Partida Rol por web

La muerte de Ulfur no solo ha sido terrible y violenta; ha sido además completamente inesperada. Y que se vayan los rohirrim es para mí un golpe más amargo aún. Apenas he podido coger aliento y recuperarme cuando observo, descorazonado, que mis compañeros están igual o peor que yo; los dunledinos tiemblan. Yo mismo estoy aterrorizado, pero no puedo dejar que eso me venza. Así que alzo mi espada y levanto mi voz, intentando animarles a ellos y animarme a mí también.

- ¡Eso es, Harot Cabellos de Fuego! ¡Compañeros! ¡Esto no es una derrota! ¡No, si aún vivimos y podemos luchar!- Señalo a Ulfur.- Ese de ahí era un rohirrim orgulloso y fuerte, y su vida no será sacrificada en balde. ¡Hombres del Oeste! ¡Alzad las armas! ¡Levantad la voz! ¡Que esa bestia sepa quiénes van a por él!

Tras escuchar lo que decís, sobre todo las palabras inspiradoras de Galadan, Imhar os habla luego de echarle un vistazo a los alrededores.

-La cueva no me parece muy profunda pero si entramos en ella no solo estaríamos combatiendo al troll en la oscuridad, que es donde tiene ventaja, sino que al ser un espacio reducido nos estorbaríamos unos a otros -explica el cazador- En cambio, lo de hacer humo parece una buena idea aunque lo de la fogata es algo excesivo, más que nada porque nos llevará tiempo armarla, mantenerla y hacer que el humo penetre en la cueva. Si nos lo dejáis a nosotros, con nuestras antorchas, un poco de resina de los pinos que hemos pasado antes y un puñado de hierba y ramas verdes podremos hacer el suficiente humo como para que esa bestia salga de su agujero -comenta el dunlendino- Mientras tanto, vosotros iros preparando, este lugar no será como vuestras llanuras pero es lo suficientemente amplio como para que podáis usar vuestros caballos en una única carga.

-Lo mejor que podemos hacer es sacarlo de allí, ahí entro entre las sombras, él tiene la ventaja. Usemos el fuego- digo un tanto desconfiado de entrar en la cueva y ser presa del monstruo.

El troll súbitamente y sin previo aviso salta sobre Ulfur acabando con él en un suspiro. Ni siquiera un carbón retorcido como él se merece un final así… no obstante el Troll sin darnos tiempo a reaccionar se interna en la cueva, llevándose el macabro trofeo  consigo.

Imhar propone  usar humo para sacar a la bestia de la madriguera y me parece sensato, así que me dirijo a mi caballo, y sujetando firmemente mi hacha me preparo para realizar una carga en cuanto que la criatura salga de su escondite.

Mientras esperamos, con la mano izquierda, acaricio suavemente el pelaje de mi caballo, al tiempo que le hablo sosegadamente y con dulzura para mantenerlo lo más tranquilo posible.

La imagen del troll arremetiendo contra Ulfúr y arrastrándolo a la cueva aún perdura fresca en mi memoria. Únicamente pienso en entrar tan rápido como sea posible tras la criatura y acabar con ella. – Está huyendo, es nuestro momento. Debemos vengar a Ulfúr. Quizá haya otra salida en la cueva y se nos escape el monstruo, pudiendo atacar más granjas…- Las palabras de mis compañeros me sacan de mis pensamientos. Voy notando una sensación reconfortante a medida que cada uno interviene, pero cuando lo hace Galadan noto cómo se aviva el fuego en mi interior.- ¡Por Rohan!- Bramo, al tiempo que Galadan nos alienta al combate.

-No está huyendo, nos está provocando para qué entremos tras él y así poder acabar con nosotros en la oscuridad.- Pienso tras escuchar las sabias palabras de Imhar.

Sentimientos encontrados, ideas y planteamientos que se contradicen se han dado cita en mi cabeza en un espacio muy corto de tiempo. Esta situación supera, definitivamente, a cualquiera que haya vivido anteriormente. Me mantengo en silencio pensando en lo necio que he sido por querer ir tras la criatura. Asiento cuando Dengal reafirma el plan de Imhar, e imito a Aldor. Me acerco a Arofot, me subo a su lomo y, escudo en una mano y espada en la otra, espero a que se desarrolle el plan trazado.

Al final vamos a intentar sacar a la bestia de la cueva, los dulendinos empiezan a preparar una hoguera en su entrada mientras mis compañeros empiezan a preparar sus monturas para realizar una carga cuando el trol salga fuera.
Miro hacia mi montura y con gran pesar desecho la idea de combatir en su grupa, está claro que ese jaco no está preparado para la guerra.
Cojo mi caballo y lo aparto lejos de la cueva, luego busco un lugar desde donde pueda intentar atacar a la bestia por la espalda y a la vez no interponerme en la linea de ataque de los jinetes.

Monto en mi caballo, y me coloco junto a Harot y a Eothred. En cualquier momento, el troll saldrá y tendremos que enfrentarlo.

- ¡Compañeros! ¡Preparáos!

Habiendo acordado un plan, vosotros os quedáis en la hondonada vigilando la cueva mientras que los dunlendinos, a los cuales Imhar debe darle uno o dos gritos para que reaccionen, se marchan en busca de los materiales necesarios para sacar al troll de su cubil. Tras un breve pero tenso tiempo de espera en el que lo único que escucháis es a la criatura quebrando huesos con sus afilados dientes, vuestros aliados finalmente regresan portando un par de bolsas de cuero llenas de ramas verdes, hierba recién cortada y agujas y savia de pino. Sin perder ni un solo instante, los dunlendinos encienden algunas de las antorchas que llevan y las utilizan para prender fuego las bolsas antes de arrojarlas dentro de la cueva, luego de también lanzar las antorchas los hombres de Imhar salen corriendo a toda prisa hacia donde os encontráis y preparan sus arcos.

Poco a poco, comenzáis a notar como del interior de la cueva surge cada vez más humo hasta que finalmente el troll hace acto de presencia saliendo a toda prisa de su guarida. Viendo como la criatura se detiene en medio de la hondonada y sacude su cabeza a causa del humo respirado, os dais cuenta de que este es el momento de atacar ¡Por Rohan!

El paso del tiempo es lento y se respira tensión, mientras los dunlendinos hacen su parte del trabajo. El sonido de huesos quebrándose, no ayuda a relajar los ánimos. Contengo la respiración cuando prenden las bolsas y las lanzan al interior de la cueva. Un par de segundos de espera y el troll hace acto de presencia.

Más allá de lanzarse al ataque parece que necesita unos segundos para sacudirse el humo de encima. Casi sin pensar sujeto firmemente mi arco, coloco una flecha, tenso la cuerda y suelto. Apenas ha salido el proyectil cuando vuelvo a empuñar el acero de mi espada y sujeto con fuerza el escudo. -¡Hia!!Hia!- Azuzo a Arofot, al tiempo que clavo mis talones en su lomo con la intención de que galope lo más rápido posible y así cargar contra el troll.

El humo va llenando progresivamente la cueva, estamos todos espectantes hasta que empezamos a escuchar ruido en el interior. Aferro con firmeza mi gran lanza y veo aparecer a la bestia cuando mis compañeros se preparan para cargar a caballo, yo voy buscando un lugar para atacar al trol sin molestar a los jinetes.

Justo después de escuchar a los hombres discutir sobre un plan y ver que el humo saco a la bestia de su cubil, preparo mi arco y flecha para recibirlo con un buen ataque, aunque el humo y los movimientos erráticos de Troll me hicieron fallar el tiro, me preparo para embestir a la bestia usando mi espada aprovechando que esta se sacude de un lado a otro producto del humo que ha respirado y trata de sacudirse, tomo mi espada y arremeto contra ella.

-Es nuestra oportunidad, a por ella! Por ROHAN!!!!

Subo sobre Vilfar y me preparo para la embestida contra el monstruo confiando que los dunlendinos lo hará salir de su refugio, será la primera batalla junto a mis nuevos compañeros, lo que determinará cuanta confianza existe entre nosotros y cuanto valor como guerreros de La Marca podemos tener. La flecha no logra llegar a destino pero nomimporta, soy mejor con mi espada y escudo, así que siguiendo el grito de guerra de mis compañeros cargo contra el troll.

Los Dunlendinos azuzados por su líder comienzas a recoger restos vegetales para iniciar las hogueras. El proceso apenas les lleva unos instantes, y rápidamente un humo espeso y negro sale de cueva. A los pocos minutos, tal como esperábamos el Troll sale de su guarida.

Tomando mi lanza con decisión se la lanzo para seguidamente cargar contra la bestia. – Por Rohan! Muerte a la bestia!