Partida Rol por web

Ambas puertas se cierran y dejan encerrados en su interior a un total de nueve personas, cuatro de ellas que han entrado desde la sala 1 y otras cinco que han aparecido por la puerta que conduce a la sala 9.

La estancia está repleta de extraños aparatos y mecanismos robóticos cuya finalidad y funcionamiento desconocéis. La habitación está tan desordenada y tiene tantos trastos y mesas de trabajo que os es difícil averiguar que esconde cada zona.

Lo que si os llama especialmente la atención son un trío de tronos negros sobre los que se encuentran sentados tres máquinas humanoides, completamente inmóviles, conectados a sus asientos por decenas de cables.

Vaya, parece que me han copiado la decoración. Pensó Rodik al entrar en una sala que bien podía ser su laboratorio. Frente a ellos había otro grupo de sujetos, pero las personas en estos momentos era lo que menos llamaban su atención. Yo soy Rodrik, se limitó a decir mientras se acercaba con curiosidad a una de las mesas de trabajo. Por un momento hasta se le olvidó la herida de la que aún salía algo de sangre.

Veamos que tenemos aquí. Mientras observaba los diversos elementos de una de las mesas se giró hacia los tronos. Creo que lo mejor será no acercarse mucho a ese trío de ahí. Dijo mientras volvía a revolver en la mesa buscando algo de utilidad.

Reina miró con desaprobación la sala. No se esperaba encontrar algo en tan mal estado en un laboratorio de Atlas. Sabía que no todos los laboratorios estaban tan pulcros como el de ella y había oído ciertas cosas que dejaban mucho que desear, pero aquel lugar era otro nivel.

-Me llamo Reina. Dijo la anciana con poco interés, antes de girarse a la niña que la acompañaba. Su rostro se enterneció visiblemente. Te encuentras mejor?

Pantera entró en la otra sala junto a algunos de sus improvisados compañeros y dedicó una última mirada hacia atrás, donde otros se habían quedado, frunciendo levemente el ceño con gesto preocupado al pensar en la compañía en la que habían dejado a la pequeña y sin comprender por qué no había salido junto a ellos.

Después observó en silencio a cada miembro del grupo que habían encontrado allí uno a uno y caminando con paso flexible y silencioso, casi felino, avanzó por la sala, deslizándose por ella sin tocar nada, tan sólo contemplando el lugar y los tres humanoides. Asintió levemente a las palabras de Rodrick. Ese tipo había demostrado que sabía de lo que hablaba, así que se mantuvo alejado de los tronos. 

Posó su mirada en la anciana cuando se presentó, evaluando su nombre y lo que este podría significar. Los nombres eran importantes. Sobre todo los que uno mismo elegía, nadie sabía eso mejor que él y se preguntaba qué podía guardar una persona en su interior para hacerse llamar Reina.

Finalmente habló, dirigiéndose hacia las personas que habían entrado desde la sala 1. Su voz era grave y su tono tan suave como vibrante. - Mi nombre es Pantera. Espero que podamos colaborar para llegar a la sala central. - Tras estas palabras dedicó una mirada a Maira y Joe y tras asentir levemente, continuó con su examen visual de la sala.

Maira se quitó el pelo de la cara. Odiaba que se le corriera el maquillaje por tener que hacer ejercicio. 

-Como cojamos al que nos ha lanzado esos bichos...

Su rabia parece eclipsada por la sorpresa de la gente que se encuentra de frente. Pero sobretodo miraba divertida como se desplazaba Pantera. El apodo sonaba infantil y no era especialmente guapo, pero su cuerpo y sus movimientos desprendían un instinto sexual que la atraía poderosamente. Trato de concentrarse.

-¿Más personas del experimento? Me llamo Maira encantada.- la presión no debía dejar de lado a la buena educación.- ¿Pueden decirnos que había en el cuarto que han dejado atrás? Lo único que podemos hacer es compartir información para intentar llegar al centro lo antes posible, aunque la gente tenga hable de una determinación para hacerlo, que sus actos no demuestran.- Dijo la mujer mientras dedicaba una mirada de reprobación a Rodrick.- En el nuestro había tres tubos de un líquido verde y otro azul dentro del que había una chica en estado de suspensión. También había un ordenador que permitía liberar unas bestias sobre otros participantes o eliminarlas, pero alguien nos las echó encima primero. También había una palanca y un enchufe, pero sin saber para que sirven, hemos preferido no tocarlos.

Mientras esperaba una respuesta se dedico a curiosear entre las cosas, moviendo piezas de metal de un lado para otro en busca de algo útil, o algo que supiera como funcionaba.

Una voz resuena por toda la sala, una voz que ya conocéis de sobra, esta vez sin ningún tipo de distorsión robótica. Distinguís claramente que quien os habla es una mujer.

Espero que las pocas horas que lleváis en este laboratorio sean de vuestro agrado. Podéis creerme cuando os digo que vosotros estáis aportando más por la ciencia que cualquiera de esos burócratas o engañabobos que reinan en las ciudades. Gracias a vosotros lograré desvelar numerosos enigmas, ascenderé un nuevo escalón en la comprensión de la ciencia. Y la ciencia, como es obvio, lo es todo. Es el cosmos y el vacío, la tierra y el cielo, es lo que explica vuestra necesidad de comer, vuestra agresividad o vuestro impulso para amar. Y también es la causa de que seáis como sois, de que penséis como pensáis, de que actuéis como actuáis. La ciencia es la llave que abre todas las puertas y gracias a vuestra aportación aquí estaré más cerca de completar su construcción.

La voz se detiene, dejando un silencio triunfal para que reflexionéis unos segundos. Dicen que la noche altera las acciones de la gente, que hace que vuestras emociones tiendan a los extremos. Veremos si esto es verdad. Y, por cierto, antiguos ocupantes de la sala 9, ahora podéis ver cara a cara a los que os lanzaron a las bestias sin dudar, los antiguos ocupantes de la sala 1.

Saludo con una gesto de la mano a nuestros nuevos compañeros pero no me presento. Al fin y al cabo, ¿para qué?

Cuando la tal Maira menciona lo de las bestias alzo las cejas, desvío la vista y guardo silencio. En vano, como queda demostrado cuando la científica pedante del interfono nos acusa.

-Vaya, hombre... -murmuro-. Perdonad, pero si no os las mandábamos a vosotros hubieran venido a por nosotros -me encojo de hombros y sonrío sin demasiado convencimiento-. Sin rencores, ¿no?

En realidad todo eso me importa bien poco, y antes de que ninguno responda ya estoy paseando con cuidado por la sala echando vistazos a esto y aquello. Contra mi voluntad, me sorprendo dándole vueltas al discurso que nos acaban de soltar por el altavoz. ¿Que yo soy, pienso y actúo como soy, pienso y actúo gracias a la ciencia? Y un cuerno. Pero sí me llama la atención una de las muchas frases aburridas que ha dicho la mujer: "la ciencia es la llave que abre todas las puertas". ¿Es una metáfora? ¿Una pista? ¿Un juego de palabras? ¿Estoy alucinando?

Entro en la habitación detrás de Nicolai y con la ayuda de Reina. Aún siento el quemazón que me produjo el impacto de la descarga.

Al entrar en la sala nos encontramos con cinco desconocidos, que imagino que estarán igual de confusos que nosotros. Los observo con cierto temor, sobre todo tras lo ocurrido, mientras nos miran. Entonces Reina se vuelve hacia mí para preguntarme -Aún me duele -respondo señalándome la barriga. 

Aún no entendía qué había pasado en la otra sala, por qué me había impactado esa descarga al acercarnos a la puerta sin ni siquiera haberla tocado y... -¿por qué a mí? -Al menos Reina y Nicolai se preocupaban por mí. No sé qué sería de mí sin ellos.

Dos de aquellos nuevos compañeros se presentaron con sus nombres, parecían educados y tenían interés en saber qué había en la sala que dejamos atrás. Yo, como me enseñaron desde pequeña, también me presenté -Hola, mi nombre es Carol y tengo 11 años. A algunos os extrañará verme aquí, como les ha pasado a ellos, que piensan que este no es sitio para una niña... o tal vez no. Yo no pensaba que fuese una idea tan descabellada el venir aquí, pero empiezo a estar preocupada con todo lo que nos ha pasado en el poco tiempo que llevamos aquí -les solté de carrerilla, casi sin respirar, como solía ser común en mí -Con respecto a lo que pasó en el otro cuarto, no os puedo decir mucho, sólo que había ordenadores y pulsadores. Yo no me he enterado muy bien de lo que pasó, hubo cosas que prefirieron no contarme, así que eso se lo dejo a los mayores. ¡Ah!, lo que sí os puedo contar es que me alcanzó una descarga eléctrica aquí, al intentar entrar en esta habitación -dije señalando mi barriga -No ha sido nada agradable.

De repente una voz nos comenzó a hablar sobre unas bestias. No entendía nada. Miré a Reina y Nicolai -Reina, Nicolai, ¿qué es eso que dice la voz? 

Entro en la habitación numero diez con cautela, mirando de reojo el lugar desde donde surgió el rayo que golpeo a Carol de lleno, afortunadamente no vuelve a aparecer, dándonos un pequeño respiro. En el interior nos encontramos con gente, que parece venir de la sala numero nueve. Era algo que podía pasar, los escucho presentarse mientras hago un vistazo rápido de la estancia en la que nos encontramos. Habrá que revisar esos tres tronos con más detenimiento.

Una voz femenina comienza a hablar confirmándome lo que sospechaba, va a ponernos al limite para comprobar hasta donde podemos llegar para sobrevivir, lo que no me esperaba es que abiertamente nos acusase de lanzar a los perros. Esta claro que busca una confrontación entre ambos grupos.

- ¿Te acuerdas de lo que te conté de las elecciones Carol? Es de eso de lo que esta hablando - respondo a la pequeña antes de dirigirme al resto.

-  Yo soy Nicolai, y si, tal como ha dicho mi compañera, tuvimos que pulsar el botón que os mandaba a las bestias, el tiempo se acababa y debimos elegir entre sufrir el ataque nosotros o vosotros, y cuento conque no va a ser ni la primera ni la ultima elección de este tipo que vamos atener que sufrir mientras estemos aquí. Estáis en vuestro derecho de pensar que somos vuestros enemigos y queráis tomaros venganza por lo ocurrido, pero la que crea esa situaciones es la que acaba de hablar. Es la misma persona que con sus palabras quiere buscar un enfrentamiento entre ambos grupos. A mi no me interesa pelearme con vosotros, mi intención es salir con vida de aquí, o al menos que Carol lo consiga. Podemos establecer una tregua hasta que suenen las alarmas y cada uno que siga su camino, o podemos seguir todos juntos o le ahorramos el trabajo de matarnos – digo mirando a los cinco de la sala nueve con tranquilidad, manteniéndome siempre delante de Reina y la pequeña – Y para que veáis que vamos en serio con la propuesta os diré lo que encontramos en la sala uno. Un interruptor con una palanca, que al enchufarla y bajarla pareció activar algo en la sala 2, una serie de ordenadores, y dos conductos. Encontramos además un interfono y al pulsarlo, dijo la siguiente frase “La oscuridad esconde promesas y regalos” Ahora es cuando vosotros decidís que queréis hacer – termino diciendo esperando, que las cosas no se compliquen más.

Conrad se puso a mirar la nueva sala con las manos en la espalda, calmando su adrenalina tras acabar con el ataque recibido. Hizo una mueca cuando la voz comentó que estos habían sido quienes les habían lanzado los perros mutantes esos, pero no había recibido ningún daño y le había empezado a preparar para lo que se encontraría. Decidió que de momento no habría rencores, aunque no por ello no dejaría de ponerles un ojo más avizor que al resto de los compañeros que llegaron aquí desde la Sala 9.

Yo soy Conrad. ¿Cuantos habéis dejado atrás en la Sala 1? ¿Se han quedado allí o han ido hacia la Sala 2? - preguntó a los que venían de la otra sala. - También había un interfono en la Sala 9, pero el ataque me impidió poder comprobar si funcionaba, aunque al menos yo, creía que sería para comunicarnos con la Sala 7, que era la cual podíamos haber soltado la misma amenaza.

Tras eso se puso a mirar el lugar. Rodrik había comentado no acercarse al trío de tronos, e iba a respetar su opinión por el momento. Pero entonces, algo más debía haber allí, demasiado poco... complicada, por lo que era la Sala 9 y como describían la Sala 1. Eso, o que tendrían que replantearse el explorar a los humanoides esos y sus asientos.

Cuando la voz empezó a sonar Pantera escuchó sus palabras, sin dejar de observar el lugar. Parecía un discurso típico de uno de los burócratas de Atlas, sintiéndose superior a todo. Sin embargo, lo que llamó poderosamente su atención, haciendo que su cabeza se alzase y su mirada se afilase fueron sus últimas palabras.

Su cuerpo se tensó mientras sus ojos se dirigían a los que habían llegado desde la sala 1, esperando su reacción. Si esas palabras desencadenaban un combate, no le pillaría desprevenido. Aunque tampoco tenía ninguna intención de comenzarlo él. Comprendía lo que habían hecho y al fin y al cabo habían salido prácticamente ilesos del ataque.

En silencio escuchó a los que hablaron después y, viendo que los ánimos parecían bastante calmados, volvió a relajar levemente sus músculos, pero sin dejar de mantenerse en alerta. - Si nos hubierais dado tiempo... Rodrick había encontrado una forma de cancelar la amenaza. - Informó con cierta molestia en la voz, echando una mirada a Rodrick primero y a los de la otra sala después.

Finalmente se dirigió a Conrad, para hablar con la misma voz tranquila y grave de antes. - Conrad, el interfono sí que funcionó, justo antes de que entrasen las bestias, y de él salió una voz con un mensaje sobre que apresurar la evolución era la forma de encontrar una llave. O algo así. - Terminó, mirando a Maira y Joe, que aún no habían dicho nada después de la revelación salida del altavoz. Le interesaba saber qué posición tomarían ellas al saber que estaban delante de los que les habían atacado.

Se preguntó por un instante si Conrad había mentido conscientemente para ocultar la información sobre el interfono a los de la otra sala, o si la adrenalina del combate habría hecho que no se enterase del mensaje obtenido. Pero no dijo nada más sobre el tema y se quedó a la espera de lo que dijeran o hicieran el resto, apoyándose indolentemente en una de las paredes de la sala, pero manteniéndose alerta y listo para saltar en cualquier momento si fuese necesario.

Entré en la sala con cautela, el desconocimiento de lo que había en ella junto con el cartel de advertencia  me hacía dudar de mi decisión. Miré alrededor, la sala era un poco caótica tan llena de trastos, los tres tronos del centro me preocuparon. Me mantuve cerca de los que habían venido conmigo desde la sala 9, habíamos hecho un buen equipo y suponía la mejor forma de sobrevivir para todos, mostrar un frente unido.

La megafonía sonó y las novedades que nos dio la voz provocaron un sentimiento de desconfianza hacía lo que habían llegado desde la sala 1. Sin embargo, el hecho de nos lo comunicaran me hizo dudar de las intenciones de tal revelación.

-Hola soy Joe, puedo entender la decisión que tomasteis, aunque no la comparta. Al menos por ahora, creo que el hecho de que nos lo hayan dicho pretende conseguir que nos enfrentemos. Ya tenemos bastante con sobrevivir a los que nos rodea y a los que nos puedan mandar.- Miré a la niña que había recibido la descarga, me pareció mal que admitieran alguien tan joven.- Por mi parte no tengo intención de tomar represalias por ello, además no podíais saber quién había en la otra sala.

Me dirigí a Pantera y a Maira, dando por terminada la conversación.- Deberíamos revisar la sala, si no encontramos otra salida, tal vez haya algo que podamos usar.

-Ahám...- Seguía cotilleando por aquí y por allí.- A nosotros nos dieron la opción de repartir la amenaza, vosotros preferisteis descargarla completamente sobre nosotros. Así que una propuesta que te beneficia solo a tí de que no haya rencores entre nosotros, te la puedes meter...- Me callo al ver la niña, probablemnte la única inocente de ese grupo.-.. tu ya sabes por donde. Me apunto que vuestras vidas valen para mí, menos que las de mis propios acompañantes.

Reina se había puesto a investigar por toda la estancia. No participó hasta que escuchó a Maira hablar. Sus ojos brillaron un instante cuando se giró hacia ella.

-Cuida tu lenguaje, meretriz. Dijo Reina con voz cortante y autoritaria. Miró a la morena a los ojos, con clara superioridad y cierto asco, y dio un paso hacia ella. Nuestra opción cambió. Si pulsábamos el botón los monstruos os atacarían a vosotros. Si no lo pulsábamos, nos atacarían a nosotros. Todos ellos. Así que antes de hablar escucha bien. O vosotros o nosotros, nadie ha dicho nada de compartir la amenaza.

Una medio sonrisa apareció en el rostro de la anciana. Pero en una cosa estamos de acuerdo.Tu vida me importa menos que la de un insecto. Con eso que has dicho me has demostrado tu inteligencia... Bueno, la falta de ella. No mereces salir de aquí, jovencita, y es probable que no lo hagas.

-La inteligencia se puede desarrollar, no se puede decir lo mismo de reducir la prepotencia. Supongo que aquí traen a una vieja y una niña juntas para ver si entre las dos hacéis dos personas enteras, pero solo váis a terminar las dos partidas por la mitad. Ya he tenido que matar un perro, no me importa cortarle la garganta a otra perra antes de que acabe el día. Así que antes de proferir amenazas ten cuidado sobre a quién se las diriges.

Al escuchar las últimas palabras de Maira, mi rostro se tensa ligeramente - Reina déjalo, no merece la pena seguir discutiendo - digo en primer lugar para dirigirme hacia Maira - Eso sí, no vuelvas a amenazar a Carol, que la pequeña no te ha hecho ni dicho nada. Lo que está claro, es que lo mejor será que cuando suenen las alarmas cada uno vaya por su propio camino para evitar más problemas.

Parece que las cosas pintan bien y a pesar de que se pueda desatar un conflicto entre ambos grupos por el malentendido con los perros, ninguno quiere que eso suceda y todos los mayores procuran ceder. La desconfianza está ahí, pero eso es todo.

Todo hasta que Maira comienza a hablar. Lo hace en un tono enfadado y ofensivo y la toma con Reina. Sin embargo Reina la pone en su lugar y me siento muy orgullosa de ella y de que esté a mi lado. La miro desde mi altura con admiración -¡Es mi ídola! -pienso. Para mí ha dejado las cosas claras y a esa Maira en su sitio.

Es un personaje raro esa Maira, al principio parece defenderme pero tras la apabullante respuesta que le ha dado Reina, descarga contra ella y contra mí sin ningún tipo de sentido. -¿Tendrá doble personalidad? ¿estará trastornada? Parece que busque que nos confrontemos sin necesidad -Me da miedo que pueda hacerle daño a Reina -Soy pequeña, pero no tengo nada de tonta. Siempre me han enseñado que hacer daño a los demás está mal, lo dice Atlas. Seguro que vosotros también lo sabéis. Si provocamos daño, dolor o destrucción a cualquier persona, ser vivo o cosa solo nos estaremos dañando a nosotros mismos. Eso es lo que dicen mis profesores en la escuela. Ellos no sabían que había personas en la sala cuando pulsaron el botón, sólo intentaban que ninguno sufriésemos daño. No teníamos otra opción -Intenté explicar conteniendo mi nerviosismo por si todo esto acababa estallando.

Rodrik se paró en seco al oir la voz y el tono burlon de quien por ella hablaba. Aquel hombre era prepotente, manipulador y sin sentimientos. Sin duda era un gran cientifico y si sobrevivía a esto sería interesante conocerle. Mientras seguía mirando los elementos de la sala sin acercarse a los tronos habó con mucha calma.

No me hizo gracia tener que enfrentarme a esos monstruos, y mucho menos después de encontrar la manera de aniquilarlos sin hacer daño a nadie. No obstante tampoco os culpo, actuasteis como hubiera actuado cualquier persona. Rodrik hablaba como si lo ocurrido en la sala anterior no fuese más que un informe de su laboratorio, y eso que el había sido el peor parado. Sobrevivir es lo primero y parece que sobre eso va este experimento. 

En lugar de discutir podíais empezar a buscar algo útil en esta sala. Los perros parecían una prueba de ensayo así que puede que mas adelante nos encontremos con problemas mayores y dudo que esto. Dijo señalando el cuchillo que llevaba en la cintura. Sirva de mucho. Luego sintiendo el dolor que recorría su cuerpo lo recordó. Ah y si alguno de vosotros lleva unas vendas, o tiene idea de medicina no me vendría demasiado mal.