Partida Rol por web

Juegos internos

Capítulo uno: La carretera

Cargando editor
27/11/2013, 09:35
Pierce Logan

Me zumban los oídos y me siento mareado. Una mano toca mis orejas, temblando ante el temor de ver una pátina negra cubriendo mis dedos que me diga que tengo sangre y, muy seguramente, daño cerebral. Pero no es así, y respiro aliviado. Joder, casi me meo encima.

Miro la navaja en mi mano y veo que no me he cortado a mí mismo. Milagro. Pliego la hoja con rapidez y la oculto aún más rápido entre los pliegos de mi ropa.

La boca me sabe a barro y a sangre, parece que me he mordido la lengua, pero nada importante. Me voy quitando las plastas de lodo allá donde las siento. En la barbilla, en las manos, en el cuello,…

Veo el coche arder y crepitar. No escucho más ruidos. Pronto, el olor a plásticos quemados y a carne a la brasa inunda el ambiente; entremedias, se puede percibir el desagradable aroma del pelo quemado. Las llamas se ondulan sensuales como bailarinas exóticas ejecutando una macabra y oscura danza que sólo yo sé interpretar.

Es casi sensual.

Lo siento”, pienso para mis adentros.

Lo me intentado, he luchado porque todos estuviésemos a salvo, pero no lo he conseguido. Antaño me flagelaba, me castigaba culpándome innecesariamente diciéndome que había fracasado, hasta que racionalicé que siempre hay un porcentaje, por mínimo que sea, en toda actuación humana sobre el que no tenemos control, que no es culpa de nadie, y que termina saliendo así.

No hay más.

Si estaban muertos en el impacto, no habrán sufrido; si no, no ha habido gritos, y la muerte ha sido fulminante. Si no lo ha hecho la explosión, la deflagración habrá calcinado sus pulmones en apenas unos segundos y el colapso del dolor habrá hecho el resto. Además, estando inconscientes no habrán sentido nada, o eso suelen decir los forenses.

El conductor sí estaba muerto; como sospechaba, el bloque motor se había retraído, destrozando el salpicadero y empotrándole el volante en el interior del cuerpo. Era un torso cercenado de sus piernas, prácticamente.

Pienso en la chica negra con las piernas aprisionadas, analizo su estado. Muy seguramente, fallecida. Por el charco de sangre a sus pies, si no había entrado en shock hipovolémico le faltaba poco.

Pero eso no importa ya. Podía haber salvado, al menos, a tres más, pero no me ha dado tiempo. Mis compañeros de viaje están bien, eso es importante. He sacado a dos del interior del coche, eso es importante. Ahora habrá que evaluar los daños, solicitar presencia médica, recomponerse,…

Poco a poco, vuelven los sonidos. Las campanas se van callando, disminuye el rugir de las llamas. Se me va pasando el mareo. Me recupero bien. Poco a poco me incorporo y me doy la vuelta. Estoy preocupado por los chicos y tengo que ver si he rescatado a dos cadáveres o a personas desvanecidas.

-¿Cómo estáis? –les pregunto mientras me dirijo a comprobar las constantes de los cuerpos que yacen inmóviles en el suelo.

- Tiradas (1)

Motivo: Estabilidad

Tirada: 1d6

Resultado: 5

Notas de juego

- Tiradas (1)

 

Motivo: Estabilidad

Tirada: 1d6

Resultado: 5

Supero la tirada sin gastar puntos de estabilidad.

 

Cargando editor
27/11/2013, 12:12
Kimberly Richmond

Es fascinante. Creador de pavor cuando está cerca y de esperanza para quiénes están inmersos en un mar profundo de oscuridad, soledad y desdén. Avanza como si fuera dueño de cuanto le rodea, apoderándose de todo cuanto desea, sintiendo que nada puede retenerlo, dominarlo, contentarlo ni apaciguarlo. En apenas un segundo le ha bastado para demostrar, una vez más al mundo, a quién le debemos respeto y pleitesía. No es nada físico que nos pueda golpear, ni nada etéreo que nos pueda atravesar, pero está ahí y nadie osa contradecirle. El fuego… El fuego no purifica, mortifica.

Pierce logra sacar a dos pasajeros del coche siniestrado, pero cuando vuelve al coche el infierno se desata delante de nuestros ojos. Yo había retrocedido lo suficiente como para sentirme segura, pero en el momento de la explosión siento una ola de calor que me abrasa, me envuelve y hasta siento que me reconforta en la fría y oscura noche algo tan salvaje como ése fuego destructor. Tal es la sensación, que ni retrocedo ni me cubro; mis ojos han quedado prendados de la hipnótica danza de las enormes llamas.

Y así pasan los segundos, como si fueran auténticas eternidades divididas para irlas contando con la medida del tiempo, pero no es suficiente. La zona se ha iluminado exageradamente y donde antes sólo las sombras eran dueñas recelosas que nos marcaban nuestras fronteras ahora se veían sombras preocupantes, titilando detrás de algunos árboles próximos con la incertidumbre de no saber si su fin estaba próximo. Mi semblante sigue sin poder reprimir la súbita expresión de no poder comprender cómo hemos llegado a esto: los ojos abiertos de par en par, la boca medio abierta y los músculos rígidos. Me siento realmente impresionada por el espectáculo, pero entonces, como si poco a poco el resto de mis sentidos aletargados dispusieran su despertar,  llega la guinda del pastel. El olor.

Huele a pinos, a noche, a tierra mojada, a hierba húmeda. Huele a goma, a pintura y a plástico quemado. Huele… a carne. Concretamente, e irremediablemente, el olor me recuerda a un pollo cocinándose en el horno. Empiezo a salivar en exceso y no precisamente por tener hambre en ese momento, sino porque las náuseas me están superando. Han muerto delante de nuestros ojos y no hemos podido hacer nada para evitarlo. Tan sólo… Tan sólo podemos permanecer atónitos ante la fuerza de lo inevitable, la imposición de quién vive y quién muere.

Un solo segundo nos ha cambiado la vida y por el momento, nos quedan muchos más por vivir.

- Tiradas (1)

Motivo: Estabilidad para Kim

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 3 (Fracaso)

Notas de juego

jur jur jur

Edit: uy, que no roleé :-$

Cargando editor
27/11/2013, 15:20
Eli Farrow

Elisabeth se quedo parada con las manos tapando su boca para ahogar sus gritos, vio como Pierce era lanzado contra el suelo a causa de la explosión y las llamas macabras se reflejaron en sus ojos color beige. Se quedo quieta durante unos segundos observando como el fuego se consumía despacio, no tenía prisas por apagarse. El humo se elevaba hasta el infinito camuflandose con el negro de la noche.

El sonido de la explosión había causado que la pobre Eli solo escuchase un ligero pitido durante unos segundos que se le antojaron minutos. Entre las llamas le parecía ver a los ocupantes del coche salir corriendo, se los imaginaba en llamas, gritando. Pero eso no sucedía, estaban todos muertos.

La niña dejo caer sus brazos y un suspiro escapo de sus labios, se sentía inútil. Había visto como Pierce corría de un lado para otro intentando sacar a la gente y ella allí, quieta, observando. Sin moverse. Un estorbo. De no haber estado nadie lo abría notado. Así era su existencia.

Se froto los ojos con la palma de las manos y limpio una lagrima seca que tenía en su mejilla. Respiro de manera fuerte para intentar tragar todo el aire limpio que pudo y se acerco de manera lenta hasta Logan. Aun que esa persona le daba algo de... Miedo, estaba preocupada. Había demostrado ser diferente, ser valiente... Algo que ella nunca iba a ser.

-Estas... ¿Estas Bien?. Dijo ella, sin ser capaz de mirarle a los ojos. Entonces una idea cruzo por la mente de la chica, se dio la vuelta y regreso corriendo al coche, fue hasta donde estaba sentada antes y busco algo en su mochila. Con el orden que todo tenía no le costo demasiado dar con la pequeña botella de agua cristalina aun sin abrir. Quito el cierre de plástico mientras volvía caminando hacía donde se encontraba Logan, ajena a todo lo que le rodeaba y concentrada en su tarea.

Una vez llego de nuevo a su lado le tendió la botella destapada Pierce. Era una botella pequeña de 225ml de marca blanca que la chica se había traído de casa.

-Puedes bebértela toda si quieres, tengo otra. Le dijo con una sonrisa inocente.

- Tiradas (1)

Motivo: Pa loca tu, calva.

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 5 (Exito)

Notas de juego

Pues he tenido suerte con la primera tirada. No he usado puntos de la reserva de estabilidad.

Cargando editor
27/11/2013, 15:44
Bill Törnqvist

Ni siquiera lo veo venir. Un estruendo sobrecogedor sacude mis huesos y me revuelve por dentro, haciéndome sentir diminuto, desamparado e indefenso. Siento el calor de las llamas a escasos centímetros de mi piel. Antes de que mi cerebro pueda empezar a registrar lo que está pasando, veo a Pierce echarse cuerpo a tierra, pero yo no acierto a hacerlo y simplemente me caigo al suelo cuando mis temblorosas piernas me traicionan. Vale, es una explosión. ¡Una explosión! No es como en las películas, en las que te sientas delante de una pantalla y alucinas cuando los efectos especiales están bien hechos o te ríes cuando no lo están. ¡Esto es real, y me está pasando a mí! Me giro en el suelo para ver la enorme y pavorosa bola de fuego que amenaza con engullirme. De repente, en el interior del coche, diviso a la muerte que me devuelve la mirada, y son aterradores sus ojos, como los de Saturno en el cuadro de Goya, voraces y desorbitados. Me quiere a mí...

El estampido rebota dentro de mi cráneo, una y otra y otra vez, como una bala cambiando de trayectoria y destrozándome el cerebro.

Primero el coche y luego esto. El mundo me odia, y no parará hasta matarme. Lo he visto.

- Tiradas (1)

Motivo: Estabilidad

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 2 (Fracaso)

Cargando editor
27/11/2013, 17:18
Luke LaPonte

Desde el terrible frenazo que hizo Pierce para evitar el coche que se nos lanzaba encima, he entrado en lo que parecía un estado de «fuga disociativa», con la diferencia de que soy capaz de recordarlo todo. Ajeno a la realidad, solo soy remotamente consciente de cómo mis compañeros van saliendo uno a uno a la carretera. Yo no puedo. Me resulta completamente imposible, pues el miedo me aprisiona.

«Papá... Mamá... ¿Bella?»

¿Cómo es posible? Durante unos segundos, creía que estaba teniendo un déjà vu. Cuando vi las luces del coche en la lejanía, casi habría podido predecir lo que estaba a punto de ocurrir. Casi, porque no ha acabado como esperaba. No ha acabado con ambos coches estampados el uno contra el otro y la mitad de nosotros muertos. Pero es totalmente inexplicable... Ha ocurrido igual que la otra vez. Exactamente igual. Las luces largas, el deslumbramiento, el horrible rechinar de los neumáticos... No dejo de preguntarme... ¿Cómo es posible?

Y entonces, el estampido de la explosión me hace regresar, y me doy cuenta de que estoy agarrándome las rodillas con tantísima fuerza que el dolor hace que me maree. Siento como si mis piernas se estuviesen hinchando, al mismo tiempo que noto mi cara totalmente paralizada y ese hormigueo tan familiar en mis labios. Levanto las manos y las miro como si no fuesen mías, esos dedos retorcidos de manera antinatural. No puedo moverlos. Está volviendo a suceder.

Trago una bocanada de aire y dejo caer mi cabeza hacia atrás, tensa, al tiempo que noto las lágrimas bajar rodando por mis mejillas. «No, no, no, otra vez no... Respira... Respira...». Poco a poco, a medida que pasan los segundos, voy logrando controlar mi acceso de pánico, y reúno el valor para aventurarme al exterior de esta carcasa de aluminio y fibra de carbono.

—¿Qué ha pasado...? —inquiero, y mi voz me suena extraña a los oídos, como si hiciera días que no pronuncio palabra, al tiempo que me acerco a los dos cuerpos que Pierce ha dejado tendidos en el suelo —. ¿Están... muertos?

- Tiradas (1)

Motivo: Estabilidad

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 5(+2)=7 (Exito)

Notas de juego

PNJotizado.

He gastado dos puntos en mi tirada, aunque no me habría hecho falta, porque con el 5 del dado me sobraba. Por lo tanto, solo pierdo esos 2 puntos que he gastado.

Cargando editor
28/11/2013, 10:29
Director

Pierce, mientras el coche continúa ardiendo como si no tuviera la intención de parar, te arrodillas junto a los dos cuerpos que yacen en el frío suelo. Tras unos segundos de tensión durante los que realizas las comprobaciones rutinarias de pulso, respiración y reacción ocular a la luz de tu linterna, puedes constatar que, milagrosamente, ambas víctimas siguen con vida, aunque sus constantes vitales son realmente débiles. Sin embargo, no percibes ninguna herida lo suficientemente amenazante como para que suponga una amenaza inmediata para sus vidas. Ahora, alejado como estás del peligro, te puedes tomar unos instantes para echarles un buen vistazo: una de las víctimas es un varón de alrededor de treinta años, de apariencia clásica mediterránea, con cabello y ojos oscuros y piel ligeramente atezada: podría ser español, italiano o tal vez griego. A juzgar por sus pantalones anchos, su sudadera gris con capucha y sus tatuajes, parece el típico joven callejero al que persigues frecuentemente en un día de trabajo cualquiera. La segunda víctima es todo lo contrario, una chica de apenas veinte años, ciertamente guapa, de aspecto delicado y refinado, con largo cabello rubio recogido en una tirante cola de caballo e indumentaria de lo más tradicional, como si procediera de una buena familia. Te preguntas qué harían estos dos viajando juntos, y lo que es más importante, qué se le pasaría por la cabeza al conductor del coche para tomar la decisión que los llevó a su actual estado. Consideras que la mayor prioridad, dadas las condiciones ambientales, es mantener a ambas personas calientes, pues sabes bien que el frío puede ser un asesino implacable. Y no conviene tentar a la suerte, pues cuando se recuperen, tendrás muchas respuestas que sacarles.

Bill, un pitido de tu teléfono móvil te arranca de tu ensimismamiento. Parece que tienes señal. Aprovechas sin dudarlo para realizar esa llamada a las autoridades, aunque tu forma acelerada y entrecortada de hablar con el operario al otro lado de la línea dificulta notablemente su comprensión. Finalmente, el agente logra hacerse una idea aproximada de dónde estáis y te asegura que acudirán a la mayor brevedad posible... lo que tampoco es decir gran cosa, teniendo en cuenta que os halláis en el rincón más alejado de la montaña.

La adrenalina de los primeros momentos va pasando con los minutos, y a medida que os vais calmando y asimilando lo que acaba de suceder, os preguntáis qué haréis a continuación.

Notas de juego

Relatadme brevemente qué es lo que hacen vuestros personajes en el tiempo que tardan en llegar los servicios de emergencias.

Cargando editor
28/11/2013, 11:00
Luke LaPonte

Me siento en uno de los asientos traseros del coche, con la puerta abierta y las piernas colgando hacia afuera, mientras observo en silencio cómo Pierce atiende a los supervivientes mientras la pobre Eli le hace de auxiliar, llevándole agua, mantas y todo lo que sea necesario. Empiezo a pensar que tal vez Pierce sea como es porque debe enfrentarse a diario a situaciones límite como esta. Eso debe cambiarle el carácter a cualquiera, y desde luego, yo no creo que fuera capaz de hacer lo que él hace. Eso me hace verlo de una manera ligeramente diferente. Luego miro a Eli, como una muñequita de porcelana correteando de aquí para allí, y una parte de mí siente lástima porque haya tenido que ver esto. Vaya, ¿por qué siempre logro preocuparme por todo el mundo excepto por mí mismo? A juzgar por su reacción, Eli parece estar llevándolo mejor que yo. Maldita sea, por lo menos está haciendo algo, en lugar de encerrarse en sí misma y no hablar con nadie, como hago yo.

Me levanto perezosamente y me dirijo al improvisado centro de atención primaria, sin saber muy bien qué decir.

Eeehhh... ¿Necesitáis ayuda, o ya os apañáis bien solos?

Vaya, lo he vuelto a hacer. Sin darme cuenta, condiciono las respuestas de los demás para no ser necesario y poder regresar a mi burbuja de seguridad. ¿Cuándo conseguiré cambiar? Lentamente, me atrevo a bajar la mirada hacia los dos damnificados, y por un solo momento, me parece ver las caras de mis padres. Sin pestañear, saco un inhalador de mi bolsillo y aspiro una dosis, tras lo cual vuelvo a colocarlo donde estaba.

Notas de juego

PNJotizado.

Me sentía inspirado, y a última hora he decidido hacer que Luke sea asmático (como yo mismo). Espero que a Alonso no le importe esta licencia creativa... ;)

Cargando editor
28/11/2013, 12:14
Eli Farrow

Notas de juego

Espero respuesta de Pierce para saber si toma la botella y/o dice algo para actuar en consecuencia ^^

Cargando editor
28/11/2013, 13:48
Pierce Logan

Miro un instante la botella que me ofrece Eli. Su imagen cristalina se ha intensificado aún más a la vista de los últimos acontecimientos.

Intento sonreírle en agradecimiento, pero me temo que lo mío no es mostrar una imagen tranquilizadora. Intento suavizar mi voz para que resulte un poco menos ladrido de lo habitual.

-Gracias, cielo, pero no es necesario –Le digo-, pero si me haces el favor de traerme unas mantas que he visto en el maletero, te lo agradeceré aún más que el agua.

Se va corriendo y, en ese instante de soledad, me encierro en una burbuja silenciosa y continúo a lo mío. El mediterráneo parece un aguador, o un recluta de alguna banda a punto de apretar el gatillo; ella parece la típica niñita pija a punto de hacer la entrada de largo en su puesta en sociedad. Socialmente, no tienen nada que ver; ahora, bien, no es la primera vez que el cuento de la Cenicienta se invierte.

De otro lado tenemos la reacción del conductor: volantazo, largas, pérdida de control. Si no se hubiera prendido el fuego, habría hecho una inspección ocular un poco más en profundidad al término de la evacuación, pero no ha podido ser. Y no recuerdo haber percibido olor a pólvora en la cabina.

Maldita sea, a lo único que olía era a sangre y a combustible.

Me entretengo tomando una vez más el pulso, viendo la reacción pupilar a la luz, comprobando que no hay heridas peligrosas (aparentemente, se van a salvar con unas cuantas contusiones y no parece que haya fracturas, aunque nunca se sabe), y me enredo un poquito durante la auscultación en ver qué llevan encima.

Según voy identificando los objetos al tacto, los voy hurtando rápidamente en el interior de mi chaqueta. Ya los miraré luego con detenimiento.

Deformación profesional.

Eli llega con las mantas. Los cubro de modo y manera que, de ser necesario, se pueden agarrar los extremos y tirar de los cuerpos para transportarlos, a modo de toscas parihuelas. Luke se acerca y se interesa tímidamente por si puede hacer algo; lleva un aspirador en la mano del que toma una inhalación.

Espero no tener que atenderlo a él también. Tres víctimas para un solo rescatador son muchas.

-Tranquilo -le digo en tono conciliador-. Si veo que te necesito, te lo diré. Muchas gracias, chaval. ¿Estáis bien los dos? -les pregunto a ambos, que son los que están más cerca de mí.

Veo a Bill hablando por teléfono, pero no a Kim.

Me comienzo a preocupar.

Cargando editor
28/11/2013, 15:49
Eli Farrow

Elisabeth volvió a tapar la botella y le dedico una sonrisa a Logan. Al menos era amable, echaba de menos eso. Luego regreso a paso ligero al coche mientras observaba la escena que le rodeaba. La oscuridad de la noche le gustaba, le relajaba. La soledad, la tranquilidad de estar lejos de la ciudad. El silencio... Que solo se rompía levemente por el crepitar de las llamas, por el quejido de las brasas. Le gustaba esa tranquilidad, la ansiaba.

Se acerco de nuevo al asiento del conductor y con cuidado volvió a guardar la botellita en su mochila. Luego abrió el maletero y busco las sabanas que Pierce le había pedido. No le costo demasiado encontrarlas, tomo todas las que pudo y cerro el maletero con delicadeza.

Cargo en sus brazos las mantas como si acunase a un bebe, hasta que le llegaban a la nariz. Tuvo que andar con cuidado por que su campo de visión era reducido. Regreso junto a Logan para quedarse a su lado sosteniendo las mantas hasta que tuviese suficientes, no podía ayudar demasiado ahora mismo... Y tampoco se atrevía, la niña mantenía la vista apartada de los cuerpos, su mirada se perdía en la oscuridad de la noche.

Cuando Pierce pregunto por su estado la chica se sonrojo ligeramente.

-Bien, gracias... ¿Tu como estas? Susurro casi de manera imperceptible.

Notas de juego

No se donde están esas mantas, así que asumo que están en el maletero y listo. Yo no las he traído >.<

Cargando editor
28/11/2013, 16:50
Bill Törnqvist

Cuelgo el teléfono con un suspiro. «A la mayor brevedad posible». Bien. No es una afirmación muy concreta, pero tampoco esperaba que lo fuese. Mientras meto el móvil en mi bolsillo, el miedo vuelve a apoderarse de mí. Parecerá una tontería, pero la vocecita metálica que me hacía preguntas desde el otro lado de la línea casi consigue devolverme la calma. Ahora que vuelve a dominar el silencio, me siento perdido, lejos de casa, sin nada que hacer ni nadie a quien recurrir... excepto mis compañeros. Miro a mi alrededor en completo silencio.

Liz corretea de un lado para otro, recordándome a una hormiguita, o a un personajillo salido de una de esas películas antiguas de cine mudo que parecen aceleradas. Pobrecita, no se puede estar más fuera de lugar, y sin embargo, se afana en resultar útil.

Muy al contrario que Pierce, que parece saber perfectamente lo que está haciendo. Está en el centro de todo, atendiendo a los heridos y tapándolos con mantas. También dice algo, pero sus palabras suenan amortiguadas, veladas, como si me encontrase ante una extraña ilusión. Es un hombre excepcional, de eso no hay duda. O es un héroe, o está aún más loco que yo.

Kim se limita a mirar y callar. Probablemente aún esté conmocionada por lo que acaba de vivir, y sus ojos no se apartan del fuego, que parece tenerla hipnotizada.

Y ahí está Luke, parado como siempre, callado como siempre... Tan contenido, tan asustado... Casi lo compadezco.

Somos todos tan diferentes, y sin embargo, el destino nos ha unido un fin de semana cualquiera. No tenemos nada que ver, como los dos desconocidos que yacen en el suelo, al borde de la vida y la muerte. Como los cadáveres que se están quemando en el coche.

Sí, como ellos.

De repente me asalta una súbita revelación. Bueno, a decir verdad no es más que una sospecha, pero entonces, ¿por qué me da tanto miedo expresarla? Siento un hormigueo en la punta de la lengua, como si alguien estuviese diciéndome que si hablo, mis temores se harán realidad.

—¿Creéis que ellos también formaban parte de un grupo de convivencia de la mansión Coppercreek?

Sonrío al oírme hablar. Ya lo dice mi madre: nunca puedo estarme calladito.

Cargando editor
01/12/2013, 09:57
Director

Echas un rápido vistazo a las cosas que logras sustraer de los dos malheridos. De él consigues una cámara fotográfica último modelo, un teléfono móvil, un juego de llaves, una llave pequeña separada del resto, y su cartera, donde lleva su identificación: Nikólaos Karidakis, de treinta y tres años, nacido en Salónica, Grecia, con la nacionalidad estadounidense y residente en un barrio céntrico y bohemio de la ciudad. Ella únicamente porta sus llaves y la cartera. Se llama Miranda Ashton-Clarke, tiene diecinueve años y, a juzgar por el carné universitario que llevaba encima, estudia segundo de Ingeniería de Telecomunicaciones en la universidad local. No te extraña averiguar que vive en la zona alta, en uno de los mejores vecindarios de la urbe.

Notas de juego

Y bien, ¿te quedas con lo que has encontrado o vuelves a dejarlo todo donde estaba?

Cargando editor
01/12/2013, 18:06
Kimberly Richmond

El fuego sigue ardiendo mientras los figurantes de la escena siguen comportándose como personas civilizadas que han conseguido, tan solo, esquivar a la muerte por pocos metros y por apenas unos segundos de diferencia. Me recuerdan tanto a mi familia…

Por mi parte, me acerco a paso rápido hacia el lado contrario de la carretera al del coche siniestrado y, apoyándome en el quitamiedos pero sin ponerme de cuclillas, empiezo a descomponerme, vomitando como si no hubiera mañana. Esa olor… Por un momento en vez de un coche he visualizado un contenedor de basura ardiendo, y eso ha terminado de removerme el estómago.

Tras terminar de lanzar mis opiniones por toda la cuneta, me quedo durante unos segundos pensando en lo que acaba de suceder, preocupada, como si fuera algún tipo de señal. Últimamente estoy recibiendo demasiadas señales, me parece a mí. Aunque no es hasta el mordaz comentario de Bill que reacciono por fin. No me parece tan descabellado, al fin y al cabo, ¿qué hace un coche lleno de gente tan rara por esta carretera tan solitaria? Dudo que a estas horas estén volviendo de visitar el parque natural. Y solo hace falta mirarnos un poco para ver que somos también un grupo bastante variopinto. A pesar de lo que pienso, me da miedo que tenga razón, así que me limpio con un pañuelo de papel y me giro, dispuesta a acercarme a ellos hasta que no vengan los servicios de emergencia.

Cargando editor
02/12/2013, 02:29
Pierce Logan
Sólo para el director

Mi mente actúa muy deprisa. Para empezar, el juego de llaves es muy particular, especialmente por el hecho de tener una llave separada del resto, lo que suele ser distintivo de que esa llave abre algo que no queremos confundir con el resto del manojo, algo muy especial que queremos resaltar sobresalientemente para que nuestra mente, en momentos de ofuscación, no pueda confundirse.

Anoto mentalmente las identidades de ambos en mi cerebro. Si puedo acceder a un teléfono que funcione a nuestra llegada a Coppercreek, llamaré a Comisaría a que investiguen cuanto se tenga de los dos accidentados.

Miro la cámara con detenimiento. Es una cámara muy cara, de unos dos mil dólares, tan diminuta que la puedes llevar disimulada en la palma de la mano. Si la pegatina de la carcasa no miente, posee 64 megapíxeles de definición. La mía me parece que sólo tiene 18, y no es mala, así que cómo narices se ha podido pagar este bohemio un artículo de este tipo.

Mis dedos comienzan a trastear la memoria digital del artefacto, concentrado en continuar luego con el teléfono móvil, que también es caro, burgués, lo que contraviene los principios éticos y morales que dictan sus vestimentas de las personas que los llevan.

Aunque aún no he conocido a ningún hippie-bohemio-revolucionario antisistema que no tuviera un equipo (aunque fuera, simplemente, el teléfono móvil) que fuera barato; de algún modo, siempre se las apañan para ir mejor equipados que cualquiera.

Incluida la policía.

Aún recuerdo los informes del FBI, así como de INTERPOL y EUROPOL comunicando la capacidad de organización y planificación de estos grupos, incluyendo la operativa táctica con inhibidores de frecuencia e interceptadores de emisoras de radio policiales.

Suena la cancioncilla al activarse los controles, y la pantalla del Menú parpadea, mostrándome las últimas fotos que se tomaron con la cámara…

Notas de juego

¿Qué me encuentro ahora, Fran?

Ya sabes que, o siguiente, va a ser el teléfono móvil.

¿No hay nada más en sus carteras: fotos de un ser querido, un trozo de papel con anotaciones (teléfonos, nombres, fechas,)? ¿Sus llaveros son especialmente distintivos (de la universidad, de un club, publicidad, personalizados,...) o del montón? ¿He visto algún tatuaje o marca distintiva en sus muñecas o algún trozo de piel en el que haya podido tener contacto visual?

Espero que mi personaje no haga ir más lento el ritmo de la partida.

Un saludo y mejórate de la operación.

Cargando editor
02/12/2013, 08:35
Director

No tardas mucho en pillarle el tranquillo a este juguetito, y logras acceder a la carpeta de las fotografías. Curiosamente, solo hay ocho archivos en dicha carpeta, pero algo te dice que estás a punto de descubrir algo.

Abres la primera foto. Está tomada desde el interior de un coche, y enfoca hacia una ventanilla. Lo único que se ve a través de ella es una frondosa vegetación. Es extraño, ¿por qué alguien haría una foto como esa? Chasqueas la lengua, y pasas a la siguiente foto.

Curioso. A simple vista, la segunda fotografía parece exactamente igual que la primera, solo que, al fijarte bien, crees advertir lo que parece una silueta humana entre la vegetación, aunque la distancia y el desenfoque impiden que estés totalmente seguro.

En la tercera fotografía sí que se advierte claramente la forma de alguien que, simplemente, está de pie entre los árboles, algo más cerca esta vez, aunque todavía parece poco más que una mancha oblonga y gris que insinúa unas extremidades.

Al pasar a la cuarta foto, la persona está un poco más cerca del objetivo, y puedes apreciar algunos detalles de la vestimenta, que parece basta y de colores apagados. No sabes por qué, pero empiezas a ponerte algo nervioso al contemplar la imagen.

En la quinta fotografía, la misteriosa figura está un paso más cerca, y captas una abundante y alborotada cabellera oscura en torno a su cara, cuyos rasgos todavía están demasiado desenfocados, aunque empiezan a dibujarse las manchas difuminadas de sus cuencas oculares y su boca. Una cosa que te llama la atención es el inusual ángulo que forman sus brazos y sus piernas, aunque tampoco puedes apreciar demasiados detalles. Poco a poco, sientes cómo el sudor empieza a formarse en tu frente. Tienes un mal presentimiento con respecto a estas fotografías...

La sexta captura está un poco más definida, pero por desgracia la figura está tan cerca que su rostro queda fuera del encuadre. Su delgado cuerpo está ataviado con lo que parece ser tela de saco, y crees ver unas manchas oscuras en la ropa. Puedes ver algo mejor los brazos, y algo en ellos no te cuadra. Es como si estuviesen dislocados, y además te da la sensación de que está sujetando algo entre sus dedos, como ramas largas y curvas, aunque no puedes afirmarlo con certeza. Hay algo perturbador en estas fotografías, algo más allá de lo evidente, aunque no sabrías decir muy bien qué es. Respiras hondo, y tras pensártelo unos instantes, pasas a la siguiente imagen.

En la séptima fotografía, quienquiera que sea esa persona está ya muy cerca de la cámara. Parece que ha empezado a inclinarse hacia el objetivo, de manera que su cara solo está fuera del marco por muy poco. Incluso pueden apreciarse algunos cabellos negros, retorcidos y de aspecto untuoso, entrando por el extremo superior de la imagen. El cuello y la parte superior del pecho están expuestos, y presentan una coloración apagada, cenicienta y antinatural, que no has visto nunca en ninguna persona viva. Las manchas que aparecen en su extraña vestimenta son de color rojo oscuro, algo que no te sorprende en absoluto. Lo que sí te sorprende, sin embargo, es la profunda sensación de malestar y creciente nerviosismo que experimentas a medida que vas pasando las fotografías. Ni siquiera sabes qué es lo que estás viendo, y todo, desde el objeto de las fotografías al lugar donde se tomaron o la intención, te parece sumamente extraño. Incluso te descubres a ti mismo dudando a la hora de pasar a la última fotografía; te da la sensación de que, en ella, el rostro de esta persona quedará finalmente revelado... y no estás del todo seguro de que quieras verlo. Tu dedo tiembla ligeramente cuando te dispones a pulsar el botón para continuar. Haces acopio de valor, y decides pasar a la siguiente imagen.

«Error. El archivo cara.jpg está corrupto o en un formato no reconocido».

Mierda. Una mezcla de frustración y alivio se apodera de ti al leer el mensaje que aparece en pantalla, sustituyendo la última foto. No sabes si maldecir tu mala suerte, o si alegrarte por no haber tenido que ver el desenlace de tan extraña secuencia de fotografías. Sin embargo, cuanto más piensas en ello, más te invade la sensación de que acabas de cometer un error, de que has hecho algo que no debías, sin saber muy bien por qué...

Notas de juego

Ambas víctimas llevan tan solo lo que te he dicho. Los tatuajes de Nikólaos Karidakis no te recuerdan a los de ningún grupo delictivo que puedas reconocer. Recuerda que la policía está en camino, así que podrás decirles que investiguen a los supervivientes cuando lleguen (aunque es más que probable que fuesen a hacerlo de todos modos).

Y respecto a lo de ralentizar la partida, lo único que yo sugeriría es que tratásemos de restringir los posts privados. Es decir, está bien y es realista que postees por separado cuando hagas cosas que no quieras que sepan los demás, pero tampoco es cuestión de actuar todo el rato a escondidas, ya me entiendes. Al fin y al cabo, el rol es una experiencia en grupo, y pierde un poco la gracia si las cosas interesantes que descubrimos no las compartimos con los demás.

Por cierto, ahora espérate un poco antes de volver a postear, que está a punto de pasar algo...
 

Cargando editor
02/12/2013, 09:54
Director

Justo antes de darte la vuelta hacia tus compañeros, un sonido súbito entre el leve viento te sobresalta.

Es como una sucesión rápida y continua de silbidos cortos, en progresión tonal ascendente, que se repite dos veces. Ha sonado realmente cerca de ti, aunque cuando miras en la dirección de la que proviene el extraño sonido, no ves absolutamente nada. Solo maleza y oscuridad. ¿Qué ha sido eso? ¿Acaso hay alguien gastándote una broma, escondido entre la vegetación del bosque? ¿O solo ha sido una ilusión, una mala pasada creada por tu mente alterada por el terrible accidente que acabas de presenciar? Aun así...

Desorientada, giras sobre ti misma, sin saber muy bien qué hacer, y te diriges hacia el lugar donde Pierce atiende a los heridos. Sin embargo, algo te frena en seco. De pie, justo al lado de los supervivientes del accidente, confundiéndose entre la oscuridad nocturna y el negro humo del incendio, crees ver una silueta muy alta y enjuta, apenas insinuada, de proporciones humanas, aunque más grande que la mayoría de personas que hayas visto. Una oscura y enmarañada cabellera negra enmarca lo que parece su cabeza. Silenciosamente, la forma se inclina sobre el hombre que yace en el suelo, y este, súbitamente, empieza a gimotear, horrorizado. Entonces, la figura gira lentamente su cara... ¡hacia ti! El sobresalto te hace parpadear, pero entonces, quienquiera que estuviese allí se ha esfumado con la niebla de la noche...

Cargando editor
02/12/2013, 10:28
Director

De pronto, todos podéis oir cómo el hombre que está tendido en el suelo empieza a balbucear y gemir. Sus gemidos aumentan de volumen, transformándose en gritos, y repentinamente abre los ojos. Mirando fijamente a un lugar sobre él, levanta las manos en actitud de defensa, como si tratara de protegerse de algo que solo existe en su imaginación. Pocos segundos después, sus brazos caen a ambos lados de su cuerpo, y deja de moverse por completo. Pierce, alarmado, tratas de reanimarlo, pero cuando compruebas sus constantes vitales, te das cuenta de que está muerto. Su cara denota una desgarradora expresión de terror y dolor.

¿Qué acaba de suceder?

Notas de juego

Mise, por desgracia tienes que realizar una segunda tirada de Estabilidad por Kim, esta vez con una pérdida potencial de 3 puntos. Suerte...

Cargando editor
02/12/2013, 13:31
Kimberly Richmond
Sólo para el director

Notas de juego

¿¿Significa que la dificultad ahora es de 3?? Qué mala gente eres, pobre Kim... xD

Cargando editor
02/12/2013, 13:42
Director

Notas de juego

Nop... La dificultad es siempre 4, pero si fallas, perderás 3 puntos de Estabilidad.

Cargando editor
02/12/2013, 13:47
Kimberly Richmond

Tras limpiarme con el pañuelo de papel, aún en el otro lado de la calzada contrario al del coche siniestrado, me quedo observando al tipo que está tumbado en el suelo fijamente, antes de que él levante las manos en actitud defensiva. Mi expresión corporal esta vez no es la de estar alucinada por haber sobrevivido a tan mortal accidente, esta vez es como si me hubieran desconectado de la realidad. Pasmada, sin voluntad, como aquella olvidada y bonita muñequita que años atrás prometía dulzura e inocencia.

Mi mirada perdida encuentra un único camino posándose sobre el chico herido. Mis músculos se relajan, dejando caer al suelo el pañuelo de papel manchado. Esta vez el tiempo no va a cámara lenta, sencillamente es inexistente. Todo parece desaparecer hasta que súbitamente hago gesto de sobresaltarme, justo antes de que el chico deje caer los brazos, carentes ya de algún resto de vitalidad.

Nerviosa, desde la distancia, me quedo observando el cuerpo del chico con cara de estar horrorizada. Me llevo una mano a la frente y resoplo en gesto de agotamiento, tratando de tranquilizarme. Tardo unos segundos, pero me acerco a mi grupo con apretado paso. Estar sola ahora mismo es lo que menos me conviene.

- ¿Cuánto tardarán en llegar los servicios de emergencia? –pregunto con mi nerviosismo latente a todos tras haber presenciado como Pierce hacía lo posible por traer al chico de regreso. Un bonito e inútil gesto por su parte.

- Tiradas (1)

Motivo: Estabilidad

Tirada: 1d6

Dificultad: 4+

Resultado: 6 (Exito)