Partida Rol por web

Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Lo que aconteció en un principio. - Parte II.

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02/12/2013, 22:11
"A Sangre y Fuego".

VIÑETA VI: AÑOS 95 A 103 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

- En el Norte, la Reina Alysanne la Bondadosa creó un hondo impacto, saliendo la Guardia de la Noche muy reforzada con el Nuevo Agasajo y la construcción del Castillo Lago Hondo. En su visita al Muro, estuvo en el Castillo Puerta de Nieve con su esposo el Rey, su dragón Ala de Plata y parte de su corte. Ese castillo fue posteriormente rebautizado como Puerta de la Reina en su honor.

En su periplo por el Norte, una noche pernoctó en un lugar que debido a su visita posteriormente pasó a llamarse Corona de la Reina.

- Año 96 se inicia un crudo Invierno que concluirá en el Año 100. El Año 101 comienza el Verano. El Viejo Rey está muy enfermo y su salud es delicada. Su esposa languidece a su lado, pues parece vinculada en todo a su esposo.

- Año 103: Es un año triste, marcado por el fallecimiento de Jaehaerys I, el Conciliador, el Viejo Rey. Ese mismo año fallece, poco después, la Reina Bondadosa, Alysanne.

Es coronado Viserys I, nieto de Jaehaerys.

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02/12/2013, 22:12
"Familia, Deber, Honor."

VIÑETA VI: AÑOS 95 A 103 DE LA DINASTIA TARGARYEN:

FEUDO DEL LAGO:

- Los Lefford terminan los trabajos del Castillo del Lago (anteriormente Castillo del Roble) que dejara inacabados Ser Liman Oakenshaf. El Castillo queda terminado por completo hacia el Año 105, pero entre el 100 y el 103 se considera prácticamente acabado y es utilizado como la principal fortaleza de toda la zona.

- Año 97: Nace Vesania Oakenshaf en Casagrande, el último señorío de los ahora empobrecidos Oakenshaf.

- Año 98: Nace Dregg en la aldea de Aguasturbias, junto al Castillo del Lago. El Año 100 en el mismo lugar nace Blantel.

- Año 100: Nace Olenna Crakehall, en Refugio Quebrado, en las Tierras de Occidente.

- Año 101: Nace Din en Orilla Azul.

- Año 102: Nace Harry en la aldea de Aguasturbias. El mismo año nace Viterrand en Sept de la Bahía.

- En estos años, los bandidos son un problema en la región. Algunos son antiguos hombres de armas de los Oakenshaf, que abandonan a éstos cuando se arruinan y no pueden mantenerlos. Otros son jóvenes campesinos de diversos señoríos que no quieren deslomarse trabajando la tierra y buscan el beneficio fácil atacando a los comerciantes y los cargamentos de harina.

Los Lefford contratan mercenarios en Solaz del Soldado para patrullar la región, aunque culpan a los Tully del bandidaje, pues unos cuantos campesinos convertidos en bandidos provienen de señoríos todavía leales a la Casa Tully.

Lo cierto es que hay mucha confusión al respecto, y a veces hay indicios que sugieren que muchos bandidos proceden de o frecuentan Solaz del Soldado, donde venden sus mal adquiridas mercancías y beben cerveza codo con codo con los mercenarios que supuestamente debieran combatirlos. Solaz del Soldado experimenta una gran prosperidad estos años, en detrimento de las arcas de los nobles, tanto Tully como Lefford.

Conforme avanzan los años, los Oakenshaf se vuelven irrelevantes en la política regional, pues a duras penas son capaces de defender su último feudo, Casagrande, y lo hacen sobretodo gracias a sus mayordomos, los plebeyos de la familia Casagrande (plebeyos con deseos de grandeza).

- Hacia el Año 103, el Bosque de los Ciervos vuelve a considerarse seguro gracias a los esfuerzos de los mercenarios contratados por los Lefford.

- Hacia el Año 100 todo el mundo llama ya al lago como Lago Cristalino, olvidado queda el antiguo Lago Encharcado.

- Hacia el Año 103 Sept de la Bahía se encuentra en cierta decadencia económica y de fe. Eulocis es ahora un novicio de 15 años.

- Hacia el Año 102 los bandidos y gentes de mal vivir que moraban en el Bosque de los Secretos se trasladan a los Bosques de Guarda Real. El Bosque de los Secretos se convierte en un lugar olvidado, solitario y silencioso.

- En esta época, Orillita está perdiendo muchos cargamentos a manos de bandidos y comienza un notable declive y empobrecimiento económico.

- Granja Clara ha prosperado bajo el gobierno de mayordomos leales a los Tully, desde su fundación en el Año 70.

- Año 103: Probis, el hijo del Mayordomo, tiene ahora 25 años y es nombrado nuevo Mayordomo de Orilla Azul, pues su padre está demasiado avejentado para ejercer el cargo. La aldea es nominalmente leal a los Tully, pero paga también tributo a los Lefford y a los bandidos. Nana tiene 15 años y es una muchacha muy lista y despierta, si bien algo extraña.

- Año 100: Villamanzano prospera bajo el mandato nominal de los Tully, exporta principalmente sidra.

- Año 103: Los mercenarios y los bandidos de Solaz del Soldado conviven asombrosamente bien. Los mercaderes contratan a los primeros y compran bienes de los segundos. En el pueblo reina la paz, mantenida bajo una soterrada y sigilosa violencia.

- Se dice que el Bosque Viejo y Piedras Viejas están atestados de bandidos en esta época. Los leprosos de la leprosería de Piedras Viejas son asesinados por los bandidos, los cuales asaltan a los hombres de la Fe que intentan ayudar a los enfermos en toda la región.

- Enconadas rivalidades en Casa Amable, algunas familias desaparecen por completo, otras nuevas son fundadas por antiguos bandidos y mercenarios.

- Año 100: Corral de la Encina es ahora administrado por un mayordomo leal a los Lefford.

- Año 103: En Cabaña de Bron, Bron el Fuerte es ahora con 63 años el hombre más viejo de toda la región. Es conocido como el Anciano Bron y es una figura legendaria. Los bandidos le temen y no se acercan a los campos que rodean el pueblo.

- Los Bosques de Guarda Real son tan inseguros, que hasta un señor Tully es asaltado y robado en esta época en estas arboledas.

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04/12/2013, 11:58
[OUT] Maestre Ammon.

 Ammon. Un muchacho de quince años.

     Año 98 después del Desembarco del Rey. Ciudad de Antigua.

     Un muchacho, arrodillado ante la cama donde reposan los restos de su madre muerta.

     Las hermosas mujeres se deslizan a sus espaldas, tristes, apenas deteniendo sus pasos unos instantes para contemplar la escena antes de seguir con sus quehaceres entre sollozos.

     Una de ellas acompaña a una pareja de hombres, alto y grueso uno de ellos, delgado como un junco su compañero. El hombre delgado porta gruesas cadenas adornando su cuello. Ambos fijan sus miradas sobre el muchacho, de espaldas a ellos, y escuchan su murmullo.

     – Habla Alto Valirio –observa con admiración el Gran Maestre. – Con un pintoresco acento, cierto, pero con notable claridad.

     El muchacho vuelve la cabeza, dando un largo vistazo a los dos visitantes.

     – El Valirio es mi lengua materna –murmura. Después hace una leve reverencia en dirección al hombre alto y grueso. – Gracias por venir, Kastor. Mi madre lo hubiera apreciado.

     – No vengo por tu madre, niño. Verla muerta me desconcierta y aflige a partes iguales, y hubiera preferido evitarme el disgusto. Vengo por ti.

     – No hay nada que ver en mí –responde el muchacho, volviendo de nuevo la cabeza y la atención hacia su madre.

     – Y parece bien educado –dice el Gran Maestre, asintiendo.

     – No encontraréis uno mejor educado –responde Kastor. – Ni más listo. Es algo duro de oídos, cayó en un arroyo de niño y sus tímpanos sangraron. Pero la mente le funciona igual de bien que a su madre. Tal vez mejor.

     – No me pareció que estuviera sordo.

     – Duro de oído.

     – Una vez conocí a su madre, ahora que lo mencionas. Una mujer muy lista, en efecto. 

     – No lo sabéis bien.

     – Muchacho –dice el Gran Maestre alzando la voz. – Hoy vendrás conmigo hasta Ciudadela. Tu madre tenía un poderoso amigo en Kastor: ambos se han preocupado por procurarte la mejor de las formaciones de todo Poniente...

     El chico sigue murmurando en su idioma sin mover un músculo.

     – ...y si te esfuerzas y muestras una adecuada velocidad de aprendizaje y discernimiento, serás en su día uno de los Maestres de Ciudadela, uno de los...

     De pronto Ammon se levanta. Deposita un leve beso sobre la frente de su madre, se vuelve, camina hacia los dos hombres y se detiene ante el Gran Maestre.

     – Iré con vos.

     Después sigue caminando hacia la salida de la habitación. Bajo el quicio de la puerta dice:

     – Dale una buena despedida, Kastor.

     – La mejor, niño.

-------------------

     Los dos hombres regresan al sol del atardecer, frunciendo los ojos al salir. Hoy no habrá luz ni música en el hogar de la Roja. 

     El Gran Maestre tose un par de veces tratando de romper el silencio.

     – Te estoy haciendo un gran favor, Kastor. Confío en que sepas apreciarlo.

     – ¿Me hacéis un favor? –Kastor sonríe. – En todo caso me devolvéis unos cuantos de ellos. ¿O no recordáis aquellos dos muchachos de braa...?

     – ¿Servirá el chico? Su sangre no es noble.

     – Servirá –dice Kastor asintiendo. – Pronto comprenderéis que el favor os lo hago yo al ponerlo en vuestro camino. Ese chico tiene la cabeza mejor amueblada que he visto en todos mis años de vida.

     – Veremos –murmura el Gran Maestre. – Veremos.

     Y se despide afablemente de Kastor, regresando a su palanquín.

     Una vez dentro, de camino a Ciudadela, recordando el sereno rostro del muchacho de la Roja, el Gran Maestre murmurará una y otra vez sin saber por qué, sin poder evitarlo, "Lengua, daga, látigo, arco, lanza. Lengua, daga, látigo, arco, lanza. Lengua...". La letanía le acompañará durante unos días.

     Después la olvidará para siempre.

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04/12/2013, 14:40
Ser Trycian de Dorne.

Año 95 de la Dinastía Targaryen, Lanza del Sol.

Trynen Martell, hijo del Príncipe Tryller I Martell.

Luces parpadeantes del sol a través de las hojas del árbol bajo el que descanso me golpean en la cara. Son cálidos y tranquilizan el alma, manteniendo mis sueños en paz. Una nube pasa por sobre el árbol y las sombras llegan a mi rostro, creando la brecha en mi tranquilidad que permite a los malos sueños infiltrarse:

Alas negras, plumas negras. Un caballo galopa frenético para avisar, un camino de rocas pedregosas se cierne sobre el mensajero. El Príncipe se levanta de pie sobre un cerro de cráneos que se derrumba a sus pies para sepultarlo luego solo dejar su cabeza en la superficie, que pronto no será más que otro cráneo de la pila.

Despierto de golpe y la nube se marcha para que el sol golpee mi frente. Ya no es cálido, su luz me molesta. Me pongo de pie y miro al árbol que se mece con el viento. Sus hojas parecen querer decirme algo, pero nunca he sabido entender. Nadie que yo conozca ha sabido nunca entender.

Mi aliento jadeante es lo único que escucho mientras corro de vuelta al castillo. Mis pequeños pies marcan un paso constante pero ansioso pues siento que algo está mal. Entro a la construcción por los pasos permitidos y los guardias ni se inmutan cuando me ven correr. Me acerco, ya sin aliento, al gran salón. Me detengo al oír voces y comienzo a caminar para entrar sin avergonzar a mi familia y la educación que se me ha dado.

Alcanzo a oír palabras extrañas: Es la voz del Gran Maestre que habla algo acerca de una hierba que crece solo en el mar de Jade y que se cristaliza. Al entrar, escucho que se le llama "Estrangulador" en la ciudadela, pero entonces el hombre me ve y deja de hablarle a mi madre, quien se acerca rápidamente a abrazarme. Mi hermana está sentada en el trono de mi padre con una expresión triste y preocupada.

No entiendo que ocurre y cuando mi madre se aleja un poco de mi logro ver que ha llorado. Me de pena verla así y algo en el ambiente hace que yo también comience a llorar sin saber realmente qué. Mi madre me abraza nuevamente y me susurra al oído que mi padre ha muerto.

Ahora mi madre es la Princesa Regente y será sucedida por mi hermana cuando cumpla la edad. Lloro por la muerte de mi padre, quien era un buen hombre, un muy buen hombre. Yo lo amaba y lo extraño mucho. Me duele saber que no volverá a revolverme el cabello ni a contarme historias de los Rhoynar y del valor de nuestros ancestros.

De mi llanto me sacan las campanas de las torres de vigilancia. Todos se mueven a las torres del Castillo para observar y vemos un ejército marchar hacía nuestra ciudad. La vista rápida nos indica que son de los nuestros y mi madre va a dar la orden de abrir las puertas cuando el Gran Maestre Ulwan la detiene. Es un hombre de mediana edad, pero es muy sabio y sagaz. Le niega con la cabeza y nos insta a mi hermana y a mí a escondernos en el refugio de la mazmorra, donde nadie podrá encontrarnos.

Miro por última vez el ejército y no entiendo por qué no los recibimos como se debe. Parece mucho menor que el que salió para las Marcas y me extraña que el emblema que va primero no es el de la casa Martell, sino el de la casa Yronwood.

Bajo las escaleras a regañadientes pues me dan miedo las mazmorras y no quiero estar ahí, a pesar de que Tryllia me lleva de la mano. Llegamos a paso rápido al refugio y no alcanzamos a cerrar la puerta cuando se oye la primera trompeta. Me río un poco de lo cómico y absurdo. Si estuviéramos en una batalla, eso significaría arqueros...

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04/12/2013, 19:31
Ser Otter Crakehall.

Año 95 de la Dinastía Targaryen, Refugio Quebrado.

Ser Jacob Crackehall, padre de Otter Crakehall.

Los sollozos de madre rompían el silencio del triste entierro. Padre se mantenía en silencio, mirando al frente, con el rostro serio que le caracterizaba, escuchando el discurso monótono del septón. El resto de sus hermanos mantenían una actitud similar a la de padre. Incluso su hermana, de la cual podría haber esperado algún sollozo por la muerte de su hermano Lyonnel, mantuvo la compostura.

Era un día triste para la familia Crakehall. La muerte de Lyonnel había sido un verdadero mazazo. La salud del tercer hermano era débil y su muerte era algo que se produciría tarde o temprano -a decir verdad, era un verdadero milagro que hubiera aguantado durante tanto tiempo-. Pero, ¿Qué hermano espera enterrar a su hermano pequeño? ¿Qué padre esperar enterrar a su hijo? Uno no estaba preparado para aquello.

Los preparativos del entierro se desarrollaron con rapidez, y Jacob hizo lo que estuvo en su mano para ayudar a su padre a organizarlos. A decir verdad, aquello se convirtió en una especie de penitencia para él, habida cuenta de lo poco que estuvo unido a su hermano, y la poca atención que le mostró. Le quería, eso nadie podía negarlo, pero nunca tuvo esa relación como la que mantuvo con su hermano Dan, hermano de juegos y chanzas por excelencia. Lyonel siempre ocupó una posición secundaria. Y ahora se arrepentía de ello: ¿podría haber hecho algo más por él? Era evidente que si. Pero siempre estuvo más pendiente de sí mismo.

El entierro daba a su fin. Madre continuaba llorando. Padre agarró suavemente la mano de su esposa, en una muestra de cariño y apoyo. Jacob miró el rostro serio de su hermano Dan. Al menos el tendría también a alguien de quien apoyarse y de recibir buenos consejos. Su mirada volvió a la tumba de su hermano:

Adiós pequeño- susurró- y… lo siento- ¿Qué mas podría decir?

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04/12/2013, 19:48
[RIP] Brosten el Leñador.


Año 103. Aldea de Villamanzano, en la zona de Aguasclaras, en las Tierras de los Ríos.

Varl y Azhara, de 29 y 10 años respectivamente. Antepasados de Brosten El Leñador

La joven Azhara ayudó a su padre a acabar de cargar el carro con el cargamento de sidra con el que pronto partirían. Apenas era una mocosa a la que le faltaban unos años para florecer como mujer. Había heredado los ojos grandes y azules de su abuelo y la bonita sonrisa de su madre. Era una muchachita alta pero flacucha que se movía con nervio de un lado para otro y que amenizaba a Varl, su padre, el rato que pasaban juntos canturreando canciones acerca de leyendas del pasado que inventaba.

Varl sacudió las riendas y el asno obedeció iniciando su marcha y tirando así de la carreta en la que se habían montado padre e hija.

- No te preocupes, he escuchado que han doblado las patrullas este último mes. Si te fijas apenas han llegado malas noticias del bosque de los ciervos. Le dijo el hombre a la pequeña mientras acariciaba su mejilla.

- Eso dicen papa pero prefiero que no pase como la última vez. Recuerda todos aquellos hombres colgados del cuello a la vista de todos junto al camino.Su imagen me persiguió en sueños durante muchas noches. Aún recuerdo la expresión de sus rostros y sus ojos desencajados. La pequeña se sacudió sobre su asiento intentando alejar el recuerdo.

- Era necesario Azhara, eran bandidos. Los dejaron como advertencía al resto. Mira, aquél bajo la higuera es el primo Taniel. Te dije que vendría. Y guiñándole un ojo a su pequeña detuvo la marcha para que subiera el mozo que les esperaba a la salida del pueblo.

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04/12/2013, 21:34
Edder "Clavopié".

VIÑETA VI: AÑO 103 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Zona de la Orilla azul.

Kalmer se vistió rápidamente, una mujer se hace la dormida en la cama, los dos lo saben, pero nadie habla, cada uno hace su papel. Se pone la parte de abajo de su adornada armadura sin ningún símbolo distintivo. ¿La habrá robado? ¿Será uno de esos caballeros hacendados? ¿O quizás otra cosa? Todas esas preguntas se hacen las personas de la casi desierta posada cuando el joven guerrero de rubios cabellos la atraviesa con fuertes taconazos.

Una vez fuera el aire es caluroso, se termina de vestir en el establo, sólo los relinchos acompañan a sus pensamientos, quizás de pena, de remordimientos o ninguno en absoluto, no hay quien se fíe de los extraños, vienen se acuestan con nuestras mujeres y luego se van.

Al salir al galope del pueblo, Josua el vagabundo escupe al suelo a su paso, nada bueno traen los extranjeros, nunca más lo verán.

En la oscuridad de la habitación, Elisa se incorpora y mira hacia la ventana, la duda se adivina en sus ojos. Algo atrae su atención a una pequeña mesa al lado de la puerta. Allí solitario, como una promesa muda, hay un sencillo casco. Elisa sonríe y se deja caer de nuevo en la cama.

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04/12/2013, 23:35
[RIP] Septón Eremiel.

VIÑETA VI: AÑO 101 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Castillo del Lago:

Bennet, 21 años; Roslin 19 años. - Padre y madre de Eremiel


Bennet llega destrozado a casa, no hay más trabajo para él en el castillo. Las obras están llegando a su fin y están deshaciéndose de peones cada mes. Éste ha sido su turno.

- Cariño, ¿qué ha pasado? Has llegado temprano hoy. - Su mujer, Roslin, sale a recibirle en cuanto le oye entrar, todavía con un rodillo en la mano.

- No hay trabajo en la obra para mí, tengo que buscar otra manera de ganarme la vida. - Responde Bennet abatido mientras se desploma en una silla cercana.

- Bueno, ya sabes que tenemos el negocio de tu padre, podemos volver a orillita y vivir con él y tu hermana. Seguro que todavía recuerdas cómo se pescaba. - Roslin se acerca y le coge cariñosamente de la mano.

- No es justo... ¡Es que no es justo! Yo he ayudado a levantar este castillo con mis propias manos y el sudor de mi frente, ¿¡y así es como me lo pagan!? Todos estos años aquí... ¿para qué me han servido? Si en cuanto no nos necesitan nos dan una patada y nos tiran al arroyo.

- Te ha servido para conocerme a mí. - Roslin se acerca cuidadosamente a Bennet, todavía con miedo de su ataque de ira.

- Ya... ¿Pero de qué me sirve si los dos nos morimos de hambre? El amor no llena la barriga. Además esto es mucho más que dinero, es justicia. Nosotros aquí, sufriendo por llevarnos algo a la boca y ellos con sus festines y sus lujos. ¿¡Dónde están esos dioses a los que rezas cuando se les necesitan!? - Bennet agarra de la muñeca fuertemente a su mujer mientras le grita.

- Hay gente más necesitada que nosotros, gente que no puede valerse por si misma y que han sido afectados por una terrible enfermedad, por ellos rezo. Nosotros encontraremos algo, tranquilo. Además tu padre se alegrará de vernos y tenernos allí con él. - Tras estos dos años de relación ha aprendido cómo calmar su genio en la mayoría de ocasiones y ya casi no se lleva golpes.

- Si no nos queda otra... Además así dejarás de ir a ayudar a esos malditos leprosos antes de que te contagien su enfermedad o te asalte un bandido por esos caminos y te dedicarás a hacer lo que tienes que hacer, cuidar de la casa y los niños.

- Pero cariño... si ya sabes que no puedo tener niños... Lo llevamos intentando mucho tiem...

- ¡Y lo seguiremos intentando hasta que los dioses nos den un niño! Así que ya le puedes ir pidiendo a la madre que te deje encinta o tendré que buscarme a otra que me dé mi niño.

- Sí mi amor, eso haré. - Roslin baja la cabeza y se dirige a la cocina a terminar de preparar la comida.

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05/12/2013, 00:45
Forestal Darién "Piel de Lobo".

AÑO 101 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Tierras de los Ríos. Antepasado por línea paterna:

Darién, abuelo por línea paterna de Darién.

Darién esperaba dando vueltas en la puerta de la casa, a su lado algunos de sus amigos de la aldea. Todos le animaban, que todo iría bien. No estaba seguro, tanto había sucedido desde que hacía ya algunos años muriera su padre en la granja a manos de los bandidos. Desde que viese morir a su padre luchando por aquella granja, el muchacho había sufrido un gran cambio. Su sangre había comenzado a pedir que saliera de aquella vida, que se moviera y cogiera la lanza de su padre. Así lo hizo, dejando a su madre y la granja a cargo de uno de sus primos se lanzó a unirse a la guardia de la zona. Fue entrenado como miliciano y su gran estreno fue para cazar a aquellos malnacidos ladrones que habían robado y asesinado por la zona. El tiempo pasó y la sangre le dejó de pedir tantas experiencias excitantes.

Con el bolsillo lleno y la lanza ya desgastada volvió a su casa con su madre. La pobre estaba ya muy cansada y más vieja. La muerte de su padre la dejó en un estado de ánimo muy delicado. Cuando llegó Darién a la casa pareció mejorar, pero no pasó mucho hasta que los Siete exigieron su alma.

En el pueblo, Darién conoció  a Mathilda, una muchacha de trece años que aún tenía la ilusión de que los caballeros azules subidos en caballos blancos existían y vendrían a buscarla. Por suerte, sus padres no eran tan cortos de mente, vieron la oportunidad de unirla al dueño de la granja de pollos y de una casa mejorada gracias a los salarios de un miliciano.

El tiempo había pasado y ahora la puerta se habría. En los brazos de la matrona salía un precioso muchacho con mechones rubios, claro signo de identidad de que pertenecía a su familia. Feliz y llorando lo recibió en brazos. – Hola Maldom.

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05/12/2013, 00:52
Ser Orsey Crakehall.

AÑO 96 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Refugio Quebrado.

Joanna Crakehall, hija menor de Hador Crakehall.

Su saliva salió mezclada con bilis, dejándole un regusto amargo como la hiel en la boca, cuando escupió sobre la lápida de Lyonel. Hacía ya un año que aquel monstruo había muerto: justo un año atrás, el corazón de aquel jodido demente al fin dejó de latir.

Volvió a escupir su rabia y a patear la fría roca, haciéndose daño en el pie. Pero no le importó, a aquella patada le siguieron otras cuantas. Quería que sufriera. Que sufriera todo el daño que había hecho en este mundo, a ella y a todo aquel que se le acercara.

No llegaba a comprender por qué los Siete le habían concedido una muerte tan rápida. Aún recordaba todo el sufrimiento que su "hermano" (pues se negaba a llamarle así) le había impuesto. Aquella sensación de hacerse un ovillo cuando todo terminaba y querer romper con todo, suicidarse. Aquella sensación de buscarse y no encontrarse. Aquella sensación de no poder hablar, con su conciencia escupiéndole veneno, pensando en su mente infantil que ella tenía la culpa. Aquella sensación de la sangre corriendo por su cuerpo, buscando la esperanza que nunca llegaba.

Cuando sus pies no pudieron más, morados e hinchados por los golpes contra la roca, se dejó caer de rodillas y rompió a llorar. Ella no pudo ser una niña. Él se lo arrebató. Pero ahora era una mujer. Una nueva mujer, con una nueva vida, lejos de todo aquel mal, que al fin había terminado.

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05/12/2013, 04:40
Ser Trycian de Dorne.

Año 103 de la Dinastía Targaryen, Lanza del Sol.

Trynen Martell, hijo del Príncipe Tryller I Martell.

Un golpe, otro golpe y un tercero. Dos cortes laterales, levanto el escudo. No me gusta luchar con espada y escudo, prefiero el espadón o la lanza, creo que hacen más daño que una espada pequeña. Además, soy rápido como los rayos del sol y nadie puede alcanzarme si esquivo. Tomo el espadón y golpeo con él a mi enemigo, un objetivo de paja y madera que en mi mente es el mismo Aegon el Conquistador. El arma es pesada y los golpes que lanzo parecen llevarme con la inercia, por lo que noto que si no tuviera objetivo o si este me esquivase, terminaría en el suelo. Dejo caer el espadón y pienso que seguiré con él cuando tenga más edad, quizás a los quince años.

El sudor corre por mi frente ahora que mi entrenamiento diario ha terminado. Entro en mis habitaciones y los sirvientes me bañan para sacarme el sudor. Luego me visten con ropajes para la corte y me dirijo al salón principal. Hoy es un día especial pues mi hermana será coronada como Príncesa de Dorne y asumirá el poder de gobernar a todos los ciudadanos de la nación.

Llego con mis pasos altivos al salón, media hora antes de que aparezca mi hermana. Escucho un chisme, dicen que el Viejo Rey ha muerto hace poco, por lo que es su nieto el que gobierna ahora. Finalmente llega mi hermana, que avanza hasta el trono, donde le espera el Septón Supremo con la corona en las manos, al lado de mi madre a quien la edad ya se le nota en el rostro y en el cabello cano.

Recuerdo que hace ocho años estuvimos a punto de perderla durante el asedio a Lanza del Sol que iniciaron los Yronwood después de asesinar a mi padre. Llegaron y atacaron sin mayores miramientos. Intentaron atravesar las murallas del Castillo y lo habrían logrado si no fuese porque los jinetes que estaban con mi padre entendieron lo que ocurría y cabalgaron desde las Marcas para defender la ciudad. No contaban con los poderosos Caballos de Arena, que corrieron sin detenerse, permitiendo que los caballeros llegasen por la retaguardia del ejército invasor. Gracias a esto fueron derrotados y el sitio solo duró un par de días.

Desde ese día, los Yronwood no tienen representante en la Corte y su hijo murió en batalla. Luego se enjuició al Sangre Regia, a quien se le decapitó en el Castillo por el asesinato de mi señor padre. Eso dejó como Sangre Regia al hijo menor, que solo tiene diez años, tres años menor que yo. A la familia se le ha castigado suficiente, lo suficiente como para que no represente una amenaza a la Casa Martell.

Ahora veo a mi hermana de rodillas, recibiendo la corona. El Septón comienza los cánticos en plegaria a los Siete para así consagrar el mando. Acompaño la ceremonia orgulloso de mi sangre y de mi hermana, pues es una joven de dieciocho años, de gran sabiduría y valor. La amo como ella a mí y soy muy feliz con su coronación. En unos años más yo asumiré la soberanía del feudo familiar a las afueras de Lanza del Sol, tierras que han pertenecido a nuestra familia desde el desembarco de la Reina Nymeria.

Finalmente termina y todos damos nuestros aplausos para felicitar el hecho. Luego mi hermana hace oficial los rumores, diciendo que el Viejo Rey ha muerto y que su nieto ha asumido el poder. Viserys Targaryen es el nuevo Rey Dragón y no sabemos como será. Mi hermana insta a que nos preparemos pues no sabemos si este nuevo rey será pacífico como el anterior o debemos estar listos para rechazarlos de nuestras tierras como lo hicieron nuestros ancestros hace ya años. Pienso que quizás sea hora de aumente mis horas de entrenamiento diario con armas. Puede que lo necesite antes de lo que pensamos.

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05/12/2013, 08:50
Ser Baltrigar "el Traidor".

AÑO 100 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Bastión de las Tormentas.  

Erick Baratheon, hijo de Halbert Baratheon, Señor de Bastión de las Tormentas. 53 años.

Stanly Baratheon, hijo de Erick, heredero de la casa. 29 años.

Robert Baratheon, hijo de Stanly, nieto de Erick y futuro padre de Ser Baltrigar, 9 años.

Antepasados directos por línea paterna de Ser Baltrigar.

Robert se encontraba junto a la cama de su abuelo. Erick hacía ya varios años que no se encontraba bien de salud. En los últimos meses apenas podía levantarse de la cama sin ayuda. Una tos sacó al muchacho de su ensimismamiento. Apretó la mano de su abuelo para hacerle saber que se encontraba allí.

- Muchacho... no te veo pero sé que estás ahí. - dijo Erick con voz entrecortada.

- Sí abuelo. Aquí estoy. - confirmó Robert.

- Me queda poco tiempo... - dijo entre respiración y respiración. Un sonido susurrante se oía cada vez que el anciano se esforzaba en hacer pasar el aire a través de sus pulmones. - Hay algo que quiero decirte. Eres el único hijo varón de tu padre... - Erick cogió fuerzas. - Tus dos hermanas y tú sois el futuro de nuestra Casa. Debes protegerlas siempre, ¿lo entiendes? Ya te queda menos para hacerte mayor... y un día te casarás con una noble, y tus hijos serán los futuros Señores de nuestra Casa. Eres muy bueno en los estudios, te portas como es debido... no caigas en los mismos errores que tu padre. - Erick estaba convencido de que Stanly no iba a ser un buen cabeza de familia para los Baratheon... pero no había otra opción por el momento. Se iba a ir de este mundo, y sólo el pobre muchacho que esperaba junto a su cama era la única esperanza que le quedaba.

Por otro lado, Robert sabía a qué errores se refería su abuelo. De todos era sabido la perdición de su padre por las mujeres. Su lujuria le había llevado a cometer muchas imprudencias, pero hasta hacía un par de años Erick siempre había estado ahí para corregir o tapar esos fallos. Ahora ya no. Robert había crecido entre rumores, se había peleado con algún otro niño por culpa de ello, pero a la hora de la verdad nadie había querido enfrentarse al hijo del Señor. El crío tenía mucha rabia acumulada... sabía cuánto sufría su madre, y lo mucho que su abuelo desaprobaba la conducta de su padre. Pero él sólo era un niño... no podía hacer nada.

- No lo haré abuelo. - dijo conteniendo un gemido. Las lágrimas caían por sus mejillas pero su abuelo no veía bien y no lo notaría... al menos si ningún sonido parecido a un llanto salía de su boca.

Minutos después Robert llamaba a voces al guardia de la puerta de la habitación de Erick. Su abuelo había muerto. El ciclo de la vida continuaba, y los Baratheon, a pesar de toda su grandeza, estaban de nuevo de luto.

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05/12/2013, 11:10
[RIP] Septón Eremiel.

VIÑETA VI: AÑO 102 DE LA DINASTIA TARGARYEN. Orillita:

Mildred; 22 años; Euloclis 23 años. - Tía y tío de Eremiel.

Bennet, 22 años; Roslin 20 años. - Padre y madre de Eremiel


Tras una dura travesía, durmiendo de día y viajando de noche para intentar evitar los bandidos, Bennet y Roslin llegan a Orillita, el pueblo que vio nacer y crecer a Bennet. Lo que fue un próspero pueblo pesquero y comerciante a su salida se ha empobrecido fruto de los continuos asaltos a los cargamentos que salen de allí.

- ¡Sorpresa! ¡Jon, Mildred, estoy en casa! - Exclama Bennet aporreando la puerta de lo que fue su hogar. - ¿Qué pasa, no hay nadie en casa?

- Shhh, ¡calla imbécil! ¿Qué horas son estas para venir aporreando puertas y gritando? - Su hermana Mildred sale en camisón y, tras escrutarle un momento a través de la puerta entornada, finalmente les deja pasar. - El niño está dormido. Además, ¿qué haces tú aquí? 

- Vaya bienvenida hermanita, pensaba que te ibas a alegrar más de verme después de todo este tiempo. ¿Dónde está papá?

- Tú lo has dicho, después de todo este tiempo. Hace años que no sé nada de ti, te fuiste y apenas has escrito ni has venido a visitarnos. Papá murió hace meses y tú no estuviste aquí para darle sepultura, te escribí para decírtelo pero contigo es imposible. Pasad y sentaos, os prepararé algo caliente y podéis pasar la noche en el salón.

- ¿¡Cómo que ha muerto!? ¿Y qué es eso de dormir en el salón? ¡Esta es mi casa, dormiré donde yo quiera! - Bennet comenzó a alterarse y se acercó a Mildred vociferando. Roslin comenzó a temblar.

- ¿Qué pasa aquí? ¿Queréis dejar de gritar? No son horas. - El marido de Mildred, Euloclis, apareció todavía somnoliento del dormitorio.

- Después de todos estos años que has estado fuera, ¿quién te crees que cuidó de papá? ¿De verdad esperabas que te fuese a dejar algo después de abandonarnos? Esta casa me pertenece y ahora vivimos mi marido, mi hijo y yo. Puedes quedarte esta noche pero mañana tendrás que irte, aquí no cabemos todos. De todas maneras papá te dejó un barco y aperos de pesca para que te ganases la vida si algún día te decidías a volver.

- ¡Esto es increíble! Definitivamente es increíble. Así que ya hasta mi hermana me da órdenes... - Bennet comienza a deambular por la habitación nervioso. Su mujer se acerca tímidamente e intenta apaciguarlo.

- Tranquilo cariño, ha dicho que nos ha dejado un barco, podremos ganarnos la vida así y empezar de nuevo en otra ca...

- ¡Tú calla mujer! ¡Nadie te ha preguntado aquí! ¡Haremos lo que yo diga!

- Deberías hacerle caso Bennet, este ya no es tu hogar. Empezad una nueva vida en otro lugar y tened hijos. - Dice Euloclis intentando mediar en la discusión para calmar las cosas. Pero su propuesta sólo sirve para recordar a Bennet que ellos han tenido un hijo y los dioses no le han concedido uno a él.

- ¿¡Y tú quién eres para decirme a mí lo que tengo que hacer!? - Bennet le lanza un puño directo hacia el mentón pero Euloclis estaba alerta y consigue esquivarlo, haciendo que éste se precipite hacia el suelo, tumbando un mueble y tirando un jarrón que se hace añicos en el suelo. El bebé empieza a llorar.

¡Mira lo que has conseguido! ¡Lárgate ya y no vuelvas, por lo que a mí respecta no tengo hermano! - Le espeta Mildred, y acto seguido se marcha al dormitorio a calmar a su hijo.

Bennet, en el suelo, avergonzado y derrotado, decide largarse a ahogar sus penas y sus pocos ahorros en la taberna. Últimamente es lo único que le alivia después de que los dioses le hayan dado la espalda.

Tras el portazo de Bennet, Roslin se queda en la habitación a oscuras con Euloclis. Las lágrimas comienzan a brotar por su mejilla, todavía amoratada por la última visita de Bennet a la taberna, sabiendo lo que le espera a la mañana siguiente cuando se reuna con él.

Tranquila Roslin, no pasa nada. Ya sabes como es Bennet y nos tienes aquí para lo que necesites. Pero ahora tienes que centrarte en darle un hijo, es lo único que hará que se calme.

- Pero yo...no puedo, ya lo hemos intentado muchas veces. -Responde Roslin temblando.

- Para engendrar una vida son necesarias dos personas, ¿cómo sabes que eres tú la que es estéril?

- ¿Me estás diciendo que...?

- Nunca lo sabrá y estará contento pensando que los dioses por fin le han bendecido. Tú sólo ten cuidado de no escoger a un pelirrojo o algo así.

Roslin quedó en silencio, meditando sobre lo sucedido y las palabras de Euloclis.

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05/12/2013, 12:15
[RIP] Bethan "Caratorcida".

AÑO 102 DE LA DINASTÍA TARGARYEN, SOLAZ DEL SOLDADO:

Luthen Berrugoso empujaba a los demás niños para abrirse paso hasta la ventana. Todos los espectadores habían sido concebidos así, salvo Luthen, que según le contaron fue encontrado en el arroyo. Sin embargo, también Berrugoso era considerado un Hijo del Trueno. El Trueno era una taberna, a medio camino entre un gremio de mercenarios y un nido de ratas. Cualquier adulto con dos manos podía enrolarse, pero la peculiaridad del Trueno eran sus niños, nacidos y criados desde un comienzo para convertirse en miembros útiles al gremio. Eso apenas significaba tres comidas al día, un lugar dónde dormir y todo el entrenamiento con armas puntiagudas y filos cortantes que pudieses imaginar.

Y la Ruleta. También significaba la Ruleta, quizás la costumbre más arraigada del Trueno. Una mujer secuestrada y arrastrada hasta la posada, encerrada con cuatro hombres, y violada durante nueve meses. Eso en teoría. Frecuentemente las últimas cópulas adelantaban el parto. Lo que saliera de allí, se quedaba en el gremio como otro Hijo del Trueno más, en su mayoría octomesinos débiles y enclenques que cuando fuesen mayores lucharían con armas ligeras y rápidas en el fragor de la refriega. Consecuencia de eso, Luthen tenía ventaja sobre los Hijos del Trueno, y con su fuerza no le costaba abrirse paso entre los chicos de su edad con los que acostumbraba a estar.

Presenció con curiosidad la Ruleta: la desnudez de la mujer, los cuatro hombres turnándose, jaleándose entre ellos... Al cabo de unos minutos todos estaban satisfechos y cansado, y Berrugoso volvía a hacerse paso entre el resto de los niños para volver al interior de la taberna. La prisionera sería lavada y alimentada por uno de los niños, y Luthen no quería perder la oportunidad de ver esa desnudez femenina más de cerca.

La puerta de la habitación se abrió, y uno de los adultos le dió un suave empujón a Berrugoso para que venciese su timidez. Después la puerta se volvió a cerrar, y Luthen quedó a solas con aquella mujer. Era hermosa, no había duda. Con su fea cara, Berrugoso jamás podría aspirar a que alguien así se le entregase voluntariamente. La deseaba. Pero sabía que como se atreviese a imitar a los mayores empujando entre las piernas, le podían llegar a moler a palos.

Colocó el cubo de agua sobre la silla, empapó la esponja y la escurrió. Empujó contra su pecho para moverlo, y retrocedió con la esponja para ver cómo recuperaba la posición. Despacio. Tragando saliva. Miró a los ojos de la prisionera y se sintió juzgado. Le quitó la mordaza. Era algo tan castigado como jugar a los adultos con la chica de una Ruleta, sobretodo si gritaba. No gritó. Aquella mujer se había desmoronado, no tenía esperanzas ni espíritu.

Eres muy joven-le dijo a Luthen.

Después no dijo nada más. No en esa ocasión. Otros días estuvo más habladora. Le contó que se llamaba Charlotte, le contó su niñez en el lupanar, su vida en casa del hombre que la compró, en la calle... La fascinación de Luthen por aquella mujer no dejaba de crecer.

Meses después, la barriga ya se le notaba. Charlotte y el pequeño Berrugoso habían llegado a un acuerdo. Y es que el mayor temor de Charlotte era parir un hijo que se iba a criar en aquella barbarie. Luthen entró para darle el desayuno. Era temprano, y la mayoría de los habitantes del Trueno estaban durmiendo sus resacas. Hizo una bola con la miga del pan y la introdujo con los dedos en la boca de Charlotte. Sus labios le rozaron las uñas sucias. Berrugoso tomó el cuenco de vino y le dió a beber.

En la garganta de Charlotte, la miga de pan empezaba a hincharse, empapada en vino. Cuando obstruyó por completo las vías respiratorias, la mujer empezó a agitarse levemente. Mientras ella esperaba la muerte con total paz, su cuerpo se resistía y luchaba por otra bocanada de aire.

Los espasmos cesaron. Antes de ir a avisar a un adulto del terrible accidente, Luthen se detuvo junto a las piernas de Charlotte. Acarició los muslos y los separó por primera vez para ver qué era aquello que escondían las mujeres que tanto hacía perder la cabeza a los hombres. O a él, cuando fuese lo suficientemente mayor, y participase del jolgorio de la Ruleta del Trueno.

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05/12/2013, 13:10
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Año 103 de la dinastía Targaryen. Refugio Quebrado

Dan Crakehall, hermano menor de Jacob Crakehall, tío de Otter Crakehall

Allí estaban los dos de nuevo. Había pasado tiempo desde que permaneciera tanto en Refugio Quebrado, en su casa junto a su hermano. Allí estaban de nuevo, en las almenas del castillo, con el viento removiéndoles los cabellos y azotándoles la cara. - Es un lugar hermoso. Recorrer los diferentes reinos le recuerdan a uno cuánto le gusta su hogar. - Comentó Dan a su hermano, que se encontraba junto a él contemplando el horizonte.

Eran tiempos de cambio, tiempos de infortunios y confusión en Poniente. El viejo Rey, Jaehaerys había muerto. El reinado del Rey Sabio y la Reina Bondadosa tocaba a su fin, y lo sucedía su nieto Viserys, primero de su nombre. Un estremecimiento recorría todas las regiones. Las épocas de paz, donde los hombres de armas habían dado paso a los libros y las palabras podrían trastornarse bajo el mando de un nuevo Rey. Lo peor ahora era el desconcierto. Prácticamente dos generaciones habían vivido bajo el reinado de Jaehaerys, si no tres, por lo que ya parecía que su reinado iba a durar por siempre. Es la sensación que dejan las cosas duraderas y buenas, que todos esperan que no terminen nunca. Pero como todo, acaba.

- Son tiempos de cambio. Para bien o para mal. Deberemos de estar preparados por lo que pueda suceder. - Comenté en voz baja a mi hermano, con la vista aún puesta en el horizonte. Ambos teníamos claro que no pertenecíamos si no a una rama secundaria de los Crakehall, no podíamos pretendernos, ni lo deseábamos, señores de la casa. Y sin embargo, deseábamos lo mejor para ella. - Deberemos estar atentos a las noticias que corren. Enviar alguien a la ceremonia de coronación del nuevo Rey sería buena idea. ¿Irás tú, o iré yo? - Pregunté, aún sabiendo cuál sería la respuesta.

Momentos después me preparé para la partida hacia Desembarco del Rey. Me acompañarían un grupo de hombres de confianza, reducido para no llamar la atención, pero suficientes para disuadir a los salteadores de caminos. Vestí las ropas de la casa, el jubón con el emblema de los Crakehall y en los colores de nuestra casa, y partimos con el estandarte al frente. El viaje duraría un par de jornadas. Y sólo los dioses sabían lo que nos esperaría al llegar.

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05/12/2013, 17:58
Lady Patricya Florent, esposa de Ser Otter Crakehall.

Año 110. Estancias de un castillo avejentado.

 

Ser Jorah Florent esperaba ansioso, jugueteando con una copa de vino vacía entre sus manos. El parto se estaba demorando bastante, y aunque no sabía de esas cosas de mujeres, sabía que cuanto más rápido mejor. El embarazo había ido bien, y su esposa no había dado muestras de ningún problema. Ni siquiera antojos... Había esperanza. Tal vez otro chico robusto, como su primogénito Ronald. O al menos, oh dioses antiguos y nuevos, no tan enclenque como el segundo, Merrin - No hay otra opción que mandar a ese chico a la ciudadela a convertirse en maestre - pensó lord Florent, para sí - Y así al menos hacer algo de provecho con él. 

Debería estar contento de tener un primogénito varón, fuerte y sano. Y lo estaba, claro. Pero uno no era suficiente. Para empezar, la vida era efímera, y además su Casa había descubierto que la riqueza y el prestigio también lo son. Un tercer hijo que hacer caballero, capaz de correr peligros y aventuras, luchar contra su rey y conseguir de nuevo prestigio para su casa... Sin el riesgo de descabezarla en caso de morir en batalla o en justa. Esa era su esperanza. 

Oyó la puerta de la estancia contigua, y los susurros y risitas de las criadas saliendo. Parecían contentas. Antes de que se cerrase, pudo oír por un momento un llanto fuerte, hondo y potente. Un bebé sano - se dijo sonriendo.  Unos segundos después el mayordomo entró en la estancia, sonriendo. Lord Florent le miró expectante - En perfecto estado de salud - dijo sonriente - Su primera hija. 

Se hizo el silencio durante unos momentos. Lord Florent siguió mirando fijamente al criado, con los ojos como platos - ¿Qué? - Acertó a decir. El mayordomo bajó la mirada, algo nervioso, y volvió a repetir su mensaje - Es una niña, mi señor. Una niña sana. 

Sin importarle que el criado siguiera en la estancia, lord Florent hundió su cara en sus manos. Y lloró.

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05/12/2013, 18:26
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

AÑO 97 DE LA DINASTIA TARGARYEN: Guardaoriente del Mar. El septón Jorquen fue un septón de la Fe de los Siete que sirvió en el Muro. Fue el autor de Anales del Centauro Negro, acerca del Lord Comandante Orbert Caswell (bisabuelo de Ser Madrigal).

¿Puede un hombre redimirse de sus pecados, sean éstos de los peores cometidos por un ser humano?

Con esta reflexión había empezado el Septón Jorquen su manuscrito, Los Anales del Centauro Negro, hacía ya dos años.  Siempre había estado obsesionado por la idea de la redención. Quizá por eso le había llamado tanto la atención la figura del Centauro Negro, porque divisaba, salvando las distancias, cierto paralelismo entre sus vidas. Ambos habían sido pecadores y ambos habían pagado por ello. Si el precio había sido suficiente o no, eso sólo Los Siete habrían de juzgarlo.

Hoy, en la penumbra de su habitación en Guardaoriente del Mar, resistía tiritando el viento que ululaba en las troneras y que no traía más que un gélido aire salado y cargado de humedad. En frente, en la carcomida mesa de madera que tenía delante, reposaban Los Anales, a falta de una sola frase para ser terminados. No sabía si era el frío que atenazaba su huesuda mano o si era la desazón por terminar una obra que para él significaba tanto, pero no conseguía seguir.

¿Estará todavía viva?

¿Era aquel pensamiento, aquella pequeña posibilidad, la que le impedía terminar su obra?

En el manuscrito había descrito de manera exhaustiva y detallada los nueve años durante los cuales Orbert Caswell sirvió como Comandante de la Guardia de la Noche. Todavía recordaba perfectamente cuando llegó a Guardaoriente del Mar en un barco, haciéndose llamar Cuervo y pretendiendo pasar el resto de sus días, morir más bien, del lado salvaje del muro. Fue difícil al principio hacerle ver que la vida valía la pena vivirla, pero sus remordimientos por los viles actos que había cometido a lo largo de su vida lo carcomían por dentro como a esta mesa. Pero el frío del invierno, el que se vive en el Muro, acaba  congelándolo todo, poco a poco, sin que te des cuenta, incluso las ansias de morir.

Aceptábamos llamarle Cuervo, ya que aquellos animales le adoraban y nunca nos dijo su verdadero nombre, a pesar de saber que era imposible que se llamara así, pues destilaba nobleza por los cuatro costados. Pasaron los años y Cuervo  formó parte de la Guardia de la Noche. Al igual que yo mismo, vio en ello una manera de redimir sus horribles pecados que jamás quiso contarnos. Nunca hablaba de su pasado, de cuál era su procedencia ni qué es lo que había sido de su vida.  Había renacido de nuevo como un cuervo negro y todos allí respetábamos eso, olvidándonos de cualquier pasado que hubiéramos tenido antes. Finalmente, cuando se hizo con el máximo mando de la Guardia de la Noche, pasamos a llamarle el Centauro Negro, por las proezas realizadas en la defensa del Muro.

Fue más tarde, ya habiendo muerto Orbert, que me interesé por su pasado. Habían llegado a mis manos los diarios del  Maestre de Puenteamargo, Hurlo Caswell, en el que  mencionaba frecuentemente a Orbert Caswell, hijo de su primo. Tardé muchos años en atar cabos y averiguar que Orbert, Cuervo y, por lo tanto, El Centauro Negro pudieran ser la misma persona. Le hubiera encantado saber que tenía aún una hija viva, que había escapado a su locura, que había sido entregada a las Hermanas Silenciosas.

Retomando el testigo de aquel Maestre y, en contra de su voluntad escrita de acabar con la sangre Farwynd cual testamento, me propuse averiguar qué había sido de ella.

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05/12/2013, 18:51
[RIP] Din el Forestal.

AÑO 103 DE LA DINASTÍA TARGARYEN: Orilla azul.

Cohen, abuelo de Din el Forestal y bisabuelo de Dhur, hijo de Din.

Danny, hija de Cohen y tía de Din.

Un avejentado Cohen, sentado en un taburete a la orilla del río, esperaba pacientemente a que algún pez picara. Desde que se había retirado de su trabajo como Forestal pescar era una de sus pasiones. Dos años habían pasado desde su retiro, usando como excusa no sólo la edad, sino el nacimiento de su nieto.

El mundo había sido bueno con él. Le había dado una buena esposa. Madre de unos hijos estupendos. Había podido trabajar para un gran señor, con un empleo decente que le había permitido mantener a su familia. Y ahora estaba retirado con el único objetivo de disfrutar de sus aficiones y ayudar a criar a su nieto.

Escuchó a una de sus hijas. Danny. Se acercaba corriendo desde la casa e iba dando voces. A pesar de que ya eran mayores, seguía manteniendo un espíritu bastante jovial. Dedujo rápidamente que Phelis volvía en uno de sus permisos. Bien, así vería cuánto había crecido su hijo. Din, aquel niño rebosaba vitalidad y energía. Apenas sabía andar pero ya cansaba a su abuelo, y Cohen nunca pensó si sería cosa de que él estaba demasiado viejo.

Pero ahora lo notaba, notaba el peso de los años en sus huesos, en su vista… Se miró las manos y después de toda una vida por fin se percató de las arrugas.

Sí, había tenido una vida plena. Podía morir satisfecho. Pero aún le quedaba mucho, ¿o no? ¿Qué era aquella luz? No estaba seguro pero podía ver el rostro de su esposa mirándole con ternura. Extendió la mano hacia ella, pero parecía alejarse. ¿Por qué?, quiso preguntar. Pero no surgió ninguna voz. Entonces se percató. El rostro de su mujer era igual que el día en que se conocieron. No había envejecido ni un ápice. Y lo entendió. Cohen sonrió.

Danny medio caminaba, medio corría dando saltos por el sendero hasta el río. Vio la figura de su padre sentado en el taburete, pescando, como tantas otras tardes. Pero notó algo raro. Un escalofrío le recorrió la espalda. Su padre estaba quieto. Muy quieto. La caña que apoyaba su base en el taburete y cuyo mango Cohen sujetaba, cayó repentinamente al suelo. Como si el tiempo transcurriera ralentizado, como a través de una melaza, Danny vio cómo Cohen caía de espaldas al suelo, derribando el taburete. Gritó, se echó las manos a la cabeza y corrió a auxiliar a su padre.

Pero era demasiado tarde. El corazón de Cohen ya no daba para más.

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05/12/2013, 19:52
Randyl Lanzapartida, Guardia de Ser Pendrik

Año 100 de la Dinastía Targaryen. Tierras de los ríos. Antepasado por línea paterna:

Raff Hinchado, abuelo de Randyl Lanzapartida

Raff no tenía ninguna posibilidad de saberlo, pero todos sus antepasados o habían odiado a las mujeres o habían sido víctimas de un prohibido. Por supuesto, él no fue la excepción. Alylin era una joven septa que resistió sus embates durante algún tiempo. Pero Raff era insistente y tenía una que otra cualidad. Una tarde, después de muchas vueltas y palabras, consiguió convencer a la muchacha de caer en el pecado. La chica se arrepintió muy pronto, pero ya era tarde, llevaba la semilla del guardia para esa altura. La pobre debió dejar su vocación de fe, Raff fue honorable y se casó con ella. Aylin ya nunca fue plenamente feliz y fue encerrándose a rezar a los Siete cada vez más a menudo hasta el día de su muerte. El niño nació en el año 100 de la Dinastía Targaryen.