Partida Rol por web

Separé mi rostro del de Frances, no pudiendo evitar que mis lágrimas brotaran y en realidad, no me importaba. Nunca me había costado ser yo mismo con ella en la intimidad y me importaba muy poco que me vieran llorar. En aquel momento solo estábamos ella y yo. Con la sensación de que eso podía no volver a ser igual nunca más.

Sus palabras no hicieron más que dar más peso al terrible pensamiento que me embargaba. No podía ni imaginar una vida sin ella, un mundo sin ella. Mi cabeza se negaba a aceptar tal cosa aunque la triste realidad era que no estaba en mi mano cambiar nada.

- he cometido errores y siempre has estado ahí. No pienses que me has dejado de lado. Solo quédate conmigo. - respondí a sus palabras con voz entrecortada. - siempre te amaré, siempre. Pero quédate, déjame más tiempo juntos para demostrartelo. Por favor. - añadí, incapaz de retirar mi mirada de su rostro, a pesar de que no era el rostro de Frances el que estaba viendo. Cada instante era un regalo y trataba de disfrutar de ello mientras pudiera, aunque rezaba a todo lo que se podía rezar para que Frances siguiera a mi lado.

Vale, bruja - Susurro mientras observo la escena. Quédate con ellos dos y sácanos al resto.

Me siento desesperada al ver lo que le está pasando a Momi-Frances. Y la escena entre ella y Dom dentro de Jonathan es tan bonita que ya no sé ni por qué estoy llorando, pero lo estoy haciendo. No. Esto no puede ser. No puedo simplemente permitir que mi hermana se vaya sin más. 

Miro a Adèle y frunzo el ceño. Le quedan dos vidas. Y si... Miro a Indy. Luego a Lara. Y al final a Bean, donde sé que está Teo. 

—¡Ya está! Tenemos que matar a Adèle —digo al fin—. Se reseteará y volverá a estar como al principio. Con Frances dentro y todos sus objetos del equipo inicial... Entre los que está Momi. Así los dos volverán a su ser. 

¿La verdad? No estoy nada segura de que eso vaya a funcionar. Pero la otra idea que se me ha ocurrido puede ser mucho mucho peor. 

—Tiene sentido, ¿no? —Miro a los tres que no están teniendo el momento tierno, buscando alguna señal de que les parece lógico también, pero cuanto más lo pienso, más me convenzo.—Tenemos que matar a Adèle.

Un beso de amor. Hermoso. Divino. Sublime. De Amor del Verdadero. Hasta Vrajito la cruel en su escondite suelta una lágrima. Que luego atrapa con su legua bífida, la saborea y se relame los labios.

KimyJones y la propia Frances Momi impidieron que Larita zombi arrancase el brazo del Dr. Manhattan. Los gritos de dolor eran insufribles. La escena horripilante encogió todos los corazones adolescentes.

El beso fue largo, intenso, Jonathan Don besó como jamás pensó que lo haría a su amada Frances Peliazul. Todos los miraban a ambos. Aplastados por el terror de perder a una hermana. A una amiga.

Nadie hizo caso a las palabras, la decisión de inmolarse de la zombie que comenzaba a apestar. Estaban centrados y concentrados en ese dulcísimo beso de amor, pasión, entrega.

La surrealista idea de Maxine pilló descolocado a una Adèle-Momi perpleja y tan asustada como los demás mirando a Frances-pitufo desvanecerse. El beso por muy beso amoroso que fuese no tenía efecto aparente. Lo mismo es que no todo se soluciona con un beso. Igual necesita un meneo, pensó Momi. Bueno, no, no es eso. Que son adolescentes muy majos.

Frances palidecía y se esfumaba entre retortijones y sacudidas violentas. Qué mal.

Adèle se llevó las manos a la boca, en actitud de súplica a los cielos negros y plomizos del pantano. – Puede ser una idea. Pero cuando se reseteó el inglés, volvió a ser él y no tú. Y lo mismo te sucedió a ti. O puede que se cree una paradoja temporal, la cabeza de Momi, es decir yo, dentro de Adèle, y a la vez mi cuerpo ese Dr. Mahattan como le llamáis. Y ella dentro. Las implicaciones podrían ser desastrosas, la termodinámica es caprichosa, los átomos tal vez colisionen y nos destruyan a todos. Clase básica en la escuela del Alto Egipto.

Se puso de rodillas. Colocó una mano en el corazón de Frances Pitufina y otra en el suyo propio, en Adèle –Bésala de nuevo. Vamos.-conminó a Jonathan corazón de león- Con la misma pura intensidad energética de antes. Con profundo y eterno amor. Con tu Vida. Frances, ¿me puedes escuchar? Intentaremos la transmutación de las almas.

Adèle Momi inclinó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y comenzó a recitar:

-Oh, Padre Osiris. He abierto los caminos que están en el cielo y en la tierra, porque soy tu bienamado hijo. Soy noble, soy un espíritu, estoy bien pertrechado. ¡Oh, vosotros, todos los dioses y todos los espíritus, preparad un camino para mí!. ¡Yo os conozco, Señores de Verdad y Justicia! Yo os traigo lo Justo y he acabado con el mal. Yo no he hecho daño a los hombres. Yo no he oprimido a mis consanguíneos.

-¡Oh, mi corazón de mi madre! ¡Oh, mi corazón por el cual existo en la tierra! ¡No te levantes contra mí como testigo! ¡No te opongas contra mí entre los Jueces! ¡No estés contra mí delante de los dioses! ¡No seas intransigente contra mí delante del gran dios Señor del Occidente! Yo estoy intacto como mi padre Osiris-Khepri que es la imagen mía, aquel cuyo cuerpo no se descompone. Ven, toma posesión de mi soplo, señor de la respiración, supremo entre su Similar. Hazme estable, fórmame, tú, Señor del sarcófago. Otorga que yo pueda caminar para la eternidad como haces tú cuando estás con tu padre Atum, cuyo cuerpo no se corrompe nunca, aquel que no conoce destrucción.

-¡Devuélveme a mi cuerpo y que mi cuerpo regresa a ella! Bendito dios Osiris, Padre de los Dioses, Señor del Cielo, señor de la Tierra, Señor de Egipto!

Mientras Jonathan besaba y amaba así a la chica de sus días y sus noches, sucedió que de cada uno de los tres emanó su aura gaseosa, etérea, el espíritu vaporoso semejante a humo, volátil, se entremezclaron en derredor a los tres cuerpos y se fundieron con ellos una vez más.

El Dr. Manhattan se desvaneció por completo delante vuestro, en los brazos de Don, quizá con una sonrisa enigmática en los labios a lo Gioconda. Adèle cayó hacia atrás, medio aturdida, pero consciente, de espaldas al barro cenagoso y frío.  Y Jonathan se sintió morir, paralizado su corazón, como si el Pitufo hubiese querido llevárselo consigo. Se derrumbó de bruces en la ciénaga. Se volatizó.

Para aparecer, renacer, una vez más, al lado de Larita zombie.  Mmm…Notó que algo no andaba bien…

Te parece escuchar dentro de tu cabeza un susurro rasposo como las uñas de un muerto arañan el interior del ataúd donde le han enterrado vivo... 

-Dame sus corazones. -Es la única respuesta de Vrajito.

Qué bonito! -simulo limpiarme una lágrima. Ya estamos  tardando en ir a por la princesa.  A ver, estoy a huevo, listo, cocinado, al dente. Una palabra bonita por parte de Vrajito y os arrancaré las tripas para hacerme un pareo.

Pensaba quedarme aquí, en Jumanji, pero no puedo hacerlo después de que otros se sacrificaran por mi. Eso y que Vrajito sabe donde estamos todo el rato...y que no me hacéis ni caso.

Salgo del barro arrastrando a Romeo para evitar que se ponga a llorar por el esfuerzo. Vamos YA!! Si me descontrolo no me cortéis la cabeza ni nada, eh? disparadme a las piernas, que yo también quiero volver vivo a casa. Al desván.

Todo esto del beso me ha dejado tocado. Pero no porque un payo se esté enrollando con mi hermana. 

Si hace falta pensar TANTO en cada nueva amenaza, no sé si prefiero morirme.

Indiana Jones era el experto en culturas antiguas - Los egipcios creían en el libro de los muertos y que renacían... vamos que igual pasaron por Jumanji y también tenían rayitas en los brazos - me encajaba aquello, además Maxine era un tipo listo, ¿era Teo, no? si fuera Cora habría descartado el razonamiento a la primera. Dudé de quién era quién, bueno a una mala aún seguía teniendo balas. Así que apunte a Adele... que en realidad era la momia esa tutanjamón de antes - Tranquilo, esto en un abrir y cerrar de ojos... vuelves a tu cuerpo. A tu cabeza, digo - Saco el arma, como un pistolero del oeste lo haría en pleno duelo, apunto y ...

Entonces vi que el momificado dentro de Adèle iniciaba un parloteo raro. Algo así de un ritual. Me esperé, a ver qué pasaba. Si resultaba que era una tontería, pues Bang a la cabeza.

Por supuesto, aún tuve tiempo de decirle a Dom que aquello no había funcionado - la lengua, mira que os lo tengo dicho... sin lengua no hay beso, por muy romántico ñoño que quieras ser, hay que usar la lengua - le indico a Larazombie como había funcionado - Mírala... cada vez está mejor.

Pero la cosa es que el rollo filosófico de la momia tiene efecto. Qué guay. Pues para algo ha servido el abuelete.

Las palabras de Lara me despejan la mente, sería un auténtico problema que se nos volviera en contra con su destreza, así que, saque el látigo y la até para que no se convirtiera en una amenaza - bien, guíanos. Ya que notas el poder de Vrajito, te será fácil llevarnos hasta ella. 

Jonathan, tú verificas con la brújula que vamos bien... Venga!! 

Hay que rescatar muchas cosas aún. 

Eh, tía. Noto el poder pero no soy una brújula.  Digo en dirección a Kimy. Me dejo atar sin problemas, aunque no tengo muy claro que eso me detuviese si dejara de ser Jacob.  

La bruja es mala, muy mala. No sabe de bromas,ni negocios, ni de nada que no sea matar y torturar.  Es muy chunga -​​​​​​añadió con algo de admiración.

Tiene que haber algo que la mate, que sea su punto débil. Seguro que no será darle besitos.

Meto la mano en mi bolsa por ver si encuentro algo que no me había dado cuenta antes. También miro por si debajo del sombrero o en los bolsillos encuentro algo interesante.

Al final no hace falta matar a nadie. Tanto mejor, así no nos arriesgamos. El plan era bueno y ya había pensado lo que dijo Momi desde dentro de Adèle, pero la clave estaba en que ni Bean ni Maxine eran objetos, sino personajes. Bah, siendo una momia de trescientos millones de años tampoco se le puede pedir más. 

Me alegro muchísimo al ver que mi hermana ya parece estar dentro de Frances otra vez y le doy un achuchón antes de que sigamos el camino. Si hay algo raro en el ritual, ni me entero. Yo estoy feliz porque parece que ha salido bien. 

—No podemos matar a Vrajito —digo, siguiendo las indicaciones de la bruja, de Jacob o de quien esté guiando—. Si la matamos uno tendrá que quedarse en su lugar. Además, el tipo de las lianas no dijo nada de matar a la bruja. Dijo que nuestra misión era rescatar a la princesa Soninké y llevarla con su pueblo. Pero la bruja tiene que seguir viva, eso es así.

Y nos besamos allí de nuevo con pasión mientras la voz de Momi enaltece el momento, hay lengua y todo lo que respecta porque ya con Dom teníamos de alguna manera un camino hecho. No es que era la primera vez, ni tampoco sería la última y así fue, una bonita reconciliación mientras me hago estela y espíritu. Siento la mano de Adelé, el poder de mi momia favorita y como todo fluye de una forma demasiado mágica, especial. 

No sé qué sucede, pero todo comienza a tener sentido, a funcionar y cuando quiero acordar estoy en el cuerpo de mi periodista favorita. - ¡Si! ¡Lo logramos Dom! ¡¿Dom? ¿¿¿¿¿ DOM?????? - Pregunto cuando ya no está cerca mío y lo busco por todas partes, hasta que lo veo al lado de Lara. Intento ir hacia donde se encuentra, pero antes de ello recojo la cabeza de momi con sumo cuidado y cariño. - Gracias mi viejo amigo, eres un sol. - digo mientras lo guardo en la mochila y le doy un descanso. 

Kimy hace cosas, no capto una y mi hermano dice otras, mi interés está en Dom. Así que me dirijo hacia donde se encuentra y hablo. - ¿Estás bien? - después extiendo los brazos para recibir el achuchón de Cora, pero algo sucede, abraza a Adele... ¿Pero no soy Adele? Ahí caigo en la cuenta y de nuevo estoy cambiada, joder. Odio Jumanji. 

Espero que Soninké no sea de los ketekomo ñamñam, si no la volveremos a liar.  

Ok, Cora -​​​​​​-Contesto con una sonrisa de labios azulados y dientes amarillentos que pretende ser cálida y enrollada. 

No matarla, vale.  Pero va a ser difícil evitarla o colarse sin que se entere. Ese pájaro es de ella? Estamos seguros? Qué pasó con el talismán ese del águila? 

Todo lo que deseaba en aquel momento es que Frances no muriera. Sabía que las posibilidades de que hubiera un final feliz eran escasas, aunque trataba de ignorar tal pensamiento, centrándome esclusivamente en ella y en las extrañas palabras que el extraño amigo de Frances, aquel que al principio de la aventura era una cabeza, empezó a hablar de unos dioses o algo parecido.

Parecía que trataba de hacer algo. Cualquier opción, por desesperada que fuera me valía por lo que seguí paso a paso las indicaciones que me daba. Mientras veía como poco a poco el ser azul iba perdiendo fuerza y se iba yendo, todas las esperanzas que habían nacido con las palabras de esos dioses, se desvanecieron. Y en aquel momento, sentí un pinchazo en el pecho. Era como un dolor penetrante similar al que te podía dar cuando se comía demasiado, pero mucho más intenso. El dolor de por sí, aunque doloroso, no era lo peor, ya que fue rápidamente acompañado por la incapacidad de respirar. Todo debió durar unos instantes, pero para mí fue un mundo. Por mucho que lo intentaba, me sentía incapaz de meter aire en los pulmones. Poco a poco, ante la impotencia y la ferviente necesidad de respirar, empecé a ponerme más y más nervioso, luchando contra algo que no podía vencer. Caí al suelo. Un par de segundos del más agónico y agobiante dolor, y finalmente todo se apagó.

El dolor desaparecía y volvía a respirar con más normalidad, aunque seguía con los ojos cerrados, con miedo de lo que me podía esperar a mi alrededor al abrirlos. Sentía que algo no iba bien, o al menos no iba de la misma manera. Tal vez el dolor aún me estuviera afectando un poco. Aunque sin duda, la posibilidad de que abriera los ojos en un mundo sin Frances era lo que más me aterraba.

Pero debía reunir el valor que aún me quedara y comprobar con mis propios ojos si de algún modo, las cosas habían salido bien. Despacio y con cierto miedo ante la incertidumbre, abrí los ojos, reconociendo al momento los rostros que estaban frente a mí. Vale. Jacob y Kimy están. Cora y Teo, también. Y ahí está Jonathan. Un momento...

Me quedé mirando al personaje de Jonathan con incredulidad. ¿Cómo es posible que esté viendo a Jonathan delante de mí?, esto no tiene ningún sentido.

Sin darme cuenta, di un par de pasos hacia él, con mirada de duda en mi rostro. No fueron necesarios más que dos pasos para darme cuenta que me costaba andar. Miré hacia abajo para ver como estaba envuelto en un vestido, el vestido de Adele. Que raro. ¿Qué demonios ha pasado?, espera. Hasta ahora he visto cambios de personaje. Tal vez eso es lo que hizo la momia metida en el cuerpo de Adele. Tal vez nos transformara para salvar la vida a Frances.

Al escuchar los gritos de Jonathan, corroboré lo que pensaba. Era ella, tenía que ser ella. Visiblemente emocionado, me dirigí hacia ella cuando de repente, la fotógrafa me abrazó.

Me pilló por sorpresa, y en cuanto aflojó un poco, volví a iniciar el camino que me separaba de Frances. - ¿Eres tú, verdad, Frances? - pregunté mirando hacia Jonathan. Lo cierto era que lo tenía claro, pero existía la posibilidad de que el resto no se hubieran dado cuenta del cambio. Aunque lo cierto era que poco importaba quien fuera. Lo que importaba era que estaba viva.

Al llegar a su altura, me frené, mirándola, tratando de mantener a raya todas mis ganas de abrazarla... o abrazarle. Lo cierto era que no sabía muy bien como actuar ante todo aquello.

Tras unos instantes, y escuchando de fondo las conversaciones de el resto de compañeros, decidí dar el paso. Era inútil alargar un momento así, y de seguro que el resto querrían iniciar la marcha de nuevo lo antes posible.

- Todo ha salido bien. De una manera algo extraña, pero aquí estás. - dije mientras recortaba distancias con pasos cortos. - Supongo que se me hace algo raro verte en el cuerpo de Jonathan. Justo ahora que creía empezar a controlarlo. - continué, intercalando mis palabras con risas nerviosas. - Pero al final, me di cuenta de lo que importaba. Jonathan sólo se mueve por mujeres y tesoros. Y no importan nada el resto de las mujeres cuando he encontrado el mayor de los tesoros. Tú, Frances. Tú eres para mí el tesoro que toda persona busca a lo largo de su vida. - añadí, para justo después besar de nuevo sus labios, sintiendo en aquel momento otra cosa extraña. Vaya... que raro se me hace tener que ponerme de puntillas para dar un beso a Frances. Dejando de lado el que había besado a dos hombres diferentes en cuestión de unos minutos, lo importante no era eso. En cuanto el beso terminó, me alejé ligeramente mientras mi mirada se centró en la suya. - Lo que dije antes, iba en serio. - susurré aprovechando la cercanía con Frances, para a continuación mirar al grupo. - Terminemos aquí cuanto antes y volvamos a casa.

—El talismán del águila lo usamos para descifrar el pergamino. Sólo se podía leer a través del circulito que tenía. —Se me van los ojos hacia el cielo en busca del halcón que ha mencionado—. El halcón, los indios dijeron que no siempre podríamos escapar, que su mirada nos atraparía. A Red Sonja tampoco le gustaba un pelo el halcón, dijo que era chungo. 

No encuentras ninguna cosa extraordinaria, ni siquiera conejos o palomas debajo de la chistera. Lo que tienes de origen más el kit de maquillaje, digo de tatuajes, que te regalaron los Ñan Ñan.