Partida Rol por web

Toooooooma ya! La estatuilla funciona, y vaya que sí. Para que luego digan que no sirve de nada ser un cerebrito

Sin pensármelo lo más mínimo le doy un abrazo a Cora con toda la torpeza que me caracteriza ahora, soltándola cuando me percato de lo que he hecho con unos sonidos que pueden llegar a interpretarse como un "lo siento" antes de recomponerme, aunque pringado como estoy de fango es tarea harto complicada.

Recojo la estatuilla y la miro, entre apenado e intrigado, creyendo deducir que ese cambio de color solo puede indicar que hemos agotado su poder... ahora solo es un piedra con forma guay. Así que, si nadie la quiere, me la guardo en el bolsillo... por si acaso.

- Bruju... la. Vaaamos- digo cual rana croando, dando pequeños saltitos para situarme junto a Jonathan intentando no pringarme demasiado... solo que con cada salto salpico el doble que si andara, tanto a mi como al resto - Guianos- logro decir del tirón

FATALITY!! Digo con admiración.  Igual era un objeto exclusivo de su personaje o hacía falta más de INT 8 para poder activarlo. Pero daba igual el por qué, el resultado era que las brujas, aunque no eran malas del todo -más bien neutrales-, habían sido derrotadas

DROP!! -exclamo señalando el colgante que dejó una de las brujas.  Me acerco a cogerlo y ni me lo pienso para ponérmelo..que va a hacer? Matarme? Pudrir mi carne? Volverme idiota?

Tras un minuto meditando, arranco una rama gruesa de un árbol con la finalidad de usarla como arma.  Miro a Kimy y sonrio mientras agito el pesado trozo de madera com si fuese un plumero. PLAN!!

- ¡Vamos hermanita! ¡Eres una genia! -  digo al ver que ella logra invocar a Ganesha y así deshacernos de esos espectros. Es toda una valiente, me enorgullece ver que ha logrado aquella proeza, así que rodeo con mi brazos su cuerpo mientras le doy un beso sobre el cabello. Luego tras soltarla veo que el collar está en el suelo y sin dudarlo, intento coger aquel objeto de la bruja, sin importar meterme más en el lodo más de la cuenta. 

- Hay que pillarlo. - señalo mientras extiendo el brazo para atraparlo. 

Por un momento me siento como Sailor Moon, ahí enfrentándome a los malos y haciendo mi bailecito con el artilugio que echa luz. ¡Por el poder de Luna! ¡Ja!

Luego pues acabo en el barro otra vez, como era de esperar, y todavía tengo que dar gracias a no haber acabado de zombi yo también por el impulso que me ha hecho ponerme a saltar como una loca. Me llegan felicitaciones y abrazos y me pongo roja. No estoy acostumbrada a esto de ser la heroína, pero creo que me ha gustado. Me ha dado vergüencita, eso es de Maxine, pero también mío, pero me ha gustado. 

Le devuelvo el achuchón a Bean, porque sé que aunque ahora tenga cara de alcachofa hervida dentro de ese cuerpo de inglés relamido está mi mejor amigo. Y a Frances-Momi la abrazo bien fuerte. Me late el corazón a mil entre mi momento de molonidad y sentir el cariño de mi hermana. 

—Brújula, sí —convengo yo también, poniéndome al lado de Bean y Jonathan, ¡lista para seguir!

Por detrás unos se tiran al barro, arrancan ramas y hacen cosas raras en general, pero yo ni me entero, ya estoy distraída mirando la brújula esa.

Todavía en el suelo, casi habiéndome uno con el fango, fui testigo de cómo... ¿Cora?... con tantos cambios ya nadie podía estar seguro... de cómo la fotógrafa, estatuilla al ristre, hizo retroceder la amenaza. Realmente no llegaba a comprender cómo lo había hecho, pero sin duda me importaba poco, lo importante era que lo había conseguido.

Una especie de colgante cae al suelo en cuando los espectros desaparecen. ¿Otra vida extra? 

Fuera una vida extra o no, de seguro que nos serviría de ayuda en algún momento. Patinando ligeramente, me levanté del suelo, mirando la brújula y limpiando de las pequeñas manchas de barro que tenía en la parte más exterior. Bueno, toca continuar.

Miraba con detenimiento cuál sería la ruta a seguir. Quería terminar ya con todo aquello y volver a casa. Por unos instantes mi cabeza volvió a la vida real. Me veía volviendo del instituto en un día normal, abriendo la puerta de la casa y siendo recibido por el olor de la comida de mi madre. Si cerraba los ojos, casi podía saborear el estofado de carne... Y entonces, ¿Teo?... Mr Bean me saca de aquel maravilloso recuerdo al acercarse a mí y salpicarme ligeramente. Al poco, la fotógrafa se une. Parecía que la sensación era generalizada. Todos queríamos volver.

Volvía a mirar la brújula, intercalando mi atención entre ella, Mr Bean y la fotógrafa. - Pongámonos en marcha.

El plan es seguir la brújula de Jonathan en plan salvaje, atravesado el pantano en linea recta hacia el este. Comiendo mosquitos y con baños de barro que van bien para la piel.

Así que con Mr Bean a un lado y Kimy al otro de Jonathan el del salacot, uno saltando a lo gorrión, el otro dirigiendo la expedición y el tercero con ojos en la brújula, la decisión en sus ojos, la determinación en el timbre de su voz. Y revoloteando sobre ellos una entusiasmada Maxine, una mujer top, lo max. Lara zombie entretanto a lo suyo vigilando los alrededores, con su alma desgarrada entre el Bien y el Mal. Cada vez más zombie y menos Lara.

Adèle - Momi cierra la comitiva embarrada, y delante es Momi-Frances, ávida del amuleto la que se lanza a por él, hundiéndose hasta media rodilla pasa alcanzarlo antes de que se lo traguen las espesas y pestilentes aguas lodosas. Y lo consigue. Brilla intensamente rojizo, escarlata, igual que la sangre iluminada por cien soles.

Resplandece…y quema. Quema sus manos de tal manera que traspasa la protección del gel azul. La gema se escurre entre sus dedos y cae al suelo fangoso. Ya es tarde. Momi Frances se retuerce de dolor, la gelatina se despedaza, se derrite, se desprende de los huesos momificados y las vendas que los protegen. Comienza por las manos, los brazos, sigue por piernas, abdomen, cuello…la cara. El coloso azul se desploma ante vuestros atónitos y espantados ojos abiertos como lunas de Marte. Frances se siente morir. Paralizada, no puede moverse, apenas hablar, tumbada entre carroña, hierbajos muertos y fango apestoso y negruzco.

-¡Es un objeto! Aunque yo lo niegue y no quiera reconocerlo. ¡Va morir, va a desaparecer del todo! ¡Adèle, Adèle! -grita y corre hacia ella chapoteando la momia-adele. ¡-No se regenerará!

El pajarraco aquel, el halcón, alza el vuelo desde su rama sarmentosa y revolotea hasta posarse en otra más alejada y más alta.  De fondo, una risa más loca que malévola que hiela la sangre en las venas aterroriza Lasciénagas.

El poder de Vrajito sobre ti es mayor. Todavía puedes controlarte, pero estás sumergiéndote en su alma negra. Tu voluntad declina, casi supera su atracción, sin embargo no lo logras. Sigues con tus amigos, pero el reverso oscuro de la fuerza es muy bello y sugerente. 

- ¿Con que esas tenemos? - desenfundo, apunto y disparo... al pajarraco - bang-bang - por lo pronto hemos dejado de oír aquella risa, y total ya saben que estamos aquí, ahora lo sabe todo Jumanji. Corro o me desplazo a zancadas hasta mi gran y única amiga en este juego - ¡¡Frances!! ¡¡Frances!! ¿Cuántas vidas tenía? ¡¡Rápido!! ¿Cuántas? - me empieza a preocupar el tema de las vidas, estaba Lara en un mírame y no me toques como para empezar los demás a perder consistencia.

Hago un esfuerzo lleno de rabia y me acerco a Frances-manhattan  para arrancarle un brazo antes de que la energía del amuleto se extienda por su cuerpo.  No creo que consiga nada ya, Vrajito ha ganado.

Mis ojos  parecen a la vez más vivos y más muertos que antes. La energía de Kimy, su beso, aún recorre mi cuerpo, sanando, regenerando, pero mi ánimo y mi valentía han desaparecido. Solo soy ya un chico de diecisiete acojonado.

​​​​​​ME QUEDO ​​​​​​-digo con voz rasposa desde el charco de barro, casi cubierta por el mismo. VRAJITO ME TIENE,  COMO AL INDIO.  OS MATARÉ SI NO OS VAIS.

Miro a Kimy y sonrío.  Espero la llegada de Frances-Espectro en cualquier momento

Estaré aquí mismo...

Los disparos de KimyJones, cabreado a más no poder, resuenan en la placidez pacífica del pantano, espantado a unos ratones y zarigüellas. Aciertan en el tronco pálido del arbolito donde se encuentra el halcón mirón, y en la rama raquítica donde se posa. Revolotea, agitado, alza el vuelo y toma asiento en otra rama en un árbol feo algo más lejos.

-No…no tiene vidas. No tengo vidas. Es mi cuerpo. Tres mil años de momia. En realidad soy una cabeza no muerta. Pero ella está dentro…- responde la momia a Indiana. - ¡Horreur! ¡Adèle, Adèle!

Frances-Momi se sacude ligeramente. Sigue descomponiéndose.

​​​​​​- ¡¡Rápido, decidme, qué tenéis en el inventario de vuestro personaje? - Nada ocurría porque sí en un juego de 8 bits, acción y reacción iban de la mano en todo sistema de plataformas. 

- ¡Para! No le arranques el brazo - lo había visto en las pelis, si te muerde un zombi es mala idea cortarle el brazo a alguien, aunque bueno si te ataca lo hace sólo con una mano. En ese momento dudé si impedírselo o no. 

Tenía que haber algo que se nos había pasado, un maletín de primeros auxilios, un arsenal, vidas infinitas. En todos los escenarios había "algo" que sirviera de ayuda. 

Busco a ver si encuentro algo pero sin alejarme de la escena de la pantalla. 

En cualquier película te dicen que no se negocia con terroristas, ni se hace lo que piden los malos - y estaba muy claro que para terminar el juego había que rescatar a La princesa, derrotar a Vrajito y volver a casa. 

Frances empieza a deshacerse tras coger el amuleto que ha dejado caer la bruja; si es que a quien se le ocurre coger porquerías del suelo?! Lo que sucede a continuación me deja lívido al ver como Jacob zombi intenta arrancarle el brazo por las bravas, sin anestesia ni nada

Y mientras momi empieza a soltar sus chorradas de siempre... que si no muere, que si solo es una cabeza, que si pim, que si pam... que hartazgo de no muerto metomentodo que no aporta nada, mas que problemas

Kimy nos insta a repasar el inventario pero es evidente que lo mío no sirve de nada... el osito achuchable, que ya ha dado de sí todo lo que podía, y el mini coche que ha hecho otro tanto

Solo falta probar locuras... hay que jugársela una vez mas. En todos los cuentos los besos de amor verdadero resuelven muchos maleficios, y es evidente que la piedra le ha lanzado uno a Frances... trago saliva ante lo que estoy a punto de hacer pero me paro en seco al asaltarme las dudas

¿La amo realmente?¿Tanto como para poder liberarla de aquello? ¿O sólo me gusta? Realmente es atractiva, y guapa pero... es solo físico? Nunca hemos congeniado realmente, siquiera nos entendemos, y el trato por su parte es distante cuando lo hay... si fuera más como Cora, ella si que me entiende, me hace reír, nos compenetramos ... Mis ojos se abren como platos, mas aun de lo que ya lo tiene Bean, al comprender que mis sentimientos por Frances no son los esperados ... ni por Cora. 

¿Pero entonces cómo la salvamos? Pienso mirando alrededor topándome con Jonathan ¡Claro!¡Dom! 

Tomo a Jonathan por los hombros y, fijando mi mirada en la suya, muy cerca, tanto que parece que lo voy a besar, le balbuceo lo mejor que puedo

- ¿La ...amas? ¿Pero de verdad?- pongo los ojos en blanco cuando me mira con cara de no saber de qué hablo - Frances... beso... tu- tartamudeo atribulado por no poder expresarme como es debido con aquel pj atontado que me ha tocado - ¡Sálvala!

Lentamente siento que estoy desapareciendo y no puedo hacer nada, me desespera, haciendo que unas lágrimas se escapen de las mejillas y tengo miedo. Miedo real... - ¡Jacob! ¡Cora! - grito nerviosa, sin saber qué hacer al ver que mi cuerpo está desapareciendo y el resultado es quedar allí para siempre. - Por favor... - digo entre sollozos, queriendo que Adelé se acerque, fui tan idiota, no tenía que haber pillado ese collar. Es la maldición de la bruja, ella ha logrado esto y yo fui una tonta al aceptarlo, a coger aquello sin pensar. Es mi culpa. 

Pero mi hermano quiere sacarme el brazo y vuelvo a gritar. - NOOOOOO... ¡DUELEEEE! JACOB POR FAVOR, AYÚDAME... - grito nerviosa, luchando en medio de mi estado, buscando la forma y ni siquiera escucho a Teo, ni sé lo que está haciendo con Dom, no tengo idea. No quiero morir, no quiero. 

Iba en cabeza, centrado en la brújula y en nada más que seguir el camino hasta el que podía ser el destino. Y de repente, escuché las voces de mis compañeros a mi espalda. Al girarme, sentí como el corazón me daba un vuelco al ver al ser azul en el suelo. Después de tantos cambios de cuerpo y personajes, uno ya tenía dudas de con quien estaba hablando realmente, pero en aquel momento, en mi cabeza no había dudas, todo estaba claro, era ella, era Frances.

Por primera vez en lo que iba de aventura sentí un miedo abismal como Dom. Por primera vez la personalidad de Jonathan no se interponía. Casi como si mi miedo superara a cualquiera que pudiera tener Jonathan. Me quedé paralizado unos instantes, viendo como los compañeros trataban de ayudar. Iba notando como poco a poco los ojos empezaban a empañarse, sintiendo como las lágrimas se acumulaban hasta que finalmente, no pudiendo aguantar más, caían por mis mejillas, dibujando surcos hasta morir a la altura de la barbilla.

Su última vida. No... no puede ser. Ya nada importaba en aquel momento. Nada de aquel mundo existía ya para mí. Sólo ella y yo... y la posibilidad de que ese ser azul muriera en Jumanji y jamás pudiera volver el rostro de Frances salpicado de cabellos azules.

Mr Bean me agarró de los hombros y con voz entrecortada me habló de la posibilidad de se salvara con un beso. ¿La amo de verdad?, ¿realmente amo a Frances? La pregunta de Teo me hizo pensar durante unos segundos. Lo suficiente como para corroborar que Jonathan había desaparecido de mi interior por el momento, y era realmente yo en aquel instante. Por supuesto que sí.

Lo tenía claro como el agua, y tal vez eso hizo que me sintiera algo más envalentonado. Avancé hacia Frances con paso decidido, me arrodillé a su lado y coloqué las manos a ambos lados de su rostro. En aquel momento, todo el valor desapareció de golpe y volvió el miedo. - Por favor. No me dejes. Quédate conmigo. - mascullé mientras agachaba el rostro, acercándolo al suyo, mientras los ojos se volvían a empañar poco a poco. - Sólo quiero volver a casa contigo. Sólo eso. Quédate conmigo. Por favor.

Estaba claro que besar a Frances en aquel momento era muy distinto a las otras veces que lo había hecho. En aquella ocasión estaba su vida en riesgo y en vez de ser la preciosa joven de la que me enamoré desde el mismo momento que la vi, era un hombre enorme y azul. Pero daba igual. Besaría a todos los hombres de Jumanji por ella. Besaría a cada hombre del mundo real si así consiguiera pasar un día más al lado de la peliazul. Cerré los ojos y recorrí la escasa distancia que me separaba de ella hasta que mis labios se unieron a los suyos.

Sentía como si en el preciso momento en el que separa los labios de los de Frances, ella desaparecería, por lo que me quedé unos instantes en el sitio, alargando el beso, hasta que finalmente me separé unos centímetros de ella. - Te amo. - añadí manteniendo la voz baja, con mi mirada clavada en su rostro mientras mis manos siguen en sus sienes. - Quédate conmigo. Por favor.

Es ese instante donde sientes que todo se puede perder en un pestañeo cuando entre tanto ruego a mis hermanos, es Dom quien aparece y allí es el momento donde descubro que más allá del personaje, está el chico que amaba. Un destello en mis ojos surgió al sentir que estaba a mi lado, diciendo aquellas palabras mientras soy un hombre azul gigante, con cara de tristeza. Mi frente y la suya se juntaron, seguí perpetua a su mirada por una eternidad. - Quiero quedarme contigo, perdón por hacerte a un lado. Te amo Dom. - respondo entre lágrimas, hasta que el beso surge de repente y siento que es el último que daré en mi vida. 

Me aferro como puedo, no tengo más opciones pero dejo en aquel roce de sus labios con los míos todo lo que tengo, todo lo que he callado y todo lo que siento por él. Fue como una revelación, como esa declaración de intenciones que postergada, te inunda el corazón de alguna manera inexplicable. Fueron muchos besos compartidos con él, pero ninguno sería como este. Más allá de lo que se diga, de lo que hicimos dentro de este lugar por desesperación o por no saber, no opaca lo que siento, lo que hay en mi corazón hacia Dom. 

- Te amaré siempre, no me olvides. - termino por decir, triste.