meloso. - ¿Preparada para darme hijos?

- No soy doncella - dijo Bresa tranquila, pausando un momento sus palabras para oír el murmullo creciente entre los presentes. - Soy mujer y esposa, y el hombre que camina a mi lado es mi marido.

El padre de Bresa lanzó una mirada entre sorprendida y furibunda al septón, que asintió sonrojado. 

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18/12/2013, 03:39
Ser Trycian de Dorne.

Año 134 de la Dinastía Targaryen, un bosque a pocos kilómetros de Lanza del Sol.

Trycian Martell, Hijo de Lord Trynen Martell.

Las hojas bajo nuestras botas resuenan al quebrarse, secas y muertas como la mayoría del bosque comienza a estar. En Dorne las arenas y la aridez son lo más común del paisaje, pero hay múltiples bosques también, distintos a los norteños, pero llenos de árboles y plantas. Los primeros ya están exfoliando sus hojas a paso rápido y me he enterado de que el cuervo blanco ha llegado desde la Ciudadela de Antigua dando la funesta noticia. Se la comento a Tryller que mantiene su arco con la flecha preparada a mi lado mientras camina:

 - "¿Supiste que oficialmente ha comenzado el Invierno? Vi el cuervo blanco en la torre esta mañana."

Me responde con su clásico desinterés que a nosotros no nos interesa esa menudencia, pues en Dorne casi no se nota la diferencia entre el Verano y el Invierno. Luego me dice que está aburrido y que el mundo ahora no merece a un guerrero como él. Dice que se apena de la muerte del último Dragón de los Targaryen pues le habría gustado a él acabar con ellos con su lanza. Niego con la cabeza de lo estúpido y pedante que es.

Nuestros pasos recorren varios metros mientras escuchamos y observamos nuestro alrededor, buscando un objetivo que cazar. Pueden ser venados o jabalíes, pues hay varios de ellos en estos bosques, sobre todo de los últimos.

Me parece encontrar un rastro de jabalí. Le indico en silencio a mi hermano y busco el sentido del viento para detectar el aroma de la bestia que será la cena de hoy. Detecto su rastro y le indico a mi hermano la dirección donde está. De pronto, este lanza una flecha sin decirme nada y un jabalí huye con una flecha enterrada en un muslo. Maldigo con reclamos por su precipitación:

 - "Eres un idiota, Tryller. Por tu culpa el maldito ha huido. Tendremos que seguirlo y encontrarlo otra vez. Todo por no tener paciencia y querer lucirte."

Me mira con odio en los ojos y me responde con tono sarcástico. Me habla acerca de que yo sé lo que es mantenerse con paciencia y eso es lo que hago todo el tiempo. Me dice que acecho y espero la oportunidad de apuñalar por la espalda. Sabe que es lo que hago y sabe que le odio. Sabe como le envidio mucho y le deseo mal. Me dice que sabe que he estado entrenando mucho para ser un luchador como él y poder desafiarlo abiertamente algún día. Dice que sabe que deseo despojarlo de todo lo que posee pues me creo mejor que él. Dice que sabe como miro a su prometida.

 - "Estás hablando estupideces."

Luego me dice que no son estupideces, que sabe que me muero por robarle a su prometida y desplazarlo para así tener la heredad de nuestras tierras. Niego con la cabeza ante sus palabras intentando ignorarlas. Luego me dice que lo sabe y que por eso organizó esta cacería y nos separó del resto del grupo. Quería un momento para estar conmigo y así hablar de forma sincera. Dice que soy un traidor y que quiero robarle todo.

 - "No quiero nada de tu herencia. Padre nunca me daría nada aun se lo suplicase y tampoco me interesa tener esa responsabilidad. Jamás me metería entre Alessa y tú tampoco."

Entonces me increpa fuertemente. Me dice que ahora la llamo por su nombre en vez de decirle Lady Gargalen. Me dice que soy un desgraciado sinvergüenza y que quizás hasta he tomado su virtud sin que nadie sepa. Boto el arco y le asesto un puñetazo en el rostro. Me responde rápidamente y terminamos en el suelo golpeándonos fuertemente hasta quedar sin aliento.

La sangre corre desde mi nariz, cálida casi ardiente mientras intento ponerme de pie. Tomo el arco y la lanza que llevaba a la espalda y que había caído durante la gresca. Comienzo a caminar detrás del jabalí herido sin tomar en cuenta los gritos de mi hermano que me reprocha que además soy un cobarde. Me dice que no tengo los cojones para gobernar ni para ejercer como soberano ni de una granja. Me dice que no permitirá que le robe nada y que me verá morir antes de perder todo lo que le corresponde.

Un sudor frío cae por mi frente y mi espalda. Esa sensación fatídica de que alguien te apunta con un arco desde atrás a una distancia precisa, ni corta para defenderte, ni larga para fallar el tiro. Me giro lentamente en un segundo que siento como una eternidad. Al rotar, veo a Tryller apuntado en mi dirección con un flecha totalmente tensada y cuya punta de acero refleja los tenues rayos de sol que se cuelan por entre las hojas de los árboles.

La flecha se suelta y escucho el silbido de la saeta dirigiéndose a mí a alta velocidad. No puedo reaccionar y mi cuerpo está completamente paralizado mientras veo el ángulo letal dirigiéndose hacía mi pecho. Intento girar pero soy lento, demasiado lento como para salvar mi vida.

Un milagro o un error, jamás lo sabré. El punto es que la flecha pasa por mi lado a pocos centímetros para enterrarse en el lomo del jabalí que está cargando contra mí. Veo como el proyectil se entierra en el animal, pero no basta para derribarlo. La bestia me golpea y siento uno de sus colmillos ensartarse en mi pierna mientras me derriba de manera violenta, lanzándome un par de metros hacía el lado.

La bestia intenta empalar a mi hermano, pero este lo esquiva hábilmente, dejando que continúe su carga. El jabalí gira y vuelve a cargar contra Tryller. Este recarga su arco y lo tensa para disparar nuevamente al animal, pero con los nervios tira demasiado y la cuerda de su arco se corta, cortando el rostro de mi hermano y comprometiendo su ojo derecho. Veo como cae el arco y sus manos se dirigen a su cara para detener una sangre que se precipita en caer.

Rápidamente tomo la lanza que llevo, me pongo de pie con gran dolor y apunto para lanzarla al jabalí antes de que mate a mi hermano. Lanzo el arma y veo como vuela por el aire los metros necesarios, en línea recta para impactarse en el rostro de la bestia, pero entonces los Siete alejan su mirada y el Desconocido se cuela de manera cruel en nuestro destino. Mi hermano, cegado reacciona al ruido de la carga e intenta esquivar los dientes afilados que buscan matarle, poniéndose en la trayectoria de la lanza que viaja por el aire.

Veo como el arma se entierra en la espalda de mi hermano, atravesando su cuerpo y quedando ensartada en su tórax. Cae de rodillas mientras el animal parece sentirse mal de las flechas que trae enterradas. El animal cae agonizando delante de mi Tryller, quien a su vez hace lo mismo.

Me acerco rápidamente y con mi daga degüello al Jabalí. Luego me acerco a mi hermano y lo tomo entre mis brazos mientras vomita sangre a través de la boca y la nariz. Miro su herida y entiendo que no hay nada que hacer, que su vida ya ha sido reclamada por el Desconocido. Le hablo con los ojos llenos de lágrimas y la voz cortada por el dolor del alma más que el del cuerpo:

 - "Te amo, hermano mío. Siempre te amé y siempre te admiré. Espero alguna vez en mi vida ser aunque sea una sombra de lo que tú habrías sido."

Me mira con los ojos desorbitados y me aprieta con sus dedos. Logra enfocar la vista y veo un resplandor en sus ojos que me indican que entiende lo que le he dicho, por lo que me contesta con su último aliento diciéndome que me odia y que me maldice para que jamás pueda ser lo que él habría sido.

Lloro amargamente sobre su cadáver mientras escucho los gritos de los hombres de mi padre, que han escuchado el ruido y han acudido por nosotros. Se reúnen a mi alrededor y parecen pasmados mientras mi llanto continúa de forma compulsiva e incontenible como único ruido en un bosque en el cual hasta las aves han dejado de cantar.

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19/12/2013, 18:26
Escudero Beldyr "hijo del Traidor" Tormenta.

VIÑETA X: AÑO 131 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

BELDYR TORMENTA.

Una cálida tarde Clarissa, mi madre, se puso de parto. Mi padre era un manojo de nervios, no sabía qué hacer o decir, así que el Maestre le despidió hasta que todo hubiera acabado.

El parto fue rápido, cosa que mi madre agradeció pues estaba muy fatigada del embarazo, pues este había sido bastante complicado.

Al llegar al mundo no lloraba como hacen los bebes al entrar el aire en sus pulmones por primera vez, así que el Maestre tuvo que "golpearme" varias veces hasta que finalmente se oyó mi llanto.

En ese momento mi padre atravesó la puerta.

- Enhorabuena Ser. - Le dijo el Maestre. - Es un varón.

La cara de mi padre era de radiante felicidad. Me cogió y se acercó a mi madre.

- Es un varón. - Dijo. Se llamará Beldyr.

Tras esto besó calidamente los labios de mi madre y posteriormente besó mi frente.

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20/12/2013, 10:49
[RIP] Brandon, 2º hijo de Ser Baltrigar.

VIÑETA X: AÑO 133 DE LA DINASTÍA TARGARYEN.

BRANDON TORMENTA.

Tras un plácido embarazo, totalmente distinto del de su primogénito, había llegado el momento del parto. Apenas comenzaban a despuntar las primeras horas del día cuando Clarissa le pidió a su esposo que fuese en busca de un Maestre.

- Creo que ya viene - añadió.

Apenas habían transcurrido unos minutos cuando Ser Baltrigar regresó acompañado por el Maestre.

- Debéis esperar fuera Ser. Ya lo sabes - dijo cerrando con suavidad la puerta de la habitación.

El parto transcurrió sin ningún problema, aun con más facilidad que el primero y, al poco tiempo, el Maestre estaba ligando con soltura el cordón umbilical con dos hilos que sacó de uno de sus bolsillos, que procedió a cortar. El segundo hijo de Ser Baltrigar, pues resultó ser un varón, lloraba sano con toda la fuerza de sus pulmones.

Al oír el llanto de su hijo, Baltrigar no pudo resistir la impaciencia y abrió la puerta entrando en la habitación.

- Enhorabuena Ser. Tenéis un nuevo hijo sano - dijo el Maestre poniéndole en brazos a su vástago.

Con su segundo hijo en brazos, Baltrigar se acercó a su esposa y le entregó el bebe con cariño.

- Es un varón. Otro niño fuerte. Se llamará Brandon...

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20/12/2013, 10:58
Ser Baltrigar "el Traidor".

VIÑETA X: AÑO 129 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

SER BALTRIGAR TORMENTA. Dieciséis años.

Hacía cuatro años que Clarissa se había convertido en amiga y confidente de Baltrigar. Los dos muchachos reían y jugaban a partes iguales en su tiempo libre, que en el caso de Baltrigar no era mucho. Pero a ambos les venía bien. Baltrigar no tenía otros amigos en Bastión de las Tormentas. Sus hermanastros le despreciaban por ser un bastardo, y su padre, aunque le había reconocido como hijo, tenía poco trato con el chico.

A sus dieciséis años Baltrigar había crecido mucho, ya era más alto que su propio padre, y Lord Robert no era un hombre menudo. Sus hermanos mayores tenían una estatura y corpulencia similar, dado su físico no había duda de que todos eran hijos del mismo padre. Y a pesar de que Clarissa era dos años menor que él, a Baltrigar le contagiaba su felicidad. Hacía que se sintiera más vivo cada día.

Pero aquel día todo cambió. Ser Hadrick, su mentor, le indicó que su padre no veía con buenos ojos el tipo de relación que mantenía con la plebeya. A oídos de Ser Hadrick habían llegado rumores de que planeaban casar a Baltrigar con una chica noble, pero no supo decirle cuál. El caballero se lo dijo al muchacho porque tras todo ese tiempo le tenía aprecio. Baltrigar había sido un escudero encomiable y se había convertido ya en todo un hombre, aunque con el corazón de un niño. Ser Hadrick no quería que sufriera y Baltrigar debía atenerse a la realidad. Entre él y Clarissa no podía haber nada. Quizá podía tomarla como amante, pero nada más. Y Ser Hadrick quería que Baltrigar lo tuviera claro, por el bien del chico.

El joven quedó impactado por las noticias y tardó una semana en volver a hablar con Clarissa hasta que finalmente se atrevió. Se reunió con ella en secreto y le contó lo ocurrido. Y le confesó lo que sentía, lo profundo que había llegado a ser su amor por ella. Aquella tarde, sin más testigos, Baltrigar y Clarissa se prometieron en secreto.

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AÑO 130 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

SER BALTRIGAR TORMENTA. Diecisiete años.

Baltrigar notaba un cosquilleo en el estómago. Puede que fueran los nervios ante los próximos acontecimientos. Puede que quizá sólo fuera la tensión de mantener un secreto. O de mantener en secreto algo tan importante. Sabía que su padre no lo iba a aprobar, al igual que el resto de sus hermanos. Y por mucho que le despreciaran por ser un bastardo, seguían tratándole como a un Baratheon, y querían para él una esposa noble. Alguien que trajera fortuna y honor a la Casa. Alguien que mejorara aún más el nivel social de la segunda mayor Casa del reino.

Sin embargo todas sus dudas se disiparon al entrar en la capilla. Aquel día no habría nadie. Estaba cerrada al público y el Septón había prometido a Baltrigar que sería un ceremonia rápida y sencilla, para ellos dos sólos y un par de testigos. Cuando Baltrigar entró comprobó que junto al altar de los Siete se encontraba ya el Septón. A su izquierda, unos escalones más abajo, estaba Ser Hadrick, mentor de Baltrigar y única persona a la que había confiado el secerto. A la derecha del Septon, a la misma altura que Ser Hadrick, los padres de Clarissa.

Baltrigar rememoró a toda velocidad el momento en que había pedido la mano de su amor a su padre, y cómo se dejó llevar por el júbilo cuando éste aceptó con una sonrisa.

Ahora estaban allí. Los tres únicos testigos de la boda. Y radiante, junto al Septón, más deslumbrante que nunca, con un sencillo vestido cosido por ella misma y su madre, estaba Clarissa. La mujer más bella de todo Poniente. Al menos a los ojos de Baltrigar. No le importaba que tuviera un orígen plebeyo. No le importaba que sus padres fueran mercaderes. Baltrigar era un bastardo y para lo que los Baratheon querían le trataban como tal. Él no seguiría sus normas. Amaba a esa mujer y se casaría con ella y sólo con ella.

A pesar de notar cómo le temblaban las piernas, Baltrigar hizo acopio de toda su fuerza de voluntad y avanzó con pasos que pretendían ser firmes hasta el altar mayor.

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AÑO 131 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

SER BALTRIGAR TORMENTA. Dieciocho años.

Ser Baltrigar Tormenta salió con la cabeza bien alta del Salón de Justicia. Lord Robert Baratheon acababa de nombrarle caballero en presencia de sus hermanos y otros nobles. Todo un prestigio para un bastardo. Sin embargo había muchos que se habían opuesto, en secreto y a espaldas de Baltrigar, y algunos incluso a voz en grito. Pero cuando Robert tomaba una decisión nadie podía contradecirle, y no osaban.

No había prestado juramento, y no sería un caballero mantenido por culpa de muchos de esos prejuicios. Pero era un Caballero y un jinete libre al servicio de la Casa Baratheon. Ya no podrían quitarle aquello.

Regresó a sus aposentos dispuesto a hacer compañía a su esposa. Clarissa últimamente se había encontrado mal, sufría mareos e incluso algún vómito. El Maestre estaba con ella en aquellos instantes.

- Ser Baltrigar, – saludó el Maestre con la cabeza. - , mucho me temo que su esposa deberá guardar reposo durante un tiempo. - El corazón de Baltrigar se sobresaltó temiéndose lo peor. Fuera cual fuera la enfermedad rezaría a todos los dioses porque cuidaran y curaran a su esposa.

Entonces la sonrisa asomó a los labios del maestres. Baltrigar miró a Clarissa y sus ojos rebosaban felicidad.

- Felicidades, Ser. - Dijo el Maestre ahogando una pequeña risita. - Van a ser padres. -

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AÑO 132 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

SER BALTRIGAR TORMENTA. Diecinueve años.

Ser Baltrigar Tormenta azuzó a su caballo para que atravesara el portón de Bastion de las Tormentas. Tras unos breves minutos logró que se ocuparan de su caballo y caminó con paso rápido hasta sus aposentos, donde esperaba encontrar a su esposa. Y así fue. Clarissa le miró intrigada, queriendo saber qué había ocurrido.

- He hablado con la Mano. - Indicó Baltrigar. - Les llevé el mensaje de mi padre... - continuó agachando levemente la cabeza. - Incluso con la presión de Lord Robert Baratheon, y a pesar de todos mis argumentos... lo máximo que he conseguido es que consideren a Beldyr noble. Sólo nuestro primogénito. - Aclaró.

- Si tenemos más hijos serás todos ellos plebeyos, y todos, incluido Beldyr, tomarán el apellido Tormenta. -

Podía haber sido peor. Al menos se habían asegurado el futuro de uno de sus hijos, y mientras ellos vivieran, si tenían más hijos, podían intentar situarlos en distintos puestos que les auguraran un buen futuro. Baltrigar comenzó como escudero, ellos podían comenzar igual. Quizá algún día todos ellos fueran caballeros.

Pero estaban adelantando acontecimientos. De momento sólo habían sido bendecidos con un varón, y no sabían si en el futuro tendrían más hijos aunque ambos lo deseaban. Baltrigar depositó un beso en los labios de su esposa, y luego otro en la frente mientras sus manos sujetaban su rostro con suavidad.

- No cesaré de luchar por nuestros hijos ni por vos... nunca en mi vida. - Confirmó a su esposa. Ella y su hijo eran lo que más amaba en el mundo.

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AÑO 133 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, BASTIÓN DE LAS TORMENTAS.

SER BALTRIGAR TORMENTA. Veinte años.

- Creo que ya viene. - Indicó Clarissa. El corazón de Baltrigar dio un vuelco y salió corriendo de sus aposentos buscando a un Maestre como loco. Regresó apenas unos minutos acompañado del viejo Maestre.

- Debéis esperar fuera, Ser. Ya lo sabes. - Indicó mientras cerraba con suavidad la puerta de la habitación.

Fuera, mirando embobado la puerta, Ser Baltrigar se removió inquieto y comenzó a andar en círculos siempre cerca de la puerta. Era el segundo parto de Clarissa, y en el primero ya había tenido sus dificultades. Beldyr había venido al mundo sin llanto y aquello había asustado al principio al Maestre y más aún a Baltrigar cuando le cedieron el paso a la habitación y su primogénito yacía en silencio.

Pero todo fue un susto. Beldyr crecía sano y fuerte y era un orgullo para su padre. Y ahora, en cambio, apenas oía los gemidos o chillidos de su esposa. Algo en el interior de Baltrigar le decía que no podía estar bien, que algo iba mal. Y de pronto un llanto.

No pudo contenerse e irrumpió en la habitación temiéndose lo peor.

- Enhorabuena Ser. Tenéis un nuevo hijo sano. - Indicó el Maestre mientras le ofrecía a su hijo.

Baltrigar lo recogió en sus brazos mirándolo con ternura. Desvió la mirada un instante para comprobar que Clarissa se encontraba bien. Se acercó a ella despacio, sostuvo su mirada y ambos mantuvieron una sonrisa franca en sus rostros. Ella alargó los brazos y Baltrigar le ofreció al niño. Estaría mejor en los brazos de su madre.

- Es un varón. Otro niño fuerte. Se llamará Brandon... - ya lo habían acordado hacía un par de meses.

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20/12/2013, 11:02
Ser Gwraidd Tully.

Año 134 de la dinastía Targaryen. Orilla Azul. Gwraidd Ríos (faltan aún algunos años para ser Gwraidd Tully); Pendrick Ríos (faltan aún algunos años para ser Pendrick Tully); Haudrey Ríos.

La obsesión principal de Gwraidd la mañana en que nació su hermana Arianna era tomar la pelota y quitársela a sus hermanos mayores. Para el jovencísimo Gwraidd tanto Pendrick como Haudrey eran unos abusones, que sólo querían jugar ellos, y que no le dejaban participar. El hecho que sus hermanos, sencillamente, por ese año de más eran más rápidos, y más fuertes que él, ni se le pasaba por la cabeza

Como todos los hombres pensaba Gwraidd que todo el mundo giraba a su alrededor, y como todos los niños no había aún comprendido que semejante idea latía dentro de la mente de absolutamente todos los nacidos de mujer, aunque posteriormente el tiempo y la realidad se encargara de moderar ese pensamiento o, incluso, de anularlo.

¿Qué importaba entonces los gritos de su madre, salvo provocarle una lejana preocupación, acrecentada por no poder verla justo en ese momento? ¿Por qué no le dejaban estar con ella? Ese pensamiento, como casi todos los que tenía, lo pronunció en voz alta, aunque sin esperar una respuesta que, de todos modos, no iba a producirse. Si no hubiera estado tan obsesionado con apoderarse de esa pelota, revoltijo de cuero que iba de un lado a otro de la habitación, hubiera llorado por la inexcusable crueldad del mundo, que no le dejaba estar con su madre mientras ella gritaba, seguro, que llamándolo.

En un momento determinado sus dos hermanos mayores, quizás con ese punto mayor de preocupación que les daba su edad, miraron hacia la puerta. Entonces se movió rápido y tomó la pelota con ambas manos, elevándola por encima de la cabeza como si hubiera obtenido un tesoro.

- Gané, gané, la pelota es mía. Soy el mejor - dijo mientras se alejaba con la máxima velocidad que su aún no perfecta coordinación que sus piernas le permitían.

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20/12/2013, 20:01
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

VIÑETA X: AÑOS 129 A 134 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Puenteamargo. Madrigal recibe entrenamiento de caballero bajo la tutela de su padre Otto, que tiene un secreto plan para llevarlo a cabo.

Otto había llevado a su hijo a las cuadras. El Maestre de Puenteamargo había conseguido que les dejaran practicar con caballos de los buenos y no con los que estaba acostumbrado a tratar.

- Elije uno pequeñín y hazlo bien, pues no tendremos muchas oportunidades como esta. - Sonrió recordando a su hijo practicando a lomos de un asno, aunque no se había defendido demasiado mal. Estaba seguro de que el poder de la sangre que corría por sus venas corría por las de su hijo. Eso le daba la seguridad de que era suyo y no de alguno de los rubiales con los que la urraca de su mujer caía obnubilada a causa de los brillos dorados de sus cabellos.

- ¿Pequeñín? - Su padre seguía dirigiéndose a él como si fuera un bebé, pero ya había cumplido catorce años. Sabía que lo hacía para dejarle en ridículo, así era su sentido del humor. Madrigal frunció el ceño haciéndose el ofendido, aunque en el fondo le gustaba, y respetaba a su padre. Lo quería profundamente.

- ¿Cuando te tire del caballo dirás que un bebé fue el que te derribó o un hombre? - Recordó las palabras de su padre sobre los caballos.

Si pretendemos montar a nuestro caballo, primero deberemos entender su comportamiento, ¿por qué se muestra testarudo?, ¿qué le motiva?, ¿cuáles son sus necesidades?”

Madrigal observó los elementos que allí había. Sólo les habían dejado tres para practicar: una yegua flacucha, un lustroso corcel que coceaba el suelo y otro caballo tan joven que aún podría considerarse un potrillo.

- Elijo el potrillo.

- Jajaja.- Rió Otto mientras le tendía los aparejos para que se los colocara y él hacía lo propio con el caballo más lustroso.

- Me dejas sólo con la opción del otro macho. Ninguna madre se enfrentaría a su retoño.

Madrigal acarició la grupa del potrillo y cuando tuvo todo preparado montó. Había elegido una maza de madera para enfrentarse a la espada de entrenamiento de su padre. Quería diferenciarse de él y por eso practicaba más con aquella arma. Su potrillo mugió y sus orejas estaban lánguidas y caídas, signo de que estaba falto de confianza.

- ¿Has dejado de montar asnos para montar vacas?

Madrigal susurró en sus orejas palabras tranquilizadoras. Seguramente sólo lo habrían montado niños, pero Madrigal no era un peso mucho mayor pues justarían sin armadura. Apretó las piernas en toda su extensión sobre los costados del caballo, a lo que reaccionó inmediatamente. Ahora Madrigal era el líder de los dos, el que lo dirigía y el potrillo le obedecería, estaba seguro. Su padre no parecía tener problemas con el suyo, pero Madrigal esperaba que aquello cambiara.

El macho debía luchar por alcanzar una posición privilegiada en la manada por lo que su manejo para la monta sería más difícil y se rebelaría con más facilidad. Quizás, después de un entrenamiento de meses el macho acabara siendo más dócil, pero si era el que les habían dejado, Madrigal estaba seguro de que era el caballo más correoso que había en las cuadras de Puenteamargo. Sin embargo, el suyo, al no ser más que un potrillo, tendría un rango inferior.

Obedecerá y lo hará sin quejarse.

Su padre no le dejó mucho tiempo para pensar en estrategia, picó espuelas y salió hacia él con la espada en alto. Madrigal repartió la presión de sus piernas sobre el costado de su jamelgo para que girara en redondo y avanzar en diagonal.

Eso es pequeño.

Esquivó el envite de su padre que ya estaba dando la vuelta.

- Si lo que quieres es bailar deberías haber venido con tu abuela.

- Cierre el pico padre. - Madrigal y su caballo atacaron esta vez. Imprimió todo el peso de su maza junto con la inercia del movimiento para tratar de derribar a su padre. El golpe fue brutal, pero el padre resistió levantando el escudo y absorbiendo parte del impacto echándose hacia atrás.

- Veo que no eres tímido, pero no puedo decir lo mismo de tu montura.- Efectivamente el caballo de Madrigal, asustado, comenzaba a renquear. El padre aprovechó para arremeter de nuevo, esta vez con la espada dispuesta para atravesar el pecho de su vástago. Madrigal echó todo el cuerpo sobre la grupa de su montura. El contacto con la piel caliente y sudorosa del animal lo tranquilizó. Dirigió al caballo con las riendas hacia el lateral, esquivando la acometida e inmediatamente se puso a la vera del padre chocando la maza contra la espada. Le tembló todo el brazo del impacto. Ahora estaban en distancias cortas, lo que había estado esperando.

El macho mayor, la montura del padre, percibía la juventud de su adversario. El hocico del uno enfrentado a la grupa del otro. Entonces el caballo de su padre se encabritó coceando al aire y soltando mordiscos a diestro y siniestro. Otto cayó al suelo y el potrillo relinchó al sentir los enormes dientes pellizcando la piel de sus cuartos traseros. Pero Madrigal controló el movimiento, separando a las monturas con gran habilidad, manteniéndolos de frente. Bajó del caballo y tendió la mano a su padre para que se levantase.

- En las distancias cortas es donde un hombre y su montura se la juegan.

- No debí haberte dejado elegir primero la montura.- Aceptó el brazo de su hijo con una sonrisa. Estaba orgulloso de los avances del chico.

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20/12/2013, 22:17
"A Sangre y Fuego".

VIÑETA XI: AÑO 135 DE LA DINASTIA TARGARYEN: GOBIERNA AEGON III.

PONIENTE: INVIERNO.

- Año 135:

- Muerte el último Dragón. El Reino entero contiene el aliento con trepidación. Por un lado causa una sensación de temor que hubiese un Targaryen en el Trono de Hierro que no contara con sus propios dragones como había sido siempre hasta entonces desde Aegon I el Conquistador y su desembarco en el Año Cero. Por otro lado, para muchos otros es todo un alivio el pensar que tan terribles criaturas hayan desaparecido del mundo. Todo el mundo conoce los relatos de los campos de batalla arrasados por el fuego durante la Danza de Dragones, y algunos veteranos lo han vivido en persona.

El país se está recuperando todavía de una terrible guerra civil. Los dragones, como fuerza inconstestable, proporcionaban estabilidad, tanto interior como exterior. La gente teme que estallen revueltas del campesinado y rebeliones de ambiciosos señores feudales con ansias de poder e independencia. También se teme la posibilidad de un ataque desde Dorne, la venganza por siglos de ataques y tanta sangre dorniense derramada (o quemada), o un nuevo asalto desde las ciudades libres como el protagonizado por Xoblar Xo el Brujo en el Año 130.

El puesto de la Mano del Rey permanece vacante desde la muerte de Ser Criston Cole, el Hacedor de Reyes, en el Año 130. Aegon III no parece tener el menor interés en nombrar a alguien para un puesto de tanto poder e importancia, alguien que pueda traicionarle como hizo Cole al actuar contra el testamento de su abuelo Viserys I.

Aegon III parece a priori un rey débil, siempre triste y melancólico. Sin embargo, los años demuestran que es un buen gobernante y hábil estadista. Prefiere gobernar directamente, delegando poco y confiando poco en los miembros del Consejo Privado. Se las arregla para mantener la paz con una hábil diplomacia, y para conseguir que el Reino prospere y mantener la estabilidad. Tiene unas finanzas sólidas y realiza obras e inversiones para la reconstrucción del Reino y para curar las heridas dejadas por la Danza de Dragones.

http://static4.wikia.nocookie.net/__cb20120119235457/hieloyfuego/images/0/05/AEGON_III.jpg Aegon III, Veneno de Dragón.

El último dragón era un animal débil y pequeño, la bestia privada de Aegon II, que siempre estuvo en reserva precisamente por ser el más débil de sus congéneres. Apenas participó en la Danza de Dragón, motivo por el que fue el único dragón en sobrevivir a la guerra. Aegon II lo había usado para ejecutar de un modo terrible a su hermanstra Rhaenyra tras derrotarla, obligando a su sobrino Aegon (quien sería su sucesor más adelante y se convertiría en Aegon III) a presenciar la ejecución.

Aegon III había visto cómo ese dragón devoraba a su madre, por lo que no era de extrañar que odiara a los dragones. El Reino entero piensa que el dragón fue asesinado, seguramente con la colaboración de los Maestres. Desde entonces el apodo del Rey es Veneno de Dragón, naturalmente nunca en su presencia.

Por orden del Rey, se traen magos procedentes de allende el Mar Angosto con el propósito de hacer eclosionar los tres huevos de dragón que obran en su poder. Sin embargo, ninguno de los charlatanes tiene éxito.

Como parte del proceso de reconciliación entre bandos enemigos, y para hacer desaparecer las diferencias entre los Verdes y los Negros, Aegon III se casa con la hija del rey anterior, la princesa Jaehaera.

Durante la guerra de la Danza de Dragones, tras la muerte del príncipe Lucerys Velaryon, el príncipe Daemon Targaryen declaró venganza, escribiendo "Un ojo por un ojo, un hijo por un hijo". Poco después, dos hombres recordados como Sangre y Queso, aparecieron en las habitaciones de la reina Alicent Hightower en la Torre de la Mano de la Fortaleza Roja, donde la reina Helaena había llevado a sus tres hijos antes de ir a dormir para visitar a su abuela. Los hombres atacaron a la familia, preguntando a la reina cuál de sus hijos sería el asesinado. Mientras la reina cavilaba, Queso la previno de no pensar demasiado tiempo pues Sangre podía aburrirse y violar a la princesa Jaehaera.

Cuando los dragones de Rhaenyra Targaryen aparecieron sobre el cielo de Desembarco del Rey, Lord Larys Strong sacó a la princesa Jaehaera de la ciudad, junto a su padre Aegon II y su hermano menor Maelor. Lord Larys los sacó de la Fortaleza Roja por un pasaje secreto del Torreón de Maegor, que sólo él conocía. Jaehaera fue puesta bajo el cargo de Ser Willis Fell, quien juró llevarla sana y salva a Bastión de Tormentas.

Aegon III proclama la primogenitura agnática, situando a las reclamantes mujeres en la línea de sucesión después de todos los candidatos masculinos, incluso aquellos de ramas menores.

http://static1.wikia.nocookie.net/__cb20131026122238/hieloyfuego/images/7/78/Sala_del_Trono_by_Ryan_Cassidy%C2%A9.png

- El Gran Maestre y el Septón Supremo coinciden en que "la magia ha muerto", y en que el fracaso de los nueve brujos traídos desde todos los rincones de las Ciudades Libres para hacer eclosionar los tres últimos huevos de dragón lo confirma.

- En pueblos y ciudades, los septones en sus sermones agradecen a los Siete la muerte de la magia y de todas sus muchas maldiciones y perdiciones.

- Unos pocos eruditos desacreditados sostienen que "la magia no ha muerto, que tan sólo duerme". Afirman que la magia es todavía visible en el ciclo de las Estaciones, que continúan durando años como viene sucediendo desde la caída de la Antigua Valyria. Señalan también la existencia de criaturas míticas, como los lobos huargo en el Norte, o el famoso Ciervo Blanco avistado tantas veces a lo largo de la historia por cazadores en las Tierras de las Tormentas.

Recuerdan las historias de Más-allá-del-muro acerca de enloquecidos chamanes bárbaros, de videntes, wargs y cambiapieles. Y también sobre gigantes.

Otros murmuran sobre Assai de la Sombra, y sus gobernantes brujos supuestamente inmortales.

También se habla de las brujas entre las tribus de las Montañas de la Luna, en el Valle de Arryn.

Y no hay que olvidar la existencia de los cientos de armas de acero Valyrio en posesión de casi cada Casa noble de Poniente y de más allá del Mar Angosto. Así como de otras maravillas y artefactos fabulosos.

- Pese a todo, los eruditos discordantes son acallados, o desprestigiados públicamente por los Maestres de la Ciudadela, o ridiculizados por los juglares y bufones.

- En la conciencia colectiva cala el mensaje de la que la magia ha muerto, y todas las cosas mágicas se convierten en objeto de las leyendas y los cantares de los bardos.

Notas de juego

Dragones durante la Danza de los Dragones:

Los Verdes:

- Sunfyre, conocido como el Dorado, dragón de Aegon II Targaryen.

- Vhagar, montado entonces por Aemond Targaryen.

- Dreamfyre, anteriormente dragón de Rhaena Targaryen, ahora montado por Helaena Targaryen.

- Tessarion, apodado la Reina Azul, dragón de Daeron el Atrevido.

- Morghul, dragón de Jaehaera Targaryen.

- Shrykos, dragón de Jaehaerys Targaryen.

 

Los Negros:

- Syrax, dragón de Rhaenyra Targaryen.

- Meleys, apodado la Reina Roja, dragón de la princesa Rhaenys Targaryen.

- Caraxes, dragón del príncipe Daemon Targaryen.

- Vermax, dragón del príncipe Jacaerys Velaryon.

- Arrax, dragón del príncipe Lucerys Velaryon.

- Tyraxes, dragón del príncipe Joffrey Velaryon.

- Moondancer, dragón de Baela Targaryen.

- Stormcloud, unido a Aegon el Joven, pero aún no montado por él.

- Sheepstealer, dragón de Nettles.

- Seasmoke, anteriormente dragón de Laenor Velaryon, entonces montado por Addam Velaryon.

 

De Los Negros a Los Verdes:

- Vermithor, apodado la Furia de Bronce. Unido anteriormente al Viejo Rey, después montado por Hugh Hammer.

- Ala de Plata, dragón de la reina Alysanne Targaryen, montado después por Ulf el Blanco.

 

Neutrales:

- Caníbal. Salvaje y nunca domado. Conocido por comer cadáveres de otros dragones.

- Fantasma Gris. Salvaje y nunca domado.

- Un dragón indefinido que sobrevivió a la Danza.

 

Reinado de Aegon III:

- El Último Dragón, una vez visto por Ser Arlan de Pennytree. Probablemente podría ser uno de los dragones que sobreviviera a la Danza de los Dragones.

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20/12/2013, 22:18
"Familia, Deber, Honor."

VIÑETA XI: AÑO 135 DE LA DINASTIA TARGARYEN: GOBIERNA AEGON III, VENENO DE DRAGON:

TIERRAS DE LOS RIOS, TRIDENTE: FEUDO DE AGUASCLARAS.

- Año 135:

- Estalla un conflicto armado abierto entre las Casas Tully y Lannister, después de que estos últimos tratasen de anexionarse más territorios en las Tierras de los Ríos.

- Ser Hadder Ríos aprovecha el conflicto para asediar el Castillo del Lago con objeto de arrebatarlo de manos de tropas Lannister y Crakehall (los Lefford se han retirado tras la muerte de Ser Geor y el paso del control del Castillo a manos de Ser Otter Crakehall, Castellano y Comandante en funciones).

- Ser Otter Crakehall (cuñado de Ser Hadder) dirige la defensa, pero finalmente rinde el Castillo para evitar un baño de sangre. Ser Otter Crakehall jura fidelidad a Ser Hadder Ríos, hecho que le vale ser prácticamente repudiado por su propia Casa y convertirse en enemigo de los Lannister. Hay quien dice que Ser Otter hace esto porque está avergonzado por los actos deshonrosos de su propio padre, al financiar bandidos y a los peores criminales en su búsqueda de venganza contra Ser Hadder.

- Ser Hadder Ríos renombra el Castillo del Lago como Castillo de Aguasclaras. Algunos creen que lo hace por el adyacente Lago Cristalino. Otros piensan que es una broma privada acerca de su linaje bastardo, en referencia a Aguasdulces y a que "la sangre es más espesa que el agua".

- Lord Hoster Tully se apropia del castillo de Aguasclaras poco después, empleando a sus tropas y expulsando a Ser Hadder y sus escasos hombres del lugar.

- El Rey Aegon III Targaryen interviene, forzando la paz entre las dos Grandes Casas y aceptando las reclamaciones territoriales de los Tully, ya que los Lannister llevaban años apropiándose de tierras en las Tierras de los Ríos. Delimita los territorios de ambas Grandes Casas y los limita en adelante a las Tierras de los Ríos para la Casa Tully y las Tierras de Occidente para la Casa Lannister.

- El Rey además legitima por decreto real a Ser Hadder, quien recibe el apellido Tully pese a las reticencias de Lord Hoster Tully, su hermanastro mayor. Los hijos legítimos de Ser Hadder también reciben el apellido Tully.

Ser Hadder y su esposa visitan la Corte real en Desembarco del Rey en la ceremonia de legitimación.

- Lord Hoster se ve obligado a concederle a Ser Hadder Tully el castillo de Aguasclaras. Ser Hadder adopta como blasón heráldico el pez de los Tully, pero con colores considerablemente más apagados y claros.

- La familia de Ser Hadder se muda desde Orilla Azul al Castillo de Aguasclaras junto con la mayor parte de su séquito. Se convierten en los Tully de Aguasclaras, una rama bastante menor de la Casa Tully (de Aguasdulces).

- El séquito de Ser Hadder se ve incrementado considerablemente. Entran a su servicio este año: el Maestre Ammon (que se convierte en tutor de todos sus hijos), los caballeros Ser Tricyan de Dorne y Ser Baltrigar Tormenta le juraron lealtad, así como cuatro hombres de armas tomaron sus colores (Royne Ríos, Theresa Nieve, Armase Arena y Randyll Lanzapartida). Otros servidores le acompañan desde Orilla Azul cuando se establece en el castillo de Aguasclaras.

Maestre Ammon.

- Año 135: Blantel se traslada al Castillo desde Aguasturbias para trabajar como carpintero. Diversos habitantes de la aldea de Aguasturbias se trasladan también al Castillo a trabajar.

- Ser Hadder Tully celebra una gran fiesta en el Castillo de Aguasclaras, a la que acuden gentes de toda la región y diversos nobles de las Tierras de los Ríos (caballeros de las Casas Tully, Bracken (los Blackwood rehúsan), Darry, Frey, Mallister, Paege, Piper, Ryger, Smallwood, Vance y Whent de Harrenhal).

 

- Se celebra un torneo en la aldea de Aguasturbias en honor de la legitimación de Ser Hadder y su familia y de su toma de posesión como señor del feudo de Aguasclaras. Acuden a la aldea gentes de todas las localidades en muchas millas a la redonda. Los ingresos del torneo permiten pagar los costes por escaso margen.

- Ser Hadder le regala un cachorro de buena raza a Pendrik.

- Dregg “Ojotonto” se pone al servicio de Ser Hadder. Lo mismo que el cazador Pik Pyke.

- Beldyr Tormenta gana el concurso de heráldica para pajes.

- Año 135: Din recibe el importante cargo de Forestal. Será el encargado de velar por la ley y la seguridad en los bosques y campos del feudo. Desde ese momento se le conoce como Din el Forestal.

- Año 135: Nace Dinnas, hijo de Din y Lumila, en el Castillo de Aguasclaras.

- Año 135: Nace Brocellyn, tercer hijo de Ser Baltrigar Tormenta y Clarissa, en el Castillo de Aguasclaras.

- Los gobernantes de todos los señoríos del Feudo de Aguasclaras juran fidelidad a Ser Hadder, hincando la rodilla ante él.

Regresando a Sept de la Bahía tras jurar lealtad a Ser Hadder, el Septón Norman resbala y se mata en una caída. En Sept de la Bahía, el Hermano Barnard Paege es aclamado por los religiosos y ocupa el lugar del fallecido Norman como Septón y gobernante del Sept. Ese mismo año renueva en su propio nombre el juramento con Ser Hadder de su predecesor.

- Thibalt, cabeza de las familias mercaderes de Solaz del Soldado, jura que los bandidos han sido desterrados para siempre de la población y promete el pago de un impuesto especial que pagarán todos los comerciantes de la población a su señor feudal a cambio de que sigan gozando de cierta autonomía, como hasta ahora. El Maestre Ammon apoya esto, pues sabe que el Feudo necesitará de esos ingresos extra para mantenerse. Ser Hadder es reacio, pues piensa que el dinero de esos comerciantes financió a criminales y bandidos hasta hace muy poco, pero finalmente accede.

- El Bosque de los Ciervos es renombrado Bosquecillo de Aguasclaras y se convierte en el coto de caza particular de Ser Hadder.

- El Lago Cristalino es renombrado Lago Aguasclaras.

- En Campotrigo se finalizan por completo las obras de construcción de un nuevo molino de agua, iniciadas en el Año 120. Los dos molineros, Bian y Redd (el del molino de viento y el del molino de agua), que son además concuñados, se convierten en amargos rivales. La idea de Redd del molino de agua pronto se vuelve muy rentable, y se duplica la producción de harina del pueblo.

- Bosque de los Secretos: Nadie recuerda porqué este bosque se llama así. Parece un bosque normal, tal vez más silencioso que la mayoría. El lugar tiene pese a todo una reputación negativa e indefinida. No es nada concreto, pero las personas evitan en lo posible el bosque y no se sabe de que nadie habite en su interior. Tampoco es un lugar elegido para la caza.

- Orillita se beneficia en gran medida del aumento del tráfico de harina procedente de Campotrigo. Maese Almavera, el dueño de la compañía de transporte de harina, se hace rico.

- El Forca Azul, en su desembocadura a la Bahía de los Hombres del Hierro, es ahora navegable en los Años de Verano, pero más peligroso en los de Invierno.

- Granjaclara está prosperando, es una aldea de granjas extremadamente fértiles situadas junto al Lago Aguasclaras. La pesca de truchas también es excelente. Las granjas tienen buena tierra de cultivo y crían cerdos gordos y numerosos pollos y gallinas.

- Orilla Azul pierde casi toda su importancia después de que Ser Hadder, su familia y la mayor parte de sus seguidores se trasladan al Castillo de Aguasclaras. Ser Hadder nombra Mayordomo a Josemund, el mejor aprendiz de Probis. Le deja diez criados para que mantengan la finca familiar, que se convertirá en un lugar de descanso y de pesca para la familia, apartado de los problemas. El granjero Niven se convierte en alcalde del pueblo.

- Villamanzano sigue siendo famoso por sus manzanas y su sidra.

- La traicionera Bahía de los Hombres del Hierro apenas es relevante para la pesca, pues los habitantes del Feudo Aguasclaras viven de espaldas al mar, al que siempre miran con temor como una amenaza.

- Bernadd Casagrande solicita ser considerado un Oakenshaf, debido al parentesco de su familia con los antiguos señores feudales del Roble Quemado. El Maestre Ammon le responde que su solicitud será debidamente estudiada y considerada, con calma.

- El Bosque Viejo está completamente abandonado en este momento. Nadie lo visita y se dice que sus antiguas ruinas están hechizadas.

- Se dice que las ruinas de Piedras Viejas están habitadas por peligrosos bandidos y lunáticos.

- Casa Amable está controlada por cinco poderosas familias de campesinos enfrentadas entre sí.

- Corral de la Encina sigue siendo el lugar tranquilo y anodino que lleva siendo desde su fundación en el Año 75.

- Cabaña de Brom sigue gobernada por su fundador, de quien se dice que tiene ya cerca de 98 años. Casi todos los doscientos habitantes del pueblo son en mayor o menor medida descendientes de Brom.

- Los Bosques de Guarda Real están ahora deshabitados y libres de bandidos, por primera vez en décadas.

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21/12/2013, 12:24
[OUT] Armase.

Año 135 Dinastía Targaryen

Naneleth, Madre de Armase. Campesina cerca de Dorne.

Los conflictlos entre los Lannister y Tully están requiriendo todos los soldados de Dorne y de todas las tierras de los Ríos. Lo que deja otra vez a las pequeñas villas solas ante los bandidos. Naneleth ya no sale de casa, su hijo tiene suficiente autoridad para pedirle que, por favor, no se aleje mucho del lugar. Algunos vecinos han muerto por ir a buscar setas a tan sólo un tiro de piedra de sus casas. Armase fue a buscar madera, quizá necesitarían mucha este invierno... ¿quién puede saberlo?

Unos pasos sonaron detrás de la puerta y alguien llamó.

"¿Armase, eres tú?" Dijo la mujer... pero en respuesta se oyeron risas de varios hombres:

"Ja ja ja, está sola". La puerta se derribó de sus goznes y cuatro hombres apestosos y harapientos entraron en el hogar Arena. La mujer se quedó paralizada y fue a la otra habitación de la casa y cogió la espada de su marido... alguien la siguió. Era uno de los bandidos, los demás se habían quedado en la otra parte de la casa (que era habitación de Armase, Salon, cocina y comedor).

Naneleth se giró con espada en mano, pero el barbudo criminal se la cogió directamente por la hoja y se cortó con ella. La mujer se quedó paralizada pues el hombretón delante de él también estaba estupefacto.

"¿Un campesino con una espada afilada? Eso sólo podía pertenecer a un soldado." La mujer levantó la espada para descargarla contra su enemigo, pero antes de bajarla el hombre ya la había empujado contra la pared y tenía sus manos agarrando el pomo de la espada.

El bandido se la arrebató como si fuera un niño y luego lanzó la campesina hacia la cama. "Joder" pensó "hace meses que no pruebo una cama". En la habitación grande los otros tres maleantes hacían un jaleo tremendo, pero quedaba ahogado por los gritos de la mujer que se resistía como nunca.

Naneleth intentaba cerrar las piernas, es posible que la mataran después de violarla, pero si no lo hacían y la dejaban preñada, sería un Invierno demasiado duro para dos hijos... Los golpes del hombre la dejaron medio aturdida, tanto que ya no oía el ruido de los otros bandidos, pero no era cosa de sus sentidos, pues el bandido también se percató de que había un extraño silencio en la casa... Con la polla aún colgando se asomó a la sala grande y no vio a ninguno de sus camaradas, pero sí un rastro de sangre en el suelo que salía del hogar. El bandido se subió los pantalones, cogió la espada de la mujer con la mano derecha y sacó un cuchillo que tenía en su bota con la mano izquierda. Se acercó hacia la entrada sin puerta y dijo:

- "Cabrón, seas quien seas lo vas a tener crudo, tenemos un campamento en el norte, si no vuelvo, harán cenizas tu pueblo de mierda". -

Una lanza emergió disparada en punta desde la oscuridad del exterior, clavándose en el ojo derecho del bandido y atravesándole por detrás. El hombre cayó, justo cuando Naneleth se asomaba para ver lo ocurrido. De entre la oscuridad salió su hijo, con el hacha de cortar leña ensangrentada y una mirada que sólo le había visto tener a su padre cuando iba a la batallas.

Sin duda no era ya el mirar de un niño. El joven de catorce años se acercó al cadaver del bandido y dijo:

"Gracias por la información capullo".

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21/12/2013, 15:43
[RIP] Pik Pyke, Cazador.

Año 129 de la Dinastía Targaryen.

Visita de los Hermanos amarillo y rojo.

Una mañana soleada, sin nubarrones que impidan al sol penetrar nuestra fina piel, para calentar los músculos que aguantan el peso de las armas, armaduras, escudos y utensilios varios, se alza fuerte y libre. Una mañana pletórica que daría paso al punto de no retorno en mi corazón.

La mañana de caza en el bosque se ve interrumpida por la humareda que se alza desde el pueblo de Sept. No es que aprecie en exceso a mis convecinos, aunque tampoco los odio, simplemente no tengo interacción con ellos. Pero sí lo hago con mi hogar aunque apenas esté en él, es el único sitio donde guardo los recuerdos de una infancia feliz. Donde cada trozo de barro, cada montante de paja y cada viga de madera me trae algún recuerdo de ellos, de mis padres, y es mi obligación defenderlo, es el único motivo por el que aún permanezco en la civilización, en vez de rodeado de ardillas y conejos.

Al llegar al pueblo, mi mayor temor se hace presente. Las casas coloreaban el amarillo rojizo del fuego. Los gritos de los que aún permanecen dentro de ellas corean la sinfonía del infierno, alternando con los graves de las espadas y las hachas al cortar y penetrar la carne de los habitantes de la Bahía. En el fondo, una cuadrilla de extranjeros con el emblema de mis antepasados alza antorchas en dirección a mi casa, quemando la paja para crear otra gran hoguera más. En ese momento mis ojos quedaron en blanco y mi mirada se convertía en el alma del innombrable. No habrá vuelta atrás para ellos, y mi odio permanecerá hasta el fin de los tiempos para los que escapen.

Arranqué como alma que lleva el diablo, desenfundando mi hacha y colocándomela en mi mano diestra. Eché mi brazo hacia atrás, y la lancé con todas mis fuerzas hacia la primera figura que se anteponía en mi camino, abriendo su cabeza en dos. Los otros tres rápidamente se giraron hacia mí para arrancarme la vida, pero mi instinto de supervivencia no me dejaba tener miedo, y mi ira no me dejaba dar marcha atrás. Saqué mi hacha de su cabeza, esparciendo sesos y sangre en el movimiento y me lancé directo hacia los tres. No miré de apuntar a los puntos mortales para terminar rápido, no. Empecé a cortar con el filo de mi hacha en cada movimiento de mi cuerpo allí donde alcanzara para ralentizar sus movimientos. Mi destreza en las piruetas y los rápidos movimientos hicieron valer todas las tropelías que hice padecer a mi padre. La humedad de unas lágrimas saliendo por mis ojos me informaron del dolor que escondía mi ira, el dolor de ver mis recuerdos ardiendo.

Al final de unos pocos minutos dos de los tres cuerpos estaban inertes frente a mis pies, y el último de los guerreros intentaba escapar con una pierna diseccionada, arrastrándose por el suelo sollozando como un bebé. Imagino que para pedir ayuda arriba, en la parte más concurrida de la aldea, pues mi casa estaba tocando los lindes de la misma. Pero no llegaría muy lejos, no su cuerpo, a diferencia de sus gritos. Me acerqué a él con el rostro desencajado por la rabia, y una vez en su posición hundí el filo de mi hacha en su tobillo zurdo. Ahora ya no podría escapar ni a la pata coja. Me cebé como nunca antes creí que podría hacer con otro ser humano, maldiciéndole a viva voz, a él y a todas las Islas del Hierro en cada disección de miembro, salpicando mi cara hasta asemejarse a una especie de bandera nauseabunda, incluso después de que el engendro que quedaba frente a mis pies dejó de moverse para siempre.

Los gritos del soldado atrayeron a un numeroso grupo de ellos, y como mi ira había menguado, mi sentido común me conminó a alejarme a los bosques, donde nadie mejor que yo conoce sus escondites. Y allí desaparecí, dirección a lo que uno de los supervivientes gritaba a su familia antes de morir. Castillo del Lago.

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21/12/2013, 21:51
[OUT] Maestre Ammon.

MAESTRE AMMON.

     Castillo de Garra Roja. Año 131 después del Desembarco del Rey.

     Los dos Maestres caminaban despacio junto al río, siguiendo los pasos de un niño de unos siete años que corría tras una mariposa roja y amarilla. El niño reía y caía y volvía a reír, y el mayor de los Maestres bufaba nervioso con cada tropezón.

     –Imagina la que se me viene encima, Ammon.

     –Seguro que puedes con ello, Rogir –dijo Ammon, sonriendo–. Has sido consejero de guerreros, han intentado matarte varias veces… Es sólo un niño.

     –Es un Lord –dijo el otro, cabeceando–. Sin padre, con una madre enloquecida. Yo soy un Maestre de Ciudadela, no una maldita niñera.

     –Parece un buen chico. Te obedecerá.

     –¿Esa bestia de metro cuarenta te parece un buen chico? ¡Es un Sectaryon!

     –Lo sé.

     –Llevan el veneno en la sangre…

     –Pues tendrás que acostumbrarte y ahogar tus penas lo mejor posible –dijo Ammon, dando un par de palmadas amistosas sobre la espalda de su compañero–. Y hablando de ahogar penas, debes saber que los comerciantes con los que viajo hacia Roca Casterly acarrean consigo varios barriles de vino amontillado de gran calidad.

     –¿En serio?

     –Totalmente.

     El anciano Maestre se detuvo en seco.

     –¿Por qué no me lo has dicho antes?

     –No lo preguntaste, viejo amigo.

     –Hace una hora estaban preparándose para partir, Ammon, maldita sea tu estampa. ¡Lord Onake, venid aquí ahora mismo y dejad esa jodida mariposa en paz!

     –Vaya –el Maestre Ammon se ruborizó–. Lo siento. No sabía que se iban tan pronto, yo mismo te hubiera conseguido un par de barr…

     –¿Te importa quedarte un momento con el Lord? –preguntó el Maestre Rogir.

     –No, descuida. Marcha tranquilo –dijo Ammon acercándose al niño que corría en ese instante hacia él.

––––––––––-

     –¿Por qué tú eres menos viejo que mi Maestre?

     –Porque nací algo después.

     –Eso ya lo séeeeeeeee –dijo Lord Onake asintiendo con grandes aspavientos.
     Maestre y niño miraban el río sentados desde dos rocas. La corriente bajaba rápida, y alguna trucha saltaba refulgiendo en el aire al sol de la mañana.

     –Lo que yo quiero saber –insistió el niño– es por qué me ha tocado un Maestre viejo y aburrido en lugar de uno más divertido como tú.

     –No soy lo que se dice un Maestre divertido, Lord Onake.

     –Sí lo eres. Sí lo eres sí lo eres sí lo eres sí lo eres.

     –Vos sois divertido, si me lo preguntáis.

     –¿Soy? –el niño sonrió–. Mi papá sí era divertido. Pero un caballo lo mató.

     –Lo sé. 

     –Odio los caballos.

     –Imagino que así será, pero es un odio excesivo, Lord Onake.

     –¿Escesebo?

     –Excesivo. Exagerado.

     –Aaaaah. ¿Y por qué es escesebo?

     –Porque todos los caballos no son culpables de esa muerte. Sólo uno. 

     –Pues odio a ese caballo.

     –¿Qué quieres hacer con él? –preguntó el Maestre Ammon.

     –Quiero que muera. –El niño bajó la mirada al suelo.

     –No es motivo de vergüenza, mi Lord.

     –¿No?

     –No. La venganza es una herencia tan legítima como los títulos.

     –¿Lo es?

     –Lo es. –Ammon miró hacia el camino, desierto en aquella radiante mañana–. De ese tema quería hablar con tu padre, precisamente. Pero su triste muerte…

     –¿Conocías a mi papá? –dijo Lord Onake animándose.

     –No en persona. –Ammon señaló hacia el otro lado del río–. Allí, tras aquel bosquecillo de olmos, nació y murió uno de mis antepasados. Podría decirse que somos paisanos. "Quptyssy ānogar johegzi pontālī se jomōzū". 

     –¿Y eso qué significa?

     Ammon sonrió.

     –La vida es tan sorprendente –dijo, revolviendo el pelo del niño.

     –¿Por qué?

     –Tu sangre procede de Valyria, y nunca hablarás el idioma de tus ancestros. La mía brotó aquí, junto a estas aguas, y sin embargo mi lengua natal es el valyrio.

     –No lo entiendo.

     –Lo entenderás –dijo Ammon. Dio otro vistazo hacia el camino, pero ya había tomado su decisión: no sería ahora, no sería allí–. En cuanto a tu primera pregunta, significa: “La sangre es la herencia”. 

     –¿Y qué quiere decir?

     –¿Sabes lo que vamos a hacer? –dijo Ammon sonriendo–. No voy a contártelo. Ni tampoco voy a contarte el secreto que quería compartir con tu padre.

     –Joooooooo…

     –Pero cuando seas mayor –dijo Ammon acercándose al niño y bajando la voz, conspirador–, cuando tu semilla arraigue dentro de una mujer, y solo entonces, búscame. Busca al Maestre Ammon, en Ciudadela. Si todavía quieres que te cuente ese secreto, allí te dirán dónde encontrarme.

     –¡Lo haré! –dijo el heredero de los Sectaryon, los asesinos de la sangre de Ammon.

     –Lo sé –murmuró Lengua, hijo de Daga, hija de Látigo, hija de Arco, hijo de Lanza–. Lo sé.

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22/12/2013, 13:41
[OUT] Armase.

Año 135 Dinastía Targaryen

Naneleth, Madre de Armase Arena

Todo cambió aquel fatídico día en el que Armase se apoderó de las pertenencias de su padre como soldado y fue en pos y busca de los bandidos que acampaban en aquel lugar. Naneleth no temía por él, sabía que volvería, ese chico tenía el espíritu de su padre... lo único por lo que sufría es que aquél que volviera no sería más su niño y las cosas cambiarían.

Así lo hicieron cuando volvió ensangrentado a casa. Limpió las armas, armadura y escudo de sangre ajena se lavó el sudor con cenizas y agua. Luego comío una hogaza de pan con queso y se fue a dormir. Todo ello sin decir nada, no le dirigió la palabra a su madre, sabía que estaba dolida por haberse convertido en un instrumento de matar. Tal era el cambio que le había producido que no despegó la boca hasta que aquella gente llegó.

Eran señores de Ser Hadder Tully. Había llegado hasta ellos la noticia de sus hazañas y ahora que el señorío de Tully se hacía fuerte en aquellos lugares querían tener al joven armado y entrenado en su bando. Para la felicidad de su madre la primera respuesta de Armase fue negativa.

- ¿Para qué querría yo defender un Castillo?

- Ganarías más oro y vivirías mejor. Dijo el Heraldo de Tully sonriendo.

- De mientras mi madre se moriría de hambre y soledad si no la matan los bandidos que vosotros dejáis campar a sus anchas.

El Heraldo tuvo ganas de hacer que su caballo patease al mocoso hasta que los cascos le reventasen la sesera. ¿Cómo se podía atrever a hablarle así? Pero tenía órdenes.

- Tu madre puede trabajar dentro del Castillo aunque no el palacio. Tendréis hogar y comida.

Armase no se lo pensó más. Miró a su madre, sin pedirle consentimiento, sabía que ella no quería, pero una vida de sufrimiento en el campo no era mejor que unos años en un castillo, donde la vida puede ser más digna.

El jovenzuelo de quince años se acercó al Heraldo y le estrechó la mano. Se había convertido un soldado al servicio de Ser Hadder Tully.