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Juego de Tronos - Castillo de Aguasclaras.

Castillo de Aguasclaras: Todo el castillo.

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29/11/2014, 21:11
Ser Madrigal Oakenshaf-Casagrande.

El gesto apesadumbrado de Ser Madrigal lo decía todo. Normalmente siempre tenía una deliciosa sonrisa en la boca, era amable y considerado, pero en este momento cumplía bien su papel de Heraldo del Desconocido. La sangre que había derramado por una pedrada apelmazaba un mechón de su pelo pero por lo demás estaba perfectamente. No había tiempo ahora para muchas explicaciones.

- Edder, rápido, haz llamar a Ser Hadder y al Maestre Ammon.- Dejó que Hugin volviera a levantar el vuelo para que fuera en busca de Alethéia, Maegor y su padre. Debían saber que estaba de regreso para quedarse tranquilos.- Quizá aún puedan salvarse...- Descabalgó y dejó que el mozo de cuadras se llevara los caballos.- ¡Que alguien nos ayude con las armaduras!- Después se dirigió a Metetripas.- Viejo,qué necesitas.- Le espetó para organizarlo todo.- Más vale que sobrevivan.- Esperaba que el viejo maestre llegara pronto para sustituir al mendigo. Le daba la impresión de que el mendigo no era más que un matasanos, aunque hasta ahora Caster y Armase habían aguantado.

 

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29/11/2014, 21:29
Edder "Clavopié".

Edder se había quedado perplejo en espera de poder entender lo que ocurría. Fue la voz de Ser Madrigal, la que finalmente lo despertó. -De inmediato. Ya voy. No tardaré- dice, tratando de organizar sus ideas y sus movimientos, estos últimos mostraban algo de nervios.

Moviendose tan deprisa como sus piernas le permitieron, el "Clavopié" se dirigió hacia la estancia en donde se encontrara Ser Hadder y el Maestre Ammon o por lo menos uno de los dos, siempre que pudiera encomendar a alguien mas parte de la tarea.

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29/11/2014, 21:57
Lady Rowenta Tully, esposa de Ser Pendrik Tully.

Lady Rowenta se hizo a un lado para dejar pasar a Edder al verlo tan apresurado, estando ya a las puertas del castillo, tras regresar de los establos con Gerrik. 

¿Y ahora que se supone que...?

Llevó la mirada al patio para ver a Horace, Russ, Ser Baltrigar, Ser Madrigal... y el carromato, con sus respectivos ocupantes y... 

- ¡Por los Siete, Gerrik! Ve, ve con ellos, quizá necesiten ayuda para llevarlos dentro - apremia, quizá esperando los supervivientes no fueran tan escasos.

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29/11/2014, 23:02
Ser Baltrigar "el Traidor".

Baltrigar descendió de su montura en cuanto toda la comitiva estuvo en el patio. Escuchó a Ser Madrigal impartir órdenes a Edder y al mendigo. Mejor puesto que ahora mismo no estaba en condiciones de hablar.

Se quitó el casco y lo sujetó bajo el brazo mientras dirigía sus pasos hasta el matasanos. Se plantó firme junto a él y observó vigilante todos sus movimientos a la espera de que llegara el Maestre y pudiera sustituirle. Ese mendigo iba a responder a sus preguntas en cuanto la vida de Caster y Armase no estuviera en sus manos. Iba a hablar de una forma u otra.

- Ya estamos a salvo. - Dijo con los dientes apretados. - Dime un nombre. - Exigió la respuesta que el mendigo llevaba demorando desde Solaz del Soldado. - Ahora. -

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30/11/2014, 02:05
Metetripas.

- "¿Más vale que sobrevivan? Ser, ya estoy harto de amenazas. No he recibido más que eso desde que me cruzara con Caster esta mañana y mi tranquila y sosegada vida se fuera derechita al infierno.

¿Acaso nadie se da cuenta de que el hecho de que hayan llegado los dos vivos hasta aquí ya es un milagro de los Siete? ¡Pero si el guerrero de Dorne ni siquiera respiraba cuando yo le reviví, por el amor de la Madre!

En cuanto a nombres, Ser, creo que mejor será que los reserve para el señor del Castillo.

Respecto a qué necesito. Pues un lugar limpio y seco. Agua caliente, vino hirviendo, aguja, hilo, vendas limpias. Y montañas de suerte. Tampoco vendría mal la ayuda de un curandero de verdad..." -

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30/11/2014, 02:14
Crann, Maestro de Cuadras.

Crann al oir el revuelo se aproximó raudo a ayudar con los caballos, pues seguro serian un estorbo para los señores. No dijo nada, pues su presencia y la situacion hablaban por sí solas. 

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30/11/2014, 11:52
Lady Patricya Florent, esposa de Ser Otter Crakehall.

Patricya se había acercado a la ventana al oír el jaleo en el patio. Enseguida vio a su hijo menor a caballo, seguido de un carromato de muertos y moribundos, señores y plebeyos. - Orsey... - pensó - Dónde está mi hijo Orsey... - Esa sensación de que alguien le clavaba un puñal en lo más hondo de las entrañas no le impidió bajar corriendo las escaleras y dirigirse rápidamente hacia el carromato. No vio el cuerpo de su hijo mayor entre esas masas ensangrentadas que habían traído, y la expresión preocupada pero sin dolor de su hijo menor le hizo darse cuenta de que Orsey no estaba entre los caídos. Tal vez ni siquiera había estado en la batalla. 

Patricya se arrebujó en su capa un poco más tranquila, pero no pudo evitar darse cuenta de que varios de esos hombres compartían la misma madre...

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30/11/2014, 12:44
Ser Baltrigar "el Traidor".

El rostro de Baltrigar se endureció, y una vena en su frente se hinchó hasta el punto en que parecía que iba a reventar.

Sabía que Caster y Armase debían la vida a ese matasanos, si es que sobrevivían. Sabía también que aquel mequetrefe no había podido ser el que alzara la mano contra sus hijos. Pero que los Siete le llevaran consigo si iba a permitir que se guardara el nombre de su asesino. Se la sudaba bastante que el mendigo quisiera esperar a Ser Hadder, Baltrigar quería un nombre y lo quería ya.

El Caballero adelantó un paso y su mano se aferró al cuello de Metetripas como una tenaza de hierro. Sin ninguna intención de matarlo por el momento, pero haciendo toda la presión necesaria para que el matasanos no se soltara, Baltrigar elevó unos centímetros el brazo.

- Esos chicos de ahí son mis hijos. - Dijo haciendo un ademán con la cabeza hacia el carro. - Me importa tres cojones que quieras esperar al Señor del Castillo, pero si no me dices ahora mismo un nombre, te irás con los Siete padeciendo mil veces antes lo que sufrieron mis hijos. -

Baltrigar frunció el ceño, sintiendo una rabia como nunca había sentido. - Puedes susurrármelo si queires. - Sugirió al mendigo. - Pero hasta que no tenga un nombre no volverás a respirar. -

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30/11/2014, 13:01
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Al llegar al castillo el alboroto es evidente, puede verse un regero de sangre e incluso la muerte puede olerse a distancia.

Entro apresurado al patio donde me encuentro con una terrible estampa, un carromato donde se agolpan los cuerpos rodeados de moscas y sangre. Parece que hay algunos heridos aunque no en buen estado, ¿que es lo que ha pasado?

Como acto reflejo busco mi espada en el cinto para asegurarme de que sigue allí, trato de mirar a los presentes en busca de respuestas sobre quienes son los pobres desagraciados del carromato. Mientras me acerco apresurado puedo ver a Ser Baltrigar muy alterado amenazando a lo que parece un mendigo.

Ser Madrigal en pie parece estar bien, a un lado puedo ver lady Rowenta lo que me tranquiliza, paso a su lado intercambiando una mirada y unas pocas palabras, me hubiera gustado pararme por un momento pero ahora los heridos son lo importante.

Me acerco a los hombres heridos y sin dudarlo ni pedir explicaciones ayudo a Ser Madrigal a quitarles las armaduras para poder atenderles adecuadamente, enseguida me doy cuenta de la gravedad de las heridas y al cruzar la mirada con Ser Madrigal, puedo notar como confirma mi temor por la vida de los heridos.

¡Vamos aguantar un poco más ya estáis en casa!

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30/11/2014, 13:13
Escudero Horace Crakehall "El Enanito".

Al pasar junto a tu lado te miro con una mezcla de preocupación y alivio.

Temia que te huibera pasado algo, después de todos los rumores ¿Por qué saliste del castillo de forma tan temeraria?...

Notas como deseo seguir hablando y escucharte pero los heridos necesitaban ayuda así que sin darte tiempo a responder continuo hacía el centro del patio para ayudar a los heridos.

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30/11/2014, 13:28
[OUT] Maestre Ammon.

Notas de juego

¿A qué hora llega al castillo el carromato fúnebre?

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30/11/2014, 13:33
Lady Patricya Florent, esposa de Ser Otter Crakehall.

El rostro de Patricya se endureció con una expresión seria - Ser Baltrigar - dijo con firmeza - He perdido un hijo yo misma y puedo imaginarme vuestro dolor. Vuestra esposa no tardará en venir, ¿Es que vais a dejar que contemple a vuestros hijos en este estado, tirados, ensangrentados en un carromato infecto? ¿Apilados como animales de matanza? El único momento en el una mujer ha de ver a su hijo ensangrentado es al nacer. Por el amor de la Madre y el que le profesáis a vuestra esposa, calmaos. Llevad a vuestros hijos dentro y preparadlos. Una vez dentro alejaos y haced con el hombre lo que has apetezca, fuera de la vista de vuestra esposa. Pero no en el patio. 

Patrycia se alejó unos pasos hacia los aposentos de Ser Baltrigar - Yo iré a buscarla. 

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30/11/2014, 13:50
Russ "el Matatoros", jinete libre.

Russ guió el carro en silencio durante todo el traqueteante camino a Aguasclaras. Montado en el pescante y con la vista fija en los cascos de los caballos, sentía como la rabia iba dando paso a una sensación de tristeza y desesperanza tan abrumadora que dudaba que algún día pudiera volver a hablar. Cuando los muros del castillo se hicieron visibles, un estertor de agonía le hizo volver la vista atrás: el matasanos de Solaz seguía presionando las heridas de Armase, que todavía vagaba en el mundo de la inconsciencia, mientras que gemidos inconexos se escapaban de sus labios; el rostro de Caster era una máscara pálida y cerúlea, con grandes manchas oscuras bajo sus ojos -No te me mueras, hijo de perra...-; los tres muchachos ensangrentados formaban un gris e inmóvil bulto en la parte trasera del carromato.

Al cruzar el puente levadizo del castillo, una oleada de caras preocupadas y expresiones de miedo se agolpó alrededor del destartalado carretón. Todo eran preguntas preñadas de ansiedad, órdenes ladradas a voz en grito y miradas nerviosas desde ojos húmedos de lágrimas. Russ hizo caso omiso al caos que se estaba desatando en el patio de armas. Bajó del carro, andó por el cenagal hasta su parte trasera y cogió en brazos el cadáver de Roy. El cuerpo parecía no pesar nada, como si la vida que lo había abandonado hubiera dejado atrás solo una carcasa vacía de lo que había sido su hijo. Portando tan siniestra y dolorosa carga, el Matatoros cruzó ante toda la comitiva y dirigió sus lentos y pesados pasos hacia las puertas de la casa señorial.

Que ser Hadder contemplé lo que sucede en su propio feudo... 

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30/11/2014, 15:05
[RIP] Blantel, Maestro Carpintero.

Blantel abandonó su taller donde había estado dormitando dejando que su hijo Dod fuese llevando a cabo alguno de los trabajos que tenían pendientes y al parecer iba a dedicarse al arco del Forestal. Mientras se dirigía hacia el patio del castillo, Blantel iba pensando en las novedades que Dod le había contado acerca del revuelo que se estaba formando.

Cuando Blantel llegó al patio del castillo, la estampa que veían sus ojos parecía de todo menos real: Ser Baltrigar estaba estrangulando con sus propias manos a un hombre cubierto de harapos al cual no había visto en su vida; Ser Madrigal con el rostro oscurecido permanecía montado en su caballo al lado de un carromato en el que había varios cuerpos cubiertos de sangre y un enjambre de moscas zumbando a su alrededor; Russ "el Matatoros" alejándose de allí con el cuerpo de su propio hijo en brazos...

¿Pero que ha pasado aquí? me pregunto. ¿Quién ha declarado la guerra?

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30/11/2014, 18:11
Ser Otter Crakehall.

Otter apareció junto con Orsey como el resto de los hombres en el castillo. 

Haced lo que dice Ser Madrigal. Orsey tu también, rápido.- una orden sin necesidad de darla, puesto que ya había alguno de sus hombres -y Horace- ayudando a los heridos. Tras esto se acerco hacia Ser Baltrigar- no es el momento de esto. Ahora mismo hay que atender a los heridos con urgencia. Tendrás tu respuesta cuando llegue el maestre- miró hacia el hombre que amenazaba Ser Baltrigar- nuestro maestre está en camino. Cuando le quitemos las armaduras ayudaremos en el transporte de estos hombres. 

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30/11/2014, 18:22
Gerrik el Labrador.

Gerrik no dudó ni un instante al oir las ordenes de Lady Rowenta.

-Sí, mi Señora.

Saltó de su poni y echó a correr en dirección de aquella extraña y moribunda comitiva. No hizo ninguna pregunta, no era el momento y tampoco en aquellos instantes le preocupaba otra cosa que no fuera ayudar a los heridos.

-He venido a ayudar. Parecía que Ser Madrigal necesitaba liberarse de su armadura, así que se acercó a él mientras alguien organizaba todo aquello. Ser Madrigal, si me permite le ayudaré con su armadura.

¿Pero que cojones les pasó? No podía evitar mirar a los heridos, todos conocidos del castillo y con los que había compartido sus últimos meses, y la estampa de Matatoros con Roy inerte en brazos.

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30/11/2014, 19:22
Ser Orsey Crakehall.

Asentí a mi padre, sin decir nada. El panorama era desolador. Horace también estaba allí, y, por suerte, estaba a salvo. Sin embargo, tras una mirada a los heridos, lo supe. No todos habían regresado con vida.

Corrí a ayudarles como pude, entre el ajetreo. Sin embargo, sus vidas no eran lo que más me preocupaba en aquel momento. Este desastre traería consecuencias funestas para Aguas Claras, y quién sabe cuántas vidas más quedaban por segarse.

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30/11/2014, 20:15
Clarissa, esposa de Ser Baltrigar Tormenta.

Clarissa llegó al tumulto tomada del brazo de Lady Patricya Florent. Ésta podía notar cómo la pobre mujer temblaba cada vez más a cada paso que daba, y cómo casi se obligaba a seguir caminando a pesar de que lo que menos deseaba en el mundo era tener que ver el cadáver de sus dos hijos. 

Al llegar y ver el resultado de la incursión, su rostro palideció por completo, y perdiendo el decoro y la noción del protocolo, se agarró a Lady Patricya para no caer al suelo, fulminada por la impresión de observar a Brandon y Carlysle ensangrentados y apilados en un carromato.

Se llevó las manos al rostro, e incapaz de apartar la mirada de aquella imagen desoladora, comenzó a balbucear incoherencias, que resultaban inentendibles a causa de los profundos sollozos que comenzaron a brotar de su pecho. Se balanceó, hacia adelante y hacia atrás, mientras el llanto parecía concentrarse en su garganta como un garfio ardiente, haciéndola finalmente gritar de angustia y de pena. 

Totalmente enajenada, avanzó, a trompicones, hasta el carromato, tropezando, cayendo, y sin embargo avanzando hasta llegar a donde se encontraban sus hijos. 

Clarissa se subió al vehículo, y se agachó junto a los dos cuerpos, palpando sus rostros, posando el oido sobre sus torsos. Sabía que estaban muertos, pero tenía que convencerse. Y a medida que se convencía, su llanto angustioso de madre se hacía cada vez más profundo.

Tomó entre sus brazos a Brandon, y de nuevo un grito de angustia brotó de entre sus labios, mientras oprimía al fruto de su vientre contra su pecho y observaba a Carlysle, que también yacía sin vida junto a su hermano. 

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30/11/2014, 20:32
Escudero Maegor Flores.

-Padre...

Lo había soltado sin pensar. 

Después de tantas ofertas, después de tanto entrenamiento... ¿Entrenamiento? Maegor soltó un bufido mientras notaba como su corazón daba un vuelco al escuchar la palabra "muertes". ¿Por qué lo había hecho? ¡Tenía un hijo! ¡Un hijo al que le había hecho cientos de promesas! ¡Entrenamiento, poder, entrenamiento, esfuerzo!

No era el momento de llamarlo padre, ni era el momento de hacerse llamar hijo. Sabía que no debía estar ahí, como al igual sabía que ver aquello se quedaría grabado en su mente hasta que sus días se acabaran. Hasta que el fuera polvo en la fría nieve. 

No hizo nada, no hizo absolutamente nada. Allí, viendo a su padre... Viendo al hombre y al caballero en una misma persona, se mantuvo firme, guardando cada una de sus lágrimas, para después olvidarlas y callar. Callar...

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30/11/2014, 23:37
Ser Baltrigar "el Traidor".

La súbita aparición de Clarissa hizo que Baltrigar no aguantara más. Una mirada de odio profundo se dirigió al matasanos mientras la presa de acero se soltaba y liberaba el cuello de aquel hombre. Pero el caballero no iba a olvidar aquello. Primero se ocuparía de su mujer y luego Metetripas tendría su turno.

El caballero bastardo ignoró repentinamente al hombre que supuestamente había mantenido con vida a Caster y Armase, ignoró las palabras que le habían ido dirigiendo algunos de los presentes en el patio y se dirigió al carromato para abrazar a su mujer y apartarla de los cuerpos de sus hijos.

No dijo una palabra. Ya no le quedaban lágrimas tampoco, las había gastado en todo el camino desde Solaz del Soldado. Pero sujetó a Clarissa, la levantó y le obligó a mirarle un instante a sus ojos, luego la abrazó y la alejó unos metros de aquel maldito carromato. No era necesario que viera más.

Se preguntó un instante dónde estarían Beldyr, Brocelyn y Charlton... Ojalá el mayor de ellos hubiera tenido el sentido común de obligar al resto a permanecer en sus aposentos.