Partida Rol por web

La voz es la de un anciano, la misma que ya has escuchado antes, y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos te traicionarán, no son dignos de tu confianza, ya has visto como se matan entre sí por simples disputas… mátalos, son hombres inferiores y en cuanto caiga el troll te robarán la gloria que te corresponde…. abandónalos, no deberías estar con ellos sino con tu gente… mátalos…

La voz es la de un anciano y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos te traicionarán en cuanto tengan la oportunidad… mátalos, en cuanto la criatura muera te robarán la fama y la gloria que te corresponde como cazador… mátalos…

La voz es la de un anciano y te habla en un tono dulce, melodioso y engatusador pero aun así te insta a cometer actos crueles y a asesinar a los demás.

-Mátalos, ellos te traicionarán en cuanto tengan la oportunidad… mátalos, ya los has visto, nunca te considerarán una igual, piensan que por ser mujer eres débil y debes mantenerte callada, en cuanto la criatura muera te menospreciarán y negarán cualquier participación tuya… mátalos…

Sin embargo, parece que no sois los únicos que oís la voz ya que el troll aparta el rostro de su banquete y con su hocico teñido de sangre comienza a mirar hacia arriba con sus diminutos ojos azules que en la penumbra reflejan unos tonos rojizos. Luego de un breve instante olisqueando el aire, la criatura se detiene e inclina la cabeza hacia un costado como si estuviera escuchando la voz que hay en el viento.

Sorprendidos por la apariencia de la criatura y también por su extraño comportamiento, os preparáis para la batalla junto con los dunlendinos pero antes de que podáis desenfundar las armas escucháis a vuestras espaldas una risa desdeñosa que os es bastante familiar…

-¡Bien hecho, compañeros! -os dice simpáticamente Ulfur, quien se encuentra acompañado por sus hombres- Habéis rastreado a las bestias dunlendinas hacia su guarida ¡y apenas un paso por delante de mí! Debéis estar muy orgullosos por haber derrotado a Ulfúr en esta cacería… -agrega con una sonrisa aunque rápidamente esta cambia a un gesto serio- Pero ahora os debo pedir que os unáis a nosotros ¡y que juntos acabemos con estos sucios salvajes y con su maldita bestia! ¡Venganza por los Eorlingas!

Rápidamente el antiguo bardo y sus compañeros desenfundan sus espadas y luego Ulfúr escupe hacia Imhar con un siseo. Está más que claro que tiene la intención de masacrar a los dunlendinos junto con el troll, el cual os mira sin moverse de su lugar al mismo tiempo que sigue escuchando la voz del Grimgelad. El viento aúlla con más fuerza como si disfrutara de la cada vez más cercana masacre…

Avanzamos penosamente con los nervios crispados debido a lo desolado del lugar en el que nos encontramos, vamos en silencio intentando captar a nuestro enemigo cuando el viento empieza a soplar de nuevo y otra vez resuenan en mi cabeza las palabras de maldad de ese ser desconocido y malvado.
Me detengo y me vuelvo hacia mis compañeros y en un susurro les digo. -Ahí está otra vez esa maldita voz traida por el viento, su mensaje es oscuro y perverso ¿la estais escuchando vosotros también?

En ese momento vemos moverse algo enorme a lo lejos, nos hemos topado con el trol y es terrorifico, esto hace que me olvide momentaneamente de la voz y prepare mi lanza para el combate.

Pero antes de que podamos actuar aparece de la nada Ulfur y parece que su intención es masacrar a los dunlendinos junto con la bestia, parece que las cosas no pueden ir peor asi que me interpongo entre ellos y me dirijo al lider del nuevo grupo intentando que mi voz suene convincente pero sin elevar la voz para que el trol no me escuche. -Deteneros, en este momento hay que dejar las viejas disputas a un lado para unir fuerzas contra ese ser que es un enemigo de la vida misma.

Mientras caminamos y conforme el rastro de la bestia se hace más fuerte, escucho los susurros del viento que comenta Barald, esos susurros llenos de maldad y de odio, mi corazón comienza a acelerarse con latidas cada vez más fuertes, pero después de un fuerte suspiro las voces se callan y no las escucho más, justo después de esto tenemos a la bestia enfrente con un extraño comportamiento parece verse influenciada por los susurros del viento, alguien la estará controlando? Pensé para mis adentros cuando de pronto escucho una voz familiar justo detrás de nosotros; Cuando me giro para ver quién nos ha seguido logro ver a Ulfur, quien nos propone una atrocidad, unirnos para terminar a la bestia  y los dunlendinos, debó detenerlo no podemos dejar que masacren así a nuestros nuevos aliados, además si queremos detener a la bestia debemos actuar todos juntos por lo que me dirijo a Ulfur, tratando de hablar claro pero cuidando de no llamar la atención del troll.

-Ulfur estos hombres son inocentes y están bajo nuestra protección, ayúdanos a eliminar la verdadera amenaza que es la bestia, es nuestra oportunidad y contigo seguro lo lograremos.

Esta vez si que oigo la voz maldita, sugerente y viperina. Pero sus palabras resuenan vacias en mi mente, si el viejo queria hechizarme va a necesitar algo mas que un punado de palabras huecas...

La bestia que finalmente es un corpulento Troll se halla comiendo hasta que se para como a oir algo en el viento... Seguramente el viejo lo domina o lo controla... En cualquier caso cuando nos disponiamos a batallar la voz de Ulfur irrumpe a nuestras espaldas. El muy ceporro quiere enfrentarse a los dunlendinos, al Troll y al viejo... semejante estupidez solo hara que llevarlo a la tumba.

Elevo la voz y digo: Ulfur, o bien nos ayudas a matar al Troll o te vas por donde has venido. Los dunlendinos estan aqui para cazar a la bestia que tambien ha ido asolando sus tierras. No hay sitio para los viejos rencores, unete o marchate.

-Jeje, la escuché, Barald viento de lanza. Pero no te preocupes, sólo es una voz que no sabe que palabras elegir para engañar, como si me interesara la gloria y la fama. Estoy seguro que esa voz le pertenece a algún miedoso brujo que sólo se sabe ese truco, jaja- le respondo quitándole importancia a la voz extraña que se hace oír. Luego nos centraríamos en ella, por lo pronto, la amenaza del troll y la aparición de Ulfur son prioridad. Con mis compañeros ya dandole opciones al viejo bardo, no me queda más que vigilar al troll y no lo pierdo de vista. Con Ulfur y sus compañeros se podría hablar para evitar rencillas, con el troll no.

Al llegar al espacio abierto vemos por fin al causante de todos los males, un troll que está devorando su última presa. La voz vuelve a sonar en mis oídos y noto como el corazón empieza a latir a mayor ritmo. Para mi sorpresa observo cómo el troll parece estar atendiendo a las palabras del anciano.

Asiento a la pregunta de Barald y le dedico una mirada cómplice, al preguntar por la voz. En ese momento, coloco a Arofot al lado del corcel de Aldor. Justo cuando estamos preparándonos para el combate con la criatura aparece Ulfúr, amenazando a los dunlendinos y tratándonos con desprecio al resto. A medida que va hablando noto calor por mi cuerpo y una sensación de rabia y asco hacia el rohirrim.

Me coloco en dirección a Ulfúr y los suyos, cuando empuñan sus armas hago lo propio con mi espada y escudo.- Ulfúr, sabes que en este trabajo estamos al servicio del Rey. Y nuestra misión es acabar únicamente con el troll. ¡Si haces lo contrario, responderás ante el magistrado! – tras hablar flexiono un poco las piernas, aprieto con fuerza la empuñadura de mi arma y me preparo por si hay un ataque ataque.

Me coloco junto a Eothred. Con la espada en las manos, las dudas son menos.

- Eothred tiene toda la razón, Ulfúr. Si quieres enemistarte con los dunledinos después de haberles dado nuestra palabra de amistad, entonces tendrás más enemigos de los que podrás hacerte cargo. ¡Atento ahora! Debemos enfrentarnos a ese troll de las nieves. ¿Lo harás junto a nosotros y nuestros aliados o te quedarás al margen? ¡Elige pronto!

Tras escuchar vuestras palabras, Ulfúr no da signos de dar el brazo a torcer aunque notáis que parece dudar, puede que porque no desea enfrentarse a vosotros o simplemente porque ahora se encuentra en inferioridad numérica. Aún así, nunca lograréis saber cual iba a ser su decisión…

De repente, el viento deja de soplar y acto seguido comenzáis a escuchar un ruido de pasos cada vez más cercano que, al giraros, descubrís que le pertenecen ni más ni menos que al troll. Sin previo aviso y con una sorprendente rapidez, la criatura carga contra vosotros apenas dándoos tiempo suficiente para esquivar su embestida y no terminar siendo aplastados bajo sus pies. Sin embargo, el objetivo no es ni los dunlendinos ni ninguno de vosotros sino que es el propio Ulfúr, al cual la criatura sujeta fuertemente con sus garras y le da muerte hundiendo sus filosos dientes entre el cuello y los hombros, lo que hace que la sangre comience a manar a borbotones y que la clavícula se quiebre con un perturbador chasquido. Sin daros tiempo a recuperaros y mucho menos a armar un contraataque, el troll se da la vuelta y con su presa firmemente sujeta se marcha a la carrera hacia el extremo más alejado de la hondonada, donde desaparece tras internarse en una oscura cueva que hasta el momento no os habíais percatado de su existencia.

Sumamente afectados por la muerte de su líder, los hombres de Ulfúr bajan las armas aunque no por decisión propia sino porque parece que sus fuerzas y sus ganas de luchan les han abandonado completamente. Tras miraros tanto a vosotros como a los dunlendinos con los ojos llenos de terror, los jinetes se dan media vuelta y se marchan a toda prisa tirando de las riendas de sus también asustados caballos.

Luego de poneros de pie y de encargaros de calmar a vuestras monturas, sobretodo a la de Barald ya que si no fuera por la firmeza con la que el béornida sujetaba las riendas ahora mismo estaría huyendo hacia Edoras, os reunís con los dunlendinos para trazar un plan de ataque. Claramente vuestros aliados también se encuentran afectados por la terrorífica muestra de ferocidad del troll y mientras que los cazadores más jóvenes parecen como si estuvieran paralizados por el miedo, los más veteranos incluyendo a Imhar se muestran sumamente inquietos.

Ver cómo Ulfúr duda me sorprende, ya que parece un tipo duro de sesera. De pronto se escuchan unos pasos ligeros tras nuestra posición y con suerte me aparto dando un paso lateral, aprovechando que estaba con la guardia alta.

Observar el objetivo que la bestia escoge me sorprende aún más, pero presenciar la macabra escena; eso ya es otra cosa. El tiempo parece suceder muy lento, mientras casi puedo sentir el dolor y sufrimiento del pobre Ulfúr. “Crack”, un sonido sordo y seco al partirse la clavícula es lo que parece devolver la velocidad adecuada al tiempo.

Inmóvil, contemplo como el troll se desplaza hacia la cueva, como un depredador llevando a su presa a la guarida para devorarla. -¡Venganza! ¡Morirás aquí mismo, sucia escoria!- Espeto a la bestia, mientras hago un pequeño esfuerzo por contener a mis vidriosos ojos.

-¡Ve tras él, vamos ve, ve vamos!- Me digo una y otra vez mientras noto como mi cuerpo no se mueve un centímetro de su posición. Sin duda necesitaré del apoyo del resto para sacar fuerzas de flaqueza y seguir adelante.

Que locura, cuando estamos intentando calmar a Ulfur y antes de que podamos planear un plan de ataque, oimos un ruido, la gran bestia se pone en movimiento dirigiendose a nosotros, es rápida, muy rápida para su tamaño. Llega como un vendabal cogiendo a Ulfur como si fuese un muñeco de trapo, lo destroza ante nuestros ojos y con la misma celeridad con la que llegó se va, no dandono tiempo ni a contracar.

Nos quedamos todos pasmados por los que acaban de presenciar nuestros ojos, los compañeros del muerto no pueden soportar la congoja y se van de este lugar maldito, dejandonos solos con los dunlendinos.

Les hablo a mis compañeros-Este es el momento de los valientes, que lo que acabamos de presenciar no amedrente nuestros corazones y termine con nuestro valor. Tenemos que decidir que hacer rapidamente y ser nosotros los que llevemos la iniciativa esta vez. Respiro profundamente mientras todavía veo las manchas de sangre desparramadas por el suelo. -A mi solo se me ocurrens dos opciones, o lo hacemos salir o entramos nosotros. Tal vez si la cueva no es muy profunda podríamos hacer un fuego a la entrada y que el humo obligue a salir a la bestia pues hasta los troles tienen que respirar.

El viento soplaba fuerte y aquella voz malvada resonaba aún con más claridad, intentaría resistir sus órdenes pero quién sabe cuánto tiempo podría aguantar...

Aún estando absorto en mi conflicto interno y sin haber hecho mucho caso a lo sucedido anteriormente unas fuertes y cada vez más rápidas pisadas me sacan de mi obstracismo, la criatura ha decidido mover ficha antes que nadie y solo puedo lanzarme a un lado para no ser aplastado tras aquella brutal embestida, una suerte que no fuéramos su objetivo real...

Y no, no lo fuimos, pero Ulfur no pudo decir lo mismo, al menos tuvo una muerte más o menos rápida...el monstruo salió corriendo hacia lo que parecía su cueva, ahora quizás tendriamos la oportunidad de poder arrinconarlo y acabar con el, ya hemos visto de lo que es capaz en terreno abierto

Me giro hacia mis compañeros y veo como los hombres de Ulfur abandonan toda esperanza atemorizados y decaídos por la muerte de su líder, me dirijo a ellos con una voz fuerte y contundente

-No dejéis que la pena os ensombrezca el corazón, ha llegado la hora de empuñar el acero y terminar lo que hemos venido a hacer, yo ya estoy harto de voces en el viento y criaturas que matan sin impunidad...coraje amigos! Acabemos con el monstruo!!!

Continuo sin poder creer lo que Ulfur planea, cuando de pronto veo como arremete hacia nuestra posición el Troll pero se pasa de largo para atacar a Ulfur, debo hacer algo, debo protegerlo pero mi cuerpo no reacciona apenas puedo sentir que lo único que puedo mover es mi dedo índice, de pronto me veo a mi misma en la posición de Ulfur siento como el Troll me ha tomado y muerde generando numerosas hemorragias, siento como truena mi caja torácica al mismo tiempo que mi vida abandona este mundo, vuelvo a reaccionar y veo como estoy parada ante la atroz escena, quiero gritar y atacar a la bestia pero mi cuerpo aún está paralizado. es este nuestro fin, podremos parar a esta bestia.